Cuando leí sobre esta actividad al principio me pareció un poco difícil porque no tengo muy buena memoria para los recuerdos de mi infancia, así que le pegunte a mi hermana menor sobre algún recuerdo compartido que tuviéramos de cuando estábamos chicas y éste fue el que me dijo:
Pasó cuando yo tenia unos cuatro años. Mi casa esta a la mitad de un cerro y hacia abajo, en aquel entonces, había una especie de desfiladero lleno de piedras y plantas espinosas; la casa no tenía ninguna cerca alrededor y el terreno estaba retenido por una barda. Un día soleado yo estaba adentro corriendo por todos lados y , en eso, vi que entró un gato amarillo con rayas que en ese entonces tenía mi familia. Quise atraparlo para cargarlo y jugar con él, pero salió de la casa hacia el patio. Entonces pensé: «hey no, yo quiero agarrarlo» y salí a perseguirlo. Para eso, mi hermana, que en ese entonces tenía tres años, estaba sentada en la barda vestida con un vestido blanco, dando la espalda al desfiladero. Yo pase corriendo al lado de ella y en eso, no sé cómo, me acerqué de más hacia ella y, sin querer, la empujé. Ella ni siquiera pudo sostenerse y se fue por el cerro. Mi mamá, que vio toda la escena, se puso muy histérica y saltó para rescatarla. Uno de mis hermanos mayores salió y también fue a ayudar, mientras yo veía desde arriba a mi hermana que terminó llorando y toda llena de tierra. De milagro solo fue el susto. Ahora ella insiste que la empujé a propósito, pero yo estoy segura que solo fue un accidente.
Para ser honesta, este ejercicio me fue muy difícil. Mi memoria es peor que pésima y en definitiva, por alguna extraña razón, mi infancia la tengo borrada. Sin embargo, haciendo un esfuerzo sobrenatural y casi chamuscando mis fusibles, logré recordar una divertida ocasión.
Era una tarde de verano de 1998 (¡Wow! Se oye hace mucho xD ) yo tenía 5 años de edad y recuerdo que el calor se sentía insoportable, había llegado la hora de la comida, y como es costumbre en las familias mexicanas, era hora de Coca-Cola también, por lo cual nos mandaron a la tienda a mi hermana mayor y a mí, cuya respectiva edad era de 8 años y la de mi hermana menor era de un año. Debido al incesante calor, mi hermana y yo corrimos lo más rápido que pudimos para llegar a la tienda y volver a casa, acto seguido ya se imaginarán lo que pasó…al llegar a nuestra humilde morada, en ese entonces comíamos en una barra y era un espacio reducido; estaba mamá, papá, mis dos hermanas y yo; todos sentados y listos para comer con una bomba a punto de explotar. Al momento en que mi mamá quiso abrir la Coca-Cola no se percató que la soda venía un tanto agitada, por lo que muy confiada abrió completamente la botella y ¡PSSS! ¡FUENTE DE COCA-COLAA! Mi padre inmediatamente tomó a mi pequeña hermana y salió huyendo, mientras mi hermana mayor y yo nos ocultamos detrás de la barra, desafortunadamente mi madre no corrió con la misma suerte y terminó bañada en jarabito espumoso. Lo más divertido de eso fue que en lugar de que gritara y se enojara, todos terminamos riendo del acontecimiento. Fue una tarde muy especial, pues pocas veces comíamos todos juntos en familia…que bellos tiempos aquellos.
Me parece muy interesante todos los recuerdos que mencionaron mis compañeros, algunos graciosos otros no tanto pero al final de cuentas son experiencias que por alguna razón nos quedan muy presente en nuestra memoria volviéndose recuerdos, ya sean recuerdos muy descriptivos o no tanto pero al final de cuentas tiene cierto valor especial para nosotros bueno o malo que hace que los recordemos, al escuchar todas las experiencias de mis demás compañeros empece a recordar muchas cosas, algunas antes y otras después de contar mi recuerdo, el suceso que yo elegí se retoma hace 16 o 15 años, en ese entonces mi mama y yo vivíamos en casa de mi abuelita y mi abueito, ellos tenia dos terrenos uno donde vivíamos && otro que se dividía en dos casa una que rentaban y otra donde vivía mi tía la mas grande con mis primos, en la casa de mi abuela eramos 6, mi abuelita, mi abuelito, mi mama, mi tía la mas chica, mi tío el mas chico y yo. De lunes a viernes mi mama y mi abuelo se iban a trabajar y mi abuela nos cuidaba a mis tíos y a mi, un día ella salio a un mandado y nos quedamos solos en casa dos primos míos uno de mi edad y uno un año mas grande que yo y mi tía era 2 años mas grande que yo, estábamos aburridos así que decidimos jugar a las escondidas, yo no sabia como jugar así que mi tía me explico, me dijo que una persona tenia que contar hasta cierto numero mientras las demás se escondían y que solo podían salir hasta que las encontraran. Yo muy contenta por jugar el juego por primera vez decidí esconderme en uno de los cajones abajo del lavabo donde mi abuela lavaba los platos, en ese espacio se guardaban los garafones de agua y algunas botellas, yo no podía ver nada por que estaba muy oscuro y muy comprimido el espacio, solo podía escuchar los pasos que pasaban de un lado a otro y que poco a poco encontraban a alguien, yo estaba muy feliz por que había elegido un buen escondite por que aun no me encontraban y así paso el tiempo una hora tras otra y yo seguía escondida sin salir por que recordaba que mi tía me había dicho que no podíamos salir hasta que nos encontraran. Paso mas tiempo y nada que me encontraban en eso se escuchaban ruidos en la cocina pensé que era mi abuela cocinando ya que ella siempre se encargo de los quia seres domésticos, en un momento ella abre las puertas de aquel lugar para sacar un garrafon y dárselo a mi abuelo para que fuera por agua y se da cuenta de que yo estaba hay, ella me saco y me pregunto que por que estaba escondida hay y yo le explique que estaba jugando a las escondidas y que no podía salir hasta que me encontraran, y entonces me dijo que mis primos y mi tía ya tenias aproximadamente dos horas que habían dejado de jugar para ese entonces ya eran las cuatro o cinco de la tarde y nosotros empezamos a jugar como a medio día mas o menos, desde ese entonces no me gusta estar en lugares pequeños, encerrados y obscuros.
El recuerdo de mi niñez del que me acuerdo con lujo de detalles es de cuando tenía 6 años y era un 4 de julio, en el cumpleaños de uno de mis primos, era un día caluroso y estábamos reunidos mis 4 primos y yo esperando a que el cumpleañero llegara.
Estábamos en casa de mi abuelita, cuando mi primo llego en con mi tío en si tráiler, cuando bajo del tráiler el traía una caja que a simple vista parecía muy pesada pero al parecer no lo era, entonces mi primo la dejo en el patio y nos dijo que no la abriéramos, cosa que no escuchamos y lo hicimos; la caja estaba llena de globos, porque mi a mi tío le toco transportar globos y a mi primo le regalaron una caja por ser su cumpleaños, cuando éste nos vio, nos dijo que habíamos arruinado la sorpresa y nosotros sorprendidos preguntábamos ¿Cuál sorpresa?, pues era una guerra de globos.
Sin decirnos 2 veces comenzamos a llenar los globos con agua, cosa que nos toma horas ya que no podíamos poner los globos en las mangueras porque eran muy pequeños y mucho menos controlar el flujo del agua y cuando estaban llenos no los podíamos quitar de la boquilla de la manguera o llave del agua ni mucho menos hacerles el nudo porque no sabíamos.
Cuando finalmente logramos llenar todos los globos comenzamos a repartirlos en partes iguales y los depositamos en una cubeta para tener nuestras municiones a salvo de los demás. Mi tío movió los trailers de su terreno para que pudiéramos jugar a gusto y sin peligros.
Comenzamos a acomodar el terreno de juego, unos tambos y unas tablas eran las barreras perfectas, las llantas de los troques también eran de gran ayuda; Finalmente la guerra comenzó pero la emoción nos duró muy poco porque se nos acabaron los globos rapidísimo, entonces cuando quedada el ultimo globo, mi prima Mayra de los aventó a mi prima Gaby, ésta enojada tomo una bola de lodo y arena y con toda su fuerza de le aventó a mi prima Mayra, ésta comenzó a llorar y yo en forma de venganza le lancé también una bola de lodo, pero le di a mi primo Omar, cuando menos lo imaginamos estábamos nuevamente en guerra, esta vez con lodo y era de todos contra todos, aquí no existían los equipos.
Recuerdo que los golpes eran dolorosos y la arena se nos metía en los ojos y en la ropa, de repente una de mis tías empieza a gritar histérica por lo que habíamos hecho, en eso llega mi papa para llamarme la atención, cuando una pequeña bola de lodo cae en su bota, el no grito ni dijo nada, solo nos dio una mirada que nos causó escalofríos, llenos de miedo íbamos como borreguitos detrás de mí papa y en fila nos formamos esperando el regaño.
Nos dijeron que nos laváramos con la manguera y nuevamente hicimos un desastre, lodo por todas partes, apagamos el asador y mojamos todas las mesas y sillas del patio. Nuevamente nos regañaron y ya limpios nos encerraron en un cuarto en donde también hicimos travesuras.
Muertos de cansancio nos quedamos dormidos por unas horas, cuando despertamos fuimos a comer, en eso vimos que estábamos llenos de moretes y raspaduras y los ojos irritados por la arena, en eso mi papa nos dijo que allá en Sinaloa, jugar con arena era malo y que nos íbamos a quedar ciegos y raspados para siempre, asustados comenzamos a llorar y jamás lo volvimos a hacer.
Actualmente, cada que podemos y estamos todos los primos reunidos hacemos una buena guerra de Globos, de lodo ya no porque si duelen los golpes, además que no nos queremos quedar ciegos.
Escudriñando en mi mente me encontré con este recuerdo que, a pesar de no ser el más agradable, tuvo un impacto en mi persona, pues fue la primera vez que cuestioné a mis padres. Hay que tener en cuenta que, cuando somos chicos, papá y mamá son una fuente de conocimientos y su palabra es absoluta, o al menos, no nos atrevemos a cuestionarlos. Bien, pues mi recuerdo comienza así…
Desde muy temprana edad, mi mamá solía decirme: «pórtate bien porque Diosito/Santa Clos te está viendo desde el cielo y si no haces caso, no te va a traer nada en Navidad.» Más que regaños o castigos, esa sentencia era lo que me mataba, pues como todo niño, quería recibir juguetes nuevos en navidad.
Hubo un año en específico en el que procuré portarme bien, hacerle caso a mis papás, a la profesora; hacer mis tareas de la escuela y una que otra que me encargaban en casa (lavar platos, tirar la basura, etc.) Al entrar diciembre, un día me encontraba escribiendo y mi mamá preguntó qué estaba haciendo, le respondí que era la carta a Santa Clos, porque, como me había portado bien todo el año, pues quería de regalo una figura de acción de las tortugas ninja (Leonardo, el líder; el de la cinta azul que lleva dos espadas katana). Ese año saqué diploma de aprovechamiento en la escuela, así que la tortuga ninja era más que mía; luché por ella, la merecía.
Llega la navidad y la hora de abrir los regalos, para mi sorpresa, la primer caja contenía ropa: (No, no, esto debe ser un error, yo no pedí ropa); la segunda y tercer caja tenían otros juguetes: (¿Dónde está Leonardo? ¡YO PEDÍ UNA TORTUGA NINJA!) Terminé de abrir mis regalos y ninguna caja tenía lo que le escribí a Santa Clos; volví a revisar las cajas (seguro se trataba de un error, no busqué bien) y la respuesta seguía siendo la misma: no hay tortuga ninja.
Meses después, hice algo que a mi mamá no le pareció y para variar, me recordó aquella frase tan motivadora (y desmotivadora a la vez) que decía: «pórtate bien porque Diosito/Santa Clos te está viendo desde el cielo y si no haces caso, te va a traer nada en Navidad.» Fue tanto el coraje que me provocó escucharla que, mi temperamento impulsivo no pudo más, rompí en lágrimas y confronté a mi madre: «¡No es cierto, Santa Clos no existe! Siempre me dices que me porte bien para que me traiga regalos y no me trajo nada.» Mi mamá me explicó que Santa Clos siempre se acuerda de los niños buenos y que sí me había dado regalos; se refería a la ropa. Yo, aún llorando, le grité que no es cierto, que lo que le había escrito/pedido era una tortuga ninja, que nunca le pedí ropa. El detonante de todo este asunto fue uno de mis primos, pues como era más grande que yo (de edad y corpulencia), siempre me hacía bullying, me molestaba, me golpeaba, humillaba; en el mundo, yo no podía concebir a una persona tan mala como él; sin embargo, esa navidad recibió un supernintendo y, por si fuera poco, un set de las 4 tortugas ninja que venían con su camión, no sólo era una tal cual yo había pedido, eran ¡LAS CUATRO!.. ¡LAS… CUATROO!
No podía entender cómo un niño tan malo recibió lo que en aquél entonces era considerado el mejor regalo del mundo y yo, que me esforcé todo el año, recibí todo menos mi tortuga ninja.
Esa ocasión, mis padres sólo callaron: ¿cómo podían explicarme que Santa no existe y que no tuvieron dinero para comprarme lo que pedí?
Apuesto a que ese Santa quedó mal con muchos. Yo, como tú, nunca recibí mi «Ken con su perro flash», a pesar de portarme bien, aguantar a mi hermana menor, estar en el cuadro de honor cada mes…jamás le fue suficiente a ese Santa u.u
Recuerdo ir en el asiento trasero del auto viendo por la ventana. Enfrente recuerdo a mi madre al volante y música noventera. Solo alcanzaba a ver el cielo bastante azul y algunos negocios como un Videocentro y un salón social con temática del salvaje oeste.
Después de eso llegamos a un lugar con una fachada donde parecía un castillo (que en realidad era el salón donde iba a celebrar mi fiesta de tres años), dentro ya había muchos invitados en el salón, todos me veían y sonreían, había niños corriendo, gritando y jugando en las resbaladillas hechas de madera, un trampolín instalado en el piso como si hubieran hecho un hoyo a la medida y puesto al trampolín justo ahí. Todo el suelo estaba tapizado con pasto sintético verde y en las paredes había dibujos infantiles. También había “subeibaja” y una alberca de pelotas, que al igual que el trampolín estaba instalada en el piso. En la esquina desocupada había un tubo para colgar la piñata y un amplio espacio alrededor. Había también juegos para los bebés, como una casita y una resbaladilla miniatura. De fondo se escuchaban canciones de Tatiana.
En la parte contraria a la entrada había una especie de local donde estaban acomodadas unas diez mesas aproximadamente con centros de mesas de colores y hechos de papel china, pero había una mesa más grande que las demás, pegada en el centro de la pared del fondo, estaba llena de regalos envueltos con papeles de muchos colores, eran tantos que algunos estaban debajo de la mesa.
Lo más importante de la mesa eran unos cupcakes que acomodados formaban un payaso, ese era mi pastel de cumpleaños. En la orilla derecha de la mesa había otros dos pasteles pequeños pero estos eran solo blancos con la frase: “Feliz cumpleaños Adrián”.
Después de llegar en los brazos de mi madre para mostrarme todos los regalos y el pastel solo recuerdo ver a mi abuela llegar y hacerme un cariño.
Cuando era pequeña hubo una temporada donde los carros «Chevy» estaban de moda, era muy común verlos por las calles. Yo tenía aproximadamente 6 años, mi hermano David tenía 5. En ese tiempo mi abuelita había viajado a Guadalajara para visitar a su familia, cuando regresó nos platicó como le había ido. Nosotros también le contamos como nos la habíamos pasado sin ella, ya que ella nos ha cuidado desde que nacimos. Fue el día después de su regreso que platicábamos David, mi abuela y yo; yo estaba molesta por que habían hecho caldo de pollo, y esa comida no me gusta para nada (desde que éramos niños nos preguntaban que íbamos a querer para la comida y esa vez no me preguntaron y estaba molesta). Entonces cuando estábamos comiendo mi hermano le dice a mi abuela: «cuando sea grande te comprare todos los Chevys que quieras» y yo respondí: «David, no seas tonto, cuando tu seas grande mi abuela ya va a estar muerta». Definitivamente no es un comentario del cual me sienta orgullosa, pero decidí compartir este recuerdo ya que el Domingo 1ro de septiembre mi abuela cumplió 73 años, y en ese día David y yo la invitamos a comer y a consentirla con las ganancias de nuestros respectivos trabajos. Lo curioso fue que cuando estábamos comiendo los 3, me dijo: «mira, no me habrá comprado aún mis Chevys, pero ya me saca a pasear y sigo viva».
ah! me gusto tu historia, y creo que a todos nos ha pasado algo similar en la infancia, por ejemplo yo le dije a una tía que siempre traía la misma ropa jajaja y que parecía araña, mis padres se pusieron rojos y al final soltaron la carcajada
Mi recuerdo infantil más lejano se remonta a cuando tenía aproximadamente cinco años. Por esas fechas estaba un circo en la ciudad, no recuerdo su nombre pero si que en su espectáculo principal salían los personajes de la caricatura Pokemon. Mi hermana, mi primo y yo teníamos muchas ganas de ir, así que cuando una tía que no veíamos desde hace mucho tiempo regreso a la ciudad, nos aprovechamos de ella y le pedimos que nos llevara.
Llegamos al circo, era grande y su carpa era color azul, había animales; recuerdo que le dije a mi primo que eran feos porque no eran felices. Mi tía nos compró palomitas y dulces, y nos dispusimos a entrar a sentarnos, el circo estaba casi lleno. El espectáculo transcurrió y mi hermana, mi primo y yo estábamos muy emocionados. Al salir, estaban los personajes de la caricatura Pokemon tomándose fotos, obviamente convencimos a mi tía de que nos tomará una con Pikachu.
Recuerdo que cuando ya nos íbamos, me dieron muchas ganas de ir al baño, mi tía me llevo pero había una gran fila afuera de él, era un baño portátil. Esperamos, cuando al fin era mi turno mi tía abrió la puerta y me dijo que entrará pero yo le dije que no, que no quería entrar a ese baño sucio porque me daba asco, supongo que me perturbaba un poco pensar la cantidad de personas que lo habían usado antes que yo, y ese olor que salía de él, mi tía trataba de convencerme de que entrara y yo me negaba, inmediatamente me puse a llorar.
No sé cómo pasó pero en medio de mi escena dramática me di cuenta que ya no era necesario entrar al baño porque me acababa de hacer pipi (traía puesto un vestido de mezclilla y unos tenis blancos que cuide no ensuciar). Me puse a llorar aun más.
Aun recuerdo la cara molesta de mi tía y las risas de mi primo y hermana; tuvimos que ir en ese entonces a Dorians, a comprar unos calzones nuevos para mí.
Este es mi recuerdo infantil más lejano, la verdad dude en contarlo porque tal vez es un poco vergonzoso, así que lo único que puedo decir a mi favor es que tenía cinco años y que en serio, ese baño estaba muy sucio, creo que eso justifica mi acción. Hoy en día sigo sin entrar a ese tipo de baños porque me da mucho asco.
Cuando dijiste lo del circo con pokemon, recordé que también fui a verlos pero yo salí asustada al tomarme la foto con ellos, porque Pikachu no me soltaba,me hiciste acordarme de eso
Me recordaste cuando fuí al circo de capulina, al del señor barriga y a uno que tuvimos que evacuar poque el elefante descargó su comida en pleno show jajaja
hahaaha muy tierna la historia, me hiciste acordarme de algo similar que paso a mi hermana mas chica, y aveces cuando nos peleamos a un le decimos «la míono» 🙂
Mi recuerdo más lejano al inicio sería sobre el primer viaje en carretera que hice con mi familia a los 7 años pero estando en clase recordé algo que sucedió en ese momento y que se relacionaba con otra memoria muy poco afortunada. Era la primera vez que viajaba con toda mi familia, recorrimos desde Tijuana hasta el final de Sinaloa, pero mi recuerdo se centra en cuando llegamos a un pueblo en Sonora. Era tarde y nos detuvimos en un lugar de comida o alguna cenaduría, ahí había un estante giratorio donde colocaban cassettes, recuerdo que me compraron dos de ellos, uno era de OV7 y el otro de Thalia. Pasé mis vacaciones escuchándolos y cuando regresamos a casa mi hermana se burlaba de mi por escuchar el
cassette de Thalia ya que decía que regresaba a mis tiempo donde bailaba como ella, yo no le creía así que le pregunté a otros familiare si era cierto que yo bailaba como Thalia de pequeña.
Creo que jamás debí de preguntar porque resulto ser que era verdad y que existía vídeo para probarlo. Esos vídeo lo tenía una de mis tías, en ellos yo tenía alrededor de dos años y cuando lo vi puede comprobar que bailaba la canción de «Piel morena» abrazando a una almohada y con unos movimientos que creo que jamás verán en mí de nuevo. Fue bastante vergonzoso porque se burlaron de mí durante mucho tiempo, incluso ahora sí en mi familia escuchan esa canción se siguen burlando. Afortunadamente mi tía se mudaba mucho de casa así que los vídeos desaparecieron entre tanto movimiento, al principio era vergonzoso pero hora ya no importa decir que de pequeña bailaba como Thalia. Bueno, al menos lo intentaba.
El fin de semana fui Rosarito y recordé mi primer día de vacaciones en la playa, tenía 5 años y también era mi primer viaje en avión. Yo estaba muy entusiasmada por subirme al avión, sólo que la diversión terminó para mí cuando éste comenzó a despegar. Mis oídos se taparon, me dolían y no me permitían escuchar a la perfección, a lo que yo me asusté. Volteé a ver a mis papás y les pregunté que si ellos me escuchaban, mis papás sonrieron y señalaron con la cabeza que no, yo volví a preguntar y con gestos y mímica volvieron a negar que me escuchaban. En ese momento empecé a llorar, fue tanto mi llanto que eso hizo que mis oídos se destaparán, al final mis padres me explicaron lo que había sucedido y disfruté lo que restaba del viaje viendo por la ventanilla.
Al llegar a mi destino, Acapulco, las cosas fueron mejorando. Fuimos a un lugar cercano a la playa a comer pescados y mariscos, donde la comida era bastante buena según lo que yo recuerdo. Posteriormente dimos un paseo por las tiendas departamentales de por ahí y compramos lo necesario para nuestras vacaciones (ropa, calzado, accesorios, etc.). Yo estaba muy contenta porque me habían comprado varios trajes de baño, de muchos diseños y muchos colores. Luego nos dirigimos hacía el hotel, en donde al entrar al cuarto nos llevamos con la sorpresa de que sólo había una cama y junto a ella una gran cuna, pues mis papás al reservar el cuarto mencionaron que venían con dos pequeños. Mi hermano y yo ya no éramos tan pequeños pero al no haber otra cama tuvimos que dormir en aquella cuna.
Al fin llegó el momento de ir a la playa, mi mamá me puso un hermoso atuendo para meterme al agua pero antes de eso me preparó poniendo protector solar en todo el cuerpo, me puso un gorrito y unos lentes de sol. Una vez estando cerca del mar yo veía como todos se ponían bloqueador y no dude en hacerlo de nuevo, el resultado de esto fue quedar completamente blanca, por lo tanto fui víctima de burlas de todos los que se encontraban a mi alrededor. Pero eso no fue todo, ya que todavía me puse un salvavidas y flotadores para acabarla de amolar, aún así yo me sentía muy “fashion” y muy feliz.
D.A.R.R
Recuerdo el viaje que hicimos mi familia y yo a Durango. viajábamos en dos camionetas una plateada con guinda y otra verde, desde el principio del viaje estuve cambiándome de camioneta , en cada parada que se hacia; en la ultima parada antes de pasar la sierra de Durango, mejor conocida como el espinazo del diablo, nos detuvimos en la caseta, yo tenia muchas ganas de ir al baño y mi papa le dijo a mi hermana mayor que me acompañara, ella como esta dormida, ya que era muy temprano se molesto y solo me acompaño a la entrada, la cual no quise pasar por que había un sapo gigante color gris en medio y tuve que rodear y mi hermana desesperada me dijo que ya se iba a dormir, yo no le conteste y me metí al baño, cuando salí, fui al lugar dónde recordaba que estaba la camioneta, no estaba ahí, así que me fije en la segunda parte del estacionamiento, tampoco estaban; cuando razone que no estaban, me puse a llorar, y un muchacho que vendía elotes me pregunto que me pasaba y yo le decía que no estaba mi papa, y el me dijo que lo siguiera y yo sin desconfiar de él lo seguí, me llevo a la oficina de la caseta ahí había unos muchachos y muchachas, que me dieron paletas y agua, me pedían que me calmara y que les dijera como era mi papa, con cuantas personas iban, la descripción de las camionetas, números de teléfono, solo me sabia uno, el de mi casa en Tijuana, dibuje las camionetas. Paso un rato cuando una de las muchachas me dijo que irían a una fiesta en la playa y me pregunto si quería ir con ellos, yo dije que si, muy triste, cuando llegamos a la fiesta me dieron de comer carne asada, soda, papitas, galletas, y todos me preguntaban que me había pasado, y luego me abrazaban, y jugaban conmigo, me tome fotos con ellos con una cámara polaroid que tenia una de las muchachas, y ya atardeciendo nos devolvimos a la oficina, ya no estaba llorando y uno de los muchachos me dijo si quería jugar con la computadora, dije que si, jugué solitario no se cuanto tiempo, cuando entran dos de las muchachas y me dijeron que viera por la ventana y me preguntaron si conocía a los dos señores que estaban parados en la puerta, yo dije que era mi papa y mi tío, entonces la muchacha me tomo de la mano y me saco del cuarto, cuando mi papa me vio y lloro de la felicidad por que dice que pensó que a lo mejor nunca me iba a encontrar.
si ya se al principio que ocurrió juro que no me pareció nada divertido ni a mis papas pero ahora es un recuerdo de toda la familia, y tuve suerte de no pasar a formar parte de la lista de los chicos extraviados
El recuerdo más claro y lejano que se me viene a la mente es mi primera travesura, y es que es importante mencionar que durante mi niñez fui una niña muy bien portada, seria y callada, era muy poco lo que hablaba y lo que hacía; por eso casi siempre me decían que parecía muñequita, porque me quedaba tal cual me dejaban, podían dejarme en el sillón y después que volvían yo seguía ahí (raro en cualquier niño). Y es que en ese tiempo el que llamaba la atención y que se la pasaba haciendo travesuras y accidentándose, era mi hermano que es dos años mayor que yo.
Por eso recuerdo que una noche, cuando yo tenía, no recuerdo si 4 o 5 años, estaba en la casa recién bañada y con pijama. Mi madre estaba en el baño ayudàndole a mi hermano a bañarse, una prima de aproximadamente 17 años (en ese entonces) estaba en la recámara donde ella y yo dormíamos, y yo estaba en la sala, muy quietecita viendo televisión (como era costumbre), entonces no sé porqué de la nada me surgió la necesidad de hacer algo para por fin ser yo la que llamara la atención, porque a veces parecía que ni tenían niña en casa. Me levanté del sillón y me dirigí a un mueble de la sala donde había dejado un gis azul, lo vi detenidamente y después caminé hacia la pared del pasillo que está frente al baño, esa pared era blanca, así que la vi como una gran hoja en blanco,tomé mi gis y empecé a dibujar, marcando muy fuerte el gis en la pared, dibujé una casa redonda, con dos ventanas, una puerta, una chimenea que echaba humo y un caminito, entonces observé mi obra, tiré el gis en el bote de basura y me fui al sillón, y de repente me empecé a sentir muy nerviosa y arrepentida de tal atrocidad que había cometido, pensé «ésto no está bien».
Unos minutos después mi madre salió del baño con mi hermano y no me dijo nada, ya que no había notado el dibujo. Entonces mi hermano se fue a la sala conmigo y después mi madre nos llamó un poco molesta, yo sentía que mi corazoncito se me salía del pecho, ya que estaba muy nerviosa. Recuerdo que de repente ya estábamos en el comedor, mi madre , mi hermano, mi prima y yo. Mi madre me preguntó que porqué había dibujado en la pared, y recuerdo que le dije que yo no había sido, porque yo no sabía dibujar casitas así, y hasta le dije «ha de haber sido Blanca (mi prima), porque a mí no me salen esos dibujos», cosa que a mi prima le causó gracia, y obviamente no me creyeron eso, también recuerdo que mi hermano dijo que no sabía sí él había sido (ya que en ese tiempo todas las travesuras las hacía él, él solía ser el culpable de todo), y mi madre dijo que no podría haber sido él,porque antes de meterse al baño con él, no estaba ese dibujo. Recuerdo que yo quería llorar, y seguía diciendo que yo no había sido, que fue mi prima.
Finalmente no recuerdo que hubiese tenido un gran regaño, lo que sí recuerdo es que dejaron el dibujo como por dos años ahí, y cada vez que podían, me recordaban ese dibujo, en manera de broma, y me decían que era la única vez en todo ese tiempo que había hecho una travesura.
La teoría del dibujo, en Psicología, dice que las casas redondas con chimenea son producto de la afectación en los procesos cognitivos de los niños o bien, del abuso en el consumo de drogas psicotrópicas. Lo anterior refiere a la distorsión de la realidad, pues como todos sabemos, las casas no son redondas… Jajaja, no te creas, amiga 😀
Recuerdo que cuando era pequeño tenía unos escasos seis años, llegaron unos vecinos nuevos a vivir en la parte de atrás a una casa de color blanco con rejas rojas, eran personas un poco apáticas ya que no hablaban mucho, siempre se veían malhumorados y gritaban por las mañanas, ellos tenían un perro de color café con manchas oscuras y un toque de un amarillo más suave, con la cola corta, lo tenían amarrado, en la parte de atrás de su casa que daba con la mía.
Algunas veces le pegaban, lo dejaban sin comer, sin agua, después no se supo nada de ellos y dejaron el perro amarrado y cuando regresaron después de unas semanas, le dieron al perro sin nombre un baño con agua caliente, mi papá fue el que lo mantuvo con comida esos días que lo dejaron, después de semejante trato con el agua caliente, mi papá se enojó y habló con los vecinos, les dijo de lo mal que trataban al perro, que si no lo querían que mejor se los diera, entonces le dijeron que si le preocupaba tanto que se lo regalaban, pasaron el perro y desde ese día tuve un desconocido y maltratado perro.
Como no tenía nombre, mi padre le puso “Capitán Febo” en Honor del personaje que salía en la película de “El jorobado de Notre Dame”, ¿Por qué? No lo sé, posiblemente su pelaje rubio se comparaba al de aquel capitán, pero al poco tiempo por deformaciones lingüísticas de mi familia, características del perro y el cariño que le teníamos, recibió distintos nombres como, “el capi loco” o “el loco” Ya que de ser un perro muy triste y que recibía muchos golpes de sus dueños se volvió muy alegre y juguetón.
Uno de los momentos más épicos del perro fue cuando un ladrón se metió al patio de mi casa, nadie lo había visto puesto que mi casa solo dejaba dos pasillos para atravesar la parte de adelante con la trasera, el perro se encontraba dormido en su casa frente a la casa, entonces mi mamá escucho ruidos en la parte de trasera de la casa y cuando se asomó vio al hombre y grito, el perro se despertó, mis hermanos y yo salimos para ver qué pasaba y en eso sale el perro corriendo, de su casa llega a donde estaba el hombre que se acababa de levantar (estaba sentado según mi madre) y el perro se le lanzo, lo agarró del brazo, el desconocido intento quitárselo sacudiéndose el brazo y pegándole con la mano derecha, a lo que el perro no lo soltaba, salió gritando por la puerta principal y el perro lo soltó y el extraño se fue corriendo.
Los recuerdos de mis compañeros fueron muy lindos, algunos tan descriptivos que pude transportarme a esos momentos cuando todos fuimos unos seres pequeños, inocentes y curiosos donde todas las travesuras que hicimos fue por las ganas de explorar un mundo que nos ofrecía (y lo sigue haciendo) muchas formas de divertirnos.
LA NOPALERA…
cuando era niña vivíamos en unos departamento color rosita (solo había dos) teníamos un patio enorme donde había rosas, una nopalera y un árbol de jacarandas… todos los veranos mi abuelo que vivia en Ensenada iba a visitarnos y se quedaba una temporada con nosotros, recuerdo todo claramente mi hermano Eduardo y yo eramos muy traviesos (aun lo somos) el tenia 3 años y yo 4 cuando mi abuelo llego de visita, mi madre no estaba en casa a si que mi abuelo aprovecho y se quedo dormido en un sillón color caqui que teníamos, de repente yo me asuste cuando vi que de su nariz salían pelitos (para mi eran patitas de cucaracha) y pensé que esa cucaracha lo podría matar le dije a mi hermano y el me creyó todo, entonces nos acercamos lentamente si hacer ruido para sacar la cucaracha de su nariz cuando le jale un pelito se despertó y nos correteo con un zapato para darnos un estate quieto por traviesos mi hermano y yo nos subimos a un arbol y mi abuelo agarro una manguera y empezó a aventarnos agua para que bajaramos, Eduardo y yo nos agarramos fuerte del árbol y mi abuelo se enfado y se volvió a ir, duramos como una hora arriba del arbolito y cuando pensamos que se había dormido bajamos de nuevo, entramos sin hacer ruido a la casa para ver que había pasado como estábamos descalzas pues no se escuchaban nuestros pasos lo vi detenidamente y vi de nuevo » las patitas de la cucaracha» busque entre las cosas de mi madre algo que me ayudara a sacar esa cosa de la nariz de mi abuelo y encontré un sacacejas (cosa que yo no sabia que era) lo meti en su nariz y le jale con todas mis fuerzas fue entonces cuando mi abuelo pego un grito que nos asusto y Eduardo y yo gritamos se puso de pie y se quitp el cinto, AHORA SI NOS CARGO EL PAYASO PENSÉ Y AGARRE A MI HERMANITO DE LA MANO PARA CORRER POR NUESTRA VIDA, mi abuelo iba atrás de nosotros corriendo diciendo hijos de su chingada madre, mi hermano se escondió abajo de una camioneta azul que estaba en el patio y yo corrí atrás de la nopalera, mi abuelo me vio y cuando yo ya me había dado por vencido mi hermanito salio debajo de la camioneta y aventó a mi abuelo sobre la nopalera , se acerco a mi me agarro de la mano y patitas para que las quiero corrimos hasta la esquina de la cuadra donde había una tiendo llamada sal si puedes y esperar que llegara mi madre y regresar a la casa para que mi abuelo nos nos hiciera ya nada, aveces pienso que nos pasamos de inocente pero fue algo muy loco y lindo.
que divertida tu historia, si no sufres tu y tu hermano, sufre otra persona, el caso es que hay sufrimiento jejeje …. que rudo tu hermano aventando a tu abuelo
Mi recuerdo más lejano es cuando tenía aproximadamente cuatro años de edad con mi hermano Carlos, que aquel entonces tenía 5 años. Los dos estábamos en el patio de mi casa, es un patio con el piso de cemento y a un costado habían dos escalones de cemento que guiaban hacia la entrada de la casa, cabe mencionar que el primer escalón tenía una esquina, es decir, no se unía con pared alguna sino que parecía una caja rectangular de cemento.
Con ganas de jugar o hacer alguna actividad, decidimos jugar al costal (cuando una persona brinca adentro de un costal y necesita llegar a un punto), pero no teníamos un costal para hacerlo. Optamos por utilizar una bolsa de comida de perro, de esas bolsas grandes que parecen costales. Se nos ocurrió la grandísima idea de meternos los dos al mismo tiempo al costal, estábamos parados a casi un metro de ese escalón; yo estaba en frente y mi hermano atrás, tenía las manos por dentro y mi hermano sostenía el costal de la parte de arriba con las suyas. Dimos el primer y único salto.
Por la falta de organización o inteligencia, uno brincó antes que el otro (no se sabe quién) y a raíz de eso caímos directo al piso, mi frente pegó con la esquina del escalón, sin poder detenerme con las manos y con mi hermano atrás, fue un golpe tan fuerte que dejó una cicatriz de por vida.
Recuerdo que lloré como si no hubiera mañana, mi hermano salió del costal y me sacó, estaba bañado en sangre, mis padres salieron de la casa preocupados, mi madre (que es doctora) me revisó rápidamente allí en la escena del crimen, mi padre me cargó y puso sobre mi cama, limpiando la sangre con una toalla mojada con agua. Lo único que recuerdo es que me dijo “se te ve el cerebro” eso ocasionó que llorara aún más y pensé que iba a morir. Ya no recuero nada a partir de aquí.
Recordar una actividad infantil lejana, no me resulta difícil porque recuerdo hasta la fecha muy bien que cuando tenia 3 años ocurrió lo siguiente en mi historia de vida…
Recuerdo que era un verano, uno de aquellos intensos en los cuales quieres hacer muchas cosas pero el calor es agitante. Yo estaba demasiado aburrida porque no tenia ningún hermano o hermana con quien jugar y todavía no entraba al kinder, pasaba diciéndole todo el día a mi mamá que jugara conmigo, pero en ocasiones ella tenia cosas que hacer y aunque si jugaba no podía estar las 24 horas cumpliendo mis caprichos. Un día toca a la puerta un señor y mi mamá sale a hablar con él, cuando yo fui a ver de que se trataba, mi madre me dijo: Tania como querías entrar al kinder ya, pues qué crees, te inscribí en una escuela de inglés.Yo no sabia que decir porque estaba muy chica y si no sabia leer y escribir español, mucho menos inglés.
Por fin era el día de entrar a los cursos, desde temprano mi mamá me arreglo con un vestidito de marinerito y un moñito. Mis papás me llevaron y cuando llegamos a la escuela no me quería bajar del carro y les dije: Yo no me quiero quedar aquí y no me voy a quedar, vamonos, mis papás me dijeron que me tenia que quedar en la escuela, yo les dije que ya todos estaban grandes y por eso ya sabían inglés, ellos con tal de que me quedara me dijeron que yo lo único que iba a ser eran palitos y bolitas. Pero en cuanto mis papás se fueron y entre al salón comencé a llorar y gritar como loca…Ayuda, ayuda por favor! el profesor me dijo que de que pedía ayuda si no tenia nada y yo volvía a pedir ayuda, después de un rato me sacaron del salón porque los demás no se podían concentrar y me llevaron a la dirección como el director tampoco me pudo callar, me dio una paleta y un libro de colorear, yo seguía llorando, pero comiendo paleta.
Cuando llegaron mis papás por mi, me encontraron con los ojos hinchados de tanto llorar, nunca más me volvieron a llevar y ahora de grande tengo que ir a cursos de ingles en la universidad.
Cuando era pequeña no recuerdo que edad, pero tal vez tendría unos 4 años, mi mamá ya tenía a mi hermanito y yo no lo quería porque robaba toda la atención, lo alimentaba antes que a mi, jugaba con él y le daba mamila, lo que a mi me enojaba y le hacía berrinche para llamar su atención que mi progenitora me daba antes de su llegada.
Una tarde esperé a que ella dejará a mi hermano en la habitación dentro de su andadera, recuerdo que ella tenía puesto un pants color azul, cuando salió yo me asomé desde la entrada de la puerta para ver a dónde se iba, vi que fue al lavadero donde había un tanque de agua que solía tener una tortuga y pecesitos que sólo veía cuando mi madre me cargaba, como estaba hasta el fondo de la casa de mi abuelita, sabía que no me vería salir, tomé a mi hermano de la andadera y lo cargué, mi corazón latía muy fuerta de emoción malvada, caminé por los tendederos que tenían cobijas con mau(así les llamaba por ser suavesitas como los gatitos) pasé por debajo de ellas y de mi favorita color gris, cuando llegue a esa vi el bote de basura que estaba a un lado de la salida de la casa, éste que estaba lleno de bolsas y cosas raras, así que lo puse ahí y corrí de nuevo a la habitación, me subí a la cama y me hice la dormida; rato después mi madre entra y mi mamá comienza a buscar a mi hermano, me despierta (en realidad ya lo estaba, pero me hice mensa) me preguntó por él , me dijo que no me haría nada, pero que le dijera dónde lo puse, como niña mala no le dije, entonces mi abuelita entra a la habitación con el bodoque en brazos y le pregunta a mi mamá que andaba haciendo el niño en el bote de la basura y la respuesta de mi mamá mientras tomaba al mocoso fue “ésta chamaca traviesa”.
Me acordé que me comentaron mis padres que mi hermano no me quería y siempre me aventaba, y que me quitaba mis juguetes. Ayy esos hermanos mayores, muy mal Betty!
Jajajaja yo tuve una experiencia similar, yo no ataque a mi me atacaron mi hermana cuando yo tenia un año jalo de mis piernitas y quería tirarme de la cama por lo mismo, celos.
Cuando tenía cuatro años de edad vivía en Tlaxcala de donde es originaria mi familia. Es un pequeño pueblo que se ubica debajo del estado de Puebla. Desde chica tenia gusto por la escuela y todo lo que tena que ver con la misma. Casualmente frente a la casa de mi abuelita había una secundaria y de lunes a viernes a las dos de la tarde, hacían los honores a la bandera y dicho acto era acompañado por una banda de guerra.
Me parecía tan divertido que en cuanto escuchaba que por el micrófono los convocaban a asamblea, corría al patio de la casa de mi abuela, guardaba todos mis platitos de juguete y mis cucharitas en una lonchera y los hacía pasar por cuadernos y lápices, tomaba mi escobita, me paraba firme y me la colocaba de tal modo que yo me hacía pasar por abanderada de la escolta y seguía todo el acto a la bandera, cantaba el himno, seguía hasta las instrucciones de la sargento hasta donde mi inocencia me lo permitía, y lo hacía con tanta seriedad que hoy aun me sorprendo de ello.
Mi madre decía que ese acto mío en la infancia era uno de mis sueños o metas en la vida, hoy puedo decir que era verdad porque fui sargento-abanderada durante el 6to de primaria y continué siendo sargento los tres años de la secundaria.
El recuerdo más lejano que tengo trata de una pequeña aventura que tuve al rededor de los dos años de edad. En realidad no recuerdo si esa era la edad, el punto es que me encontraba en una andadera para aprender a caminar. En ese entonces, vivía en una casa cerca de las vías del tren, por La Mesa, en un segundo piso. Recuerdo que eran algo así como las once de la mañana en un día soleado; mi madre hacía el desayuno, unos huevos revueltos, seguramente, y mi padre se encontraba reparando un clóset para uno de los cuartos, lo vi ahí, en cuclillas atornillando una de las puertas, en verdad que se veía concentrado.
Después de pasar dos minutos de ver a mi padre intentándolo arreglar, él se paró y fue al primer piso por algo de herramienta, fue al clóset, y volvió con su actividad, fue entonces que vi mi oportunidad, había dejado la puerta abierta al piso de abajo, sólo se veía una luz brillante que salía del pasillo, así que decidí acercarme…
Caí por las escaleras como si hubiese ido de bache en bache por la calle, mi madre gritaba cuando una sobra vi en el suelo pasar rápidamete, mi papá me había saltado para caer frente a mí y sostenerme sin que me pasara nada. Volvimos al segundo piso y sólo le puso candado a la puerta…
Gutiérrez Mora Alejandro
Comunicación/Discurso Visual 553
Hace años, 16 aproximadamente cuando casi nada de la vida me importaba y uno de mis más grandes intereses era tener juguetes, mi madre planeaba enseñarme una lección de vida, aunque nunca se imaginó el impacto que esto tendría.
Todos los jueves se ponía un Mercado sobre-ruedas en la esquina de mi casa desde las 5:00 am hasta la 1:00 pm en la ciudad de Mexicali. Ese día mi mamá y yo, al salir de la primaria recorrimos el tianguis de regreso a casa como de costumbre, pero esta vez algo fue diferente pues no solo compramos verduras si no que nos detuvimos en el puesto de las mascotas y fue ahí donde conocí a Pimpollin, un pequeño pollito dorado.
Jamás pensé que tendría uno y mucho menos ese día, al dármelo mi madre me dijo que es importante tener alguien con quien compartir todo y sobre todo poder cuidar de él, como ella lo hacía conmigo, además dijo algo con respecto a responsabilidades pero no le tome importancia.
Durante varios días fui muy feliz con el pollito, me divertía todo el tiempo y el pollito parecía entender lo que le decía.
Un día mamá me obligó a bañarme, cuando lo hacía recordé la analogía de mi mamá, sobre que ella me cuidaba a mí y siempre decía que el baño era importante para mi salud, entonces concluí que Pimpollin necesitaba un baño.
Al salir de bañarme, preparé todo para bañar al pollito, una bandeja azul con agua, shampoo, enjuague y un pedazo de tela para secarlo.
El baño fue un éxito, el pollito parecía haberlo disfrutado.
Después de un rato comenzó a temblar de manera sobre exagerada así que lo coloque en su cajita y lo puse al sol para que se secara completamente y no tuviera frio.
Entre a la casa, no recuerdo porqué y solo tarde menos de 2 minutos en salir, cuando me acerco a la caja, Pimpollin no pillaba como solía hacerlo, al ver la caja solo encontré una pluma dorada, revise rápidamente pues no podía haber ido tan lejos, levanté la vista y vi al gato que solía rondar por la colonia brincando de mi techo al techo del vecino.
Descase en paz, mi bello pollito dorado.
En una ocasión cuando era pequeña no recuerdo exactamente la edad, yo creo tenía unos 6 años, cuando fuí en un un viaje familiar con mi abuela a visitar un rancho en Zacatecas, llegando al rancho mi abuela me pregunta: ¿Quieres ir al baño?, entonces dije que no, pues no tenía ganas de hacer pipi en ese momento. Llegando al rancho mis tios y abuelo, nos llevan a conocer todo el rancho, para esto casualmente en cuanto llegamos al rancho me dieron ganas de ir al baño, me aguante mientras hacíamos un recorrido por todo el área, los arboles y grandes extensiones de pasto, naranjos, incluso hasta un rio, despúes de casi una hora creo de estar aguantándome ya no podía más, recuerdo que estaba vestida con una playera roja, y el único baño que había en el rancho según mi abuela era cruzando a unos toros que estaban ahí, no se porque tenia la creencia de que el rojo los ponía furiosos, entonces con mucho miedo corrí hacía el baño, el cual no me dijeron que era una baño de pozo, literalmente era solo un pedazo de madera con un agujero, el olor era insoportable, tampoco me atreví a hacer ahí, para esto llega un tío en un pick up y corriendo sin poder aguantar mas le pido que me lleve a casa, para poder ir al baño como debía, despúes de mas de una hora ya no podía con tanto, entonces me subo al carro y nos vamos, al entrar al pueblo para llegar a casa, mi tío hace una parada, yo baje corriendo del carro para ir hacia la casa, que no quedaba tan lejos de donde estábamos, corrí y justo antes de entrar al baño, ya no era necesario entrar pues me había orinado, tenía mucha vergüenza y nervios pues llego mi abuela y mi tío en la pick up, buscándome en la casa, mi primera reacción fue aventarme un jugo de naranja en la ropa y así creyeran que por eso me había bajado corriendo, o al menos despistar el hecho de que me había hecho pipí.
Anette, me gustó mucho tu historia y la forma en como la contaste en clase. Me hizo recodar muchas de mis visitas a un pueblito en Oaxaca, así como la incomodidad de ir a un baño de ese tipo .-.
Grupo 553
La anécdota infantil que conté en ek salón fue de cuando tenia cuatro o cinco años, la verdad no tengo muchos recuerdos de esa edad, pero este momento me quedo grabado. Estaba con mis hermanos en un cuarto de mi casa al cual llamábamos «el cuarto de juguetes», ahí pasabamos la mayor parte de nuestro tiempo. Mi mama estaba en la cocina y trapeaba de un lado a otro, mientras yo jugaba entretenida con mis hermanos, deje de jugar un momento y se me ocurrió la grandiosa idea de retar a mi madre, me pare en el marco de la puerta, el cual tenia una silla atravesada, ya que era la barrera que mi mamá utilizaba para que no nos pasáramos mientras ella limpiaba. Yo la observababa trapear y exclame: Mamá me voy a pasar, mi mamá de inmediato contesto: No, no te pases! Te puedes caer, yo le conteste: Si me voy a pasar. Y ella: Ya te dije que no! ahí te quedas hasta que termine. Entonces quite la silla de enfrente y me pase, apenas di tres pasos y caí de sentón al piso, aun puedo recordar el dolor, pero no solo físico si no el dolor de que sabia que me iban a regañar, asi que me solté llorando, mi mama se acercó me levantó y exclamó que ya me lo había dicho muchas veces, pero que era necia. Me dolía tanto que por un momento pensé que ya no iba poder caminar, no deje de llorar por un buen rato, mi mama me consolaba pero seguía molesta. Este recuerdo me hizo pensar dos veces antes de desobedecer a mi mamá, aunque de alguna manera seguimos discutiendo y peleando por nuestra posición.
Uno de los recuerdos más lejanos que tengo y completos, es de hace 17 años. Tenía entre 4 y 5 años, no iba al kínder y mis dos hermanas más ya iban a la primaria. Mi mamá solía llevarlas ya que mi papá se iba a trabajar muy temprano. Yo regularmente acompañaba a mi mamá cuando llevaba a mis hermanas a la escuela ya que era muy chico para que me dejara sólo en casa aunque fuera poco tiempo.
Un día decidió dejarme sólo mientras iba a la primaria con mis hermanas, no se habría tardado más de media hora y yo no me opuse, creí que no pasaría nada ya que esperaría acostado viendo la película de Toy Story. Mi mamá y mis hermanas se fueron, para esto, días atrás mi hermana mayor había hecho algo que me pareció muy curioso. En una de las clásicas peleas de hermanos por la televisión, yo había tomado el control remoto para sentirme amo y señor de la tele, pero mi hermana se acercó a ella y tapó el receptor de señal de la T.V., entonces el control no me servía para nada ya que la televisión no captaba su señal. Sin embargo, yo no sabía lo que había hecho, me sorprendió y quise intentarlo precisamente el día que me dejaron sólo por primera vez. Para mi mala fortuna, cuando tomé el control con una mano y tapé el receptor de la tele con la otra, presioné el botón TV/Video, yo ni siquiera me había dado cuenta de eso, sólo vi atemorizado como la pantalla cambiaba a azul y negro, entonces entré en pánico y abrí la ventana y comencé a gritarle a mi mamá que tenía poco de haberse ido. Mis gritos decían: ¡Maaaaa, se descompuso la tele, ven! Mientras lloraba. Pasó poco tiempo y mi mamá volvió después de escucharme, llegó, presionó el botón TV/Video y me llevó con ella.
Mi recuerdo es a los 4 años ya que no asistí al kinder y entre de 5 a la primaria. Mi mamá no trabajaba en ese entonces pero llego el momento en el que tuvo que trabajar y fue algo muy espontaneo entonces el dilema fue que iban a hacer conmigo porque no iba a la escuela. Pues mi mamá hablo con una vecina (que me daba mucho miedo) para que me cuidara, yo le tenia pavor porque siempre escuchaba que regañaba a sus hijas y yo creía que me regañaría a mi, mi mamá me dio un sermón de que ella era buena sin embargo no me sentia segura.
Llega el día en el que me tienen que cuidar y recuerdo que mi mamá me había dado lonche un sandwich de mermelada con crema de maní y una lechita de chocolate, iba el transcurso del día y todo marchaba bien, hasta que llego el momento en el que comenzó a regañar a una de sus hijas y el miedo llego a mi, la casa era de dos pisos así que en el momento que ella subió no recuerdo para que, yo salí corriendo de su casa con la carriola y una muñeca que era mi favorita y me los había llevado par tener un recuerdo de casa. Corriendo por el estacionamiento de la privada yo tenia un objetivo que era el de llegar a la casa de una amiga vecina y decirle que si me podía cuidar su mama pero al momento de correr en dirección a su casa pude darme cuenta de que no estaba el carro entonces sabia que ya no había mas remedio y tenia que detenerme, para esto la pobre vecina estaba corriendo atrás de mi desesperada y con miedo de que no me fuera atropellar un carro. Finalmente me atrapo y creo que llore más de lo esperado y cuando mi mamá llego a casa y paso por mi yo muy asustada le dije que me había regañado por eso había huido (mentiras piadosas). Pero finalmente confesé y le dije que ya no quería que me cuidara y así fue jo jo jo.
Cuando leí de lo que se trataba el ejercicio supe que se me complicaría, ya que mis recuerdos no son muy lejanos, pero tengo uno que es el que escribiré. Cuando somos niños la mayoría tenemos un mejor amigo, este era mi vecino, con el cual crecí, solo soy un año mas grande que el, tenia cinco y el cuatro. La diferencia de tamaños era nula escasos tres centímetros, por que esto, por que cuando eramos pequeños solíamos jugar en la calle a que eramos pokemons, esto sobre el concreto de la calle, que esta dividido en cuadros, solíamos hacer los sonidos que pikachu, charmander, etc. hacían en la caricatura. Al principio solo el juego consistía en sacarnos del cuadro a base de empujones. Una vez por asares del destino, mi familia saco un colchón a tirar, se nos ocurrió ponerla como escenario de pelea, pero en ese instante empezamos a jugar mas rudo, no solo empujones, si no también golpes, y patadas, todo esto mientras saltábamos. Bueno, mientras jugábamos, saltábamos, y nos golpeábamos, le di un golpe a mi amigo en la nariz, resulta que se la quebré y el sangrerio se hizo presente, yo empece a llorar, pues me sentía la persona mas miserable del mundo, ¿quien le saca sangre de la nariz a su mejor amigo? mi amigo tratándome de controlar decía que no pasaba nada, y yo preocupado por el, y pensando en los regaños de nuestros padres, todo quedo ahí, solo nos pidieron no jugar tan brusco. Bueno ese es el recuerdo mas lejano.
Mi recuerdo infantil más lejano fue cuando estaba yo y mi papá caminando por la Comercial Mexicana, yo estaba tomando un Nesquik, seguía a mi papá pero me detuvo un guardia, comencé hablándole a mi papá para que volteara e hiciera algo, pero como no hacía caso tuve que gritar desesperadamente, entonces el volteó y habló con el guardia, le explicó que siempre tomo Nesquik dentro de la comercial y que lo pagamos en la caja, me dejó ir pero nos estuvo siguiendo. Mi papá se molestó y le dejó 10 pesos en el suelo, y le dijo que los agarrara y se fuera a comerse unos tacos, el guardia no hizo más que discutir hasta que llegó mi mamá y pagamos el mandado, aun con el guardia cerca le preguntó al cajero que si siempre pagábamos el Nesquik aunque fuera el puro envase, a lo que contestó que sí, el guardia se tranquilizó y se disculpó, y después de eso nos retiramos.
Fue un 5 de agosto de 1998, un día donde cumplí mis primeros 5 años de vida, ese día ya todo estaba casi listo, mi mamá ya solo estaba preparando la comida y el pastel, yo estaba muy entusiasmado y nervioso, recuerdo que me levante desde las 6 de la mañana con muchas ganas de que llegara a tarde y comenzara mi fiesta. Mis hermanas que tenían 14 y 9 años en ese tiempo estaban afuera en el patio, arreglándolo, acomodando las mesas y poniendo los globos en diferentes secciones del patio.
Yo ya no sabía qué hacer, estaba muy desesperado al estar imaginando lo que tendrían mis papás de regalo y todos mis invitados, llego el momento en el que mi mamá me dijo que me calmara y que me fuera a bañar, en ese momento el tiempo parecía correr más lento aun, cuando salí del baño me preocupe un poco, ya que me asome por la ventana del cuarto y vi que el cielo se estaba poniendo nublado pero no le tome demasiada importancia, al terminar de ponerme el pantalón, los calzones y los calcetines, mi ama me ayudo a ponerme las botas, la camisa, el chaleco y el sombrero, ya que mi cumpleaños seria de Toy Story y ese día me vestiría de Woody, al ya estar listo con mi vestimenta, salí al patio y estaba comenzando a chispear, ese fue un momento muy duro para mi, de repente la felicidad que sentía se convirtió en tristeza y preocupación, con solo de pensar de que empezara a llover de verdad y mi fiesta se cancelara y no podría disfrutar de todos los regalos que me darían.
Después de eso lo único que pensé en hacer fue correr a la sala de mi casa, me arrodille frente a un cuadro de Jesús que tenía mi ama y comencé a rezar recuerdo perfectamente que le pedí que por favor parara la lluvia, que estuve esperando ese día durante todo el año y que si hacia eso por mí, me iba a portar muy bien y no iba a hacer enojar tanto a mi mamá. Con algunas lagrimas en los ojos seguí pidiéndole lo mismo alrededor de 5 minutos, después de eso solo me pare, regrese al patio y me senté en una silla que estaba en el porche mirando el clima, me dieron ganas de ir al baño y cuando regrese, ya se asomaba un pedazo de sol, en ese momento me comencé a poner feliz de nuevo, se llegaron las 3 de la tarde y era la hora para que iniciara mi fiesta, después de unos 10 minutos el cielo volvió a estar despejado y con un excelente sol, brinque de felicidad, me pegue en las piernas, ya que era un nervio que tenía cuando era chico, ya que siempre he sido muy nervioso, después de 20 minutos comenzaron a llegar los invitados y comenzaría oficialmente mi fiesta #5.
Recuerdo que a la mañana siguiente me desperté muy feliz para comenzar a jugar con todo lo que me regalaron, fue un excelente cumpleaños y Salí al patio, mire al cielo y comencé a decirle a diosito que muchas gracias por lo que me había cumplido, que todo había sido maravilloso y que se lo agradecería durante toda mi vida, y creo que se lo sigo agradeciendo, ya que es un recuerdo que aun no olvido y me trae mucha nostalgia de mi infancia y lo feliz que fui en esos tiempos.
Acababan de pavimentar la calle. De niño mi padre me había comprado una patineta, era colo rojo, cada día la usaba con mucho cuidad, pues me daba miedo. Siempre me deslizaba en pie sobre ella, pero la mayoría de las veces lo hacía sentado. Esto, en la calle donde vivía. Siempre me aventaba desde la mitad de la calle.
Un día, mi primo Joab y yo nos deslizábamos en la patineta varias veces, él una vez y yo en el siguiente turno. Después decidimos aventarnos los dos juntos en la patineta. Yo enfrente y él atrás. Bajabamos la calle más rápido opr el peso que generabamos los dos sobre la patineta, y siempre frenabamos bajando los pies.
En un momento después vimos una camioenta bajar al final de la calle, se estacionó a mitad de la misma. Vimos la camioneta estacionada y decidimos aventarnos una vez más. Pero esta vez, fuimos al principio de la calle, o sea, a lo más alto.
Nos sentamos, yo enfrente, él detrás.»Una, dos, tres!» Contamos y subimos los pies a la patineta. Nos empezamos a deslizar poco a poco, a la mitad de la calle, mi abuela salió de la casa, mira la camioneta abajo y en media calle y ella miró que la camioneta iba a moverse, en eso nos gritó con desesperación. «Cuidado con la camioneta!!» En eso nosotros no bajamos los pies para frenar, giramos hacia la casa de nuestro abuelo Chencho, que estaba casi al finalizar la calle, tiene el suelo de pura tierra y ahí guardaba su pick up vieja y roja.
Al girar nosotros alcance a ver la camioneta, miré la avertura que hay entre el suelo y la defensa de fierro de la pick up, que es de unos 60-70 cm.
No ibamos ha alcanzar a frenar, en un instante le dije a mi primo que se agachara, que chocaríamos, el me dijo que no y yo se lo volví a decir. El, terco, me dijo que no. Y en un instante antes de chocar con la defensa del pick up, me agaché y quedé debajo de la camioneta, raspandome la rodilla izquierda, y un momento pequeñísimo después de mi,escuché un golpe hueco y seco. Salí de abajo de la pick up y miré a mi primo llorando sobándose la cabeza. Me le acerqué y le dije «Te dije que te agacharas», él siguió llorando. Mi abuela y mi tía fueron a vernos, cargaron a mi primo hasta la casa de mi abuela y le pusieron hielo, al final obtuvo un chichón muy grande y morado.
Al final de todo esto, nos dimos cuenta que la camioneta no se iba a mover, lo que hiso que nos sucediera esto fue la histeria de nuestra abuela.
Recuerdo cierta ocasión, cuando tenia 4 o 5 años de edad, mi madre estaba dormida en su cuarto y bueno, como era de esperarse, al ser un niño tenia mucha energía e imaginación que gastar. Recuerdo que influenciado por las caricaturas, mas específicamente donde a partir de aparatos electrodomésticos o juguetes construyen maquinas del tiempo y armas poderosas, hice uso de mi imaginación para hacer lo mismo, entonces agarre varios aparatos como un walkman, un radio grande de cassetes y un carrito de control remoto y los destruí muy silenciosamente para empezar hacer uso de mi ingenio y crear inventos. Recuerdo que tarde como 3 horas mezclando cables e intentando hacer embonar engranes cuando se despierta mi madre y al mirarme inmediatamente me grito para reclamarme por lo que había hecho. como era de esperarse no tardo mucho en darme mi correctivo, un mar de lagrimas estaba a punto de comenzar pero sin duda, fue un momento muy marcado que me quedo, donde me puse a analizar mucho los aparatos que observaba para crear algún invento fallido, pero que de alguna manera ayudo al desarrollo de mi imaginación en ingenio.
Tengo algunos recuerdos pero no me los sé muy bien, así que el más lejano que recuerdo es el día en que una tía (llamada Leonor) se casó. Yo tenía 4 años, es decir fue en 1997, yo había sido elegido para ser colero, así que tenía que estar pues mejor arreglado y puntual. El problema vino en que mi mamá y algunas hermanas de ella todavía no se encontraban listas. Una tía (Antolina) si y entonces para llegar temprano pues me fui con ella, el problema es que ella no era de aquí y no conocía muy bien las calles. No recuerdo por donde agarró, pero sí sé que dio vueltas y vueltas para llegar a la iglesia. Recuerdo bien que se encontraba por el Blvr. Díaz Ordaz un poco metido a la colonia y que pasamos por un yunque, tambien recuerdo que íbamos en una Blazer Negra que le gustaba mucho a mi tía.
El chiste es que pues llegamos tarde a la boda, es más, llegaron primero mi mama y otras tías que yo y pues no fui colero. Después de la boda recuerdo que pasamos por algo que no recuerdo bien pero como un Cinemark, pero por la zona del Soler y que yo sepa no había uno. Ya después llegamos a Santa Fe cuando eran puras lomas y estaba todo solo.
mi recuerdo mas antiguo es de los 4 años cuando fui a casa de mis primos recuerdo que iba de mal humor porque no me dejaron ver mis caricaturas para ir a casa de mis tíos, me queje todo el camino y mi papa decía te vas a divertir con tus primos y yo ellos no son divertidos, total llegamos a la casa de mis tíos saludo a mi familia, recuerdo como me chocaba saludar a toda mi familia, sigo de malas hasta que mi tío me da un plato lleno de carne, me dice algo como para que se te baje ese genio que traes, y efectivamente me lo como y se me va pasando el genio, sigo y me meto a la casa donde y me voy al cuarto de mis primos con mi plato de carne entro y veo que están jugando algo, en la tele veo estos carritos correr en la tele con unos monitos, le pregunto a mi primo que que juegan y el me dice mario kart, que es eso, mi primo me dice muchas palabras que no recuerdo yo solo me quedo viendo la tele como se mueven los monitos, lo llamo supernintendo y lo único que podía pensar es quiero jugar, pues si ahí estuve todo el día jugando, cuando mis papas vinieron a decirme que ya era hora de irnos, no me quería ir y me obligaron y me fui todo enojado, ese fue el día que conocí los videojuegos
Hace tiempo, por ahí del año 1999 tenía como 5 años, me encontraba en el DF y recuerdo que estaba a una o dos semanas de llegar la navidad, y como todo niño estaba sin hacer nada más que viendo televisión, ahí cerca solo estaba un tío del cual yo era su ahijado y vimos un comercial en la televisión donde anunciaban un precioso carro de bomberos, así con sus puertas que se abrían, su manguerita, su escalera enorme y obviamente los bomberos, además de que las luces prendían y se oía la sirena, al momento de que se terminó el comercial, me levante y comencé a hacer el ruido de la sirena y ahí andaba corriendo por toda la casa, fui corriendo a mi cuarto, me puse un suéter que tenía botones, simulando que era mi chaqueta de bomberos, me puse una gorra, la cual era mi casco y salí al patio con mi tío detrás de mí, de pronto agarro la manguera y en eso solo veo que mi tío le cierra a la llave de paso, abrí la llave normal y nada mas no salía nada, así que la deje ahí y salgo corriendo disque haciendo la sirena del camión y así dure todo el día.
Ya llegada la navidad me regalan un paquete enorme (enorme en ese entonces para mi) era de parte de mi tío, y sin dudarlo que rompo envoltura y veo que mi regalo era ese gran camión, contentísimo no sabía ni como abrirlo, así que mi tío se acerca, me ayuda a abrirlo y a ponerle las pilas, me dice que botones apretar y todo. Cuando por fin lo pone en el suelo y me lo da, solo recuerdo que apreté la sirena, comenzó a sonar y lo empuje tan duro que se estampo contra la pared, mi tío no sé si enojado, lo recoge y de ahí no volví a verlo.
Me vine para Tijuana y pasaron 10 años entre idas y venidas y un día voy al pueblo de San Agustín en Hidalgo, pueblo donde nació mi abuelita, ahí tengo un tío más chico que yo por dos años, pero que en ese entonces no se encontraba, así que salí a su cochera para andar un rato en su bicicleta y mientras la buscaba, me encuentro con un camión de bomberos y se me viene a la mente el flashback de mi camión y por alguna razón sentí que ese era el mío, no le hice nada solo lo deje ahí.
Cuando regresamos al DF, le comente de lo sucedido a mi prima, me dijo “si, era tuyo, pero se lo dieron a Luis hace como 5 años”
awww haha me recordó que a mi tambien me solían quitar las barbies porque era bien destructiva, creo que protegieron a tu jueguete de un destino malo xp
Mi Recuerdo De La Infancia
Cuando Tenía alrededor de 6 años yo tuve una experiencia muy extraña referente a la educación Vivía en Culiacán, Sinaloa con mi papá y mi hermano mayor, tenía el una año más que yo, ambos tomábamos clases en la casa, porque la colonia en la que vivíamos estaba pasando por una época muy peligrosa en base a narcotráfico y esas cosas que suelen suceder en Sinaloa, se llama Las Quintas si no mal recuerdo, el caso es que la tutora que tenía una licenciatura supongo, para enseñar, llegaba como a eso de las 12 del día, mi papa le abría la puerta y ella entraba al estudio, y ahí estaba esperándonos a mí y a mi hermano, que pues no nos quedaba de otra y entrabamos rápido, se cerraba la puerta y comenzaba la clase, algo extraña porque no usaba pizarrón, solo nos hablaba de todo lo que sabía, una clase algo filosófica porque siempre salíamos con dudas, una clase a mi parecer más densa de lo habitual para unos niños de primaria, anotábamos datos específicos, nos preguntaba sobre la vida, historia, era muy amigable la señora, tenía aspecto muy jovial, aun así a mi hermano le caía muy mal, no nos dejaba ir al baño, así que ya se imaginarán que cosas pudieron ocurrir, siempre pensamos que a mi papá le gustaba ella, pero nunca ocurrió nada así que creo que no, se iba a las 2 de la tarde, lo recuerdo muy bien porque e la pared había un reloj muy grande, ya que se iba nos íbamos a jugar al jardín.
Soy una persona que no suele recordar muchas cosas de su infancia, solo recuerdo algunos detalles y cosas repentinas, pero son pocos los recuerdos que permanecen intactos y los guardo en mi mente como si los acabara de vivir, uno de ellos y uno de los que más me marcó, fue una travesura muy peligrosa que pudo haberme costado incluso la vida.
Antes de comenzar con la historia, me parece bueno contextualizar lo sucedido, yo vivía en la ciudad de México, en un unos departamentos, el mío estaba en el segundo piso y abajo vivía una amiga de mi mamá y la señora que nos rentaba el departamento, yo tenía aproximadamente 5 o 6 años (según yo recuerdo). Un día por alguna razón me quedé sola en casa, mi hermano estaba en la escuela y mi mamá en el trabajo, pero me dejó encargada con su amiga, y la señora de vez en cuando iba y se asomaba para ver si estaba bien o necesitaba algo, pero hubo un momento en el que yo encontré unos cerillos y me propuse calentar alguna cosa en la estufa, pero antes de eso, seguí viendo la televisión con la caja de cerillos en la mano, entonces saqué uno y lo prendí, me le quedé viendo y me gustó mucho como es que se veía el fuego, justo cuando el cerillo estaba por terminarse y comenzaba a quemarme los dedos, lo agité para que se apagara y lo aventé para no seguirme quemando, entonces me levanté y fui hacia la cocina, vi la estufa y pensé en que si mi mamá descubría que había usado los cerillos se iba a molestar, entonces los dejé en la mesa y olvidé la idea de calentar algo en la estufa, en eso me entretuve en alguna cosa y cuando volví al cuarto para seguir viendo la televisión, me di cuenta que de la cabecera de la cama estaba saliendo humo, me asusté y fui por un vaso con agua, cuando regresé la flama estaba aún más grande y visible, entonces me asusté y en mi inocente estupidez decidí echarle algunos vasos de agua y cuando creí que estaba apagado el fuego, salí al patio a barrer polvo para que no se dieran cuenta los vecinos de que estaba saliendo humo de mi casa, pero obviamente esto fue en vano, se dieron cuenta, controlaron el pequeño incendio y me acusaron con mi mamá.
el recuerdo mas lejano que tengo de mi infancia es aquel en el que convencí a mi hermano menor de que saltáramos desde el techo de la casa en que vivíamos aquel entonces para que pudiéramos volar. yo apenas tenia cuatro años y mi hermano estaba por cumplir los tres. acabábamos de ver las caricaturas de la televisión y yo le dije a mi hermano que nos subiéramos al techo para poder volar, la idea no le agrado mucho a mi hermano ya que yo era el único que tenia una playera de Batman con capa incluida, yo le dije que no se preocupara por ello, que yo le podía hacer una con una toalla amarrada al cuello, acepto de inmediato lleno de emoción e inmediatamente salimos al patio en busca de la escalera para poder subirnos al techo. una vez posicionada la escalera la comenzamos a subir juntos, en eso un grito ensordecedor se escucho a lo lejos, era la vecina alertando a mi madre de lo que tratábamos de hacer. mi madre salio despavorida en busca de nosotros y nos pregunto que es lo que intentábamos hacer. yo le dije lo que creía y ella en lugar de llamarnos la atención nos llevo al puente que cruza el rió Tijuana, a lo que nos dijo: ahora si intenten volar, a mi hermano le dio pavor y desde entonces le tiene cierto miedo a las alturas y a mi no me asusto pero obviamente no lo intente. ella le comento a mi padre lo que intente hacer junto con mi hermano, el me dijo que yo tenia que cuidar a mi hermano menor de hacer cosas tan arriesgadas y le corto la capa a mi playera.
Cuando era muy pequeño en mi familia acostumbraban a viajar mucho, rentaban camionetas grandes y en otras ocasiones nos íbamos en un microbús que tenían mis tíos. En uno de los muchos viajes se reunió una gran cantidad de familiares llenando casi por completo aquel transporte público que ese día sería sólo para nuestro uso. Vagamente recuerdo que el camino estaba destinado rumbo al estado de Hidalgo; hoy en día conozco casi por completo aquella entidad por lo que tratando de construir mis recuerdos el sitio al que llegamos se encuentra en el camino que hay entre Pachuca y la refinería de Tula. Cabe señalar que el lugar de partida sería desde la delegación Tláhuac al sur de la Ciudad de México.
La idea del viaje, me parece, era llegar hasta un lago en el cual nos bañaríamos y disfrutaríamos el sitio todo el día. Estaba emocionado durante el trayecto y ya una vez que salimos del Distrito Federal me preguntaba qué pensaría la gente de ver un microbús saliendo de la ciudad y a la vez me daba risa pues muchos de ellos hacían la parada al camión siendo que aquella no era su ruta ni estaba en servicio.
Al llegar al sitio que se alejaba mucho de lo que me habían prometido se podía observar en el paisaje grandes extensiones de “nada” en donde ya ni siquiera había carretera más que un caminito marcado sobre la tierra. Recuerdo que los arboles eran muy escasos y el calor muy intenso. El caminito ya no se notaba y el microbús comenzaba a subir por una colina hasta que no pudo más. Bajamos del camión y caminamos hacia lo más alto de aquella colina ya que una tía aseguraba que detrás estaba el oasis prometido.
La sorpresa para todos, o mejor dicho ya algo esperado fue ver que detrás de la colina había solamente un gran hoyo en forma de cráter, sin agua, sin árboles, sin nadie. Resignados no nos quedó de otra más que volver con nuestros honores, sedientos, sudorosos y cansados.
Tenía alrededor de 2 o 3 años, vivíamos en una casa de madera por el fraccionamiento Reforma, las calles no estaban pavimentadas y la gente de los alrededores acostumbraba tener corrales de gallinas y muchos perros en su casa. Por esa zona hacía mucho calor, en especial ese día. Mi papá llegó a la casa con una gran panel azul, yo no entendía porque pero me dijeron que tomara mis cosas y las subiera a la camioneta. Mi mamá estaba muy feliz. Comenzaron a desmantelar la casa, todos los muebles, ropa y juguetes los fueron introduciendo a la panel y a una pick up que Mario, un vecino, nos prestó. Como el carro venía lleno, me fui dentro gran mueble de madera sin cajones, sin embargo, me cambié de lugar y con el talón de mi zapato rompí el cristal de una de las puertas del trastero. Era un mueble que mis papás acababan de comprar; era muy grande y de madera fina, con grandes ventanas con grabados artesanales de flores y vectores curvos, ahora estaba roto, yo lo rompí. Por suerte, no me corté ni me regañaron, aun así me puse a llorar. Ese día nos cambiamos de casa, dejamos de vivir en Reforma para comenzar una nueva vida en Playas de Tijuana. Hasta la fecha, cuando bajo a la cocina, nunca puedo evitar voltear a ver el trastero y reírme por el vidrio con grabado floral faltante de una de sus puertas.
*Esta publicación es mía pero no sabia que tenia que iniciarse sesión y como utilicé la computadora de una compañera cuando la publique apareció el nombre de ella.
Cuando era muy pequeño en mi familia acostumbraban a viajar mucho, rentaban camionetas grandes y en otras ocasiones nos íbamos en un microbús que tenían mis tíos. En uno de los muchos viajes se reunió una gran cantidad de familiares llenando casi por completo aquel transporte público que ese día sería sólo para nuestro uso. Vagamente recuerdo que el camino estaba destinado rumbo al estado de Hidalgo; hoy en día conozco casi por completo aquella entidad por lo que tratando de construir mis recuerdos el sitio al que llegamos se encuentra en el camino que hay entre Pachuca y la refinería de Tula. Cabe señalar que el lugar de partida sería desde la delegación Tláhuac al sur de la Ciudad de México.
La idea del viaje, me parece, era llegar hasta un lago en el cual nos bañaríamos y disfrutaríamos el sitio todo el día. Estaba emocionado durante el trayecto y ya una vez que salimos del Distrito Federal me preguntaba qué pensaría la gente de ver un microbús saliendo de la ciudad y a la vez me daba risa pues muchos de ellos hacían la parada al camión siendo que aquella no era su ruta ni estaba en servicio.
Al llegar al sitio que se alejaba mucho de lo que me habían prometido se podía observar en el paisaje grandes extensiones de “nada” en donde ya ni siquiera había carretera más que un caminito marcado sobre la tierra. Recuerdo que los arboles eran muy escasos y el calor muy intenso. El caminito ya no se notaba y el microbús comenzaba a subir por una colina hasta que no pudo más. Bajamos del camión y caminamos hacia lo más alto de aquella colina ya que una tía aseguraba que detrás estaba el oasis prometido.
La sorpresa para todos, o mejor dicho ya algo esperado fue ver que detrás de la colina había solamente un gran hoyo en forma de cráter, sin agua, sin árboles, sin nadie. Resignados no nos quedó de otra más que volver con nuestros honores, sedientos, sudorosos y cansados.
Me encanta tu recuerdo, de hecho me gusta mucho cuando me platicas las cosas que te pasaron en tu infancia, como vivimos en contextos muy distintos nuestras aventuras, lógicamente, fueron diferentes y por lo tanto, disfruto de escucharlas.
PD: creo que si se había publicado a la primera el mensaje y lo repetimos en distintas ocasiones 😦
Cuando era muy pequeño en mi familia acostumbraban a viajar mucho, rentaban camionetas grandes y en otras ocasiones nos íbamos en un microbús que tenían mis tíos. En uno de los muchos viajes se reunió una gran cantidad de familiares llenando casi por completo aquel transporte público que ese día sería sólo para nuestro uso. Vagamente recuerdo que el camino estaba destinado rumbo al estado de Hidalgo; hoy en día conozco casi por completo aquella entidad por lo que tratando de construir mis recuerdos el sitio al que llegamos se encuentra en el camino que hay entre Pachuca y la refinería de Tula. Cabe señalar que el lugar de partida sería desde la delegación Tláhuac al sur de la Ciudad de México.
La idea del viaje, me parece, era llegar hasta un lago en el cual nos bañaríamos y disfrutaríamos el sitio todo el día. Estaba emocionado durante el trayecto y ya una vez que salimos del Distrito Federal me preguntaba qué pensaría la gente de ver un microbús saliendo de la ciudad y a la vez me daba risa pues muchos de ellos hacían la parada al camión siendo que aquella no era su ruta ni estaba en servicio.
Al llegar al sitio que se alejaba mucho de lo que me habían prometido se podía observar en el paisaje grandes extensiones de “nada” en donde ya ni siquiera había carretera más que un caminito marcado sobre la tierra. Recuerdo que los arboles eran muy escasos y el calor muy intenso. El caminito ya no se notaba y el microbús comenzaba a subir por una colina hasta que no pudo más. Bajamos del camión y caminamos hacia lo más alto de aquella colina ya que una tía aseguraba que detrás estaba el oasis prometido.
La sorpresa para todos, o mejor dicho ya algo esperado fue ver que detrás de la colina había solamente un gran hoyo en forma de cráter, sin agua, sin árboles, sin nadie. Resignados no nos quedó de otra más que volver con nuestros honores, sedientos, sudorosos y cansados.
Tenía alrededor de 2 o 3 años, vivíamos en una casa de madera por el fraccionamiento Reforma, las calles no estaban pavimentadas y la gente de los alrededores acostumbraba tener corrales de gallinas y muchos perros en su casa. Por esa zona hacía mucho calor, en especial ese día. Mi papá llegó a la casa con una gran panel azul, yo no entendía porque pero me dijeron que tomara mis cosas y las subiera a la camioneta. Mi mamá estaba muy feliz. Comenzaron a desmantelar la casa, todos los muebles, ropa y juguetes los fueron introduciendo a la panel y a una pick up que Mario, un vecino, nos prestó. Como el carro venía lleno, me fui dentro gran mueble de madera sin cajones, sin embargo, me cambié de lugar y con el talón de mi zapato rompí el cristal de una de las puertas del trastero. Era un mueble que mis papás acababan de comprar; era muy grande y de madera fina, con grandes ventanas con grabados artesanales de flores y vectores curvos, ahora estaba roto, yo lo rompí. Por suerte, no me corté ni me regañaron, aun así me puse a llorar. Ese día nos cambiamos de casa, dejamos de vivir en Reforma para comenzar una nueva vida en Playas de Tijuana. Hasta la fecha, cuando bajo a la cocina, nunca puedo evitar voltear a ver el trastero y reírme por el vidrio con grabado floral faltante de una de sus puertas.
Tratando de recordar y hacer memoria cosa que para mí la verdad es muy difícil el recuerdo más lejano que tengo es de cuando tenía unos 5 años aproximadamente, recuerdo que era medio día o quizás poco antes del medio día estaba en la playa la brisa era fresca pero el sol estaba muy intenso en esa playa también estaba un riachuelo en el cual me encontraba yo junto a mi padre estábamos jugando a los tiburones me encantaba ese juego, mi madre estaba sentada en la orilla preparando tiritas de pescado creo que desde entonces son mis favoritas, el asunto es que recuerdo perfectamente como ese rio y la playa se unían en una siempre me gustaba jugar ahí con mi papá, la arena era blanca y súper finita además de que el agua estaba muy fresa perfecta para el calor lo mejor de todo era cuando mi papa me subía en sus hombros y me metía al mar me sentía una gigante y no es para menos el medía 2 metros. Recuerdo que íbamos a esa playa cada fin de semana estaba a unos 20 min de mi casa, también me acuerdo que esa fue la última vez que fui.
Escuchando a mis compañeros de clase recordé un día nublado en cual yo me levanté con muchas ganas de jugar, tenía como cuatro años porque aún no iba al Kínder y era de esos días en los que me la pasaba jugando sin importar el tiempo.
Recuerdo que salí al patio a jugar con mi bicicleta y se me ocurrió subir a mis peluches conmigo, llevaba uno de cada brazo y como todavía no sabía andar en ella, la iba empujando con los pies, para ello las lluvias de aquel año habían derrumbado el patio de mí casa, por lo que había un enorme hoyo en lugar de patio con un pedazo de cerco colgando, pero eso a mí no me importo, yo sólo quería jugar, así que empecé a avanzar en la bicicleta con todo y mis pasajeros a bordo, cuando de repente perdí el equilibro y me fui de lado, no sé qué pensaba, pero en lugar de meter las manos para agarrarme de algo, nunca solté los peluches así que caí por el barranco quede toda llena de lodo, pero nunca solté a mis peluches por suerte la bicicleta no cayó sobre mí ya que había quedado atorada en una parte de lo que quedaba del cerco del patio o más bien barranco, recuerdo que no me dolía nada, ni tampoco sangre sólo estaba un poco asustaba, en cuestión de minutos salió mi mamá la cual sólo me regaño y creo que eso me dolio más que el golpe.
Eh tratado de recordar acerca del recuerdo más antiguo de mi infancia y esto me remonto a cuando tenía aproximadamente como cuatro años, era un día soleado de esos donde no hay ninguna nube en el cielo, yo me encontraba con mis padres y mi hermana caminando en el parque, recuerdo que mi papá me llevaba tomada de la mano izquierda mientras yo tomaba con la mano derecha a Lorena mi hermana menor de aquel entonces, a ella y a mí nos solían vestir de manera similar así que ese día no fue la excepción, ambas traíamos puesto una blusa y short blanco con morado.
Mi papá era muy consentidor siempre nos compraba chucherías mientras mi madre renegaba que lo hiciera, así que mientras caminábamos nos compro un algodón de azúcar, el mío era de color azul y de Lorena era rosa y recuerdo que el algodón traía un billete de 500 pesos, yo me sentía millonaria con ese billete.
Posteriormente nos sentamos en una de las bancas del parque, las cuales recuerdo todas blancas y ahí nos quedamos un momento a descansar después de ahí ya no recuerdo que sucedió, sin embargo siempre viene a mí mente ese recuerdo de la tarde en el parque quizá porque era muy confortable el estar con mis padres, pero hay algo curioso es que sólo recuerdo estar con mi hermana menor, pero no recuerdo que estuvieran mis hermanos mayores.
me hizo recordar esos días cuando íbamos de niños al parque mi mama siempre nos llevaba comida «sana» jamas nos dejaba comer dulces, pero era divertido ir al parque los juegos etc
Creo que solo recuerdas a tu hermana porque compartías demasiadas cosas iguales con ella c:, es muy reconfortante recordar los momentos más remotos con los padres porque son de los más memorables.
De mi infancia tengo muchos recuerdos, sólo que ninguno es lo suficientemente claro para contarlo con muchos detalles, pero ahorita se me vino uno a mi mente que es una de las cosas que más recuerdo. Estaba en un paseo de la primaria, no recuerdo en qué lugar pero sí sé que era un rancho, por el rancho corría un río con muy poca agua pero suficiente para entretener a la mayoría de los que fuimos a ese paseo, había padres de familia, profesores y alumnos. Estábamos reunidos por grupos, cada quien hacia lo que quería, pero todos estábamos haciendo lo mismo, bañándonos en el río. Íbamos caminando dentro del río cuando miramos una súper bajada un poco fea pero perfecta para aventarse en la bicicleta, éramos unos 8 compañeros los que andábamos juntos, tomamos la decisión de ir por nuestras bicis para aventarnos por la bajada. Ya cuando estábamos ahí nadie quería ir primero, por lo que yo tomé la iniciativa, antes de platicar qué pasó voy a describir mi bicicleta, era una bici 20, color negra con detalles rojos, no recuerdo que fuera de alguna marca de bicicletas reconocida, los cuernos ya estaban un poco flojos, los podía mover hacia adelante o hacia atrás, pero lo que era realmente característico de esos cuernos era que no tenía manubrios, es decir que era puro fierro peló. Esos son todo los detalles que recuerdo de mi bici, bueno, estaba en que me armé de valor y dije que yo iba primero, me aventé y comencé a bajar rápidamente, en verdad fue toda una hazaña, sabía que iba a ser el único en hacerlo y, tuve razón, fui el único porque justo casi cuando terminaba la bajada muy cerca de la orilla del río, salí volando hacia enfrente, me fui dando maromas hasta caer dentro del río, me levanté en menos de un segundo agarrándome el pecho y gritando entre llantos.. no se rían, no se rían.. como les platicaba antes de subirnos a las bicis nos bañábamos en el río por lo que yo andaba sin camisa, también si recuerdan mi bici no tenía manubrios, lo que pasó es que la orilla del cuerno (donde va el manubrio) se me enterró en el pecho porque se me torció el cuerno, entonces me hizo una raspada bastante grande que nunca voy a olvidar, mis amigos tampoco olvidan esa caída y menos esa escena en que me paré diciéndoles que no se rían.
Por andar de aventurero lo que te pasó, lo más probable es que ese recuerdo ha quedado en la memoria de varios de tus compañeros, aunque posiblemente tu recuerdo no sólo traiga imágenes sino también sensaciones, sobre todo de dolor corporal.
bueno un recuerdo muy lejano que tengo cuando estaba pequeña es cuando yo tenía como 6 años y estaba de vacaciones, mi padre a nosotros mis hermanos y yo no nos pegaba cuando nos portábamos mal, siempre nos castigaba y hablaba con nosotros, entonces un día la comadre de mi mama se enfermó y llego la ambulancia por ella y como yo era muy apegada a mi mamá pues no quería que se fuera yo no sabía muy bien la gravedad del asunto pues era muy pequeña así que cuando mi mama salió corriendo y se subió a la ambulancia pues yo comencé a gritar que quería a mi mama yo quiero a mi mama quiero a mi mama mi padre salió corriendo de tras de mi me metió a la casa y me di una nalgada fuertisisismamente así que ni siquiera grite corrí a tomar una cobija y me tape con ella llore en silenciosamente y ahí me quede en mi camita al día siguiente hable con mi mama y le dije que no quería ver a mi papa que ya no lo quería por haberme pegado así que me llevaba con la vecina hasta que llegara y me decía cuando el reloj este así con la manecilla de las 2:00 pm vendrá tu hermano por ti o te subes pues así dure como dos semanas sin hablarle para nada ni lo volteaba haber hasta que un día llego mi hermano como a las 1:30 y me dijo ya llego mi mama que te subas, voltie haber el reloj y le dije no porque todavía no está en el dos el reloj, no ha llegado mi mama, que si me dijo y la vecina nada más se rio entonces me subí a la casa con mi hermano y cuando abro la puerta mi papa estaba agachado con una papayita pequeña para mí y me pidió una disculpa yo la verdad pues no me agrado mucho la papayita me dio risa lo mire y me dice que no te gusto la papayita pequeña como tu jajajajajaja nos reímos y me llevo a la tienda creo que nunca he durado tanto sin hablarle a alguien pero me dolió mucho que me hubiera pegado ahora de grande entiendo la desesperación de mi padre en ese momento lo amo y me arrepiento de haber sido tan orgullosa.
Me acorde de las veces que mi mamá me llevaba a la tiendita y me compraba un montón de dulces 😛 y también cuando me enojaba con mis papás pero nunca podía durar tanto tiempo sin hablarles.
Creo que tu padre fue muy paciente contigo y a pesar de que te pego debes reconocer que respeto tu postura por dos semanas sobre no querer verlo y hablar con el c: , muchos padres no respetan las posturas de sus hijos cuando estos son aún muy chicos.
El recuerdo más antiguo que me llega a la mente es un poco traumatizante y por eso supongo que es el que más presente tengo siempre. Cuando tenía como 4 o 5 años con mis papás estaba viendo una película, estábamos acostados en la cama, yo en la orilla de lado derecho al lado estaba mi mamá y después mi papá, la película era la del Rey León y era la primera vez que la veía. Todo iba muy bien hasta la parte en que matan a Mufasa y Simba, su hijo, se acerca a él y le habla para que reaccione pero Mufasa ya estaba muerto. Al verla casi lloraba pero recordé que mi mamá estaba a mi lado y no quería que me viera llorar así que solo me hice bolita y me recargue en su hombro. Ver esa escena ocasiono que ya no disfrutara de lo que restaba de la película, fue la primera experiencia que tuve sobre la muerte, yo no sabía qué era eso y verlo me desconcertó porque no entendía que le había pasado y a donde se había ido, la verdad no recuerdo cómo fue que entendí lo que significaba la muerte pero esa película me traumo durante gran parte de mi infancia, a decir verdad no he vuelto a ver la película completa desde aquella vez, cuando me la encuentro en la televisión solo me gusta ver la última parte.
JAJAJA suele pasar cuando uno esta niño esperamos un final feliz y cuando se nos pone otra cosa nos trauma como en mi caso. Ahora el miedo a una ¨peli¨ ya me da mas risa.
El recuerdo mas fuerte que tengo de mi niñez es sin duda el de mi motito “bigwheel” probablemente tenia 5 años, no se si era muy pobre o de verdad me gustaba mucho jugar y pasearme única y exclusivamente en ella, era lo que mas me gustaba y no la compartía jamas con mis hermanos.
Recuerdo que un día salí en ella a pasearme al patio, no se por cuanto tiempo estuve jugando pero después de un rato se lleno toda de tierra y mi mama no me dejaba meterla a la casa, solo me dijo que si la lavaba si me iba a dejar pero antes me iba a dar unas cosas.
Se fue por un rato y cuando regreso me dio una esponja y una cubeta con agua, me dispuse a lavarla, pero como sabia que me iba a tardar mucho yo quería usar la manguera, lo malo era que al no saber como se abría le pedí a mi mama (que en ese momento se encontraba hablando por teléfono) que la abriera y le señalaba la manguera y me ignoraba y me seguía ignorando, en ese momento no pensé en las consecuencias solamente lo hice por impulso ni siquiera por maldad, me salí al patio y agarre la esponja que estaba empapada con el agua de la cubeta, me regrese con mi mama y se la aventé en la cara, me pareció muy gracioso comencé a reírme sin parar pero luego mire la cara de mi mama que estaba muy enojada y me persiguió por toda la sala.
Este es otro momento muy vivo en mi memoria, jamas se me olvida que corrí alrededor de una mesa con mi mama enojada corriendo tras de mi y solo me decía que de todas maneras me iba alcanzar y me iba a pegar mas fuerte así que mejor me quede parado para que me alcanzara (en ese momento ya se había pasado mi risa) me pego en la mano pero eso fue todo, fingí que me había dolido, me dijo que estaba castigado y le iba a decir a mi papa. Me fui a mi cama a llorar . . . bueno en realidad solo fingia que lloraba.
Cuando era niña y tenía 3 o 4 años de edad realice varias travesuras, estas son mi recuerdo infantil más lejano, una de ellas es, que mi papá tenía la posibilidad de cuidarme en la panadería donde aun trabaja , todos en el lugar me cuidaban y jugaban conmigo, pero un día quise ver que había en un tambo, me acerque, coloque una cubeta que me dio la posibilidad de subirme a una mesa que me dio la oportunidad de ver que había en el tambo, bueno al ver hacia lo profundo , me caigo adentro del tambo y entonces mi papá se da cuenta y logra sacarme. Todas las personas comienzas a reírse por verme llena de harina, ya que era lo que el tambo contenía. Otra travesura de mi infancia y el recuerdo más perverso fue un día mi mamá me vistió con un vestido azul claro y tomando agua moje el vestido, entonces llore por qué no me gustaba verme sucia, pero mi abuelo se enojo y me dio dos nalgadas y me encerró en un cuarto, a los pocos minutos veo un cuatro chico de la Virgen de Guadalupe y aun enojada lo arroje al piso, el cuatro se quebró y todos se dieron cuenta y me regañaron, después de ese momento me encargue de desaparecer todas las imágenes de la virgen que la familia pudiera tener y desde entonces nadie tiene una.
Es un recuerdo muy especial, es de los pocos que tengo cuando tenía 4 años, y comienza así: mi mamá me viste medias calcetas blancas y un vestido claro, luego me unta crema en la cara y en los brazos, me peino y me puso en el cabello un moño grande de prendedor que nunca me gustaron, esperamos a que mi papá se arreglara salimos y nos subimos al carro mis dos hermanos, los papás de mi papá.
Nosotros vivimos en la obrera fuimos a la colonia Guadalajara por mis abuelitos maternos quien no ubique este lugar queda pegada a las faldas del canal 12. Cuando llegamos mi mama se bajo del carro y fue avisarles que ya estábamos ahí, tardo un rato luego bajaron por el callejón de servicio mi mama adelante mi abuelita Lupe que la recuerdo muy bien con su pelo negro ondulado recogido un trajecito café de blusa y pantalón caminando, es el único recuerdo que tengo de ella donde está de pie, detrás de ellas venia mi abuelito Carlos con una camisa polo color azul cielo. El reto fue acomodarnos todos en el carro de mi papá, mi hermana Jeannette, mi mama y yo nos fuimos adelante mi hermano Rubén se fue atrás con todos mis abuelitos.
Siguiente parada el estudio de fotografía, afortunadamente nos atendieron rápido y amable las personas del lugar yo andaba feliz jugando con los cables de las luces, me gustaron los bancos que tenían para sentarse, tomaron fotos de mis papas juntos, mis hermanos con ellos, los siete: los nietos los papas y dos abuelos, y la favorita de todos hasta ahora mis cuatro abuelitos mis dos papas y los tres hermanos, es el recuerdo más viejo que tengo, el único donde esta toda mi familia reunida, sin duda fue una buena idea de mi madre esto.
El recuerdo lo tengo muy bien presente aparte de ver las fotos cada vez que voy a visitar a mi abuelo Carlos.
cuando escuche tu historia acerca de tu abuelita, me hiciste recordar a mi abuelo, mi tata, porque yo no recuerdo estar con el en vida pero me acuerdo el día que fue su velorio y mis primas y yo que teníamos la misma edad más o menos 3 años nos agarramos de las manos y nos acercamos al ataúd y es como recuerdo a mi tata, también recuerdo su funeral que me gusto muchísimo porque él era jefe de bomberos y recuerdo que lo llevaron en una bombera y que le hicieron un pequeño desfile hasta llegar a un lugar muy grande en donde le rindieron honores. no mencione este recuerdo porque me volvió a la mente cuando estabas hablando.. pero si ese es mi recuerdo de mi tata
El recuerdo más lejano que tengo de mi infancia es cuando tenía aproximadamente cuatro años. Mi mamá no me podía cuidar porque trabajaba entonces me dejaba en la casa de a lado que era donde vivía mi tía, pero como ella tenía una hija de la misma edad no me trataba muy bien porque siempre peleábamos por los juguetes, ya que yo no estaba acostumbrada a compartir porque no tenía hermanos.
Entonces ese día recuerdo que era la hora de la comida, y como no me había portado bien supuestamente pues me llevaron al patio, castigada hacía mucho sol debió ser verano, así que para divertirme un poco me ponía a platicar con las plantas y jugaba con ellas.
Después de un rato vi que había una caja parecía abandonada porque estaba llena de tierra, particularmente me llamaban mucho la atención los anillos que mi mamá usaba, para mi sorpresa cuando abrí esa caja había herramientas; entre martillos y pinzas al final encontré unas tuercas me parecieron tan bonitas como unos anillos.
Así que, decidí ponerme una, estaba muy contenta con mi nuevo “anillo”, me estaba divirtiendo bastante pero ya no podía quitármelo y comenzaba a molestarme, cuando mi tía se decidió a meterme a la casa para comer porque el castigo había terminado fue peor, se dio cuenta de que tenía una tuerca en el dedo trató de sacármela y no pudo, comenzó a gritarme y decirme que me arrancarían el dedo.
Por lo que empecé a llorar mucho y estaba muy asustada, ella no dejaba de gritarme y mi tío se burlaba de mí, al poco tiempo llegó mi mamá y me puso jabón para que resbalara la tuerca y comenzaba a jalarla, me dolió mucho pero por fin logró sacarla y me después me regañó.
Hasta la fecha recuerdo mucho esa anécdota aunque me siguen encantando los anillos tanto que colecciono pero no me vuelvo a poner una tuerca en mi dedo.
González Denniss.
Mi recuerdo mas lejano es cuando tenía 6 años, mi hermano menor y yo nos llevamos por 3 años de diferencia, así que eramos muy unidos y traviesos, lo que mas nos gustaba hacer era agarrar el maquillaje de mi mamá y nos pintábamos como ella jajaja, mi hermano siempre le gustaba andar en ropa interior así que el se pintaba todo el cuerpo, mis hermanas las grandes nos tomaron fotos y creo que todavía existen. otra de las cosas que nos gustaba hacer era comer la tierra mojada y lamer una pared de yeso, primero la mojábamos y luego la lambíamos, en fin los recuerdos de mi infancia siempre son con mi hermano, ya que andábamos juntos para todos lados haciendo travesuras.
un recuerdo triste fue cuando lo atropellaron el tenía 5 años, recuerdo que yo estaba muy asustada y que mi papá salio corriendo a cargarlo mi mamá se desmayó y todos los vecinos salieron ha ayudarnos, lo bueno es que no le paso nada solo un golpe en la pierna, pero fue un momento muy difícil para mi ya que me tocó ver cuando lo atropellaron y recuerdo que no dejaba de llorar.
me agrada porque me hace recordar mis aventuras con mis hermanos, me gusta el olor a la tierra mojada asi que eso tambien fue factor para mi respuesta, como reflexion creo que hay que vivir cada momento como si fuera el ultimo.
El recuerdo mas lejano es de una salida al bañeario de las albercas el briseño yo tenia aproximadamente entre 3 o 4 años, usaba un traje de baño color verde con blanco ese dia hubo un evento no recuerdo de que era pero se realizaron concursos de bailes,para esto pidieron mujeres del publico para concursar y mis papas me subieron al escenario creo yo es la primera vez que me subia a uno y me paraba frente a muchas personas, recuerdo que desde que empezo la musica la gente me aplaudia y mis papas reian no se si se reian de mi o les gustaba mi baile jaja pero bueno digamos que les gustaba porque hace un momento acavo de preguntar y dice mi mama que gane el concurso pues me aplaudieron mas que a las muchachas que estaban concursando que momentos tan bonitos, que recuerdos!! de verdad no cabe duda que desde chicos sabemos que es lo que nos gusta y de grandes hay veces que lo olvidamos aunque no es mi caso el baile sigue siendo lo mio jejeje 🙂
Mi recuerdo de la infancia, me transporta a cuando yo tenía cinco años de edad, recuerdo que era un día soleado y en mi casa se encontraban unos trabajadores, ya que se estaba ampliando un cuarto en la parte de atrás, mi padre es ingeniero civil y por tal motivo yo conocía a los albañiles, yo me encontraba jugando con algunos juguetes y en ese momento paso mi padre por el cuarto en el que estaba jugando dirigiéndose a la cocina, escuche que abrió la puerta del refrigerador y escuche que mi madre menciono “les vas a dar cerveza si están trabajando, ¿Por qué no les das un jugo mejor?” a lo que mi padre no contesto y lo próximo que se escucho fue un grito de “Pablo Alejandro ven por favor”, llévale estas cervezas a los albañiles allá atrás, pero salte por la puerta de enfrente porque hay mucho tiradero atrás, nomas te vas con cuidado porque están trapeando enfrente, a lo cual yo no preste mucha atención y salí corriendo en cuanto abrí la puerta…lo único que puedo recordar es ver a una persona trapeando y mi vista empezó a elevarse yo me estaba resbalando cuando baje un escalón al patio, este estaba mojado como menciono mi papá y para mi ese momento se paró el tiempo y de pronto sentí un golpe muy fuerte en la parte trasera de mi cabeza, al mismo tiempo se escucho un tronar; esto fue porque me había golpeado con el filo del escalón para entrar a mi casa, empecé a llorar y mis padres salieron a auxiliarme, se que me llevaron al carro y que mi madre decía que estaba sangrando muchísimo, después se me empezó a nublar la vista y lo único que recuerdo es al doctor cosiendo la herida .
me recuerda todas la veces que me abrí la cabeza, antes de los cinco años fueron como unas tres veces, claro todas fueron accidentes y ninguna culpa mía 😉
Cuando tenía más o menos unos tres años recuerdo que era una época en la que solía ver mucho a unos dos primos y una prima un par de años más grandes que yo. Sin importar quien visitara a quien nos gustaba mucho jugar (las escondidas, las traes…) a mi en especial porque en aquel entonces era hija única por lo que el convivir con otros niños era algo que no pasaba muy seguido. En uno de esos días de juego a mis primos y prima les pareció buena idea jugar a las escondidas pero dentro de la casa en lugar del patio, a pesar de que jugar en la casa era algo que teníamos prohibido. No encontrábamos lugares para escondernos entonces decidimos sólo ponernos a bobear en lo que se nos ocurría algo. De todos los lugares que pudimos haber elegido para bobear todos decidimos quedarnos el cuarto de la tía Leoni ¡Lo que era peor que romper todas las reglas que teníamos! (La tía Leoni es de las tías más estrictas en mi familia), al escuchar pasos que venían directo hacia nuestra ubicación todos entramos en pánico; comenzamos a correr por todos lados buscando ahora sí un escondite, y al ya no poder más con el pánico decidimos salir lo más rápido que se pudiese. Mis primos salieron primero, mi prima después y yo… pues hasta el final, mi prima sin importar que yo siguiera adentro (porque ella sabía que estar sola en ese lugar me daba miedo) decidió cerrar la puerta lo más fuerte que pudo (era una niña pasada de peso y fuerte muy fuerte, creo que su fuerza era proporcional) no estoy segura de cómo, pero al cerrarse la puerta alcanzó mi labio inferior y lo reventó. Llegó mi tía Leoni, mi mamá y dos tías más para ver lo que había pasado, me tomaron en brazos, yo estaba llorando, mi mamá limpió mi sangre y después de ver mi sangre un rato me dormí sosteniendo el hielo que mi mamá puso sobre mi labio después de limpiarme. Cuando desperté en mi casa pensé que había sido un sueño hasta que sentí mi labio lastimado.
Que sangrienta tu historia, recorde las veces que me pasaba algún accidente de los cuales fueron varios y de las veces que me sucedía eso y de saber el regaño que me darían prefería no decir nada.
Me es muy difícil identificar el primer recuerdo de mi infancia, ya que son muy vagos y no sé identificar el tiempo en que ocurrieron, mis memorias comienzan a partir de los cinco años durante el kínder, toda esa etapa la recuerdo muy bien pero antes de eso solo tengo episodios cortos y uno de ellos es el siguiente:
Entré junto a mi madre a la sala de una casa, ahí estaba lleno de personas que no conocía, recuerdo saber que eran familiares pero no reconocía sus rostros, era de noche, había sillones, una alfombra peludita y una mesa en centro de vidrio con una base de metal negra, a mi me gustaba mucho bailar, mi madre solía hacerme vestidos muy provocativos y exóticos, creo que para ella yo era una especie de muñeca que adornada a su antojo pero no había problema con eso porque a mí me gustaba ser el centro de atención. Como en todas las reuniones familiares yo siempre bailaba y esa noche alguien creo mi padre o unos tíos pidieron que hiciera mi show, así que decidí complacerlos, como había personas que no conocía y no tenían el gusto de conocer mi trabajo, me propuse dar un espectáculo mejor que los anteriores, me subí a la mesa de vidrio, recuerdo mover la cintura y los brazos con tanta energía que no me importaba el cansancio físico quería impresionarlos, pero a los pocos minutos ese entusiasmo me jugo una trampa cuando dando una vuelta me resbale y caí de la mesa pegándome en la barbilla, lo primero que sentí fue el dolor en los tientes por el impacto, así como la vibración y dolor en la cabeza, recuerdo también que al momento de caer, mi mirada se dirigía hacia una mujer que estaba sentada al frente, vi su expresión antes y después de mi caída, su rostro hiso una mueca de dolor en el momento que miró el golpe, en ese justo instante los aplausos que iban sincronizados con la música se cesaron y antes de que alguien me levanto del piso, yo no sentía dolor pero comencé a llorar no por el dolor sino porque no pude terminar bien mi espectáculo. Lo siguiente que recuerdo es estar recostada en una silla de un consultorio médico, sobre mi cabeza una lámpara encandilándome, un doctor y una enfermera que me ponían algo en el mentón, el dolor era muy fuerte, pero estaba tranquila.
Recuerdo cuando yo tenía alrededor de 4-5 años y vivía en Obregón Sonora. Solía jugar mucho con un vecinito que vivía frente a mi casa, en su casa había un enorme árbol del cual nos encantaba treparnos pero había veces en que solo preferíamos quedarnos a jugar canicas en ese piso de cemento tan duro y lleno de tierra. Por una extraña razón, él y yo nos llevábamos muy bien y siempre estábamos juntos, hasta que un día la ¨carrilla¨ por parte de mis vecinos y mis propias hermanas de 11 años no pudo esperar más. Pues en una de esas ocasiones en las que él y yo nos encontrábamos jugando, mis hermanas y los demás vecinos hicieron un complot para hacer que ambos nos diéramos un beso, a los dos nos llevaron a la casa de otra vecina (amiga de mis hermanas) y nos dijeron que nos diéramos un besito, nuestra primera reacción fue de sorpresa porque ninguno de los dos imagino lo que nos dirían, después nos dijeron que para que no nos diera vergüenza hacerlo ellos nos iban a esperar dentro de la casa, así que todos se metieron rápidamente a la casa de la vecina y nos dejaron a los dos sentados afuera. Al principio ninguno de los dos sabía que hacer, pero si estábamos seguros de que ninguno quería un beso, así que le dije que contáramos hasta tres y saliéramos corriendo cada quien para su casa, nuestro plan había salido casi perfecto, pues yo si había logrado entrar a mi casa, pero a él lo alcanzaron así que mis hermanas fueron por mí. Regresamos al lugar y volvieron a decirnos que ellos no nos verían pero que querían que nos diéramos un ¨besito¨, volvieron entrar a la casa y yo voltee a ver esa puerta tipo mosquitera de aluminio en color negro para ver si estaban ahí, y efectivamente se lograban ver sus cabezas asomándose para ver lo que pasaba. Finalmente los dos nos dimos por vencidos porque sabíamos que no nos dejarían en paz hasta hacer lo que ellos querían, nos dimos rápidamente un ¨beso de piquito¨ y en ese mismo instante todos salieron gritando de emoción.
Fue en septiembre del 94 cuando fui por primera vez al kínder recuerdo que a mí me agradaba la idea porque yo miraba que mis hermanos iban a la escuela y yo por ser la más chica siempre me quedaba en mi casa sola y enojada por qué no tenia con quien jugar Nintendo (Mario Bross) o mejor dicho quien pasara los niveles que yo no podía.
Bueno ese primer día me levante súper temprano y desperté a mi mamá, ella me arreglo y yo estaba súper emocionada por que iba a estrenar mi uniforme el cual me encantaba (era un jumper blanco y el mandil era azul con blanco y tenia encaje alrededor) cuando se llegó la hora de peinarme mi mamá me chantajeo con que si no me dejaba peinar no me llevaría a ningún lado ,a mi no me gustaba que me peinara por que tenía el cabello super largo y chino y siempre me jalaba y yo creía que lo hacia apropósito pero para mi no tenia otra opción o no se haría lo que yo quería.
De camino al kínder yo iba brincando muy emocionada recuerdo que pase por la escuela de mis hermanos y le dije a mi mamá que mi escuela estaba mejor, cuando llegamos le di un beso y le dije que luego nos mirábamos, ella me dijo que iría por mí en unas horas a lo que yo asentí, en eso escuche a un niño que dio un grito muy fuerte para que su mamá no lo dejara y a tirones y jalones lo arrastro hasta su silla, yo no entendía por qué gritaba tanto si el salón estaba súper bonito e íbamos a hacer muchas cosas (a mi me maravillaba la idea de jugar con las pinturas) intente hablarle pero él no me hizo caso y siguió llorando, nunca más le volví a hablar y él, todos los días del resto del año siguió llorando y yo nunca lo entendí.
A mi mente vienen varias momentos que viví de niña: mi abuelo y su agradable presencia, las discusiones constantes de mis padres, la casa siempre llena de familiares y amigos de mis hermanos y yo oculta detrás de la ventada del cuarto principal, observando de lejos a quien inocentemente decía amar. A mis escasos 3-4 años vivía enamorada del vecino de enfrente: un niño de aproximadamente 10 años, vaquero hasta los huesos, con cabello largo, sombrero y botas, y una enorme verruga negra en una de sus mejillas. No tengo idea de por qué me gustaba, pero resultaba interesante ver como en vez de cerco, su casa tenía cajas que contenían gallos y gallinas que cacaraqueaban todo el día.
Para atraer su atención pedí que me comprarán una blusa blanca que va al hombro, como las que te piden en los bailables de la escuela para representar a la famosa ¨adelita¨, según yo combinaba con la ropa de él. A pesar de mis intentos, al final nunca le hable. Me di cuenta que no me gustaba tanto. Ya han pasado bastantes años y aquella inocente historia de ¨amor vaquero¨ personalmente forma parte de un bonito recuerdo. Pero lamentablemente el flanco perfecto para burlarse en los convivios familiares.
Uno de los recuerdos mas lejanos que tengo de mi infancia, fue cuando tenia mas o menos tres años, lo reforde por que tiene que ver connunos dulces que comi eñ dia de hoy, recuerdo que ese dia me desperte muy temprano y al bajar las escaleras vi que mi papa estaba de visita en mi casa, cuando lo vi le pregunte que tenia ahi, una bolsa en sus manos, mendijo son unos dulcesitos para alrrato , pero no te los comas todos. Le puse mi cara de concencimiento y le pedi que me diera uno en ese momento, se miraban tan bonitos llenos de colores, y me dijo bueno pero solo uno, entonces nos sentamos en el sillon de la casa, y me dejo escoger el color que quisiera, recuerdo que hasta susurrabamos al hablar , no se si por que era muy temprano o por que mi mama se enojaria si me veia comiendo dulces tan temprano, cuando acabe con el dulce le estire la mano para que me diera mas y se nego, creo que la cara de convencimiento no funciono otra vez por que cerro la bolsa y la puso encima del refrigerador para que no pudiera alcanzarla, me dijo alrrato se los pides a tu mama, me dio un beso y se fue.
El recuerdo más lejano de mi infancia es de hace más de 18 años, cuando vivía en la ciudad de México. La casa de mis papas estaba en una colonia llamada «los reyes la paz», recuerdo que la casa era de dos pisos y de color azul, y que todos los niños que vivíamos en esa calle asistíamos al mismo kínder, aun tengo vagos recuerdos de ellos. Solíamos jugar en la calle, no era muy amplia y justo enfrente vivía mi abuela paterna.
Todos los niños, incluido mis primos que vivían con mi abuela, jugábamos todos en la calle, incluso con los niños que eran un poco más grandes (ellos casi no nos hablaban), recuerdo que en una ocasión le dieron un pelotazo muy fuerte en la cabeza a un amigo y lo descalabraron, pero no lo llevaron al doctor, ahí mismo su mama lo regaño y luego le puso algo en la cabeza, no recuerdo que era pero recuerdo que no era una venda.
Justo enfrente de donde jugábamos vivía una señora que tenía una tiendita dentro de su casa, solíamos llamarle “la abuela”, todos comprábamos ahí dulces y sodas, pero había otra tienda que estaba 3 casas hacia el lado derecho de la casa de mi abuela donde jugábamos «maquinitas», eso fue hace ya mucho tiempo pero aun puedo recordar varias cosas de la zona.
Lo último que dije a mis amigos antes de venir a Tijuana fue «en un año regreso» y ya pasaron muchos años y no he regresado y quién sabe si lo haga, vendieron esa casa cuando nos mudamos a Tijuana, igual he perdido contacto con todos mis amigos de ahí así que no creo encontrar a ninguno si regresara o que me recuerden a mi o yo a ellos.
Hisiste que se me vinieran a la mente los momentos que vivi cuando estaba en el df, me sentí identificada con tu recuerdo por que al parecer soliamos tener desde la convivencia que se tiene con los vecinos, la forma en que nos entreteniamos e incluso la clasica tiendita que siempre tienes cerca.
cuando dijiste que no te habian traido nada de lo que tu pediste, me acorde que yo le ponia siempre en mis cartitas a Santa que me trajera un hermanito y siempre me llegaban muñecas jajaja…
Hace ya varios años, cuando tenía 13 e iba en la secundaria, me enamore vilmente de mi maestra de química. Recuerdo que era una señora de aproximadamente 28 años ya tenía dos niños pequeños. Ella era rubia estaba un poquito llenita, pero me fascinaba. su sonrisa era perfecta no le faltaba nada.
Cuando estábamos en clase me encantaba escuchar sus formulas de hecho olvidaba lo que estaba explicando, tenia los dientes derechitos y cuando sonreía hacia una mueca en el cachete izquierdo.
La verdad no era el único que la profe, lo volvía loco algunos de mis compañeros y amigos me habían comentado que ella era todo una diosa. Su cabello negro azabache. No había mujer más linda.
Cierto día en la clase le dije profe usted no ha pensado en divorciarse, ella un poco desconcertada me dijo pero que cosas dices estás loco. Yo soy una mujer felizmente casada y con dos hijos además. Para mí eso no importaba pues yo sentía ese gran deseo de aunque sea un día ella me diera un beso en la mejilla.
En las tardes cuando ella salía de clases, yo esperaba que se despidiera de mí y me dijera nos vemos mañana Jesús, que descanses y no se te olvide la tarea, ríe con esa sonrisa perfecta y me enamora más y más. Un día de esos que no olvidare pero fue el rompimiento de nuestra mala relación, llegue con ella y le dije profe, usted me gusta y la verdad es que no puedo vivir sin usted, ella se me quedo mirando atónita y me dijo pero niño, yo ya estoy casada y yo le conteste pero eso no importa yo la quiero. Ella un poco molesta, me dijo la verdad que esto es muy incomodo, no quiero que menciones esto a tus compañeros, porque se puede armar un problema, ya no vi su sonrisa. Lo único que me quedo fue ese gran recuerdo que ame a mi profe de química de la secundaria. Nunca más la volví a ver pues me Salí de esa secundaria.
El recuerdo más lejano que tengo de mi infancia es cuando tenía aproximadamente 3 años recuerdo que mi hermano llevaba todo el día preguntándole a mi mamá que si cuando mandaríamos la carta a los reyes magos, a lo que ella solo contestaba que más tarde, yo no sabía quienes eran los reyes magos o a donde les mandaríamos la dichosa carta, pero veía el entusiasmo de mi hermano cada vez que preguntaba.
En la tarde llego mi papá del trabajo con dos globos muy coloridos, uno para mi y otro para mi hermano a lo que yo me puse muy feliz, por que nos había traído algo, pero no nos dejo tomarlo nos dijo que fuéramos por una hoja y una pluma así que salí corriendo con mi madre para que me diera lo que me había pedido mi papá, regrese con él y me dijo que como me había portado bien Melchor, Gaspar y Baltazar me iban a traer unos regalos y que tenía que hacerles una carta para que ellos supieran que es lo que quería, me puse muy feliz y con ayuda de él termine mi carta después el hizo rollito la carta y la amarro al globo, unos minutos después tocaron a la puerta, eran los vecinos que también mandarían su carta avisando que ya iba a enviarla así que mi mamá, mi papá, mi hermano y yo subimos a la azotea junto con los demás vecinos, mi mamá me dio mi globo con la carta y me dijo que antes de soltarlo pidiera un deseo así que lo pensé un poco y después lo solté y así ví como se fueron todos los globos tantos de mis vecinos como el mío y el de mi hermano…. días después llegaron los reyes sin un solo regalo de los que les había pedido.
Me sentí muy identificada contigo porque recuerdo que mi mamá también solía ayudarme a hacer las cartitas solo que en mi caso eran para Santa, recuerdo que pasábamos las navidades en la casa de una de mis tías y cada año veía como le regalaban a mi primo videojuegos y consolas nuevas, yo siempre quise tener una y siempre lo ponía en mi cartita de navidad pero Santa nunca me lo trajo y yo pensaba que era porque no me había portado tan bien como creía, hasta que descubrí que santa no existía y que todo era obra de mi mamá entonces supuse que no me había regalado esos videojuegos y consolas porque no eramos tan ricos como mis tíos.
yo me acuerdo que siempre lo hacíamos en el kinder y yo le pide una muñeca a santa, el día de la posada al traer los regalos me trajo otra cosa y le alegaba que no lo quería por que yo no le había pedido eso pensé que se había equivocado recuerdo que mi mama estaba roja
El recuerdo más lejano que aún prevalece en mi memoria es el hecho de recibir la educación preescolar en un kínder manejado por religiosas católicas ubicado en la colonia conocida como la escondida, en el las monjas que fungían como educadoras se valían de reglas para conseguir una buena conducta entre los infantes pero estas no eran normas si no reglas de madera de gran tamaño que utilizaban para golpearnos en los glúteos, para evitar estos yo siempre intente portarme de la mejor manera posible, por el lado contrario también existían los premios para los bien portados convirtiéndose en lo que hoy es el recuerdo más primitivo que provoca en mi felicidad este consistía en poder pasear en un carrito llamado Cozy Coupe de color amarillo con rojo con enormes ventanas totalmente descubiertas que manejabas al estilo picapiedra sacando los pies por debajo y corriendo a toda velocidad, siendo este día el primero de felicidad total al estar dentro de el sintiendo poder y alegría que terminaron veinte minutos después y hasta el día de hoy siguen siendo los momentos felicidad más pura en mi vida.
Bastante claro que la religion con la educacion no se llevan, si no es para dejarnos en claro que la iglesia como institucion es un reflejo que somos seres humanos con mas errores que virtudes.
Este momento de mi infancia lo recuerdo no solo porque fue algo que me paso a mi sino porque es una de esas historias que se cuentan en las pláticas familiares y fue hasta que mi mamá platicó que supe la verdad y destruyeron mis recuerdos jajaja.
En el kínder al que asistía no se permitía llevar juguetes porque ahí había y no era necesario además de que se podían extraviar, aun recuerdo como si fuera ayer… desde pequeña me ha gustado el dinero jaja y en esa ocasión me habían regalado unos billetes de colores y monedas todo el paquete de un banco o tiendita, yo me los quería llevar a la escuela para presumirle a mis amigos y amigas (me sentía rica) claro que si sabía que eran de mentiras, pero ese día mi mamá me dio mi lonchera como siempre pero antes de irnos me fui corriendo a mi cuarto con la lonchera que tenía mi juguito y mi sándwich, saque todo y metí rápido mis billetitos para que no se dieran cuenta, ya me fui a la escuela y todo como si nada, ya quería que empezara el recreo para enseñarle a mis amigas mis billetes, ya se llegó la hora y fuimos al área de comedor, les enseñe y como esperaba todos estaban conmigo jugando, pero me surgió un pequeño problema que no había calculado, después de jugar un rato me comenzó a dar hambre como veía que mis compañeros estaban comiendo y yo acostumbrada a comer a esa hora, no sabía que hacer, y lo malo es que ni a quien pedirle porque ya habían terminado, así que muy “inocente” dije bueno a ver si caen, agarre mi dinerito y me forme en la fila de la tiendita, llegue y pedí mi jugo y una pizza, (estaba muy nerviosa) y me lo dieron, pague y espero poco para ver si me decían algo, como no me dijeron nada me fui corriendo a sentar para comer, el resto del día tuve remordimiento, claro que en ese momento no sabía que era eso que sentía pero de todos modos no dije nada, bueno, le presumí a mis amigos que había comprado con dinero de mentiras y que no me habían cachado, en fin, trascurrió el resto de la semana, del mes y ya hasta que se me olvido y no paso nada, resulta que en esa plática en la que mi mamá mencionó todavía creía yo que no se habían dado cuenta, pero me dijo que ese día le habían hablado y se lo habían cobrado y me dice ahora ya de grande, que esperabas, como no quería que te descubrieran si los billetes eran de colores, rositas, morados y verdes jajaja (a parte mi mama me dijo que habia visto mi lonche en la cama) pero en mi defensa quiero aclarar que si sabía actuar la señora de la tiendita y me hizo creer que había comprado con los billetes… pero eso si nadie me quita el a ver sido el centro de atención ese día por haber llevado los billetes y haber comprado con ellos.
Este es solo uno de los muchos recuerdos que tengo sobre mi infancia porque afortunadamente o desafortunadamente talvez para mis padres, hice muchas cosas de las que todavía me acuerdo…
Gracias a tu recuerdo se me vino a la mente mi época del kínder, me juntaba con 2 niños y nos poníamos en los juegos y cuando alguien se quería subir, por decir a los columpios, estirábamos la mano y le decíamos “pague” y fingían darnos dinero y ya los dejábamos pasar, cuando se asustaban y no querían pagar no los dejábamos subir.
Tengo varios recuerdos vagando en mi cabeza, pero hay uno en especifico que me enojo, me indigno y me dio miedo, pero en fin. Recuerdo cuando tenía 10 años y estabamos sentados mi hermana Daniela, mi primo Luis (quienes eran mas grandes de edad) y yo en el sillón de la sala. Mi primo dijo que estaba aburrido que si queríamos hacer algo, mi hermana dijo que quería rentar una película que había salido pero era de terror y en ese entonces pues yo era más miedosa, ya no tanto como ahora, yo les dije que no quería ver esa película, pero antes pues teníamos que hacer una cooperación para rentarla y comprar demás cosas para comer, me empeñe tanto en decirles que no quería ver la película que habían dicho, creo que era la del Demonio 1 o 2, pero yo no pondría mis 100 pesos que valían mucho para mí en ese entonces generado por mis domingos, hasta que me hicieron creer que rentarían una de caricaturas. Con tal confianza les di mis 100 pesos. Cuando llegaron y pusieron la película salí corriendo y llorando de la sala porque era la del Demonio 1 y se soltaron riendo de mí. Ni pude recuperar mi dinero y me quede con ganas de ver mi película de caricaturas, aparte fueron unos aprovechados en hacerme creer que veriamos otra cosa y eso me genero mucha desconfianza por mucho tiempo, casi hasta la fecha.
creo que te toco una epoca en el que miedo por personajes ficticios daban mas miedo que los reales, como lo fue el caso del policia que no se si sea justicia divina, pero ya esta muerto.
Buen recuerdo creo que ya tienes un trauma para recordar..
Que buena epoca te toco, creo que el tener miedo de personajes ficticios y no de los reales que existen. Como el TIPICO VIEJO DEL COSTAL creo que hubiera sido un trama ..
Te entiendo Vale, yo también fui la más chica por 10 años y jugaba sola porque mis hermanos ya estaban grandes y me excluían de sus cosas de «mayores» xD
Mi recuerdo más lejano es de cuando aún no entraba a la primaria, mis papas no me llevaron a preescolar y en ese entonces era el más pequeño de la familia, en las mañanas cuando mi papá se iba a trabajar y mis hermanos a la escuela, yo me quedaba solo con con mi mamá. Ella tenía una radio a la que solía escuchar todas las mañanas, principalmente las radionovelas, y precisamente ese es mi recuerdo de estar solo en casa con mi mamá escuchando la radio mientras ella hacia los quehaceres de la casa. Recuerdo que me gustaba escucharlas por que me imaginaba todo lo que narraban, escuchaba los sonidos y las voces y todo lo demás sucedía en mi cabeza, yo decidía si las personas eran gordas o flacas, feas o atractivas, parecido a lo que pasa con un libro, pero sin tener que leer.
El recuerdo completo más viejo que tengo, es cuando me hicieron una fiesta por mi cumpleaños #3, como es costumbre en las tardes de enero, mi fiesta se vio opacada por las lluvias invernales; a mi mamá se le ocurrió hacer la fiesta en el patio delantero de mi casa, que es muchísimo más pequeño que el patio trasero, pero pues este es techado. Había invitado a varias personas, porque recuerdo que el patio estaba lleno de gente, cuando mi mamá dio la instrucción de que todos los niños (yo incluida) nos sentáramos en una banca de madera porque había una sorpresa, cuando de pronto, sentí que alguien me tomo de los hombros y me dijo: FELICIDADES, y cuando me di la vuelta, estaba a unos centímetros de mi la cara de un payaso! Por consecuencia, salí gritando y corriendo. Para la siguiente fiesta yo no quería payaso, y mi mamá contrató uno sin que me diera cuenta, pero este ya no me dio miedo.
Uno de los recuerdos más lejanos que tengo, es de cuando tenía aproximadamente 3 años, y aunque no me es muy claro a detalle, hay algo en particular que siempre me hace recordarlo y que desde que era pequeña a todo mundo le contaba lo que me había pasado, en si yo lo veo del lado negativo aunque no fue algo muy malo, un día, asistí a una fiesta de cumpleaños de la hija de una amiga de mi mamá, recuerdo que era un salón que yo veía, muy grande, que incluso tenía varios salones que lo dividían, y en cada uno se hacía algo diferente, uno era en donde estaban las mesas y sillas y todos los adultos estaban ahí sentados, en otro estaban los regalos y la piñata, y en otro más el que desde lejos yo veía como el más divertido, era el de los juegos, había dos res baladillas, columpios, pasamanos, y juegos de mesa.
Recuerdo que después de tomar nuestro lugar, mi mamá al ver que volteaba mucho hacia los juegos me dijo que fuera hacia allá a jugar donde estaban todos los niños y niñas, pero como yo era muy tímida y no conocía a nadie de ahí, no quería ir sola, así que obligue a mi mama a que fuera conmigo.
Comencé a jugar y cuando menos pensé, voltee buscando a mi mamá que estaba recargada en la pared observándome, pero para mi sorpresa ella ya no estaba ahí , asustada la buscaba desesperada por los alrededores, tuve que bajarme de la res baladilla e ir en busca de ella, entre a otros salones y hasta al baño, sin encontrar el lugar donde todos los adultos estaban sentados yo estaba segura que mi mamá debía estar ahí, cuando por fin la encontré la abrace muy fuerte, ella se dio cuenta de lo asustada que estaba y me decía que solo había ido por un vaso de agua, y yo solo le repetía que me había perdido.
Al llegar a la casa donde vivía con mis abuelos, les conté que mi mamá me había perdido y que yo estaba muy asustada, mis abuelos exaltados comenzaron a regañarla, quien solo se reía diciendo que no me había perdido que solo me había equivocado de salón porque eran varios.
Desde entonces aun le reclamo que me perdió en tono de broma.
Yo tambien me perdi varias veces de chica, bueno en cuanto se me desaparecia mi mama ya me sentia perdida y empezaba a llorar, o cuando no llegaban rapido por mi al kinder igual.
Que horror, recuerdo que a mi también me daban mucho miedo los payasos. Una vez me quede inmóvil en plena calle al ver a uno tan cerca de mi. Mi madre tuvo que jalarme una cuadra hasta que pude caminar yo sola.
jajajaaj una vez mi mamá hizo lo mismo conmigo, yo estaba jugando en el área de juegos del burguer king y de pronto fui a tomar soda y cuando llegue a la mesa ya no había nadie, me puse como loca y empece a llorar, la señora que estaba enseguida de mi me empezó a preguntar que si que tenía y yo le dije que mi mamá me había abandonado ella me dijo que no, que a lo mejor fue por algo pero que iba a regresar y yo seguía llorando porque no le creía hasta que llego mi mamá y me vio llorando, ella comenzó a reírse y me dijo que había ido a un mandado rápido y que como creía que me iba a abandonar.
Mi edad no estoy segura, pero mi certeza es qué tenía menos de seis años o seis años, mi tío Gabriel nos llevo a mi hermana, a mi prima y a mi al parque. Él se quedo conmigo porque era más chica que mi prima y mi hermana por lo tanto hacían sus juegos excluyendo. Me acuerdo estar de la mano con mi Tío y el hablando, no me acuerdo de lo que dijo, pero recuerdo exactamente el tono de su voz grave. Recuerdo el color de la paleta roja que me compró y como estaba acomodado el parque, no sé con seguridad que parque ni en donde estábamos, pero sé que era un circulo gigante cercado por un tope de cemento, no era muy alto pero si hacia una división. Había unos columpios rojos, una resbaladilla, un pasamano y unas llantas amontonadas, lo demás era arena, algunos árboles y bancas. Después recuerdo que me levantó en brazos y ahí acaba mi recuerdo.
La actividad con los recuerdos me sorprendió un poco, pensé en la psicología más que en lo visual, pero encontré bastante curioso que la mayoría de mis compañeros tenían recuerdos muy exactos de su niñez, me dio un poco de envidia porque yo no tengo ninguno. Más que los contados y vistos, creo que después de concluir con la actividad, puede imaginar más los lugares que describía y por esa parte sí lo relacioné con lo visto en la clase.
Era muy pequeño, un poco mayor al año, pero me acuerdo de el día en el que por primera vez ingerí un alimento diferente a la leche; ese día en el que comí puré de papa en un restaurante en frente del Jai Alai aquí en Tijuana. Recuerdo muy bien que estaba en brazos de mi mamá y que lo que había en su plato se me antojaba mucho, pues aparte de ser atractivamente visual por los colores que tenia la comida, especialmente esas verduras verdes y otras tantas anaranjadas que eran ni más ni menos que las zanahorias que hoy en día no tolero, se fusionaban con el aroma y la textura del puré de papa.
Para ese entonces mi paladar, aunque muy joven, reflejó el deseo de degustar del platillo, especialmente de la papa en puré, por medio de un llanto el cual fue neutralizado con una cucharada bien grande del alimento anhelado. La verdad es que me gustó mucho y quería más, por lo que mi mamá dejó de lado el biberón, tomó la cuchara y continuó con el puré hasta que éste se terminó.
Mientras que disfrutaba por vez primera de las delicias culinarias en ese restaurante, una pareja de abuelitos de edad muy avanzada no dejaban de sonreír al verme tan contento. Tal era la alegría que estas personas emitían que por momentos yo me escapaba de la mesa y me iba a jugar con ellos. Eran tan cariñosos, amigables que me sentía muy cómodo con ellos. El señor pidió permiso a mi mamá para cargarme y madre lo dejó.
El primer recuerdo de mi infancia se desarrolla en una especie de bosque, pero en realidad es la sierra de san pedro mártir. Están los arboles muy verdes que veía altos e inalcanzables yo tenía alrededor de dos años o tres, mi prima Yayeri que me cuido toda la infancia me agarraba la mano para que no me cayera, de pronto me agacho a tomar una naranja y caigo a la tierra mojada por el frío, mi prima de pronto se preocupa y opta sacudirme lo mejor posible mi chamarra morada y cargarme, estas imágenes se combinan con el color que emana ese solecito cristalino que solo se puede sentir con el frío de la sierra. Veo a través de mis ojos como mi rizado pelito casi de color amarillo se moja por las lágrimas del susto, veo los arboles verdes, amarillo del sol y lo azul del cielo y el morado de mi chamarra.
Recuerdo infantil más lejano
Creo que fue en 1992 y tenía 3 años me parece que fue en ese tiempo porque mi abuelita falleció cuando yo era muy pequeña, no tuve la oportunidad de conocerla o convivir con ella pero tengo una imagen en específico de ella.
Para empezar, la descripción del lugar es muy importante. Es una casa de los años sesentas, de madera de una planta y con espacios muy amplios, en la sala hay un ventanal grande y enfrente hay un sillón para 5 personas aproximadamente a un lado de ese sillón estaba un sofá individual que es donde se sentaba mi abuela, la decoración de la casa era colonial, los sillones rojos de terciopelo o de pana en realidad no lo recuerdo bien, tenían formas circulares alrededor y un tapete enorme en el centro de la sala.
No recuerdo exactamente quien estaba pero tengo claro el preciso instante cuando la vi era temprano el sol entraba por la ventana, ella esta estaba sentada en su asiento de abuela y yo junto con dos primos bailábamos en círculo, ella sólo sonreía y aplaudía al mismo tiempo que cantaba, después uno de mis primos se acercó a ella y la abrazó.
Esta memoria la conservo porque es lo único que recuerdo de Leonor Rosales de Fonseca una mujer de la que todos hablan en mi familia y aunque no tuve el gusto de conocerla lo guardo con cariño.
La mayoría de mis recuerdos de pequeña son más imágenes y algunos sonidos vagos, el recuerdo más lucido que tengo de mi infancia creo que fue aproximadamente a los 3 años por que aun no entraba al kínder. En ese tiempo vivía en Guadalajara en los apartamentos de Infonavit era el tercer piso y vivíamos con Concha ella tenía tres hijos Mario, Yasmin y Yuseth, un día salieron a la escuela Mario y Yasmin, después de un rato me imagino que eran como las tres, salieron mi madre y Concha y nos quisieron llevar a Yuseth y a mi así que nos quedamos muy molestas en la casa.
Recuerdo cuando cerraron la puerta y como fingíamos que llorábamos para que nos llevaran pero no funcionó, después de un rato empezamos a jugar pero queríamos salir para comprarnos algo en la tienda, recordé donde guardaba el dinero mi mamá así que lo tome e intentamos salir por la puerta pero estaba cerrada y no podíamos, incluso intentamos con un cuchillo haber si se abría pero no, así que en nuestra inocencia se nos ocurrió vigilar por la venta para que si pasaba alguien le aventáramos el dinero y nos abriera la puerta o nos comprara algo, estuvimos esperando un buen rato y no paso nadie, recuerdo que decidimos aventar el dinero por la venta así si alguien lo veía se acercaría y podríamos pedirle el favor, me arrepentí en el momento pero Yuseth lo tomo y lo lanzo por la ventana.
Más tarde llego mi, madre y concha recuerdo que ya estaba oscureciendo, no sé cómo se dio cuente de que el dinero no estaba y pregunto por él, Yuseth me hecho toda la culpa diciendo que yo lo había tirado por la ventana, así que nos bajamos para buscarlo entre los arbustos y la plantas de la jardinera pero fue inútil, me imagino que el dinero a de ver volado y alguien de los apartamentos de abajo lo vio y se lo quedo. Mi madre aun me lo reprocha, y creo que eran más de mil pesos, viví con la culpa y el reproche de mía madre hasta hace 3 o cuatro años cuando fuimos a Guadalajara y Yuseth por fin admitió la culpa.
Es difícil contar con detalle algún recuerdo lejano… ya que los recuerdos claros que tengo comienzan a los 5 años. Pero durante la clase recordé uno que puede ser el mas lejano que tengo.
Fue cuando tenia alrededor de dos años y medio en Torreón, Coahuila en la casa de mis papas, las paredes eran de bloque pintados de un color rosa pálido, el techo era de una especie de troncos de madera de color café oscuro entre ellos mi mamá colocaba una cuchara de metal en la que colgaba un globo azul con el que jugaba mi hermano menor que tenia aproximadamente 6 mases.
Recuerdo que estaba haciendo calor (como siempre), yo tenia un vestido blanco y mi hermano una playera blanco con lineas azules y pañal desechable.
Yo lo estaba cuidando en la cama de mis papas, mientras mi mamá estaba afuera creo que lavando ropa. Mi mamá tenia la costumbre de ponerle almohadas al rededor de mi hermano para que no se fuera a caer de la cama, eran de color blanco con flores de colores.
Estábamos jugando con el globo y me acerque a mi hermano, recuerdo que grito y comenzó a llorar muy fuerte,yo me asuste y me fui a la orilla de la cama cuando mi mamá entro corriendo para ver que tenia, vio que tenia el cachete rojo y las marcas de mi pequeños dientes, dice que me pregunto si lo había mordido y que solo moví la cabeza para decirle que si, no me regaño pero tardo mucho en calmar a mi hermano.
Creo que lo recordaba mejor de lo que pensaba… porque recuerdo que olía a fabuloso y que estaba escuchando la canción de la pelusa..
Algo de lo que siempre fui, soy y seré fan es de los Power Rangers. Soy de Ensenada, y viví toda mi vida ahí hasta antes de venirme a estudiar la universidad en Tijuana.
En una ocasión, como varias veces al año llegó un circo y la atracción principal eran los power rangers. Así es, moría por asistir; cada vez que pasábamos por ahí ya que para llegar a mi casa era necesario hacerlo yo le decía a mi mamá que me llevara.
Un día, tenía aproximadamente 4 años y mi hermana poco más de un año, tomamos el camión: yo agarrado de la mano de mi madre y ella cargando a la bebé. Más adelante se subió una amiga de mi mamá junto con su hija adolescente a la que todos le decían Mary pero yo la bauticé como “la Mary la gorda”.
Llegamos al terreno en el que se encontraba establecido el circo y en contra esquina de este había (o hay más bien ya que todavía existe) un Calimax, fuimos para comprar “chucherías” y yo moría de ganas y antojo por unos twinkie wonder de chocolate. Me los compraron, era un paquete de dos.
Al fin llegó el momento tan esperado: comenzó la función. Yo quería sentarme hasta el frente, pero ya no había boletos y tuvimos que sentarnos en las gradas. Esas de madera sostenidas por estructuras metálicas en forma de tubos cruzados entre sí. Durante todo el transcurso yo estuve ansioso porque aparecieran los power rangers, en un momento mi mamá me dijo: -¡Josi voltea!; era el señor de las fotos que vienen en un cuadrito y que tienes que verlas a contra luz. Como parte del espectáculo salían unas bailarinas con vestuario estilo “Aventurera” con plumas y brillantes por doquier, eran aproximadamente diez e iban en línea, todas levantaban las piernas tipo “can-can” excepto una que estaba en medio. Estaba gorda.
-Mira mami, la gorda no puede levantar la pierna. Fueron las palabras que le dije a mi mamá al ver a la bailarina de cuerpo diferente a las demás ya que era muy notorio como todas pateaban y su pierna llegaba hasta su frente menos esa, la gorda.
Algo que siempre me gustó y creo siempre me gustará es el acto de los trapecistas, pero en ese ocasión yo quería que ya terminaran para que salieran los power rangers.
Terminó el espectáculo y al fin, los asistentes podíamos ir a saludar a los power rangers. La Mary la gorda me llevó agarrado de la mano a verlos y saludarlos. –¡La power ranger rosita tiene chichis!; la Mary moría de vergüenza ya que lo grité y todos solamente soltaron la risa. Para mí era algo raro ya que siempre escuchaba a mi papá decir que las power rangers no tenían “chichis” porque eran dobles hombres; hasta ese momento lo comprendí. Llegué corriendo de regreso con mi mamá y le conté mi gran descubrimiento: la anatomía de la power ranger rosa.
El recuerdo de mi infancia más lejano, es de cuando tenia como tres años, vivia y hasta la fecha en un departamento de cuatro pisos y mi casa es en el primer piso, recuerdo que era navidad puesto que teniamos un arbol de navidad con las lucecitas prendidas, era de noche y yo estaba acostada con mi mameluco preferido del personaje esmeralda del jorobado de notradam, cuando depronto escucho gritar a mi mamá- «JESUS, JESUS, SE ESTA QUEMANDO EL CARRO», me levanto porque yo queria ver y mi papa se levanto y empezo a correr de un lado para el otro por el pasillo de la casa sin saber que hacer, mia mama al ver que mi papa no se concentraba le grito y le dijo que fuera por la manguera, mi papa entre dormido y despierto dijo que si y fue por ella, en el departamento tenemos una ventana alargada y por ahí queria ver para afuera, pero como estaba muy pequeña no alcanzaba a ver nada, me para ba de puntitas y solo veia las llamas de la parte superior de la panel que se estaba quemando y dentro de la casa se veia naranja por el fuego, recuerdo que hacia frio porque tenia mucho y estaba temblando, ese es un recuerdo que lo mantengo fresco en mi memoria, fue chistoso y preocupante a la vez…
Con respecto a los recuerdos de mis compañeros contados en clase, me identifique mucho con la muchacha que le mordio a su hermanito un cachete puesto que yo tambien cuando estaba pequeña le mordi un cachete a mi hermanita…
Mi recuerdo más lejano se remonta a cuando iba en la guardería de la UABC, curiosamente la Universidad en la que estudio ahora, y en la que estudió mi mamá. Ahí permanecimos mi hermana, un año menor que yo, y yo tan sólo por seis meses –mismos en que mi mamá terminaba su último semestre de carrera-. Faltaba ya muy poco para Navidad y en la guardería habían solicitado a un papá que se ofreciera para vestirse de “Santa Clos” y entregar algunos juguetes a los niño(a)s. Pues resulta que mi mamá ya nos había comentado a mi hermana y a mí sobre lo que iba a suceder en la guardería para que no nos tomara por sorpresa la que sería sorpresa para el resto de los niños. Así que llegó el día y la hora; había un gran salón al que entraríamos todos a recibir los regalos (o quizás sólo el “¡Jo, jo, jo, feliz navidad a todos!”) y una larga fila afuera de él, en la que yo me encontraba. Muchísimos compañeros de la guardería ya estaban adentro, sentados, esperando a quien las maestras habían prometido que llegaría de visita. Todavía faltaban varias cabezas para entrar, cuando veo desde el vidrio que llega por otra puerta el señor mayor de traje rojo, luciendo alegre y dadivoso, aunque claro que si hubiera tenido más volumen abdominal en ese entonces sería más parecido, pero en realidad conservaba un aire ligero de joven de 27 años. Viene a mí el flashazo de mi memoria al verlo de perfil sonriendo y reconozco su sonrisa –aún cubierta de barba y peluca blanca- ¡Ese es mi papá, lo sé! ¡No es Santa Clos, aunque ustedes así lo crean! – tenía unas ganas terribles de gritarlo; pero supongo que mi mamá debió haberme advertido que si lo hacía me ganaría el odio de unos cuantos compañeros, o en el peor de los casos rompería su ilusión… De cualquier forma, supongo que no lo hizo. ¡Es mi papá, en serio, él es mi papá! recuerdo la emoción y el orgullo de saber que ese gran sujeto por el que todos estaban eufóricos, al que todos querían abrazar, era el que a mí, las veces que yo quisiera, me abrazaba.
Mi recuerdo mas viejo de la infancia, tenia aproximadamente unos dos años… me encontraba en la casa de mis abuelos haya en las lejanas tierras de Chetumal Quintana Roo… frente a la casa de mis abuelos habia un parque, sigue estando..a mis abuelos les habian encargado la casa de a un lado ya que la vecina no se encontraba y habia encargado a su buen perro jimmy… Jimmy fue el causante de que todavia rememore esto.. ya caminaba de una manera mas automatica hablando de mi destreza… sali de la casa de mis abuelos, la puerta estaba abierta y solo camine unos pocos escalones di la vuelta y me aventure a entrar a la casa de la vecina..mas bn me aventure al patio no su casa.. no necesitaba traspasar una reja ni mucho menos..el patio yacia ahi al alcanze de cualquiera.. y eso hice me acerque al buen jimmy era bajito, de mi estatura supongo ya que no poseia gran altura… y se me ocurrio jugar al torero… le jale la cola una vez y se me avento y pronuncie ole!! esquivandolo.. asi sucedio la segunda vez… pero la tercera vez…antes de proseguir cabe mencionar que me encontraba sin playera por el calor de ese caribe tan tropical.. se me avento la tercera vez y me rasguño en el pecho dejandome una cicatriz en forma de baston que poseo hasta la fecha..casi no se nota ahora pero ahi sigue esa marca.. al suceder aquello simplemente me regrese llorando a casa de mis abuelos recuerdo que me acostaron en el sofa y me pusieron algo parecido al yodo.. en el pecho o algun desinfectante..no recuerdo si me desmaye y por eso esque no puedo rememorar mas haya de ese hecho o simplemente ahi se corta el recuerdo… eso es todo
a la edad de 5 o 6 años aproximadamente era un niño, muy imperactivo. Me pasaba todas las tardes en el patio de mi casa ingeniándomelas para poder divertirme ya sea con juguetes o jugando a ser carpintero y construir aviones de madera, no volaban pero no me importaba en el momento. En esa etapa me juntaba mucho con mi prima que tiene 3 años más que yo, y ella venia a la casa y jugábamos y hacíamos las típicas travesuras de niños, pero una tarde de esas travesuras, recuerdo que mi abuelo tenia guardada una caja de cervezas dentro de un cuarto, afuera en el patio, y como ese era el epicentro de nuestros juegos , mi prima y to decidimos tomarnos una o dos cervezas entre los dos, vaciando lo en un recipiente como termo para café. logramos tomárnoslo sin que nadie después se diera cuenta.
Otro recuerdo que tuve que también involucro a mi prima, fue una noche que ella se quedo a una pillamada que realizamos, recuerdo que esa misma noche ya que me dormí, tuve un sueño bastante bizarro, soñaba que un extraterrestre con cabeza grande y color gris me seguía con una pistola bastante extraña, parecía de juguete pero estaba seguro que me haría daño. De repente me levante de la pesadilla como como si estuviese en una película de terror, lo mas raro de todo esto es que en el momento que me desperté mi prima también se despertó al mismo tiempo y le pregunte que porque se despertó así, ella me contesta que soñó con un extraterrestre que la seguía, ella también soñó lo mismo que yo.
Haber, haber, haber… ¿Recuerdos dela infancia?
Llegan demasiados recuerdos a la mente, no me puedo quejar y a decir verdad creo que soy muy afortunado pues tuve una infancia muy feliz, mis papás siempre me enseñaron a ver las cosas desde un ángulo divertido (más mi papá, a mi mamá no le parecía del todo correcto xD) me enseñaron que no todo lo que mal empieza necesariamente mal acaba, que meter un pepino a la boca de tu papá mientras esta dormido y ronca es de gran riesgo, pero sobre todo de muy mala educación. En fin fui un niño muy hiperactivo, travieso, dramático, y en exceso cariñoso lo cual me lleva a los siguientes recuerdos que se remontan a mi época en preescolar.
#1: “recuerdo que cerca de mi Kinder había un parque, en el cual la maestras decidieron hacer una dinámica entre madres he hijos; la dinámica consistía en que las madres se tomaran de las manos y formaran un circulo grande (tipo rueda de san miguel) en el cual nosotros los hijos estaríamos en medio con los ojos vendados y de esta manera tendríamos que identificar a nuestras madres y abrazarlas. El juego empezó y yo estaba seguro que reconocería a mi madre por su olor, su forma corporal, simplemente no podía fallar, ¿ósea en que cabeza cabía no reconocer a tu propia mamá?, después de pensar todo esto y mientras toqueteaba a señoras de gran, mediano y pequeño volumen abdominal… ¡POR FIN HABIA ENCONTRADO A MI MAMA! estaba seguro, no pude haberme equivocado, era ella y la abrace muy fuerte. Las maestras nos pidieron que retiráramos el vendaje de los ojos y viéramos quien estaba enfrente de nosotros; y definitivamente “ESA” no era mi mamá, las maestras nos pidieron que regresáramos con ‘nuestra mamá correcta’, regrese con mi mamá quien se burlaba de mi, yo estaba muy triste pues me pregunta muy seriamente a mi mismo ¿Qué pasaría si me perdiera y me de pronto me quedara ciego? ¿Cómo es que iba a reconocer a mi mamá si no la veía y claramente había fallado? Y lo más importante de todo ¿me seguía queriendo igual después de ver que no fui lo suficientemente bueno para encontrarla y reconocerla? Estas mismas preguntas (en una forma mucho mas infantil claro esta) se las hice a mi madre de camino a casa a lo cual ella respondió poniéndome mi sudadera: ‘Yo a ti te quiero aunque tengas una pata de palo, estés tuertito y me confundas con un árbol’ me dio un beso, un chocolate de cartoncito de Hershey’s y nos subimos a la calafia ”
#2: “Fue muy duro descubrir que ‘Santa’ eran en realidad mis papás y todo lo que me habían dicho no existía. Lo descubrí a los 7 años un 25 de diciembre, para mi desgracia me levante demasiado a tiempo para abrir mis regalos ‘que acaba de traer Salta’ y mis padres se habían enfiestado y desvelado en noche buena con mis tíos, abuelos y primos mayores por lo cual se les olvido el pequeñísimo, diminuto y casi imperceptible detalle de envolver los regalos y ponerlos en la sala debajo del pino de navidad. Mis ojos no podían creer lo que estaba pasando, mi mamá con una pistola de silicona pegando los moños, mi papa envolviendo con papel color verde y con caritas de Santa para acabarla de amolar; me quede ahí parado como unos 2 minutos (unos de los más largos de mi vida) entonces ellos se percataron y trataron de evitar la situación, pero sabían que era demasiado tarde, entonces ocurrió lo siguiente faltaban 10 minutos para que comenzaran mis caricaturas favoritas (los Looneytoons) fui al baño, me hice el despistado, camine hacia mi cuarto, me senté sobre mi cama y espere un tiempo razonable para saber que no me siguieron hasta el cuarto y entonces sucedió lo inevitable, que llore amargamente durante los siguientes 5 minutos restantes antes de que empezara mi caricatura favorita, de pronto escuche la canción de mi programa, me limpie las lágrimas fui a la sala (ahí estaba la TV, más triste aún) y les dije a mis padres: ‘Pa’, Ma’ no pasa nada, de todos modos yo ya sabia que no era real’ (¡MENTIRA!) xD”
Fue muy difícil encontrar algún recuerdo lejano, no es fácil recordad algo lindo o conmemorativo de allá pasado en mi vida; en el momento de leer el ejercicio comenzó una pregunta muy profunda ¿Qué es lo que hice antes de los 11 años? Y por desgracia no he logrado encontrar un recuerdo más distante. Este recuerdo no es ni bueno ni emocionante, solamente es el recuerdo más lejano.
Era el 31 de octubre del 2001, día de brujas y como cualquier otro día yo asistí a mi escuela; creo que yo estaba cursando 6to de primaria, mientras mi hermano que es menor que yo 3 años estaba cursando el tercer grado. Yo al ser el hermano mayor tenía que llevar y traer a la escuela a mi hermano Miguel; para esto Miguel era el niño mas chiqueado y llorón que había conocido… en verdad, el lloraba si simplemente lo mirabas feo. Bueno, llego la hora de la salida y después de una regañada del profesor por no traer todos mis útiles escolares, me destinaba a ir al aula de Miguel para irnos a casa. Y cuando ya íbamos por la puerta de la primaria mi hermano tropezó y comenzó a llorar de una forma desesperante; pasaron unos compañeros de mi salón y se reían de él mientras me culpaban con palabras que mi hermano estaba haciendo un berrinche tirado en el piso. Comencé a discutir con ellos hasta que llegue a los golpes con dos de ellos y resulta que uno de ellos era hijo de una profesora de la escuela. Reporte y suspensión de tres días, además de llevarme a casa y contarle a mi madre que tuve una riña.
Mis padres se enfurecieron y me castigaron por mucho tiempo, mucho mucho. Yo tenía una casa de albor donde me encerraba cuando me enojaba con mis padres; llego mi vecino y mejor amigo a las 6 de la tarde invitándome a ir a pedir dulces por eso de Halloween, y le cuento que estaba castigado y cuál fue la bronca. Mi amigo me dijo que en una semana se iría de Tijuana y que se quería divertir antes de irse… así que no me importo el castigo y tomamos nuestros ahorros y compramos huevos para ir a hacer travesuras (éramos los chicos mas desastrosos de la colonia). Por lo menos recorrimos 3 colonias asiendo destrozos. De repente, en una calle muy lejana, toda la gente corría y gritaba como si hubiesen visto el mismo infierno; nosotros nos asustamos y corrimos y corrimos casi en cualquier dirección hasta el momento que nos perdimos… bueno nos amaneció y nos atardeció buscando y encontrando el camino a casa. Al llegar a casa después de más de 24 horas, parecía que mis padres no les importaba donde había estado. Prefiero pensar que no se dieron cuenta de mi ausencia.
Nunca les e preguntado si se dieron cuenta de que no estaba en casa esos días…
Como la mayoría de mis compañeros, no tengo recuerdos muy lejanos, pero sí tengo uno de cuando tenía 3 años y fue una experiencia cercana a la muerte jaja y la historia es así: Mi mamá llego del mandado con mi hermano y típico (que hasta la fecha lo hago) empecé a revisar las bolsas para ver que había comprado, y me llamo la atención un bello liquido morado que inocentemente pense que era jugo de uva, lo abrí y casi a punto de empinármelo mi mamá me detiene y dice: no! es un líquido para limpiar pisos (para no hacer comerciales evitare decir el nombre da la marca :P) y pues me detuve y baje el líquido, mi hermano vio todo lo ocurrido y me dijo más tarde que mi mamá había mentido y sí era jugo pero que no me quería dar, así que rato después ella salió de compras y me dejó encargada con la muchacha que hacía la limpieza de la casa que tenía muchos años con nosotros (Lupita una buena amiga de la familia hasta la fecha) y en un momento que Lupita se descuidó me fui a la cocina, jale un banco y baje el mentado jugo (mi mamá siendo precavida lo puso en un estante alto por si se me quedaba la idea de que era jugo, no lo tomara) y me empiné la botella, no recuerdo que tanto producto me tomé pero fue el bastante como para intoxicarme, recuerdo que no podía hablar y me estaba retorciendo, ¡Lupita estaba muy asustada! ella me subía al sillon de la sala y entre mis retorcidas caía al suelo de nuevo y así hasta que me metió la mano a la garganta y me hizo vomitar hasta que no me quedó nada en el estómago, claro ya que llego mamá al poco rato me llevaron al hospital pero de esa parte no me acuerdo. El caso es que cada vez que veó a Lupita me recuerda la historia y no se si son realmente un recuerdo o una construcción de mi imaginación las imagenes que tengo registradas de ese suceso pero yo lo veó en mi mente como si de verdad fuera un recuerdo.
Bueno pues como en clase recordé una experiencia de cuando estaba un poco más pequeña que en la anterior comentaré de nuevo.
Este nuevo recuerdo es de cuando tenía como unos 6 años de edad aproximadamente. Vivíamos en un terreno muy grande, según lo que recuerdo, en donde había 3 casas más aparte de la de nosotros. Mi hermana pequeña tenía unos meses de nacida, y mi único hermano aparte de ella era un hombre, por lo cual yo me la pasaba todo el día jugando juegos de niños como canicas, fútbol, luchitas y cosas así. La calle que estaba al frente de nuestra casa la acababan de pavimentar, recuerdo que el piso olía a cemento y no era del color oscuro del que normalmente son las calles, sino que era un gris más claro, lo cual era algo raro para mí, pero no le daba mucha importancia, pues lo que importaba era el hecho de que la calle estaba cerrada y mi mamá nos dio permiso de salir a jugar ya que no había peligro de que pasara ningún carro.
Un día, recuerdo que salí a jugar con mi hermano a la nueva calle, era la sensación en toda la colonia. Había niños por doquier, jugando con bicicletas, patinetas, patines, pelotas, parecía que estaban dando algo porque había muchos niños. Solo recuerdo que había muchos colores, pues todos los juguetes daban una sensación muy colorida al lugar. Ya estaba atardeciendo y era el punto en el que más niños salían pues era cuando el sol bajaba y no hacia tanto calor como en el resto del día.
Yo estaba jugando con mi hermano y sus amigos. Ellos traían patinetas y se estaban lanzando desde lo más alto de la calle, pues olvide mencionar que la calle era muy empinada y en la parte de abajo ya estaba plano. El hecho es que al ver como se lanzaban los otros niños y la velocidad con la que bajaban la calle me resultaba muy divertido y me dieron ganas de intentarlo. Le pedí a mi hermano que me dejara hacerlo, y le pedí la patineta a uno de los niños. Yo nunca me había subido a una patineta pero se veía muy divertido así que me lance, mientras iba avanzando, sentía el viento en mi cara y era una sensación interesante, pero cuando empecé a bajar de forma muy rápida, comencé a asustarme y perdí el control de la patineta, me caía y comencé a rodar hasta la parte de debajo de la calle. Cuando abrí los ojos, vi a todos los niños rodeándome con cara de susto. Yo no sabía exactamente qué había pasado estaba muy adolorida pero no decía nada. Los más grandes me tomaron de brazos y piernas y entre varios me llevaron a mi casa para que mi mama me curara.
Tengo algunos recuerdos que creo son de los más antiguos, sin embargo no son construcciones extensas, sino imágenes, como un recuerdo de mi madre llevándome en carriola a la escuela primaria de mi hermano para recogerlo, sólo recuerdo ver su vestido y no entender por qué no estaba la carriola volteada y como los bebés normales ir viendo hacia en frente en vez de ver el torso de mi mamá.
Como se trata de un recuerdo muy vago, decidí agregar otro un poco más sustancioso y que además guardo con mucho cariño, es el siguiente:
Cuando era pequeña iba a Ensenada cada fin de semana a visitar a mi abuela, pues ella vive allá. Yo solía dormir con ella cuando iba y mi hermano dormía con mi mamá en otra habitación, pero de chica era muy inquieta para dormir así que tiraba patadas y a veces lastimaba a mi abuela, así que decidieron ponerme una cuna grande y blanca en el cuarto de mi mamá y que yo durmiera ahí para no molestar a mi abuela. Recuerdo que una mañana me desperté temprano, aproximadamente a las 6 de la mañana, solía levantarme temprano pues me gustaba ver Tatiana y Chabelo en el canal 2, programas que sólo pasaban temprano. Esa mañana me desperté y me paré de la cuna, voltee hacia la cama y vi a mi hermano y mamá profundamente dormidos y no quise quedarme en la habitación. Desde la cuna podía extender mi brazo y agarrar la perilla de la puerta, la abrí y en la mesa vi a mi abuela tomando una taza de café, entonces brinqué de la cuna al piso y corrí hacia mi abuelita, ella me recibió con una taza de más leche que café y nuestras galletas favoritas: «maravillas», galletas que hasta la fecha me la recuerdan mucho y prefiero comer sólo con ella. Mi abuela y yo no solíamos hablar mucho pues ella se cohíbe al no ser una persona de estudios, nunca me leyó un cuento porque le avergonzaba su lectura en voz alta que se asemeja a la de un niño de segundo grado pues ella aprendió a leer y escribir sola, ayudándose de unos manuales que el gobierno impartía en los años 30. Sin embargo, ella y yo establecimos una relación de pocas palabras pero mucha complicidad. No hacía falta una charla para sentirme a gusto con ella en la mesa, y esa mañana estaba muy feliz compartiendo el silencio y las galletas con mi abuela. Nunca olvidaré su olor y el color de sus ojos que hasta ahora me siguen pareciendo de los más lindos que he visto, de un color azul tan claro y brillante que la miraba por largos periodos de tiempo hasta que ella me distraía con otra cosa. Cualquier recuerdo que gire alrededor de mi abuela, no puede ser mas que bonito.
Me causó mucha gracia el recuerdo de Alejandro Vizcarra, porque me hizo recordar algo que solía hacer con mi hermano, así que no pude evitar imaginar todo lo que contaba con las imágenes que yo tengo de mi infancia y en vez de su bicicleta mi triciclo amarillo. También me causó mucha gracias el recuerdo de Gerardo pues creo que es sorprendente tener un recuerdo tan inusual y cómico, además su forma de redactarlo me hizo imaginar cada escenario como si yo hubiese estado ahí.
Los recuerdos de mi niñez no son algo que tenga muy claros, sin embargo algo que recuerdo muy bien fue un viaje que hicimos unas vacaciones, mi mamá, mi tía, mi hermano y yo a Puerto peñasco. Era la primera vez que ibamos a ese lugar mi hermano y yo, y yo tenía aproximadamente 5 o 6 años de edad. Recuerdo que mi hermano y yo estabamos muy emocionados al ver el gran hotel en el que nos hospedamos y más porque sólo bajabamos unas escaleras y ya estaba el mar. Recuerdo en especial ese viaje porque tuve una experiencia en la que casi me ahogo; nos fuimos mi hermano mayor (que me lleva un año) y yo a la alberca, sin mi mamá que lo único que nos dijo es que no nos fueramos a lo hondo y le dijo a mi hermano que me cuidara. Recuerdo que estabamos muy divertidos jugando en lo bajito y en realidad no le teniamos miedo al agua, por lo que estabamos muy agusto y confiados, empezamos a jugar retos y mi hermano hacia trucos para que yo los hiciera como sumergirme,darme marometas, tocar el piso con las manos y cosas así hasta que uno de sus nuevos retos era nadar en lo profundo, sabiendo que yo no sabía nadar bien, y yo por no decir que no acepte el reto. Para mi, la alberca era grandisima y para ir a lo hondo de fui agarrada de toda la orillita de la alberca, pero me empezó a dar miedo, entonces mi hermano se estaba riendo y me decía que me daba miedo, pero yo me quise hacer la muy valiente y me solté pero como no sabía nadar bien me empecé a ahogar; después de eso, sólo recuerdo que un señor me sacó y me sentó en el piso afuera de la alberca y recuerdo que nos empezó a regañar a mi hermano y a mi por estar jugando solos, en eso llegó mi mamá muy preocupada porque le habian dicho que me estaba ahogando y después de eso no recuerdo con exactitud lo que paso.
Otro detalle de ese mismo viaje que recuerdo muy bien es que ibamos caminando por la playa todos juntos y había señoras que hacian trensitas y yo le dije a mi mamá que quería que me hiciera unas. Fui a que me las hicieran y recuerdo estar muy contenta porque como le ponian bolitas de colores al final de las trensitas sonaban cada vez que me movía y algo muy chistoso es que cuando regresamos a Hermosillo me decían «la negrita cucurumbe» y yo nomas me enojaba porque me decían negrita.
hay me recordó la vez que yo también casi me ahogaba de pequeña cuando quise nadar como unos niños que estaban cerca de mi en la alberca. Pobre de ti, lo bueno que nada malo paso 🙂
Hey amiga vivimos experiencias parecidas, vaya susto que pasamos en nuestra infancia. Sin duda un recuerdo que no olvidaremos nunca pero aquí estamos riéndonos ahora de esos sucesos. Antes de que se acabe el verano nos vamos a las albercas jajaja
El recuerdo más lejano que habita en mi memoria es, casualmente, uno de los más felices de mi niñez. Cuando tenía 4 años de edad, en las vísperas de Navidad, mi familia decidió pasar las fiestas con los hermanos de mi padre, quienes habitan en Riverside, California. Tenía dos primas de edades cercanas, y jugábamos todo el día en el patio, donde tenían columpios y casitas. El día de Noche Buena, a mis tías se les ocurrió ponernos un juego de acertijos, y quien ganara se llevaba como premio algún juguete pequeño, colores o un detalle parecido. Ahí fue cuando aprendí que “las mangas del chaleco blanco de Napoleón” no existen, el acertijo que tengo más presente desde entonces y el cual ahora comparto también con niños pequeños. Esa misma noche, las tres primas estábamos paradas frente a la chimenea, viendo cómo los adultos platicaban y presentaban a una novia de uno de mis tíos (quien ahora es su esposa y madre de nuevos primos) cuando, de repente, alguien nos preguntó que había detrás de nosotras. Volteamos entonces, y vimos con emoción que atrás de cada una estaba un regalo envuelto; rápidamente los abrimos y encontramos juguetes nuevos para cada quien: a mi me llegó un pizarroncito cargable, el cual podía rayar con tiza por un lado y, por el otro, pegar imanes de letritas para formar palabras. Siempre nos dijeron que Santa Claus había dejado los regalos para nosotras mientras nadie veía, lo que me provocó mucho cariño hacia el juguete, que fue uno de mis favoritos por un largo tiempo de mi infancia. Hasta la fecha, ningún miembro de la familia nos ha dicho quién fue el que dejó los regalos!.
Navidad siempre ha sido felicidad para mí, de hecho muchos memorias alegres las tengo de esa fecha. Ahora recuerdo algo de aquellas vísperas: cuando estaba chiquita, un primo me dijo que Santa Claus no existía, yo me puse un poco triste, pero supuse que era verdad simplemente porque me lo había dicho una persona más grande que yo.
A pesar de que quise hacerme la grande y ya no creer en Santa Claus, en la Navidad (por si acaso sí existía) le seguía dejando mi carta, un vaso de leche y un plato con galletas.
Creo que está suave que todavía no te hayas enterado de quién te dio el pizarroncito, le da misterio al objeto y provoca entusiasmo, preguntas, imaginación; parece que esa Navidad tuya fue muy emocionante.
Yo también tengo una tía viviendo por allá en Riverside.. jajaja. Curiosamente unas vacaciones que pasamos con ellas son el recuerdo más lejano de mi hermana mayor… teníamos como 3 y 4 años.. Yo no me acuerdo de nada, pero ella cuenta que hice berrinche en casa ajena. Ya de adolescente,pasé una navidad con ellos (mis primas, que son apenas unos 5 años más grandes se casaron y mis tíos quedaron sólos y nos adoptaron por una navidad) y también me divertí mucho. Aunque extraño creer en Santa Claus 😦 era una linda ilusión.
awww que cool 😀 recuerdo los tiempos en que existía Santa… siempre le dejaba galletas y leche, celebrábamos navidad con mi abuela y en la madrugada que regresábamos a casa estaban los mejores regalos ahí y las galletas estaban mordidas y el vaso de leche vacío, todo era mágico en ese entonces.
Desde que tengo memoria, mi papá se ha encargado de armonizar todas aquellas situaciones consideradas “malas”, de regalar una sonrisa a todos y ser la mejor forma de distracción.
Un día que mi mamá se fue de compras con una tía, mi papá y yo nos quedamos solos en casa. Tenía alrededor de 5 años, mi mamá estaba embarazada pero eso no contaba para mí, seguía siendo hija única, la consentida, por supuesto. Llena de aburrimiento le dije a mi papá que jugáramos a algo, mientras él estaba recostado en el sillón del cuarto de televisión. Yo sabía que no me estaba prestando mucha atención pero eso no impidió que empezara el juego. Fui corriendo a mi cuarto, regresé con mi cobija favorita, una manta tejida de color amarillo, me cubrí el cuerpo entero con ella y le dije que íbamos a jugar a la gallinita ciega. Si bien conocen el juego, la gallina tiene que atrapar a los demás jugadores, por lo que, en este caso, tenía que atrapar a mi papá. Me dijo que me acercara al sillón y desprevenidamente comenzó a darme vueltas, para hacer el juego todavía más difícil. Yo emocionada, me acerqué y terminé mareadísima, lo cual, en lugar de enfadarme, me hacía sentir más atrevida y valiente. Desinteresado y distraído mi papá me iba dando direcciones para que lo apresara; sin embargo, siguió sin prestarme mucha atención. De repente, me encontraba dando vueltas por las escaleras enredada en la cobija. Sólo escuchaba los pasos de mi papá bajando a la vez que yo iba cayendo escalón por escalón.
Al terminar en el primer piso de la casa, me levantó, se rió y me dijo que no le dijera a mi mamá. Mi caída hizo que finalmente me prestara la tan esperada atención, así que no me importaron los pequeños raspones. Además, ¿quién no se ha caído de las escaleras?
😀 ¡Qué lindo recuerdo! Yo también jugaba a la gallinita ciega con mi padre y mi hermana mayor. jajaja. Teníamos muchos accidentes… y a mi madre nole gustaba… pero eran momentos de mucha diversión. Creo que en los 90´s estaba de moda el juego.. 😦 los niños de ahora ya no juegan a eso
Típico de los papas 🙂 cuando estaba chica mi papá siempre llegaba tarde y se ponía a hablar por teléfono en la sala, como era casi el único momento del día en que lo veía a veces me sentaba junto a él sin decir nada y me hacía la dormida para que me cargara al cuarto, me sentia como princesa 🙂 nunca supe si se daba cuenta que fingía estar dormida…
hahah ai Alexis me encantó tu historia ❤ porque en clase de foto en 3er semestre vi todas tus fotos de pequeña y estabas toda linda! haha me imagine tú a esa edad tapada sola con la cobija! 😀
Recuerdo haber ido al cine con mis papás y mi hermano menor cuando salió la película de Titanic, fuimos a verla en el otro lado y no sé por qué, recuerdo que nos tocó hasta la parte de abajo porque ya no había lugares. Yo prácticamente miraba hacia arriba y me mareaba todo el movimiento y giros de cámara que se proyectaban. El caso es que cuando llega la famosa escena de sexo en el coche mi hermanito de casi 3 años pregunta «¿Ma, porque se quitaron la ropa?» y yo siendo hermana mayor y muy inteligente le dije: «Pues porque tienen calor». Esa historia todavía sigue vigente en la familia.
Tengo diversos recuerdos de mi infancia, los mas antiguos son de cuando tenia seis años aproximadamente, pero el mas claro que tengo es el siguiente:
Eran las vacaciones largas, cuando yo iba en primero de primaria, mi mama decidió llevarme de viaje a Michoacán, el lugar donde ella nació, nos despedimos de mi familia y nos fuimos en el avión, cuando llegamos nos quedamos en casa de mi abuelita, a quien vi por primera y ultima vez.
La casa a pesar de estar en la ciudad tenia tierra en el patio, me auerdo tambien que llovia m,ucho y muy fuerte, de hecho cuando llovia mi ti no me dejaba ver la tele.
En el transcurso del viaje conoci a gran´parte de la familia de mis pades, ya que ahi se encuentran, visitamos varios lugares, saliamos a comer y en general tengo muy buenos recuerdos de eso, pero un dia ocurrio algo que no me gusto para nada.
A ese viaje yo lleve una muñeca, era Angeliza, la de los Rugrats,esa niña que todos consideran la mala, pero por alguna razon siempre fue mi personafe favorito de esa caricatura,el juguete estaba hecho de un material suave, pero la cabeza y las manos eran de plástico, vestía con ripa de dormir que era de color rosa y morada, su cabello era así como de hilo y amarillo, una noche me dormí y al despertar me encontré con que la muñeca tenia los dedos mordisqueados, se la enseñe a mi mama, la única explicación que encontramos fue que habían sido los ratones, así que yo estaba entre enojada y triste por lo que le sucedió a mi muñeca en ese viaje.
Probablemente tenía no más de 5 años, por lo tanto, mi hermana debió haber tenido 2. Es una situación extraña porque la mayoría de las imágenes que recuerdo las visualizo en tercera persona, y sólo cierta parte es en primera persona. Recuerdo que estábamos en el segundo piso de mi casa que, desde que tengo memoria, ha sido la «oficina» de mi papá, pero al mismo tiempo es el lugar en donde se guardan las cosas que no se necesitan abajo. Como siempre, el cuarto estaba sofocado, mi hermana y yo estábamos sentadas en la alfombra verde, mi mamá sentada en las escaleras y mi papá en la silla de su escritorio. Todas las miradas estaban puestas en mí y en el globo desinflado que traía en la mano. Yo, volteando directamente hacia mi hermana, inflaba el globo, y cuando estaba suficientemente inflado, dejaba salir el aire directo a su cara. Al mismo tiempo, el aire saliendo del globo producía cierto sonido que provocaba que mi hermana soltara enormes carcajadas. Esto, y ver la expresió de mi hermana mientras el aire del globo pegaba en su cara, provocaba que yo me riera mucho más. El ver que nosotras dos estuviéramos riéndonos sin parar, provocaba que mi mamá soltara carcajadas aún mayores y eso provocó que mi papá fuera por su cámara de video y grabara todo. Ahora entiendo el por qué de los recuerdos en tercera persona.
Siempre es un hermoso recuerdo cuando de niños jugamos con nuestros hermanos. Es sorprendente ver como dos personitas que aún no perciben el mundo de una manera madura ya puedan interacutar entre ellas y gozar de la vida sin otro afán que reír. Deberíamos recordar más de ello y ponerlo en práctica.
Uno de los recuerdos de mi infancia, y aparentemente uno de los más antiguos, es el de mi fiesta de cumpleaños que me hicieron a los dos años de edad. Me acuerdo de diferentes cosas de ese día, me acuerdo de la piñata (Aparentemente un conejo), los dulces y algunos invitados (Familiares en especial). Pero principalmente me acuerdo de forma clara, el haber jugado mucho con mis dos primas favoritas, recuerdo que jugamos a la pelota, a perseguirnos, y después fuimos un rato a divertimos en un área de juegos. También, me acuerdo de distintos regalos que obtuve ese día, porque en esa época, en especifico tenía una afición por Barney, así que me es posible recordad algunas de las cosas que me dieron, por ejemplo un Barney de peluche, un Kit de manualidades de éste, ropa, juegos de mesa, entre otras cosas más.
Por último, también recuerdo lo triste que fue tener que permitir que entre otros niños más grandes que yo, golpearan mi piñata con un palo hasta que la destruyeron. Realmente fue un momento muy confuso para mí, yo recuerdo no entender porque le hacían eso, y por lo cual comencé a llorar hasta que mi mama me explico que las piñatas son creadas para eso, y que a ellas no les dolía, además de que les salían dulces de adentro (Lo cual no me convenció tanto, pero si funciono para que me tranquilizara). Y por lo cual al siguiente año, la piñata de mi fiesta fue una que solo tenía una imagen de pocahontas, y no una que fuera la figura de esta, y no fue que hasta que cumplí cuatro años, después de mucha practica en otras fiestas, que volví a decidir por una piñata con forma de personaje (Simba) 🙂
Me parece muy tierna tu historia Abril y me hace recordar una mia que hasta la fecha la disfruto pero al mismo tiempo me burlo de ella pues es que en un cumpleaños creo que cumplia 4 o 5 años nos hicieron a mi hermano y a mi una piñata juntos en la que el tema principal por mi parte era blanca nieves y recuerdo que estaba encantada y me creía con mi disfraz de blanca nieves, daba vueltas para que mi capa roja volara y tambien estaba encantada con mi piñata porque estaba vestida igual que yo, pero hoy en día me causa gracia el hecho sarcastico de que yo, al ser morena me disfrazaran de blanca nieves… jajaja
Oh, Abril. Lo más genial de tu recuerdo, aparte de la fiesta y todo, es la memoria que tienes para tener «flashazos» de tu vida a los 2 años de edad. Eso sí me asombró. Lo más lejano que recuerdo tal vez fue a mis 3 años. Debería hacer un esfuerzo para imaginar más atrás.
Es difícil recordar una experiencia lejana con perfecta exactitud, así que trataré de darles los máximos detalles posibles y hacerle honor al recuerdo. Corría el anio de 1996 (tenía apenitas 4 anios). Todos los domingos iba a Rosarito, a pasar el día con mi padre (en su casa), con mi padre he vivido la aventuras/desventuras más singulares y bizarras que me hayan ocurrido en mi vida. Un domingo cualquiera (fue en verano supongo por que el calor era infernal) a mi padre le entró la nostalgia ranchera y decidió comprarse una yegua doméstica (ni tan doméstica).
La yegua se la compró a un amigo suyo llamado Cacho, que rentaba sus caballos pura sangre para que decenas de gringos enfiestados se sintieran Juan del Diablo por un segundo de sus vidas, Cacho era ciego al igual que su hermano gemelo (cuyo nombre no recuerdo). Mi padre podría jugar partidas de dominó (dominó braile obviamente) eternas que rondaban las 4 o 5 horas, mientras yo, paseaba por todo lo largo de la playa.
Pero volviendo a la historia, mi papá compró una yegua pseudodoméstica que decidimos llamar Fresa (por que en esa época estaba de moda la canción la ninia fresa). Era un animal inmenso, o a lo mejor yo era el pequenio, pero recuerdo aniorar a ese animal como una bestia que a la mínima provocación me golpearía brutalmente con sus patas.
Pero mi papá era tan punk que decidió montarla sin silla y sin cuerda. Sólo colocó en su lomo un sarape mexicano de colores cálidos que se parecían al cielo de esa tarde (por que recuerdo que ya estaba oscureciendo). Mi papá portaba un traje genérico vaquero (camisa de cuadros, pantalones entubados y botas vaqueras, vestimenta que caracterizó a mi padre por más de medio siglo). Con cara decidida montó al equino, recorrió casi la totalidad del patio de la casa (olvidé mencioanr que nos encontrábamos ahi). Iba tan rápido que perdió el control de Fresa, iba tan rápido que no notó que estaba por estrellar con un espejo retrovisor de su troca Ford. Sus reflejos lo llevaron a hacer una maniobradigna de ser vista en una película Superman (las de christopher reeves obviamente). Volteó su espalda hacia atrás, casi en un angulo de 90 grados, a los 3 segundos y casi 5 metros avanzados, mi papá cayó sobre sus manos, no le sucedió nada, pero me asuste muchísimo, por que la yegua estaba sola y estaba birncando del miedo, pensaba que me fuera a atacar. Afortunadamente mi papá se paró de inmediato y agitó sus manos para controlar a Fresa. No pude controlar el llanto, pues nunca estuve tan cerca (hasta el momento) de un aminal tan grande, libre y salvaje. Tal vez por eso no le tengo mucha confianza a los equinos.
Tengo muchos recuerdos de pequeña, pero el más lejano que puedo recordar fue cuando tenía unos 3 años, mi prima era 5 años mayor que yo y solía tener celos de mi por ser la más pequeña, así que solía hacerme muchas maldades de las cuales siempre salía bien librada, un domingo de verano fuimos al parque de Bonita en San Diego, toda la familia, nos reuníamos a jugar el tradicional torneo de Baseball familiar, yo era parte de la porra ya que aún estaba muy pequeña y mi prima me llevó a jugar a los juegos para niños pequeños, pero en lugar de llevarme a los que estaban más cerca, me llevó a los que estaban hasta el otro lado del parque, se fue y me dejó sola mientras estaba distraída, transcurrió el tiempo y yo jugaba junto a los niños pequeños, pasaron tres horas hasta que llegaron mis primos más grandes y mi mamá llorando de la preocupación, yo no entendía lo que estaba pasando hasta que vi que mi tía estaba regañando a mi prima, hasta ahora comprendo que mi prima quería llamar la atención. Desde ese día hasta ahora en las reuniones del parque siempre pregunta en manera de broma «¿En dónde está la niña?»
que padre, sobre todo las reuniones familiares y que jugaban baseball los imagine y se me hizo algo súper bonito ojala conserven esa tradición por mucho tiempo mas 🙂
Bueno, realmente me costó mucho elegir algún recuerdo, porque mi memoria no es muy buena, así que la mayoría de lo que me acuerdo son momentos muy cortos, tipo fotográficos por así decirlo, pero meditando y regresando al pasado pude percatarme que hay algo que hasta la fecha me da pena y es que cuando tenia unos 7 años, a mi familia le gustaba viajar a San Luis, Río Colorado, ya que tenemos familia allá y cada que podíamos íbamos. Allá tengo primos que tienen edades similares a las mías, o sea que en ese entonces todos andábamos por los 6-9 años más o menos.
Total, uno de los días que anduve por allá mis tíos decidieron llevarnos a un canal, con el fin de entretenernos y que no anduviéramos de latosos en casa sin nada que hacer o simplemente viendo la televisión, así que anduvimos un buen rato por ahí jugando cerca del canal, mientras los adultos hacían de comer, un típico día de campo familiar. Todo iba bien lo recuerdo, me divertía persiguiendo a mis primos y primas, hasta que una de mis tías se le ocurrió la brillante idea de querer tomarnos fotos a todos los primos, para plasmar en papel ese bonito día. Recuerdo toda la “discusión” en torno en donde sería el mejor lugar para tomarnos una foto, y que a una prima se le ocurre que sea en unas ramas de un árbol. Vaya desgracia para mí porque siempre le he temido a las alturas. Entonces todos mis primos se subieron, y los tíos listos con cámaras de video y fotografía para no perder ni un solo detalle de lo que iba a ocurrir. Con todos mis primos arriba de los árboles (eran más bien dos troncos que unían a los dos árboles por así decirlo) no podía negarme a subir, así que con todo el miedo del mundo me subí a una ramita y me quede ahí, mis primos estaban en los dos troncos que unían a los arboles, así que yo tenía que pasar de la ramita a los troncos, pero no quería pasarme porque me daba miedo, sentía que si daba un paso más me caería, pero tenía a toda mi familia apoyándome, gritándome, en especial mi mamá que me decía: “Súbete Melissa, no te va a pasar nada” con esas palabras de aliento me anime a subir y qué fue lo que paso… di un paso en falso y me caí, de ahí lo que recuerdo es ir con mi mamá llorando y reclamándole: “Tú dijiste que no me iba a pasar nada”, por supuesto no falto el video del tío para recordarme cada que puede aquel trágico día.
El recuerdo infantil más lejano que tengo sucedió cuando yo tenía apenas unos seis o siete años de edad. Era uno de esos días de vacaciones, en los que mi hermano Adrian (de 10 años de edad) y yo íbamos a casa de mi abuela desde temprano dónde nos juntábamos todos los primos. Éramos muchos, alrededor de cinco primos, mi hermano y yo. En ese entonces nos encantaba jugar y andar alrededor de toda la colonia con nuestras bicicletas. Un día, fuimos todos nosotros y otros niños de la misma colonia, a un lote baldío, actualmente donde se encuentran las canchas de futbol “Fogool”. En ese lote baldío había rampas, tierra, bajadas empinadas, todo lo necesario para andar en bicicleta y para que cualquier niño se divirtiera y pasara un excelente día. El único problema de ese lugar, era que se decía rondaba por ahí un loco, un vagabundo que tenía su reputación de violento. Nosotros no nos acordamos ese día de ese pequeño detalle y fuimos al lugar. Llegamos desde temprano y duramos horas ahí jugando, después de mucho tiempo ya todos estaban cansados y agarraban sus bicicletas para retirarse del lote baldío. Recuerdo que subí en mi bicicleta a la punta de una rampa y les grite ¡La ultima y ahorita los alcanzo! Mi idea era bajar esa rampa a toda velocidad con la bicicleta. Me encantaba hacer eso. Cuando estaba a punto de bajar, empecé a notar que todos se empezaron a ir de manera precipitada y corriendo. Lo que les alcance a entender era ¡El loco! ¡Ahí viene! Demasiado tarde. Yo ya había empezado a descender de la rampa cuando me di cuenta de que de hecho, el loco venia caminando y gritando precisamente por el camino que yo intentaba descender. Recuerdo la imagen del vagabundo balbuceando no sé qué cosas. Sentí muchísimo miedo en ese momento, terror, de lo peor que he sentido en mi vida. Iba ya bajando muy rápido cuando un primo (un año más grande que mi hermano) me detuvo con todo y bicicleta. Me jalo fuera del camino y me dijo ¡Vámonos! Subí a mi bicicleta y empecé a pedalear lo más rápido que pude, pensé por un momento que iba volando. Sentía al vagabundo justo atrás de nosotros. Al final, llegamos yo no sé de qué manera a casa de nuestra abuela, cansados y asustados, sobre todo yo. Recuerdo ese episodio en mi vida y me rio, no sabiendo si mi memoria me ha jugado una mala pasada y he exagerado todo lo que paso dándole proporciones épicas, o si lo he minimizado con el paso del tiempo. Al fin y al cabo no importa, un recuerdo es un recuerdo y es el más lejano que se me ocurre en este momento.
Yo de lo que huí más rápido mientras andaba en bicicleta fue de los dos Rottweilers que un vecino tenía. Un primo que vivía cerca de mi casa y yo siempre salíamos a jugar y ya conocíamos a qué hora el vecino sacaba a sus perros, de manera que siempre los evitábamos. Pero un día el vecino cambió sus costumbres y sacó a los perros (sin correa) a la calle. Mi primo y yo andábamos en bicicleta… ¡nos dieron una correteada! Yo estaba con la preocupación constante de si iba alcanzar a pedalear más rápido de lo que sus patas podían correr, volteaba hacia atrás y veía un perro gigante que quería comerme. Al final sí pudimos dejarlos atrás, pero estuvimos todo el día con miedo de regresar a mi cuadra, por temor a que todavía estuvieran sueltos los Rottweilers.
Pero supongo que un vagabundo acechándome habría sido algo terrible, yo supongo que a mí me hubiera dado mucho miedo, hubiera pensado que era el señor del costal o alguna otra representación de esos mitos que los padres cuentan a sus hijos.
La mejor historia del salón:P hahah ❤ estabas bien blanquito de chico! ya me imagino ahí todo mugroso por jugar siempre en la calle! y todo flaco pedaleando tu bicicleta! haha me imagino tus piernillas ahí sin fuerzas:P
Cuando tenía entre 4 o 5 años, recuerdo que era muy común que los domingos fuera con mis papás a los mercaditos que se ponen en las colonias, en una de esas salidas recorriendo entre puestos mi mamá se quedo comprando verdura en uno de los puestos y justo enfrente de ese, estaba uno en donde vendían muchos juguetes, estaba lleno de todo, cosas de la barbie, muñecos de peluche, soldaditos, carritos, etc.
Emocionada jale a mi papá hasta ese puesto y viendo entre todos los juguetes una muñeca muy bonita capto mi atención, tenía un vestidito rosa, unos zapatitos, accesorios, muchos diamantitos que se pegaban en su vestido, su cabello era rubio y muy brillante. Como me había encantado, le dije a mi papá que si me la compraba, aprovechando que no estaba mi mamá porque sabía que diría que no, él sin pensarlo pregunto el precio y me la compro, la metieron en una caja muy grande y llegue al puesto de la verdura con mi mamá toda emocionada, como era de esperarse se molesto y solo recuerdo que le dijo, ¡si te pide piedras, piedras le compras!
Ya han pasado 16 años de ese día y aun conservo esa muñeca.
Que suave que aún conserves cosas de tu infancia! Han de ser tesoros invaluables para tí y para tu mamá, me hubiera gustado también guardar algo de mi infancia pero mi mamá tiraba todo.
Mi recuerdo más lejano es de cuando tenía aproximadamente 4 años: fui con mis papás a un centro comercial, que para mi corta edad parecía enorme, entramos a una tienda departamental, no recuerdo el nombre, pero recuerdo que al pasar por los pasillos había muchas cosas que me llamaban la atención, principalmente en donde se encontraban los juguetes y lo de papelería (libros, colores, pinturas, etc.). Supongo que fuimos al mandado, porque el carrito estaba lleno de comida y recuerdo que en un descuido de mis papás me gano la curiosidad y de dirige a donde se encontraban los juguetes, se me hacían enormes los estantes y no comprendía cómo era que yo no podía tener tantos juguetes como los que había ahí. Perdí la noción del tiempo y cuando quise regresar a donde había dejado a mis papas, ya no estaban ahí. Recorrí por unos minutos la tienda buscándolos, pero está parecía enorme, y el miedo me invadió. No los encontraba y creí que se habían ido sin mí y que me habían olvidado, así que en mi desesperación Salí de la tienda para ver si los alcanzaba a ver, pero para mi mala suerte la plaza era más grande que la tienda y eso me asusto aun mas, así que regrese a la tienda llorando porque en verdad creía que se habían ido sin mí, poco después escuche una voz que decía: “La niña Anai Marisol, favor de pasar al área de cajas, sus papás la están buscando” entonces corrí desesperadamente hacia las cajas, y cuando llegue y vi a mis papás, me di cuenta de que no me habían dejado y que no volvería a alejarme de ellos para ver los juguetes. Mis papás me regañaron, pero aun así no dejaban de abrazarme, tal vez también se asustaron.
haha cuando dijiste: ‘ya no están mis papás donde los dejé:P’ ahaha me dio mucha risa! y yo también siempre me perdía por andar de curiosa en los supermercados 😛
Bueno a decir verdad es que no tengo grandes recuerdos de mi infancia, y los que tengo de alguna manera no logran ser claros, pero de las pocas cosas que me acuerdo, por cierto con mucha nostalgia, son las Navidades. En mi infancia yo vivía en la Ciudad de México y recuerdo que todos mis primos, mi hermano y yo esperábamos con ansias la Navidad y no por los regalos, si no por que la familia se reunía y todos los primos estábamos juntos para jugar. Nuestros papás nos dejaban estar en la calle más tarde de la 1:00 am tronando cohetes, cosa que nos encantaba y nos hacia sentir como “niños grandes”.
Durante la cena el que iba terminando de comer se iba a la “casa de juegos” (mi casa), que estaba junto a la de mi abuelita y ahí jugábamos videojuegos hasta las 6:00 am mientras nuestros papás jugaban cartas en la casa de a lado; a cada momento nos iban a vigilar ya que teníamos la casa de cabeza, haciendo un escándalo y corriendo por todas partes, nos regañaban horrible y en cuanto se daban la vuelta y cerraban la puerta comenzábamos con el desastre otra vez. La verdad es que nos divertíamos mucho y son recuerdos que son muy lindos para mí ya que mi familia esta lejos, ellos viven en la Ciudad de México y nosotros nos tuvimos que mudar a Tijuana.
Me hizo recordar una navidad, hace muchos años cuando todavía era una niña y salía con mis vecinitos a tronar cohetes y en una de esas ocasiones jugando con luces de bengala incendiamos un barranco que esta detrás de mi casa, mis amiguitas tenían un hermano mayor y nos asustaba diciendo que la policía nos iba a llevar por causar el incendio y nosotras muy creídos comenzamos a llorar y más cuando vimos que la policía llego a ver el incendio.
Ami también me hizo recordar una navidad y una situación en especial con los cohetes, en una navidad casi me vuelo un pié por pisar un cohete perdido jaja que suave tener una gran familia y ese tipo de convivencias 🙂
Tenía 5 años, vivía en Nayarit y mi mamá trabajaba en Puerto. Vallarta Jalisco, por lo tanto mis abuelos se hacían cargo de mi, recuerdo que un día llegó mi mamá, me despertó y le dijo a mi abuela » alista la ropa de la niña, me la voy a llevar». Apenas y me estaba levantando cuando mi mamá apresurada me vistió, entonces tomo mi maleta y me llevo unos días con ella a Puerto. Vallarta, del viaje no recuerdo mucha tal vez me fui durmiendo. Pero si recuerdo la entrada al puerto, había muchos barcos pequeños en un mar azul y que se movía muy rápido, mi mamá me dijo que esos barcos chiquitos se llamaban yates. Al bajar del autobús mi mamá me compro un chocolate (sniker), tomamos un taxi y fuimos a buscar un hotel, me dijo que eligiera el que yo quisiera, al primero que llegamos, se encontraba frente al malecón y pregunte si tenía alberca, me dijeron que si y le dije a mi mamá que ese era el que quería, ella me dijo que no me apresurara que encontraríamos otro, y yo me enterque con ese, por fin nos quedamos con ese. Pero olvide que era diciembre y hacía mucho frio, la verdad es que nunca entre a la alberca por el frio que hacía no me permitía, salimos a caminar de noche, mi mamá parecía más alegre que yo pues se movía de un lugar a otro tratando de mostrarme todos los lugares a nuestro paso, yo solo miraba el mar, y los barquitos. Me preguntaba si me divertía y me tomaba fotos en casi todos los lugares. me dijo que a la mañana siguiente nos subiríamos a uno de esos barcos pero que era más grande, al otro día volvimos a recorrer el Puerto compramos recuerdos y caminamos hacia el muelle para tomar el barco, sin embargo ya íbamos tarde, corrimos por toda la bahía y a mí me daba mucha risa porque nunca había visto correr a mi mamá ella me decía, «ándale, rápido, apúrate, no lo vamos alcanzar» y yo sentía que estábamos cerca de él, a pesar de todos los recuerdos que traíamos y la bolsa de mano de mi mamá que se hacía de un lado a otro, la verdad sentía como mis pies se hacían mas pesados y me reía mas cada vez que daba el siguiente paso.
La verdad es por más que corrimos no lo alcanzamos, mi mamá se miraba triste pero después comenzó a reírse mucho, los turistas que estaban en la costa solo nos observaban, mi mamá después de maldecir, dijo «ni modo, para la otra»
La verdad recuerdo mucho esos tres días que dure en Puerto Vallarta, por que ha sido de las pocas veces que puede convivir tanto tiempo con mi mamá alejada de aquellas personas que pudiéramos conocer, me divertí mucho cuando ella corrió pues puede verla a mi nivel, como una pequeña niña y a la vez como un adulto que trataba de darme todo y de tratarme como tal, al darme la libertad de elegir hasta en aquellas veces que llegamos a comer en ese pequeño viaje.
¡Qué bonito recuerdo! te imaginé corriendo, toda cansada. Que lindo que pudiste convivir con tu mamá y que se divirtieron mucho. A mi tu anécdota me hizo recordar la vez en que fui a Chacala, Jalisco con mi abuelita. Se había realizado un viaje por parte de la iglesia de mi abuela y me llevó. Ahí en la playa estuve conviviendo con ella por tres días y me la pasé muy bien 🙂
Creo que este fue mi favorito, honestamente creo que es porque te conozco y se lo que algo asi significo para ti 🙂 Me quedo mil veces con la narración oral que hiciste en el grupo, me encanto la manera como conbinaste un momento super emotivo con tu humor tierno de todo el tiempo.
Uno de los recuerdos que se llevó la mañana, sin duda una hermosa experiencia. No sólo el hecho de haber salido de vacaciones si no haber pasado momentos con tu madre los cuales a veces es difícil volver a repetir y es muy bueno que permanezca en tu memoria.
En realidad tengo muchos recuerdos de mi infancia pero son cortos y se vienen a mi mente como un collage de imágenes, sin embargo, los recuerdos mas preciados para mí son los que viví a lado de mi abuelita, a la cual extraño mucho.
Mi recuerdo es algo chusco con el cual nos seguimos riendo toda mi familia y fue cuando yo tenía alrededor de 5 años y estábamos en «Viejas Casino» mis tías, mi abuelita, mi mamá y yo, en todo el día se turnaron para cuidarme en el centro comercial pero se hizo de noche y el centro comercial ya estaba cerrado pues ya eran las 11:00 PM, a mi abuelita le tocó cuidarme y como estuvo todo el día dentro del casino no había comido, fuimos a comprar comida para ella (una hamburguesa) y solo vendían para llevar así que tuvimos que llevar la comida a una banquita a las afueras del casino, nos sentamos a lado de un calentón porque hacía un frio por ser invierno, mi abuelita empezó a comer y en eso se nos acercan dos policías y nos hablaron en inglés, ni mi abuelita ni yo entendimos, en lo personal me asuste, y lo único que mi abuelita les decía era «gustan, gustan» (señalando su hamburguesa) jaja. Como vieron que no entendíamos nada de lo que nos decían fueron por otros policías que si hablaran español, y ya nos explicaron que era muy tarde para que estuviera una menor de edad en las afueras, que eso no estaba permitido y prácticamente nos detuvieron, nos llevaron a una oficina a dentro del casino y claro yo conocí y fue un súper tour con guardaespaldas y todo, nos tuvieron en esa oficina hasta que apareció mi mamá bien asustada porque pensó que algo grave había pasado, después de eso claro que nos causaba muchísima risa lo denominamos como mi primer experiencia policíaca.
te puedo imaginar viendo a los policías con tus ojotes y tu cara de no entiendo nada y la ternura de tu abuelita ofreciendo de su hamburguesa jajajajajaajaja
El recordar mi infancia me resulta muy agradable, y aunque para algunas personas les es difícil por el tiempo a mi me parece extraño el que yo pueda recordarlo tan bien y con lujo de detalles. La navidad y la fiesta de año nuevo eran mi época favorita, mi mamá se preparaba un mes antes para tener todo listo, ella hacia las esferas, bordaba las botas, acomodaba la mesa, ponía velas y la casa se impregnaba de olor a manzana con canela.
El 24 de diciembre mis papas solían hacer una fiesta en donde invitábamos a toda la familia; la familia de mi mamá la cual es muy grande, les encanta la música, el baile y abundan los niños; también a la familia de mi papá que es todo lo contrario, son pocos miembros, mi hermana y yo eramos las únicas niñas de la familia, sin olvidar que a ellos les gusta mas lo formal, la convivencia tranquila y platicar. Así que la fiesta de noche buena era toda una revolución, se iniciaba con el ponche y una platica rápida para entrar en confianza, después la cena, la cual tenia inicio pero no fin, salíamos al patio a quebrar la piñata llena de fruta y cacahuates, después de la 1 de la mañana empezaba el baile y el que quedará al final se llevaba un regalo sorpresa.
Durante esas horas se olvidaba todo mal entendido, problema o discusión además el ver a mis dos familias, que a pesar de las diferencias pasaban un tiempo agradable entre ellos es uno de mis mejores recuerdos hasta este momento.
El recuerdo mas lejano de mi infancia es cuando descubrí que nací el mismo dia que cumplo años.
Todo empezó cuando fui por primera vez a México con mi hermana más grande, Gabriela, sin mi Mama. Tenia mucho miedo del avión nunca había volado y me daba pavor lo que era subirme a ese avión y tener que quedarme sentada por 3 horas, ya que era una niña muy hiperactiva y el estar ahí encerrada me tenia sufriendo. Ya mientras me acercaba al avión mi estomago revoloteaba con las mariposas del miedo que tenia, pero al ser menores mi hermana y yo nos subieron primero al avión y nos dejaron subir con el capitán del avión y conocer el interior. Ya que termino todo me sentaron a un lado de mi hermana, hasta enfrente y recuerdo pensar que el viaje se había pasado tan rápido ya que me la pase jugando todo el vuelo con plastilina. Tenia muchos colores y diferentes maquinas que me dejaron crear todo un pequeño mundo de plastilina y me parecía tan realista aunque ahora puedo imaginar que eran solo pequeñas bolitas con pelo como pelón pelo rico.
Al llegar a México nos recogieron mis 4 primos y mi tía. La ciudad me parecía inmensa y mi pequeño mundo a descubrir aunque antes de ir me dijeron mucho que separarme de mi tía seria lo peor que podría hacer ya que de seguro me perdería y me quedaría sola, que me daba mucho miedo. al llegar a casa de mi tía, uno de mis primos me pregunta: “Daniela ¿cuándo es tu cumpleaños ?” sin saber que responder corrí a mi hermana que me contesta el “30 de diciembre”, corro de regreso y mi primo me pregunta “Daniela ¿cuándo naciste?” lo pensé pero no supe la respuesta así que otra vez fui con mi hermana y le pregunte “Gaby ¿qué día nací?” me ve con una cara muy extraña y me contesta el “30 de diciembre”. Al regresar con mi primo nota en mi cara una expresión de asombro y me pregunta que si que había pasado y le contesto “primo no sabes nací el mismo día de mi cumpleaños” de inmediato todos en el cuarto empezar a reír y yo sin saber por que pregunto que era lo que pasaba y me explicar que el día que naces es tu cumpleaños. Ese día entendí que siempre aunque parezca muy tonto prefiero preguntar y sonar tonta a quedarme con la duda.
Awww Danny, lástima que no te escuche contarlo, es un recuerdo muy tierno, que bonito que una experiencia tan sencilla te haya dejado una lección tan importante que muchas veces no tomamos en cuenta.
Cuando era pequeña era mi época favorita, porque recibía muchos regalos y todos provenían de un sr. gordo llamado «santa» pero ya que crecí me di cuenta de la realidad. Aparte tenía que preocuparme por lo que iba regalarle a cada quién de mi familia.
Hay una historia que nunca se me olvida y que cuando la recuerdo me pone una sonrisa en el rostro. Cuando tenía 5 años fuí a Sea World con mis abuelos paternos, mi tía y mi hermana mayor. Era la primera vez que iba y por lo mismo estaba muy emocionado, los demás ya habían ido en otras ocasiones y ya conocían el lugar. No recuerdo muy bien si es en ahi o en otra parte, pero los que han ido sabrán y si me equivoco me corregirán. Por donde están los osos polares hay una cueva o túnel que parece de hielo porque asi la(o) pintaron para que pareciera que es donde hay osos, pero es un lugar donde la gente puede estar y caminar. También tiene aire frío para simular el ambiente y en las paredes o techo hay bocinas que no se ven a simple vista pero hacen el sonido de los osos. Entonces entramos, yo no sabía lo que iba a suceder, pero ellos si y como son tan cabrones no me dijeron nada. Caminábamos lento porque había mucha gente y como soy algo distraído no me di cuenta que en ese momento mi hermana se agachó para «amarrar sus agujetas», lo que en realidad hizo fue tomas mi agujeta izquierda y amarrarla en mi pie derecho y viceversa, para que al momento en que yo caminara me cayera. Me distraje de nuevo y mis abuelos, mi tía y mi hermana se habían salido para dejarme solo(me esperaron afuera de la cueva). Al poco tiempo se escuchó el sonido de un oso por las bocinas, yo no nunca lo había escuchado, y como nunca había ido y no sabía que era nomás una simulación yo pensé que había osos ahi, entonces traté de salir corriendo porque me asusté, bueno no me asusté, me cagué(perdone la palabra profe, esque fue un susto muy grande) y en ese momento me caí por lo que mi hermana le había hecho a mis cordones. Estaba tan asustado que no me tomé el tiempo de desamarrarlos para correr, sino que me paré y me fui brincando con los pies juntos hasta llegar a la salida donde me esperaban con carcajadas y una cámara. Después de que salí nos esperamos unos minutos en lo que me acomodaba los zapatos y se me bajaba el susto y en ese momento vimos a un seños ya grande corriendo porque también se había asustado.
Mi actividad infantil favorita, y cuyo recuerdo lejano aún llega a mí con frecuencia al ver las nubes, era jugar con las sensaciones que el «no ver» o «ver distinto», podían causarme.
Cuando tenía apenas tres años comencé a experimentar: ¿qué se siente no ver? Tomaba una cobija o sábana y la ponía sobre mi cabeza… entonces me disponía a caminar en «modo fantasma» por toda mi casa.. adivinando con las manos, a tientas, los pasillos. Tropezando levemente con los muebles. Los dedos de los pies chocando contra esquinas: recordándome que eran mi límite.
Mi madre se preocupaba mucho cuando me veía andar a ciegas por toda la casa, pues temía que me cayera, golpeara o lastimara. Incontables veces me regañó por «jugar así», hasta que un día -en vista de que las palabras no funcionaban contra mi voluntad- decidió reprenderme a manotazos y prohibirme estrictamente taparme la cabeza con cualquier cosa que me impidiera ver.
En vista de que «no ver» ya no era tan divertido gracias a los castigos de mi madre, a los cuatro años me decidí a innovar: ¡veamos todo al revés! Jugaba entonces, con los espejos de mano de mi madre. Los tomaba con ambas manos y los ponía cara arriba, pegados a mi pecho, de manera que al caminar, con la cabeza gacha, mirando hacia abajo, no veia mis pies sino el espejo y en este el reflejo del techo. ¿El resultado? ¡Horas de diversión! y algunos cuantos regaños que evadía diciendo: «si veo por donde voy»
Creo que alguna vez tropecé y quebré un espejo de mi madre. No estoy segura, quizá sólo pasaron de moda mis caminatas por el techo dentro de la casa. Quizá porque cuando cumplí cinco años ya no estaba tanto tiempo como quería en ella. Debía ir al kínder (desde entonces, de seis a ocho horas diarias de la semana inglesa, exceptuando las vacaciones, han sido ocupadas por la escuela.. y del trabajo ¡ni hablar!)
¡Pero bueno! Lo que a mí me gustaba del kinder era esa explanada grande, en la que hacíamos honores a la bandera y la cual en tiempo de lluvia se llenaba de charcos que la convertían en un gran espejo… De tal manera que yo ya no andaba por el techo de mi casa: ¡estaba en el mismo cielo! ¡Podía correr entre las nubes…! …pagando el bajo precio de mojarme las calcetas (creo que fueron los regaños continuos de mi madre debido a mis calcetas sucias los que me hicieron, en la actualidad siempre llevar zapatos cerrados, de preferencia botas).
En fin. Recuerdo bien esos días de lluvia en los que caminaba por el cielo, y también recuerdo aquella vez que me emocioné tanto con dicha ilusión, que extendí los brazos y comencé a girar en la explanada, esta vez mirando al frente las nubes y los salones girar y girar, subir y bajar, en un carrousel que acabó por hacerme caer y enseñarme que los espejos de agua, mojan.
A pesar de los tropiezos que estos juegos me causaron, sigo disfrutando de ellos y no pierdo cualquier oportunidad que me pueda brindar la noche para caminar a oscuras por mi casa, le he enseñado a mi hermana menor el arte de caminar por el techo a través de un espejo y los días de lluvia… si existe un dios, le agradezco la oportunidad de caminar por los cielos sin haber muerto.
Cuando era pequeña me gustaba colgar la cabeza en la cama para ver todo al revés. Siempre imaginaba qué se sentiría si el techo fuera el piso: sería espacioso y muy limpio, los objetos estarían pegados al «techo». Iba a la cama de mi mamá, a la de mis hermanos para hacer lo mismo en cada habitación, en la sala y la cocina también. Aún tengo el «gusanito» de entrar a una casa donde el techo sea el piso.
Tu experiencia me trae una muy bonita sensación, que tiene que ver con disfrutar las cosas simples de la vida. Para mi fue muy agradable escuchar tu recuerdo, porque me acordé de las cosas sencillas que yo hacía de pequeña y que me encantaban, por ejemplo convertir mi cama con respaldo (con ayuda de sábanas y cobijas) en un fuerte, o brincar exactamente en las figuras de una loseta, sin salirme de las rayas.
Hoy en día veo a muchos niños que se la pasan jugando en consolas, hablando por teléfono, consumidos en los ipods, en fin… es triste. Yo trato de que mis sobrinos jueguen al aire libre, que inventen cosas, que imaginen, así que cuando me toca cuidarlos, me encargo de motivarlos a que lo hagan.
Mi recuerdo infantil más lejano fue la primera vez que mis padres me sacaron mi visa laser, creo que tenía unos 5 o 6 años en ese entonces uno debía de acudir desde muy temprano a la Garita de San Ysidro hacer fila. Ese día mis padres me levantaron y todavía no amanecía yo sentía que eran como las 2 o 3am pero lo más seguro es que eran las 5am aun así se me hacía muy oscuro el día. Mi mama nos llevo cobijas y lonche para mí y mi hermano. Cuando llegamos al lugar nos estacionamos en un lugar con muchos carros y a lo lejos se apreciaban unas luces muy potentes como de campo de futbol americano.
Caminábamos por un callejón muy largo donde habían muchos puestos de comida mexicana y mucha gente parada comiendo tacos a esas horas de la madrugada, señoras con faldas largas y coloridas cargando a sus hijos vendiendo pulseras y un sonido de fondo un poco raro era como si le pegara un tubo de metal a una pared pero no me gustaba para nada ese sonido me daba mucho miedo.
Llegamos a un lugar donde había ya mucha gente haciendo fila unos platicando entre si y revisando papeles otros acostados en el piso tapados con cobijas. Mientras mis padres platicaban yo seguía con un gran temor no sabía muy bien para que íbamos a ese lugar y que era lo que iba a pasar. Cerca de donde nosotros estábamos había un pequeño puente peatonal pero este puente era muy largo y angosto por ahí pasaba mucha gente, mi curiosidad gano y me aleje de mis padres por un momento para checar a donde daba ese puente, ese fue el peor minuto de mi infancia ya que mientras yo me asomaba un gringo ebrio me quiso jalar y me dijo que cruzara el puente con él yo no quería y comencé a retroceder a jalones, mientras eso sucedía los más probable es que mis padres me buscaban locamente pues solo escuche una voz a lo lejos “ahí está” en ese momento el extranjero me soltó y cruzo ese puente misterioso, mis papas llegaron, me tomaron de la mano y me dijeron que no me alejara de ellos.
Ese día nunca lo olvidare ya que mi vida estuvo en peligro y aparte no fue un buen día para mi familia ya que no me aprobaron la visa ese día.
Martha, me recordaste cuando yo fui a tramitar mi pasaporte. ja, también veía como «muy oscuro» o «demasiado» noche, las 5 de la madrugada. Se me hacía impresionante ver amanecer. Ahora con la escuela a las 7 am, a partir de septiembre es cosa de diario 😦
El recuerdo de mi niñez mas preciado y recordado, fue cuando tenia casi 3 años de edad. Mi mamá, mi hermana, mi madrina y yo, viajamos a visitar a la familia, quien vive en el D.F., Toluca y en Metepec. No eran muy frecuentes esos viajes, ya que salían muy costosos, y mas porque eramos muchas, pero aparte de ser especial por el hecho de ir juntas, lo era porque eran las fiestas navideñas, por lo que toda la familia se reunía cantando, festejando y entre abrazos y regalos quedaban excelentes recuerdos.
Algo que nunca olvidaré, es que me encanto que ese mismo día, (24 de diciembre), aprovecharon que estaban todos reunidos, y me celebraron mi cumpleaños (que es el 26 de diciembre) con pastel de los «dálmatas» color rosa, y con vasos y globos de minnie mouse. Después apagaron las luces, dejando solo velas encendidas y me cantaron en coro las mañanitas. Después salimos al patio de la cuadra y rompimos la piñata, la cual estaba rellena de billetes falsos (que para mi eran verdaderos, por lo que era millonaria), y los deliciosos dulces claro. Y ese fue uno de los primeros cumpleaños especiales que recuerdo.
Pero sobre todo, aunque fue la primera navidad, de la que recuerdo todo, también fue la última para mi abuelito, ya que falleció en febrero del año siguiente.
Así que, por eso considero que es el momento mas preciado de mi niñez, el saber que estuvimos toda la familia reunida, en la última navidad de mi abuelito y que sin duda tuve, uno de mis primeros cumpleaños mas memorables hasta la fecha…
Uno de los recuerdos más tempranos que tengo de mi infancia es el día en que me dejaron tuerta; a continuación describo cómo fue el asunto: cuando tenía aproximadamente 4 años de edad, asistía a un pequeño y tranquilo kínder del DIF que se encuentra en la colonia en la que he vivido desde que tengo memoria (Guaycura).
Enfrente del jardín de niños estaba una tiendita en donde una señora muy amable vendía dulces, papas, sodas y jugos. Como era costumbre, mi mamá me llevó ahí antes de entrar a clases para comprarme alguna chuchería que acompañara el sándwich (o el burrito, no recuerdo muy bien) que me había preparado. Así que esa mañana estaba yo muy contenta con mi paleta “chupa chups” y todo parecía indicar que aquel sería un bonito día en la escuela…
Cuando se llegó la hora del receso, me fui a jugar con mis compañeras al patio. Cual si fuera un chango, me trepé en un pasamanos, deteniéndome con las corvas de las piernas en los tubos de metal. Mientras estaba colgada con la cabeza hacia abajo, contemplé a unos niños de mi misma edad que estaban peleándose; yo, con afán de tranquilizarlos, empecé a gritarles que se calmaran y que ya no se golpearan, porque se podían lastimar. En eso uno de los niños, llamado David, agarró una roca de mediano tamaño y me la lanzó como pitcher de beisbol: la piedra me dio directo en el ojo derecho. Tan pronto sentí el impacto comencé a llorar y a quejarme de lo ocurrido, tan alto y tan fuerte que la presencia de las profesoras del kínder no se hizo esperar.
Mi querida profesora Minerva me calmó un poco, sin embargo yo, con el único ojo bueno que me quedaba, podía ver la expresión de su cara: era la mueca de quien siente el dolor ajeno. Pronto llegó mi mamá muy preocupada, no le importó cómo ni quién había sido el responsable de lo sucedido, simplemente me subió al carro y me llevó con un médico. Durante las siguientes semanas fui una pequeña pirata, con un parche de gasa que me cubría el ojo dañado.
Realmente nunca supe qué le pasó a David por lo que me había hecho, pero supongo (o espero) que sí lo hayan regañado; después el compañerito estuvo en el mismo salón que yo en tercero de kínder, yo siempre lo miré con recelo (y a veces hoy todavía lo hago, cuando veo la fotografía que tomaron un día al salón completo). Hasta aquí uno de mis más lejanos recuerdos, el día en que un niño que me dejó desgraciada de la vista temporalmente.
Tu experiencia es inigualable. Podemos compartir experiencias similares con otros pero tú te fuiste al extremo. Esas experiencias que sólo pasan una vez a una persona. Algún día me gustaría conocer a ese chico de la piedra, sería interesante saber cómo la vida se la cobró. jijiji
«El recuerdo más lejano que tengo es cuando estaba en la noche esperando cerca de la ventana, junto a ésta había una mesa y encima unas máquinas que mi abuela usaba para cortar hojas de plástico y hacer adornos. Yo esperaba que mi papá llegara de trabajar (trabajaba manejando autobuses), vivíamos en un cuarto aparte pero dentro del terreno de mi abuela, el cuarto era azul, la puerta era negra. Yo lo veía grande pero ahora que entro es más chico de lo que lo recordaba.
Cuando mi papá llegó creo que llevaba puesta una camisa blanca, no recuerdo muy bien que tenía puesto yo, corrí hacia él y me cargó en su brazo izquierdo, con el derecho me dio el kinder sorpresa en las manos, me llevó cargando hasta la mesa cerca de la ventana, me puso ahí de pie y me ayudó a quitarle la envoltura al chocolate. Mi mamá dice que siempre me llevaba esos chocolates (Tenía más de 100 figuritas armadas arriba de la televisión pero ahora ya no tengo idea de dónde están).
Supongo que tenía como 2 o 3 años cuando pasó eso porque fue antes de que viniéramos a vivir a Baja California, no recuerdo que tuviera una hermana en ese tiempo. Así que supongo que fue cuando tenía 2 años de edad.
Eso podría explicar porque me encantan esos chocolates y me emociono por saber que tienen dentr
Que tierna tu anécdota, yo también coleccionaba las figuritas que vendían dentro de esos deliciosos huevos de chocolate, jajaja me encantaban, te lo juro y tampco tengo ni la menor idea de donde quedaron todos los monitos que coleccioné.
Amiga hermoso recuerdo, yo también en mi infancia coleccionaba figuras de kinder sorpresa, ya no hago eso pero lo que sí hago es comer bastante chocolate. Vamos por uno un día de estos.
Jajaja, me gusta la forma en que lo cuentas, la parte en que llega tu papá me hace recordar los anucios que pasaban en la tele. Esos chocolates fueron los primeros que probé y siempre que tenía uno en mis manos lo analizaba porque no entendía como metían el huevo de plastico en el huevo de chocolate, al no entender esa magia me acordaba que dentro había una sorpresa para mi y ese interés desaparecía, por lo menos hasta que llegara otro huevo de chocolate a mis manos.Hasta la fecha los sigo comiendo y de vez de en cuando guardo alguna de las figuras que salen.
que bonito, me imagino tu carita en la ventana esperando a tu papa, creo que la mayoria de los niños disfrutabamos mucho de armar estos juguetitos, aunque despues de un tiempo no supieras ni donde habian quedado jajajaj
«Mi recuerdo más lejano es cuando estaba en la noche esperando a que mi papá llegara de trabajar, vivíamos en un cuarto afuera de la casa de mi abuela.Llegó y me regaló un kinder sorpresa (Todos los días me llevaba uno, tenía más de 100 figuritas arriba de la televisión).
Recuerdo que el cuarto era azul, cuando entró al cuarto yo corrí hacia él y me cargó en su brazo izquierdo, con el derecho me dio el kinder sorpresa en las manos.
Supongo que tenía como 2 o 3 años cuando pasó eso.»
Afortunadamente mis recuerdos provienen por parte de mi familia. Lo más lejano y general que recuerdo son los momentos de ocio que pasaba con mis familiares. Mi pasión, y mi papá lo sabía, era la carne seca, recuerdo que cuando llegaba de trabajar siempre traía una bolsita, en breve la devoraba. Aunque esa pasión ya se descuidó en su tiempo era de las cosas que más disfrutaba. Cuando llegaba el fin de semana me ponía a ver los partidos del América con mi abuelita, no entendía ni madres de fútbol pero lo peculiar del caso era que mi abuelita se apasionaba, y de ahí mí orgullo de tener a una abuelita futbolera. Al mencionar lo anterior siempre me viene el recuerdo de la muerte de nuestra mascota; un perro llamado ‘Kaiser’, todos perdimos la cuenta de los años que tenía con nosotros. Ese día siempre quedará en mi memoria, recuerdo a mi abuelita preocupada porque el perro no se movía, no quería comer, incluso parecía no tener noción de ser. Bueno, esos recuerdos provienen mayormente de cuando era hijo único, no es que sea celoso de mis hermanos, sino que en ese entonces, y por obvias razones yo recibía más atención. Por otra parte, mis padres se la pasaban tomándome fotos cuando hacía el ridículo, era muy ‘berrinchudo’ y más me daba coraje que ellos se rieran de mí. Esas fotos siguen por ahí arrumbadas, regalé unas y tiré otras. Ahora que lo pienso, no sé por qué razón sólo recuerdo eso y muy a duras penas. Tal vez esos recuerdos no impactaron lo suficiente en mí. Bueno, eso sería todo por el momento.
jajajajjaja yo tambien amo el futbol yeaaaaa yo tambien estoy orgullosa de tu abuelita jajaja, awwww k feo lo de tu mascota creo que esas son de las cosas mas tristes que ocurren cuando te encariñas mucho con los animalitos, y celos? creo k eso es un poco normal en todos..
Las experiencias más intensas son aquellas en las que las cosas pasan “por primera vez”, puesto que no sabemos qué hacer al momento de la situación. Desde que tengo conciencia, siempre me ha gustado visitar el supermercado: ver los pasillos llenos de formas y colores, agrupaciones por producto, y diferentes marcas de un mismo objeto.
A mis 4 años de edad un supermercado era tres veces más grande a lo que conozco hoy. Mis padres empujaban el carrito del mandado y yo caminaba junto a la pierna de mi mamá. Recuerdo que nos detuvimos en una mesa donde había diversos tipos de objetos (ahora sé que estaban en precio especial). Había una caja que llamó mi atención. Me acerqué y mentí mis manos en ella, eran peines de plástico de colores fluorescentes. Los había en amarillo, rosa, rojo, verde, naranja, y más. Captaron tanto mi interés que sin duda quise llevarme uno a casa, aunque no le encontraba su utilidad en el momento; me acuerdo que sólo lo quería como un objeto para jugar con él, observar su forma, su color y sentir su textura.
Era tanta mi concentración enfocada al objeto que sólo extendí mi mano izquierda para palpar a mi mamá y llamar su atención. Sin despegar la vista de mi peine rosa fluorescente, me percaté que mi mamá no me hacía caso, así que tomé su pants y lo jalé fuerte para que me hiciera caso. Como no lo hizo, voltee molesta con ella, y la vi: era una señora desconocida. ¡Qué vergüenza! Con razón me ignoraba. La señora era una mujer de grandes dimensiones y me volteó a ver sin cuidado.
No dije nada, voltee a los lados buscando a mis padres, estaban al lado opuesto de la mesa revisando otras cosas. Ambos se dieron cuenta y junto con la desconocida comenzaron a reírse. Yo, asustada, solté el peine y quise llorar. Mi madre me abrazó y cargó diciéndome “Aquí estoy”. Yo me escondí en su cuello, mientras avanzábamos al siguiente pasillo. Sólo escuchaba la carcajada de mi padre riéndose de mí.
Fue la primera vez que sentí vergüenza y coraje contra mi padre, quien en vez de aceptar mi error se reía de mí. No entendí por qué las personas se burlan de los errores de los demás cuando son simples accidentes, sin comprender mi situación vergonzosa. Fue una experiencia fuerte para mí, cometí un error y no me compraron mi peine rosa fluorescente.
Srita. Vangie. No sé porqué me es fácil imaginar tu expresión triste al esconderte en el cuello de tu madre. Tampoco me fue complicado imaginarte de pequeña. Creo que no debes haber cambiado mucho. Me gustó tu anécdota. Creo que, en efecto, es de esas historias que un niño no olvida 😀
Hay una historia de cuando era niña que tengo muy grabada en la memoria pues fue algo muy chistoso ahora que lo recuerdo, pero muy doloroso en su momento. Yo tenía nueve años, y eran aproximadamente las tres y media de la tarde, teníamos hambre así que mi mamá nos mandó a un lugar llamado “el patito” a comprar tortas de lomo.
Mi hermano y yo agarramos nuestras bicicletas, la de él era de color amarillo y la mía rosa, eran las bicicletas que nos habían regalado la navidad pasada, estábamos en verano, no recuerdo el mes, solo que hacía mucho calor, el sol era intenso y el aire muy caliente. En fin, salimos de la casa con rumbo al lugar, doblamos la esquina a la derecha por donde estaban los velatorios del DIF en ese entonces, después tomamos la calle principal y en un par de minutos llegamos al lugar. El señor del lugar traía puesta una gorra con el logotipo del lugar, nos tomó la orden y otras personas prepararon nuestras deliciosas tortas. Era domingo y en el lugar había mucha gente, el local olía a carne y las personas platicaban entre si mientras comían. Después de unos minutos nos entregaron la comida, mi hermano pagó y cada uno tomo una bolsa y salimos del lugar. Recuerdo que le pedí a mi hermano su bicicleta, porque creía que era mucho más rápida que la mía. El accedió y nos subimos a ellas. La calle estaba de bajada así que sin necesidad de pedalear mucho comenzamos a andar, cada vez más y más rápido, cuando de pronto vi que venía un carro acercándose, así que decidí subirme a la banqueta. Trate de bajar la velocidad pero la calle estaba de bajada, cuando alcance a ver que a un par de metros de mi había una zanja de esas para que pase el agua cuando llueve, y de repente lo siguiente que vi fue el piso.
Mi hermano salió corriendo para ayudarme a levantarme pues la bicicleta había quedado encima de mí, me había golpeado la entrepierna con el manubrio y tenía lastimadas las rodillas, pues para mi buena suerte traía shorts ese día. Las tortas habían quedado unos metros delante de mí. Después de eso, solo recuerdo que camine hasta la casa y jamás volví a pasar por esa banqueta.
A mi me pasó algo así una vez: andaba en bicicleta por la calle de mi casa (que está ligeramente empinada), llegué al punto más alto de esta y colina abajo pedaleé lo más rápido posible, queriendo sentir el viento frío en mi cara; en segundos, la simple emoción que sentía se convirtió en pánico cuando me di cuenta de que los frenos no servían.
En lo que estaba viendo los pedales para ver qué era lo que estaba mal, no me fijé hacia donde me dirigía: a toda velocidad me estampé con una banqueta, volé una fracción de segundo y caí de sentón en el pequeño asiento de la bici. Sentí un dolor profundo, casi no podía hablar. Es una experiencia muy dolorosa y ahora que lo veo, chistosa también, a todo en su momento le damos diferentes valoraciones.
Faby, pobresita, jajaja debo admitir que me dio un poco de risa tu anécdota, a mi me suecedió algo similar solo que yo al contrario, cuando me caí, quedo un trauma en mi que no quise volver a intentar usar una bicicleta jamás.
ay faby, que risa, me hubiera gustado poder escucharte contarla. Me hiciste recordar tambien una historia similar. Una vez hicimos un viaje huatusco veracruz, era una reunion familiar donde habia tios y primos de todas las edades y un día en el hotel que estabamos, mis primos de alrededor de 20 años rentaron bicicletas para dar un paseo y pues a mi también se me antojo subirme aunque me daba un poco de miedo porque ellos eran muy extremos y se subían a una como colinita muy empinada y desde ahi se dejaban ir en la bici, yo tenia como 8 o 9 años y al final me animé. Hice lo mismo que ellos, me subi a la montañita y me tire de ahi, pero estaba tan empinada que perdi el control y sali volando y me estrelle con un arbol y cai en unas piedritas y termine toda raspada, pero !ah, como me reí después!
A mis apenas 21 años, puedo decir con orgullo que mi capacidad de memoria sigue siendo muy buena, a tal grado que recuerdo por voluntad propia sucesos de cuando tenia escasos 3 años; mis cumpleaños y demás travesuras o desfiguros a los 4 o 5 años. Sin embargo el momento que recuerdo con más ternura y simpatía ocurrió cuando ya tenia 6 años de edad y cursaba el primer ciclo escolar de primaria.
En aquellos tiempos (1997) mi familia y yo aun vivíamos en Sonora; específicamente en una pequeña población de nombre San Luis Rio Colorado. Sin duda una de las regiones más calientes del país (en lo que a clima respecta). En un día normal de verano, es decir por el mes de julio o agosto que es cuando inician las clases, el clima recurrentemente se siente arriba de los 43˚C.
Otra peculiar característica de mi bello San Luis son sus calles. Desde su composición, hasta su estructura. Todas sus largas y anchas calles (en comparación con las de Tijuana) solo contienen arena, arena y mas arena; una arenita como de playa, finita y clara, muy abundante haciendo surcos de gran volumen, pero demasiado caliente. De las 4 cuatro cuadras que yo debía transitar todos los días para llegar a mi primaria, ninguna estaba pavimentada.
Yo iba a la escuela en la mañana, y como mi madre trabajaba, en punto de las 7:30am mi abuelita me llevaba caminando a la primaria. A medio día iba por mí sin falta. No brincaba de gusto por ir a la escuela pero tampoco hacia rabietas por no querer asistir. En salón tenia muchos amiguitos, y mi maestra era un encanto (cuando no estaba enojada), en general era feliz y sobre todo responsable con mis trabajos y tareas; tenia el primer lugar de aprovechamiento (como se decía en aquellos tiempos).
En una ocasión mi angelical profesora, tuvo la brillante idea de asignarnos una tarea (proyecto) para poner en práctica la responsabilidad de nosotros, sus aprendices. El proyecto consistía en tomar un “huevo” de cocina (alimento) y acondicionarlo de tal forma que seria nuestro hijo. Podías casarte (hacer equipo con alguien mas) o ser madre soltera para el cuidado del huevo. “Vaya labor tan madura, para pequeños tan inocentes como nosotros”
El reto era conservar con vida a nuestro hijo durante un mes (tarea fácil; no tanto para inquietos niños de primaria), configurarle un rostro ya sea niño o niña (dibujarle ojitos, nariz y boca) vestirlo y construirle un cunero. Mi hijo era hermoso, sus enormes ojos azules hechos con plumón “Sharpie” reflejaban una mirada audaz y alegre; sus prominentes labios y nariz de perfil griego, hacían que mi huevecillo varón luciera resplandeciente. Su mejor complemento era la perfecta cabellera castaño claro formada a base de estambre de mi abuela; su nombre era Charly.
Charly dormía siempre al lado de mi cama y permanecía en clases sobre mi pupitre dentro su cunero elaborado con amor y la mitad de una caja de callejas “Arcoíris” (galletas ricas y deliciosas de bombón). A pesar del calor siempre estaba entre cobijitas de color azul, pues era un bello niño. Bajo sus cobijas coloque bastante algodón, tan solo para prevenir su integridad.
Los días pasaban y cada mañana llegaba un compañero al salón con la terrible noticia de que su hijo había muerto; que si el perro lo mordió; su hermanita lo tumbo, o peor aun su abuela lo cocino. Triste noticia para ellos, pero buena para el resto de los padres que aun conservábamos con vida a nuestro retoño. Y es que al final del proyecto nos darían punto extra a los tres mejores padres.
Así pues, tres semanas habían transcurrido, Charly y yo éramos muy felices. El pequeño ya me había dado varios sustos en las primeras semanas. Y es que en plena clase había caído sobre el piso de concreto en su cuna, y en la sala de mi casa sin sufrir siquiera un rasguño. Llegue a pensar que mi hijo era un súper héroe, pues siempre se salvaba de las peligrosas caídas, y los posibles aplastamientos por el descuido de su joven madre.
En los últimos días, ya solo quedábamos 4 compañeros con el huevo sano y salvo, así que prácticamente tenia mi punto asegurado y me sentía orgullosa por mantener vivo y cómodo a mi hijito. Al término de la cuarta semana (viernes) la maestra nos felicito por tener éxito en el proyecto y nos dijo a los 4 finalistas que el próximo lunes decidiría a quien premiar; nos despedimos y partimos a casa, mi abuela fue mí.
Iba muy feliz camino a casa por aquellas arenosas calles platicándole a mi abuela, cuando de pronto Charly callo de mis manos! Dentro de su cunero callo de golpe sobre la espesa y caliente arena. Ni siquiera me apresure a levantarlo, mucho menos me asuste, puesto que había caído sobre concreto varias veces y jamás se quebró, ¿como era posible que fuese a lastimarse al caer en tan acolchonada superficie? Me incline a levantarlo y, ahí mismo en el suelo ya no pude ponerme en pie al ver que mi hijo estaba bañado en sangre amarilla; si, se había quebrado al caer sobre la arena, Charly había muerto.
Lo tome entre mis manos y no recuerdo haber llorado tanto como ese día, las tres calles restantes antes de llegar a casa solo llore, y ya no era por perder mi punto: era porque en verdad me dolía perder a Charly. (Nunca he tenido hijos, pero imagino el dolor de perderlos). Llegue a casa y aun lloraba, recuerdo que mis lagrimas continuaron hasta la hora en que llego mi madre. También viene a mi mente como algunos de mis familiares se ponían serios al verme tan triste, pero otros solo reían (ahora lo comprendo).
Una prima, incluso mi propia madre me aconsejó reemplazar el huevo; decían que nadie se daría cuenta, que solo era cuestión de dibujar otro huevo y colocarlo en el cunero. De hecho mi prima fabrico un ejemplar de Charly, pero mi culpa era tanta que por respeto a Charly y por no hacer trampa me negué. Entre lágrimas me dormí, y por la noche mi madre desapareció a Charly, razón por la cual me deprimí todo el fin de semana.
El lunes llego, y todos mis compañeros me preguntaban por Charly, recuerdo que con los ojos llorosos les dije que Charly había tenido un accidente y que había muerto. Algunos se burlaron, otros me acompañaron en mi dolor. Es extraño pero con escasos 6 años me encariñe tanto con ese pequeño huevo (ya sea por responsabilidad o instinto maternal) y en verdad no podía creer como había pasado. Ese fue uno de los momentos que nunca olvidare, pero sobre todo jamás olvidare a mi Charly. Tuve mi punto extra, pero eso jamás sanara el dolor de perder a mi hijo…
Ah, Lidia tramposina jajaja. Hey, noté que la mayoría de los del salón habían tenido un huevito o un muñeco de hijo, pero a mí jamás me tocó la experiencia. Espero que pronto no se vuelva la experiencia real jaja.
Mi recuerdo infantil más lejano sucedió cuando tenía seis años. Tengo muy vagos recuerdos del día en que sucedió lo inesperado; algo que jamás me había pasado y que para una niña era algo extraño: mi primer beso.
Todo pasó una tarde que acompañé a mi papá a la casa de una señora, creo que le decía la maestra Edith, mi papá se bajó del carro y yo me quedé esperándolo, pero como se empezó a tardar un poco, me llevó con él adentro de la casa, ahí me presentó con la susodicha la “maestra Edith” y también a su esposo que no recuerdo muy bien. Miré que mi papá traía una cinta de medir. Había una conversación de adultos que no entendía nada, como la señora me notó aburrida me dijo porque no subía a jugar con su hijo; mientras mi papá arreglaba algunos asuntos, escuchó la idea de la señora pero no le pareció nadita de que jugara a solas con un niño, sin embargo disimuló, además no había más opciones. La maestra me llevó al segundo piso de su casa y me presentó a su hijo, de la misma edad que yo, la verdad ya ni recuerdo su nombre. No pasó mucho tiempo para que ambos agarraráramos confianza, empezamos a jugar a “las trais” de un cuarto a otro, después a la escondidas y luego juegos de mesa que tenía. Después de jugar tanto, nos cansamos y nos sentamos en las escaleras. Yo estaba del lado izquierdo y el del derecho en el escalón de hasta arriba. Nos quedamos quietos, se me quedó mirando fijamente y pum pasó así de repente, sin yo esperármelo, me saqué de onda, me dio cosa y me levanté y actué como si nada hubiera pasado, seguimos jugando y mi papá me habló, nos fuimos, nunca le comenté y hasta la fecha no se los he contado a mis padres, de hecho recientemente se convirtieron nuevamente en clientes de mi papá, pero no me ha tocado ver al muchacho. La única duda que me queda es saber si el recuerda lo que pasó, este hecho nunca lo he podido olvidar, ya que en ese momento yo era muy pequeña e inocente para comprender lo que había experimentado.
awwwww creo que eso es algo que ninguna niña olvida «su primer beso», me paso algo similar fue bonito y tierno debido a que en ese entonces uno no sabe que onda con todo eso y ahora lo vuelves a pensar y vez lo importante de ese hecho.. awww
Tengo muchos recuerdos muy lejanos, no sé cuál de ellos sea el más lejano así que elijo este:
Cuando tenía alrededor de dos años de edad, no estoy seguro si recién cumplidos o casi tres, recuerdo que una noche normal, siguiendo la rutina, mi mama me acostaba en el sofá y me daba mi mamila y después de eso yo simplemente volteaba al cojín, cerraba los ojos porque deseaba que ya fuera de día, los abría, y ya era de día. Claro, lo que en realidad pasaba era que me dormía de golpe, pero no me daba cuenta de eso. Debo resaltar que cuando era pequeño, todos dormíamos (mis padres y mi hermano) en la sala y a veces en un cuarto, nunca entendí porque, pero mi recuerdo sucede en la sala, mientras miraba al techo.
Esa noche le dije a mi mama que había tomado una decisión. Le dije que yo ya era un niño grande y que ya no necesitaba usar pañal. Mi mamá me dijo que no me apresurara y le respondí que hiciéramos la prueba, que hoy dormía sin pañal y si no me hacía, al día siguiente también dormiría sin pañal. ¡Claro que no lo dije con esas palabras ni tan bien estructurado! Pero esa era la idea.
Mi mama accedió, supongo que pensó que una noche de cojines sucios no era tanto problema. Pero lo logré, a partir de ese momento no volví a usar pañal. Nunca más. Creo que esa ha sido mi mejor victoria en la vida. Y no lo digo porque dejé el pañal, sino porque le gané a mi mamá. Tengo problemas.
Jaja, me encantó tu anecdota. Y claro, es un triunfo en la vida. Y un evento traumatizante para otros cuando no lo logran. Es muy tarde ahora, pero: Felicidades.
Mi recuerdo infantil más lejano es cuando tenía 7 años. Cada que íbamos de compras mi mamá, mi hermana mayor, mi papá y yo, solía tener una mala costumbre de esconderme entre la ropa y las racas de la tienda, para asustar a mis papas y que anduvieran buscándome como locos por toda la tienda, me resultaba fascinante ver sus caras de preocupación. Además de eso, solía pegar un grito mientras la gente buscaba entra la ropa y estas mismas pegaban un salto y/o un grito del susto que les metía cuando veían mi carita, aun lo recuerdo y no paro de reír.
Mientras me escondía siempre veía los pies de mis papas, para que no se me perdieran, claro. Después de momentos de diversión era hora de salir y decir aquí estoy, enseguida mi mama iba hacia a mi me abrazaba y me decía: Hija de tu santo padre, casi me sacas el corazón del susto, y me hacia prometerle que no lo volvería hacer.
Un día normal de compras y de mi jugarreta de esconderme entre las cosas, pasando unos instantes ya no veía los pies de mis papas, entonces decidí asomar mi cabeza, al no verlos cerca salí por completo y comencé a voltear a todas partes; una angustia enorme invadió mi cuerpo, comencé a caminar y levantaba el cuello lo mas que podía para poder ver donde estaban mi padres, pero no los veía por ningún lado. Entonces mis ojos se llenaron de lágrimas y seguía buscándolos, comencé a llorar, hasta que una señora me pregunto y tus papas, pero del miedo que sentía seguía llorando, hasta que a lo lejos vi el sombrero de mi papa, corrí hasta donde estaban ellos y llorando les dije: ¿Por qué me dejaron?, ellos comenzaron a reír y me dijeron: ándele, para que vea lo que se siente. Me seque las lagrimas y puse una cara de enojada, pero ya no me volví a despegar de ellos.
Desde ese día jamás me separo de mi mamá cuando vamos de compras y si llego a hacerlo pregunto: ¿Dónde van a estar?
Es una anécdota que desde entonces a mi familia le sigue causando enormes carcajadas, sin embrago a mi no.
¡A mi me encantaba hacer lo mismo Lau! Me parecía muy graciosa la cara de preocupación de mi mamá cuando no me encontraba, pero a mi también ella me dio un susto un día, escondiéndose de mi y yo toda desesperada porque pensaba que me habían dejado sola en la Dorian’s o en el Gigante.
Sin embargo para mi el susto no sirvió de lección, y lo seguí haciendo muchas veces más. Yo creo que por eso mi mamá nunca quería comprarme algún juguete, aunque fuera chiquito, probablemente era su manera de vengarse de mis travesuras que tanto la inquietaban.
«El recuerdo más lejano de mi infancia»; tarde horas intentando recordar algo que fuera preciso publicar en un lugar como este, pero honestamente no recuerdo nada de mi infancia, sólo tengo en mi mente dos o tres experiencias que ojala y se hubieran borrado como las demás. Aunque eso de andar por ahi uno sin recordar nada no es nada grato, por lo que al menos esos dos momentos son lo bastante buenos para saber que mi infancia si tuvo lugar.
No recuerdo la fecha, mucho menos el año o el dia exacto, pero estoy segura de que cursaba el tercer grado de preescolar y de que era el Festival del Día del Padre. Todos nos encontrabamos dentro del salón de clases, sentados en esas ya conocidas mesas que uno normalmente comparte con su mejor amigo o al menos con el compañero más cercano del grupo. La maestra se encontraba frente al grupo y como si fuera ayer viene a mente el momento en que dijo que era hora de entregar a nuestros padres su regalo y darles un abrazo de felicitación.
Recuerdo mirar a mi alrededor y encontrarme con la enorme sonrisa que un momento tan emotivo como ese le provoca a las personas; cuando volví en si mire a mi lado y junto a mi se encontraba sentada mi mami.Ella siempre sonrie en momentos como ese, sólo así sin decir nada y digo siempre porque desde aquel Festival hasta el último que se celebre durante mi formación acádemica, ella siempre estaba ahí.
No se si lo recuerdo por lo emotivo o lo decepcionante de dicha situación, pero estoy segura de dos cosas, mi mamá da los mejores abrazos del Día del Padre y no se merece esos regalos aburridos que normalmente se le dan al jefe de familia en esos días.
esta experiencia me hace recordar tambien cuando fallecio mi papá, y que al ver al lado siempre era mi mamá la que estaba conmigo cada año despues del fallecimiento de mi papá.
Tienes toda la razón Dany, madres como la tuya y a la mía que han sabido ser las mejores madres del mundo y aparte se han dado el tiempo de ocupar ese espacio en los festivales del padre, se merecen mucho mas que eso 😉 un saludote a tu mami
estoy completamente de acuerdo contigo, jamas encontrariamos un regalo digno de una mama, pero es muy grato ver siempre a tu mami a un lado de ti en buenos y malos momentos.
Mi más lejano recuerdo de mi infancia, se remota a cuando yo tenía aproximadamente unos 3 años. Siempre mi ejemplo a seguir ha sido mi hermana mayor Karla, recuerdo que cada cosa que hacía nueva en la escuela, o con sus amigas yo también lo quería hacer.
Ella estaba en el kínder, cuando yo estaba en la guardería. En el kínder en el que mi hermana estaba todos los años al final del ciclo escolar hacían presentaciones en el Teatro del ITSON, y ese año le tocó a mi hermana vestirse de “la bella”, de la película de Disney “La bella y la bestia”. Si bien se sabe, la bella es una princesa, y a qué niña no le va a gustar disfrazarse de ella por generalizar.
Entonces cuando le estaban midiendo el vestido en el cuarto de mis papas, recuerdo empecé a hacer berrinche porque ya quería crecer, para poder así entrar al kínder y disfrazarme de “la bella”, que por cierto mi madre dice que cuando salió mi hermana bailando, no dejada de decir “bailar yo”, ah porque tenía ese síntoma de los niños que al hablar volteaba todo.
Mi recuerdo más lejano de mi infancia.
Para empezar, nací y viví hasta los 7 años de edad en el Distrito Federal. Asistí a un preescolar del cual una de mis tías era directora. Pero al entrar a primaria, mis padres tuvieron una «revelación religiosa» y me ingresaron a una escuela privada católica.
La instrucción dice que la experiencia puede ser positiva o negativa, y esta fue del todo negativa.
Recuerdo específicamente un profesor. Además de las materias regulares (español y matemáticas), llevabamos asignaturas relacionadas con el catolicismo. Y una de ellas era impartida por un sacerdote que -curiosamente- aún no olvido su nombre: El padre Ismael. No recuerdo el nombre de la asignatura que impartía el padre Ismael, pero recuerdo que nos enseñaban los mandamientos y los procedimientos católicos. Era algo como un catecismo.
Ese señor era un cruel despiadado con nosotros. Su arma favorita siempre fue una regla de 50 cm (medio metro) de madera, pero a la hora de castigar, era de lo más original, utilizando incluso borradores y tizas (si, usabamos pizarrón de tiza).
En una ocasión, un niño cuyo nombre no recuerdo, habló en clase. Recuerdo que dijo una grosería. No recuerdo cual, pero yo alcancé a escucharla. El punto es que el sacerdote lo escuchó. Tomó el borrador (que era de madera, con esponja en uno de los lados) y con una de las esquinas de madera del borrador, golpeó la parte opuesta de la palma de la mano del niño.
Le salió un hematoma que se veía asqueroso.A mi no me pasó eso. Yo recuerdo que un día en clase cuestioné sobre el «chistoso vestido» que usan los sacerdotes. Me gané un par de golpes en el dorso de los dedos con su regla-medio metro.
También arrojaba trozos de tiza, tiraba de las patillas de algunos compañeros. Y eso era muy doloroso.
Fuera de ese señor, los demás profesores (la mayoría tenían titulos además de ser eligiosos) eran buenos. Medio locos con las plegarias, pero al fin católicos.
Gracias al cielo unos tíos que viven aquí en Tijuana convencieron a mis padres de mudarse a esta ciudad. Pero sobre todo, mis padres dejaron de lado su doctrina católica, y no volví a ese mugroso lugar.
que buena historia, recuerdo que ya la habias contado, pero al leerla no pude ivitar imaginarte todo enanito e indefenso pero sobretodo inocente, y no se como no se quejaban con sus papas o algo.
El suceso que recuerdo más remoto en mi vida es estar sentada en una carriola tomándome un jugo de naranja en un recipiente redondo con forma y color de la naranja pero de plástico. No alcanzaba a ver quien estaba empujando mi carriola pero estábamos en un swap meet en coronado en Estados Unidos. La carriola era de color azul marino, tenía una ventanita de plástico en la parte superior y me daba el sol directo en la cara. Tenía mucho calor y traía un pants holgado de color rosa fuerte con franjas azul eléctrico a los lados. Me quité la chamarra y con ella me cubría el sol que me daba en la cara.
Me acuerdo que estaban las cuatro hermanas de mi papá y algunos de mis primos que no recuerdo bien sus caras pero los veía entre los puestos corriendo y jugando y me llamaban la atención pero no me bajaba de mi carriola porque no me gustaba caminar ni tampoco quería que me diera el sol. Mis tías estaban vestidas casi todas con jeans y blusas. Recuerdo cómo tenían arreglado su cabello. Era esponjado, unas traían mascadas de colores y flores fosforescentes amarradas en la cola de caballo con el cabello alborotado al final, lentes de sol, como los que se están usando ahorita, muy grandes y con marcos de colores fosforescentes. Me gustaba como estaban vestidas mis tías y mi mamá traía un pants holgado como el mío de color amarillo con verde y mi papá sólo recuerdo que traía una gorra azul marino con personajes de Disney.
Me acabé mi jugo y lo guardé porque me gustaban mucho los envases y quería otro pero mi mamá me dijo que no, que ya había comido mucho y yo empecé a llorar y con los pies no dejaba que mi mamá siguiera empujando la carriola, le tapaba el paso con mis tenis y cuando ella me quería empujar no la dejaba avanzar porque estaba enojada, mi mamá me dijo que si no la dejaba pasar me iba regalar con la señora del puesto y mejor si la deje porque me dio mucho miedo jaja y la señora le siguió la onda a mi mamá y me dijo: “ándale niña bájate y me ayudas a vender” y rápido le hice caso a mi mamá pero seguía enojada con ella y estaba cruzada de brazos. Después llego mi papá y a escondidas me compró otro y me lo dio sin que lo viera mi mamá y ya estaba toda feliz y seguía viendo todo lo que estaba a mí alrededor bien a gusto en mi carriola. Me acuerdo que iba bien cómoda, acostada, y sólo viendo sin hacer ningún esfuerzo.
Yo creo que tenía unos 3 o 4 años porque mi mamá todavía no estaba embarazada de mi primera hermana y en mis primeros años de vida mis papás se vinieron de Sinaloa y rentaban un departamento en Coronado. Me acuerdo de todo esto con cierta dificultad con lagunas, ciertas escenas de ese mismo día pero lo que más recuerdo era la forma de vestir, los colores llamativos que usaban y el cabello de todas mis tías bien alborotado, mi papá muy joven, recuerdo su imagen como un muchacho de mi edad actual, muy delgado y con un bigote muy grande, cabello chino y esponjado. Mi mamá el cabello negro, fue de las pocas veces que la vi con el cabello de su color natural, muy delgada, joven y sin maquillaje, la recuerdo muy diferente como en algunas fotos que tengo en mi casa y yo me veía muy chica.
Awww Lidia, te lo juro que te imagine toda bonita como siempre. Estabas super chiquita y te acuerdas de todo super bien, eso debe ser muy bonito porque yo ya no recuerdo nada. 🙂
La verdad, no tengo muy buena memoria, pero uno de los recuerdos más lejanos de mi infancia, fue a la edad de 5 años, en el kínder: Domingo Márquez, del cual formaba parte. Era el festival del día de la primavera, nuestro salón hizo una presentación, un tipo baile, en el cual cada de las niñas se encontraba vestida de una flor y los niños de árboles, teníamos que hacer el vestuario por nuestra parte. Recuerdo que mi mamá me hizo el vestuario, en donde la parte de la cabeza eran las hojas de la flor (hechas de tela), era de color amarillo y la parte del cuerpo era morado, tardó tiempo en hacer mi vestuario, pero quedo muy bonito, ya que mi mamá sabe de costura. Ese día me levanté temprano, mi mamá me vistió con el traje, y me acompaño a la escuela, se quedó junto con los demás familiares y yo me fui a reunir con mi salón, sentándonos en unas sillitas de colores a esperar el turno, ya que iban por medio de salón y de grado escolar, comenzando por los mas chiquitos a los más grandes. Todo fue en el patio de la escuela, había una tarima grande de madera y con forro blanco con diversos dibujos refiriéndose al tema y se encontraba cerca de la entrada del kínder y hacia atrás comenzaban las sillas, las primeras filas eran de los alumnos y las siguientes ya eran de los familiares, que tomaban asiento dependiendo de cómo fueran llegando. El festival dio comienzo cuando la directora de la escuela se paró en la tarima y dio la bienvenida a todos, en eso salón por salón, se paraba en la tarima a presentar su número correspondiente, hasta que llegó nuestro turno, nos subimos y bailamos una canción, la cual no recuerdo con exactitud, solo sé que era de las de enfrente, por lo regular siempre era así, porque siempre he sido de estatura chica; éramos de los últimos en presentarse y después de bailar fui a donde estaba mi mamá y recuerdo que me abrazó y me acomodaba para tomarme fotos, sola y con mis compañeras de clase, después de que terminó el festival, nos retiramos y regresamos a casa. De festivales en los que participé en esa época de kínder, es del que tengo recuerdo, porque sé que me gustaba mucho mi vestuario y siempre quería ponérmelo, además de que recuerdo mucho a mi mama ahí presente.
Me recuerda a mis festivales del kinder, también mi mamá me hacía mis trajes y para uno de primavera que ira a desfilar hasta el centro, recuerdo ese día porque tengo fotos y ese traje ha ido de generación en generación, era un tallo verde y una flor roja roja muy llamativa era de tul con las orillas bordadas de lentejuela pero era tan enorme que me tapaba la cara y para sostenerla le puso un resorte que aún recuerdo lo doloroso que era tenerla, mis cachetes quedaban marcados del resorte :s jajajajaja
jajaja si de por sí eres genial sin disfrazarte, ahora imaginándote con el disfraz es mucho mejor. Deberías de vestirte así en tu cumple, de todas maneras ya sabes como iré vestido yo jajaja te quiero amiga
El recuerdo mas lejano es de cuando tuve mi primer mejor amigo, yo tenía 6 años y el 5, era mi vecino que vivía justo en la casa de al lado, como nuestras mamás eran muy amigas pues frecuentemente yo iba a su casa, en donde jugábamos y veíamos la tele. También me acuerdo que en su casa vi la película de El Rey León, en realidad recuerdo casi todo lo de esa epoca, porque aunque estaba muy chica fue mi primer amigo y vivimos muchos momentos, desde fiestas de cumpleaños, caricaturas, entre otros momentos.
Uno de los requisitos del ejercicio era escribir el recuerdo de una manera amplia. Lo que escribiste no cumple con tal requisito por lo que deberás de escribir otro de mayor extensión. Quizá leyendo los recuerdos de tus compañeros te acuerdes de una realmente amplio.
Mi recuerdo más lejano de la infancia fue mi primer accidente. Tenía alrededor de 4 o talvez 5 años. Creo, que fue un poco antes de entrar al Kinder. Sólo me acuerdo de que antes yo tenía mucho miedo al ir a la casa de mi Bisabuela, pero un día acompañé a mi abuela a un cumpleaños de una prima, que precisamente fue en aquella casa. No recuerdo porqué, pero me parecía tenebrosa.
En la fiesta recuerdo que había música, comida y estaban mis primos, y comenzamos a jugar »Sillas musicales» o simplemente el juego de las sillas. Curiosamente estaba aquél éxito de los noventas »Follow the Leader de SBS». Yo muy empeñado, alcanzaba a sentarme cada ves que se paraba la música. Iban perdiendo mis primos, hasta que sólo me quedaba competir con mi prima Nadia (que ella era como 4 años más grande que yo). Ya que casi iba a acabar la canción y sólo quedaba una silla, (cuando la canción ya estaba en la parte de »¡Izquierda, derecha! ¡Left, right!») aunque parezca mentira, todo se me hizo más lento hasta que ya no vi a Nadia y me senté… pero en el piso. ¡La muy abusiva me había quitado la silla! Y más que el sentón. La silla era de un fierro. El chiste es que durante el sentón la cabeza se me hizo para atrás. Y me pegué en la mera cabeza. Aún recuerdo la risa que le dió a mi prima. Me toque por detrás de la cabeza, donde fue el golpe, y estaba lleno de sangre. Espantadísimo, fui corriendo, llorando donde estaban todos mis tíos gritando ¡Sangre! ¡Sangre! Efectivamente, desangrando y descalabrado (y así de dramático) sorprendí a todos mis tíos y se agarraron gritando, mi tío Melchor, agarró un trapo y me puso donde estaba la manguera. Me empezó a echar un chorro de agua, mientras me sobaba.
Me llevaron al hospital y me hicieron tres puntadas, me pusieron una banda en la cabeza y fin de la operación todo salió bien. Me dieron mi paleta y regresé a mi casa a ver las caricaturas. Aún me toco por detrás de la cabeza y tengo la cicatriz. Y respecto a mi prima, había escuchado que le metieron su buena friega. Aún así, mi prima me llamó llorando días después pidiéndome perdón, yo le dije que estaba bien. Desde ese entonces no he vuelto ir a la casa de mi bisabuela, pero eso si, ni he vuelto a saludar a la canija de mi prima Nadia. ¿Qué rencoroso, no?
El recuerdo más añejo que recuerdo sin duda es la vez que estuve a punto de morir ahogado a la edad de 4 años un momento desagradable en ese entonces, pero del cual ahora sólo al recordarlo me da risa por las circunstancias. Esto fue en una ida de visita a San Miguel de Allende, Guanajuato, recuerdo que ya era tarde y mi familia decidió hospedarse en un hotel que ya es costumbre, sin embargo no recuerdo el nombre. A esa edad yo veía el hotel inmenso, lleno de áreas verdes y con una alberca “gigante”(la cual será el centro de esta historia)con el agua tan clara que lograba ver el fondo de la misma.
A la mente se me viene aquella imagen matutina donde el sol apenas salía & el cielo se veía medio nublado, mi madre me despertó a mí igual a mi hermana, pues era hora de ir a desayunar antes de partir. Mis abuelos despertaron antes por lo que salieron de compras a un lugar cerca del hotel, así que nos quedamos sólo nosotros 3 (mi mamá, mi hermana & yo). Al salir de la habitación recuerdo muy bien los pasillos de ese hotel, con una fachada muy colonial, colores claros como el naranja & el blanco, al salir al jardín un lugar rodeado de plantas muy verdes, con flores por todo el lugar.
Mi mamá nos iba guiando por un camino hecho a base de cuadros café mármol rodeado de pasto, respiraba un aire fresco, todo iba bien mi mamá nos tenía tomados de la mano a mi hermana & a mí pero de repente se detuvo a preguntarle a alguien dónde quedaba el restaurant del hotel, durante ese descuido me soltó de la mano & mi mirada se centró en la alberca “gigante” con el agua azul pero muy clara, lugar donde 2 niñas saltaban de un pequeño trampolín situado en una de las orillas de la misma.
Junto a una de las orillas de la alberca recuerdo estaban 4 sillas, en una de ellas se encontraba un señor de unos 40 años, medio calvo, con anteojos, una playera azul de rayas blancas & un short que leía el periódico mientras vigilaba a las 2 niñas que saltaban del trampolín (sus 2 hijas). El ver a las niñas saltar se me hacía tan divertido & a la vez tan fácil, poco a poco me fui acercando a la orilla de la alberca; motivado por los saltos que hacían ellas.
Cuando de repente sentí un impulso y ya estaba dentro del agua, al estar debajo del agua no me pareció ya tan divertido, pues no sabía nadar y dejaba de poder respirar la desesperación me invadió y empecé a realizar literalmente la acción del dicho “tiraba patadas de ahogado”, debajo del agua comencé a escuchar los gritos de mi madre a lo lejos, totalmente desesperada y sin poder de reacción. Debajo del agua ya no se miraba la misma tan clara, cada vez mi desesperación era mayor, hasta que alguien cayó al agua y me levantó.
En ese momento salí llorando por la desesperación y el miedo que había pasado en ese instante, mientras sacaba un poco de agua que había tomado. Mi mamá me abrazó llorando y a la vez regañándome, pero ahora sé que fue más por el miedo que le provoqué que la misma acción que realice. Si no hubiera sido por el papá de las niñas que se lanzó al agua con todo y ropa para sacarme vivo no sé que hubiera sido de mí, tal vez no estaría escribiendo esta vieja anécdota, pues así como dicen la adrenalina puede provocar cosas increíbles, al parecer en mi madre no surgió efecto, pues sólo comenzó a gritar esperando que alguien me sacara, debido a que ella tampoco sabía nadar.
Al final mi mamá le agradeció al señor con toda su alma & a mi hermana & a mí nos llevó de regreso a la habitación para cambiarme & pasar ese trago amargo matutino. Yo seguí llorando mucho tiempo & me quedé con el susto todo el día, al llegar mis abuelos mi abuela me abrazó & me consintió, para tratar de “borrar” ese momento tan frustrante que pasé. No desayuné pues el apetito lo olvidé & nos retiramos de ese hotel para regresarnos al D.F.
Desde esa vez siempre he tenido miedo de morir ahogado pues se me viene a la mente ese momento en el cual volví a nacer. Pero ya cada vez que lo platico trato de tomarlo con humor & es un recuerdo que tengo plasmado en fotografías, bueno ya que había pasado todo.
Por favor para las próximas evidencias, escribe de manera correcta tu nombre porque tus registros comienzan con el apellido paterno y no con el materno.
algo importante que se me pasó decir en el salón, fue que para el colmo mi madre estuvo en la marina y de tan bloqueada que quedó no se metió por mi al agua jajaja y si betty sí ya sé nadar perfectamente, de hecho ya van 2 veces que casi muero ahogado :S
& sí compañera Claudia que más queda ahora que reírse de las malas experiencias y poder afrontarlas de una manera positiva, aunque espero no se vuelva a repetir (:
la verdad lo que mas ubico es a tu mamá asustada
y tu ahí en la alberca y ella llena de impotensia no
sabiendo que hacer, jajajaja
esa historia no me la sabia 😛
Yo me acuerdo muy poco cuando estaba chica, creo que lo más lejos que me acuerdo era cuando tenía 4 años. Yo estaba con una amiga a tras de mi casa, recuerdo que traía una short rosa que me gustaba mucho, y ella un vestido verde, estábamos jugando a las muñecas , y recuerdo que mi papá llegó y puso justo a lado de nosotras una caja de chiles verdes y se fue, yo le dije a mi amiga: Yuri que tal si jugamos a la comidita, ella me dijo si, y corrió y arrancho unas ojas un árbol y yo busqué un palito y una tabla, y le dije, yo voy a picar los chiles para el pastel y agarramos las dos un puñito de chiles y empezamos a picarlos. Ese mismo día nos iban a tomar la foto a cada unos de mis hermanos y a mi para una foto familiar, así que cuando me tocaba ami mi mamá fue por mi pero sin darme cuenta me tallé los ojos y me enchilé tanto que no los podía abrir, lloré mucho y el fotógrafo ya había esperado mucho, así que dijo en cuanto los abra le tomaré la foto. y hasta ahorita veo esa foto y me da mucha risa, toda la cara inchada de lo que lloré.
esos recuerdos que no solo se quedan grabados en la memoria, sino tambien gravados en fotografia o video son los mejores. no puedo evitar imaginarme como te mirabas con los ojos rojos intensos por el ardor del chile.
si de por si los tengo chinos, imagínate ni se me miraban jajaja lo peor de todo que esa foto duro muchos años en el centro de mi sala era muy padre contar la historia cada vez que se reían de mi jeje
El recuerdo mas lejano que tengo, aunque parezca película, es mi primera y única pelea a golpes con otra persona.
En este caso fue con una niña que se llama Vanessa la cual era una de mis compañeras en la etapa preescolar, para
ser exacta en mi 3er grado de kinder. Iva en un colegio pequeño llamado colegio Eiffel ubicado en el centro de la Ciudad
de Tijuana. Todo comenzó cuando esta niña me molestaba porque yo estaba un poco pasadita de peso, y ella se empeñaba
en decirme gorda y torturarme con su canto de ¡gorda!, gorda, gorda, simplemente me bulleaba con eso todos los días, entonces
uno de esos días yo me fui a casa muy triste y acomplejada y le comente a mi mama que es lo que me pasaba, entonces mi tia,
hermana de mi mamá le pregunto que ¿qué es lo que tenia? a lo que yo le respondí que una niña en la escuela siempre me molestaba
con eso y me sentía mal y salieron unas lagrimillas de mis ojos, mi tía se sintió supongo que con coraje o ternura y me dijo para la
próxima que te diga algo tu le pegas y vas a ver que no te volverá a molestar y yo te voy a premiar porque no te dejaste, NUNCA te debes
dejar de nadie, fueron sus palabras, mi papá también me pregunto, le conteste y dijo que me premiaría si no me dejaba de igual forma.
Al día siguiente fui a la escuela decidida y la niña no tardo en decirme gorda, cuando la miss se había retirado del salón para conseguir un
material, como la niña tenia lentes y a mi me habían dicho que a las personas con lentes no se les pega, se los quite y tire al suelo, de modo que
la agarre de su coleta de cabello y la tire al piso y le di tres patadas, y me la lleve sujetada de ahí, arrastrando por el salón la saque y lleve por todo el
pasillo arrastrando hasta los bebederos que estaban a la entrada de el corredor ahí mientras ella pataleaba le seguí dando dos patadas mas y la saque
del área de salones y la lleve arrastrando de igual forma hasta los juegos donde había arenita y columpios, en ese momento me le tire encima y nada mas
sentí como me levantaban para quitarme de encima de ella, de ahi me llevaron a dirección y la directora nos llamo la atención y yo no hablaba nada solo
estaba en mi papel de ofendida, cuando llego mi mamá la maestra le dijo que estaba en dirección y ella me fue a recoger hasta allá, le comentaron lo
sucedido y en lugar de regañarme me abrazo y le explico a la directora porque mi actitud y me llevo a mi casa, donde estaban ya después del trabajo
mi papá y mi tía y les dijo ahí esta su chamaca, se fregó a la niña en la escuela a lo que dijeron muy bien Sayi y mi tía me dio 5 dólares y mi papá dijo
cambiante el uniforme que vamos a Burger King porque tu eres una campeona y una reina, ahí me dijeron que no se tenia que repetir, porque las cosas
no se arreglan a golpes, pero que en esta ocasión tenia que aprender ella a respetarme y yo a no ser tan noble ni dejada
La niña dicho y hecho nunca me volvió a decir gorda, aparte que comencé a bajar un poco de peso, pero también nunca volví a ser agresiva en mis
otras etapas de crecimiento.
quien no se peleo con una amiga (o) o compañera (o) del preescolar, esos recuerdos tambien suelen quedar grabados por que en ocasiones nos quedan sicatrices, de a quellas pequeñas peleas, recorde cuando me peele con mi hermana y me jalo unos aretes de plata y desde entonces no me pongo aretes de plata solo de fantacia y muchomenos largos por esa experiencia.
jajajajjaja super ruda, pero es normal que te digan «no te dejes» jajja mi mama tambien me lo decia pero mi me decian palillo es horrible que te pongan apodos
Ami también se me hizo súper chistosa tu historia creo que fue con la que mas me reí, y me identifique un poco yo también tengo una experiencia similar solo que la golpeada fuí yo 😦 ami me ahorcaron (intento de ahorcada con manitas de niñas de kinder) sólo porque era «la del otro salón» jaja que recuerdos 🙂
Fue de las historias más divertidas que contaron, fui muy chistoso cuando dijo que le quito los lentes para poderle pegar. Fue paciente hasta que la niña saco su lado más rudo jajajaja
Sayat que te puedo decir, me sé esta historia de memoria y aunque la escuche mil veces las mil veces me puedo reír. Sin duda tu historia es mi favorita no sólo por el hecho de que seas tú si no el imaginar & sentirme identificado un poco con ese suceso, pues también fui rudo en el kinder pero tu me ganas.
Ya por eso cuando estoy contigo sé que eres la que me defenderá, no uso lentes pero respétame jajaja
El recuerdo mas lejano que tengo, es de cuando yo tenia 7 años de edad. Vivíamos en Gadalajara, en una colonia alejada de la ciudad llamada «la chory» en donde había mucho terreno baldío y las casas mas cercanas que teníamos estaba a casi 100 metros de distancia, unas enfrente y otras a los lados, pero todas separadas, lo demás, eran plantas secas muy altas (bueno altas comparadas con mi estatura en ese entonces), sin embargo, era un buen espacio para correr y jugar. Recuerdo que un día llegaron mis tres primas de visita, tenían la misma edad que nosotros, mi hermano y mi prima mayor tenían 10 años, mi hermana menor y mi prima menor tenían 5 años y yo y mi otra prima 7.
Un dia mientras mi tia y mi mama platicaban en la casa, nosotros preferímos aprovechar la altura de las plantas para jugar escondidas, ese dia, comenzamos a jugar y aunque mi mama nos dijo que era peligroso por que podía haber insectos, nosotros ignoramos la advertencia y seguimos jugando.
Despues de más 40 minutos de juego mientras todos permanecíamos escondidos, escuchamos cerca de ahí un grito de dolor, todos asustados corrimos al lugar de donde se escucho y cuando llegamos, vimos a mi prima (la de mi edad) tirada en suelo llorando y con la planta del pie derecho llena de sangre, debido a que en el piso había una botella de vidrio rota y ella, al correr la pisó.
Todos asustados planeábamos como regresar a la casa sin que mi mama ni mi tia se dieran cuenta de lo sucedido, así que mandamos a mi hermana y prima mas chicas por papel de baño para limpiar la sangre, pero como vimos que la sangre no paraba decidimos cargarla hasta la casa para que la revisaran, mientras caminábamos y atravesábamos las ramas, mas nos asustábamos de ver como la sangre no se detenía y mi prima no dejaba de llorar, a menos de 5 metros de llegar a la casa mi tía nos vio que nos acercábamos y gritando salio de la casa para ver que pasaba.
Cuando llegamos a la casa sentaron a mi prima en el baño y mi mama lavo la herida, mientras a nosotros mi tia nos pego con un cinto puesto que nos habían advertido, todas llorábamos del susto y del dolor pero mi hermano no dejaba de reírse por que decía que mi tia pegaba como bebe y que no le dolía.
después todos estábamos encerrados en el cuarto llorando y platicando de lo sucedido, mientras que mi mama y mi tia llevaron a mi prima a que le cocieran el pie puesto que la herida era muy profunda. ahora cuando hablamos de esto todos nos reímos mientras que ese dia todos estábamos asustados y llorando.
Rosalba Beatriz Godinez Rodriguez 551
esas advertencias que nos daban nestros papas, depequeños e ignorabamos por seguir jugando y divirtiendonos, como cambia el tiempo antes todo lo haciamos por diversion y juego ahora esas advertencias las tomamos mas encerio por que ya analisamos mas las cosas.
cuando somos niños siempre pensamos tener la razón en todo, lo bueno que aprendiste y no lo volviste hacer,,,,, hahaha eso no creo ejeje, …. me dio escalofríos el imaginarme la sangre de tu prima
Una noche de noviembre me había acostado pensando en el mañana, sin saber lo que pasaría esa noche. Eran las 4 de la madrugada y de repente me despertó el sonido del teléfono. Mi papá entró mi habitación, contestó alarmado mientras caminaba hacia el pasillo que daba hacia la escalera seguido por mi mamá, quien le preguntaba qué había ocurrido. Me quedé acostada boca arriba tratando de entender las palabras de mi papá pero todo se volvía cada vez más confuso para aquella niña de 10 años. Escuché que mi papá salió de la casa en el carro, entonces me levanté y fui al cuarto de mi mamá para preguntarle qué había ocurrido. Me dijo que no sabía nada y que me acostara en su cama. El teléfono seguía sonando, mi mamá no se volvió a acostar en toda la noche. En una de las llamadas pude escuchar que la casa de un tío se había quemado y que él estaba gravemente herido. Mientras estaba acostada podía ver hacia la sala y, tal vez suene raro, pero veía o, mejor dicho, imaginaba dos calaveritas jugando y brincando en el techo y después en el asiento de uno de los sillones. Después veía en las puertas de espejo del ropero un águila gigante con ojos amarillos viéndome fijamente mientras me tapaba con las cobijas por el miedo que me producía. Las horas pasaban y seguía viendo lo mismo hasta que me dormí. Días después mi mamá nos dijo a mi hermana y a mí que mi tía había fallecido, que mi tío estaba en el hospital pero que se iba a recuperar. Definitivamente ha sido una de las peores noches y más largas que eh tenido en mi vida, por tanto un recuerdo imborrable.
El recuerdo más lejano que tengo de mi infancia, es cuando tenía alrededor de 6 o 7 años, y realmente se convirtió en una buena aventura en mi vida. El punto era que mi madre acostumbraba a ir a caminar al parque todas las tardes. Sin embargo, esa vez decidió llevarnos al cerro de enfrente de la casa, que si se encontraba un tanto retirado. Así que mi hermano dos años más chico que yo, y mi hermana pequeña fuimos con ella, y en el camino unos cuantos vecinos quisieron ir. La tarde estaba muy agradable, con unos tantos rayos de sol, pero fresco. Bajamos el cerro entonces, poco a poco, algunos de mis vecinos que tenían que pasar por ese camino, ya se habían encargado de improvisar unos escalones en la bajada,lo cual nos facilitó el camino. Seguimos caminando, todo estaba sólo, simplemente pasto y la tierra blanca en los cerros de alrededor, realmente era toda una aventura, prácticamente hormigas, a comparación de esa inmensidad, todos los niños corriendo sin peligro alguno, y además cada quien llevaba su respectiva bebida, aunque al final era todo un revoltijo, y se combinaba todo tipo de babas. Cada vez, nos acercábamos más a lo lejos, se podía ver nuestra meta, era el más alto de todos los cerros, y un simple pero muy acogedor árbol a la orilla.
Nos entraban más ganas, de llegar y comenzamos a correr sin parar, unos nos empujábamos y jalábamos a otros. Por fin, al llegar corrimos como locos, arriba todo era planisimo, pareciera una cancha perfecta, y claro, nosotros nada preparados con nuestro balón de fútbol, verdaderamente estábamos cansadisimos pero eso no importaba, con la adrenalina que sentíamos, inclusive algunos estábamos viendo un señor que tenía puerquitos cerca de ahí, todo era tan novedoso, es decir, las cosas pequeñitas que nosotros alcansabamos a ver desde nuestra calle, estaban ahí tan cerca y a nuestro alcance :). Sin embargo, cuando ya parecía que habíamos vivido lo mejor del mundo, pasa que desde el punto menos cursi, nos encontrábamos en la casa perfecta de animales roedores, como es el caso de una víbora, la cual le terminó por pasar a mi hermana de tan sólo 4 años entre las piernas, mi mamá la miro y le dijo: ! No te muevas Isabel !, y mi hermana petrificada se quedo parada, mientras la mugre víbora paso rápidamente, pero si nos congelo a todos por un instante, muertos de miedo. Entretanto, decidimos regresar a casa, sólo que en vez de rodear todo el cerro para bajar, lo hicimos por la parte de enfrente, y al ver la parte de abajo de un tambo de esos que tienen en los abarrotes, para llenar los garrafones, entonces decidimos mi vecina y yo tirarnos en esa «lancha», pero no nos percatamos de que el pasto estaba en su mejor momento todo verde y resbaloso por naturaleza, sin necesidad que lo mojaran, entonces aquella lancha improvisada, era peor que un carro turbo, bajamos con una rapidez, increible, y salimos votadas de ahí, empezamos a rodar sin parar, yo sentía que mi cabeza daba y daba vueltas, y sólo escuchaba: agarrenlas!!, hasta que caímos en un barrote que se encontraba en forma horizontal, y de alguna manera nos detuvo, terminamos peor que golpeadas por un abusador, tasajeadas por las ramas, con aruños y sangra, desgreñadas, y aunque fue un momento de susto, realmente fue muy cómico para los que nos vieron rodar. No conforme con eso, a mi hermana se le ocurre bajar el cerro corriendo como si estuviera en una superficie plana, es decir, para los que no saben hay un modo de bajar los cerros, te pones de lado completamente y así hasta puedes correr, NO DERECHO, como lo hizo, y obviamente literal bajo el cerro dando vueltas de carro, jajaja, fue muy chistoso verlo. Y pues ya todo mundo golpeado, nos fuimos de vuelta a casa, cansados pero muy felices, no cualquiera vive algo asi :), y es bonito recordarlo porque ahora tan sólo después de una década esos cerros tan divertidos, y llenos de pasto se convirtieron en una civilización, sabe de donde salió tanta gente que se apodero de todos esos cerros solos, y los convirtió en su hogar, con decirles, que ese cerro el más grande, donde fuimos, en esa superficie plana de la cima, actualmente hay una escuela. pff..
Mi recuerdo más memorable, como puede ser el de muchos también, es el de mis vacaciones para temporada navideña al pueblito del que es originario mi papá, un lugar llamado Valparaíso en el estado de Zacatecas. En ese lugar, como se acostumbra en cada lugar de México, hay una temporada en la que se ponen las llamadas ferias, en las que hay una exposición de piezas artesanales, venta de loza (trastes de barro), ropa típica del estado, mucha comida y mucho licor. También hay palenque en el que se realizan peleas de gallos, conciertos de artistas con un nivel de importancia local, así como de importancia nacional; más que nada cantantes de música mexicana. Algo que jamás falta en una feria son los juegos mecánicos, y he aquí el origen de mi más memorable recuerdo.
Después de haber arribado del avión y haber llegado al pueblo de mi papá, nos instalamos en casa de mi abuelita que aún vivía con mis tías, las 3 más chicas para ser exactas. Ellas (mi abuelita y tías) no me conocían; yo tenía ya 2 años 11 meses y desde que nací ninguna me había visto una sola vez. Era la novedad para ellas que hubiera una primer niña en la familia, pues todos los hermanos de mi papá tenían puros hijos varones. Ellas me amaban, recuerdo que me fastidiaban abrazándome y besándome cada 5 minutos, pues para mí eran completamente gente desconocida.
Me acuerdo de que me daba mucho coraje que mis papás cada noche desde que llegamos, se iban a las peleas de gallos y a las charreadas, a los conciertos y a comer a la feria, pues jamás me llevaban, siempre me dejaban con esas mujeres besuconas y escandalosas, hasta que por fin un día después de una semana de haber llegado, decidieron llevarme para que disfrutara de unas ricas fresas con crema o un plátano con lechera, incluso para que me subiera a los juegos mecánicos.
Llegamos a la feria, caminamos y caminamos y yo estaba ansiosa por subirme a los juegos, pero las viejas escandalosas de mis tías y mi abuelita no paraban de comer y reírse de la ropa que veían en cada puesto de la exposición. De no ser que puse mi cara de enojo, mis papás no se hubieran decidido a decirles a mis tías que fuéramos a los juegos ya. Recuerdo vagamente que sentía un vacío en el estómago, estaba temblando demasiado y no sabía si era de nervios o por el frío, que incluso hasta ganas de ir al baño tenía.
Me aguanté las ganas y por fin llegamos al área de juegos. El primer juego que vi al que me quise subir fue a unos helicópteros que daban vuelta y subían y bajaban muy despacio, es por eso que no temí subirme a ellos. Cuando estaba arriba, no sentía nada en absoluto, sólo pensaba en que cuál sería el siguiente juego a experimentar. Todos ellos fueron muy leves y mi tía la más chica que tenía 12 años, se subió conmigo a todos los juegos por lo que estaba enfadada y ahora ella quería decidir a cuál juego subirnos. Mis papás hablaron conmigo y me convencieron: dejé que mi tía decidiera el siguiente juego, pues yo ya había elegido las 5 últimas atracciones.
En realidad, iba un poco molesta porque quería seguir decidiendo pero me habían prometido una Barbie si no me ponía rejega. Iba con los brazos cruzadas y la mirada clavada en el piso, tanto que no me di cuenta del juego al que nos estábamos subiendo. Sólo di un pequeño salto para subirme y sentí que se balanceó el asiento pero no le presté atención. Ese asiento en el que nos subimos era el último por llenarse, así que el operador del juego movió una palanca y el juego se encendió y comenzamos a subir… ¡Era la rueda de la fortuna!
Al darme cuenta de cuál era el juego al que me había subido y que no estaba precisamente de un tamaño adecuado para mi, comencé a gritar estruendosamente que me bajaran de ese lugar, pero los señores del juego hacían caso omiso a mis peticiones. Comencé a moverme desaforadamente dentro de la “canastilla” y me di cuenta de que eso era lo peor que podía hacer, pues me encontraba en la parte más alta de la rueda y se alcanzaba a ver la enorme feria desde ese lugar; podía observar las luces de los otros juegos que se miraban diminutas desde esa altura, que a juzgar por el tamaño la rueda de la fortuna era enorme. Recuerdo ver unos pequeños puntos de personas hasta debajo de los cuales pude divisar a mis papás con los dientes pelones, eso quiere decir que estaban riéndose de mi paranoia y mi desesperación, incluyendo los gritos que tenía por querer bajarme de ese lugar.
Dimos alrededor de 3 vueltas y yo seguía implorando a que me bajaran, pero nadie me hacía caso. En la cuarta vuelta me decidí a que al estar justo en la bajada, me impulsaría para poder bajarme y así fue. Traté de bajarme aventándome hacia afuera del juego cuando estuve en un lugar seguro pero mi tía me detuvo justo a tiempo, es por eso que los operadores del juego, antes de que algo sucediera detuvieron el juego y me bajaron.
Lo más memorable de esto fue ver las caras y escuchar las burlas de todos de verme así de histérica por querer salir de ese lugar aterrador. Sinceramente eso no influyó en que tuviera miedo a las alturas pero, ¿quién a los 2 años y 10 meses no tendría miedo de subirse a un lugar tan alto y con tanto movimiento como lo es la rueda de la fortuna? Aunque esa vez si influyó en que jamás me volviera a subir a una rueda de la fortuna, por más pequeña que sea.
Uno de los recuerdos más positivos de mi infancia, son los viajes a Sonora que realizábamos mis padres y mi hermana mediana cada año en vísperas de navidad.
Cada año en las vacaciones de diciembre, viajábamos en la camioneta de mi padre, que era algo así estilo vagoneta viejita y de color dorada como los taxis rojos que circulaban anteriormente aquí en Tijuana; era uno de los amores de mi padre, siempre la cuidaba mucho, era súper cómoda y recuerdo que me permitía dormirme en cualquier rincón. Tenía alrededor de 7 años y era un enfado pues siempre preguntaba el clásico ¿ya vamos a llegar?
Siempre antes de salir de casa mis padres revisaban las llaves, cerraban con candado todo y ponían las maletas en su lugar dentro del carro y yo cargaba con mi bolsita especialmente cargada de mis juguetes favoritos: las Polly Pocket, Fashion Polly’s, y sus respectivas mansiones y carritos.
Siempre hemos sido familia amorosa con los animales, por ello desde chiquita cuidábamos a nuestros dos perritos Sucky y Calalo, los 18 pajaritos del amor de mi mamá, sus 3 palomas y sus pececitos probablemente. A todos los alimentábamos antes de irnos y los dejábamos listos para que mi hermana mayor Blanca los cuidara en nuestra ausencia.
Casi siempre nuestras salidas eran en la noche porque mi padre decía que manejar de día no le gustaba, pero yo recuerdo que a mí en general me encantaba ir viendo el camino, pasar por lugares donde sólo había algunos árboles, de vez en cuando ver casitas con letreros, contar los carros, cantar música viejita que ponía mi papá (como las de Camilo Sesto, Los Bukis y Julio Iglesias) y ese disco que siempre se repetía: las viejitas pero bonitas o escuchar las conversaciones de mis papás que siempre tenían que ver con comentar algo del camino, o
platicar acerca de lo que haríamos en Sonora. La comida del viaje era para complacerme totalmente; una rica hamburguesa del Burguer King, con mi juguetito incluido.
De vez en cuando participaba con algún comentario como: ¿para qué es eso?, ¿Dónde estamos?, pero las 11 horas de camino rumbo a Naco Sonora, el pueblito fronterizo pequeño, eran pocas para mí, siempre llegábamos a un lugar maravilloso y lleno de historia vaquera, el paraíso de las películas Western Tombstone.
Llegar ahí significaba que si estaba dormida, mis padres y hermana me levantarían para decirme “¡llegamos al pueblito vaquero Esme levántate!”. Cuando estábamos ahí mi papá bajaba la velocidad y podíamos ver cómo la gente estaba vestida de forma vaquera, o cómo campesinos con sus disfraces y peleando en luchas con sus armas. El lugar era cerrado en algunas calles para poder apreciar los duelos entre hombres que simulaban muy al estilo viejo oeste.
Cuando mi papá detenía el carro en algún lugar y se estacionaba, sabía que era momento de recorrer las callecillas cerradas llenas de carretas, sombreros vaqueros, indios de madera alrededor de los negocios de madera clásica que se encontraban vendiendo ropa, accesorios, relojes cucú y muchas artesanías, pero sobre todo un exquisito olor a chocolate que salía de una tiendita donde las personas llevaban chocolate blanco, café y por supuesto nosotros no podíamos ser la excepción, pues nos llevábamos una bolsita de cuadritos de chocolate.
Puedo decir que era siempre uno de mis lugares favoritos, claro, después de Naco, el lugar donde mis padres habían nacido y donde vivían mis tíos por parte de padre y mi abuelita paterna, mi nana chata. Naco era pequeñito, tenía 2 carros de fila para cruzar la garita, las calles eran anchas y muy largas, la gente se conocía y se saludaba, pues pienso que tenía muy pocos habitantes. Su clima era muy frio, en ocasiones nevaba y siempre esperábamos que sucediera.
Regularmente cuando llegábamos estaban las fiestas del pueblo, pero mis papás no iban porque decían que estaban llenas de gente borracha, y supongo que así era porque había palenques, que en realidad no lo eran, pues sólo eran una explanada donde la gente del pueblito se juntaba para encender las luces del árbol navideño, escuchar grupos locales y bailar.
Era algo muy emocionante el llegar porque sabía que a una calle, justo en la calle Juárez, se encontraba aquella casa grande de muchos cuartos, 6 para ser exacta, una casa con chimenea que olía siempre como a madera mezclada con comida, porque siempre mi abuelita chata preparaba ahí los mejores platillos.
Cuando llegábamos del largo viaje nos daban de cenar, mi nana se emocionaba como nunca, y como toda buena abuelita me abrazaba y besaba por largos minutos. Era muy bonito para mí estar ahí, tenía espacio para correr, jugar y divertirme. Mi abuelita siempre me cocinaba buñuelos, bizcochuelos y otras delicias como tortillas gigantes que traían de Magdalena (lugar que yo ni sabía en ese entonces).
La casa era aterradora en la noche porque tenían un reloj grande con manecillas gigantes que sonaba toda la noche y daba las campanadas, cuando estaba en mi cama me era difícil acostumbrarme y regularmente me quedaba jugando en las cobijas con mis monitas al cuarto de mis papás. Los cuartos estaban llenos de imágenes religiosas, cuadros, crucifijos, veladoras, entre muchas otras cosas que decía mi nana me cuidaban en la noche y por las cuales no tenía que tener miedo, y de cierta forma esas palabras en esos tiempos, provocaban que me relajara y creyera en lo que me decía. Mi nana se molestaba si me acercaba al piano grande que tenía en la sala y pues lógicamente yo siempre iba y jugaba cerca pero nunca me regañaba simplemente lo cerraba con una llave y me decía: Si lo tocas sonará y me daré cuenta que andabas aquí.
Cada navidad ahí era hermosa, era una casa llena de personas. Eran puros familiares que se reunían para convivir, para platicar con el frio de por medio pero siempre sonriendo todos y unidos. Me encantaba la sensación de estar en casa aun estando tan lejos.
En navidad la comida abundaba: pavo, jamón, tamales, menudo, buñuelos, bizcochuelos, piña colada, ponche, coctel de mariscos, tortillas de harina, frijoles, muchos frijoles, cuernitos, etc. Pero sin duda lo mejor eran los frijoles y tamales caseros que mi tía y mi nana preparaban para todos y que nos daban para lonche.
Pero la despedida siempre era lo peor, irme de casa de mi abuelita me provocaba llantos inmensos. Ese año fue el último en que compartimos tiempo y abrazos mi abuelita y yo, quizá mi abuelita presentía que ya no estaría para la siguiente ocasión, por eso mismo ese año se despidió de todos de una manera muy especial y emotiva, simplemente diferente. Me tomó en sus brazos me dio un beso enorme en la frente y mencionó lo mucho que me quería, de su bolsa sacó un billete y me dijo: ¡Gástalo en juguetes! creo que lejos de ser el dinero un gran regalo, ese abrazo y ese beso fueron la más triste despedida pero las mejores vacaciones en navidad que he podido tener.
Mi recuerdo infantil más lejano es cuando estaba en el jardín de niños en segundo grado, después de salir de éste, tenía que ir a una guardería porque mis papás trabajaban y no tenían quién me cuidara. En esa misma guardería estaba mi prima que es solamente un año mayor que yo, recuerdo que nos encontrabamos jugando en el patio cuando vimos una casita de plástico (Playskool) creo que media aproximadamente como un metro y media de alto y mi prima me retó a subirme al techo de la casita, yo acepte el reto y efectivamente pude subir hasta el techo pero no duré nada ahí, porque la casita como era de plástico se desarmó y caí al suelo, después recuerdo que mi prima se asustó mucho porque vió que traía sangre en la cara e inmediatmente fue corriendo a avisarles a las encargadas de la guardería, finalmente me llevaron al hospital porque me había abierto la barba y tuvieron que cosermela. Hasta la fecha tengo la cicatriz y sin duda sera un recuerdo que nunca olvidaré.
Las imágenes que tengo de mi infancia hasta ahora son muy escasas, casi todas son de fiestas de cumpleaños, vacaciones, navidades o visitas la casa de mi abuela, sin embargo forzando la mente a niveles no habituales recuerdo que en el jardín de niños un día estaba sentado comiendo un sándwich platicando con un chico, luego nos columpiamos y proseguí con el yogurt. Luego mi amigo vio que venía una niña que sabía karate y le resultaba intimidante porque estábamos utilizando el juego que a ella le gustaba usar y casi siempre le pegaba a quien utilizaba los artefactos que a ella le gustaban, así que se fue y yo le dije que le alcanzaría en cuanto terminara mi lunch, luego llegó la chica karateca y me dijo agresivamente que dejase el juego porque de no irme me golpearía y yo amablemente le dije que podíamos usarlo juntos si quería, pero que yo había llegado primero, ella me amenazó y yo no respondí agresivamente solo le dije que no se lo daría porque yo estaba cómodo allí y se enojó.
Después de una discusión infantil se fue enojada y yo pensé que ya todo había acabado, pero no fue así, la mocosa regresó después de un rato y a unos cuantos metros de distancia arrojó una piedra sobre mí que con una gran certeza me pegó en la frente y afortunadamente mantuve el conocimiento para recordar a quien me atacó y poder decirle a mi mami si me preguntaba porque traía un golpe a la mitad de la frente la verdad, lo primero en lo que pensé fue en tomar un palo para regresarle el favor, pero recordé que mi mama me había enseñado a respetar y no golpear a los animales ni a las niñas.
Mi experiencia personal más remota, es cuando vivía con mi abuelita en un rancho llamado el Pitahayal, a un lado de Guasave Sin. Yo tenía tres o cuatro años, mi madre se fue a Guadalajara, allá vivía con mi hermano y su esposo, no mi papá, así que yo vivía en el rancho con mi abuela y tíos, los cuales eran seis, yo pasé ha ser la más chica, así que me cuidaban entre todos mientras mi abuela se ocupaba de las cuestiones domesticas y valla que eran muchas, pues lavaba ropa, no en lavadora, se levantaba muy temprano hacer tortillas de harina para nosotros y de maíz para mi abuelo que no le gustaban de harina, a moler café por que también a él le gustaba recién echo, a ordeñar vacas, la limpieza de la casa, la comida y la cena, bastante trabajo, ahora me pregunto, ¿cómo le hacia?, yo solía salirme a jugar, tenía mucho espacio y aunque mi abuelita les decía a mis tíos que le ayudaran a cuidarme, no andaban precisamente de tras de mí; tenía límites, se me prohibía, cruzar la carretera que estaba como a unos trecientos metros de la casa, andar a las horillas del rancho, que equivalían de la casa como a seiscientos metros para cada lado, y en los basureros, que por cierto había una muy cerca de la casa de mi abuela, justo detrás de la casa que estaba frente a la de ella.
No sé porqué motivo nos gustaba andar buscando entre la basura, no sé, ¿qué? era lo confortable de andar con un palo volteando las latas, separando basura y viendo simplemente lo que había, a veces encontrábamos juguetes o cosas que pudiéramos usar como tal, no sé, por qué motivo nos encantaba, digo nos encantaba, por que si yo iba era porque veía a otros niños allí y entonces yo también me acercaba, yo sola no iba, pero los adultos nos decía que no era un buen lugar para jugar, que era peligroso, sucio, que podíamos enfermarnos o pincharnos con agujas usadas de jeringas, pero bueno, cada ves que veía a algún niño por allí y me cercioraba de que nadie de mi familia me miraba, pues yo también iba, una de mis tías mayores ya con hijos nos regañaba cuando volvíamos del basurero con cosas para jugar, nos decía que era basura que no eran cosas importantes, que nos iba hacer daño, nos hacía que devolviéramos las cosas al basurero, pero en otras ocasiones, ya no se las enseñábamos, nos íbamos atrás de las casas o entre los arboles y plantas de la casa a jugar con las cosas, en ocasiones mis primos me hablaban para ir al basurero, ellos me invitaban y bueno yo más confiada por que ellos iban a ir, aprovechaba, me gustaba ver las cosas con las que llegaban, que se encontraban en él, y yo también quería cosas, pero curiosamente cuando yo iba o llegué a ir no encontrábamos nada grandioso, así que me quedaba con ganas de volver, era algo así como si encuentro algo bueno, ya no voy en mucho tiempo, le hago caso a mi abuelita, pero como no encontraba nada a mi parecer extraordinario, pues me quedaba con ganas de volver.
En una ocasión yo traía una cortada en el pie, de las muchas veces que me corté por andar descalza por que me gustaba mucho, aunque no me dejaran, cosa que también hacía a escondidas, pues esa cortada estaba grande en la planta, entre el tobillo y la curva del pie y no me dejaba traer zapatos, mi abuelita me curaba, me amaraba un trapito con alguno de sus tantos ungüentos para que se me curara más pronto o para que no se me infectara; así que usaba sandalias, sucedió que ese día después de mucho tiempo de la última ocasión que fui al basurero, mis primos me invitan a ir, y yo preocupada no nada más por el permiso limitado de mi abuelita a ir a ese lugar, pues me preocupaba también por mi cortada, les decía a mis primos que no podía porque se me podía infectar la curación, y a parte no podía caminar bien, ellos argumentaban que no era necesario que me metiera al basurero, que los esperara por la orilla y que de encontrar algo, ellos escogerían también para mí, así que pensando que cuando ellos iban se encontraban cosas digamos agradables me convencieron, y allí voy, estando en la orilla del basurero esperando a mis primos y preguntarles si veían algo, ellos seguían buscando y me iban enseñando lo que encontraban, incluso cosas que no nos íbamos a llevar pero que de verlas no reíamos o nos imaginábamos que uso les podíamos dar si decidiéramos llevárnoslas, yo de la orilla participaba, estando entretenidos en esa labor clandestina, porque si algún vecino nos veía le iban a ir con el chisme a nuestros familiares y nos iban a reprender, qué escuchamos un grito, y era precisamente un tío, hijo de mi abuela con los que yo vivía y mi abuela les decía que me tuvieran vigilada, que nos dice -_¡Mira nada mas quién anda en el basurero¡. Lo decía por mí y todos mis primos pues éramos de la misma familia, no en la misma casa pero igual les prohibían ir al basurero, agarró un palo que encontró en el suelo y nosotros al instante empezamos a huir, mis primos que estaban dentro del basurero pronto me arre basaron y tomaron ventaja, y yo desesperada pues no era la mejor corredora de ellos, no podía correr bien por la cortada y aparte por las sandalias, ellos nada mas volteaban y me decían, – ¡córrele! ¡Apúrate! Que yo en la desesperación pues corría pero con muchos esfuerzos y de una forma rara, mis primos me gritaron, -¡quítate las sandalias! y aunque lo pensé, pues las termina soltando de los pies para salir corriendo más rápido, y alcanzar a cruzar el cerco de la casa de mis primos que ya me estaban esperando con la puerta en las manos para cerrarla justo cuando yo pasara, y no dejar entrar a mi tío; al ver esto mi tío, pues hasta él se soltó riendo, diciendo: -¡Mira la güila corre hasta más que los otros!, que bajó su ritmo al correr y me dejó llegar a la puerta, tirando el palo que traía en las manos riéndose, ya sólo nos amenazó con ahora sí alcanzarnos si nos veía de nuevo en el basurero.
El murió muy joven tenía 21 años, en un accidente de carro, cuando lo del basurero él probablemente tenía entre 13 ó 14 años, estaba en la secundaria.
Atte: Karla Aguilar Gerardo
El recuerdo más lejano que tengo es cuando estaba en la primaria en tercer grado, a la edad 7 años, recuerdo que siempre que mi mamá me llevaba a comprar zapatos para la escuela era una gran batalla entre ella y yo por qué recorríamos, swatmeets, zapaterías, y los sobre ruedas en busca de mis zapatos, mi mamá me decía que escogiera unos zapatos bonitos, curiositos, de niña, yo siempre le decía que no, que me dejara escoger a mí los que yo quería, por lo cual mi mamá se molestaba, ya que siempre escogía según ella unos zapatos toscos, feos y de niño.
Otro problema aparte del de mis zapatos, ocurría en la escuela ya que siempre he sido muy bajita a comparación de mis compañeros lo cuan nunca he visto como una desventaja sino todo lo contrario, pero también era mas imperactiva, por no decir traviesa, mis compañeros se reían de mi estatura pero también de mis zapatos que ellos decían eran feos y que parecían de niño lo cual me hacia recordad a mi mamá y me hacían enojar.
Lo bueno es que aun siendo bajita nunca he sido dejada, cuando mis compañeros me preguntaban que por que llevaba zapatos tan feos, yo solo les decía ya verán par que sirven a la hora del recreo, cuandosaliamos a esa hora tan esperada de descanso de clases el “recreo”, jugábamos a la traes, los quemados, a las escondidas en fin juegos de niños. Mis compañeros siempre me decían que yo la traía primero que porque nos tocaría por estaturas, y así era en todos los juegos, jugábamos como a los quemados pero de patadas, mi ventaja era que por chiquita me escondía en lugares pequeños y nadie me encontraba para pegarme, pero una vez me sacaron de mi escondite me querían pegar, cuando me sacaron me dijeron ¡ahora si Brisa ya te agarramos y te vamos a hacer llorar!, yo solo los mire y me reí, les dije haber péguenme, cuando me iban a pegar comencé a darles de patadas ellos y fue cuando entendieron porque mis zapatos eran feos, ya que mis zapatos eran de casquillo y al final termine diciéndoles ¡haber, haber no que yo iba a llorar!, y les preguntaba ¿Ya saben por qué me gustan estos zapatos?.
Que por qué elegía esos zapatos siempre me preguntaba mi mamá y mis compañeros, yo siempre le contestaba a mi mamá por bajita mami tengo que defenderme y pegarle a los niños grandes cuando me encuentran, mi mamá se reía y me decía ¡hay Meli!, a mis compañeros les contestaba con hechos.
Una maestra decía que era chiquita, pero de cuidado, que era un angelito en clase pero en recreo me volvía un demonio con zapatos de casquillo.
hah chiquita pero picosa, recuerdo que mi cuñado me decía chiquita pero pecosa jajajajaja, quisiera verte en una foto con esos zapatos de casquillo jjeje
Tengo un recuerdo que me agrada, aunque no fue agradable cuando paso, hoy lo veo muy gracioso. Tenia 5 años y cursaba el tercer año de kinder. En este colegio en particular, tenían una forma muy dinámica de empezar las clases; el salón era muy grande y estaba dividió en 5 secciones y cada una de ellas era identificaba con una figura geométrica,(cocina, mercado, salón de belleza, ropero con disfraces y área de juguetes)por esto, en la entrada había un recipiente lleno de tarjetas con las figuras geométricas, de las cuales teníamos que tomar una al azar para así saber en que área de juego nos tocaría durante el día. En lo particular, me fascinaba el area de disfraces por que tenian en el ropero un vestido de novia que me encantaba, y hacia todo lo posible para que siempre me tocara el triángulo, misma figura que simbolizaba a dicha sección de juego. Para lograrlo hacia trueques, un poco de trampa tal vez, entre varias otras artimañas que me llevaban hacia ese ropero que tanto me gustaba. Era tanto mi deseo de estar vestida de novia todos los días, que en una ocasión convencí a mi madre que fuera conmigo a pedir prestado el vestido de novia que pertenecía al kinder, para tenerlo en casa y seguir vestida así durante la tarde y todo el tiempo que yo quisiera…
Para mi buena suerte, en ese tiempo mi madre estaba estudiando cultura de belleza así que empece a pedirle que me maquillara poquito como juego para completar mi disfraz de novia; al principio no le desagrado la idea y hasta se divertía haciéndolo. Al día siguiente me di cuenta que también me hacia falta un peinado de novia, así que también se lo pedí.
Cada tarde yo era feliz solo con verme por unos minutos al espejo, maquillada, peinada y vestida de novia; se convirtió en mi juego preferido y estoy segura que también, en el tormento de mi madre. Sin embargo este juego no me duro mucho, después de dos semanas aproximadamente de molestarla tanto con lo mismo, se canso y me dio un escarmiento. Llego de su escuela de belleza como todas las tardes, espero a que yo le pidiera mi peinado, maquillaje y demás, se acerco a mi y recuerdo que amablemente me pregunto:
«De que color quieres que te maquille hoy hijita? escoge el que maaas te guste, por que hoy si te vas a casar».
Su comentario me extraño, pero aun así le conteste y elegí el color morado, todo morado (ojos, boca, pestañas, delineador…) Demoro mas de lo normal en mi peinado, mi maquillaje, y me puso mi preciado vestido de novia; al terminar tomo mi mano, me llevo a fuera de la casa y me dijo:
«Te querías casar? pues ahora lo haras, ya estas lista!!!!»
El sol ya se había ocultado y la colonia no estaba muy alumbrada, pero aun así me dejo afuera y me indico que esperara a mi novio(al primer niño que pasara), me casara y me fuera de una vez con el, por que ya estaba enfadada de vestirme de novia todos los días. Temí que fuera cierto, la seguí y me cerro la puerta en la cara; simplemente me dejo afuera O:.
Al darme cuenta que ya me tenia que casar de verdad me dio mucho miedo y llore, llore mucho; le repetía a mi madre que ya no me quería casar pero fue firme y no me abrió la puerta. Sinceramente no se cuantas horas me dejo afuera, supuestamente esperando al novio, con lagrimas moradas, el peinado arrancado y mi vestido que, en esas circunstancias ya empezaba a disgustarme. Ya que era hora de dormir, se abrió la puerta y mi madre burlándose, salió muy amorosa con los brazos abiertos preguntándome si aun quería casarme y disfrazarme de novia todos los días; corrí hacia ella y le prometí que nunca mas volvería a pedirle que me maquillara, peinara o me disfrazara de novia. Al siguiente día entregue el vestido en el kinder, me dedique a conocer las distintas áreas de juego que no había explorado y desde entonces, no me quiero casaaar!!! así, gracias a este recuerdo me di cuenta quien es la culpable jajajajaja…
Mi recuerdo mas lejano es la imagen de un arroyo y me veo yo de 4 años y a mi hermano jugando y despues peleando no entendia lo que significaba esa imagen hasta que a los 7 años fuimos de vacaciones a la casa de mi abuelita en Veracruz y me di cuenta que atras de la casa de mi abuelita habia un arroyo y me dice mi mama que a mi me gustaba mucho ir a jugar al arroyo. En estas vacaciones mi mama fue a ver a su tio Tano que vive a unas cuantas casas de la casa de mi abuelita ya era un poco tarde ya estaba oscureciendo y a mi se me antojo ir al arroyo para ver que tan parecido era al de mi recuerdo asi que le dije a mi hermano que le jugaba unas carreritas haber quien ganaba yo decidi cortar camino pasandome por el terreno de a lado de la casa de mi abuelita, ese terrero tenia alrededor alambre de puas para delimitarlo y el alambrte estaba algo alto yo si pasaba por ahi si me agachaba poquito entonces me pase por ahi pero para esto senti que me alcance a rasguñar un poco la cabeza con el alambre de puas y senti algo que me escurria por la frente algo calientito entonces mejor noc fuimos a la casa del tio Tano mi mama asustadisima me desinfecto la herida pero para ella era una mega cortada la que yo tenia en la cabeza asi que me llevo al hospital pero ella juraba que me iban a cocer la cabeza y yo me asuste porque no sentia que la herida era tan grande como para cocerme y me daba miedo el solo hecho de pensar en una aguja cociendome en fin solo me vacucaron para que no me pasara nada por si el alambre estaba oxidado. Esas vacaiones fueron inolvidables ya que me pusieron una gasa en la cabeza para que no se me infectara la herida con el polvo o algo, cuando me paso este pequeño accidente era la primer semana que estabamos en veracruz de 2 meses que estariamos ahi asi que en todas la fotos que nos tomamos en la playa, el acuario en todas partes salgo con mi moñito en la cabeza y claro que mi familia se burlaba de mi jeje pero lo bueno que ya habia visto el alambre que si no lo veo me hubiera pasado algo mas grave quiza. jeje que bonito es recordar es como volver a vivir lo que ya paso. ^_^
Uno de los tantos recuerdos que tengo de mi infancia es cuando mi papá me llevaba al campo de adiestramiento de los militares, que se ubica campo militar “General Leandro Valle” en ese entonces el 5to batallón de infantería. Eran los 90’s tenía entre 3 y 4 años cuando mi papá me llevaba cada semana al campo de adiestramiento, pues él era sargento y tenía permitido entrar a ese tipo de lugares así como llevarme a mí, caminábamos y recorríamos todo el campo, subía grandes rampas con una cuerda al igual que las bajaba, había llantas y yo trataba de pasarlas como lo hacían los militares sin embargo, me era muy difícil por mi tamaño, trataba de pasar todos los “obstáculos” pero mi favorito sin duda y si tuviera la oportunidad de hacerlo lo haría sin dudar era el obstáculo de alambre de púas, pues en ese me tenía que arrastrar para llegar a la meta, me gustaba sentir la tierra, ensuciarme y al final sentir gran satisfacción por que después de varios intentos de que se atoraba mi pelo, mi ropa, pude lograr llegar a la meta con el apoyo y la motivación de mi padre.
Mi recuerdo infantil mas lejano fue cuando tenia como 6 años. Mis papas nos llevaron a Disney a mi hermano y a mi.
Después de haber recorrido por varias horas el parque, haber comido y haber estado ya en casi todos los juegos, decidimos ir a observar un show llamado «Fantasmic». Ese show era casi al final del día, cuando ya estaba oscuro, por lo que la gente se reunía alrededor de una especie lago.
El show consistía en ver pasar a los personajes de Disney en un desfile sobre el agua, lleno de luces.
Todo era muy bonito, ver desfilar a los personajes sobre un barco gigante y escuchar los fuegos artificiales, hasta que toco el turno de los personajes de la «Sirenita».
Pues al ver salir a «Ursula» me escondí detrás de mi papa del miedo que sentí al verla pues, era enorme, iba avanzando sobre el agua moviendo sus también enormes tentáculos.
Una imagen que hasta la fecha, cuando la recuerdo, me da miedo. Pues verla, y mas aun, de noche me impacto.
Y es así como no eh vuelto a ver esa película, por el miedo que le tengo a Ursula jaja.
viene a mi mente la imagen de mi junto a mi hermano peleando cerca de un arroyo esta imagen yo no la entendia porque vivo en rosarito desde que tengo 4 años y nunca habia jugado cerca de un arroyo pero este recuerdo lo comprendi unos años mas tarde, ya que a los 7 años fui de vacaciones a casa de mi abuelita en Martinez de la torre,Veracruz y me di cuenta que esa imagen era el recuerdo que me habia llevado de ahi.Atras de la casa de mi abuelita habia un arroyo don de de mas pequeños mi hermano y yo jugabamos, ademas de pelear claro como casi todos los hermanos, y me platica mi mama que yo le enseñaba la lengua a mi hermano era mi defensa mas mortal jajajaja en esas vacaciones que tuve en Veracruz recuerdo que quize ir a conocer ese arroyo el cual solía recordar entonces como mi mama estaba en la casa de su tio Tano que esta muy cerca de la casa de mi abuela me dije pues voy al arroyo luego a la casa del tio Tano, el terreno de a lado de la casa de mi abuelita estaba cercado con alambre de puas pero estaba algo alto el alambre yo si alcanzaba a pasar si me agachaba poquito. mi hermano y yo dijimos unas carreritas haber quien llega primero y mi hermano salio de la casa de mi abuelita y yo para cortar camino me cruce por el terrero de a lado y me aruñe un poquito la cabeza con el alambre de puas, al sentir que me salia sangre nos fuimos mejor a la casa del tio Tano y mi mama al ver que me salia sangre de la cabeza se asusto por que penso que me habia descalabrado e inmediatamente me desinfecto la herida pero como toda mama ella sentia que se me iba a salir el cerebro por esa cortada y opto por llevarme a la cruz roja, pero en el camino ella me decia que lo mas probable era que me cosieran y yo no sentia que fuera tan necesario que me cosieran pero yo iba toda asustada. cuando me atendieron lo priemro que hice fue preguntar si me iban a cocer y el doctor me dijo que no era necesario que solo me pondrian una vacuna y una gasa para que no se me infectara la herida, despues de unos minutos salimos del hospital y yo con mi moño jaja bueno con mi gasa en la cabeza. Toda mi familia se burlaba de mi y como apenas habiamos llegado a Veracruz me pase esas vacaciones con mi moño y en cada foto que tomamos sali con mi gasita en la cabeza jajaja pero lo bueno que ya habia medido el alambre y si pasaba que si no lo mido antes o no lo veo me que do ahi o me corto otra parte del cuerpo o no se que hubiera pasado. que bonito es recordar senti como si lo hubiera vivido otra vez.
Hace algunos anios mis abuelos tenian una casa en rosarito donde yo pase por lo menos unos 4 o 5 cumpleanios aparte de que por lo regular ibamos cada fin de semana. Ellos tenian unos compadres que tambien tenian una casa alado. Esos senores hasta la fecha son como mis tios ya que la amistad que tenian principalmente con mi abuelo era de muchos anios atras. El punto es que yo siempre andaba con mis abuelos porque mi mama trabajaba, y un dia que fuimos a esa casa de rosarito mi abuelo me llevo junto con su compadre a una ferreteria a comprar probablemente gasolina porque en ese entonces en todo el fraccionamiento no habia luz ni agua y mucho menos estaba pavimentado asi es que usabamos lamparas de gasolina en la noche. En el momento en que llegamos a la ferreteria mi abuelo y su compadre decidieron bajarse, yo tenia aproximadamente 5 anios y pues en ese momento se les hizo facil dejarme solo ya que no iban a tardar mucho solo recuerdo que tiempo despues mi abuelo me dijo que en ese momento me dijo “ahorita venimos no vayas a mover nada” fue entonces cuando a mi se me ocurrio mover la palanca de freno y para mi suerte la ferreteria estaba ubicada en una subidita pequena pero no habia nada alrededor mas que pocas casas y un barranco.
En el momento en que el compadre de mi abuelo se dio cuenta que la camioneta iba bajando rumbo al barranco salio corriendo de la ferreteria y unicamente alcanzo a meter los brazos por la ventana para mover el volante hacia la pared de una casa en lugar de que yo cayera en el barranco. La camioneta quedo chocada nose si mucho o poco pero a mi solo me salio sangre de la nariz y la boca.
Mi relato mas lejano que yo recuerde comienza hace quince años, cuando yo tenia la edad de 6 años y mi hermana tan solo 4 años, fue un día de primavera en el que faltamos mi hermana y yo a clases y mi mamá a su trabajo, cosa rara en ella porque llueva, truene o relampaguee nunca falta a su trabajo pero ese día tenia una migraña insoportable, nos despertamos, mi hermana con hambre y llorando fue con migo y le fui a sacar los frijoles del refrigerador para comerlos fríos, después mi mamá se levanto para hacernos de desayunar porque se empezaba a sentir mejor.
Cuando sale del cuarto y va al nuestro nos pregunto que queríamos de desayunar y yo le dije que nada, muchas gracias, que ya habíamos comido frijoles fríos, en ese momento se empezó a reír y fue a la cocina y nos preparo un buen desayuno y nos pidió disculpas por no haberse levantado y nos dijo que tenia migraña, cosa que nos explico ya que ella se sentía muy mal por no podernos llevar a la escuela porque a ella nunca le ha gustado que faltemos a la escuela, después de sentirse un poco mejor se puso a ver un ratito la televisión con nosotros para pasar un alegre momento con nosotros.
Ese ha sido el único día que recuerde que mi mamá ha faltado a su trabajo por una enfermedad y ha sido uno de los tantos días que recuerde que le he dado o hecho de comer a mi hermana, cosa por la que me ha querido hasta pagar.
El recuerdo infantil que mejor recuerdo sucedió cuando tenia 4 años, yo siempre acompañaba a mi madre a recoger a mi hermano a una primaria que esta cerca de mi casa, ese día vi que una niña de gran peso estaba molestando a mi hermano y yo como buen hermano me acerque y le di una patada en la espinilla y salí corriendo, entonces la niña me comenzó a perseguir por toda la primaria, recuerdo muy bien esa sensación de miedo que tuve al ver a esa niñota corriendo detrás de mi, las amigas de mi hermano corrieron a decirle a mi madre que esa niña me quería golpear y yo corrí hacia mi madre y ella la detuvo. Unos minutos después vi que la misma niña y otras niñas amigas de ella estaban aventándole piedras a mi hermano y un amigo, yo de nuevo como buen hermano salí a su rescate y comencé a aventar piedras como respuesta escondiéndome detrás de un mesa banco volteado, un rato después de estar intercambiandonos pedradas llego un profesor o director y me sacaron de la escuela, me dejaron con el conserje en la puerta de aquella primaria esperando a que encontraran a mi madre. Después de encontrarla la llevaron conmigo y después de un breve regaño nos regresamos a casa.
Uno de los recuerdos mas lejanos en mi infancia que recuerdo es el haber nacido…. de acuerdo, es mentira… el recuerdo mas lejano que conservo como comente en la clase, fue cuando me mude a la casa en la que actualmente vivo, antes mi familia y yo vivíamos en la Colonia Libertad, en realidad vivíamos muy cerca de nuestros demás familiares, pero mis padres por cuestiones personales prefirieron adquirir una propiedad a seguir pagando renta. Recuerdo exactamente la noche cuando viajábamos mi hermano mayor y mis padres en la panel Ford Econoline que teníamos, recuerdo que llevábamos las camas en ese momento, y recuerdo el camino, íbamos subiendo de la libertad hacia el Aeropuerto, recuerdo que nos detuvimos a ver la casa de la «Mona».
Cuando llegamos el Inicio del Bellas Artes, mi madre se dio cuenta que era terracería, comenzó a llorar, me imagino que pensó que el lugar a donde llegaríamos estaría peor.
En mi antigua casa no tenia amigos, mas que mis primos, pero la mayoría vivía lejos de ahí, o en San Diego, solo mis abuelos y otros tíos vivían cerca de la zona. Cuando nos establecimos en esta casa, rápidamente encontré a mi primer amigo, a los 4 años.
Nos hicimos amigos, porque los dos salíamos a jugar a nuestros patios, ya que como el es mi vecino, nos veíamos a traves de la rejas jugando, el me hablaba, pero como yo nunca había tenido amigos, mas que los que eran mi familia, me parecía extraño. Pero un día esa cerca se cayo, y el decidió entrar a jugar a mi patio y al principio no se lo permití, y las carreteras que el empezaba a construir en mi casa, yo se las destruí y empuje sus carros hacia su terreno, y yo me fui a jugar mas lejos, pero después me di cuenta que era aburrido jugar así, y decidí a construir de nuevo lo que yo había desecho dándole así la oportunidad a «David»de ser mi primer y mejor amigo desde los 4 años. Actualmente conservamos algunos de nuestros carritos «Hot Wheels» aunque ahora mis sobrinos usan los míos, y su hermano usa los de el
Hasta la fecha seguimos siendo amigos y vecinos, su madre se convirtió en mi madrina y en una segunda madre para mi.
Otro de los recuerdos mas lejanos que tengo, es cuando aun vivía en la Libertad, un primo mio vivía en el departamento de arriba del mio, y aveces mi mama me dejaba con mi tía para que me cuidara y yo me la pasaba jugando con el. Recuerdo que en ese tiempo a él le acababan de comprar unos «lightsabers» y jugábamos a que eramos Jedi’s, y un día así, estábamos jugando y nos dábamos unos buenos espadados, pero nos aguantábamos, hasta que mi prima decidió entrar corriendo a su cuarto sin avisar y le di un buen golpe… lo bueno que tenia apagado mi lightsaber si no, no se si hubiera podido sobrevivir haha, recuerdo perfectamente que ella comenzó a llorar y yo me asuste porque temía que mi tía fuera a regañarme lo único que se me ocurrió fue correr hacia la puerta y bajar a mi departamento, mi primo me ayudo a escapar abriéndome la puerta hahaha, y yo por lo apurado salte de las escaleras hasta abajo para asi correr hasta mi puerta para golpearla gritando que me abrieran… mi papa abrió y lo único que dije fue que quería ir al baño. Mi primo actualmente continua bromeando sobre lo sucedido, diciéndome que yo tenia la «Fuerza» como Anakin, ya que había saltado de un piso haha, creo que ese es el recuerdo mas lejano que tengo.
Bueno, mi historia es cuando tenia la edad de 5 a 6 años de edad, en ese entonces estaba en el Preescolar. Durante vacaciones de largo plazo mis abuelos decidieron salir de la ciudad hacia Guadalajara, Jalisco, donde se encontraban familiares, la familia por parte de ambos abuelos, un hijo (tío mio) y su respectiva familia (tía y primos). En este viaje se decidieron que me llevarían para acompañarlos, eh ahí mi primera experiencia en avión.
Ya estando en Guadalajara, un par de días después de nuestra llegada, en una mañana me encontraba jugando en el patio de la casa de mis tíos junto a mis primos, y el juego que practicábamos era brincar un bote o balde de plástico el cual para nuestra edad era inmensamente divertido y agotaba nuestra energía de infante. Con cada brinco que dábamos nos proponíamos un reto de brincar con un nivel mas de dificultad colocando rocas y objetos para dificultar el logro del salto, hasta que por ultimo colocamos una tabla cuadrada la cual llevaba incrustados aproximadamente como de 20 a 30 clavos donde la punta del mismo sobre salia de la madera, todos decidimos brincar sobre el, y … afortunadamente no nos paso ningún accidente, fue al momento de volver a brincar el balde sin ningún objeto que obstaculice nuestro salto donde al brincar el bote abrí las piernas para que así pasara por en medio el balde y poder librar el salto, al momento de estar a medio brinco el balde me alcanzo a cortar la piel de mi pierna izquierda y se me abrió por lo menos unos 4 cm de largo.
Entre corriendo a la casa donde se encontraba mi abuelo y me empezó a limpiar la herida en donde no me salia tanta sangre ya que nomas me rasgue la superficie de la piel y hasta la capa de grasa de mi pierna, si me pareció algo profunda la cortada y supongo que eso fue lo que me hizo tener temor y empezar a llorar. Momentos después me llevaron a la clínica mas cercana en donde solamente me limpiaron la herida y me dijeron que tenia una piedra dentro de la herida, y al día siguiente me llevaron de nuevo a la clínica y esta vez me quitaron la piedra con unas pinzas, en vez de tener la conducta de temor al dolor, me pareció muy interesante lo que hacia la enfermera que no me preocupe por el dolor y fue cuando me dijo que era muy valiente al no llorar. Después de ese accidente volví a caminar al día siguiente sin tanto dolor pero con la lección muy bien aprendida, no volver a brincar baldes de plástico.
Bien valiente Dani al no llorar, de haber sido yo la de la cortada hubiera hecho el drama de mi vida, recuerdo que un día que me caí de rodillas, mi mamá me llevo a lavarme la herida y al ver como corría la sangre, la cual tengo que ser sincera no era mucha, me puse a llorar y le dije a mi mamá que me iba a desmallar jajajaja ya te imaginaras como era de dramática.
bueno, suerte y no te encajaste los clavos pero, me imagino que estuvo muy impactante la herida a primera instancia, pero bueno sera uno de los recuerdos que le comentes a tus hijos y nietos en un futuro y lo recordaras con risas, muy buen relato Daniel
yo también me hice una cortada no tan grande, pero casi me moria por la cortada me quedo una cicatriz con la forma de ojo chino, bueno yo le encontraba ese parecido de echo me la pintaba con plumones de colores como un ojo.
El recuerdo pasado fue el que comenté en clase, sin embargo, el día de hoy estuve por los rumbos de la obrera, en donde mi mente recordó la más antigua y lejana de mis vivencias.
Empecemos visualizándonos en las épocas navideñas, en donde todo es amor, REGALOS, abrazos, buenos deseos, MÁS REGALOS, estar con la familia y MÁS REGALOS.
Fue un 24 de diciembre cuando mi familia ( en ese entonces conformada por mi tío, mi tía, mi primo, mi mamá y yo) llegábamos de las últimas compras navideñas y dispuestos a arrasar con la cena. Estábamos todos en la reja de la entrada de los condomios esperando a que mi tío nos permitiera pasar.
En la espera, escuché lo que todo niño desea oír: el trineo de Santa. Inmediatamente levanté mi cabeza y a unos aproximadamente 15 metros, ví el trineo de Santa con RODOLFO EL RENO y obviamente SANTA CLAUS!
Como era de esperarse le dije a mi familia sobre lo que estaba viendo. Todos voltearon y no lograron ver nada, imité su gesto de volver a levantar la cabeza, pero…ya no vi nada. SANTA se había ido.
Esa historia siempre la cuento cuando las fiestas navideñas nos invaden, como es de esperarse TODO mundo se burla de mi. En este momento todos sabemos que Santa NO existe, él no es real.
Amigos, profesor, déjenme decirles que yo SÍ vi a Santa Claus; pudo ser mi imaginación de una inocente niña de tan sólo TRES AÑOS, pudo ser que desde siempre he sufrido de locura, pudieron ser UNA Y MIL EXPLICACIONES, lo que aquí importa es que lo vi y que hasta la fecha y aún sabiendo que él no es real mi recuerdo es tan magnífico y auténtico que NADIE ME HARÁ NEGAR que algún día yo vi a Santa Claus viajando por los aires y entregar los regalos a los niños del mundo.
Mi recuerdo es de cuando tenía 6 años. El día en que me hicieron la fiesta de cumpleaños. Fue en el Parque Morelos y cuando estaban bajando la comida, las sodas, hieleras, dulces, etc. Mi padre me dio una cámara Kodak de las instantáneas, esas cámaras amarillas que me siguen gustando, y me dijo: para que tomes fotos de la familia y se la prestas a tus primos.
Entonces me fui con mi primo (Angel) a tomarles fotos a los animales, en esa época me encantaban los animales, y empezamos a tomar fotos sobre todo a la leona que estaba en el parque y a las aves que había. Después de que nos terminamos el rollo nosotros seguíamos jugando a tomar fotos.
Después regresamos mi primo y yo al kiosco donde era la fiesta y mi padre se enojo y me dijo que me habían estado buscando y que donde había estado, al final la piñata, las mañanitas, el pastel y todas las florituras que hay en las fiestas tuvieron que ser algo breves y rápidas.
Lo peor fue que las fotografías eran malísimas, en la mayoría le cortamos la cabeza a los animales y estaban todas movidas, mi papa me dijo que no volvería a regalarme una cámara, y lo cumplió en mucho tiempo.
En el colegio Vicente Quezada donde cursé mi etapa preescolar era una costumbre e indicación que cada grupo se tenía que hacer cargo de las asambleas que se llevaban a cabo los días lunes por semana.
Se comenzó por los grupos de preparatoria, siguiendo los de secundaria, primaria y finalmente los más bellos y conmovedores MAESTROS DE CEREMONIAS los de kinder.
En el reparto de los papeles estelares me tocó la sobresaliente labor de dirigir el juramento a la bandera. Le conté a mi mamá sobre mi próxima participación en la asamblea de la escuela y sin pensarlo dos veces me pidió que se lo dijera a ella. Sin ningún problema lo pronuncié, sin embargo y como madre perfeccionista ( hasta el momento) me preparó excesivamente para que su única hija hiciera un papel incomparable con algún humano que le hiciera competencia.
En ese entonces vivíamos en unos edificios de la colonia el Lago, en donde mi mamá contaba con buenas amistades. Ella, decidió depositar la confianza en sus amigas para que me criticaran en la forma en como yo dirigía el juramento a la bandera; así pues, poniéndome con un micrófono imaginario y ordenando POSICIÓN PARA EL JURAMENTO A LA BANDERA, su grupo de aproximadamente 5 amigas siguieron mi indicación, enseguida todos entonamos el conjunto de palabras de lealtad a la bandera mexicana, finalizando exitosamente con un FIRMES, YA.
Al concluir, todas me decían que lo hacía muy bien, y mi madre muy orgullosa, claro.
Llegó el día tan esperado ( por mi mamá), la maestra nos formó a todos y me acomodó a mí a un costado de la escolta ( conformada por mis compañeritos de clase) para esperar mi turno de participación. La hora de iniciar la asamblea se hizo presente, PERO no estaba completa la escolta nacional y la directora ordenó que se iniciara la asamblea así como estuviéramos organizados.
Mi maestra, que supongo tiene un parecido con mi mamá, quiso que todo saliera excelente, por lo que me jaló y me acomodó en el lugar vacío de la escolta nacional y dio la señal para iniciar formalmente la ceremonia.
No recuerdo qué pasó después, sólo sé que al paso de los años me topé con una foto de esa ocasión en donde la escolta está marcando una conversión y se nota mi cara de confusión y de no saber qué demonios estaba haciendo pues yo fui preparada y CASI explotada para decir el juramento a la bandera y NO para salir en el recorrido de escolta.
Siempre me acuerdo de eso, pues gracias a esa foto puedo confirmar que he estado en la escolta de kinder, primaria, secundaria, preparatoria y finalmente en la universidad ( sí, en la UABC sí hay escolta).
Probablemente se debe a la desesperación de mi maestra de kinder que a mí me haya gustado formar parte de la escolta nacional hasta hoy en día…quizá.
Tengo un hermano que es dos años mayor que yo, la convivencia con él ahora es buena, pero no siempre fue así. Un día estábamos comiendo en familia y como yo siempre he sido lenta al comer me dijo mi mamá que si no terminaba no iría con ella, y no termine, entonces nos dejo a mi hermano comiendo y ella se fue. Yo tenía aproximadamente 8 años (él 10) y como mencioné anteriormente, no nos llevábamos del todo bien, y ese día el ganó el control remoto de la televisión y le cambio de canal, del que yo tenía, lo cual me molestó y empezamos a pelear por él, a pesar de que yo siempre fui ruda (por crecer con dos hermanos y muchos primos) obviamente me ganaba en fuerza y no pude quitárselo. Él se empezó a burlar de mí y a cambiarle de canal sólo para molestarme, no recuerdo que estábamos comiendo exactamente, pero sí que era algo para lo cual era necesario tenedores. La impotencia de no poder hacer nada me hizo enfurecer y lo único que se me ocurrió fue encajarle el tenedor en la cabeza. No recuerdo todo con exactitud, tal vez porque quedé en shock, sólo recuerdo como mi hermano se agarraba la cabeza y se miraba la mano llena de sangre. Como no supe que hacer corrí a mi cuarto a esconderme y cerré la puerta para que no pudiera entrar a desquitarse de mi maldad. Después de eso me quedé dormida de tanto llorar y cuando desperté mi mamá ya estaba en mi cuarto. Como era de esperarse me regañó fuertemente y me dijo que me llevaría a un psicólogo, aunque no tenía idea de que era, le rogué a mi papá para que no me llevaran, y no lo hicieron.
A consecuencia de eso me culpan que mi hermano no sea del todo “normal” pero a lo que yo recuerdo, siempre fue así.
Mmmm tu historia es un tanto chistosa…. Me pasa lo mismo, solo que yo soy 8 años mayor que mi hermano y el es el que me molesta. Ahora tiene 12 y pues obvio yo 20. Siempre se la pasa peleandome, poniendose mis calcetines, mis bufandas, mi chaleco etc. y dicen que no son mios y les digo a mis papas y dicen: «dejalo, es un NIÑO, ESTA EN LA ADOLENCENCIA» y sin mas me tengo que desquitar despues. Pero de igual manera salgo regañada. Esas peleas con los hermanos son eternas.
Yo tenía como 5 años aproximadamente y fuimos a Estados Unidos, exactamente a Anaheim a visitar a mis tíos y primos, ellos han vivido allá prácticamente toda su vida, por cuestiones legales no puede venir a México, por lo que mi hermano mayor y yo siempre nos emocionábamos al ir de visita pues veríamos a mis primos, con los cuales los divertíamos demasiado y hacíamos muchas travesuras; esa temporada hacia mucha calor así que cuando llegamos mis primos estaban en una alberca muy grande que mi tía les había comprado y prácticamente llegamos derechito a la alberca, estuvimos todo el día ahí pero, ya en la tardecita recuerdo que todos empezaron a jugar bruscamente y yo salí para que no me golpearan; recuerdo que me dio mucho frío por que el aire estaba un poco fresco y vi un poco de agua estancada en la banqueta, metí los pies y me mojaba del agua ahí por que el agua estaba calientita, después de un rato entre a la casa llorando y gritando, por que me dolía mi pie, mis papás, mis tíos, mi abuelo y en fin todos estaban asustados y me revisaban, al final descubrieron que tenia una hormiga roja pegada entre medio de los dedos del pie, mi tía llevó lodo, por que según con eso se me quitaría el dolor, pero yo no paraba de llorar, el caso es que me llevaron al hospital de urgencia y me querían poner un medicamento muy caro, pero cuando llegue me pusieron una bolsa de hielo y cuando me iban a poner el medicamento mi dolor ya se había ido, así que le ahorre un dineral a mis padres pero si tuevieron que pagar la consulta; al regresar todos jugamos a los super héroes en un cuarto y nos aventábamos de un mueble alto a la cama.
Al día siguiente hizo tanta calor que en la noche mi hermano y yo nos deshidratamos y nos tuvimos que regresar por que no nos bajaba la temperatura ni la diarrea.
Así fue nuestra última visita con mi tia.
Recuerdo un domingo a la edad de 8 años en que mi papá compraba carros pero no de los pequeños como los Hot wheels, sino unos que eran 3 veces más grandes, además conseguía gises que por lo general eran de color amarillo, con ellos mi padre hacia en el patio una pista con muchas vueltas y a la vez enredosa pero quedaba siempre con algo de creatividad y espacio suficiente para una buena carrera.
En el juego participábamos únicamente mi padre, mi hermano Miguel y yo, la actividad era muy simple, consistía en que el carro del jugador solo podía avanzar de 3 pequeños golpes en cada turno, donde básicamente existía solamente una regla, no salirte del límite de la pista, porque si eso ocurría existían puntos de regreso que te retrasaban ante los demás.
Me acuerdo mucho que cuando comenzábamos a jugar siempre era por edades, del más chico al más grande, donde en este caso comenzaba yo, después mi hermano y al final mi padre. Lo que nos caracterizaba en ese tipo de juegos eran las ganas de ganar, todo comenzaba bien, unos siguiendo a otros y sucesivamente, mi hermano en ocasiones daba golpes duros y se salía, pero era su estilo de juego que por lo general ya tenía su maña. Por parte de mi papa era lento pero seguro, siempre era cuidadoso en cada golpe, donde era raro que él se saliera de la pista, y por mi parte yo no arriesgaba mucho solamente en ocasiones.
El suspenso en cada movimiento y con el pendiente de que el límite de la ultima llanta no saliera de la pista era motivo de nervios entre nosotros, por lo general eran carreras reñidas de entre 30 min a 1 hora, que siempre mi hermano y yo ganábamos porque hacíamos equipo contra mi papa, pero a veces lo peor era al final y no hablo del juego, sino que el gis lo teníamos que lavar mi hermano y yo con la escoba, jabón y agua.
En mi infancia a la edad de 6 o 7 años, era muy apegado a la religión catolica, lo sigo siendo pero conforme fui creciendo cambio mi habito por la religión. Dentro de esos recuerdos esta muy presente que yo queria ser sacerdote, me gustaba ir a misa y participar en los rituales festejados. Incluso iba en el coro de niños, el cual todos los domingo cantaba en la misa dominical.
Era tanto mi fanatismo por ser sacerdote que en mi casa acondicione un espacio en donde aregle y puse todo lo que hay en una iglesia, un crucifico, imagenes de santos etc. Dentro de los festejos de la religión catolica como es el adviento, la cuaresma, la pascua y navidad yo siempre me las areglaba para tener mi altar y arreglarlo segun el festejo.
Yo oficiaba misas con el mismo protocolo de la iglesia de principio a fin. Muchas de esas veces me acompañaba mi hermana y amigos, incluso algunas veces los obligaba a que fueran y estuvieran ahí conmigo, yo les decia que participaran leyendo las lecturas y que cantaran conmigo, para mi no era ningun juego, todo lo que realizaba lo hacia con respeto. Muchas de esas veces nadie me acompañaba en las misas que yo hacia, pero aun así yo celebraba las misas.
Recuerdo que compraba obleas que son dulces de papel arroz, y yo las simplificaba como hostia, también daba catesismo y festejaba las fiestas patronales de la imagen de la virgen, yo me tomaba las cosas muy enserio.
Mi familia nunca me decia nada, al contrario me apoyaban y siempre me dejaban ser, los familiares y vecinos les llamaba la atención que yo fuera así, por que no es muy comun que un niño de esa edad practique ese tipo de cosas. Y hoy en día es un recuerdo más de mi infancia que nos remonta aquellos tiempos tan bonitos.
Interesante tu historia, y como ese apego influía en tus juegos, a mi también me gustaba ir a la iglesia, recuerdo que cantaba en el coro, y aunque nunca sabia de que hablaba el padre, era feliz al ir a la iglesia porque me gustaba un monaguillo, jaja tenia como 8 años!
Es interesante, no sabia eso de ti pero eso explica muchas cosas jaajajaja, y no me refiero a cosas malas, sino que tal vez eso influyo en tu comportamiento actual y considero que eres una persona muy noble, responsable y una persona humanitaria.
Mi recuerdo es cuando nació mi hermano menor, ese día recuerdo que vi salir a mi papá con mi mamá en el carro, ya que se iban a ir al hospital, me acuerdo que ese día nos quedamos mi hermano y yo, no recuerdo que tanto paso ese día, pero recuerdo que mis padres no llegaban y tuvimos que irnos a casa de mi abuela para quedarnos a dormir con ella.
Al día siguiente estuvimos mis hermanos y yo en mi casa, llegaba mi papá a vernos, pero incluso ese día todavía no nacía mi hermano menor, ese día en la noche mis hermanos y yo nos quedamos a dormir en mi casa, pues ya estaba mi hermana, la más grande, con mi hermano y conmigo, al día siguiente llegó mi papá y me dijo que ya había nacido, que si lo quería acompañar a ver a mi mamá y conocer a mi hermano, yo le dije que sí.
Cuando llegamos entramos a ver a mi mamá y luego fuimos a ver a mi hermano, recuerdo que traía puesto un mameluco del “Tommy” de los “Ruglats”, creo que no me había tocado ver a un bebe recién nacido, lo vi y fue fácil y difícil al mismo tiempo entender que ya estaba ahí, que ya había nacido. Se veía tan indefenso.
Después de eso mi papá y yo fuimos a comprar comida y la metimos de contrabando al hospital, pues mi mamá ya no quería comer lo que le daban en el hospital.
Mi recuerdo infantil más lejano es de la primera vez que realizó mi familia un campamento a la bahía de San Luis Gonzaga, yo tenía aproximadamente cinco años de edad cuando sucedió este acontecimiento. Recuerdo perfectamente desde el momento en que partimos de nuestra casa, íbamos en una antigua camioneta café que solía tener mi padre en aquellos tiempos, esta camioneta era parecida a estas típicas camionetas que usaban los policías varios años atrás, llamadas coloquialmente las famosas “perreras”. No recuerdo mucho acerca del camino hacia nuestro destino, pero al momento de casi llegar, no puedo olvidar cuando íbamos pasando por la orilla de la playa, cuando por primera vez vi una ballena en persona. Esta ballena estaba en el borde del mar e incluso al momento de acercarnos nos dimos cuenta de que estaba muerta.
Por fin habíamos llegado a nuestro destino, era hora de bajar todas las cosas de la camioneta y comenzar a armar la casa de acampar. Ya una vez que habíamos acomodado todas las cosas, había llegado la hora de bajar y encender las motocicletas, después de un rato las motocicletas ya estaban listas y yo ansiaba por subirme con mi padre. Mi papa y yo fuimos a dar un recorrido por toda la playa, pero todo cambiaría después de que estábamos a punto de regresar al campamento, mi padre quiso saltar en un pequeño cerro de arena que se había formado por el oleaje del mar cuando caímos los dos de la motocicleta, mi cara estaba llena de arena, incluso recuerdo que ni siquiera podía ver por toda la arena que tenia en mi rostro. Esos 5 segundos de mi niñez fueron aterradores para mí, yo ya no quiera volver a subirme a una motocicleta. Pero eso no lo fue todo, mi padre decía que yo tenía que volver a subirme a la motocicleta para que perdiera ese miedo que había obtenido en la caída, y por el resto de los días que estuvimos de campamento mi padre me obligaba a subirme con a la motocicleta.
Al parecer mi padre tenia un poco de razón, ahora uno de mis hobbies favoritos es andar en motocicleta,
Apoyándome en un álbum fotográfico, los recuerdos más lejanos que pude rescatar son del día en que cumplí cuatro años de edad, mis papás me habían organizado una fiesta en la casa de mi abuela paterna en la colonia Hidalgo, traía puesta una camisa color mostaza que al verla hoy en día me parece algo extraña, estaba presente mi enorme familia y alguno que otro colado. Me habían comprado un pastel de los Power Rangers, (que en esos años estaban es su apogeo), al igual que un par de piñatas, las cuales eran de los power ranger negro y verde. Toda la fiesta se llevó a cabo en el patio de la casa, después de partir el pastel (y ser azotado violentamente contra este) y de romper las piñatas, los adultos se encontraban sentados platicando mientras que los niños, yo y mis primos (unos diez o doce aproximadamente), no encontrábamos jugando por todo el patio a los “encantados”. De pronto a uno de mis tíos se le ocurrió poner música, así que sacó su casete de Gloria Trevi y lo puso a todo volumen para la fiesta infantil, era muy divertido por que todos los niños se pusieron a bailar y a seguir jugando, pero esta vez a “la traes”, pero ahora el punto no era solo pasarla, si no, empujar a los otros niños para que se cayeran al piso, tal vez la música de Gloria Trevi influyó en que nos volviéramos un poco agresivos, aunque nadie salió lastimado nos golpeamos mucho, incluso las niñas jugaban a aventar a otros niños. Todavía existe un video casero de ese día, y de ves en cuando es divertido volverlo a ver y recordar esos tiempos de fama de los Power Rangers mientras un monton de niños cantaban «la papa sin catsup».
Tu historia me recordó cuando jugaba con mis vecinas a los Powers Rangers igual, todas querían ser la rosita y si estaban niños todos querían ser el rojo, hasta nos peleábamos, bueno yo no, no me gustaba pelear y mejor decía ser la amarilla porque según decían era la mas inteligente, aunque en el fondo quería ser la rosita!
Ahahaha lo power rangers son nuestra generacion, no creo que exista alguien que no tratara de imitarlos y menos de ser la power rosita, jojo pero cuando jugaba con mi hermana siempre decidia ser la amarilla, pues mi hermana es mas blanca que yo y yo soy mas morenita, entonces, por nuestro color de piel era que decidiamos.
Mi familia y yo pensábamos pasar un día de campo en un rancho en los adentros de Rosarito, yo tenía 7 años. Íbamos cerca de 15 personas en una panel que tenía mi abuelito, entre ellas tías, tíos, primos, mi abuelita en la parte de enfrente, mis papas y mis hermanas. Iba mi abuelito manejando y vimos a lo lejos un camino que se entrecruzaba con el nuestro, justo en el momento en que teníamos que pasar por ahí nos empieza a seguir una estampida de vacas y toros que iban como asustados, iban a tras de la panel y uno de mis tíos empezó a jugar con un toro, lo empezó a hacer enojar sacaba la mano por la ventana trasera de la panel y lo cucaba, mis tías estaban asustadas y le decían que parara de hacer eso, en eso vimos que las vacas se quedaron atrás pero el toro que estaba cucando mi tío nos siguió, en eso mi tío paro de hacer enojar al animal, de repente lo dejamos un poco atrás porque mi abuelito subió la velocidad de la panel pero ¿cuál fue nuestra sorpresa? Solo unos metros después nos dimos cuenta de que el camino estaba cerrado. El animal enfurecido nos alcanzó y empezó a cornear la panel con todas sus fuerzas, todos adentro empezamos a gritar de miedo y mis primos más chicos llorando, mis tías le empezaron a reclamar a mi tío porque había hecho enojar tanto al animal y todo dentro del carro era un caos. Mi abuelito no sabía ni como dar vuelta al carro para regresar, esperó a que el animal se cansara un poco y en eso dio la vuelta a la panel, nos disponíamos a regresar pensando que el animal ya no nos seguiría pero no fue así, mi abuelito manejó y el toro siguió atrás de nosotros, seguimos todo el tramo hasta llegar al mismo entrecruce en donde encontramos al toro por primera vez, tuvimos que dar la vuelta ahí porque al regresar vimos que venía un carro en dirección contraria que no nos iba a dejar pasar. Dimos la vuelta en un camino que mi abuelito ya no conocía el toro nos siguió por unos minutos más, pero fueron los suficientes para hacer que mi abuelito se perdiera Todo empeoró, estábamos perdidos en medio del cerro no había ni un rancho cerca solo un montón de caminos y baches que hacían más difícil encontrar la ruta original. Cuando nada parecía que podía estar peor nos quedamos sin gasolina tratando de encontrar el camino de vuelta. Ahí estábamos todos adentro del carro y de repente vimos que paso un vaquero y mi abuelito le pidió ayuda para poder conseguir gasolina y para encontrar el camino de vuelta. El muchacho se portó muy amable y llevo a uno de mis tíos a su rancho que dijo que estaba por ahí cerca, ahí le vendieron gasolina a mi tío y todo lo demás fue cuestión de tiempo. Después de un rato llegó mi tío con la gasolina y con la solución para encontrar el camino de vuelta, también nos dijo que las vacas y el toro que habían comenzado todo el alboroto eran del rancho del muchacho que nos ayudó. Después de eso nos regresamos a la casa ya no quisimos seguir con el paseo después de todo ese estrés y el susto mis tíos ya no querían ir al rancho.
El mas viejo de mis recuerdos… y esta, es mi historia.
Hace muchos ayeres, cuando tenia aproximadamente 5 años, estaba jugando en casa de Christian, un niño que me gustaba (el primer niño que me gustó) a los changuitos, nuestra idea era que nosotros éramos changuitos y que teníamos que actuar como uno y eso implicaba andar colgándonos de todas partes. En ese entonces vivíamos en la colonia La Morita, y apenas estaban metiendo la tubería para el agua potable, así que los tubos, de color azul cielo, estaban apilados hacia arriba, y como Christian y yo éramos changuitos, decidimos subirnos a los tubos y colgarnos. Recuerdo que desde la parte más alta hasta donde llegamos, alcance a ver a mi papá que iba entrando a la casa. Todo estaba bien, porque estaba feliz jugando, pero cuando quisimos bajarnos de los tubos, Christian se bajo agarrándose viendo hacia los tubos, pero a mi se me ocurrió bajarme agarrándome de los tubos pero por la espalda. En algún momento pise mal o no me sujete bien, así que me resbale y caí al suelo, y en lo que caía, apreté mi lengua con los dientes y al momento de impactarme con el piso, mis dientes hicieron el efecto de un cuchillo o de unas tijeras y me corté la lengua, al principio yo creí que se me había arrancado todo el pedazo, pero no, una parte de mi lengua estaba colgando en mi boca. De ahí en adelante solo recuerdo que me llevaban al hospital en el carro de unos amigos de mis papás y con un trapo en la boca para controlar la sangre. Tengo muy presente el ir viendo por la ventana y cuando regresaba la mirada hacia el frente, recuerdo que el estéreo del carro tenía una entrada para cassette. Una vez que estaba en el hospital, recuerdo que el doctor le dijo a una enfermera que me diera un muñequito de papel que estaba pegado a un palo de paleta, y es que el doctor quería que me quedara tranquila para poderme cocer la lengua y obviamente no me iba a dejar cocer la lengua por un muñequito, yo los quería todos y el doctor me dijo que no. En un momento, recuerdo que estaba en el baño del hospital con mi mamá y entre la gente que pasaba se alcanzaba a ver la puerta de salida y recuerdo claramente que le dije a mi mamá que así estaba bien, que mejor nos fuéramos y después volvíamos (con toda la intención de jamás regresar). Tengo un vago recuerdo de mí corriendo por el consultorio del doctor para no dejarme atrapar y que me cocieran la lengua.
Lo siguiente que recuerdo, es a mí sentada en la sala de mi casa en una mesita para niños comiendo huevo revuelto en el sartén en un plato hondo, y de repente, empezaron a salir pedacitos de hilo en mi comida, yo creí que algo le había caído a mis huevos revueltos, pero no, era que se me estaban cayendo las puntadas de la lengua.
Mi mamá dice que ya no me quiso llevar al hospital de nuevo porque no quería pasar por lo mismo otra vez y que no quería que me durmieran por completo porque en ese tiempo había muchos problemas con la anestesia porque algunos pacientes no lograban despertar, así que dice que mejor prefirió que se me pudriera la lengua a tener que pasar por lo mismo, pero que eso si, durante todo el camino al hospital, fui pidiendo que me pusieran el cassette del grupo Bronco (yo decía Bonco por mi lengua cortada) y pidiendo comer en McDonald’s (yo decía Mangongas). A la fecha, solo tengo una pequeña cicatriz por debajo de mi lengua y la punta no es curveada, tiene forma de M y la hija de los señores que me llevaron al hospital siempre me ha dicho que mi lengua parece un pedazo de pizza.
karlita tus historias siempre son un tanto extremas, pero sabes me hiciste recordar cuando dices que tienes un vago recuerdo corriendo por el consultorio a la vez que a mi me iban a operar de la anguinas, tenia como 6 o 7 años, y recuerdo que las enfermeras no me podían canalizar para ponerme el suero, entonces yo sentía mucho dolor en mi mano (pues ahí lo ponían antes) y yo lloraba y pataleaba para que ya no me siguieran picando mi manita, entonces llegó el doctor buley (algo así era su nombre) y me quiso canalizar él, entonces yo muy enojada lo patie y lo insulte, recuerdo que mi mamá estaba muy apenada, ya de ahí solo recuerdo una luz blanca en el quirófano; la idea es que yo tampoco dejaba hacer su trabajo a las enfermeras ni al doctor, jejeejeje.
Llevo años de conocerte y aunque no haya presenciado esta experiencia, sé que a ti todo te pasa. Si no es una cosa, es otra. Pero tú eres un imán para las desgracias.
Esta en particular te pasó por andar de atrevida con el niño que te gustaba, espero hayas aprendido algo de cómo conquistar a un hombre.
🙂
Jaja, una chocoaventura mas.
Esta tan detallada tu historia que me imagine absolutamente todo y hasta me dolió yo tampoco hubiera querido regresar, también me hizo recordar cuando me sacaron sangre por primera vez y me tuvieron que agarrar entre 5 personas, el doctor, mi ama, y 3 enfermeras porque como anduve husmeando mientras estábamos en la fila, vi tremenda aguja y no sé que paso por mi mente que parecía exorcizada y ya cuando entro la aguja ni sentí!
En esos tiempos, tenía aproximadamente 4 o 5 años, era la primera y única hija de mis padres, por lo tanto, tenía que ingeniármelas para no aburrirme dentro de mi casa. En aquel entonces veía a mi casa enorme, donde podían ocurrir muchas aventuras, sólo era cuestión de imaginarme en una situación que generalmente los papás acostumbraban hacer, como ir de compras.
Por lo general, mi mamá y mi papá trabajan todo el día, por lo tanto yo me quedaba con una señora que cuidaba de mi, mientras la seniora, hacía la limpieza, yo terminaba de comer, le daba los platos a ella e iba corriendo a mi habitación, cabe mencionar que mi casa era de dos pisos, lo cual la hacía más divertida, ya que cuando subía cada escalón, iba contando del uno a diez y cuando llegaba al número diez y aún no terminaba de subir el último escalón, volvía a empezar. después de subir todos los escalones, me dirigía a mi cuarto que se encontraba al lado derecho, abría la puerta de mi recamara y en cuanto cerraba la puerta, agarraba todos mis osos de peluche y muñecas, primera las colocaba sobre la cama.
Después acomodaba todo mi cuarto, para que pareciera una panadería. mi closet solía ser la caja donde se cobraba el pan. recuerdo que tenía unas piezas de madera en forma de rectángulos, círculos y cuadrados. y era cuando empezaba mi juego. salía de cuarto y volvía entrar, para imaginarme que en realidad me encontraba dentro de una panadería. para mi era muy divertido realizar actividades que sólo la gente grande solía hacer.
En esos momentos, yo era muchas personas, realizaba el labor de la cajera, y al mismo tiempo también era una de las personas que compraban pan, al igual que mis osos de peluche, recorría al rededor de mi cuarto con una gran charola, y agarraba una pinzas que se encontraban en la cocina y después escogía el pan, al ultimo iba con al cajera, en ese momento me convertía en la cajera, tomaba el pan y lo metía a unas bolsas de cartón, también tomaba un cuaderno y recortaba papeles que tuvieran el mismo tamaño para que fueran las notas de la compra del pan. y así era como recuerdo mi infancia, tal vez un poco solitaria, pero siempre me entretenía, con cosas dentro de mi alcance.
Yo también jugaba con mis osos y muñecas, es más tengo un muñeco que era mi hijo el cual aún conservo y recuerdo que yo era la cajera de un banco y tenía a un lado a mi hijo mientras supuestamente atendía a los osos lo más chisto era que yo salía del banco cuando quería porque a demás era jefa del lugar recuerdo que mi escritorio era una caja de madera, tenía un teléfono viejo, hojas que mi abuela tenia recicladas y un bote lleno de monedas antiguas. Lo que hacía era que yo atendía al cliente, me levantaba yo era el cliente y luego recibía el dinero y al igual que tú me salía de la habitación para hacer como que había flujo de gente en el banco, claro que después cuando ya nació mi hermano no tenía que cumplir tantos roles jejeje…
Nos hiciste recordar a mas de una, lo que eran nuestros juegos de niñas, de como queríamos hacer las cosas de los grandes, me acuerdo que tuve un bebe y que el ken era el papa, y la barbi me lo quería bajar, y yo de villana le corte el pelo a la barbi cuando dormía, jaja creo que reproduje lo que vi en una película o novela!
tu historia karen me recuerda, muchas aventuras que también me inventaba de chiquilla, mas la vez del avión, porque me caí muy feo de las escaleras :(.
El recuerdo mas legado que tengo, es el de mi cumpleaños número 5 en el cual me hicieron una fiesta con algunos amigos y familiares, mis padres organizaron esta fiesta con bastante alegría, ya que fue mi primera fiesta de cumpleaños
La vestimenta que llevaba eran unos pantalones negros, una camisa blanca fajada y encima un chaleco color negro, usaba una corona de rey hecha por mi hermana. La fiesta estuvo divertida ya que mis padres realizaron varias dinámicas y juegos, tales como “sillitas”, “escondidas”, etc.
Después de los juegos fue el pastel, no recuerdo de que sabor era pero mi hermano mayor me embarró la cara en el pastel y comencé a llorar, después me limpiaron y me comí mi pedazo de pastel.
Después del pastel pude romper mi piñata, la figura de la piñata era un power ranger color negro, no tengo idea porque fue esa mi piñata si ni siquiera era mi power ranger favorito.
Al final me dieron mis regalos y los pude abrir pero no recuerdo ningún juguete solamente recuerdo que me regalaron mi primera bicicleta con llantas auxiliares a los lados de la bicicleta. Eso es todo lo que logro recordar de mi recuerdo más lejano. Fue un buen día, y es un buen recuerdo.
Mi más relevante y antiguo recuerdo fue cuando yo tenía aproximadamente seis años, vivía es un ranchito de Sinaloa que tiene de 1000 a 1500 habitantes en la actualidad, quizá en esos tiempos el índice de población era menor.
Vivía con mis padres y mis dos hermanas, la grande de trece años y la chiquita, dos años menos que yo (mi consentida hasta ahora). Nuestra casa era una de las “menos peores”, aunque me parece recordar que aún no teníamos piso y tomábamos agua de la llave sin asco o temor alguno de padecer en el futuro una enfermedad.
Lo que hacía en ese tiempo era ir a la Primaria por las mañanas; el recorrido que daba diariamente se me hacia eterno… ahora, cuando rara vez visito la localidad, puedo hacer menos de tres minutos de mi casa a la escuela; obviamente en auto.
Por las tardes, era prácticamente de ley ir a jugar a la casa de alguna amiga o de mis primas; aunque muchas veces las reuniones se daban en el patio trasero de la mía, ya que mi mamá años antes de que yo naciera plantó árboles frutales; teníamos desde roscas, guayabas, toronjas, naranjitas, limas hasta limones, limones que llegué a repudiar por el frecuente uso que les daba mi madre al hacer limonadas casi siempre para acompañar la comida.
En fin… mi padre trabajaba las tierras cultivando cacahuate, siendo esta la actividad de mayor auge de aquellos tiempos en Sinaloa; mi mamá a pesar de hacer costuras, en época de cosecha recogía el cacahuate que quedaba en las tierras después de que la maquina trilladora quitara la m …ayor parte.
Cuando mi mamá estaba en la casa realizando algún trabajo de costura, nosotras estábamos felices de tenerla ahí; pero por las tardes, ya que se metía el sol, se iba a las tierras que quedaran a no más de 200 metros atrás de mi casa, a juntar el cacahuate para posteriormente venderlo en dos o tres pesos el kilo ya pelado (piscado).
Una tarde, yo me encontraba jugando amigas, mi hermana de cuatro años también estaba ahí; recuerdo que vi partir a mi mamá con una cubeta y una cachucha… iba a recoger, como todos los días el cacahuate de las tierras.
Todo parecía normal hasta que yo no vi a Mineli, mi hermanita… con mucha angustia dejé de jugar para ir en busca de ella, fui a varias casas de vecinos a preguntar, pero nada, nadie la había visto… crecía la angustia cada vez que llegaba a una casa y nadie me daba la respuesta que yo quería escuchar.
Me sentía tan culpable, pensaba que se había perdido o que se la habían robado… quién sabe cuántas cosas me pasarían por mi cabecita en ese momento, pero como pude corrí hasta llegar al cerco de de puas deteriorado que apenas se podía sostener y me detuve, teniendo la esperanza de que mi hermana se encontraba con mi mamá pero no, no la vi.
Entonces volví a buscarla en algunas casas más hasta que ya no tenía más opciones; entonces regrese a la tierra donde se encontraba mi mamá y mi hermana ya estaba con ella!! Con gran emoción me acerque a ellas y pero no dije nada, supe ocultar la felicidad que sentí al momento de ver a mi hermana a salvo.
Mi mamá ni ella supieron nada en ese momento, hasta que hace algunos años les platique esa anécdota como una de las peores cosas que me pasaron en mi infancia, mi mamá me dice: “¿cómo es posible que tú tan niñita ya teniendo esas preocupaciones? –Debí haber estado más tiempo a su lado”.
En si, todo lo que paso ese día fue un mal entendido… mi hermana se había ido con mi mamá pero la primera vez que yo fui a buscarla no la vi porque estaba sentada atrás de la cubeta cubriéndose del poco sol que quedaba de la tarde; ahora me rio, pero no me gustaría volver a pasar nunca más por esa angustia.
Tu historia me hace recordar que cuando yo era pequeña mi hermano se perdia constantemente cuando ibamos al swap meet y mi mama al principio lo buscaba como loca, pero despues de un tiempo ya sabia que siempre se quedaba bobeando en los video juegos…
Me imagino lo que sentiste, cuando yo era chica no puedo decir una edad por que lo sentí mucho tiempo, pero yo sentía algo similar pero yo me sentía extraviada, algunas veces en el mercado o en casa de algunos de mis amigos de mi papá, yo llegue a sentir al no verlos como si me hubieran abandonado, así estuvieran en otro cuarto, mi papá afuera o mi mamá en la cocina. se siente una angustia como si no los fueras a volver a ver en la vida…
Qué linda historia. Lo poco o mucho que te conozco puedo asegurar que eres de las personas que siempre se preocupan por los demás y con mayor razón de tu familia.
Felicidades por la hermosa unión que tienes con tus hermanas.
Son muy poco los recuerdos que tengo de mi infancia, la verdad no sé porque pase esto ya que esa etapa de mi vida no tuvo casi acontecimientos malos, pero hace unos momentos al ver una fotografía donde estamos mi abuelo y yo, se vino a mi mente la imagen de mi primer bicicleta, recuerdo que era una bicicleta pequeña de color rojo, y fue mi regalo al cumplir 4 años.
Recuerdo que al ver la bicicleta sentí emoción ya que para mí el dejar el triciclo era sentirme grande, todas las tardes mi abuelo me llevaba a un parque para que yo aprendiera andar en bicicleta pero estas sin las típicas rueditas de apoyo.
El me decía que no tuviera miedo de caerme porque mas allá del piso no pasaba, al principio me molestaba caerme a cada rato ya que no tenía equilibrio y más me enojaba ver a los otros niños que andaban en bicicleta muy fácilmente.
Mi abuelo me explicaba que para aprender hay que practicar, pero a mí eso no me importaba yo sólo quería salir andando en bicicleta igual que los demás niños, entonces mi abuelo busco la forma de que yo perdiera el miedo de caerme de la bicicleta; el me dijo que me subiera y que él me empujaría y me cuidaría que no me cayera; entonces me subí a la bicicleta y mi abuelo me empujo de repente no sé en que momento sucedió pero no sentí mas a mi abuelo empujándome y me di cuenta que estaba andando sola en bicicleta. Recuerdo que la bicicleta además de ser un objeto el cual durante mi infancia y adolescencia use mucho, me recuerda hoy en día a mi abuelo quizás sea por este momento en el que el dedicó parte de su tiempo en enseñarme andar en bici. Y aunque parezca extraño aun conservo mi primera bicicleta, la cual se encuentra en casa de mis abuelos y ah sido la bicicleta en la que mis hermanos y primos han aprendido a andar en bici.
Desde ese entonces que aprendía andar en bicicleta siempre eh tenido una bici y hasta hace algunos años era mi único medio de trasporte.
esta historia me hizo recordar a mi primer momento en la bicicleta, en done también me molestaba al ver a los demás niños poder montarla y yo no, con la practica pude lograrlo en el mismo día y fui tan feliz como no lo imaginan.
Jajajajaja ya te imagino pateando la bicicleta toda emberrinchada, yo no recuerdo cuando empecé a andar en bici, pero recuerdo cuando mi papá me enseñaba a andar en patines, como me sacaba a la cuadra y yo me agarraba de su playera, así nos la pasábamos dando vueltas hasta que una vez me soltó, para que lo hiciera yo sola, pero no me fue tan bien como tú, ya que iba con viada me di cuenta que en realidad no sabía cómo frenar, por lo que al ver un carro quise parar ahí y agarrarme, pero mi patín choco con la llanta, por lo que caí de sentón y hasta la fecha no sé frenar pero aun así cuando se da la oportunidad me paseo en ellos.
Tarde tiempo para decidir cual de mis recuerdos de la infancia contaría en la clase, porque me encontre con el dilema de que a veces se me dificulta recordar cosas, mas bien tengo fotografías de los eventos pero muy cortos. Pero este recuerdo es un momento por el que creo la mayoría hemos pasado. Tenía aproximadamente entre 5 y 6 años, vivía en Mexicali B.C., era un día soleado y mi papá me estaba enseñando a usar mi bicicleta sin llantitas por primera vez, el me daba seguridad porque me sostenía del asiento, iba según yo a toda velocidad, cuando me sentí demasiado libre, fue entonces cuando me di cuenta que mi papá ya me habia soltado e iba yo solita. Me sentí muy feliz y ese fue el momento en el que apredí a usar mi bicicleta sin llantitas.
Cuando estaba en la primaria recuerdo que era integrante del coro. Cantábamos en las asambleas y teníamos ensayos. Un día llego el concurso dentro de las primarias, donde cantamos frente a un inspector o encargado del concurso y a los días nos enteramos que éramos ganadores del concurso. Por ser el primer lugar ante todas las primarias públicas del estado tuvimos que ir a cantar a plaza monarca en el concurso de escoltas y después del evento iríamos al petter pipper pizza.
Este estaba programado para empezar a las 9:00am, nosotros llegamos a las 8:00am en camiones de la escuela. Entonces nos formaron por estaturas y yo estaba hasta enfrente, el evento vino empezando como a las 11:00am porque una de las escoltas no llegó y era la campeona o algo así del año pasado (en ese entonces). Nosotros ya muy cansados nos dispusimos a realizar nuestro trabajo, cantamos, nos aplaudieron y como durante dos horas vimos un desfile de escoltas. La escolta de nuestra primaria quedó en tercer lugar. Cansados de estar parados casi 5 horas las mamas de fueron a quejar con el ese entonces director y supuestamente nos daría más fichas para las maquinas a los alumnos integrantes del coro.
Jugué en lo que pude, porque no nos dieron más fichas, comí dos o tres pedazos de pizza y recuerdo que decíamos que el director era un tacaño porque no nos daba soda, solo nos dio un vaso muy pequeño y él tenía la jarra semillena en su mesa. Después de esos disgustos mi mamá y yo tomamos camino a casa en una calafia blanca.
Probablemente el recuerdo que tengo mas marcado de mi niñez fue una ocasion donde a los casi 5 añitos y en toda mi inocencia casi mato a un conejito, como casi todo niño de la edad solía ser un poco hiperactiva y adoraba las mascotas, aunque dentro de las muchas cosas que entonces no solía saber estaba el hecho de que ignoraba totalmente que los animales eran seres vivos y tambien sentian, entonces un día mis papas decidieron regalarme un conejito no recuerdo con exactitud como era pero creo que era blanco pero entre tonos grisaseos, no recuerdo tampoco que mis papas me hayan dado indicaciones sobre como cuidarlo, solo tengo bien grabado en mi mente lo que usualmente hacia con mi conejito. Resulta ser que en ese entonces vivía en un edificio en el primer piso, mi actividad recreativa favorita en ese entonces consistia en subir al segundo piso del edificio y jugar a la «pelota» donde lanzaba un «objeto» al primer piso donde un amigo de juego trataba de cacharlo para despues volverlo a aventar hacia arriba, pero casualmente el «objeto» con el que jugabamos era precisamente mi conejito, no recuerdo si me convencieron de hacerlo o fue por voluntad propia, solo recuerdo que cuando mis papas se dieron cuenta me quitaron todo el derecho de tenerlo porque al pobre conejito casi lo matamos, recuerdo que estubo en «terapia intensiva» y principalmente alejado de mi. Esa fue mi primera experiencia con un animalito, despues de ahi me quedo como moraleja que todo lo que se mueva, camine, o este verde siente y tengo que tratar como a mi me gustaría que me traten.
La inocencia de ser un pequeño.
Cuando mencionaste la historia del conejo, yo recuerdo no algo que me paso a mi pero si me lo contó, cuando tenia como 7 años la vecina que tenía donde vivía antes, me dijo que un día ella tenia a su gatito sucio pues estaba jugando en la tierra y lo quería bañar entonces se le ocurrió meterlo a la lavadora. Ese recuerdo lo tengo muy presente ya que me imagino al gatito dando vueltas en la lavadora; lo que no logro recordar muy bien es si el gato se murió o si lo llevaron a la veterinaria.
Yo también tuve una mala experiencia con mi primer animalito, fue un pollito que tome con las dos manos, me gusto y según yo lo quería tanto que lo abrace, pero cuando lo solte ya no se movía :(… Se siente feo.
El recuerdo más feo que tengo de mi infancia, sucedió aproximadamente entre los 5 y 6 años de edad, en ese entonces vivía en Veracruz, mi mamá trabajaba todo el día y en ese tiempo me cuidaban unas tías abuelas, nunca me aburría a pesar de no tener muchos juguetes, pero cuando se me daba la oportunidad de salir no lo pensaba dos veces, un día mi abuelo materno llegó a la casa de mis tías a comer, después regresaría a trabajar y antes de irse le insistí que me llevara con él; no muy convencido me llevó a vender piñas, la verdad estaba contenta porque había vendido dos piñas y mi abuelito me había dado la ganancia. Al anochecer pasamos con uno de sus amigos, recuerdo que al llegar los hijos de su amigo se le fueron encima en abrazos y besos, le decían “tío Beni”, y hasta ese momento, estaba de lo más feliz, pero me puse muy celosa porque mi abuelito les demostraba también mucho cariño. Después nos mandaron a jugar al patio, pero no tenía ganas ni humor, así que me fui a la parte de atrás de la pick up de mi abuelo que estaba cruzando la calle y ahí me quede un buen rato muy encaprichada. No se exactamente cuanto tiempo paso, sólo sentí una maño en mi cabello y al voltear no era mi abuelito, era un viejo sucio, sin dientes, que ni siquiera podía hablar, sólo balbuceaba ven chiquita y por un instante sentí que no podía gritar, sólo me movía hacia donde no pudiera alcanzarme, pero cuando trato de subirse a la pick up, grite con toda mi fuerza, es una de las pocas veces que he gritado de esa manera… tal vez fueron un par de minutos pero se me hizo eterno, tenia mucho miedo, por fin salió mi abuelo y su amigo y el ropavejero huyó, mi abuelo sólo trataba de consolarme, no recuerdo nada más, sólo que los niños fueron los que avisaron y de no ser por ellos, no sé qué seria de mi.
Cumplidos los cuatro años en mi vivienda actual, era tarde, aparte hacía calor, andaba en mi carrito rojo (Wagon), como de costumbre me encontraba en el patio jugando, tenía cierta pendiente lo cual obligaba a que el carro se moviera pero llegaba a un cierto punto que se detenía, había un perro que pertenecía a mi familia, muy bonito, era un “Husky” gris/blanco el cual se encontraba comiendo generalmente, los perros que son agresivos en el momento en el que ingieren algún alimento son más susceptibles a defender lo que comen (instinto), por consecuente cualquiera que intente intervenir o tocarlo podría alterar al animal.
Después de que me deslice por esa pequeña pendiente quede justo detrás del perro, como todo niño imperativo miraba como su cola se contoneaba de lado a lado, sin pensarlo jale la cola del perro, y se volteo y mordió mi mejilla derecha atravesando con su colmillo la misma, después de soltar mi cara tomó mi mano izquierda y procedió la misma agresión, a esto mi madre se percató del problema, y llevando rápido realizo la intervención necesaria , que para mi suerte tomaba clases de enfermería y supo qué hacer en esa situación ahora solo quedaron unas marquitas que cada vez que la analizo a detalle recuerdo esa pocas imágenes, sin dolor ni olores simples imagenes.
Recuerdo que una vez a mis 3 o 4 años estaban en la sala mi papá y mi hermana mayor, platicaban sobre drogas ya que mi hermana iba a ir a una fiesta y como ya tenía como 15 años ya le tocaba hablar de esas cosas, yo escuchaba que mi papá le decía que si le ofrecían drogas no aceptara porque era algo que la iba a dañar y cosas así, como se oía muy buena la charla yo me senté y seguí escuchando, luego le dije a mi hermana que mi papá tenía razón en todo lo que le decía porque yo una vez agarré una droga y me picó, mi papá y mi hermana se rieron mucho y hasta la fecha me echan en cara lo metiche.
Cuando estaba en el Kinder, recuerdo que durante el recreo jugábamos fútbol de una manera muy peculiar. Lo hacíamos sin balón, lo que usábamos en lugar de eso, era un bote de jugo pau-pau. El parado táctico de los equipos no era el ideal, pero sí bastante comprensible de unos niños de 5 años que cuando el bote era lanzado a alguna parte de la cancha, todos corrían detrás de él, quedando a un lado las posiciones defensivas u ofensivas, ni siquiera conocíamos las reglas del juego, pero eso no impedía que el momento pasara rápido jugando. Había días en que la maestra se integraba al partido y recuerdo que era un excelente momento de convivencia.
Jajajaja, a mi me toco ver partidos de este tipo en mi escuela…creo que Pau-pau era el jugo mas comercial y popular en esos años, así que era casi la única opción.
El recuerdo más lejano de mi infancia sería cuando yo tenía casi 2 años, en ese tiempo vivíamos en el Distrito Federal, ese día era temprano, como todas las mañanas mi mamá se preparaba para ir al trabajo y llevarme a la guardería, yo me encontraba en la recamara mi tía mientras que mi mamá salía de bañarse, a mi no me gustaba tener que ir a la guardería, prefería quedarme jugando con mi tía (ya que yo era la consentida), cuando mi mamá estuvo lista me puso una chamarra, fue entonce que cuando vi que nos acercabamos a esa puerta blanca que daba a la calle rapidamente me solté de la mano de mi mamá y corrí a la recamara de mi tía diciendole: ¨¡Tía moma ayudame!¨, mi tía enternecida me abrazó y me dió una galletita para que me calmara y me dijo que tenía que ayudarle a mi mamá llendo a la guardería aunque no quisiera ir, que de todas formas en la tarde regresaría a casa y jugaríamos más mi mamá aprovechando mi distracción con la galleta se despidió y antes de darme cuenta ya nos encontrabamos afuera de la casa.
Cuando tenía cuatro años, casi cinco, durante dos semanas estuve en cama por enfermedad, muy aburrido y triste por no ir al kínder al cual le estaba tomando cariño. Una vez que ya estaba recuperado mis papás un domingo me dieron una sorpresa al llegar a mi cuarto con mi primer mascota, un perrito color café de apenas unos cuantos meses. Durante todo ese día estuve jugando con él sin ponerle nombre aún, solo lo traía de la correa por el patio y le decía “ven perrito”.
Todo el domingo estuve jugando con el perro dentro y fuera de la casa, hasta la tarde en que me quede viendo la tele en el suelo de la sala y llego el perro y se quedó dormido en mis piernas, mis papás me comentaron que le debía poner un nombre para que éste empezara a hacer caso. Durante el resto del día estuve pensando en un nombre, como apenas tenía cuatros años de edad no sabía mucho sobre nombres o posibles nombres para una mascota. Me fui a dormir muy triste y casi llorando porque no le había puesto nombre a mi perro, mi mamá me comento que no había problema que se lo podía poner el lunes antes de irme al kínder, así que el lunes en cuanto me desperté fui con el perro y lo vi acostado en su cama que le habíamos puesto y empecé a pensar nombres hasta que me decidí por ponerle “skipy”.
El lunes al regresar de la escuela en cuanto entre al patio de la casa le grite skipy y el perro ya estaba moviendo su cola y ladrando, ese lunes volví a jugar todo el día con él hasta en la tarde que junto con mi papá le puse el nombre en su casa y lo acostamos a dormir. Skipy fue mi primer perro y un gran amigo que tuvimos que regalar el día que nos cambiamos de casa y a los meses después que lo dejamos de visitar murió.
AwW! Yo no tuve perros hasta hace relativamente poco, me habría gusta haber tenido uno. Cambiando de tema, me gusto más la historia que contaste en el salón, descalabrando dos veces a la misma persona.
Hiciste que recordara mi primer perro, el cual era un pastor alemán negro muy bonito, recuerdo que me cuidaba mucho, no se despegaba de mi lado, lo malo es que yo no tuve la oportunidad de ponerle un nombre, ya que estaba muy chiquita, eso le toco a alguien de mi familia, que al parecer no tenía nada que hacer, porque se le ocurrió, el extraño nombre de “Pocholo”.
El recuerdo más lejano que tengo fue cuando tenia 5 años de edad. En un dia hermoso y soleado me encontraba a fuera de mi casa, en la banqueta con mi unifome de pres-escolar azul marino lista para asistir a mi primer dia de clases, mientras tanto en lo que nos ibamos yo platicaba con una vecinita de mi misma edad que también entraría al kinder junto conmigo. Recuerdo que mi mamá y la mamá de mi amiga nos llevaron juntas al kinder. Cuando me bajé del automóvil, caminé de la mano de mi mamá hacia la puerta, sin embargo aún no tenia ni la menor idea de lo que era la escuela. En el momento que entre, miré que todo el lugar era muy colorido, pero aún así no me parecia lindo, así que tuve desconfiansa de entrar por lo que no me separé de la entrada hasta que cerraron la puerta y vi como mi mamá se alejaba poco a poco, entonces seguí a una maestra y bajé unas escaleras donde miré salones y unos lavamanos gigantes en el centro del patio. Entonces entré a mi salón y observé con detenimiento niños jugando, niños llorando, juguetes, muebles coloridos, mesitas, sillitas y un escritorio. Recuerdo que olía a plástico nuevo y también pude persibir un aroma extra de frescura dulce que no puedo describir, no supe si era el salón o el perfume de la maestra, aún lo recuerdo pero no consigo describir lo que era exactamente. Recuerdo que permanecí parada en la puerta unos minutos pensando en mi mamá y que quería estar con ella así que me salí a buscarla y como no la encontré me dio mucha tristeza, pues me sentía muy sola, sin embargo no quería que nadie me viera llorar porque me daba pena, así que opte por entrar al baño para poder llorar sin ser vista.
Recorde mi primer día de clases y no fue muy bonito también llore, porque una niña me mordió, mi mamá estaba en el cancel y cuando vio que me mordieron entro y hablo con la maestra la cual no hizo nada y mi mamá enojada me regaño y me dijo “no busques, pero si te buscan que te encuentren” palabras que no entendí y me explico, ya te dije si tú le pegas a una niña te iba a regañar, pero si una niña empieza y no te defiendes te voy a castigar y desde ese día no me volví a dejar me daba más miedo mi mamá, pero de todos modos me cambio de kínder.
En una ocasión que estaba jugando en la banqueta de mi cuadra, se salió el perro de una vecina (y no era cualquier perro estaba enorme), y yo muy valiente pero principalmente metiche se me hizo fácil agarrarlo del collar jalarlo y meterlo al patio de la vecina, todo salió perfecto el perro muy lindo se dejo agarrar y la vecina muy agradecida con migo por haber metido a su perro.
En otra ocasión sucede lo mismo se vuelve a salir el perro, yo estaba jugando, lo vi me acerque lo jale del collar pero el perro esa ocasión no se dejo, yo lo seguí jalando y se reacción fue morderme. Supongo que llore o grite ( por qué no lo recuerdo) y salieron todas las vecinas, se percataron del accidente y me llevaron con mi mama y le dijeron que por andar de metiche jalando a su perro me había mordido.
Esto sucedió un día 12 de diciembre, en mi casa por tradiciones religiosas, en esa fecha mi abuelita y mi mama me vestían de “María”, para asistir a la iglesia y celebrar el día de “La virgen de Guadalupe”. Esto era todos los anos. Pero ni ese día me salve de que me vistieran para llevarme a la iglesia, todo lo contrario solo recuerdo que dijeron :-Hay que llevar a la niña para pedirle a la virgen que la cure de su mordida que le hizo el perro.
No estoy segura de qué edad tenía exactamente, tendría tal vez 5 años, recuerdo que en uno de los viajes a Ensenada (los que ocurrían constantemente porque mi papá es artista plástico y muchos de sus clientes están ahí) mi hermano menor estaba peleando con mi hermana mayor, mientras yo cantaba en voz baja. De pronto se callaron y mi papá (que iba manejando) me pidió que cantáramos a dueto -dicen que la primer canción que me aprendí fue a los dos años y la cantaba con mi papá, pero esta es la primera vez que recuerdo hacerlo-. Después del pequeño dueto de nuevo hubo silencio y como seguía aburrida se me ocurrió componerle una canción a mi papá durante el camino, la verdad no recuerdo que decía la letra, pero sé que después de esa vez cada vez que íbamos camino a Ensenada le componía una pequeña canción a él o a mi mamá o cantábamos a dueto «El tiempo que duró nuestro amor» de Christian Castro.
Todavía me acuerdo como lucia el kínder al que asistía; muchos colores y un gran espacio donde jugar. Tenía más o menos 5 o 6 años, estaba en recreo y sacaba de mi mochilita un botecito de dulces morados, no sé si alguno de ustedes los haya llegado a ver, tenían apariencia de una leche de cartón en miniatura, pero era de diversos colores y sabores, y en un costado tenía el dibujito de su sabor.
Al sacarlo comencé a comerme los dulcecitos que tanto me gustaban, para después acabarlos y entonces empezar a juguetear con la cajita, en el área para jugar, y lo llene de tierra.
No sabía realmente cual iba a ser su uso, pero a los minutos lo descubrí. Una compañera se acerco y vio mi pequeña envoltura del dulce y me pidió. Entonces con la cajita en la mano, la abrí y le vacié en su mano la tierra que había metido en la cajita y me reí. Al instante la niña lloro y fue corriendo con la maestra, ésta me volteo a ver y se dirigió a mí, me dijo que porque la había molestado y me castigaron, encerrándome en un salón, sin recreo.
Creo que lo recuerdo muy bien, ya que empezaba mi vida académica con el pie derecho.
😀
El recuerdo mas lejano que viene a mi mente respecto a mi infancia, es el funeral de mi abuela paterna. Tenia cinco años de edad y como todo niño curioso andaba brincando de un lugar a otro y preguntándole a mis familiares porque estaban tan tristes, que porque lloraban tanto. sus respuestas siempre fueron las mismas «porque tu abuelita falleció» o muy similares a esa.
Pero yo no podía entender porque el que ella estuviera muerta les causaba tanto dolor que hasta llorando estaban. Recuerdo que miraba ala iglesia enorme, así que por el pasillo del lado izquierdo de la iglesia me puse a caminar y cantar una canción, que no recuerdo cual era con exactitud pero que cuando la escuchaba me hacia sentirme bien así que por esa sensación que causaba en mi la cante para que la gente según yo dejara de llorar. Hasta que una de mis tias me detiene y me dice: Lucero ven, y me dijo con voz bajita Que tu no te sientes triste?
Fue en ese momento que me di cuenta que no sentía nada al ver a mi abuela a lo que yo decía «acostada en su caja».
Así que me fui a cantarle a mi papá para que no se sintiera triste a si como yo.
Yo tuve una experiencia muy parecida, solo que en este caso quien había fallecido no era familiar mío pero al igual que tu era muy chica y recuerdo que mis papas me llevaron al funeral del papá de mi madrina, y al igual que tu yo no sabía el porqué todo lloraban , en mi caso no me puse a cantar una canción sino que si me impresiono ver al señor dentro del cajón y hasta el día de hoy es una imagen muy presente en mi mente es más no puedo ir a los funerales ni me gustan
Un recuerdo muy lejano. Tenía aproximadamente 7 años, mis papás viajaron al Estado de Chiapas, de donde mi familia es originaria, desde la ciudad de Tijuana. Nos dirigimos al río que divide a México de Guatemala a divertirnos un rato. Llegamos, los niños estábamos sobre el río, los papás cocinando, etc. hasta que de pronto se me ocurre ir a un lugar del río donde la corriente pasaba más rápido y con más fuerza, de repente sentí como si el agua me hubiese jalado y me arrastro entre el fondo del agua y las enormes piedras que ahí estaban, recuerdo que rodaba y miraba la superficie y el fondo, hasta que sentí un jalón del brazo, mi papá había sido el único en reaccionar y correr hacia mi, todos los demás se quedaron con la boca abierta y no hicieron nada. Algo que me dio mucho coraje fue que mi abuela lo que hizo fue gritar “pégale para que se le pase el susto” y mi papá creo que no sabía que hacer y me dio una cachetada muy fuerte que casi me empuja hacia el rio nuevamente y me volvió a sujetar y a pegar en la otra mejilla, lo sorprendente es que no sentí los golpes y termine temblando y asustado. Después de eso ya nadie se metió al agua y solo comimos y nos regresamos a casa.
yo tuve una experiencia parecida a la tuya en una a la tuya pero en una alberca, estaba en una resbaladilla pero no habia nadie que lo supervisara, entonces cada quien se aventaba cuando queria y alguien se aventó casi junto conmigo y cayó encima de mi, quede debajo del agua por un tiempo, en verdad senti que me iba ahogar, asi que comprendo tu susto.
Yo llegué a traumarme por un tiempo cuando me paso algo similar a tu relato, pero a mí en un arrollo con poca corriente pero con mucha profundidad… se siente horrible, pero aun más horrible es el comportamiento absurdo de los mayores cuando cometemos por «casualidad» algunos errores, y a pesar de que lo que tu cuentas fue hace 20 años, las cosas siguen igual…!
No cabe duda que siempre solemos recordar mas las cosas negativas que las positivas, a mi me paso igual en una experiencia mientras iba a clases de natacion, me enferme una temporada de paperas y deje de ir, cuando regrese habian cambiado los carriles pero en mi increiblemente sabiduria de una niña de como 8 años dije que si sabia nada obviamente no sabía, pues como resultado me estaba ahogando y recuerdo voltear a las gradas y ver a mi mamá bien feliz de la vida platicando con una señora, igual que tu solo sentí la mano salvadora, pero definitivamente las malas experiencias siempre son las que nos dejan más marcados
Algo muy parecido me paso a mi cuando tenia aproximandamente la misma edad, solo que mi historia seria en las playas de ensenada, bueno cerca. Casi me lleva la ola, si no es por una amiga que iba que se encontraba en la piedra no me quedo, yo baje de la piedra y en eso llego la ola y me llevo un pequeño tramo. Y en mi caso, nadie se dio cuenta mas que ella y nadie nos cree que la ola me llevaba, pues eramos muy pequeñas para ello.
Probablemente fue en el año de 1995, cuando tenía 6 años, recuerdo que vivía en una casa de 3 cuartos, donde vivían mis padres, mis 3 hermanos y 3 de mis primos. Era una casa ubicada en una de las colonias cercanas a la zona centro de Tijuana, era de color gris por fuera y por dentro era de color blanco. En ese tiempo mis papas trabajaban durante la noche y en el día se la pasaban descansando y durmiendo, por lo que solo los veía por un corto periodo de tiempo antes de que se fueran a trabajar. Recuerdo que no teníamos mucho dinero, por lo que no podían comprar muchas cosas que no fueran necesarias, en mi caso no me podían comprar juguetes, a excepción de algunos viejos carritos que compartía con mi hermano Manuel quien tenía 13 años. En ese entonces me gustaba mucho ver caricaturas de superhéroes, Batman, Superman, el Hombre Araña, etc. Por lo que deseaba tener un traje de alguno de esos superhéroes, pero debido a la situación económica de mi familia era algo que no podía obtener. Mi hermano un día junto varias bolsas de la entonces tienda Dorian´s o Dax, no estoy seguro de cual era, pero, dichas bolsas tenían varias franjas de diferentes colores, azul, amarillo, negro, verde, rojo, lo que mi hermano hizo fue recortar las franjas de varias bolsas y después las junto por colores, una vez que tenia suficientes las pego e hizo varios antifaces de cada uno de los colores, los cuales compartió conmigo para uso en nuestros juegos como supuestos superhéroes. Nunca he olvidado que ese día lo disfrute mucho, en especial porque mi hermano siempre jugaba conmigo y compartía los juguetes que tenía. Inclusive en la actualidad aun mantenemos esa fraternidad y cariño de hermanos, y siempre ha estado conmigo en los momentos difíciles que he pasado.
Interesante la descripción compañero; me gusta que primero planteas el contexto y después hablas sobre lo relevante de tu recuerdo. Incluso hasta me conmovió…!
Que bonita historia, me identifico mucho con ella pues yo tambien tengo una hermana (gemela) con quien comparto todo ella ha estado en todos los momentos importantes en mi vida, dificiles y alegres y se lo que es poder compartir con alguien cosas tan especiales.
Me gustó mucho tu recuerdo. Me identifico contigo, pues soy la hermana mayor de 3 y siempre veo por mis hermanos y trato de satisfacerlos en lo que puedo y desean, y el que ellos valoren lo que haces es muy grato. Al igual que uno valora lo de ellos.
Tu historia me hizo recordar una muñeca de trapo que hice según yo, como a los 8 años, era mi muñeca favorita, dormía con ella, según era mi mejor amiga, son sencilleces que te hacen feliz.
La mayoría de las veces cuando me piden recordar algún momento de mi infancia, me cuesta trabajo rememorar o tal vez será que no quiero acordarme de ello y la verdad no sé porque, si mi infancia en realidad fue muy linda, bueno como todos alguna vez pasamos momentos no tan buenos, pero son de esos momentos de los que se aprende. Pero uno de los recuerdos que tengo muy presente, y es así porque tengo fotos y curiosamente las acabo de revisar hace unos días, es un festival de la primavera del kínder, como es costumbre en esa fecha todos teníamos que llevar disfraces de algún animal o flor.
Y a mi mamá se le ocurrió disfrazarme de mariposa y todo estaba bien, yo me imaginaba un disfraz como el de cualquier otra compañera pero oh! Sorpresa, no sé de donde se le ocurrió a mi mamá hacer una mariposa con sarampión, claro que no parecía mariposa, mi cara llena de puntos rojos, una blusa blanca de la más sencilla y una falda rosa de papel crepe, sin alas ni nada. Recuerdo que ese día yo me enoje mucho porque se burlaron de mí y hasta en la foto que me tomaron ese día salgo molestas, todos mis compañeros muy bien arreglados y yo no. Cuando veo esas fotos ahora me da risa.
me senti identificada contigo, sólo que a mi me vistieron en la primaria de payaso marimacho, con ropa de mi tío y la más fea peluca de colores, y si se siente feo, hasta que entendí que no había para más y era eso o que me pusieran cero en artísticas.
Gabriela Lara Pedraza- 551
Tal vez no sea el más lejano pero es el primero en la lista de mi infancia de 5 años. Mi madre solo me inscribió a último año de Kínder. Como mi mamá trabajaba tiempo completo, a veces horas extras para mantenernos económicamente a mis hermanos y a mí, la mayoría de las veces se levantaba tarde para llevarme a la escuela.
“A las prisas” me peinaba, me vestía, me daba una fruta para comer en el camino y salíamos corriendo, regularmente llegábamos de 5 a 15 min. tarde. En el Kínder al que yo asistía, siempre cerraban la puerta principal a las 7:55 en punto, ya que las clases empezaban a las 8.
Cuando llegábamos estaba cerrado, pero teníamos una entrada opcional y secreta, como era pequeña y flaquita cavia entre los barrotes de la cerca.
Sumiendo la panza y con cuidado en no atorar mi cabeza, entraba por atrás del Kínder, mi mamá me daba un beso, me recordaba que tenia q cuidarme etc y me daba la lonchera, se despedía por que se iba al trabajo. Yo me colaba al salón siempre…sentía que era una agente secreta, porque no tenía que ser vista por algún profesor, menos por la directora porque regañaba a mi mamá. Pasaba por el baño, por atrás de los salones hasta llegar al mío el de la esquina. Finalmente volteaba a la cerca para despedirme con señas de mi mamá.
Me siento muy feliz al recordar esto, aunque creo que aun sigo colándome a los salones si llego tarde a la primera hora jaja.
Jajaja
Ay me fascinó tu historia. Yo estoy obsesionada con la puntualidad, creo por la herencia de mi madre, ella nunca llega tarde a nada.
No cabe duda de que todo lo heredamos de ellas 🙂
Tengo que empezar diciendo que tengo un hermano más grande que yo por tres años, el cual se la pasaba contándome historia de terror, por lo que siempre he sido muy miedosa. El recuerdo es de mi fiesta de cumpleaños, número cinco, mi madre decidió que fuera de Blanca Nieves una princesa que a mi casi no me gustaba, compro todo de esa muñeca incluso me vistió igual hasta tenía el mismo corte del cabello.
En la fiesta recuerdo que le hice un berrinche a mi mamá, porque me quería quitar el vestido, para andar corriendo y jugando, pero no me dejo, mi prima y mis dos mejores amigos decidieron quedarse a jugar con migo, por lo que nos pusimos cerca de la entrada al patio y un poco apartado de los demás, era un juego con el que mi hermano me había asustado (pero a nosotros nos gustaba la mala vida), se trataba de hacer una cruz con los lápices, los amarras con un hilo invisible, y sientes como se quedan pegados, en el momento que yo sostenía los lápices, llega un payaso, preguntándole a un tío “dónde está Michelle”, al parecer de los cuatro fui la única que se dio cuenta, y en ese entonces, yo les tenía mucho miedo a los payasos, por lo que al verlo y sobre todo escuchar que preguntaba por mí, grite, avente los lápices y me levante, (todo al mismo tiempo), en eso dice el payaso con sarcasmo el cual yo no comprendí “ha ya sé dónde está”, ese comentario me asusto más por lo que salí corriendo, mis amigos al verme salieron corriendo junto con migo, pensando que era algo relacionado con el juego, nos encerramos en mi cuarto hasta que llego mi papá y me dijo que los payasos eran personas buenas y me convenció de salir y poder acercarme.
Hay Michelle yo opino que debiste contar la del «chonguito» esta tan cómica y es inevitable imaginarte a esa edad. Bueno, esta como todas tus historias de pequeña me hacen agradecer el no tener viviendo conmigo a un hermano mayor, porque no se que hubiera sido de mi, pero a la vez hubiera sido tan divertido.
Cuando era más pequeña aproximadamente a la edad de 8 años recuerdo que vivía con mi abuela y cerca de su casa, como a unas 4 cuadras, había un parque donde en el centro estaba un kiosco y al lado de este se encontraba una pequeña escuela de deportes donde daban clases de ballet, taekwondo y aerobics. Una noche mi abuela nos comentó a mi hermano y a mí que le gustaría inscribirnos en clases de taekwondo, según ella para aprender a defendernos, así que al día siguiente nos levantó muy temprano para ir a las clases. Al entrar a la escuela mi abuelita pagó una inscripción y ese mismo día nos quedamos a la primera clase.
Al comenzar el profesor se presentó y nosotros tuvimos que saludarlo juntando nuestras manos rectas e inclinando la parte superior de nuestro cuerpo al tiempo que decíamos un saludo en otro idioma, después empezamos a correr unos tras otros alrededor del cuarto donde tomábamos la clase, luego de esto vino lo más emocionante, el maestro se puso frente a nosotros y tuvimos que hacer actividades como tirar distintos tipos de golpes de los cuales mi favorito fue el gancho; también el maestro nos enseñó a tirar patadas, y la que más me gustó fue en la que tuvimos que poner las manos en posición de ataque, el cuerpo de perfil y tirar una patada con la pierna recta, me gustó mucho hacer eso porque al momento de tirar la patada perdí el equilibrio y me fui de lado. Después de esta actividad el profesor nos puso a pelear unos con otros, sin embargo esta fue la peor parte para mí pues otra niña más grande me ganó porque fui muy lenta. Para finalizar la clase el maestro nos puso a correr igual que al principio pero la diferencia fue que tuvimos que saltar un palo que él sostenía de forma horizontal. Recuerdo que en esa primera clase cuando estábamos ya para terminar, mi hermano no alcanzó a saltar el palo por lo que cayó al piso y luego empezó a llorar. Al terminar mi abuela pasó por nosotros y nos fuimos a la casa, donde mi hermano le contó lo sucedido y ella se enojó mucho, y nos dijo que iba a ir a hablar con el profesor para que se pusiera con alguien de su tamaño…
Eramos, en ese entonces, mis papás, mi hermana y yo. Recuerdo que cuando tenía como cuatro años, estabamos economicamente mal en casa, por lo que casi no teniamos para comer. La casa estába conformada por 1 cuarto, la sala el baño y la cocina.
Un día llegó mi abuelo, se estacionó y llegó a la sala y le dijo a mi mamá que si le hacia algo para comer, en eso ella le contesta que ahorita le haria unos huevos. Como mi abuelo era fanático de los chiles rellenos, le pidío que si le hacía eso, a lo que mi mamá respondío, deje voy a comprarlo. Ahorita regreso. En eso mi abuelo atravesó la sala y el cuarto y llegó a la cocina, y abrío el refrigerador y vió que no teniamos más que huevos y otras cosas. Se levantó y dijo, ahorita regreso.
A su regreso, llegó con muchas bolsas de mandado y emocionadas mi hermana y yo buscabamos entre ellas, mientras mi mamá lo acomodaba en el refrigerador. En eso yo no ví cajas de cereal, por lo, lo primero que hice fue decirle: » Abuelo no trajo confleis» y salí llorando. En eso mi abuelo se va y regresa con 4 cajas, solo por complacer a su nieta y yo bien contanta.
Cuando mi papá llegó de trabajar y le contaron lo que había pasado, se río y me dijo que debia conformarme con lo que tenía, que si no se podía más ni modo, que todo en la vida cambiar y como a veces se puede estar bien, a veces no se puede.
Y desde entonces, pido lo que me puede dar.
Adilene
Gracias por tener el valor de compartir con nosotros este momento de vida. Lo único que sé es que así se construye la Felicidad, con momentos tan sencillos y simples que se quedan en el corazón: «una caja de confleis». Espero que ahora no seas tan fanática de «ese» cereal con alto contenido den azúcar que se queda en las capas abdominales. Saludos y espero escucharte en el salón de clases en la sesión próxima.
aiii que linda tu historia, es de esas que tienen un hermoso final feliz. Yo siempre, desde pequeña y nadie sabe la razón, porque nadie me enseño a ser así, siempre he pedido lo que es justo, lo que necesito y lo que se que me pueden dar. Esa es una buena lección de vida.
Gua Adi esta super lindo tu recuerdo, cosas como esta son las que nos hacen fuertes en la vida y que mejor que recordarlas como algo lindo y comico. Exelente recuerdo…
Gracias a todos por sus comentarios, pero si tengo gratos recuerdos con mi abuelo que en paz descanse. y Karla, nos hayan enseñado o no, el saber valorar lo que uno tiene, nos hace mejores personas.
Bueno, la verdad yo siempre e tenido muy mala memoria, creo que mis recuerdos más cercanos son de la secundaria en adelante, pero haciendo un gran esfuerzo y apoyándome de un álbum de fotos pude recordar que de niña me gustaban mucho las muñecas, por lo que tenía una colección de ellas, tenía aproximadamente unos cuatro años cuando un día en el cuarto donde estaba la cama y un juguetero alrededor de ella, me propuse acomodar todas mis muñecas en el juguetero, lo que inició bien porque empecé a acomodarlas de abajo para arriba, pero cuando ya no había lugar en la parte de abajo, me trepé como changuito para poner acomodarlas más arriba, cuando ya casi terminaba de acomodarlas, al perecer por el exceso de peso de las muñecas y por mi peso e impulso que hacia para poder alcanzar la parte más alta del juguetero, de pronto no supe como paso pero vi que todas mis muñecas se venían para enfrente junto con el juguetero, me asusté mucho y mi primera reacción fue salir corriendo gratando como loca, se escucho un ruido y cuando llegué a la cocina donde estaba mi mamá, me preguntó que tenía y que había sido ese ruido a lo que yo le contesté que nada, fuimos al cuarto, yo temerosa de que me regañara pero al ver el juguetero sobre la cama y el regadero de muñecas lo primero que hizo fue abrazarme, aunque después me regañó advirtiéndome que no lo volviera a hacer.
Creo que soy un poco mala para retener recuerdos tan lejanos, pero tengo una excepción, quizá porque fue algo fuera de lo común para una niña de de 5 años.
Estaba en el kinder, siempre me junte con niños, me gustaba jugar carritos y a atrapadas, pero un día en el recreo no pusimos a jugar a los super heroes haha y llegaron otros niños que querían jugar a los vampiros, se levantaban los cuellos de las camisas blancas escolares y corrían atrás de los demás para asustarlos, nos integramos al juego, pero había un niño que se tomaba muy enserio el papel de vampiros, solo recuerdo que subí a la resbaladilla y al bajar oí a Oscar (no se, pero nunca olvidare ese nombre) decir, yo soy vampiro y vuelo, después de eso termino en el suelo descalabrado, desde ese día jamás lo volvía ver.
Mi recuerdo mas lejano es también de los mas borrosos que tengo
pero que lo poco que hay en mi memoria me sigue causando alegría.
Cuando tenia 4 años aprox. fui por primera vez a Disneyland con toda mi familia; mis primas y yo completamente uniformes usamos sudaderas de Mickey en color gris y viceras para cubrirnos del sol (lo recuerdo por fotos que tenemos de ese día).
Estabamos más que emocionadas y aunque no recuerdo la mayoría de los juegos, el único que quedo marcado fue The Haunted Mansion, por ser tan chicas eramos muy miedosas y mis tios querían subir así que nos metieron al juego con mentiras diciendo que Mickey saldria del techo en forma de Superman. Ya dentro del juego al ver los »fantasmas» por todos lados lo único que logré hacer fue cerrar mis ojos fuerte y apretar a mi mama lo más que pude. Al salir casi lloraba, pero con un pequeño sombrero con mi nombre grabado en la parte trasera, mi mama (inteligentemente) me pudo callar.
Después de Disney, nos hospedamos en un hotel cerca de allí y lo que nunca nunca sale de mi cabeza es el despertar en un cuarto completamente blanco y mirar un Microwave del mismo color (no se porqué es lo que mas se quedo grabado en mí). Pero despertar así fue tan tranquilo y relajante, que cada vez que despierto busco ese tipo de sensación y aunque no siempre lo logro, cuando sucede es realmente extraordinario.
cuando estaba en la primaria, mi mama me bañaba por las mañanas y despues me ponia mi uniforme para poder llevarme,
un dia de tantos como siempre me baño y me puso el uniforme, pero yo tenia mucho frio y le queria decir pero me daba miedo que me dijiera algo o me pegara,( no se por que sentia eso) ya una ves que estaba cambiada me dijo que me fuera a desayunar cereal, por que ya era muy tarde le dije a mi mamà ya que ibamos de salida que no me habia puesto unos calsonsitos y que por eso tenia mucho frio. y se empezó a reir y reir mucho.
Nunca me había puesto a pensar en esto, pero ahora que hago el esfuerzo de recordar vienen a mi mente muchísimos recuerdos, son tantos que me es difícil recordar con exactitud cuál es el más lejano.
Tal vez el más lejano es uno que tiene que ver con mi abuela: yo tenía (probablemente) tres años, me acuerdo que me gustaba caminar por un pasillo que daba justo a la sala de mi casa, ahí era donde mi abuela miraba sus telenovelas. Yo jugaba con un pequeño carro rojo de cuerda, ahora creo que tenía forma de bocho, pero seguramente era otra marca, me sentaba en el final del pasillo y le daba cuerda al carro, mi abuela lo tomaba, le daba cuerda y me lo regresaba, recuerdo que así pasó bastante tiempo, (seguramente fueron no más de 10 minutos pero lo sentí una eternidad) todo estaba marchando perfectamente, yo era feliz con mi pequeño carro rojo de cuerda,hasta que llegó mi maestro de piano y todo lo divertido del carro se acabó, fue en ese momento en que mi amor por el piano se esfumó.
Creo que tenia cuatro años o poco mas, mi hermana acaba de llegar del kinder, ella es un año mayor que yo. Mi mamá nos había comprado dulces y jugo al salir mi hermana del kinder, en una tienda cercana y después de que comiéramos nos los daría, entonces muy obligadas, mas yo en realidad, nos comimos casi todo lo que nos dio, cosa que fue un tremendo esfuerzo para mi, porque yo regularmente comía como pajarito, muy poquito y muy despacio, lo contrario de mi hermana. Pero como yo quería dulces, hice un gran esfuerzo por comer un poco mas de lo normal, sin embargo fue algo frustrarte porque mi hermana termino rápido su comida y mi mamá le dio sus dulces y su jugo y ella muy contenta se sentó frente a la televisión a ver las caricaturas, degustando sus dulces, mientras yo me veía obligada, casi atada a la barra de la cocina comiendo esa extraña comida que mi mamá repetía y una y otra vez era buena para mi salud pero que a mi no me sabia a lo que ella decía, y no podía huir, no porque no quisiera, sino porque el piso queda lejos de mis pies y mi madre amenazaba con no bajarme hasta que terminara la comida, por ello tuve que hacerle caso y comer y comer. Rato después, cuando mi hermana tenia la mitad de sus dulces y las caricaturas estaban llegando a su fin, yo estaba por terminar mi comida y mi madre seguía ahí paciente esperando el momento, viéndome disfrutar cada cucharada de comida, hasta que termine y de inmediato alce los brazos en señal de «ya puedo bajar mami», y así fue como mi tortura termino, desesperada corrí hacia el otro lado de la barra cuando me puso en el suelo y jalándola a ella le pedía mis dulces y mi jugo, pero mi hermana se encontraba ya esperándome para ir a jugar, y nose como y de que manera me convenció pero fui con ella al patio a jugar, ella me paseaba en el triciclo rojo que había llegado a la casa cuando nuestro hermano de 7 años había nacido y que aun se conservaba en perfecto estado por el poco uso que le había dado. Yo iba en la parte de atrás de triciclo, riendo por el aire que me daba en la cara mientras mi hermana daba vueltas y vueltas, agarrada de sus hombros y de pie sobre el triciclo había olvidado los dulces, hasta que mi hermana topo con una piedra, yo perdí el equilibrio y termine siendo arrastrada por el triciclo, que mi hermana seguía manejando como si yo estuviera aun de pie y reía y reía y yo me raspaba y me raspa, pero no encontraba la manera de zafarme, hasta que mi mamá salio y al verme grito, «Kenia, tu hermanita, se esta golpeando» y mi hermana en ese instante voltio a verme. Corrió mi mamá a levantarme y entro cargándome a la casa, mi hermana de tras de ella diciendo a gritos que ella no había querido lastimarme y llorando porque «la niña estaba pequeña y le dolía su cortada» yo si llore pero cuando mi mamá limpio mis raspones, pero al final contenta quede por que me dieron mi dulces y mi jugo, acostada en la cama, mi hermana me acariciaba el cabello y veíamos la película que tanto nos gustaba.
El recuerdo ( o los recuerdos) más antiguos que tengo son cuando me quedaba en las tardes en casa de mis padrinos, creo que tenía como 4 ó 5 años. La casa era muy chica, pero estaba en un terreno muy grande, y las casas de alrededor no tenían cercas o algo similar, por lo que podías pasar a las otras casas sin problema. Solía quedarme en 2 partes jugando, dentro de la casa en un jardín donde tienen una gran cantidad de animales, desde cuyos, conejos y gallos, hasta un pequeño pozo hecho de piedra con peces. En el terreno sin casa hay un árbol que parece tener más de 60 años, me la pasaba dando vueltas en una moto power wheels, hay podía pasar el tiempo dando vueltas o escondiéndome en los matorrales que había alrededor y jugando con los vecinos.
Recuerdo que cuando tenía 5 años y me encontraba en el jardín de niños, algunos recreos me ponía supuestamente a platicar con un niño y digo supuestamente porque en realidad ni siquiera hablábamos ya que solamente nos sentábamos en unas bancas que se encontraban cerca de los columpios y nos mirábamos y sonreíamos sin razón alguna. Una tarde mientras me encontraba en el salón de clases una compañera de nombre Julia, se acercó a mi mesa de trabajo y me dijo que ella me podía hacer citas para platicar con el niño del otro salón, y yo pues como ni siquiera le hablaba a mi compañero pues acepté.
Así pasaron los día y nunca tuve ninguna supuesta cita, ya que mi compañera Julia siempre me decía “Hoy no pude arreglarte una cita, porque tu mamá va a venir a la escuela y no quiero que te regañe” y yo pues asustada le decía que mejor otro día pues no quería que mi mamá se diera cuenta. Y así día tras día mi compañera seguía diciéndome lo mismo, y aunque mi mamá jamás iba a la escuela yo le seguía creyendo e inclusive estaba a punto de preguntarle a mi mamá si era cierto que durante el recreo iba a ir a la escuela pero nunca me anime porque sentía que me descubriría.
Después de un tiempo me di cuenta que mi compañera solamente me estaba engañando y mintiendo para arruinar mi relación amorosa xD
haha que chistoso, he ahí la ingenuidad de algunos niños y la viveza de otros:) íbamos en el mismo kinder, por eso me es más fácil ubicarme dentro de el.
Mi historia es chistosa, al menos para mí ahora que la recuerdo. Me paso un día de aquellos del año 1995, tenia 4 años; en ese entonces no vivía en Tijuana, sino en Aguascalientes, mi casa era chiquita y tenia mucho pasto enfrente y estaba ubicada en un fraccionamiento súper tranquilo donde los vecinos dejaban salir a sus hijos a jugar a la calle sin temor de que nos robaran o algo parecido. Bueno, lo chistoso de todo esto es que yo de niña era la persona más tímida de todo Aguascalientes, lo contrario de ahora, mi mamá siempre me decía: » Ser tan vergonzosa no es bueno», era demasiado cohibida, y por lo mismo todos los días me mandaba a la tienda a mi sola, según ella para alistarme para la vida, porque hasta para comprar dulces (paletas gudupops) me ponía roja.
Ese día como todos los días fui corriendo a la tienda de enfrente, recuerdo que mi mamá se quedo parada en el jardincito viéndome como cruzaba la calle. Yo traía 3 pesos en la mano, entré a la tienda, compre cerillos y salí realizada con la frente en alto viendo a mi mamá desde lejos, era fantástico para mí comprar ,porque sentía que mi mamá se enorgullecía; caminaba con mi sonrisota cuando de repente escucho que la vecina grita: »SIMBAAAAAAA», sí, era el perro boxer más enorme de toda la colonia que venía a toda velocidad atrás de mi , yo reaccione y mi instinto de supervivencia fue correr cerrando los ojos en línea recta, mientras escuchaba entre risas y gritos de mi mamá que decía, ¡Priscilla párate, solo quiere jugar!(obviamente no te paras cuando sabes que una bestia del doble de tu peso babea por tu carne), y seguí a corriendo. Después de eso solo recuerdo que me elevé, era mi mama que me había cargado para salvarme porque yo casi me estampo con un carro al ir con los ojos cerrados. Cuando los abrí, solo recuerdo que entre llanto le dije, “ese león me quería comer y tu te estabas riendo”r,r
Mi recuerdo más lejano fue cuando yo tenía como 3 o 4 años, mi imaginación era demasiada. Recuerdo cómo alguna vez estaba viendo una película, ahora estoy segura que era la de Mary Poppins y me encantaba cuando la señora salía volando en su paraguas, me emocioné tanto que cuando se acabó la película, fui a mi cuarto y lo siguiente fue dramatizar la película. Empecé a recoger la cobijas, todos los muñecos de peluche que encontré y el colchón de mi pequeña cama hacia el centro de mi cuarto y cuando volteo a ver de donde emprender mi vuelo junto con un paraguas, decidí subirme al closet que hasta la fecha lo sigo viendo muy alto, subí y cuando estaba hasta arriba pensé en aventarme, me dió miedo pero estaba a la vez muy emocionada, cuando por fin me aventé me encantó tanto que volví a hacerlo cuantas veces pude ese día, después lo seguí haciendo casi todos los días, hasta que un día mi mamá llega a mi cuarto y se da cuenta que estaba allá arriba, se asustó tanto, pero cuando caí a las cobijas y empecé a reírme, me acuerdo como ella también empezó a reírse. Ahora siempre nos acordamos de la gran imaginación que yo siempre tuve y de las mil y una travesuras que hice cuando yo era niña.
Buenas tardes… 😀
Mi primer recuerdo de la infancia… del mas lejano que me acuerdo es el de hacerle una broma a mi mama.
Estabamos comiendo toda la familia, tenia como 3 años y estaba un mi banquito, mi hermano y yo fuimos los ultimos en terminar de comer, el es 3 años mayor que yo y siempre tenia ideas para hacer bromas, segun nosotros (mi hermano y yo) ibamos engañar a mi mama, el ocupaba de mi ayuda entonces lo hice (el decia que hicieramos algo y yo siempre decia si a todo) consistia en que el iba a finjir su muerte y que yo iba a correr toda asustada con mi mama a decirle la tragica noticia, entonces sucedio, el se tiro al piso y yo gritando mama mama mama!!!!! Ruben se esta muriendo!!!!!! mi mama obviamente sale corriendo de la cocina, fue al comedor y lo vio en el piso, mi mama casi casi se moria ahi, mi hermano no aguanto y se empezo a reir por consecuencia yo tambien y mi mama estaba mas enojada que nunca, nos dio una regañisa y nos prohibio volverle a hacer bromas.
Realmente no recuerdo tantas cosas de mi infancia, tengo imagenes muy vagas de ellos, pero ese momento si fue inolvidable para nosotros, como otros tantos que vivi con mis hermanos.
El recuerdo mas lejano que tengo (aunque algunos no lo crean) me sucedió cuando tenia entre un año o dos, y solo son pedazos de recuerdo es decir pequeños momentos del mismo acontecimiento. Bueno para empezar a mi madre en aquel entonces le gustaba tener pequeñas macetas donde metía flores, y arreglos pequeños, (como de esos que parecen de ´´mentiritas´´), recuerdo que yo me encontraba en el patio (jardín, el único que recuerdo haber tenido), en una andadera y que usaba un playera blanca, después recuerdo haber visto algo pequeño dentro de una maceta, era verde y se veía muy bello, aunque lo intentaba tomar no podía pues se encontraba en un lugar un poco mas alto del que yo podía alcanzar, aun y cuando ese lugar parecía no estar a mi alcance, logre lo que buscaba y obtuve esa preciada ´´macetita´´ que contenía algo, que a mi parecer era bello. Momentos después solo recuerdo llantos de mi parte y mi madre corriendo hacia a mi.
Años después entendí que aquella ´´macetita´´ tenia un pequeño ´´nopalito´´de esos que tienen muchas espinas (demasiadas para saber cuantas) y que yo lo había agarrado con mucha fuerza y obviamente me había espinado, de este recuerdo les puedo decir que durante mucho tiempo me desagrado el color verde, por supuesto odio los nopales (mas si son chiquitos) y que me quitaron aquellas ´´espinitas´´ de las manos con chicles, ya que eran tan pequeñas que no se podían sacar con pinzas solo por medio de chicles que hacían que las espinas se pegaran en estos. FIN
Cuando tenía alrededor de 5 años tenía una tortuguita que se llamaba “Tom”, mis vecinitos siempre iban a mi casa a verla porque era “la novedad” en la privada, así que un día fui a la casa de mis vecinitos (de la casa de al lado) a jugar y Juanito (de mi misma edad) me pidió de favor que me llevara la tortuga para jugar con ella y así lo hice. La pusimos en el lavabo de su baño y le pusimos agua, jugamos con ella por unos minutos, pero después nos aburrimos y nos fuimos a ver la televisión; después de varias horas decidí irme a mi casa, así que subí las escaleras y llegué al baño para recoger a mi tortuga. El lavabo tenía una coladera sin rejilla, era de las que tenían un tapón de hule con una cadenita, cuando llegué el lavabo estaba destapado y no tenía agua, ni a mi tortuga. Pensé que alguien la había cambiado de lugar, entonces le pregunté a los demás si la habían visto…resultó que el hermano mayor se lavó las manos y destapó el lavabo sin ver a la tortuga, por lo que ésta se fue por la coladera. Fue un momento algo dramático para mi niñez, la mamá de mis vecinos trataba de sacarla con una cuchara, pero no la veía. La señora se sintió tan culpable que me regaló 2 tortugas nuevas, con su casita de plástico y con una palmerita.
Fue hace diecisiete años, cuando apenas tenia cinco. Vivia en ese entonces en un departamento de dos recamaras en la colonia El Lago. Mi madre, aseaba la casa, mientras mi prima, Alma, cuatro años mayor que yo, mi hermana Jocelyn, tres años menor y yo jugabamos a las barbies. Recuerdo que solo teniamos un ken en ese entonces, y mi prima y yo lo peleabamos mucho. Mi hermana muy pequeña, no entendia la diferencia entre una mona y un mono, asi que a ella le dabamos la mas fea. Alma y yo siempre queriamos las mismas cosas, peleabamos todo el tiempo que ella iba a nuestra casa. Con mis juguetes nunca fui egoista, pero el ken no lo prestaba. Tome mis muñecas, y mi ken desde luego, y me fui al cuarto de mi madre a jugar. A los minutos entra mi hermana Jocelyn, y me dice tello fubar (quiero jugar), y jugamos. Mi prima se asoma al cuarto y me pide jugar tambien, pero yo no quise jugar con ella. Un rato despues le habla a Jocelyn y la empieza a cuquear con fruta, y yo me quede sola. No se cuanto tiempo mas estuve jugando hasta que me aburri. Sali del cuarto de mi madre y en eso veo que mi hermana trae un cepillo en la mano, se da la vuelta hacia mi y con toda la viada hacia atras, donde se encontraba mi prima con la bocota abierta, gritandole, pegale, pegale, arroja el cepillo y le rompe el diente incisivo central del maxilar inferior, de momento no lloro, pero yo si me burle mucho, tengo muy presente justo ese instante en el que sono el fregazo. Una vez que se vio en el espejo y vio que se le habia quebrado el diente, fue cuando lloro. Hasta la fecha tiene ese hueco, ya que como no se lo atendio en muchos años la dentadura se le fue cerrando y no le quedo el espacio suficiente para ponerse otro diente. Ahora mi prima se rie de modo que no se le vea ningun diente del maxilar inferior.
Tengo un recuerdo de mi graduación del kinder cuando tenia unos 6 años, donde sales en el típico bailable disfrazada con un traje que te avergüenza hoy en día cuando vez las fotos. Primero me tuve que levantar muy temprano porque la graduación era en la Casa de la Cultura Tijuana y estaba algo lejos de mi casa, mis papas y mi hermana fueron conmigo y nos fuimos en el carro de mi papá que parecía una lancha azul marino. Al llegar como yo tenia que bailar estuve con mis compañeros en un salón de baile con unos espejos grandes y una alfombra que la verdad estaba medio fea. Estuvimos como media hora sentados todos los niños con nuestros trajes de primavera, yo era una flor morada, mi traje era un leotardo con medias verdes y un pedazo enorme y redondo de cartón en la cabeza que mi mamá había hecho con papel de china morado y amarillo para que pareciera una flor, que además tenia que sostener esa cosa con mis manos porque estaba algo pesada.
Media hora parece poco pero para ser una niña de 6 años me pareció una eternidad, por fin salimos a bailar al teatro y al terminar me tomaron una foto con una cara que reflejaba mi felicidad por cargar el peso de mis pétalos de flor. Después de bailar todos los graduados salimos con nuestro uniforme bien planchadito una falda blanca escolar, un cinto color papaya, una corona de flores y mi blusa blanca. Antes de irnos nos tomamos la foto familiar en las puertas de la Casa de la Cultura con mi diploma en las manos. Obvio yo estaba esperando mi premio de graduación: fue entonces cuando salimos al estacionamiento y yo no veía que mis papas me hubieran comprado algo, lo cual no me hacia muy feliz.
Estábamos parados afuera del carro y mi papá me dijo: ¡¡Cierra los ojos te tengo una sorpresa!! Yo muy emocionada me tape los ojos con las manos y ¡¡¡Tómala!!! Estaba parada muy cerca de la puerta del carro y mi papá me dio un buen golpe cuando la abrió, por lo que obviamente empecé a llorar porque si que me dolió, se arruino la sorpresa que me tenían y me gane un cuerno en la frente. Mi papá aun así me dio la típica estatua de yeso de la niña con toga que se acaba de graduar. Esa ha sido la única vez que lloré en una graduación y no fue porque ya no vería a mis amigos o cosas así por la que todos lloran, sino porque mi papá me había dejado un cuerno por pegarme con la puerta del carro.
El recuerdo más lejano, es cuando tenía aproximadamente 2 o 3 años de edad, estaba en el parque con mi papá, ya era tarde; yo estaba saltando sobre el juego del bebeleche (o avioncito) que estaba pintado sobre el cemento, (aunque no sabía jugar, solo saltaba sobre los números), en eso comencé a correr detrás de mi papá, que se fue corriendo hacia lo que parecía una especie de laberinto, eran como paredes en forma de triangulo y con colores pastel; lo seguí hasta ahí, y cuando entre al laberinto no encontraba a mi papá, por mas que corría no lo veía, creo que me sentía un poco asustada, y entonces escuche una voz que me grito: «isa», y de inmediato gire, y estaba mi papá con una cámara, que en cuanto lo mire me tomo una foto y solo recuerdo que vi el flash y corrí a abrazarlo.
Un recuerdo que tengo muy claro es de cuando yo tenía 6 años e iba al kínder. Debido a que mi mamá era maestra de primaria y la escuela en la que daba clases estaba a dos cuadras del kínder yo tenía que irme con ella a las 8am (hora en que ella empezaba a trabajar) a pesar de que mi hora de entrada era a las 9. Como ella no podía estar saliendo del trabajo todos los días para llevarme al kínder, ni yo podía estar con ella en sus clases porque la distraía hizo un acuerdo con una señora para que de 8 a 9 me llevara a su casa, después a mis clases, a las 12 fuera por mí y me volviera a llevar a la primaria ya que mi mamá salía de trabajar a las 12:30. El día en cuestión la señora le dijo a mi mamá que tenía algo que hacer al medio día y que no iba a poder ir por mí a lo que mi mamá le dijo que estaba bien y que ella iría a recogerme. Las actividades en el kínder transcurrieron normalmente y a la hora de salida, como era de costumbre, todas las mamás ya estaban esperando a sus hijos y se iban yendo por lo cual la escuela siempre se vaciaba rápidamente pero después de varios minutos en los que solamente quedábamos mi maestra y yo comencé a llorar porque se habían olvidado de ir por mí, la maestra trataba de distraerme y hacerme reír pero yo no dejaba de llorar porque pesaba que mi mamá me había abandonado y que nunca iría por mí. Aproximadamente a las 12:20 llegaron dos alumnos de mi mamá que fueron a recogerme y llevarme a la primaria por encargo de ella, la maestra les agradeció pero los hizo esperar un momento más para entregarles un citatorio que tenían que darle a mi mamá.
Aunque 20 minutos no es tanto tiempo, para mí a los 6 años fue una eternidad, recuerdo que mi mamá se disculpó mil y un veces conmigo y que al día siguiente que tuvo que ir al kínder mi maestra le dio un fuerte llamado de atención.
Se me vienen muchas imágenes a mi mente ahora que intento explicar sólo una, pero la que mejor recuerdo es una de esas típicas veces que quería ir al trabajo de mi mamá (cuando no sabía lo que era eso), tenía aproximadamente 5 años y quería que mi mamá me comprara una nieve de limón, pero como era su hora de trabajo y estaba muy ocupada no me hacía caso, entonces de la desesperación voltié a mi alrededor y miré a una muchacha que también trabajaba ahí, sentada tranquila en su escritorio viéndome como hacía berrinche, recuerdo que la vi con mucho odio y le dije -«Ya ponte a trabajar no seas huevona»…
Ellas sabían que era porque estaba enojada y se comenzaron a reír, me acuerdo que la muchacha por si fuera poco me llevó a comprarme mi nieve, así que en pocas palabras me salí con la mía.
Uno de los recuerdos más lejanos que tengo es uno que me ocurrió cuando tenía 6 años, el cual sucedió cuando me levante temprano para ayudar a mi padre a darle comida al poco ganado que mi abuelo y el tenían. Una ligera caminata de la casa a los corrales, donde atravesábamos los arboles de duraznos, mangos, guayabos, naranjas, entre otros árboles que hacían en nuestra parcela. Después de cruzar por los árboles, pasamos al monte desértico típico de mi pueblo, y a unos cuantos metros se encontraba el corral.
Llegamos mi padre y yo al corral, allí se encontraban algunas vacas, entre ellas una pequeña cría, aún era bonita, tenía un color rojizo que me llamó la atención y después de poner agua en la pequeña pila para que tomaran agua las vacas, decidí acercarme para tocar al pequeño becerro.
Brinque la pila y camine hacia ella tratando de no asustarla y no pisar ninguna de las gracias fecales. Estaba a unos escasos pasos de tocar al becerro, tenía toda la confianza y seguridad como un pequeño vaquero. Estire mi brazo y le toque parte de la pierna trasera, cuando de pronto giró su cabeza, me miró y como todo animal amenazado se defendió dándome una patada en mi estómago.
Desperté en mi cama un poco confundido por lo sucedido y poco después me cuentan que el becerro, ese que consideraba inofensivo, me golpeó en el estómago y caí desmayado una hora. Pasaron algunos días y nuevamente trate de tocar a la cría, pero esta vez ya no sucedió nada malo. Este es uno de los recuerdos que tengo y que creo es el más lejano que tengo, algo bueno recordar esos tiempos, y las tragedias de cierta forma son los más difíciles de olvidar, pero que ahora es divertido recordarlos.
Un recuerdo antiguo?? Bueno, el más antiguo que tengo es de cuando tenía como 9 años. A esa edad era muy normal que mi familia y amigos me molestaran diciéndome que tenía dientes de conejo, aunque realmente a mi no me molestaba porque me gustaban mis dientes, y sí parecían de conejo, los dos dientes frontales eran realmente grandes y estaban derechos y blancos. Recuerdo que siempre al lavarme los dientes los miraba en el espejo y me gustaban. Pues un día estaba en casa de la abuela (típico) jugando con mis primos y andábamos corriendo por el patio de la casa, el cuál estaba forrado en pavimento. Pues al ir corriendo di vuelta muy rápido y mi pie resbaló, haciéndome caer, el problema fue que aun no entiendo como paso, pero caí de dientes en el cemento, y ambos se quebraron un poco, uno mas que el otro, y desde ese día dejé de tener dientes bonitos. Nunca le dije a mis papas ni a nadie, me levante rápido y me senté en el suelo como si nada hubiera pasado, antes de que me viera alguien. Eso sí, no podía ni llorar del golpe que me había dado, porque fue un impacto que hizo que mi cabeza se quedara en pausa, no sabia ni que hacer, el dolor llegaba de dientes a cerebro. Mis dientes…
El recuerdo màs lejano que tengo es de los 4 años, estaba en segundo de kinder en una escuela de monjas y yo era la niña ejemplo del salòn por lo que la maestra me mandò con la directora para un asunto.. los niños de primaria estaban en recreo y pasè como pude por en medio de todos hasta llegar a la direcciòn, hice lo que la profe pidiò y me regresè pero al regresar unos niños estaban jugando futbol entonces al voltear veo a muchos compañeros mucho màs grandes que yo que vienen hacia mi con todo y pelota, por querer agarrarla dos de ellos me avientan y caigo totalmente acostada, no poco a poco, sino vilmente estirada de cabeza a los pies caigo y me doy un golpazo en donde mi cabeza nomàs rebotò, todo lo vi en càmara lenta, me levantè llorando y me fui al salòn, creo que castigaron a esos niños, jamàs supe quienes eran y jamàs lo olvidarè.
Uno de los recuerdos más lejanos que tengo es de cuando tenía tres años y unos meses (eso lo sé porque le pregunte a mi mamá) y es un poco vago, pero aún así trataré de describirlo lo mejor que pueda. Recuerdo que estaba mi papá en una mesa a un lado de la puerta, en ese entonces se dedicaba a cortar moldes de cartón, y como es de costumbre siempre que trabaja está cantando, así que me acuerdo de la canción “allá en mi rancho bonito allá tengo yo un patito que cuando me mira venir el patito le hace cuak cuak, a que mis animalitos”.
Y así le seguía con una amplia lista de animales, la recuerdo bien porque me la seguía cantando unos años más. Pero volviendo al recuerdo, yo estaba debajo de la mesa donde estaba mi papá comiéndome unos tomates con sal, y cada que mi papá decía un animal yo hacía el sonido que era, hasta que quiso que le hiciera como el burro y yo no quería, por lógica él se burló de mí pero aún así no consiguió que hiciera el sonido. Ahora que recordé eso me dio curiosidad y busqué la canción para ver si existía y la respuesta fue que sí, se llama “Mi ranchito” y la canta Las Ardillitas, así que no deliré haberla escuchado.
Mi recuerdo más lejano, realmente no lo es tanto, ya que tenía alrededor de 11 años. Estaba jugando en la calle con 3 amigos a pasearnos por la calle en bicicleta, fue exactamente en el verano del 2003, el punto es, que mi bicicleta siempre era «la que iba más lento» (tal vez porque yo no era tan rápido o porque lo hacíamos en rampas y era más cansado). Un día mis amigos llegaron a visitarme. Yo no tenía intención de salir porque mi bicicleta estaba en reparación, por una llanta ponchada, entonces uno de los del grupo me invito a la tienda de la esquina y otro me ofreció llevar la bicicleta de su padre, para no perder la costumbre de ir en “bici”, recuerdo bien los detalles de la bicicleta, era de un color verde pistache y era un modelo antiguo como la bicicleta de la película de E.T. y tenía un foco frontal. En fin la bicicleta estaba de lujo y era muy veloz (más ligera) entonces ACEPTE sin pensarlo dos veces y mientras se quedaron a esperarnos el resto del grupo. Recuerdo que yo iba extremadamente RAPIDO y por primera vez iba ganando las carreritas, de repente…
…desperté en la banquita que está afuera de mi casa, todo golpeado de la cabeza y tenía fuertes raspones en mi brazo y piernas. Y todos mis amigos y mi familia me observaban muy de cerca, como si tuviera algo que decir, pues resulta que me caí de la bicicleta, porque acelere de más y la cadena se soltó y caí a media calle. Perdí 1 hora y media el conocimiento.
Fue tonto de mi parte, pero aprendí la lección y deje de usar bicicletas…
Vilalobos Perez, Teresa de Jesus/551
No tengo idea de cuantos años tenía pero lo más probable es que estaba muy chiquita. Mi casa en esa entonces era my pequeña; dos habitaciones y la cocina. Mi mamá horneaba el pan, yo veía la programación de la televisión. La navidad no tardaba en llegar porque recuerdo que estaba viendo Santa Claus en versión México? (la que trata de una familia pobre y una niña a lo más que aspira es a tener una muñeca y santa se la deja en la puerta de su casa porque los padres no pueden comprársela, ah! Pues esa)
Recuerdo esto porque no se me olvida lo que sentía cada vez que veía santa y al diablo (a parte de que fue ahí cuando los conocí). Por una parte santa me parecía tonto y me daba miedo lo gordo que estaba y so jojojojojo y, por otro el diablo que siempre hacia travesuras y daba malos consejos. En fin que lloré mucho porque no podía entender tanta bondad y tanta ¿maldad?
Mi mama solo me dijo que no creyera en ellos.
Nuestras mamás son héroes! Un día mi hermano estaba jugando con una regla de madera, de esas que tienen filo de un lado, estaba dándole vueltas con un lápiz, justo en el momento en que yo volteo en su dirección, la regla sale del lápiz y me golpea cerca del ojo. Grité del susto y mi mamá fue a ver qué pasaba. Mi hermano estaba asustado yo estaba asustada, pero mi mamá estaba desesperada! lo regañó mientras me ponía un algodón para que dejara de sangrar y mientras yo le decía que no lo regañara. Hasta la fecha tengo una pequeña cicatriz y renuencia a las reglas de madera. Me gusta ver como muchas de las anecdotas de la niñez tienen que ver con golpes, accidentes y cicatrices.
Tengo demasiados recuerdos en mi cabeza muchos buenos otros no tanto. Pero recuerdo uno en particular cuando tenía como 4 o 5 años. Mi familia y yo habíamos ido a pasar el fin de semana en Santa Ana, California, con familia que vive allá. Recuerdo que estábamos en semana santa y que ese día era domingo de Pascua y como típico día de pascua mis tíos organizaron una colecta de huevitos en su patio. El patio era demasiado grande y tenía demasiados escondites, era el lugar perfecto. Una vez que nos dieron la señal de partida todos corrimos, con nuestras canastas en mano, en busca de los tan esperados huevitos. Yo desesperado por encontrar corría de aquí para allá buscando y en eso me tope con mi padrino, quien me señaló hacía un rincón del porche de la casa, comentándome que había visto un huevo por aquel lugar. Apresurado salí corriendo hacia allá en busca del huevo, y en efectivo, estaba justo donde mi padrino había dicho. Al abrirlo, ¡Oh sorpresa! Había 20 dólares dentro del huevo, todo emocionado salí corriendo a decirle a mi mamá y mis primos se dieron cuenta, luego de mis gritos de alegría, entonces todos comenzaron a buscar huevos con dinero, incluso hasta mis propios tíos. Jajajaja. Pero en realidad todo estaba preparado, los 20 dólares los había puesto mi padrino dentro del huevo de plástico para mí. Todos mis primos terminaron todos enojados porque nadie más había encontrado un huevo con dinero. Al final mi padrino tuvo que decirles la verdad para que se les bajara el coraje, mientras yo seguía feliz porque me sentía rico.
Al pensar en mi recuerdo infantil más lejano, no pienso en aquellos breves momentos que vienen a mí como imágenes aisladas, jugar con mi hermano, bañarme en el sinc, o la primera vez que monte una bicicleta aún cuando esta experiencia la recuerdo en más de un sentido. Remontarme en el pasado me obliga a ir a mi niñez, cuando ya empezaba a preguntar cosas sobre mi misma y sobre la vida, y aún más, la relación del cuerpo y el tiempo, de la muerte y del alma, el recuerdo más arraigado en mí es cuando, ahora que puedo conceptualizarlo, tuve conciencia de mí como cuerpo, de mí encaminada a morir.
Mi familia es católica, así que frecuentaba la iglesia todos los domingos y fiestas de la parroquia. En algún momento comencé a prestar atención a las ideas sobre la muerte, la “esperanza” de resucitar como Jesucristo lo había hecho, ver a dios, ir al cielo. Así que una tarde, cuando mi mamá y yo caminábamos de regreso a casa, caminamos por la banqueta del Infonavit del Río, los edificios azules en los que quería vivir porque allí tendría muchos niños con quienes jugar, era otoño y yo trataba de caminar sobre los montones de hojas que se pegaban a las esquinas. Tomaba a mi mamá del brazo y entonces le pregunté:
-¿Todos nos vamos a morir verdad?
-Sí, todos.
-¿Y qué pasa con el cuerpo de la gente muerta?
-Ah, pues los meten en una caja, los velan y después en el panteón los entierran, y ahí se quedan y con el paso del tiempo se los comen los gusanos.
En ese momento todas mis ideas confortantes sobre resurrección y Jesucristo fueron basura. Cuando en catecismo te muestran una imagen de alguien muerto que subió al cielo, conserva su cuerpo, se cubre de blanco y a algunos les salen alas enormes y hermosas. Pero en el catecismo no te muestran la imagen de tu cuerpo putrefacto, porque de niño, al menos yo creía, que de alguna forma (mágica quizá) deberías conservar el cuerpo igual que el alma, si no, ¿por qué me mostrarían personas (con cuerpo) en el cielo?
Aún con miedo le pregunté a mi mamá:
-¿Pero se los comen todos, hasta los ojos?
Y ella, de alguna forma creyó que si preguntaba sobre la muerte era porque no me asustaba me dijo:
-Sí, cuando tú te mueras y te entierren, los gusanitos y los bichos que están bajo la tierra se van a comer tu carne y pues todo, tus ojos, tu nariz y todo. Pero no te dolerá ni te darás cuenta, porque ya estarás muerta.
La naturalidad con la que me lo dijo no me alivió. A partir de ese día le tuve miedo a la muerte, y odio a los gusanos que algún día se comerán mis ojos. Además durante algún tiempo puse en duda a mi mamá cuando me decía que no me dolería, y pensaba ¿Cómo podría saberlo si ella no se ha muerto? Después las dudas desaparecieron cuando la medicina confirmó lo que mi mamá me había dicho.
El recuerdo más lejano que tengo es de cuando tenía 4 años. Mi mamá, mi hermana y mi hermano viajamos a Guadalajara en las vacaciones de verano del 95. Estuvimos allá aproximadamente 30 días. Recuerdo que ya me quería regresar porque estaba ansiosa por entrar a un nuevo año del kínder, porque pertenecía a la escolta de la escuela. El día que veníamos de regreso, nos fuimos desde temprano al aeropuerto para evitar contratiempos, por mientras estuvimos en los lugares que hay ahí. La hora de subir al avión había llegado. Ya estábamos en el avión y a punto de despegar, cuando nos avisan que el avión estaba teniendo problemas técnicos, y no podríamos volar así, que por favor evacuáramos el avión. Todos bajamos y nos pasaron a la sala de espera. Estuvimos esperando como por 3 horas a que nos dieran alguna respuesta sobre nuestro vuelo. Recuerdo haber visto a las demás personas que volarían conmigo, y tenían expresiones de desesperación y cansancio. Después de la larga espera, nos anunciaron que ya podíamos pasar al avión, que ya estaba arreglado. Pasamos, nos acomodaron, estábamos listos para despegar, cuando del avión comienza a salir humo. De nueva cuenta, nos hicieron bajar del avión por medidas de seguridad y nos llevaron a la sala de espera. Esperamos entre 3 y 4 horas más en la sala. Ya era en la tarde-noche cuando la una de las aeromozas llegò y nos pidió de favor que abordáramos el avión, que esta vez ya no viajaríamos con la misma aerolínea, seria con otra. Esta fue la última vez que estuvimos en la sala de espera, el avión al que nos habíamos subido se encontraba en buenas condiciones, entonces no teníamos ningún inconveniente para regresar a Tijuana. Se supone que teníamos que llegar a Tijuana aún de día, y terminamos llegando a las 11:00 pm.
Yo recuerdo que cuando tenía cinco años me gustaba mucho jugar a la comidita, y buscaba plantas las cuales aparentaban ser la comida, usaba de todas las plantas que hubiera y pudiera cortar, preferentemente me gustaba la sábila, ya que podía cortarla en cuadritos y parecía más comida, que si solo picaba una hoja.
Un día le pedí permiso a mi mamá para ir a la casa de mi prima, que es mi vecina, vive a lado de mi casa, en ese entonces nuestras casas no estaban divididas, no había cerco que las separara, podía ir a cualquier hora, pero siempre solía pedirle permiso a mi mamá. Mi mamá me dio permiso y recuerdo que siempre me llevaba un cuchillo de mi casa, para poder cortar la sábila, mi prima tenía su cuchillo en su casa, mi tía no nos prestaba los suyos, el que tenía ella ya estaba destinado para nuestro juego de la comidita.
Me fui rumbo a la casa de mi prima, salude antes a mi tía que estaba ahí, mi prima tomo su cuchillo y nos fuimos a jugar.
Nos dirigimos a la parte trasera de su casa, este lugar era un patio trasero de unos 4 metros de largo a lo mucho, este tenía dos entradas, por ambos lados, siempre entrabamos del lado izquierdo, porque del derecho había unas tablas, y mi tía siempre nos decía que por ahí no nos fuéramos porque nos podíamos encajar un clavo.
Ya estábamos platicando y viendo cual planta íbamos a cortar, pero a mí me pareció un “poco más fácil”, cortar la sábila que estaba cerca de estas tablas, por lo que me acerque y sin darme cuenta estaba cerca de una madera que me llegaba a la rodilla derecha, y justo cuando caminé me encaje uno de los clavos que estaba en la tabla. Sentí un pequeño piquete y cuando mire mi rodilla para ver que me había pasado , de mi rodilla estaba saliendo sangre , un chorro de sangre exagerado, recuerdo que me fui corriendo a mi casa muy asustada, y cuando llegue , mi mamá me preguntó que me había pasado, ya le conté y recuerdo que estaba sentada con un trapito para que no me sangrara tanto, mi mamá me puso toques de violeta, y ni siquiera me regaño, aaaah no olvido que le pregunte a mi mamá si me había vacunado contra el tétano, porque era muy miedosa, y en ese entonces pensaba que si me pasaba algo así me iban a cortar la pierna.
FIN!
Mi recuerdo más lejano es a los 4 años, cuando corté mi largo cabello. En ese tiempo mi abuelita paterna me cuidaba mientras mis papás trabajaban, como era la única nieta en ese entonces, practicamente me dejaba jugar en donde yo quisiera. Ese día una de mis tías dejo la puerta de su cuarto abierta; tenía un espejo de cuerpo completo y muchos cepillos, empecé a jugar con mi cabello largo y los cepillos, hasta que dí con unas tijeras. Recuerdo que se me hizo fácil empezar a cortar en diferentes partes. Cuando termine escuché que mi abuelita me hablaba, pero cuando me asomé por las escaleras muy emocionada por que viera mi nuevo corte ella ya no estaba. Así que pasó un buen rato hasta que bajé a la cocina y vio mi travesura. Cuando mi mamá llegó de trabajar me regaño y trato de arreglar mis cortes, pero fue en vano. Y lloré mucho porque según yo así me gustaba mi cabello. Obviamente me tuvieron que llevar con un estilista para que disfrazara la trasquilada que me hice.
Recuerdo que desde muy pequeño me gustaba mucho ir a la casa de la vecina «Doña Eva»,, me gustaba mucho ir porque siempre me daba pan, dulces y cualquier clase de chucherias. Recuerdo que su esposo «Don Joaquín», un señor canozo estaba enfermo de un pie, muy fumador, que cuando iba al centro me traia dulces, ademas me decia que iba a tumbar mi casa con su carro (su carro Carmelo, asi le decia él) a lo que yo le contestaba que yo iba a aplastar su carro con la camioneta de mi papá, que su carro ya estaba bien viejito y que ya no corria nada.
Ademas me gustaba ir porque tenia muchas mascotas, ami me gustaban mucho los animales, aunque los trataba muy mal. Recuerdo que agarraba un gato de color cafe, lo agarraba y me lo llevaba arrastrando de la cola, o cuando le iba bien al gato tenia la suerte de que lo cargara, lo llevaba hasta la camioneta de mi papa, la primer camioneta que tuvo, una roja, lo aventaba a la caja y despues me subia, jugaba con él un rato y despues lo aventaba para abajo y me bajaba y seguia jugando con el pobre gato. Pero inexplicablemente el gato nunca corria, no huia de mi. Yo tenia como 3 años en aquel entonces. Y como todos tengo muchos recuedos buenos y malo, pero este es el mas lejano que tengo.
Yo me acuerdo que era un niño de apenas 5 años aproximadamente, no era muy travieso ni nada y a mí siempre me gustaba la velocidad en la bicicleta y vaya como me sucedían cosas, recuerdo que tenía una bici negra, un día se me ocurrió tomar viada desde lejos en la calle, casi dando la vuelta, me fascinaba hacer eso porque frente a mi casa la calle iba hacia abajo, es como una rampa, le di a todo lo que pude al pedal, fui bien rápido, llegue a la rampa(sentía muy suave como iba hacia abajo jaja) y enfrente había una subidita, no me acorde que había un tope ahí, de tanta viada que llevaba una vez que la bici hizo el impacto con el tope me di la vuelta dándome un buen golpe en la calle de concreto, ouch!
Recuerdo que cuando era niño me gustaba mucho jugar solo y estando una vez en el patio jugando con carritos, muy entretenido yo, se me ocurrió voltear a ver una planta de maguey que había en ese tiempo en el patio. Me eché a correr buscando a mi mamá totalmente espantado porque según yo había visto en esa planta un ojo. Me espantó mucho la idea del ojo en la planta pero aparte según yo no se trataba de cualquier ojo, pensaba que se parecía mucho a los ojos del diablo. Encontré a un primo porque mi mamá andaba ocupada y cuando le dije lo del »ojo en la planta» naturalmente no me creyó, pero yo no quería regresar al patio solo, le dije que me acompañara hasta que lo convencí, ya cuando llegamos y le dije que lo viera y contestó que no había nada, me acerqué al maguey todavía con cierto temor y vi que lo único que había era una pequeña hendidura en el maguey y que no parecía para nada un ojo. Pero todavía mucho tiempo después seguí creyendo fielmente que lo que había visto yo en primera instancia sí era un ojo.
Bueno, tengo muchos recuerdos de cuando era niña,algunos buenos, otros no tanto. sin embargo, uno de los que más recuerdo es cunado tenía 4 años, en el lugar donde vivía a un costado estaba un kinder y mi vecina que también era muy amiga mia, iba en el. Un día hubo un evento en el kinder y mi vecina iba a ir acompañada de su mamá, recuerdo que yo miraba que había juegos y me daban muchas ganas de ir. La mamá de mi vecinita le dijó a mi mamá que si podía ir que ella me cuidaba , a lo que mi mamá repondió que no, yo me puse triste y empezé a hacer berrinche, quería ir y jugar con mi vecina y con los otros niños que veía, después de tanto rogar mi mamá accedió y me dejó ir. Una vez estando en el lugar recuerdo que ver tanto niño y personas me dió miedo,además que nunca me había separado de mis papás,siempre estaba con ellos. Entonces entre en un estado de pánico, en eso mi vecinita me llevó a los juegos y ella, como también era una niña, se puso a jugar y se olvidó de mi. Su mamá confiada en que estabamos jugando se puso a platicar con una señora, en ese momento mi pánico exploto y me fuí a esconder en lo primero que encontré, lo cual fue una enorme llanta enterrada en la tierra. Me escondí en la parte hueca de la llanta y comenzé a llorar como nunca,recuerdo que lo único que quería era estar con mi papás. Después de tanto llorar, mi vecinita me encontro y me dijó ¨qué tienes, no llores¨ y yo no dijé nada,su mamá se acercó y me dijó ¨te quieres ir a tu casa¨ y yo sólo asentí con la cabeza. Me llevaron hecha un mar de lágrimas con mis papás, los cuales se asustaron pensando que me había pasado algo y cuando mi vecina les contó se agarraron riendo y mi papá me dijó ..¨aah pero estabas terca en ir¨…hasta ahí es lo que recuerdo, lo más presente que tengo es a mí llorando adentro de una llanta. Lo que pasó después de que me llevaron a mi casa ya no lo recuerdo.
Mi recuerdo mas lejano es de una pequeña fiesta que mis padres me realizaron en un lugar de Culiacán, Sinaloa llamado «Isla de Orabá», por mi cuarto cumpleaños. A esa fiestecita asistieron pocos de mis familiares, a los que mas recuerdo son a unos primos que desde pequeño me molestaban. El pastel es algo que se me quedó muy presente; era de betún blanco en la base, y la superficie era verde, con una linea azul, simulando pasto y un arroyo. Ahí estaban puestos varios animalitos de plástico, como un venado, un oso, un zorro, etc. (Los cuales conservé después de comer el pastel). Creo que lo importante de este suceso es que esta fue la primera vez que me aplicaron el ya clásico canto de «¡mordida, mordida, mordida!», y pues después de eso ahí ven a un pobre Zuriel de 4 años llorando con la cara llena de betún verde. Ese mismo día, pero en la noche, recuerdo también que estaba jugando con mis juguetes recién regalados, entre ellos estaba un rifle de juguete, como «futurista», con luces, sonidos y disparaba unos dardos de goma. El chiste de esto es que mis padres eran como «anti juguetes violentos» Así que hicieron que «voluntariamente» pusiera mi rifle debajo del auto, para que mi papá le pasara por encima, y así terminaron con un juguete que nunca disfruté.
El recuerdo mas lejano que tenido es un halloween, no recuerdo bien al edad, alomejor unos 6..7 años, el punto esque estábamos quebrando una piñata (cosa rara para un 31 de oct) y que se caen los dulces, en ese momento me arranco por ellos, uno de morrito pues ¡esta re-piñata uno!, mi primo con los ojos vendado lanza el zarpazo con un bat (que para mi buena suerte era de plastico) y pues ahí quedo, solo recuerdo que aun estaba el sol, cuando desperté era de noche y estaba en mi casa con un parche en la cabeza..
Tengo varios recuerdos de cuando tenía entre 3 y 4 años de edad, muy vagos, pero lo curioso es que de los que me acuerdo tienen que ver con tiendas, con artículos de ellas y relacionados con fiestas de cumpleaños. Del que más me acuerdo es de cuando me encontraba en una tienda de ropa con mi mamá y mis hermanos. Soy la menor de tres hermanos y mi hermana, la mayor, me lleva nueve años, así que era como su muñeca y le gustaba encargarse de mi, pero como mi hermano es 3 años menor que ella siempre se peleaban, y en una de esas mientras ellos peleaban y mi mamá estaba distraída viendo una prenda de ropa, yo aproveché para correr y esconderme debajo de las racas de ropa, las que están en forma de círculo y me quedé ahí unos minutos. Escuchaba que me llamaban mi mamá y mis hermanos pero yo no les hacía caso, hasta que me asusté cuando dejaron de llamarme y empecé a llorar y salí corriendo para buscarlos. Me encontraron y la verdad no recuerdo si me regañó mi mamá o no, pero de lo que si me acuerdo es que aunque me haya asustado mucho esa vez, lo hice en otras ocasiones más.
aaaa mi hijo me hizo eso una vez, pero yo si tarde mucho en encontrarlo, anduve como loca en toda la tienda, hasta que lo escuche riendose de mi, pero asi, risa maldosa, cada vez que gritaba su nombre, la verdad al principio si lo abrace y le di de besos, pero luego, aaa no soporte y le jale las greñas
Mi recuerdo más lejano se remonta a los primeros días del kinder; creo que tenía cuatro años. Estabamos haciendo una de las típicas actividades de recortar y pegar papelitos de colores en alguna figura: en este caso era un pez, rodeado por agua (o al menos una pinta de color azul en mi recuerdo quiere darme la pista de que así lo era). En fin, la razón por la cual este recuerdo se quedó muy marcado en mi memoria es porque por alguna extraña razón yo no podía terminar de rellenar mi pez, viendo como mis demás compañeros terminaban y podían irse, así que empeze a llorar y no dejé de hacerlo hasta que mi mamá llego por mi.
La desesperación que te da que todos terminen es muy común, como cuando yo hacia un examen en la prepa y todos acabaron y yo fui el último y comencé a llorar hasta que mi mamá llego por mí… jajaja no es cierto… pero tu historia me ENCANTO!
yo tambien recuerdo esas actividades, solo que no las terminaba a tioempo porque agarraba el papel china lo hacia bolita, lo llenaba de baba y los ponia en el popote para aventarselos a mis compañeros
Mi recuerdo más lejano de la infancia, y el que más presente tengo, tal vez por la huella física que me dejó, es uno que me transporta a la edad de 3 años.
Una tarde, mi hermano mayor, que me lleva 4 años, y yo, jugábamos Súper Nintendo. En ese entonces, nuestra relación era la típica relación de amor odio entre hermano mayor y hermano menor, en la cual, el menor siempre sale perdiendo. Debido a que sólo un control del súper se encontraba funcionando, la pelea dio inicio. Era mi turno de jugar, sin embargo, Adrián, ya entrando en el juego, parecía no tener intenciones de soltar el control nunca, al percatarme de ello, en un momento de desesperación y berrinche, agarré el cuento de Cenicienta, mi favorito, y le di un “leve” golpecito en el lomo. De repente, soltó el control, y yo salí corriendo al patio. Muertos de la risa, caímos en la dinámica del gato y el ratón. Nerviosa, yo volteaba a ver qué tan cerca estaba de atraparme cuando, de repente, aterricé con la barbilla en un escalón de pavimento. Sentí como si me hubiesen puesto una plancha caliente. Mi hermano le echó un gritó a mi madre, que salió corriendo de inmediato.
Cuando me paré, no me había visto la herida, pero sí la sangre que salía de ella. Estaba hecha un mar de lágrimas y creía que me iba a morir. Mi mamá tomó la tarjeta del seguro y nos subimos al carro, con una mano manejaba y con la otra me tapaba la herida. Llegando al hospital, los enfermeros me cargaron hasta la camilla, y claramente recuerdo que el doctor le dijo a mi madre, “no sé quién me preocupa más, si usted o la niña”. Me cocieron la barbilla y salí caminando como si nada hubiera pasado. Al día siguiente, todo se convirtió en una historia que contarle a los compañeritos del kinder, quienes asombrados veían el parche que traía puesto y me hacían sentir como una verdadera heroína.
La historia no termina ahí. Algunos meses después del incidente, mi hermano se encontraba calentando para la gimnasia y el instructor les pidió que subieran y bajaran escaleras, mi hermano dio una mala pisada y se resbaló en uno de los escalones, aterrizando, al igual que yo, con la barbilla. Hasta la fecha, los dos tenemos una cicatriz muy similar que nos permite echarnos a reír y recordar lo sucedido, ya con menos susto.
Me hiciste recordar mis tiempos con el Súper Nintendo. Demasiado intenso tu caso, Patricia. Que bueno que no tienes una super cicatriz que todos podríamos notar.
El episodio más lejano de mi vida que recuerdo es un día durante mi primer año en el Jardín de Niños, tenía cinco años. Recuerdo que la profesora Lety (una mujer de unos 40 años, blanca, pelirroja, alta, imponente, muy guapa) iba vestida con un traje rojo y unas zapatillas del mismo color. Todos los niños, mis compañeros y yo estábamos sentados en los pupitres pero no nos callábamos. La profesora ese día llegó muy triste (lo noté porque siempre estaba muy animosa), trató de callarnos pero después de varios intentos no lo logró, ninguno de nosotros le hizo caso. Ante tal situación la profesora comenzó a lagrimar, al principio sólo se le corrió el delineador negro, sin embargo después soltó en un llanto desesperado «!Cállense, cállense ya!» comenzó a gritar, inesperadamente se quitó su saco rojo, se tiró al suelo boca abajo, se colocó el saco sobre la cabeza cubriéndose los oídos y comenzó a patalear, «!Hagan lo que quieran, no me importa, ya hagan lo que quieran!» gritaba llorando.
No me importó mucho la situación de la maestra y pensé que era una oportunidad única, corrí a los botes con diamantina de distintos colores (me encantaba usar diamantina y no me gustaba que su uso siempre era restringido, ya que era para todo el año). Tomé goma líquida y comencé a hacer figuras sobre los mesabancos, sobre el piso y después abrí los botes de diamantina, la tomaba con las manos y la esparcía sobre todo lo que tenía pegamento líquido. Recuerdo que mis compañeros hicieron cosas parecidas, comenzaron a agarrar de los distintos materiales que usábamos para la clase, pinturas, pelotas, papel de china, papel constructivo realizando distintas actividades (pintar, recortar, aventar cosas, etc.). A grandes rasgos, recuerdo que era un relajo. La maestra no paraba de llorar y gritar. Al percatarse del escándalo entró la directora al salón y después de eso ya no recuerdo nada. Sólo que ése fue el último día que vimos a la profe Lety. Dice mi mamá que fue despedida, yo prefiero pensar que ella decidió irse.
me encantó como corriste con la diamantina, creo que yo me hubiera quedado toda asustada. Pobrecita tu profesora, tal vez estaba teniendo un horrible día o algo así. Me gusto tu historia, muy dramática y chistosa a la vez.
Pobre maestra, seguro era un grupo demasiado inquieto( por lo que cuentas que hicieron), puedo imaginar la razón por que la despidieron,que diga por la que se fueahahahaha. Era un poco impaciente! hahaha
Recuerdo que tenía 3 años de edad aproximadamente, yo era hija única, vivíamos en una casa prestada, no contábamos con nada, teníamos relativamente poco tiempo viviendo en Tijuana, mis padres originarios de Sinaloa se estaba estableciendo. Tengo muy presente los días domingo de aquel entonces porque la actividad se volvió un ritual familiar. Nos levantábamos temprano y mis papas preparaban lonche y hacíamos pequeñas maletas como cuando vas a las albercas, llevábamos abrigos, comida y una televisión pequeñita en blanco y negro portátil. Nuestro destino era la casa que mi papá había adquirido a través de INFONAVIT Xd, hacíamos más de 1 hora de camino, ya que se encontraba en las periferias de la ciudad, era toda una aventura, llegábamos y teníamos que caminar aproximadamente medio kilometro, el fraccionamiento se encontraba en el centro de un baldío, sólo eran 2 cuadras, es decir una manzana con aproximadamente 40 casas. Llevábamos y mis padres revisaban cada domingo que estuviera en perfectas condiciones por fuera, nos metíamos y conectábamos la televisión y nos disponíamos a comer y ver cualquier programa que se mirara mejor que los demás, mis padres platicaban sobre que le irían haciendo poco a poco a la casa, mientras nosotros estábamos sentados en el piso de una casa completamente vacía, pero la esperanza no cabía dentro de la misma, sentada aquí, dentro de mi cuarto, todas las noches, en esa misma casa, recuerdo esos domingos COMO SI FUERAN AYER 🙂
Un recuerdo muy lejano. Tenía aproximadamente 7 años, mis papás viajaron al Estado de Chiapas, de donde mi familia es originaria, desde la ciudad de Tijuana. Nos dirijimos al río que divide a México de Guatemala a divertirnos un rato. Llegamos, los niños estabamos sobre el río, los papás cocinando, etc. hasta que de pronto se me ocurre ir a un lugar del río donde la corriente pasaba más rapido y con más fuerza, de repente senti como si el agua me hubiese jalado y me arrastro entre el fondo del agua y las enormes piedras que ahi estaban, recuerdo que rodaba y miraba la superficie y el fondo, hasta que sentí un jalón del brazo, mi papá habia sido el único en reaccionar y correr hacia mi, todos los demas se quedaron con la boca abierta y no hicieron nada. Algo que me dió mucho coraje fue que mi abuela lo que hizo fue gritar «pegale para que se le pase el susto» y mi papá creo que no sabía que hacer y me dio una cachetada muy fuerte que casi me empuja hacia el rio nuevamente y me volvio a sujetar y me volvió a pegar en la otra mejilla, lo sorprendente es que no sentí los golpes y termine temblando y asustado. Después de eso ya nadie se metio al agua y solo comimos y nos regresamos a casa.
Uno de mis recuerdos más lejanos, fue mas o menos cuando tenia unos 5 o 6 años. Fue un día que después de clases mi mamá nos levo a Estados Unidos al restaurante «Coco’s», recuerdo que íbamos saliendo del restaurante, nos encontrábamos en el estacionamiento del lugar cuando un compañero de mi escuela, que al igual que yo íbamos todavía uniformados, pero el iba llegando a comer a ese mismo restaurante. En eso el niño se empezo a bajar del carro pero no se fijo bien cuando estaba cerrando la puerta del carro y derrepente se machuco los dedos con la puerta del carro. El niño se aguanto el llanto y no decia nada hasta que la mamá del niño lo ve y le quita la mano de la puerta, al parecer el niño no quería que lo viera llorar yo. Luego la mamá del niño le dijo a la mia que yo le gustaba al niño y por eso el niño no quería que lo viera llorar. Creo que para mi fue un momento un tanto traumático por que yo solo veia al niño con la mano en la puerta y su cara de dolor, así que mi mamá me tuvo que mover del lugar para que el niño pudiera llorar agusto.
chantal! desde chiquita eres una rompe corazones jeje, esta linda tu historia! pobresito niño le has de haber gustado mucho para poderse aguantar llorar después de tan fuerte golpe!
La fecha era 4 de junio de 1997, en la central camionera de la ciudad de México, lugar del que soy originaria, ese día fue uno de los días mas tristes, pero eso no lo supe hasta años después. Fue el día en el que llegué a vivir a Tijuana junto con mi padre. Ese día mi madre nos acompañó a mi padre y a mí a la central con la promesa de que se reuniría con nosotros en los 15 días próximos, esa promesa nunca fue cumplida. Recuerdo que no lloré porque sabía que mi madre no estaría mucho tiempo lejos de mí. Caminábamos hacía la caja a comprar los boletos para el viaje de dos días y medio. Mi mamá me daba consejos de que me portara bien con mi papá y que no me preocupara que todo estaría bien, así fue y ha sido siempre mientras esté con mi padre. Mi mamá iba arreglada con un pantalón negro y un sueter azul, eso lo recuerdo bien, después de que nos fuéramos ella iría a trabajar. Cuando nos dirigimos a subirnos al camión sólo recuerdo que me dirigió una sonrisa y sus ojos se llenaron de lágrimas, pero fingía no tener nada para que yo no comenzara a llorar también. Sólo le dije «adiós mami, nos vemos muy pronto» y me contestó «si mamita, pronto nos vamos a ver» y mis papás se despidieron y nos subimos al camión. Mi papá se notaba triste pero me decía que no fuera a llorar que pronto la iba a volver a ver. Llegamos a Tijuana el 6 de junio y pasaron los 15 días acordados y mi madre no llegó, pasaron meses y esa llegada nunca sucedió, por eso digo que es un día muy triste, porque en 1997 aún tenía 5 años y no fue hasta el 2005 cuando ya tenía 13 años que la volví a ver. Mi madre nunca llegó porque se le dificultó la situación al ser madre de tres medios hermanos míos que son más grandes, ella sabía que yo estaría bien con mi padre. Pasaron los años y ella se volvió a enamorar, ahora ya tiene una hija de esa relación, hermana a la que también quiero mucho. Ese es mi recuerdo un poco triste, pero del cual me acuerdo con más detalles.
Lo siento, es triste tu recuerdo, pero sabes, tu papá es una gran persona, muy agradable y amoroso contigo, se notó aquel día de la grabación del programa. No hay muchos papás así, cuídalo mucho :).
Tenía aproximadamente 5 ó 6 años. Recuerdo que la sala de la que entonces era mi casa se conformaba por dos sillones, entre aquellos sillones siempre había un espacio en el que facilmente cabía y en el que solía columpiarme apoyando una mano en cada sillón, al piso lo cubría una loseta y por lo tanto era muy solido.
Nunca olvido que mi papá se cansaba de advertirme -«Te vas a caer Saúl».
Yo simplemente no escuchaba y seguía haciéndolo. De repente, un cálculo mal hecho y caí sin poder meter las manos al suelo. Llorando me levanté con la sangre corriendo desde mi barbilla. Mi padre, con ese caracter fuerte que tiene hizo caso omiso al accidente.
Desesperado por la falta de atención y la cantidad de sangre, le dije a mi papá: «Ahí esta, no que me quieres mucho».
Actualmente este accidente es un buen recuerdo y una buena cicatriz.
Jajaja ami me paso algo parecido, pero yo «patinaba» en la loseta, corria y me frenaba, patinaba segun yo. Igual me decian «Te vas a caer» y un dia tuvieron razón, me cai y me franture el brazo.
awwwwwwwwwwwwww… «no que me quieres mucho» te pasaste de cute! haha que mala onda lo que te paso amigo mío, tambié me di en la mommy en mi cachete a los 3 años haha
Uno de mis recuerdos más lejanos ocurrió en el verano de 1995, tenía solo 5 años de edad y hasta donde sé era la segunda vez que salía de vacaciones con mi familia al rancho de mis abuelitos en Rodeo, Durango. Era aproximadamente el medio día, toda la familia se encontraba comiendo sobre una mesa grande bajo la sombra de unos portales, recuerdo que yo (por única ocasión en mi vida, no tenía hambre) y decidí comenzar a explorar el lugar. Días antes mi abuelita había comprado unos chivos y yo tenía mucha curiosidad por verlos y jugar con ellos, lamentablemente la experiencia no fue muy buena, así que decidí ir al corral y tomar prestado uno. Recuerdo haber batallado para abrir la cerca, cuando por fin logre abrirla no fue necesario que yo le hablara, ya que mi abuelito a lo lejos miraba lo que hacía, se acerco y con un mecate en mano lo agarro, me tomo de la mano y regresamos al portal con todo y chivo. La familia seguía comiendo y en la plática, mientras tanto mi abuelito lo amarro a un árbol que esta al centro del patio. Yo feliz, me acerque, comencé a verlo, uno que otro intento de tocarlo y movía su cabeza, lo volví a intentar y volvió a moverse, me desespere tanto que decidí dejarlo por la paz pero no me percate que entre uno y otro movimiento brusco la cuerda que lo detenía comenzaba a aflojarse, me di la vuelta, sólo di unos cuantos pasos, cuando escuche algo rápido venir hacia mí, volteé rápido y en cuanto menos lo pensé ya estaba en el piso. Sólo escuche a mi mamá gritar: ¡Israel!, después de estar tirado en el piso sólo recuerdo imágenes rápidas de mi mamá cargándome y diciendo: ¡Te dije que lo dejaras en paz, pero como siempre haces lo que quieres! Posterior a esto, una tía se acerco a mí y me dio un dulce “para el susto”. La experiencia después de eso fue dejar de jugar con ellos y comenzar a comerlos en birria los fines de semana.
Mi recuerdo más lejano debe ser cuando tenía tres o cuatro años de edad. Las imágenes son muy borrosas, es demasiado vago. Recuerdo que estaba en mi habitación. Era pequeña, apenas y había lugar para una cama individual, una especie de cajonera pequeña, blanca, de dos cajones. Sobre esa cajonera había una televisión pequeña en forma de cubo, era en blanco y negro. En el piso de cemento (que por cierto estaba muy frío, porque recuerdo que era invierno) había un calentón eléctrico, de esos que tenían alambres o algo así al fondo (no conozco a ciencia cierta la composición de los calentadores ambientales) que toman un color naranja vivo cuando encienden el aparato. Y delante de esos alambres tenía una rejilla a cuadros, tal vez por contingencia. El caso es que cada vez que despertaba, mis dos hermanos estaban ahí, aun dormidos o alguno viendo caricaturas, o ambos, dependía de quien despertara primero. Pero aquella mañana, cuando desperté, no había nadie. Estaba sola. Me levanté para encender el televisor (no existía el control remoto… por lo menos no aun para mí). Pero me detuve y vi que el calentón estaba encendido. El color de esos alambres naranja brillante llamaron mi atención y me acerqué. Posiblemente me pregunté muchas cosas, ahora no recuerdo claramente. Pero de lo que si me acuerdo, es que me dieron unas ganas tremendas de tocar los alambres con algo; quería saber qué pasaba… Así que lo primero que me encontré fue un Q-tip (lo que se usa para limpiar oídos) y lo introduje entre uno de los cuadros de la rejilla, acercándolo hasta que toqué el alambre. Rápidamente se encendió el algodón del Q-tip. Lo saqué y quedé fascinada. (Recuerdo que siempre me gustó jugar con fuego, encendía cerillos, palitos, el cabello de las pocas muñecas que tuve, los monitos de plástico de mi hermano, cartón, papel, cohetes y todo lo que se dejara… y claro, me llevé mis buenas quemaduras). El Q-tip se apagó rápido y yo quería más. Así que tomé una lima para las uñas de madera que había en la habitación de mi mamá. Hice lo mismo y comenzó a tomar una tonalidad negro carbón en la punta… salía humo, pero no se encendía!!! Yo quería que se encendiera e insistí un buen rato tratando de lograr una llama. Tanto me adentré en ello que no me di cuenta de que mi mamá estaba en la puerta con los ojos muy abiertos (de por sí tiene ojos muy grandes). Me le quedé viendo con la lima en la mano aun sosteniéndola dentro del calentón.
– Saca eso mensa!!! – gritó mi mamá
Lo saqué inmediatamente, asustada de ver su cara.
Lo último que recuerdo es que mi mamá me jaló de los cabellos y me apartó de ahí. Agarró la lima y el Q-tip del piso y los llevó al baño. Escuché que abrió la llave del lavamanos. La cerró, volvió a mi cuarto apresurándose y con una cara de enojada que daba miedo, así que me metí debajo de la cama. No debí de haber hecho eso, la hizo enfurecer aun más. Si me hubiera quedado donde estaba, me habría dado un par de nalgadas y un buen regaño, como siempre lo hacía. Me ordenaba continuamente que saliera de ahí, pero no la obedecía. Parecía un león enjaulado…
-Ah! No te vas a salir? Vas a ver!
Y fue a despertar a mi papá. Si había algo que mi papá odiaba más que nuestras travesuras, era que lo despertaran temprano en su día de descanso y con malas noticias. Pude escuchar desde debajo de mi cama como mi mamá le contó rápido, pero a detalle lo que pasó. Escuché a mi papá decir «Chin… mad…». Sólo de escucharlo comencé a llorar… yo sabía la clase de monstruo malhumorado que era mi papá y sabía lo que me esperaba.
– «Salte de ahí hija de la ch…» – me ordenó.
Mi papá es de esas personas que dan una orden y te dominan con su cara malhumorada y sus ojos penetrantes. Sabía que si no salía inmediatamente me iría peor. Estaba asustada y llorando, pero con todo el dolor de mi corazón, salí de ahí. Y entonces mi papá me puso una «madrina» que hasta la fecha no se me ha olvidado… XD
Me hiciste recordar que a veces me gustaba jugar con fuego, estaba n la casa de mi abuelo y una vez no me acuerdo como le hice pero prendia la toalla frente a la estufa de manera que la llama se iba hacia arriba y se apagaba, le daba rozones creo, hasta que de repente me descubre una tia y esa vez se empieza a quemar toda la toalla, la apaga y pss ya sabes jaja…
Lo más lejano que alcanzo a recordar pasó cuando tenía 5 años, en un campamento del kinder. Ya era de noche, el campamento fue en el patio del kinder, y estábamos acostadas en nuestros sleeping bags 4 niñas y yo. Yo era la última contando desde la ‘puerta’ de la casita. Era tarde y ellas ya estaban dormidas, pero a mi me dolía el estómago y no podía dormir. Entonces no aguanté el dolor y me paré, caminé tratando de no pisarlas, y las primeras 3 se salvaron de mis pisadas pero la última no. Le pisé la pierna pero no se despertó. Me salí, fui a la dirección en donde estaban algunas maestras todavía despiertas. Les dije que me dolía mucho el estómago y me dieron una medicina que sabía horrible. Me regresé a mi casita y entrando me caí encima de todas. Obviamente se despertaron, pero no se enojaron, nadamás me fui a mi lugar y pude dormir porque ya me sentía mejor.
Mi recuerdo más lejano se remota a un verano de 1991. Estaba próxima a cumplir 3 años. Mi familia iba a hacerme una pequeña fiesta, así que aquel infame día acompañé a mi mamá a una dulcería que se encontraba (no sé si aun esta) a un costado del Parque Teniente Guerrero. Aprovechando que ya estábamos en el lugar, mi mamá decidió llevarme al parque antes de ir a la dulcería. Llegamos y ella se sentó en una de las bancas que se encontraban alrededor del quiosco, y mientras, yo subí a jugar en el.
El quisco tiene unas columnas en las cuales me puse a jugar corriendo alrededor de ellas. Después de un rato de jugar sola, llegó un niño a preguntarme si podía jugar conmigo, a lo cual respondí que si, y nos pusimos a correr alrededor de las columnas. Después de un rato, el niño se detuvo, yo traté de pararme para no chocar con él, pues iba corriendo frente a mí. Logré detenerme, pero en cuanto me detuve y le pregunté por qué se había detenido, corrió hacia a mí y me empujó hacia las escaleras. Después de eso sólo recuerdo que vi a las palomas comiendo desde todos los ángulos, como si estuviera en una tómbola. Cuando llegué al pie de las escaleras, sentí un sueño como el que jamás he sentido, quería dormirme, no podía evitarlo, mis ojos se cerraban, no sentía nada, sólo tenía sueño. De pronto vi el rostro de mi mamá, ella repetía mi nombre, me revisaba y me decía que no me durmiera. La pobre estaba desesperada, no podía dejar que me durmiera y tampoco podía sacudirme para que no lo hiciera, pues me había dado un buen golpe y podría ser peligroso, así que comenzó a llorar. Mis ojos se cerraban, iba a dormirme y no podía evitarlo, lo último que vi fue a un guardia del parque hablando por un radio… recuerdo haber escuchado la palabra “ambulancia”. Después mis ojos se cerraron y ya no escuche nada.
Abrí mis ojos y vi a una mujer frente a mí, la cual se sorprendió de verme despierta. Examiné mi alrededor y noté que estaba acostada, en una especie de camilla. Vi a mi mamá, estaba contenta de que abriera los ojos. No sabía dónde estaba ni que pasaba, sólo recuerdo que de nuevo sentí mucho sueño y cerré mis ojos. Mi mamá comenzó a llorar y me pedía que no me durmiera, pero me dormí.
Cuando volví a despertar lo primero que vi fue a un hombre anciano y calvo en una camilla. Después vi que mi mamá lloraba sobre la camilla en la que me encontraba. Cuando notó que desperté salió gritando buscando una enfermera. En ese momento sentí el dolor más fuerte de mi vida, ni cuando me sacaron las muelas del juicio me dolió tanto… la cabeza me daba vueltas, me sentía enojada, me sentía mareada. Las enfermeras me llevaron a otro cuarto en donde se pusieron a revisarme. Me pusieron una lamparilla en los ojos, me decían que los abriera bien, que abriera la boca e hiciera “Ahhhh”, y cosas así… me sentía muy mal, estuve vomitando un buen rato… estaba llorando… de ahí sólo recuerdo que me dieron algo, no recuerdo que, pero me dormí y ya no recuerdo más.
Y por eso pase mi cumpleaños en cama, durmiendo mucho, con un golpe en la cabeza y un ojo morado. Ese es mi recuerdo más lejano y jamás lo olvidare. Y ese mocoso, de seguro ahora es un narco asesino.
Me levanto por la mañana en una sola cama grande junto a mi mama, pero ella sigue dormida, entonces salgo de la habitación camino rápidamente hacia la cocina, solo examino, después volteo hacia la sala para ver mis juguetes, regreso al cuarto prendo la televisión para ver caricaturas, y al ver el primer comercial de sobre algún juguete, despierto a mi mamá para pedirle que me lo compre a lo que ella responde “Si”, pero sigue dormida y yo sigo viendo la televisión.
aaaa en epocas de navidad, mis padres tampoco dormian, ya que 23 horas del dia yo tambien los despertaba piedoendoles que me comprar cuaquier cosa que la television me quisera vender . . . jaaj ! – papi me lo compras??.. aaa pideselo a santo clous morena…
Recuerdo mi fiesta cuando cumplí dos años. Me la organizaron en un lugar para fiestas muy grande que tenia muchos juegos a los que ni a la mitad me podía subir sin estar acompañada de alguien mas grande. Yo quería subirme sola pero siempre me seguían, recuerdo una mini alberca de pelotas que si no hubiera estado mini, alguien hubiera entrado conmigo. También había un trampolín en el que estaban todos mis primos grandes, me dejaron entrar y pude brincar un rato, nunca antes había entrado a uno de esos y me gusto mucho. Lo último de ese día que recuerdo fue que estaba comiendo una paleta de dulce roja que sabia muy rica y que yo quería acomodar unas sillitas para jugar a las «sillas» pero nadie me entendía, entonces las volvían a acomodar. Lo intente varias veces pero al final me rendí.
Buenas tardes, mi recuerdo más lejano de la infancia fue cuando tenía aproximadamente de 4 a 5 años, en mi primera vivienda ubicada en la Villa. Recuerdo que la casa estaba asentada en la parte media de un cerro, por encima de aquella vieja casa se asentaba otra en la punta de aquel ya mencionado cerro.
Como mis padres trabajaban, mi abuela materna era quien cuidaba de mí y mi hermana menor. En la casa de arriba vivía una amiga llamada Selene de aproximadamente mi edad. A mi abuela nunca le gusto que la fuera a visitar, decía que sus papás y tíos eran cholos y que algún día me podían hacer algo, que Selene tenía un perro que un día me iba a morder y que ella no iba a estar al pendiente para cuidarme.
-No me muerde abue. El perro se ríe conmigo- Contestaba a lo que ella me decía. Una tarde cuando era la hora de la comida mi abuela hizo flautas con arroz y como estaban tan ricas quise llevarle unas a mi amiga, aproveche cuando mi abuela salió al patio a tirar el resto de caldo de pollo. Agarre unas cuantas flautas con las manos y corrí descalza por las escaleras que daban a la puerta abierta del cerco que daba a la casa de Selene.
Cuando apenas alcazaba a llegar a la puerta se me callo una flauta al piso, raramente mire hacia un costado y logre reconocer un par de ojos rojos y brillantes, era Bruno, el perro rottweiler de Selene. Recuerdo que aquel animal hacia un movimiento raro con su nariz y de pronto como si aquella sonrisa que siempre me regalaba, se transformara en una señal de que sufriría un posicionamiento endemoniado. El semblante de aquel cachorro cambio al de un semejante monstruo. No lo pensé dos veces, aferre las flautas a mis manos y corrí hacia la casa de Selene, gritando para que alguien abriera la puerta y asi librarme de aquel perrote. Mis intentos fueron en vano, sentía cerca el aliento de aquel feroz animal que me perseguía por todo el lugar. Cambio entonces mis gritos de – ¡por favor abran la puerta! – a -¡auxilio abuelita, abuelititita, abueee!-
Sentí entonces por primera vez unas ganas de llorar, gritar y escapar de aquel lugar. Mi abuela salió corriendo de la casa de abajo, que cuando la mire no soporte mas y salte a sus brazos, pero ¡oh sorpresa ¡ no caí directo en sus brazos, si no que rodé y rodé, por encima de cómo diez nopales y arbustos por aquella colina, no lo dude, solté las flautas y me sacudí la tierra de la cara y de la ropa y me sentí victoriosa de ver a mi rival ahí arriba sin querer bajar a enfrentarme. Mientras que mi abuela se quitaba el cinto para recordarme que sus palabras son sabias y no cuestionables.
Me gustó mucho, me identifiqué con tu recuerdo, por ser en la Villa :), por andar descalza sobre la tierra, porque mi abuela también siempre cuidaba de mí (también es muy sabia u.u) y porque yo también tenía un perro muy malo (devoró a dos gatos que amaba, ahora odio a los gatos y a los perros, bueno, en sí a todos los animales) por suerte el maldito ya está muerto.
Bien cobarde el perro, oye tengo recuerdos similares en casa de la abuela, siempre pasa eso, no hacemos caso hasta que nos pasa, oye y que paso con las espinas del nopal, pudiste quitartelas?
Ya hicé muchos intentos y no puedo recordar nada de cuando tenía menos edad… U.u Por ahora el recuerdo más lejando es de un día cuando estaba en la casa de mis abuelos, tenía como 5 años y estaba pasando unas vacaciones con ellos, en un pueblito de Jalisco llamado Atequiza, muy bonito por cierto, fueron unas vacaciones lindas y yo estaba acompañada de personas que me querían mucho, pero había un pequeño detalle, yo estaba aburrida porque no tenía con quien jugar y en la casa de mis abuelos tampoco había juguetes, lo único que había era un triciclo ya un poco gastado porque era de mi hermana cuando estaba chiquita. Una tarde un tío llego y me dijo que me iba a regalar una muñeca, y yo me emocioné mucho, me imagine una muñeca grande y bonita, entonces me dijo que si iba a las vías del tren y le llenaba un bote (de esos que tienen granos de maíz) con muchas piedritas, me la iba a dar. Rápidamente tomé el triciclo y sin pensar en la distancia comencé a pedalear. Ahora calculo que las vías estaban como a 1 Km aproximadamente de la casa de mi abue, las piedras eran perfectamente redondas, parecían canicas. Cuando ya el bote estaba pesado, lo subí a la canastita y me regresé feliz a casa. Mi tío estaba en el patio y me dijo “¿Quieres tu muñeca?”, de una cubeta que estaba en el patio tomó un olote, le puso pelo (del mismo elote) y como ojos le puso dos piedritas de las que había traído y me la dio. A mí me dio mucho coraje, porque no era lo que estaba esperando, pero al poco rato me dio mucha gracia ver la “muñeca” que por cierto ni se podía jugar con ella.
Antes que nada, creo que se borró mi recuerdo, me equvoqué en mi segundo apellido, lo corregí y desapareció mi recuerdo…
…
De mi niñez tengo fragmentos de mis recuerdos, sin embargo, hay uno que recuerdo un poco más:
Mi edad no la recuerdo, sólo recuerdo que estaba jugando con tres primos a correr de un perro que tenía mi abuelita, Gitano. Mi abuelita tenía (ya falleció) un terreno con varias casas (como tipo vencidad, pero ahí vive pura familia). Recuerdo que estábamos corriendo de la casa de un primo a la de mi abuelita; también recuerdo que yo era la última de los cuatro, creo que íbamos en hilerita.
Era divertido y aterrador correr del perro, divertido porque se sentía la adrenalina al 100! pero aterrador porque yo era la última. Dimos muchas vueltas y yo en cada una iba haciendo escándalo para que se apuraran; pero en una de las vueltas, el que iba hasta enfrente se tardó en abrir la puerta de la casa de mi abuelita; para mí, ellos corrían lento, pues yo volteaba hacia atrás y veía a Gitano correteándome. Bueno, volviendo al punto, el que estaba hasta enfrente se tardó en abrir la puerta y todos pasaron, pero cuando yo subí el pie que me faltaba (pues hay 5 escalones para entrar a la casa) e iba cerrando la puerta, Gitano me alcanzó a dar una mordida en el pie izquierdo; recuerdo que no fue fuerte, pues el perro entendía que estábamos jugando (era buen perro y nunca mordió a nadie de la familia, salvo a mí esa vez, jajaja).
Por úiltimo, recuerdo que una tía mía me revisó y yo estaba llore y llore (aunque creo que fue más exageración de mi parte que el dolor) y ella me dijo que no era nada, que ni llorara porque el perro ni me mordió fuerte y ni sangre tenía. En otras palabras me dio a entender que me callara y dejara de llorar por una simple mordida del perro….
La verdad, ahora recuerdo que me mordió leve, como solo diciendo: «te atrapé»; pues estábamos jugando a la «trais» con él, solo que él, por ser perro, me atrapó con los colmillos… Ese recuerdo es mi única explicación a la marca que tengo a la altura del tobillo en mi pie izquiero (por la parte interior del pie),
Estaba corriendo por la casa de mi abuela, durante mi infancia me la pasaba muy seguido ahí, recuerdo estar corriendo y corriendo por unas pequeñas escaleras de la casa, cuando centro mi vista en un enorme sillón en donde se encontraba sentado mi abuelo, es la única imagen que recuerdo de el. El miraba la televisión cómodamente, creo que una película, yo observaba curiosamente, cuando de repente pasan anuncios de una película de terror sobre muñecos asesinos, eran imágenes muy extrañas, pero por alguna razón no me causaron temor, lo cual es extraño considerando que soy una persona muy cerrada en cuestión a esas películas, observe un momento más, y mi abuelo volteo a verme, creo que me dijo que no vea y me fuera, y ya no recuerdo más.
De mi niñez tengo muchos fragmentos de recuerdos, pero nada extenso, salvo por uno:
Yo estaba jugando con mis primos a correr del perro. La casa de mi abuelita es como tipo vecindad (tiene muchas casas juntas, en el mismo terreno) y mis tres de mis primos y yo corríamos del perro que tenía mi abuelita, se llamaba Gitano. Salíamos corriendo de la casa de un primo y nos metíamos rápido a la casa de mi abuelita. Así nos dimos muchas vueltas, pero yo iba hasta atrás. Recuerdo que les decía que se apuraran, porque yo miraba hacia atrás y veía a Gitano muy cerca de mí y me daba miedo.
En una de esas, recuerdo que en una de las vueltas yo iba corriendo y les gritaba: Apúrense!!! …. Pero como ellos iban enfrente de mí, no les importaba mucho lo que yo les dijera. No sé, creo que íbamos corriendo en hilera y cuando entramos a la casa de mi abuelita ellos se tardaron en abrir la puerta y Gitano me alcanzó a morder a la altura del tobillo del pie izquierdo. Ahora que lo recuerdo, no sé si lloré porque me mordió fuerte o por escandaloza; creo que fue por lo segundo, porque Gitano era buen perro y sabía que estábamos jugando… Por último, recuerdo que una tía mía fue, me revisó y me dijo que no era nada; no sé, pero lo que sí sé es que tengo una marca redonda en mi pie izquierdo (por la parte de adentro) y ese recuerdo es la única explicación que encuentro.
El recuerdo más lejano que tengo de mi infancia es cuando mi hermana menor iba a nacer. Recuerdo estar afuera del hospital, no sé que hospital era, pero yo lo veía desde el estacionamiento con mi abuelita y una tía, me parecía extremadamente alto y entre las ventanas comencé a buscar a mi mamá para ver si me estaba saludando por alguna. Yo tenía tres años y medio en ese entonces. Después pedí ver a mi mamá y me dijeron que no podía entrar, entonces comencé a llorar por que yo quería ver a mi madre (aclarando que tenía 3 años y no estaba muy consciente de cómo funcionan las cosas en un hospital). El gran hospital blanco me parecía cada vez más y más grande desde afuera, y yo seguía buscando a mi mamá en alguna de las ventanas. Mi tía y mi abuela trataban de calmarme porque yo no dejaba de llorar. Ese día no vi a mi mamá y al día siguiente me mandaron a la guardería como siempre, después de un rato, uno de mis tíos me recogió y me llevó a mi casa temprano (yo sabía que ocurría algo diferente ya que normalmente pasaban por mi a la guardería hasta las 4 o 5 de la tarde y siempre era mi mamá la que iba por mí), cuando llegué vi demasiadas personas, todas conocidas, mi tía me dijo que podía subir a ver a mi mamá y ahí fue cuando conocí a Laura, a quien no me dejaron cargar. FIN.
Me sentí identificada, lo mismo pasó con mi hermano menor, pero valió la pena el sufrimiento de ese día ¿no? yo veo que te llevas muy bien con tu hermana.
Entro sigilosamente al cuarto de mi mamá, estudio la situación, ella dormida y yo muy aburrida. La quiero despertar n.n, le hablo -¡mami!… no hay respuesta… ¿mami?… nada… Me pongo a caminar por todo el cuarto haciendo ruidos: toso, canto y nada; decido acercarme, le pico la panza con un dedito. Ni se mueve :S le doy un besito, le hablo al oído, y todavía no hay respuesta. Entonces decido ir por algo más, agarro el talco de los pies y se lo hecho en la nariz :S y ¿qué paso después?, pues mi mamá se despertó XD, se estaba ahogando pero despertó. Casi la mato u.u, pero me ha perdonado.
En ese entonces tenía tres años aproximadamente. Ese fue el recuerdo más lejano que tengo presente en estos momentos. Ya han pasado demasiados años, ahora soy buena persona, si me aburro prendo la computadora n.n.
hahaha ay Janet, está padre tu recuerdo y muy chistoso, me hiciste reir, a esta edad creo que no sería tan bueno asustar a tu mamá hahaha alguna vez sintiendome mal en las noches quiero despertarla y se asusta y me regaña u.u (la mia obvio) pero bueno, que padre que compartas recuerdos como estos 🙂 cuidate
Mi recuerdo mas lejano….. Es un poco borroso, mi madre dice que quizás es porque tenía alrededor de tres años.
Recuerdo haber estado jugando en mi recamara, con una foca de peluche que me agradaba bastante, me quede quieta y de pronto pude escuchar un llanto, que provenía desde la cocina. Antes de tener una silla de ruedas, solía arrastrarme por el suelo, así que era difícil saber por donde estaba. Bueno así me fui hasta la cocina y me sorprendió ver a mi mamá de rodillas llorando, pidiéndole algo a Dios, no recuerdo las palabras exactas, que ella dijo.
Recuerdo que me acosté de panza al suelo a observar a mi mamá, cuando se levantó, me observó a los ojos por un largo tiempo, me abrazo y me apretó fuerte, y me dijo –todo estará bien no te preocupes-, me sonrió y me puso de nuevo en el suelo. Lo único que yo dije fue –mami tengo hambre- pues ese día había demorado bastante en hacer la comida, ella volvió a voltear y me dijo –Dios proveerá-, no entendí mucho la respuesta en ese momento, después de un rato nos llamó a comer, recuerdo ver la mesa mas de un platillo e incluso hasta postre, ese día mis 3 hermanos y más mi madre sonreían mucho. Ya que estaban un poco más grande, me atreví a preguntar el porque de su llanto. Me confesó que ese día no había nada que comer, así que oró a Dios, y al verme se sintió más triste. Después de decir la frase “Dios proveerá” y yo al retirarme abrió la biblia y cayó dinero. Con ello hizo la comida….
Podría decir que fue un milagro o que se le olvidó el dinero ahí; no lo sé, de lo que estoy segura es que ese día pareció ser en ese momento el día más feliz
Tenía aproximadamente 3 años, estaba en la cocina de la casa de mi abuela en manos de mi madre y era una reunión familiar semanal, mi tío estaba tomando video en ese momento (me comentaron que la cinta se perdió antes de pasarla a VHS) cuando mi madre me pasa a brazos de mi tía y comienzo a llorar, recuerdo que mi reacción fue completamente instintiva así que lloraba aunque no fuera por motivos emocionales. Al final me devolvieron con mi madre y no recuerdo más.
Mi recuerdo más lejano de mi infancia es cuando tenía aproximadamente unos 3 o 4 años de edad, estabamos mi hermano, mis primos y primas jugando en el patio de mi casa con los famosos «carritos» de plástico enormes que tú podías manejar (con los pies). Solamente había dos carros y eramos en total seis niños que queríamos manejar uno. Mi hermano, quien es más grande que yo, estaba molesto porque nadie le prestaba uno de los carros, por lo que me quitó a mí y obviamente empecé a llorar.
Lo seguí corriendo, yo iba detrás de él, cuando de pronto, sin darme cuenta, pise mal y me caí justo encima de la pila de agua, y qué me pasó, me abrí el cachete, me salía mucha sangre. Recuerdo que mi mamá salió muy asustada y me cargó. Todos gritaban y yo no sentía nada, sólo no entendía que pasaba. Despúes, recuerdo que estaba en el asiento de enfrente en los brazos de mi mamá y mi tía manejando… Llegamos con un doctor amigo de mis papás y el doctor les dijo que me tenían que coser, me durmieron y me cosieron. Cuando salí del doctor tengo mi mente en blanco, no recuerdo que me dijeron, pero si recuerdo que mi ojo estaba totalmente MORADO y me lloraba mucho, me veía muy chistosa.
Hoy en día es la única cicatriz que tengo en todo mi cuerpo, por lo tanto puedo decir que ha sido la caida más fuerte y que dejó huella en mi vida.
Tengo muchos recuerdos, me parece que el más lejano, abrí los ojos y caía un chorro de agua sobre mí sabía que me estaban sosteniendo y podía ver una ventana cerca. Como siempre he vivido en la misma casa una vez salió en una plática que usualmente me bañaban en el zinc de la cocina que da hacia el patio, cuando cabía ahí, no lo sé, había de estar muy pequeño, no sabría decir que edad.
El que si me acuerdo bien tenia dos o tres años y fue una visita al medico homeópata en el centro para que me recetaran algo para que comiera porque nunca quería comer 😛
Recuerdo que cuando era muy pequeño; unos 4 años de edad aprox., mi papá trabajaba en una primaria de maestro, y cada tarde que se iba a esa escuela yo corría a la ventana de la sala para verlo como se alejaba y mi reacción era llorar por su ausencia, al verme sufrir día a día decidió llevarme con él, para que conociera su trabajo y eso me puso muy felíz y fue para mi lo máximo verlo en su salón con sus alumnos y ser yo su hijo, las niñas jugaron conmigo y me compartian dulces, pero al finalizar el recreo me empezé a aburrir y quería regresar a casa con mi mamá. Desde ese día jamáz volví a llorar cuando mi papá se iba a trabajar.
Recuerdo cuando estaba en el kinder siempre hacían festivales del día del niño, cuando estaba en 3ro, la sorpresa era que las mamás iban a participar, obviamente los alumnos no sabíamos. El día llego y nos formaron a todos en el patio, de repente comenzá a escucharse la música… ahí viene la A, luego la E, etc y mi mamá fue una de esas vocales, la verdad no recuerdo cual, pero sí recuerdo que me sorprendió mucho ver a mi mamá bailando, yo sentí como si todo el festival hubiera estado hecho solo para mi, gracias a mi mamá que se tomó el tiempo para estar ahi!! Fue n día muy bonito y nunca lo olvidaré.
Uno de los recuerdos de mi infancia que aún tengo presente es cuando tenía alrededor de 4 o 5 años. Recuerdo que estaba con mi mamá en la comercial mexicana de plaza rio, estábamos comprando frutas y andaba TBO del programa club infantil, para eso entonces a mi me daba mucho miedo las botargas, y estaba regalando globos, mi mama me decía que fuera por uno cuando la botarga voltio a verme, y yo del miedo corrí y me escondí entre los muebles donde estaba acomodada la fruta, total yo no quería salir de ahí hasta que se fuera TBO, hasta que mi mamá me convenció y nos fuimos por otro lado donde no estuviera.
Esto lo relaciono con una fiesta de cumpleaños que me hicieron en preescolar, estábamos cortando el pastel en el patio, cuando de pronto sale la botarga de un lobo, (que no en día no entiendo cual era el concepto de tener a un lobo, si la fiesta era de Cenicienta), a mi me daba mucho miedo, recuerdo que la maestra me dijo que era mi papá el que estaba adentro que no tuviera miedo que no iba a hacer nada, pero yo no le creí, y el lobo que era mi papa correteaba a los niños, se subió a unas gradas de cemento eran como 6 o 7, y a un grupito de niños se le ocurrió empujarlo y el lobo fue a dar al piso, y supe que era mi papa hasta el siguiente día que se levanto y dijo que le dolía mucho la espalda por dicho golpe.
Hasta el día de hoy las únicas botargas que me dan miedo son las del doctor simi, les huyo, bueno y a una que otra que se mire muy extraña.
el recordar algo de la niñez, es algo que muy pocas veces se puede dar el lujo de recordar y que mas se puede recordar de la niñez que sucesos que nunca creíste que ocurrirían y menos en algún lugar donde es imposible que sucedan ese tipo de eventos. Eso ocurrió en una mañana, cuando tenia la edad aproximada de 7 años al despertar y darnos cuenta de que todo estaba cubierto de nieve, no simplemente una granizada como normalmente dejan las lluvias, sino nieve de verdad, nadie lo podía creer, ya que nunca se había visto eso en hidalgo, sorprendido ya que el ver algo sin igual, de la emoción salimos corriendo a tocarla, se parecía tanto a las películas, intentamos de todo con la nieve, arrojarnos bolas de nieve, enormes monos de nieve, incluso de la emoción faltamos a la escuela mis hermanos y yo, era fabuloso el sentir la nieve al caminar, y saber que al menos en alguna ocasión disfrutaríamos eso y que muy posible mente se repetiría un día como ese, pero al llegar la tarde la nieve desapareció junto con los ánimos y la diversión que nos había traído.
Tal vez no es uno de los recuerdos mas viejitos que tengo pero es el primero que se me vino a la mente a parte que tengo una cicatriz de ello. Todo empezó un día, si mal no recuerdo era un fin de semana entre sábado y domingo, como eso de las 4 o 5 pm, recuerdo que tenia puesto un jeans y una playerita color pastel. En ese entonces yo tenía unos 5 o 6 años y como toda una niña me encantaba jugar y estar de un lado a otro, como toda una niña claro.
A lado de mi casa estaba un lote baldío que ahora esta una casa, en ese lote lleno de tierra, llantas, vidrio, etc. Me gustaba explorar todos los rincones del lugar y encontrar cosas, que se las vendía a un tío, ¡yo desde chiquita con aires de comerciante!, bueno, pues ese día yo jugaba con mis hermanos y vecinos a las ¨atrapaditas¨. Yo y una vecina decidimos correr al lote y en el transcurso del ¨corre que te alcanzo¨, me tropiezo con un pedazo de fierro enterrado.
Caí de frente, y sin mas, me levante rápido y seguí corriendo pues no quería que me atraparan, y la vecina que estaba conmigo se empezó a reír de mi y cuando volteo con ella me dice ahhhh!, ¡te esta saliendo sangre!, y yo me asuste no porque me estaba saliendo sangre sino porque mi mama me regañaría.
Me fui a la casa para decirle a mi mama que me había caído y apunto de entrar a la casa me pare y le dije que me esperara, que le voy a decir a mi mama, ya no me va a dejar salir a jugar. Y le dije ¡ya se, vamos a buscar mi ceja, para decirle a mi mama que si me caí por el fierro y ella me dijo, vamos!, y pues sí, buscamos mis cejas, que por cierto nunca encontré. Para ese entonces mi hermana había escuchado y corrió a decirle a mi mama, entonces me hablaron y entrando a la casa sin dejar hablar mi mama le dije: ¡mamá, yo no fui me caí por el fierro y se me callo la ceja, ya fui a buscarla y no esta…! Y todos se empezaron a reír.
Y bueno desde entonces me tenían a como principal chiste de mi familia.
Mi recuerdo mas lejano es cuando tenia la edad de 5 años y estaba en jardín de niños de un poblado que se llama San Quintín.
en esa ocacion me acuerdo que los maestros organizaron un festival de primavera, y yo estaba participando en un baile con mis compañeritos, pero el vestuario que llevariamos era un vestidito de papel china y
a mi me tocaba el color verde, pues empesamos a bailar dando vueltas y vueltas cuando derrepente siento que se me atoró con otro compañerito y mi vestidito se rompió, para el colmo de esto yo no traia un short debajo de mi vestidito y traia unos calsoncitos color azul con olanes en la parte de atras, me dieron muchas ganas de llorar pero yo segui bailando y me queria tapar , pero en lugar de hacer eso me levantaba mas mi vestidito verde, y se me veia mas. eso fue algo muy feo y traumante para una niña de 5 años, pero ahora me acuerdo y me da muchisima risa. «Recordar es vivir»
Cuando recién llegue a la ciudad de Tijuana proveniente de León Guanajuato, tenia la edad de 4 años, recuerdo que vivíamos con mis abuelos. Ellos tenían una combi viejita con la que nos llevaban a la playa, además de que en ella mi abuelito y mi papa trabajaban. Un día la combi se descompuso, justo cuando llegamos a casa, mi papa decidió arreglarla junto con mi hermano. Yo me quede arriba de la camioneta por que después iríamos al supermercado. Después de un rato mi papa le llamo a mi hermana, que en ese entonces tenia 13 años. Mi papa le dijo que se subiera al volante y le apretara al freno sin embargo ella se equivoco y oprimió el acelerador. La camioneta arranco sola mientras mi papa iba colgando de la puerta gritándole a mi hermana que apretara el freno. Ella por supuesto, estaba gritando histérica y yo también pues pensé que nos iríamos hasta abajo. Mi hermana finalmente apretó el freno y la camioneta choco contra una banqueta y así se pudo detener.
Elegí este recuerdo, por que es el que tengo mas vivida de mi infancia. Lo recuerdo mucho por que debido a esta experiencia me es muy difícil tomar un volante y me pone muy nerviosa el hecho de manejar y cada vez que estoy sola en un carro y este esta de bajada, siento que se va solo y en ese instante, me viene a la mente lo que paso aquel día.
Lo que está por escribirse sucedió en el kínder cuando aún estaba en Guanajuato, con pocos años y mucho por conocer, mi experiencia con las mujeres despertaba tempranamente.
Siendo el favorito de la profesora, fascinado de ella era mi ilusión y razón, por lo que mi estancia en el salón se convertía en lo mejor que podía tener a esa edad, el motor de mis pasos que buscaban el sitio correcto para visualizarla día a día. Todo era perfecto, qué podría salir mal, nada.
Hasta que un día en el recreo un compañero arrebata mi lonche que con mucho esmero me preparaba mi mama en casa, no pude evitar el coraje ni controlar mis pequeños puños que se destinaban a la cara de aquella persona sedienta, acción que marcó la desgracia, la maestra se dio cuenta del acontecimiento, recibí mi primer regaño en el kínder, lo peor fue que venía de la persona que amaba, del todo, la que robaba algunas horas de mis sueños y las otras se las guardaba para cuando hicieran falta, la causante de derramar dos lágrimas serias y de la mirada decaída, del cuerpo desmoralizado que buscaba esconderse debajo de la cama.
Los ánimos de mi mama y hermana por hacerme sentir mejor me parecían poca cosa ante lo sucedido. Ahora entiendo el porqué de haber estado enamorado de la profesora, su atención, preocupación, belleza, calidez, no pudo evitar acercarse a mí y hablar de lo sucedido, recompensando mis horas tristes con un abrazo y un beso, renaciendo mi ego, tranquilidad y felicidad que había perdido, inmortalizando hasta el día de hoy aquellos momentos de mi primera desilusión y reconciliación con la persona que amaba.
Una de las cosas que jamás olvidare de mi infancia, es el día que fui a jugar con mi hermano y un amigo béisbol al campo de la liga guaycura que esta en la colonia independencia, donde vivo, tenia tan solo 5 años, mi hermano es 2 años mayor que yo y siempre nos íbamos a jugar a dicho campo, ese día, el campo ya estaba listo para los niños de la liga, habría juego 2 horas más tarde, por lo que tuvimos que aceptar jugar en una esquina del campo, a lado de una caseta de policías, era mi turno de pegarle con el bate a la bola, no podía, trate y trate y no me salia, mi hermano y amigo burlándose de mi, lograban que me enojara cada vez mas y mas, hasta que por fin pude pegarle a la bola con los ojos cerrados, pero para mi suerte le di justamente a la ventana de la caseta, cuando me di cuenta mis 2 compañeros habían corrido dejándome solo ahí, por lo que decidí correr también, pero mi inocencia hizo que volteara hacia atrás, y vi que un policía me señalaba y me hacia señas de que regresara al lugar de los hechos, a lo que accedí, el policía me asusto mencionandome que me iba a llevar a la cárcel porque era un delito grabe lo que había hecho, empece a llorar, hasta que llegó mi madre, cabe mencionar que se puso de acuerdo con el policía de que le íbamos a pagar dicha ventana, me avergüenza un poco mencionar que jamás se pago dicha ventana.
Cuando tenía la edad de 5 años, recuerdo que me gustaba ver las caricaturas de los Picapiedras, la serie televisiva de los Power Rangers y la película de ET, un día me encontraba viendo la televisión, cuando depornto recibí una llamada, yo me dirigí a contestarla y cuando dije bueno la voz que me contestó me respondió “ET, teléfono, mi casa, yo porsupuesto me emocione demasiado, pues creía que estaba hablando con él, yo le pregunte que de dodne me llamaba a lo que el me respondió que de Hollywood, yo de inmediato le pedí que me pasará a los demás personajes, Pedro Picapiedra, los Power Rangers etc etc. Cuando llegó mi cumpleaños, recibí la misma llamada y ahora me decían que me invitaban a pasar unos días con ellos, yo de inmediato empeze a preparar mi maleta con ropay juguetes, recuerod muy bien que hasta mi hermano le deje una carte diciendole que ya me iba, como al rededor de las 2 de la tarde observe del balcon de mi casa, ya que vivía en un departamento en un cuarto piso , caer paracaidistas yo juraba y perjuraba que eran ellos hasta que mi mamá me sacó de la mentira diciendome que el que hacia las voces y llamaba era mi papá
Un recuerdo de mi infancia, diferente al que compartí en clase fue cuando tenía 6 años y fui a la playa. A diferencia de la mayoría de las niñas a esa edad, a mi me daba mucha pena usar traje de baño, y en esa ocasión no era la excepción. Recuerdo estar envuelta en mi toalla de la sirenita, con un traje color morado y azul y mi mama insistiéndome: Ándale Liliana! Se mira muy bonito tu traje, quítate la toalla para que puedas meterte al mar. Después de varios intentos de mi mama por convencerme, lo logro, me quite la toalla y recuerdo caminar hacia la orilla, mirando mis pies y el cabello mojado sobre mi cara.
Cuando llegue a la parte más húmeda de la arena, aun sin tocar el agua, me llamo mucho la atención darme cuenta que mis pies se enterraban con facilidad y me provocaba la sensación de estarme adentrando al mar. En aquel entonces no tenia tanto miedo al agua, pero mi papa andaba nadando por ahí cerca y le dije que me enseñara a nadar, que me quería meter más al agua; cual fue mi sorpresa cuando mi papa me cargo de la cintura y de frente al mar, meciéndome como en una especie de columpio y al principio me gusto. Ya estábamos un poco más adentro cuando una ola me llego hasta un poco arriba de la cintura, a mi papa casi lo cubría el agua; empecé a sentir mucho miedo y a gritarle que me sacara. El en cambio me decía: no te asustes, no te pasa nada, etc. No pasaron ni dos minutos cuando mi papa piso un hoyo quede debajo del agua, aunque no me soltó, la sensación de estar cubierta de agua salada, el ruido, el susto y el llanto escandaloso me hicieron crear una especie de fobia al mar.
Mi papa me saco muy asustada y en todo el día no me volví a meter al mar, solo me quede jugando en la arena, espantada, mojada e incómoda por el traje de baño
Cuando tenía tres o cuatro años de edad, recuerdo que una de mis hermanas que estaba en la secundaria, estaba haciendo una tarea del tema de los niños héroes. Yo no sabia de que se trataba tal historia, pero me daba mucho miedo escuchar hablar de los supuestos héroes, tanto que con eso me asustaban cuando me quería salir de la casa. Cerca de mi casa, había una cruz que colocaron tras fallecer una persona en un accidente, y cada vez que yo pasaba por ahí, creía que ahí estaban sepultados los niños héroes, y me tapaba la cara o me volteaba para no ver la cruz. Cuando entré al kínder, acercándose la fecha de conmemorar el aniversario luctuoso de los niños héroes, la maestra preguntó que si alguien de nosotros conocíamos algo acerca de, y yo con miedo respondí que sí, que se habían muerto y que estaban sepultados por mi casa. La maestra, posterior a mi inocente respuesta, nos contó la supuesta historia, que por supuesto me la creí toda, y a partir de ahí dejé de esconderme cada vez que pasaba por el sitio de la cruz, y claro, dejé de temerle a los “niños héroes”.
cuando pienso en mi infancia el primer recuerdo que siempre se me viene a la mente, era cuando yo tenia aproximadamente 4 o 5 anios y mi papa nos llevaba todos los domingos al circo, cada vez que un circo nuevo aparecia en la ciudad ibamos, recuerdo tambien que siempre comprabamos palomitas y algodones de azucar, ah y tambien el tipico cuadrito por donde se miraba una foto que te tomaban. siempre que miro fotos o hablamos de epocas de la infancia recuerdo mucho esos domingo familiares.
mi recuerdo mas lejano, fue cuando estaba de vacasiones en sinaloa, en el rancho de mi abuela. mi mama era de las personas que con solo una mirada ya sabias que te hiba a regañar y me dijo portate bien, y un dia antes me habia comprado unas sandalias como de fomi, entonces ya estando en el rancho me meto a la alberca, y estube un buen rato, y ya que me sali, me tapo con la toalla, y empiezo a buscar mis sandalias y no las encuentro, y empiezo a llorar y dije mi mama me va a regañar, y como era en un rancho habia muchos animales, y cerca de la alberca habia un cochi, pues entonces cuando me di cuenta, el cochi se estaba comiendo mi sandalia, estaba destrozada y empiezo a llorar con mas ganas, y ya me di ce mi abuela no te va a decir nada tu mama, no llores. y ya llego mi mama y nomas se rio. Dos años despues volvi a ir, mataron al cochito y me senti mal.
Lo próximo a contar sucedió en el kinder cuando aún me encontraba en Guanajuato, con pocos años de vida y mucho por conocer, mis experiencias con las mujeres despertaban tempranamente. Siendo el consentido de aquella hermosa profesora, era la ilusión o el motivo de mi grata estancia en el kinder, todo era perfecto, qué podría salir mal, nada.
No hasta que un compañero en el recreo se le ocurrió arrebatar mi lonche que con mucho esmero me lo preparaba mi mama en casa, no pude evitar el coraje ni controlar mis pequeños puños que se destinaban a la cara de aquel “amigo”. Mal momento el que se había presentado, la profesora se dio cuenta del acontecimiento, recibí mi primer regaño en el kinder, fatal, pues venía de la persona que robaba algunas de mis horas de sueño, el motor que hacía andar mis pasos para llegar al salón, la que provocó dos lagrimas llenas de seriedad ese día. La mirada me pesaba y el cuerpo desmoralizado sólo quería llegar a casa y mantenerse debajo de la cama, desconocía totalmente qué era lo que debía de hacer para borrar aquel acontecimiento que me mantenía de tal forma.
Los ánimos de mi mama y hermana por hacerme sentir mejor me parecían poca cosa ante lo sucedido, sólo quería que todo fuera igual que antes. Ahora entiendo porqué me enamoré de la profesora, su sensibilidad, atención y preocupación (muy bonita también), hizo que al día siguiente no pudiera evitar acercarse a mi y hablar de lo sucedido, aquellas horas de tristeza que pasé se estaban recompensando por el abrazo y beso que me dio la maestra, mi ego renacía y lo ocurrido, podría resumirse en una pequeña inconveniencia y un compañero que tenía hambre.
El recuerdo sobre mi infancia es de cuando tenia 8 años, la colonia donde estaba viviendo nunca fue muy segura, constantemente se hacia presente la delincuencia a todas horas. Por seguridad de parte de mis padres, no salia mucho a jugar en la calle, asi que la televisión fue uno de mis primeros pasatiempos, en todo momento estaba viendo entre caricaturas y peliculas en ella. Poco despues, a pesar de nuestras limitaciones economicas, se contrató el servicio de cable, de esta manera permanecia mayor tiempo frente a la televisión. Esto me llevó a desvelarme en numerosas ocasiones, una de estas hasta las 4:30 de la madrugada, al ver la hora y no creerlo, vi por la ventana y el sol estaba a punto de salir y Observer el carro de mi madre. Sabía que a las 5 de la mañana mi padre despertaba para trabajar, para no ser regañado decidí apagar la televisión y dormirme antes de ser sorprendido. A las pocas horas me despierto a causa del ruido que ocurría en la cocina, mis papas estaban haciendo llamadas por que le habían robado el carro. En ese momento pensé, “si ya no esta el carro para que me lleven a la escuela, estaré mas tiempo en la casa viendo televisión”. Pero las cosas no ocurrieron como se planearon, ya que después de hacer un par de llamadas, mi tía terminó llevándome a la escuela mientras se resolvía lo ocurrido.
Cuando tenía la edad de 5 años, recuerdo que me gustaba ver las caricaturas de los Picapiedras, la serie televisiva de los Power Rangers y la película de ET, un día me encontraba viendo la televisión, cuando depornto recibí una llamada, yo me dirigí a contestarla y cuando dije bueno la voz que me contestó me respondió «ET, teléfono, mi casa, yo porsupuesto me emocione demasiado, pues creía que estaba hablando con él, yo le pregunte que de dodne me llamaba a lo que el me respondió que de Hollywood, yo de inmediato le pedí que me pasará a los demás personajes, Pedro Picapiedra, los Power Rangers etc etc. Cuando llegó mi cumpleaños, recibí la misma llamada y ahora me decían que me invitaban a pasar unos días con ellos, yo de inmediato empeze a preparar mi maleta con ropay juguetes, recuerod muy bien que hasta mi hermano le deje una carte diciendole que ya me iba, como al rededor de las 2 de la tarde observe del balcon de mi casa, ya que vivía en un departamento en un cuarto piso , caer paracaidistas yo juraba y perjuraba que eran ellos hasta que mi mamá me sacó de la mentira diciendome que el que hacia las voces y llamaba era mi papá.
En lo personal yo le tengo pavor a los balones, y es que cuando yo era niña, fui la única niña entre puros niños (mis primos) así que jugaba con ellos fútbol, y me tocaba ser la portera ya que ellos solo jugaban a eso, por supuesto nadie me quería en su equipo por que siempre metían goles a la portería, porque yo me quitaba y cuando me quedaba quieta tratando de parar la pelota terminaba llena de moretones. Vivíamos a dos cuadras del parque y un buen día se cansaron de jugar conmigo así que mientras ellos iban a las canchas me dejaron en lo juegos, yo jugaba muy feliz pues ya no era parte del equipo, así que llegue a lo mas alto de la resbaladilla y me doy cuenta que no estaban…Me habían abandonado, como loca me deslice y grite llamándolos, pero ya no había nadie, tratando de que no me invadieran los nervios regrese a casa, por supuesto ninguno de ellos se percato de que yo no estaba, hasta que llegue toda nerviosa, y todavía al verme me dicen, estábamos discutiendo a quien se le había olvidado ir por ti a los juegos, entre risas muy tranquilos ellos me dicen lo bueno que ya estas aquí. Hasta la fecha no supero mi trauma cuando alguien juega cercas de mí con un balón.
mi recuerdo mas lejano, fue cuando estaba de vacasiones en sinaloa, en el rancho de mi abuela. mi mama era de las personas que con solo una mirada ya sabias que te hiba a regañar y me dijo portate bien, y un dia antes me habia comprado unas sandalias como de fomi, entonces ya estando en el rancho me meto a la alberca, y estube un buen rato, y ya que me sali, me tapo con la toalla, y empiezo a buscar mis sandalias y no las encuentro, y empiezo a llorar y dijo mi mama me va a regañar, y como era en un rancho habia muchos animales, y cerca de la alberca habia un cochi, pues entonces cuando me di cuenta, el cochi se estaba comiendo mi sandalia, estaba destrozada y empiezo a llorar con mas ganas, y ya me di ce mi abuela no te va a decir nada tu mama, no llores. y ya llego mi mama y nomas se rio. dos años despues volvi a ir, mataron al cochito y me senti mal. 😦
Recuerdo cuando tenía 5 años, en aquel entonces las caricaturas de los picapiedras, la serie televisiva de los Power Ranger y la película de ET eran mis favoritos, una tarde mientras veía la televisión, entró una llamada, yo como era normal la constesté y cuando dije «bueno» habló una voz diciendome, Hola Edwin, ET, teléfono, mi casa, yo emocionado creía que era ET el extraterrestre cuando le pregunte que de dodne me hablaba me dijo que de Hollywood, yo en ese momento le pedí que me pasara a Pedro Picapiedra, A los Powe Ranger a infinidades de personajes, después llegó mi cumpleaños y la misma llamada entró y efectivamente eran ellos de nuevo, pero ahora diciendome que me iban a invitar a Hollywood, yo inmediatamente dije que si, comenzé a preparar mi maleta con ropa y juguetes, recuerdo muy bien que hasta mi hermano le había dejado una carta diciendole que ya me iba, al rededor de las 2 de la tarde me di cuenta que aparacaidistas estaban callendo cerca de mi casa yo jure y perjure que eran ellos, hasta que mi mamá me dijo que el que hacia la llamadas y las voces era mi papá.
La experiencia mas lejana que recuerdo es cuando iba en tercero de primaria tenia 8 años, y me había tocado una maestra que faltaba mucho por que estaba enferma. Una vez estábamos en el salón y pasaban de las ocho que era la hora de entrada y la profesora no llegaba así que mis dos amigas y yo decidimos ir a desayunar, al regresar al salón estaba el profesor suplente el cual tenia fama de regañón y estricto así que nos dio miedo y decidimos no entrar, el caso es que al final nos entraron en una casita que estaba cerca de las canchas. Como castigo se suponía que nos quedaríamos en el turno de la tarde para recuperar las clases, pero después optaron por dejarnos tarea extra, mi hermana no dijo nada a mis papas y pensé que ya me había salvado de la regañada pero dos años después en un domingo mientras desayunaba se me ocurrió hablar de eso, hubiera preferido no hacerlo, me pusieron una santa regañada por algo que ya había pasado hace dos años.
La experiencia mas lejana que recuerdo es cuando iba en tercero de primaria tenia 8 años, y me había tocado una maestra que faltaba mucho por que estaba enferma. Una vez estábamos en el salón y pasaban de las ocho que era la hora de entrada y la profesora no llegaba así que mis dos amigas y yo decidimos ir a desayunar, al regresar al salón estaba el profesor suplente el cual tenia fama de regañón y estricto así que nos dio miedo y decidimos no entrar, el caso es que al final nos entraron en una casita que estaba cerca de las canchas. Como castigo se suponía que nos quedaríamos en el turno de la tarde para recuperar las clases, pero después optaron por dejarnos tarea extra, mi hermana no dijo nada a mis papas y pensé que ya me había salvado de la regañada pero dos años después en un domingo mientras desayunaba se me ocurrió hablar de eso, hubiera preferido no hacerlo, me pusieron una santa regañada por algo que ya había pasado hace dos años.
Haciendo memoria sobre mi infancia, en la cual era muy traviesa. Recorde varias experiencias pero de la que más me acuerdo es la siguiente:
Una ocasión en la que jugando a la comidita, como solia hacerlo con mi hermano y dos primas, hicimos que mi hermano se comiera un pastel de lodo, le dijimos que era de chocolate, el no queria, pero lo obligamos. Después fue llorando a acusarnos con mi mamá, que al verlo lleno de lodo se enojo y nos regaño. A mi me castigo una semana sin salir a jugar, ni ver televisión.
Siempre es bueno recordar la infancia.
Siempre me ha gustado lo extremo, cuando tenia 6 ó 7 años, recuerdo que mi papá le rogamos para que nos llevara a los arrancones clandestinos que se hacían en mi colonia, en la parte de atrás de una secundaria.
En esa ocasión nos fuimos antes de que anocheciera a jugar futbol en la canche que estaba pegada a esa calle, ya en la noche como a las 10 ó 11 comenzaban a llegar los carros que iban a competir, nosotras nos acomodábamos en la cajuela del carro y observamos el show, ya iban como 3 carreras cuando llego la policía se realizó lo que le llaman una redada, se supone que cerraron las calles para impedir que los carros salieran, pero todo les salió mal, se hizo un corredero por todos lados, acelerones de carros, se subían por donde pudieran para salir, cuando de repente volteo hacia la salida y lo que más me quedo grabado fue un muchacho que tenia un pie enyesado y andaba en muletas, corrió y cuando se le iba acercando la policía soltó las muletas y corrió en un pie y creo que logro escapar.
Mientras, nosotras estábamos observando el show y se nos acerco un policía, le echamos una pequeña mentira, le dijimos que solamente nosotras fuimos a la cancha a jugar futbol, no sabíamos nada de los arrancones, pusimos las caras de niñas buenas y nada más nos pidió que tuviéramos cuidado y se alejó.
Lo que más recuerdo de esta experiencia fue que se vio como una película, bien rápido y furioso, se escuchaban los motores, los quemones de llantas, se veían las sirenas de los policías y todos esquivando, pero sin duda alguna lo que más recuerdo es al muchacho de muletas que no le importo el pie y corrió porque lo dejaron abandonado, primero se escuchaban las muletas y de repente ¿dónde quedaron?, ¿quién sabe? Al final creo que fueron los mejores arrancones a los que asistí, la adrenalina se sintió desde que comenzaron a competir los carros, hasta que llegue a mi casa seguía emocionada comentando con mis hermanas lo que ellas vieron y lo que yo vi.
Cuando tenía la edad de 6 años, me encontraba en el kínder, Bertha Bon Glumer, a lo que para ese entonces ya era mi último día de clases de preescolar, siendo que yo no recordaba que era el último día que sería una graduación en la cual teníamos que ir vestidos de vaqueras (niñas) y vaqueros (niños) porque bailaríamos la de “El ratón vaquero” de cri cri, entonces llegue con mi mamá al kínder y le dije que iba a bailar y que tenía que haber ido vestida de vaquera, a lo que mi mamá solamente me dijo que porque no le había dicho que iba a bailar y solamente vio que todos mis compañeritos llevaban sus botas, su sombrero, su falda en el caso de las niñas, los niños los pantalones y camisas cuadradas, a lo que yo no llevaba nada de esa vestimenta más que el uniforme que era un jumper de cuadritos con rayas verdes y gris, mis zapatos y calcetas escolares.
Por lo tanto, el recuerdo de ese día aun lo mantengo en mi mente, tal y como eran algunos de los pasos, pero más que nada eran solamente dar vueltas y vueltas agarrada de los brazos de mis demás compañeritos. Entonces, decidí poner este recuerdo que para mí fue positivo en el aspecto de que era mi último día no de clases sino de estar con mis compañeritos y así ya me sentía grande de que iba a salir del kínder para entrar a la primaria.
El recuerdo más lejano que se me viene a la mente es de cuando tenia tres años de edad, lo se por que era mi fiesta de cumpleaños y hay fotos que confirman el acontecimiento, las cuales me han servido de mucho para recordar un poco más de lo que viví en ese momento.
Bien, recuerdo que todos los invitados estaban comiendo carne asada, mi papá servia la carne, mi mamá la verdura y todo lo demás, entonces yo estaba sentada en una banqueta que estaba cerca, junto con una amiga que se llama Dinora, por cierto hace años que no se nada de ella, desde que nos mudamos de esa casa donde me hicieron la fiesta, ella era mi vecina y era mayor que yo como por tres años. De acuerdo retomado la historia, nosotras estábamos comiendo y ella fue a que le sirvieran más, cuando regresó mire que le habían dado frijoles y que yo no tenia, fue entonces que decidí ir en busca de mi madre para que me sirviera, al momento no la encontraba y cuando al fin lo hice, no me hizo caso, me dijo: “Ahorita te sirvo espérame ando ocupada”, yo creo anduvo ocupada toda la noche por que nunca me sirvió, como me dí cuenta que mi mamá no tenia intensiones de servirme regrese con Dinora y seguí comiendo, pero enojada porque yo no tenia frijoles y ella si.
Ese es mi recuerdo y mi trauma de esa fiesta de cumpleaños.
Que fuerte estuvo eso, espero que no hayas quedado con secuelas, no no es cierto, me imagino que aunque es un recuerdo lejano se te quedo muy presente debido a la gravedad que tuvo, pero no te preocupes esas cosas suelan pasar, yo queme un árbol de mi casa, le di cervesa a un perro, rocie gas lacrimogeno en una habitación en donde se encontraban mis primos y yo, pensando que era spray y casi nos quedamos ciegos y sin olfato nada de gravedad, simples tavesurillas!!!!
El recuerdo lejano de mi niñez fue cuando mi hermana y yo jugamos a un lado de la casa, en ese tiempo pues no había cercos o bardas de concreto que dividían las casas y pues jugábamos en el patio de los vecinos a las escondidas, en eso mi hermana encontró una cajetilla de cigarros en un hoyo donde los vecinos tiraban la basura y yo le arrebate la cajetilla, los vecinos Vivian en un cuarto pequeño y yo al observar a un lado de ese cuarto un colchón muy viejo que tenía muchos hoyos, dije yo pues voy hacerles un favor voy a prenderle fuego y le metí el cerillo encendido en uno de los hoyos, y que se prende poco a poco y corrimos porque nos hablaba mi abuela para comer, tenía 5 años en aquel entonces, pero yo observaba por la ventana y miraba que cada vez más, crecía el fuego, pero yo no decía nada, por miedo a que mi abuela me pegara y cada vez mas miraba por la ventana de mi casa que crecía el fuego a tal grado de prenderse el árbol y el árbol tocaba el techo de ese cuarto y dije yo no ¿no puede ser posible que hice? Y que se enciende la casa del vecino y en aquel entonces no había agua potable en las colonias ni cómo podían los vecinos apagar el incendio solo había tambos que las pipas suministraban a la colonia, pues empezó a temblar la tierra por que el tanque de gas estaba a punto de explotar y mucha gente se aglomero y le echaban agua, pero no era suficiente hasta que legaron los bomberos y empezaron a controlar el fuego, desafortunadamente se quemo toda la casa y cuando se termino de apagar los vecinos de la casa llegaron muy tristes con sus bolsas de mandado por que ya no tenían casa, y me sentí peor, ellos solo rentaban y su conclusión fue que se les había olvidado apagar los frijoles y por eso se había encendido, el dueño de la casa vino a reclamar por que un señor nos vio a mi hermana y a mí que estábamos jugando minutos antes de que se incendiara la casa y por eso concluyeron que nosotros la habíamos quemado y el señor nada mas por que se porto benevolente conmigo si no me hubiera enviado al titular de menores, recuerdo que mi mama me pego mucho y después en la noche que llego mi papa también me volvió a pegar, es un recuerdo lejano pero que no se me olvida, de hecho me pegaban mucho de niño porque era muy travieso, creo que fue la travesura más grave que he hecho, pero me sirvió la vara de la disciplina por que gracias a eso jamás volví hacer travesuras.
El recuerdo mas lejano que tengo procede de los 5 años, era una tarde nublada en la colonia alemán en Tijuana, y estaba jugando con mi hermano de 2 años a las escondidas. En ese entonces en la sala de mi casa había dos sillones particularmente grandes, y me acoste en uno de ellos para esconderme, desafortunadamente para mi tambien había una pelota de beisbol de las de hueso tirada y mi hermano la agarró, acto seguido la avienta hacía el sillon donde estaba y me da un buen golpe en la cabeza, naturalmente empezé a llorar y corrí con mi madre para quejarme, ella empezó a sobarme la cabeza, sin embargo era tanto mi coraje que quería golpear a mi hermano, pero nada paso a mayores.
Un recuerdo muy impactante y a la vez de reflexión, pues como comentas, este te sirvió para reflexionar y tomar conciencia acerca de los grandes problemas que pueden llegar a ocacionar las travesuras.
Ariel me has dejado pasmado, si sólo hubiera leido tu recuerdo estoy seguro que no hubiera sido la misma sensación que me has dejado al haberlo escuchado de tus propias palabras. Imagino la impresión que te causó todo esto siendo un niño y definitivamente ahora que eres un adulto. Podría rescatar algo bueno de todo esto, y es que seguramente aprendiste hacer más precavido y dejar este tipo de travesuras.
Un recuerdo que tengo muy presente es cuando tenía aproximadamente 6 años y por primera vez me iba a subir al avión.
mi madre dos semanas antes ya nos había dicho a mi hermana y a mí que viajaríamos, y desde que me dio la noticia yo me emocione mucho, ese mismo día ya quería hacer las maletas, mi madre decía que aun no y yo le seguí insistiendo incluso no quería ni ensuciar la ropa para ya irla guardando por fin mi madre empezó a hacer las maletas, y llego el día tan esperado, entramos al aeropuerto de Tijuana, checaron las maletas y nos dirigimos hacia el avión, cuando mire el avión tan grande y yo tan pequeña ya no quería subirme y comencé a llorar y llorar nadie me podía calmar y el avión ya tenía que despegar, entonces fue cuando una de las aeromozas se le ocurrió decirme que si me subía yo le iba ayudar a repartir dulces a todos, y cuando ya estaba arriba sentada cada vez que veía pasar a la aeromoza le decía a qué hora vamos a repartir los dulces, hasta que me dijo vente ya vamos a repartirlos y desde ahí cada vez que miro un avión recuerdo ese día y quiero subirme a uno.
Un recuerdo que tengo muy presente es cuando tenía aproximadamente 6 años y por primera vez me iba a subir al avión.
mi madre dos semanas antes ya nos había dicho a mi hermana y a mí que viajaríamos y desde que me dio la noticia yo me emocione mucho, ese mismo día y quería hacer las maletas, mi madre decía que aun no y yo le seguí insistiendo incluso no quería ni ensuciar la ropa para ya irla guardando por fin mi madre empezó a hacer las maletas, y llego el día tan esperado, entramos al aeropuerto de Tijuana, checaron las maletas y nos dirigimos hacia el avión, cuando mire el avión tan grande y yo tan pequeña ya no quería subirme y comencé a llorar y llorar nadie me podía calmar y el avión ya tenía que despegar, entonces fue cuando una de las aeromozas se le ocurrió decirme que si me subía yo le iba ayudar a repartir dulces a todos, y cuando ya estaba arriba sentada cada vez que veía pasar a la aeromoza le decía a qué hora vamos a repartir los dulces, hasta que me dijo vente ya vamos a repartirlos y desde ahí cada vez que miro un avión recuerdo ese día y quiero subirme a uno.
El recuerdo más lejano de mi niñez fue cuando tenía aproximada mente la edad de 5 o 6 años, estaba al cuidado de mi hermana que era muy vaga, siempre se la pasaba con una vecina de su edad aproximadamente de unos 10 años, pues como ella estaba muy aburrida me llevo a la casa de la niña y duramos jugando como una hora no recuerdo bien el tiempo pero ellas se enfadaron de mí y me mandaron a ver la televisión, pero como yo quería estar escuchando lo que ellas decían, me dijeron que si no me iba a ver la televisión me iban a encerrar en el ropero, yo bien berrinchuda les dije que no me importaba.
El hermano de la amiga llego y ellas le dijeron que me metiera al ropero por latosa, entonces yo me puse a llorar, el fue por una telas de su mamá y entre los tres me amarraron los pies, las manos y mi hermana bien mala onda me puso un trapo en la boca, los tres me arrastraron risa y risa desde la sala hasta el cuarto de la mamá de la niña, me metieron ya no recuerdo bien el tiempo que dure encerrada pero fue como aproximadamente una media hora hasta que llego la mama de la niña y el niño, fue hasta ahí que me sacaron yo hecha un mar de lagrimas y bien asustada.
La señora los regaño, aparte yo le dije a mis papis para que le pegaran a mi hermana aun recuerdo la cara de mi hermana cuando mi mami le dio una tunda. Yo al final quede con el trauma un buen tiempo a los lugares encerrados y obscuros.
Fue divertido escuchar tu historia, te imaginé amarrada y la verdad, con todo respeto, me dio mucha risa, pero a la vez dije, que malos, pobresita Lupita!
el recuerdo es muy similar a los miedos que teniamos de chicos, a la obscuridad, el encierro y esas cosas, mas como se es muy imperactivo, esos actos son negativos para los niños. Si se juega al principio este tipo de actividad cuando es chico, pero uno se aburre muy pronto…
En cuanto me preguntan de mi infancia pienso en Sinaloa y que a veces me gustaría regresar, hace poco estaba viendo unas fotos de cuando hice la primera comunión y recordé ese día, en el cual también le festejaron su cumpleaños a mi hermana. A mi mama siempre le ha gustado hacernos fiestas, ese día me la pase muy bien, una de mis abuelas sabia hacer piñatas y nos hizo una en forma de uva que estaba hecha con puros cascarones de de huevo llenos de confeti, recuerdo a mi mama cuidando que cada niño solo le diera una vez a la piñata para que esta durara mas, también nos hizo una piñata de globos era un cubo que tenia globos adentro, me la pase muy y me regalaron muchas cosas y me gusta ver esas fotos porque me recuerdan los feliz y sencilla que fue mi infancia en sinaloa
Una de mis anecdotas mas recordadas fue cuando yo tenia 12 años de edad, estaba en la casa de mi mejor amigo, recuerdo que era ya muy noche de sabado,estabamos en la terraza de su casa, cuando de pronto vimos algo en el cielo,no parecia ser un avion, ni parecia ser un globo ni nada, mas bien era una luz que se movia de manera muy extraña, no eran movimientos normales que un avion, avioneta o cualquier parecido pudiese hacer, al menos no con esa facilidad, cuando estabamos bien sacados de onda y nos le quedamos viendo asi de ojo pelon, de pronto…pum..desaparecio asi como arrancando muy rapidamente y se perdio, dejando una espoecie de..aamm..como dejan los aviones pero mas direfente…..no se explicarlo…al ver ese fenomeno nos volteamos a ver y dijimos al mismo tiempo:..uuuyyyyyyyy!!!……..y nos ondeamos bien curada, sorprendidos…despues en la casa de su tio que esta al lado de el, y tambien en la terraza de esa casa se encontraba una tia de mi amigo, que no nos habiamos dado cuenta pero tambien estaba viendo, y recuerdo que le preguntamos: viste eso?…y ella respondio…si…si vi..!, y le preguntamos…pero verdad que estuvo raro?..y ella respondio….si…y se quedo callada mirando al cielo…la cara de la tia era de un no se que..estaba tan sacada de onda como nosotros…!
Presenciar cosas sorprendentes como éstas ha de ser interesante, almenos yo no he tenido alguna experiencia similar pero que bueno que tu si, y que mejor ver a que te cuenten, haya lo que haya sido lo que sucedió, el fenómeno será difícil de olvidar para ti.
un poco me dio raros tus recuerdos, pero creo que uno a pasado por alguno de esos, que piensas cosa que a ultima hora ni son y uno mismo se los inventa, pues recuerdo una vez que unas amigas y yo caminabamos por una calle de noche y como estabamos contando cosas de terror, pues nos asustaron unos perros con sus ladridos y pensamos que alguien nos seguia, cosa asi, pero por anda contando cosas de terror, uhhh.
Este ejercicio coincide con la nostalgia que me genera la temporada previa a mi cumpleaños. Creo que es lo más viejo que tengo en mi memoria. De pequeña fui una nieta demasiado consentida por los abuelos de ambos lados, pero siempre conviví más con mi abuelo materno y a veces me gusta creer que tengo mucho de él en mi forma de pensar.
Creo que tenía unos dos años, era un bonito día soleado (quiero creer eso) y a mi abuelo le gustaba estar fuera de la casa. La casa de mis abuelos era más patio que nada. La pequeña casa estaba rodeada de patio. La casa estaba en una esquina (antes de bajar a la Cruz Roja) y había un solo carril, estaba como de terracería. Una tarde mi abuelo me llevó con él a sentarme en la orilla del terreno, en la banqueta. Platicaba mucho conmigo, pero lamentablemente no recuerdo nada. Paso un paletero, de eso que tienen un carrito y llevan una campanita anunciando que ya están cerca.
Mi abuelo compro dos paletas, uno para él y uno para mí. Nos comimos las paletas y seguimos sentados en la banqueta pasando el rato. Para esto, deben saber que yo de pequeña padecí de anginas, hasta los 8, 9 años que me operaron. Después paso otro señor vendiendo paletas y mi abuelo repitió la acción a petición mía, lo más seguro. Comimos y seguimos ahí en la banqueta.
Más tarde, ya dentro de la casa me enferme. Ni mi madre ni mi abuela sabían porque, sólo me escuchaban toser pero yo no quería decir nada.
Pero creo que mi abuelo les dijo lo de las paletas, después me regañaron por andarle pidiendo cosas heladas a mi abuelo, porque para ellas yo a mi dos años de edad tenía que entender que lo frío me hacia daño, por las anginas. Tengo algunos recuerdos borrosos de mi abuelo, también puedo recordarme caminando de la mano con él, por las vías del tren que estaban a unos metros de la casa. Yo como siempre viendo para todas partes y él platicándome cosas que ya no recuerdo, pero que confió que se hayan quedado en mi subconsciente y sean la razón de muchas cosas que a veces no entiendo.
Buenas memorias del abuelo y la nieta, apesar del regaño el haber convivido con tu abuelo de tal manera resulta interesante, pues la nostalgia más de una vez te hará recordar el momento.
Mi recuerdo más lejano es uno de cuando tenía 4 años. Mi papá empezaba a trabajar de guardia en el ministerio donde lleva ahora la logística. El caso es que ahí le prestaban una camioneta para que checara el campamento. Mis hermanos y yo le pedimos que nos dejara quedarnos a jugar un rato solitos, en lo que él hacia sus rondas y nos pusimos a jugar aventando «bombas». Al principio fueron bolas de unicel que había en el piso, pero cuando se terminaron empezamos a usar grava. Mi hermana y yo estabamos en un equipo y mi hermano estaba solo, pero cada quien tenía una madera para esconderse detrás. Resulta que en una de esas la grava que teníamos mi hermana y yo se acabó, así que le dije a mi hermana
– !Voy por más municiones!
Me fui corriendo a recoger todas las que podía y derrepente mi hermana grita
-!Bere, cuidado!
Me paro del suelo y oigo un «tuck». Me apreté la cabeza con los dos brazos cruzados y empezé a ver como la sagre corría por mi cara. Mi hermano todo nervioso corrió conmigo y mi hermana estaba llorando de la decesperación. Uno de los jefes de mi papá me alcanzó a ver a lo lejos y cuando se acercó y me vio sangrando me curaron y le hablaron a mi papá. No le quisieron decir lo que había pasado, pero ya cuando me miró estaba todo preocupado y mis hermanos todos asustados de que los iban a regañar. Yo por mi parte estaba pidiendo perdón a mis hermanos y a Dios. Lo que más risa me da es que decía.
-Dios perdóname, no me quiero ir al infierno
*=) Aun no puedo creer el miedo que le tenía a Dios.
Las pruebas sólo quedaron en nuestra memoria, porque no quedó no cicatriz del accidente.
Uno de los recuerdos que tengo muy presentes en mi memoria y que puedo imaginarme nuevamente los colores del lugar, las caras de las personas que estaban ahí; en si recordar el momento con gran claridad Fue cuando estaba en preescolar, el día de clases ya terminaría. Solo teníamos que terminar de colorear un dibujo y cuando concluyéramos se lo dejaríamos a la maestra en su escritorio. Cuando de pronto mi maestra, dice en voz alta: ¡hay una personita que se ha esforzado mucho y que colorea sin salirse de los bordes, le daré un premio!, cuando poco después menciono mi nombre y dijo que el premio era para mí, y pidió a mis demás compañeritos dieran unos cuantos aplausos. Yo recuerdo que me sentía muy feliz, y mi corazoncito latía muy fuerte. El premio era una dibujo de los personajes de Plaza sésamo en una lámina de papel de cascarón, que la maestra había hecho. Para mí fue genial, pues yo vi un día antes como la maestra lo estuvo haciendo, era la hora de recreo cuando yo entre de pronto al salón y ahí estaba ella dibujando sobre la lámina, y yo pregunte con mi voz delgada, qué era lo que hacía y me explicó que era para una personita especial, qué solo era un pequeño regalo. Recuerdo también que junto con el dibujo la maestra nos daba medallas por ser buenos alumnos, yo tenía una colección, que hasta la fecha las tengo conmigo guardaditas en una caja. Regresando al premio, la maestra al finalizar la clase me comento que hasta que viniera mi madre por mí tomaría el premio, pues todavía estaba un poco fresca la pintura. Entonces, cuando ya llego mi madre, yo corrí hacia ella y le dije lo contenta que estaba y el regalo que me había hecho la profesora. Cuando llegamos a casa mi mamá, me pregunto en qué parte de mi cuarto quería estuviera el dibujo, lo puso en el centro de la pared que quedaba en la cabecera de mi cama, dibujo que duro muchos años en esa pared, y siempre que miraba hacia arriba, venia el recuerdo de ese día y la sensación de felicidad.
Yo era muy traviesa y ocurrente, pero en la escuela era un panesito dulce, y tambien guardo varios premios, diplomas y hasta las estrellitas que me pegaban en la frente jeje
mi recuerdo mas lejano de la infancia no es muy agradable,pero me parece loco jajaja porque aun me sigue afectando.Un dia mis padre decidieron cambiarse de casa,en donde viviamos ya teniamos mucho tiempo, recuerdo a mi papa subiendo las cosas a un carro grande, y mi mama ayudandole;mientras yo agarre mi escobita y decidi ir a la tiendita de un lado a despedirme de la señora de la tienda pero estaba cerrado me provoco mucha tristeza y ahi fuera de la tienda me puse a pensar que la iba extrañar,que ya me iba que no la iba volver a ver,y me fui al carro en rumbo a mi nueva casa ,y cuando llegue me di cuenta que mi escobita se me habia quedado en aquella casa y mi papa nunca que quizo ir por ella,y siempre recordare mi escoba chiquita con el mango rojo y sus cerdas amarillas.Hasta la fecha los cambios de escuela,ciudad me afectan mucho.
Mi recuerdo fue cuando tenia aproximadamente 4 años mis padres junto con muchos de mis familiares estaban contruyendo mi casa y todos estaban en su trabajo, com era la más pequeña me dejaron en la jardinera a que jugara y tooooooooda la mañana y parte de la tarde me la pase jugando con una lagartija que no se cómo la pude capturar, lo que recuerdo es que la tenía bien apretada a la pobrecita y nunca se fue.. hasta cuando me hablaron para comer he iba con mi pobre animalito, toda mi familia se asusto porque no sabian si era la lagartija venenosa… ja ja creo que yo fui más peligrosa…
cuando tenia 3 años de edad, me gustaba mucho jugar en el patio de trasero de la casa, en el cual había un poso de agua. ese dia el agua se fue. mi mami tubo que destapar ese pozo para lavar ropa. entonces yo andaba jugando. no se porque se me ocurrió ir a ver que había dentro. por supuesto el pozo estaba lleno de agua. tenia 12 metros de profundidad. En realidad ya no recuerdo que paso de ahí solo se me viene a la mente que estaba dentro del pozo desesperada y el agua me cubría el cuello solo pataleaba y lloraba y mi mama me veía desesperada desde arriba. después un señor se metió amarrado con una cuerda en la cintura así me pudieron sacar y cuando salí no podía hablar. solo se me viene a la mente cuando mi mama me estaba frotando un huevo todo mi cuerpo y yo no podía hablar de lo asustada que estaba. estuve aproximadamente un mes muda debido al susto que tuve por el accidente.
Hay Isa porqué no te fijas donde caminas, vaya impresión doble, la de tu mama y la tuya en esa situación, que desesperación es un momento contrareloj, lo bueno es que no pasó a mayores y hoy podemos disfrutar de tu presencia.
A la edad de entre 4 y cuatro anos y medio, viviamos en un ranchito llamado los copales en el municipio de Concordia, Sinaloa. Mi papa se dedicaba al campo y estaba a cargo de un pequeno rancho que quedaba como a 10 km de Concordia; un dia salimos a visitar y pasear a por el pueblo de Concordia, llegada la tarde tuvimos que regresar a casa.
El camino a casa estaba rodeado de vegetacion en ambos costados y no era muy transitado, ya que solo existia el rancho donde viviamos en medio de la nada; llegamos a la parte donde habia que atravesar un arroyo pedregoso y de repente la camioneta se atasco y no se podia salir, mi papa fue a buacar ayuda dejandonos solos a mi mama y mis hermanos y yo; casi ya al oscurecer regreso y no encontro ayuda, por lo tanto nos quedamos a dormir en la caja de la camioneta. Para mi, esa noche fue larga, estar en el monte y en la oscuridad me estremecia de miedo, no podia dormir, cual quier ruido llamaba mi atencion, pero mas miedo me dio cuando escuche que mi papa en vez de estar al pendiente estaba roncando, menos podia dormir; mi mama se qudo platicando un buen rato conmigo, finalmente el cansancio me vencio ya casi de madrugada y al despertar con la luz del dia desaparecio ese miedo a la oscuridad y el lugar, pero aun asi me encanta pasar momentos en ese tipo de lugares y en la oscuridad. me fasina visitar lugares alejados de la ciudad.
Cuando era niño iba con mi abuelo a vender papayas por las calles de Ruiz, Nayarit, las personas salían a comprarle ya que lo conocían desde hace tiempo atrás, mi abuelo no tenia maquina para pesarlas y solo con tomarlas en sus manos, recuerdo que me dame dinero por ir ayudarle, eso me hacia muy feliz por que compartía con mi abuelo mucho tiempo y me compraba dulces y juguetes…
Haciendo remembranzas de mi infancia, recuerdo que tenía 5 años estaba en el kinder y unos niños me encerraron en el baño, el lugar era muy angosto y se decía que salía una mano peluda yo estaba muy nervioso y lloraba mucho mi corazón latía muy rápido, había un agujero que podía ver el exterior, un grupo de párvulos custodiaban como centinelas la puerta y a lo lejos mi hermana mayor que escuchaba mis gritos estaba empujando niños peleando con otros, llega a la puerta y fue mi heroína, cada vez que lo recordamos es volver a estar ahí co la diferencia que nos da mucha risa.
Recuerdo cuando tenia 5 anos, la profesora nos dejó dibujar una arco iris y el niño que lo hiciera mejor le iban a regalar una sorpresa, yo me esmeré mucho en una hoja oficio pinté un arcoiris muy grande con un sol que tenía muchos rayos al rededor y con una cara sonrriendo, cuando iniciaron la premiación fui la ganadora, estaba tan emocionada que salí corriendo del salón y se me olvido recoger la sorpresa, al día siguiente la maestra me entregó una muneca con el cabell largo, con vestido rosa y un peine blanco, la conserve por mucho tiempo.
Haciendo remembranzas de mi infancia, recuerdo que tenía 5 años estaba en el kinder y unos niños me encerraron en el baño, el lugar era muy angosto y se decía que salía una mano peluda yo estaba muy nerviso y lloraba mucho mi corazón latía muy rápido, había un agujero que podia ver el exterior, un grupo de párvulos custodiaban como centinelas la puerta y a lo lejos mi hermana mayor que escuchaba mis gritos estaba empujando niños peleando con otros, llega a la puerta y fue mi heroina, cada vez que lo recordamos es volver a estar ahí co la diferencia que nos da mucha risa.
Mi recuerdo muy lejano es: en la Escuela Primaria Benito Juárez cuando un día la Maestra me comento que tenía que representar al ratón vaquero, situación que me molesto mucho porque no me gustaba participar en actividades artísticas. Al término del festival recuerdo vagamente les dije a mis papas que no permitieran que participara en otra ocasión.
Mi recuerdo mas lejano sobre mi vida se me vino a la mente hace poco, detonado por una imagen de un mueble que tenia años sin ver, ya que esa historia anteriormente la habían platicado en casa, sin embargo no me constaba ya que no tenia memoria alguna hasta hace poco.
Dicen las malas lenguas (mi familia), que empece a hablar y a caminar a los 8 meses y que me encantaba estar al pendiente del teléfono, recuerdo que en casa de mi abuela el único teléfono inalambrico se encontraba en el segundo piso, sin embargo recuerdo claramente estar sentada en una silla a un lado de la mesita donde colocaban el teléfono, cuando timbro mi tía (una de las hermanas mas chicas de mi papa) corrió a contestar la llamada, no recuerdo exactamente cuanto duro, lo que si fue que mi tía no se movió de ahí ya que estaba al pendiente de mi y que no me cayera de la silla, cuando colgó, recuerdo haber pronunciado las palabras: Yani quien era?, cuando de pronto mi tía soltó el grito, y consecuentemente me baje de la silla y me quise bajar las escaleras cuando de pronto siento que me alzan, para cargarme creo por que no recuerdo mas…
Respecto a mis recuerdos tengo varios, pero me gusta recordar los bellos momentos que pase con mi abuelito (materno), me encantaba andar con el en el caballo e ir al racho a encerrar vacas, bañarlas, vacunarlas y que regaran la siembra, me sentía libre y cómoda.
Hola
Mi recuerdo mas lejano es cuando vivia en la cuidad de Chihuahua, segun dice mi mamá que tenia poquito mas de 3 años, una tarde de verano mi mamá me llevó a un parque en donde había una fuente con la forma del estado de chihuahua, yo caminaba alrrededor y ZAZ!, que me caí al agua, recuerdo haber salido llorando y que mi mamá me abrazaba.
HOLA QUE TAL, BUENAS TARDES, MI RECUERO MAS LEJANO DE LA INFANCIA ES DE CUANDO YO EMPEZABA A SELECCIONAR MI ROPA, Y RECUERDO QUE SIEMPRE QUERIA TRAER UN VESTIDITO ROSA CON OLANCITOS DE ENCAJE BLANCO, Y SIEMPRE QUE IBA A LA IGLESIA QUERIA USARLO, ASI QUE YO PARECIA FOTOGRAFIA, TODOS LOS SABADOS CON EL MISMO VESTIDO. YO TENIA APROXIMADAMENTE 3 AÑOS, Y TAMBIEN RECUERDO QUE LE EXIGIA A MI MAMA QUE ME PEINARA CON UNA COLITA «ORILLADA» JAJAJA, AUN ME DA MUCHA RISA, PERO LO MAS GRACIOSO ES QUE YO TENIA APENAS UNOS CUANTOS PELOS QUE NO ME SALIA NI EN EL CENTRO (PARA ALCANZAR A SOSTENERSE EN EL MEDIO DE MI CABEZA)
Y MI MADRE ME DECIA, «NO MIJA ESQUE NO TE SALE», Y YO AGARRABA LA LIGA Y LA AVENTABA, Y GRITABA: «TE DIJE QUE ORILLADA» JAJA.
Y HASTA LA FECHA ME GUSTAN LAS COLITAS DE LADITO. A NO ORILLADAS, JAJA.
Recuerdo cuando yo era muy chikita lo que me encantava hacer era probarme todos los zapatos de mi madre. La razon de esto es que yo de chikitita no usaba tacones o mas bien no podia usarlos porque tenia que usar zapatos ortopedicos.
El recuerdo más lejano que llega a mi mente es cuando tenía aproximadamente tres años, en casa de mis abuelos maternos, los sábados de Box por la noche, mi abuelo era un super-aficionado de este deporte, yo siempre inquieta, no dejaba ver en paz a mi abuelo la televisión, tanto lo desesperaba que me atrapaba entre sus piernas y me agarraba las manos para hacerme desatinar.
En ese tiempo había un programa en televisión de nombre El Show de Luis de Alba, donde aparecía el personaje del Ratón Crispin, este tenía una frase que decía …”te odio, con odio jarocho …..” misma que le decía a mi abuelo para que me soltara.
Este recuerdo es especial para mí, porque aún recuerdo el aroma de la colonia de mi abuelo, el color del sofá donde siempre se sentaba y hasta recuerdo la sensación que tenía de coraje en ese momento ,porque mi abuelo no me hacía caso.
Cuando era niña me gustaba contemplar como mi mamá hacia su ritual de embellecimiento. Me sentaba en el WC y observaba con mucha atención el reflejo de mi madre en el espejo que se encontraba sobre el lavabo.
Empezaba por lavarse la cara y usaba un cepillito para exfoliarse, después se ponía un tónico y una crema. Me divertía mucho cuando se ponía la crema en forma de puntitos siempre en los mismos lugares: frente, mejillas y barbilla para después desvanecerla en movimientos circulares. Luego de la misma manera se ponía el maquillaje. Se delineaba la ceja, se ponía rubor y al final se pintaba los labios. Yo le sugería que se pusiera sombras y rímel pero no podía porque le causaba alergia. Al final siempre me preguntaba como se veía. Bonita, le respondía.
Mi recuerdo mas lejano es de un día en el que yo estaba en casa de mi mejor amiga de la infancia.
No había nada de comer en su casa asi es que sentimos un poco de alivio al escuchar que su hermano mayor llegó a la casa, ya que pensamos que el nos daría de comer. Su hermano llegó acompañado de unos amigos y nos preguntaron que que nos pasaba, les dijimos que teníamos hambre y ellos nos preguntaron que si queríamos que nos prepararan sushi. Claro que en ese tiempo no teníamos idea de lo que era el sushi pero era preferible a no comer nada, asi que accedimos a comer «sushi».
Fue entonces cuando el hermano de mi amiga tomó uno de los cuchillos mas filosos de la cocina y comenzó a aventar verduras en el aire las cuales cortaba con el filoso cuchillo antes de que estas calleran al suelo.
obviamente no era sushi… ni nos iba a dar de comer.
Ok, este es ciertamente un recuerdo mio de eso estoy segura.
Estaba en el kinder y recuerdo que la maestra nos saco en fila al area de juegos y nos estaba enseñando a pasar el pasamanos, a muchos niños les daba miedo o se quedaban a la mitad o algo por el estilo,claro que la maestra iba debajo de cada niño deteniendolo por si acaso, en ese tiempo recuerdo que mis papas me estaban enseñando a pasarlo y cuando llego mi turno yo muy confiada de que podia hacerlo empeze…….. y cuando llevaba supongo que mas o menos la mitad fue cuando me solte. La maestra no alcanzo a agarrarme y me cai, recuerdo la tierra en mi voca mas que la caida fue el golpe y la sensacion de la tierra en mi cara la que me asusto, recuerdo que me puse a llorar, la maestra me levanto y me empezo a sacudir me llevo a su oficina y me sento en una silla, no estoy segura si me unto algun tipo de pomada talvez si talvez no, pero lo que si recuerdo son las galletas que me dio, jjejeje no se el nombre de las galletas pero recuerdo su forma y el sabor a vainilla aun venden esas galletas y cada que las como me acuerdo de esa ocacion.
Casi no me gusta pescar aquellos recuerdos del pasado; pase una mala niñez
Lo que si recuerdo es cuando visitaba ami abuela, recuerdo el largo camino que viajaba con mi mama no me gustaba el camino y menos estar en los apestoso microbuses que me causaban vomito recuerdo que siempre me cargaba mi bolsita y un pedazo de limón; pero lo único que me interesaba era la feria; me encantaba los juegos artificiales, los castillos, los algodones de dulces, las papa fritas caseras y los ricos elotes que solo los mas ricos los encuentras en Tlahuac DF, me encantaba subirme a los juegos mecánico mas grandes me encantaba sentir esa adrenalina que hacia sentía plena y que era algo nuevo para el ambiente era genial para mi ver a las familias convivir disfrutar de las atracciones que llevaba la feria; sentía muchas felicidad y muchas comunicación con mi familia en ese entones casi no comprendía lo que pasaba a mi alrededor solo me interesaba el juego y el placer de las golosinas.
Es lo poco que recuerdo de mi infancia tenia como 4 o 5 años porque me había quemado la mano y como olvidar ese dolor que no soportaba quería regresar el tiempo por andar de curiosa.
Mi recuerdo mas lejano era que cuando yo tenia como unos 3 años convivi mucho con una sobrina que es 4 meses mas chica que yo y con un primo 6 meses mas grande que yo y como heramos muy inquietos nos pusieron un corral en lo ke era toda la sala para no pergarnos con los picos de la mesa y de por si yo y mi sobrinita siempre nos peleabamos recuerdo que la mayoria de las peleas que teniamos era por siempre querer prestarle o regalarle nuestros jugetes a mi primo y estabamos «no el jugara con mi jugete» » no juegara con el mio» » no con el mio» «el mio» «el mio» mi primo agarraba por ejemplo el de mi sobrina yo le quitaba ese y le deba el mio y luego mi sobrina le quitaba ese y le daba el suyo y asi mi primo solo recibia y soltaba un jugete y asi sigui la situacion hasta que yo y mi sobrina llegabamos hasta pelearnos con jalones de pelo y manotasos y mi mama y mi cuñada nos separaban y al final mi primo se quedaba con los dos jugetes y nosotras castigadas y separadas pero siempre al final nos aburriamos y nos pediamos perdon con un beso y un abrazo y ya se nos pasaba el coraje y volviamos a jugar
Hola desde pequeña siempre me ha agradado conocer gente y convivir con ellas, por eso el recuerdo mas lejano en mi infancia que logro recordar, es cuando iba en el kinder tenia alrededor de 6 años de edad.
Recuerdo que mi escuela se encontraba en una parte inclinada de la colonia, mi salon se encontraba en la parte de abajo de esta, pero yo preferia ir a la parte superior de la escuela porque habian mas salones, osea habian mas niñas y niños. Entonces conoci a un niño, que por cierto nunca supe su nombre… era el tipico niño que pelea con una niña y la molesta, y simplemente porque le gusta esa niña jeje. Realmente no le tomaba mucha importancia, pues a mi lo unico que me importaba era jugar, jugar, jugar =D… aunque aca entre nos lo apodaba el ¨ventanitas¨ ( mas adelante sabran porque).
Llega un dia en el que el ventanitas se me acerca con sus amigos donde yo jugaba con mis amigas, por un instante yo crei que el me molestaria como lo hacia siempre, pero no… estas fueron las palabras que cruzamos, el comenzando:
–Hola te quiero decir algo
–Que quieres
–Quiero que seas mi novia
–No! estoy muy chiquita y mi papa me regañana
–Que miedosa
Entonces le conteste… Oh! no les comente que siempre he sido demasiado sincera verdad…
— No porque estas feo!!!
–Asi pues de todas maneras no queria, POR CHIMUELA!
Demasiado sincero tambien ¿verdad? jeje, en fin eramos niños…siempre dicen la verdad que no?
Despues de todo esto todo volvio a la normalidad… el brincaba en sus llantitas y yo en las m ias con mis amigas, eso si… jeje sin dejarnos de molestar.
Mi recuerdo mas lejano es cuando tenia 2 o 3 ano, recuerdo que estaba con mi papa y mi hermano en el “porsh” de la casa, este tenia una puerta de alambre y através de esta podíamos ver a una persona que estaba toda vestida de negro, mi familia era muy cristiana en aquel entonces y recuerdo que mi papa me decía a mi y a mi hermano que a si se miraba el diablo. No recuerdo haber tenido miedo pero si se que a partir de ese día creía que el diablo existía.
Seré un poco breve!
Cuando tenia 6 años recuerdo que me habían regalado una muñeca mucho mas bonita que la de una prima xD
Entonces yo le decía que no la querían por que le daban una mona muy fea, entonces recuerdo que ella se enojo después de cómo una hora de yo estarla enfadando & aventó mi muñeca ala casa de alado
Como yo me Abia enojado le dije a mis papas (llorando claro esta) que ella me había dicho que mi mona era fea & que mejor jugáramos con su muñeca entonces mi tío regaño ami prima & después me reí. Jaja
Entonces al otro dia me dijo que su muñeca se la habían robado yo sentí feo que fui a pedir la mía alado de mi casa & se la regale , pero resulta que era mentira (MENTIROSAAA jaja)
Entonces me enoje & la mordí & asi recupere mi muñeca
Hasta la FECHA TENGO MI MUÑECA QUE ES MUCHO MAS BONITA QUE LA QUE TENIA ELLA fin xD jajajajaja
Unos de mis recuerdos mas lejanos, fue cuando cursaba el kínder y yo tenia dos primas de mi misma edad, pero en diferente salón. Las tres estábamos locamente enamoradas de un niño llamado José. Como todo yo quise ser la mas aventada y le iba pedir en recreo que si quería ser mi novio, me prepare me subí mis medias, me acomode mi falda y me acomode mi fleco y asimismo lo perseguí (Aun recuerdo cuando mis primas me miraban de lejos) estaba en los juegos parado al lado de una banquitas…me pare enfrente, con nervios que solo le pude decir con la voz quebrada “Que bonitos están tus zapatos” obviamente a mis primas les informe que el monito me había dicho “Si” para variar me envidiaron y jamás fuimos novios.
Unos de mis mejores recuerdos de mi niñees creo que a la edad de 5, que tienen una gran felicidad en mi vida es de mi abuelo y yo en la playa yo jugando y el viéndome, cuidándome y hasta aveces riéndose de mi, son los mejores recuerdos de un gran padre.
Son varios los recuerdos lejanos que tengo. Uno de ellos es cuando iba en el kinder, porque fue una etapa muy feliz de mi vida. Recuerdo que mi maestra se llamaba Lupita; ella estaba embarazada, y cuando se fue de incapacidad, la extrañaba y lloraba, preguntando todo el tiempo por ella. En ese tiempo recuerdo que un día del niño, nos pidieron que lleváramos algunas cosas para festejar; me pidieron un frasco de cajeta; así que ya en la fiesta, aventé el frasco de cajeta por la ventana, creo que porque alguien me había hecho enojar. La cuestión aquí es que el kinder era de dos pisos, y el baño estaba arriba, entonces al momento de aventar el frasco por la ventana del baño, pude haber lastimado a uno de los niños que jugaba en el patio, o tal vez a alguna maestra. Pero también tengo imágenes agradables de ese periodo, ya que jugábamos mucho, hacíamos figuras de plastilina, y diversos trabajos que se me hacían muy divertidos, y también tenía varios amiguitos. Todavía tengo presentes muchas imágenes de mi estancia en el kinder, y de mucho de lo que viví entonces, así como de mi hermano menor, con quien jugaba horas enteras, e inventábamos muchos juegos, que ahora al recordarlos, nos provoca mucha risa.
pues bueno mi recuerdo mas lejano es diferente al que conte ayer en clase haora contare algo que pase de travesura en casa de mis abuelos pues bueno, un dia estaba con mis abuelitos y toda mi familia estaban tan distraidos que no se dieron cuenta que me desapareci pero no de la casa por que ami siempre me gusto jugar con jabones o champoos por que me encantaba hacer burbujas, entonses cuando se dieron cuenta mis papas pues se pusieron a buscarme en toda la casa el patio y hasta en la calle, pero no se habian dado cuenta que estaba en el baño, despues de poco rato mi papa entro al baño y movio las cortinas de la tina pero no se dio cuenta que estaba hai por que me las avento jaja, y despues mi mama entro al baño y escucho un ruido extraño y abrio con cuidado las cortinas y me encontro llena de burbujas por que tire todos los champoos por que estaba jugando con ellos y listo jaja 🙂
Recuerdo el primer dia de clases de mis hermanas, segun mis cuentas yo tenia 3 años, recuerdo el unioforme de mis hermanas, falda perla toda plizada y sweter azul marino, recuerdo muy bien la escuela quiza por que despues fui a la misma,pense que hera mi primer dia de clases y empece a platicar con unos niños que estaban en un salon, `pero solo se quedaron mis hermanas.
Mi recuerdo mas lejano es cuando yo tenia como 4 o 5 años.
Recuerdo que mi papa trabajaba en San Quitin el siempre era de irse desde el lunes bien temprano el pasaba y m dejaba en la escuela y de hay el se iva, siempre llegaba el miercoles por la noche, y siempre que llegaba mi papa, a mi hermana y a mi nos traia algo para comer si mala no recuerdo eran tacos con los que llegaba.
Mi herman y yo recuerdo que saltabamos de la cama a recibir a mi papa y mi papa muy contento siempre nos abrazaba y nos daba un fuerte beso cuando lleegaba ala casa y nos miraba ahah un muy bonito recuerdo de cuando esta chiquita eso creo que era lo mejor siempre estar con mis papas es mi mejor recuerdoo y siempre estare agradecidos por eso momentos que e vivido con ellos..
pues la verdad yo me acuerdo poco pero contare otro recuerdo diferente al que comente en clase, el que dire aqui es cuando tenia 2o 3 años fue en casa de mis abuelos paternos bueno de echo fue mas bien como una travesura por que era muy inquieta, bueno el recuerdo es que estaba en casa de mis abuelos y mis tios, mis papas y mi hermano estaban muy distraidos haciendo otras cosas y yo me desapareci en el baño al poco tiempo empezaron a buscarme cuando se percataron que no estaba asi que me estubieron buscando un buen rato mi papa entro al baño y movio las cortinas pero me taparon y no se dio cuenta que estaba en la tina hasta cuando empezaron a buscarme asta en la calle pues mi mama fue al baño y escucho un ruido extraño y movio con cuidado las cortinas y me vio jugando con todos los champoos haciendo burbujas y pues luego ya me saco toda llena de jabon. jaja 🙂
El recuerdo que se me viene a la mente mas lejano, fue aquel dia en que por primera vez entre al kinder y mi mamá daba clases en ese mismo kinder al lado de mi salon de clases y cuando me dejaba en el salon yo me salia y me iba con ella y no me despegaba de ella y por ese motivo me cambiaron de kinder.
El recuerdo que yo creo es el mas lejano, yo creo que fue cuando tenia entre 2 y 3 años de edad, yo recuerdo que viviamos en casa de mi abuelita y un dia llego mi mama y se habia hecho la base en el cabello, entonces ese dia yo no la conoci y empeze a llorar y mis tios me decian que fuera con ella pero yo lloraba porque no era mi mama para mi….. mi mami era lacia no china jejeje…
Son varios los recuerdos lejanos que tengo. Uno de ellos es cuando iba en el kinder, porque fue una etapa muy feliz de mi vida. Recuerdo que mi maestra se llamaba Lupita; ella estaba embarazada, y cuando se fue de incapacidad, la extrañaba y lloraba, preguntando todo el tiempo por ella. En ese tiempo recuerdo que un día del niño, nos pidieron que lleváramos algunas cosas para festejar; me pidieron un frasco de cajeta; así que ya en la fiesta, aventé el frasco de cajeta por la ventana, creo que porque alguien me había hecho enojar. La cuestión aquí es que el kinder era de dos pisos, y el baño estaba arriba, entonces al momento de aventar el frasco por la ventana del baño, pude haber lastimado a uno de los niños que jugaba en el patio, o tal vez a alguna maestra. Pero también tengo imágenes agradables de ese periodo, ya que jugábamos mucho, hacíamos figuras de plastilina, y diversos trabajos que se me hacían muy divertidos, y también tenía varios amiguitos. Todavía tengo presentes muchas imágenes de mi estancia en el kinder, y de mucho de lo que viví entonces, así como de mi hermano menor, con quien jugaba horas enteras, e inventábamos muchos juegos, que ahora al recordarlos, nos provoca mucha risa.
El recuerdo de mi infancia que recuerdo mas es cuando mi familiame tomo fotografias de estudio a la edad de 3. Estaba vestido de traje negro con camisa blanca y corbata roja y sacaron muchas impresiones de esas fotografias. Hasta la fecha estan guardadas las fotografias de esa ocacion.
hola… Uno de mis recuerdos mas lejanos fue cuando tenia 5 o 6 años cuando fui al circo por primera vez con mis padres. Y me emociona muchisimo al ir al circo, por que siempre me gustaba ver los animales y los payasos .
y cada año que venía el circo me llevaban a verlo,siempre me ponia contenta de saber que iría de nuevo .
MI RECUERDO MAS RECORDADO PARA MI ES CUANDO EN EL KINDER QUE IBA ERA UNA NINA MUY TREMENDA Y PUES PARA PODER COMER MAS GALLETAS DE LAS QUE VENDIAN EN LA COOPERATIVA ME PONIA A COBRAR LA ENTRADA A LA RESBALADILLA A CADA NINO LE COBRABA 5 CENTAVOS PARA QUE SE PUDIERAN ECHAR Y PUES CON EL DINERO QUE JUNTABA ME COMPRABA MUHCAS GALLETAS PERO CUANDO LOS MAESTROS SE DIERON CUENTA DE LO QUE HACIA MANDARON LLAMAR A MI MAMA Y PUES ME LLAMARON LA ATENCION APARTE DE QUE MI MAMA ME SUPER MEGA REGANO Y ME CASTIGO COMO POR 3 SEMANAS POR ESO YA QUE YA TENIA BASTANTE TIEMPO HACIENDOLO.
PERO DESPUES CON EL TIEMPO YA NO LO HICE POR QUE MI MAMA ME DABA MAS DINERO PARA COMPRAR LAS GALLETAS QUE YO QUISIERA.
Y ESE ES MI RECUERDO YA QUE PUES FUE ALGO MUY CHISTOSO Y CADA QUE ME ACUERDO ME DOY CUENTA DE COMO ERA DESDE NINA Y ME DA MUCHA RISA APARTE DE ES LINDO RECOERDAR ESE TIPO DE COSAS TAN GRACIOSAS QUE UNO HACE DE NINO.
LIDIA M. ARIAS VALENCIA
2 CUATRIMESTRE
COMUNICACION
No recuerdo la edad o el tiempo en absoluo, pero el recuerdo mas lejano que he encontrado a través del ejercicio de instrospección; mi mamá tocando guitarra, cantando y yo tapandole la boca. Gracias a eso la música es parte de mi vida y aunque era muy pequeña y agresiva agradezco a mi madre por darme las herramientas necesarias para ser quien soy en la actualidad.
Mi recuerdo mas lejano es cuando tenia como 4 o 5 años y tengo un tio que es mecanico y siempre me decia que lo saludara de besito o que le diera la mano y yo no queria por que como estaba todo sucio yo le decia no quitate cochino estas sucio y me pusieron el apodo de pelusa jajaja por que era bien sangronsita y yo me enojaba cuando me decian haci y me cantaban la cancion que habia en ese tiempo que decia pelusa por aqui pelusa por alla y mas me hacian enojar mas 😛
era la niña pelusa jajajajajajajajaja
En base de mi recuerdo lejano de mi infancia, yo tenia como como mi mascota favorita un patito, que mi padres me regalaron me gustaba tanto ke siempre lo llebava para todos lados conmigo, la imagen que se me biene siempre a mi mente es cuando se me ocurrio bañarlo con javon de ropa, aparte estava mi patito tan flaquito porque siempre lo cargaba en mis brasos, pero bueno resulta que mi patito se murio!! y yo me puse tan triste que llore por dias asta que mi padres me regalaron un conejito!!! y me puse feliz, y bueno eso es lo que mas me recuerda de mi infancia!!!!
Aparte de la experiencia que dije en clase, tengo muchas, de cuando ivamos con mi papa y con mi mama a las luchas al auditorio aqui en tijuana, y estavamos viendo las luchas cuando mi mama y io fuimos a comprar una soda y vimos a un luchador, damian 666, que estaba alli sentado viendo la lucha tambien, y mi mama me dijo ve y saludalo, pero como trae la cara pintada asi de negro y blanco, pues me dio miedo y no fui a saludarlo, tambien conoci a rey mysterio, a eddie guerrero, cuando las luchas americanas venian a mexico y yo era niño.
tengo varios recuerdos con la Lucha Libre.
hiba en segundo de kinder
mi salon estaba raro asi un poquito feo
la puerta nos daba la espalda
& casi no entraba luz entonces cuando alguien iba a entrar se miraba un sombra gigante!!
bueno, pues me acuerdo que en una hoja nos pusieron a colorear a rayarla como queriamos, me acuerdo que yo no le deje ni un espacio en blanco, despues pintamos la hoja con shine negro algo asi para los zapatos, y teniamos que pintar la hoja que coloreamos & despues con la punta de un pincel color verde hicimos dibujos en la hoja & bien curada se miraba bien psicodelico 🙂
Bien, como lo comenté en clase el día de hoy, lo mas lejano en mi memoria es el primer día que yo asistí a kinder, recuerdo perfectamente lo que yo llevaba puesto, era un vestidito azul, zapatitos blancos y calcetines de los que tienen olanes; iba peinada con una colita y con copete. Yo entré tomada de la mano de mi mamá y fuimos directamente a la oficina de la directora. Recuerdo que yo estaba asombrada por todo lo que veía pero cuando me di cuenta que me iba a quedar sola, empecé a llorar pero con MUCHO sentimiento.
Dentro de la platica que tuvieron la directora y mi mamá, salió que mi mamá es educadora y en aquel momento no estaba trabajando, entonces, como la escuela necesitaba profesoras y precisamente para preescolar le ofrecieron dar clases a 3ro de kinder, que era el grado al que yo iba.
Al final de la platica, mi mamá junto con la directora me llevaron al salon donde iba a tomar mis clases y recuerdo claramente que la directora dijo «les presentó a su nueva compañerita, ella va a estar con ustedes y también les presentó a su nueva profesora, la maestra Rosalia Ramírez»
Entonces, como por arte de magia dejé de llorar y me quedé tranquila tomando clases con mi nueva maestra, mi mamá.
Para mi es un muy bonito recuerdo, porque yo iba con mucho gusto a la escuela, cabe destacar que dentro del salón de clases yo era una alumna como los demas niños y la maestra era LA MAESTRA, no se le podía llamar de otra manera.
cuando tenia 5 años fui a la casa de mi mejor amiga , y como nos habian deja solas , y como queriamos chocolate se nos ocurrio prepararlo y al momento de que queriamos agarrar la olla por poco y nos quemamos ya que el trapo estaba muy cerca dela estufa y al fin de cuentas el chocolate no nos salio como queriamos sabia muy raro jaja xD:)
Hola sere breve para no aburrir, Recuerdo aquel invierno maravilloso del 66 en donde mis padres nos llevaron a conocer la nieve A LA RUMOROSA por supuesto, llevamos cafe y chocolate en termos y cobijitas para mis hermanos y yo, pero que sorpresa, al llegar al sitio, habia una fila interminable de autos, recuerden que era un carril de ida y otro de regreso, no existia la moderna carretera de hoy, pues, veran, nunca vimos la nieve y nos enfriamos mucho.
Que desilucion.
Hoy sin embargo, cada vez que se por las noticias que nevo en la Rumorosa, voy a pasear. me encanta..se los recomiendo.
Creo que esta pregunta me complica un poco la vida. Tengo algo de neblina en mis recuerdos, sobre todo en los lejanos. Qué puedo contar? Qué será? Bueno, pues tal vez el más lejano sea cuando tenía como 8 años y mi hermana la mayor nos llevaba a jugar a la nieve en El Chamizal en CIudad Juárez, nos ibamos todas (porque eramos puras mujercitas, inocentes en ese entonces…) Corriamos por la nieve, nos correteabamos unas a otras…hacia un frío de la «fregada». La nieve nos llegaba casi hasta las rodillas. Era muy divertido. …es un recuerdo agradable.
MI recuerdo infantil mas lejano es en la casa de mi abuela; ella siempre dormia mucho y la mayor parte de la mañana estaba yo sola, a veces hacia travesuras o me ponia a jugar con muñecas o juguetes, salia al patio donde habia gatos, algunos de estos eran callejeros, muchas veces tocaba a la puerta un señor que tenia un servicio de limpiaduria siempre llamaba de la misma forma tocaba y despues decia «limpiaduria» a veces traia ropa y otras veces preguntaba si le habian dejado alguna prenda para lavar.
Prendía la televisión para ver caricaturas en el canal 6 o el 10 o cualquier canal que supiera que tenia programacion de caricaturas.
Despues llegaba mi abuelo de repartir tortillas temprano en la mañana con birria y tortillas; todos los dias llevaba eso, el olor de la birria inundaba el cuarto y yo a menudo abria el paquete de tortillas para comer alguna.
Mi abuela se levantaba despues y siempre se sentaba en su espacio en el sillon para leer la biblia, preparaba desayuno recuerdo que muchas veces hacia huevo con jamon o huevo con salchicha, lo acompañaba con leche de chocolate o leche con nesquik de fresa .
Mi recuerdo más lejano se conforma de flashazos de imágenes y lo que me ha contado y han unido puntos entre mis imágenes logrando así un recuerdo más concreto.
Sucedió cuando yo tenía aproximadamente 4 años, lo recuerdo así porque mi hermano era un bebé y él nació cuando yo tenía 3 años y medio. Mi mamá tenía problemas con mi papá así que pasaba la mayor parte de su tiempo dormida, recuerdo como se encerraba en su cuarto y nos pedía que no hiciéramos ruido para no despertarla. Ese día en específico mi hermano aún bebé decidió también dormir dejándome sola. Empecé a buscar actividades pero ninguna lograba acaparar mi atención por mucho tiempo.
Intente ver televisión pero no podía abrir la repisa donde estaba el aparato. Como una imagen muy clara veo una estufa azul forrada de aluminio alrededor de las estufillas y unos botones en la parte de arriba los cuales yo intentaba alcanzar. Quise despertar a mi hermano pero estaba profundamente dormir, intente con juguetes, hablándole pero no tuve éxito.
La próxima imagen que viene a la mente es la cara de desesperada de mi mamá por encima de la mía. Resulta ser que en mi búsqueda de entretenimiento abrí el gas de la estufa, mi hermano al sentir el olor a gas se despertó llorando lo cual levantó a mi mamá y me encontró tirada en la sala con los labios morados de haber inhalando el gas que salía de la estufa. En el momento que me encontró me cuenta mi mamá que llamó a mi abuelo para preguntarle qué hacer y este le dice que me “cachetee” hasta que me despierte y de ahí viene mi imagen en la que mi mamá se ve por arriba de mí.
Y hasta el día de hoy mi hermano me dice que gracias a él estoy con vida.
Recuerdo que cuando tenia cuatro años entraba constantemente al cuarto de mi tia ya que realmente me gustaba, siempre tenia cosas que me resultaban interesantes y llamaban mi atención: libros, ropa, perfumes, maquillaje, etc. Sobre todo que ese cuarto era uno de mis favoritos de la casa, simplemente me hacia sentir tranquila.
Una tarde en la que mi tia no estaba en la casa entre a su cuarto y comenzé a ‘curiosear’ entre sus cosas, pero aquella tarde mi tia llego más temprano que de costumbre y me descubrió en su cuarto, recuero que en aquel momento yo tenia uno de sus libros entre mis manos (era un libro de mitología griega el cual siempre me habpia gustado hojear por las imágenes), me le quede viendo por un tiempo porque pense que me regañaría, estaba yo parada sin moverse y ella me sento en la cama, tomó el libro de mis manos y comenzó a leerlo, al finalizar con las historias me regalo el libro, así desarrolle un amor por la mitología y hasta hoy conservo el libro.
Desde pequeña he tenido la manía de separarme de mis padres, sólo lo necesario. Antes salíamos mucho a ver exhibiciones de Hap Ki Do, por la participación de mi padre en ellas. En una ocasión cuando era más joven y bella con un vestidito blanco acompañado del clásico moño del mismo color a la edad de 4 años, hice un viaje a Ensenada con mi hermanito que en ese entonces iba en los brazos de mi madre, y mi padre quien pasaría de cinto rojo a negro. Llegamos a un lugar muy grande creo que un auditorio, no tengo bien definido, sólo se que había mucha gente y cómo era costumbre mía decidí explorar lejos de mis padres, de repente volteo y ya no los veo.
Recuerdo que miraba muchas piernas sin embargo, ningunas conocidas. Pensé un momento y se me ocurrió ir directamente con el hombre de las bocinas y le comenté que mis padres se me habían perdido, los vocee por el micrófono y al poco tiempo llegaron por mí, mi madre lloró y sonrió mientras me abrazaba. (:
Tengo muchos recuerdos de cuando era pequeña, pero son algo vagos y se quedan inconclusos, pero éste es de los que más tengo presente, pues cuando tenía 4 años recuerdo que fui a Disney con mi papá y mis hermanos mayores para reunirnos allá con mi tío Jesús que como no tiene papeles para vivir en Estados Unidos no puedo venir a Tijuana y por lo tanto nosotros fuimos a visitarlo, mi mamá no pudo ir con nosotros porque estaba embarazada de mis hermanos gemelos pero recuerdo claramente que era de madrugada y ella salió al carro a despedirse de nosotros y traía puesta una bata azul-verde y nos dijo que nos portáramos bien, después de salir de casa no tengo recuerdos sobre el camino sólo ya que estaba en Disney, recuerdo un juego en el que había muchos colores y música y según yo sentía que el carrito iba algo rápido, pero ahora que sé que era el pequeño mundo, me da mucha risa y me doy cuenta que yo sentía que era rápido porque yo era pequeña.
Uno de los recuerdo mas apegados que tengo de cuando tenia la edad de 5 años; es uno precisamente donde involucra esta epoca del año, ya que el verano me hace recordar cuando era pequena y mi mama me ponia en la parte de atras de mi casa en el cesped una alberquita redonda rosa; y algo que esta aun mas presente todavia en mi memoria es que mi papa me ponia canciones de el grupo GARIBALDI :S hahah y yoo me sentia super soñada bailando las canciones; en especial me acuerdo la de que dice, yo tengo una bolita que sube & qe baja(8) haha ay no ahorita me acuerdo y me da tanta risa; y un sentimiento de alegria el recordar esos bonitos momentos de mi infancia que pase con mi familia.
Recuerdo que cuando era pequeña, tenía unos cuatro o cinco años más o menos. Deseaba tener una mascota, pero mi mamá no me dejaba pues a ella no le agradan los animales. Me acuerdo que para que no siguiera insistiendo, me compraba pollitos y yo los alimentaba. Pero a los pocos días todos se morían, pues les daba mucha comida y se ahogaban. Siempre fue mi trauma que todos se morían y me sentía mal. Después de tantos pollos que se morían a mi cuidado, me regalaron un gatito recién nacido. El primer día, yo toda ilusionada con mi nueva mascota, me encontraba jugando en el patio con el. El gatito era pequeño y fácilmente lo arrojaba al aire. Entonces, cuando estaba jugando no lo agarre y se pego fuertemente en el suelo. Lo miré muy quieto y lo comencé a mover. Sin embargo, el pobre gatito acababa de fallecer, gracias a mis malos tratos ;).
Junio, 1996 (aprox.). En el jardín de niños al que asistía se organizó un campamento con motivo del fin de curso; hacia unos tres meses que había cumplido seis años y desde esa época mi estatura era destacable (algunos me llegaban al hombro).
Una de las actividades nocturnas de cierre era encontrar un tesoro escondido en el jardín, y por alguna extraña razón todos se habían ido a buscar al mismo lado de los edificios; pero mis deseos por encontrarlo primero y así quedarme con toda la gloria me hicieron persuadir a una compañera para que buscáramos por donde nadie lo hacía, pues supuse que tendríamos más oportunidades de localizarlo y de manera exclusiva.
Nuestra conversación se centraba en cómo encontrar el objetivo, para lo cual tomaba como base la relación «Tesoro-Pirata-Cofre enterrado-Cruz en el suelo»; hasta que nuestra búsqueda por el lado más largo y obscuro del patio nos llevó a encontrar el tesoro violado en la pared trasera del último edificio. Había muchas linternas iluminando el lugar, voces, sonido y movimientos alrededor del gran refrigerador-caja-cofre-armario que hacía recordar a las míticas danzas alrededor de los fuegos.
Al final nos dieron bolsas de plástico transparente cerradas con cinta roja y rellenas seguramente de caramelos y cosas nada nutritivas. Resultó frustrante saber que toda esa teoría no sirvió de nada.
Cuando tenía unos cuatro años viviamos en un departamento muy pequeño en el que mi mamá tenía que arreglarselas con los espacios.
Cuando planchaba lo hacía en su cuarto y le gustaba poner música. Los bukis, los temerarios, puras de esas, pero tenía un disco de richard claiderman y recuerdo que ese disco me gustaba mucho. Recuerdo que esa tarde ella estaba planchando con el disco tocando y yo llegue a molestarla. No recuerdo exactamente que hice pero a veces pienso que no debió ser tan grave porque mi mamá antes era mucho más volatil que ahora, el caso es que creo que se enfureció porque de inmediato reaccionó amenazandome con la plancha, yo corrí a esconderme de inmediato y hasta ahi llega mi recuerdo.
Lo que se me quedó muy grabado son los sonidos del piano. En esos momentos no tenía idea de quién era pero luego, en la prepa, lo escuché y me gustó mucho.
El recuerdo más lejano se remonta a mi infancia, cuando cursaba el primer año de primaria, recuerdo que de niño fui víctima de burlas y chistes malintencionados por mi nombre, Jonny ( yo ni fui, yo ni sé, yo ni quiero y puras de esas) tal vez no era muy común o simplemente era diferente pero eso no era motivo para recibir burlas hasta de la misma profesora, pienso que eso alentaba a mis demás compañeros a seguir con la “carilla” ya que la misma “autoridad” de la clase no ponía un límite. Recuerdo que me sentía tan mal, era como el payaso de todos, y eso causaba que acumulara una especie de odio hacia quien se burlara de mí (que eran casi todos) pero en especial sentía odio por un compañero que disfrutaba el burlarse de mí, recuerdo que yo no decía nada, no quería decir presente a la hora del pase de lista, solo agachaba la mirada como con ganas de llorar pero obviamente no les iba a dar otro motivo más de burla.
Un día como todos los demás, después de mi dosis de burlas, estaba en el anhelado “recreo”, jugando en una jardinera con soldaditos de plástico tratando de llevar una vida normal cuando se acerca este compañero con la intención de unirse al juego, entonces alguien le dijo: “tu no jugas” y la respuesta a la defensiva fue: “pues yo ni quería”, eso fue lo que detonó la bomba.
Todo el odio que tenia dentro lo desahogué contra él, lo tomé del pelo y estrellé su cabeza contra la jardinera con toda mi fuerza, en esos momentos me sentía tan bien conmigo mismo, no me arrepentía de lo que había hecho, me encantaba ver la cara de miedo que tenía mi víctima, recuerdo ver su camisa blanca con manchas muy rojas de sangre y eso me animó a seguir con el castigo pero justo cuando me iba de nuevo al ataque alguien me cargó y me separó, después me llevaron a la dirección seguramente a que me dictaran sentencia sin embargo no sentía miedo sino un gran alivio, recuerdo ver mi camisa blanca, mi pantalón azul y mis zapatos negros, iba caminando con la mirada agachada y veía a los demás niños que se juntaban a manera de fila india para verme pasar, me sentía como un delincuente famoso que por fin había sido atrapado, mi recuerdo acaba, creo que justo a la entrada de la dirección, eso es todo lo que recuerdo.
Es uno de los días más felices de mi vida, de mi infancia, no recuerdo la fecha pues apenas media de estatura menos de medio metro y mi edad entre los tres o cuatro años, eso me dijeron, eso si vivíamos en la Postal, ahora ya vivo ¨reetelejos¨, todos los días era jugar e inventar con los que sea que hubiera en la casa o el patio, éramos tres hermanos y cinco primos.
Recuerdo el rostro de todos cuando en una tarde llega mi tío y mi padre con bolsas grandes de plástico negro, la curiosidad nos ganó y nos abalanzamos contra los sujetos que si bien no traían barba blanca ni disfraz de Santaclaus traían algo que no tardamos en descubrir, y ¿Qué era?, hubo un poco de desilusión, no eran juguetes, pero era ropa y nos quedaba ninguna, solo nos daba risa sobre a quien le gustaría o se pondría tales trapos, entonces empezamos a jugar con ella si el permiso de los padres, hicimos las combinaciones mas extrañas, las mas chistosas, recuerdo que había chanclas, botas, tenis, chamarras, camisas, gorras, sombreros, etc., de todo, jugábamos a ser grandes y nos burlábamos, queríamos crecer pero a la vez no, después no cacharon jugando con la ropa y no alcanzamos a esconder evidencias. Nosotros, en espera de un regaño solo recibimos abrazos y risas de nuestros padres que no tardaron en sacar la cámara Polaroid para inmortalizar ese momento que hoy se encuentra más que en un viejo baúl, pues esta en la memoria de esos primos y hermanos que reviven hoy con sus hijos el recuerdo.
Ese fue unos de los días de mi infancia más nítidos en la memoria, hoy a mis 22 años, hoy un adulto que recuerda al niño de ayer y a ese desfile de niños jugando a ser grandes…
Es uno de los días más felices de mi vida, de mi infancia, no recuerdo la fecha pues apenas media de estatura menos de medio metro y mi edad entre los tres o cuatro años, eso me dijeron, eso si vivíamos en la Postal, ahora ya vivo ¨reetelejos¨, todos los días era jugar e inventar con los que sea que hubiera en la casa o el patio, éramos tres hermanos y cinco primos
Recuerdo el rostro de todos cuando en una tarde llega mi tío y mi padre con bolsas grandes de plástico negro, la curiosidad nos ganó y nos abalanzamos contra los sujetos que si bien no traían barba blanca ni disfraz de Santaclaus traían algo que no tardamos en descubrir, y ¿Qué era?, hubo un poco de desilusión, no eran juguetes, pero era ropa y nos quedaba ninguna, solo nos daba risa sobre a quien le gustaría o se pondría tales trapos, entonces empezamos a jugar con ella si el permiso de los padres, hicimos las combinaciones mas extrañas, las mas chistosas, recuerdo que había chanclas, botas, tenis, chamarras, camisas, gorras, sombreros, etc., de todo, jugábamos a ser grandes y nos burlábamos, queríamos crecer pero a la vez no, después no cacharon jugando con la ropa y no alcanzamos a esconder evidencias. Nosotros, en espera de un regaño solo recibimos abrazos y risas de nuestros padres que no tardaron en sacar la cámara Polaroid para inmortalizar ese momento que hoy se encuentra más que en un viejo baúl, pues esta en la memoria de esos primos y hermanos que reviven hoy con sus hijos el recuerdo.
Ese fue unos de los días de mi infancia más nítidos en la memoria, hoy a mis 22 años, hoy un adulto que recuerda al niño de ayer y a ese desfile de niños jugando a ser grandes
Tenía entre 4 y 5 años y en ese entonces vivía en un departamento por la avenida Benton y ese día solamente estabamos mi madre, mi hermano recién nacido y yo. Mi madre se encontraba en el patio trasero lavando ropa, recuerdo que ví pasar a alguien por la ventana a través de las cortinas blancas o transparentes, lo siguiente fué que me dí cuenta que la ventana de mi cuarto estaba abierta (algo grande) y un hombre (cabello y bigote café, playera blanca, mezclilla y tenis blancos) estaba parado a lado de la cuna donde mi hermano dormía y me preguntó: ¿Es tu hermanito?», y a mi que para ese momento no me había sorprendido o causado cierto asombro que el estuviera dentro de mi casa le respondí que «Sí». Lo siguiente que recuerdo fué que salí con mi madre y tal vez le dije algo referente a eso porque entró rápidamente y en cuanto lo vió empezó a gritarle por consiguiente el sujetosalió corriendo con algo en la mano (que desde ese día pienso que eran calcetas blancas). Después empecé a llorar y mi madre se preocupó mucho por mi hermano y por mi y se quedó un buen rato conmigo, recuerdo que me tapó con una cobijita color rosita con blanco (que me regaló mi abuelita materna cuando nací y aún conservo) y por último que le estaba platicando lo sucedido a la vecina en el sillón de la sala mientras yo permanecía sentada.
El recuerdo más lejano que tengo es la primera vez que asisti al cine con mi papá. Mi madre no fue con nosotros. Ella estaba embarazada en aquel entonces, aunque no estoy seguro si esta fue la razón por la que no fue con nosotros. la pelicula que fuimos a ver fue Jurassic Park y hubo varias escenas que se me quedaron marcadas e incluso hay algunas que durante mi infancia recordaba y al volver a ver la pelicula jamás sucedieron…
El recuerdo en si es muy difuso, se que nos sentamos por las escaleras de la izquierda pero no se si compramos palomitas o que cine fue. La imágen más clara que tengo es cuando regresamos a casa y mi madre planchaba en su cuarto, llevaba una especia de vestido rosa para embarazadas (no recuerdo bien el nombre) y el cuarto estaba amarillento por el foco. Faltaban muchos años para que cambiaramos a aquellos ahorradores de energia.
Es uno de los días más felices de mi vida, de mi infancia, no recuerdo la fecha pues apenas media de estatura menos de medio metro y mi edad entre los tres o cuatro años, eso me dijeron, eso si vivíamos en la Postal, ahora ya vivo ¨reetelejos¨, todos los días era jugar e inventar con los que sea que hubiera en la casa o el patio, éramos tres hermanos y cinco primos.
Recuerdo el rostro de todos cuando en una tarde llega mi tío y mi padre con bolsas grandes de plástico negro, la curiosidad nos ganó y nos abalanzamos contra los sujetos que si bien no traían barba blanca ni disfraz de Santaclaus traían algo que no tardamos en descubrir, y ¿Qué era?, hubo un poco de desilusión, no eran juguetes, pero era ropa y nos quedaba ninguna, solo nos daba risa sobre a quien le gustaría o se pondría tales trapos, entonces empezamos a jugar con ella si el permiso de los padres, hicimos las combinaciones mas extrañas, las mas chistosas, recuerdo que había chanclas, botas, tenis, chamarras, camisas, gorras, sombreros, etc., de todo, jugábamos a ser grandes y nos burlábamos, queríamos crecer pero a la vez no, después no cacharon jugando con la ropa y no alcanzamos a esconder evidencias. Nosotros, en espera de un regaño solo recibimos abrazos y risas de nuestros padres que no tardaron en sacar la cámara Polaroid para inmortalizar ese momento que hoy se encuentra más que en un viejo baúl, pues esta en la memoria de esos primos y hermanos que reviven hoy con sus hijos el recuerdo.
Ese fue unos de los días de mi infancia más nítidos en la memoria, hoy a mis 22 años, hoy un adulto que recuerda al niño de ayer y a ese desfile de niños jugando a ser grandes …
Aunque tengo varios recuerdos de cuando era pequeña, ninguno es algun acomntecimiento en concreto, todos son como imágenes que sólo veo en mi cabeza. Creo que el recuerdo que tengo más claro es el de una kermes en el kinder. Vendían, entre muchas otras cosas, huevos rellenos de confeti, no se exactamente como pero yo termine con uno de ellos en mi mano, esperando a uno de mis compañeros. Cuando llego yo moría de ganas de estrellarle el huevo-conffeti en la cabeza, pero él llegó con una gorra puesta. Supongo que mi cara de decepcion era bastante evidente, porque me quede viendo la gorra de mi compañero con el huevo-confeti en la mano, como esperando que algo pasara y entonces recuerdo que su papá,que estaba parado a su lado, sin decirme nada le quitó y me hizo un ademan con la mano para que estrellara mi huevo’confeti en su cabeza. Lo hice, después su papá se rió yle volvió a poner la gorra. No me acuerdo qué paso después, pero seguramente mi amigo no quedó muy contento con mi pequeña travezura…
El recuerdo mas lejano de mi niñez es de cuando tenia aproximadamente 5 años de edad. Recuerdo que fui al cine con mi tia a ver la pelicula del Rey Leon y realmente tenia muchas ganas de ir al baño pero decidi aguantarme las ganas por la mismas ansias de ver la pelicula. Me sente a disfrutar de la funcion pero al llegar la escena de la muerte de Mufasa solte el llanto y tambien me hice pipi en la sala del cine! fue absolutamente vergonzoso!
Tengo muchos recuerdos de mi infancia, pero elegí el que tiene más peso simbólico en mi vida, ya que de ese recuerdo tengo cicatrices y se puede decir que me dejo un trauma.
Todo inicio en Guadalajara Jalisco en la colonia Tlajumulco de Zúñiga; esta colonia está dividida por una carretera de 4 carriles. Para poder ir a la escuela se tenía que cruzar esa carretera, pero por mi temprana edad mi mamá me llevaba y me recogía con mis primos.
Un día Salí temprano (no recuerdo la excusa), yo iba corriendo con mis primos, pero al llegar a la dicha carretera yo seguí mi marcha, hasta que fui atropellado por un taxi. En el momento del impacto solo tengo la imagen solida de color gris y negro. Minutos después estaba llorando a un lado de la carretera sin poder mover los pies.
Dure dos meses sin poder caminar y un tratamiento para lograr caminar bien. Ese es el recuerdo del que tengo detalles tengo por el impacto que me causo y los recuerdos que me dejo en mi cuerpo.
Mi madre descubrio que a la hora de la comida, escupia la comida en servilletas ya que no me gustaban sus inventos raras, un día hizo sopa de verduras las cuales no me gustan para nada, entonces de castigo me hizo que comiera toda la sopa pero al darme una cucharada me daba tanto asco que tenía que vomitarla, asi que la dinamica fue cucharada, vomitada hasta terminar el plato de sopa de verduras.
De tantos recuerdos que tengo, que no son muchos al final, solamente dos me han marcado en la vida, de tal forma que eh crecido como persona y como ser, me ha enseñado a ser responsable de los asuntos en los que estoy metido, de igual forma me ha estimulado respetar a la gente y respetarme a mí mismo.
La primera vez que vi a mi padre era cuando tenía tres o cuatro años de vida, me llevó junto con mi madre a la playa en Acapulco, ellos entraron al mar y estuve un rato en la arena jugando como todo niño, después de un momento mi papá vinó por mí y me dijo que si quería nadar… le contesté que sí; así que fuimos hacia donde estaba mi madre, muy adentro del mar.
Una vez allí mi papá me soltó y dejó que me hundiera como si hubiera querido asustarme o ahogarme… como es natural tragué agua y al cabo de un rato estaba escupiendo sangre pues la sal me lastimó la nariz.
El otro es cuando ví por última vez a mi padre… ya era tarde a eso de las nueve de la noche, fuimos a su departamento y nos resivió a mi madre y a mí, no me había percatado que mi madre llevaba una maleta de viaje hasta que llegamos a la central de camiones, esperamos un rato y llegó el momento de subir al camión fuimos los tres juntos hacia la puerta del camión subí primero yo, después mi madre y mi papá se quedó parado ahí, el bus se puso en marcha y él seguía parado en el mismo lugar, lo único que hacia era mirarme llorar gritándole que se subiera… pero él sólo me miraba.
Durante 15 años ha seguido parado en el mismo lugar… mirandóme.
Era Noche Buena y yo tenía alrededor de 5 o 6 años, estaba en casa de mis abuelos en Ensenada en compañia de toda mi familia. Faltaba alrededor de una hora para la media noche y yo estaba ansiosa en conjunto con mis primos porque eso significaba que ya íbamos a abrir los regalos, los cuales todavía no aparecían.
En ese tiempo que faltaba comenzamos a escuchar ruidos en el techo, grandes pasos y como si rasparan, así que pensamos que era Santa Claus y su trineo que venía a traer los regalos.
Con mucha emoción nos salimos a ver si alcanzabamos a ver algo en el techo pero no lo logramos porque estaba oscuro y hacía mucho frío, después que entramos escuchamos un HO-HO! y subí al segundo piso con mis primos ya que el cuarto de mi tía tenía una ventana que daba al techo, así que la abrímos y nos asomamos para ver que veíamos y tampoco nada, pero cuando bajamos había unos regalos en el árbol lo cual hizo que me sintiera más emocionada y alegre. Después de eso dieron las 12:00 pm y me fuí abrir mis regalos con la ilusión de que Santa los había traído.
Olvidé poner que después de unos años cuando supe que Santa no existía, me dijeron que había sido mi abuelo. El cuál nunca me lo dijo pero lo recuerdo con mucho cariño por haberme dado esa alegría en mi infancia que ahora recuerdo con mucho gusto.
Muchas historias que contar, muchos recuerdo que nunca olvidaré, pero hay uno en especial que marco mi vida para siempre.
Recuerdo que tenía la edad de 4 años, tenía una tía que me cuidaba mientras mis padres trabajaban, ella era mi tía Lili una mujer de un gran corazón, recuerdo que todas las mañanas nos hacía de desayunar y ella se quedaba limpiando la casa, pero recuerdo que a cada rato caía en la cama y todos los días salía corriendo a vomitar ella estaba enferma… nunca supe de qué ya que los doctores nunca encontraron lo que tenía, recuerdo que de un tiempo en adelante ya no era lo mismo, yo
la veía acostada en su cama puesto que ya no podía caminar, ella era alta y muy delgada, cada día más delgada!!
Yo siempre salía con mis primas a, jugar al patio y un día entramos a la casa pero una señora nos sacó y nos dijo que nos regresáramos a jugar, y entonces llegó la ambulancia y solo vi como llevaban a mi tía en la camilla, se la llevo la ambulancia y yo solo me quedé viendo pero sin saber qué pasaba seguí jugando. Al poco tiempo regresó mi tía y yo estaba muy contenta de volverla a ver pero poco tiempo después volví a ver que se la llevaba la ambulancia pero yo sabía que regrasaría así que me quedé en paz, y como lo imaginé regresó al poco tiempo, pero yo ya no la vi igual, siempre estaba acostada, su color no era el mismo y no nos dejaban casi estar con ella en el cuarto, y como era de costumbre y claro sin saber bien lo que estaba pasando, puesto que tenía solo cuatro años de edad, salía al patio a jugar, y sí! llegó de nuevo la ambulancia pero yo estaba tan tranquila que seguí jugando, pero bien dicen que la tercera es la vencida, seguí yendo a casa de mi tía y salía al patio como de costumbre a esperar a que llegara, y así salía todos los días, ya ni jugaba solo me quedaba esperando a que la ambulancia regresara y trajera de nuevo a mi tía, pero ella nunca regresó.
Recuerdo que fuimos a su casa en la noche y estaba un ataúd debajo de una lona azul, había muchas señoras llorando pero yo solo me quedé sentada en una silla a lado de mi mamá sin saber lo que estaba pasando, al día siguiente recuerdo que estaba en el panteón y yo estaba brincando de un lado a otro, pero yo estaba pensando en mi tía entonces me detuve y voltee a ver un ataúd negro a un lado de un hoyo y pensé: «hay ahí está mi tía acostada», pero yo seguí jugando.
En la noche que llegamos a mi casa me acosté, solo pensando en mi tía y pensando en cuándo iba a regresar, me acoste de lado y me hice bolita y sentí que ella me abrazaba, y yo solo pensaba que ella me estaba cuidando que ya había vuelto, pero cuando volteaba y no veía a nadie empezaba a llorar y le hablaba a mis papás.
Y así era todas las noches, yo solo pensaba en que ya me quería dormir para que mi tía viniera a abrazarme, pero siempre terminaba llorando.
Ahorita de grande ya sé que ella no iba a regresar, pero aún así me quedé con esa esperanza y dentro de mí siento que ella siempre está presente y que me cuida… y puede sonar loco pero siempre que me siento triste pienso en ella y le pido que me ayude, y espero algún día volverla a ver.
Mi anecdota ocurrio aun cuando todavia no entraba a preescolar. Recuerdo que desde niña siempre he sido un tanto imprudente, auque sin malicia, y eso mis padres lo sabian, sin embargo, una de mis imprudencias mas grandes se convirtio en uno de los peores ridiculos para mis padres, ellos tenian una tienda de abarrotes, y por ende bastantes proveedores. Pero un dìa, llegò un nuevo proveedor a la tienda, al cual mire de pies a cabeza y hasta dì vueltas a su alrededor mientras èl paticaba con mi padre. no paso mucho tiempo cuando me percatè de que sus manos no eran normales, es decir que no tenia dedos en sus manos, lo cual me sorprendio de sobremanera, y sin pensarlo dos veces le dije a mi padre en voz alta: mira! el señor tiene manos de «winnis» (salchichas). En ese momento la reacciòn de mi padre fue decirme de inmediato que me fuera con mi madre, obviamente quedò mal frente al señor y le pidiò una disculpa.
Una vez que el señor se habia ido, mis padres hablaron conmigo y me hicieron ver que lo que habia dicho no estaba bien, puesto que debia ser mas prudente para no hacer sentir mal a las demas personas. Hasta ese momento entendì que lo que habìa hecho era una falta de respeto, y lògicamente, despues de ese dìa, cada que el proveedor llegaba yo me escondia para que no me viera.
Uno de los recuerdos más icónicos de mi infancia respecto a uno de mis temores, un personaje de un thriller muy conocido, Michael Myers; precisamente era una noche del día de brujas, mi mamá me llevó a Estados Unidos a pedir duclces, el famoso «trick or truck», y coincidentalmente, me tuve que encontrar con un tipo que estaba vistiendo de dicho personaje.
Para mi fortuna y la de mi imaginación, yo juraba que era más fuerte que él, pro el hecho de que estaba vestido de Batman, y creia que no me podía hacer nada, sin embargo, este dió un salto como para asustarme y salí corriendo, jámas he vuelto a celebrar el Halloween y muchos menos he podido superar el trauma por este personaje.
Uno de los recuerdos más lejanos que tengo fue cuando tenía aproximadamente unos 4 años, nos habíamos ido a las albercas con toda mi familia, en eso recuerdo que iba caminando al lado de la alberca y lo siguiente que recuerdo fue que estaba en la alberca boca abajo y no estaba asustada ni tenía ningún sentimiento negativo, me sentía súper tranquila y relajada, nunca me he sentido así como esa vez… recuerdo que miraba al fondo de la alberca cuando las personas pasaban ,ya que se reflejaba en el fondo de la alberca las sombras y yo miraba como pasaban lentamente y repente desaparecían, sentí que pasó muchisimo tiempo. Después no recuerdo como fue que me sacaron de la alberca sólo recuerdo cuando me tenían en el carro tapada con una cobija y mi mamá estaba regañando a mi hermano y como que se echaban la culpa entre ellos y venían todos enojados.
Según mi mamá me buscaron por todas partes y al final se dieron cuenta porque se miraba que estaba flotando una playerita roja y pues esa era yo… jeje
Mi recuerdo es de cuando tenia cuatro años aproximadamente, me encontraba en un estacionamiento con mi mamá y mis hermanos esperando a mi papá, que creo se bajó a un mercado a comprar algo. Por lo que me pase al asiento de enfrente y cuando miré hacia la ventana sin siquiera imaginármelo tenia la cara de un payaso un lado de mí saludándome el impacto fue fuertísimo, terror total me asuste mucho gritaba y lloraba solo quería que se fuera, pero aun cuando se fue no podía dejar de llorar fue una impresión muy fuerte en la que estuve por casi una hora.
Moraleja creó que desde esa vez odio a los payasos.
Como ya platique, durante la clase de hoy, lo extraño que eran los baños en mi kinder, solo escribiré algunas de las personas, con sus contextos, que recuerdo de mi más temprana infancia:
Recuerdo a mi niñera y como se le hiba un ojo. Se llamaba Dora y era de Durango pero yo decía que era de durazno.
Recuerdo a mi pediatra y lo molesto que era que me dijera «Con-ely o Sin-ely», también recuerdo lo aburrido que era el vestíbulo de su consultorio y los cuadros de payasos melacólicos que lo adornaban.
Recuerdo a mi primera mejor amiga (la del kinder), Clarissa. Tenía pecas de color café muy clarito, los cabellos casi blancos de rubios y unos ojos muy separados.
También recuerdo a la señora que nos hacía de comer en el negocio de mi mamá, era gordita, blanca chapeteada y muy simpatica, casi sacada de un óleo renacentista.
Por último, recuerdo a mi primera mascota. Era una perrita husky llamada Nikita y murió de insolación porque viviamos en mexicali (desde entonces creo que tener perros para la nieve, en los patios de las casas de mexicali, no es muy buena idea).
El recuerdo más lejano que tengo ocurrió antes de que cumpliera los dos años. Fueron momentos que viví con mi familia en la inundación de Tijuana en enero de 1993 [de hecho faltaban días para mi cumpleaños]. Estábamos en una panel color guinda que era de mi papá y transitábamos la Zona Río él, mi mamá, mi hermana de un año, mi abuela, y por consiguiente, yo. Recuerdo claramente cómo la fuerza de la lluvia golpeaba la ventana lateral ubicada al fondo de la vagoneta y el resto del automóvil. En ningún momento me sentí asustada o atemorizada ante tal fenómeno natural; es más, disfrutaba y sentía curiosidad por lo que ocurría en el exterior, era esa fascinación por observar algo no común.
Al poco tiempo, mi mamá abrió la puerta lateral y de súbito, “la calma” fue opacada por la humedad, el frío y el agua que entraba sin indiscreción. Incluso logré distinguir que el agua se ubicaba a una altura de 20 centímetros aproximadamente. No sé si alguien gritó, reclamó o habló; sólo tengo presente el ruido de la lluvia y la sensación de querer acercarme y que mi abuela evitara tal acción.
Lo más probable es que lo haya hecho [mi mamá] porque disfruta estas eventualidades y le permitieron llevarlo a cabo… Hasta disfruté tal sensación de frescura.
Esta pregunta me hizo recordar y analizar mi juego favorito cuando era niña tenía como unos 7 años aproximadamente en el cual ya no lo juego, mi juego se trataba imaginarme a alguien que no existía ósea que yo acudía a mi cuarto y me ponía a jugar con mi barbie que le puse de nombre Sarai ya que yo me quería llamar así. Por otra parte mi mama o familiares siempre me regalaban puras barbies y no al kent famoso yo siempre lo anhelaba pero para mi mala suerte nunca me lo compraron así que yo tuve que imaginármelo con mis propios medios yo era la única que sabía que estaba ahí y jugaba con mi barbie y el mono que me imaginaba que salían de un lugar a otro por ejemplo la playa, como también se casaban; para mí era jugar con dos personas que tuvieran vida me podía pasar horas jugando con mi juego inventado.
Palomares Jacuinde Daniel Alejandro
Uno de los recuerdos que más tengo presente es cuando vivía en ensenada, en ese momento me encontraba con mis primos pero uno en especial el más maldoso de todos, y ¿porque con él? porque yo era igual o peor así que de esa forma podíamos hacer actividades que nos agradaran a los dos.
Todo inició una mañana en la que nos levantamos para dar el recorrido por las tranquilas calles de Ensenada, nos situamos en una banqueta y fingimos que yo me encontraba en un estado de salud no muy buena. Para ser más específicos me acosté en la banqueta, mi cuerpo de la cintura para abajo se encontraba arriba de la banqueta y de la cintura para arriba se encontraba debajo de la banqueta, es decir en la carretera, y mi primo me tomaba del tórax como pose de ¨telenovela¨ escena en la que desesperadamente mi primo gritaba ¡AYUDENMEEEEE MI PRIMOOOOO! , en ese momento en el clímax de nuestra diablura, los automovilistas se detenían para mirar que es lo que sucedía conmigo, unos solos miraban del carro pero la mayoría de los conductores se bajaban a tratar de ayudar a aquel niño moribundo. En el momento en el que trataban de ayudarme yo no soportaba la acción y moría de la risa, lo que incitaba a las personas amables a no ser tan amables, acción que hacía que más risa me diera.
Uno de los conductores era una señora muy amable, era de esas personas muy serenas que no muy fácil se alteran, pero en ese momento ella se altero mucho y ofreció llevarme al hospital, no pude decirle que era una broma por mirar cómo se había puesto la señora, que termine en los pasillos de un hospital esperando a que un doctor revisara mi enfermedad terminal fingida.
Esto sucedió hace mucho, pues me encontraba estudiando el segundo año de primaria y como cada año realizaban un paseo al zoológico, entonces mi mamá me dio permiso de ir. El día del paseo fue muy feo, primero pensé que mi maestra iba a ir con el grupo, sin embargo no fue así la persona que nos cuido era el conserje del escuela que también fue al paseo.
El conserje no sabía a donde llevarnos, estuvo chistoso porque él no sabía donde estaban algunos animales, sólo dábamos vueltas y llegábamos al mismo lugar, se fijaba en el mapa sin poder entenderlo. Pero, encontrábamos a maestros de la misma escuela y es así como el conserje les preguntaba por donde se podía ir.
Después, de descansar y comer seguimos con el recorrido en el zoológico, lo que me sorprendió fueron las tortugas gigantes, víboras de dos cabezas y las jirafas. Todo me llamaba la atención tanto que por un descuido, al ver por mucho tiempo las jirafas, no me di cuenta hacia donde se dirigieron mis compañeros, en pocas palabras me perdí. Estaba nerviosa no sabía qué hacer, a quién dirigirme para pedir ayuda, todo pasó tan rápido que en cuanto mire las jirafas otra vez y luego voltear a otro lugar ahí se encontraba unos niños que tenían el mismo uniforme que yo, entonces me acerque mire al profesor y le dije lo que había pasado y me dijo que no me preocupara.
Después, llego el conserje muy preocupado y pregunto sí me encontraba bien, entre otras cosas. Finalmente el paseo termino, sin embargo ese día sentí alegría, tristeza y hasta miedo.
El recuerdo más lejano que tengo de mi infancia es cuando a la edad de 4 años me perdí en un condominio. Recuerdo que mi mamá me llevo con ella aun departamento, y que subimos muchas escaleras para llegar a él. Me llamaban mucho la atención aquellas escaleras en forma de espiral, me encantaba cómo se veía. Entramos y mi mamá me dijo que me pusiera a jugar con mis muñecas que llevaba en una mochila mientras ella terminaba de limpiar, jugué por un rato pero me aburrí, y decidí explorar los cuartos que restaban de la casa y como no encontré nada interesante decidí ir a ver las escaleras porque me llamaban mucho la atención.
Recuerdo que bajé y bajé pues en ese momento yo pensaba que sería fácil regresar porque para mí era un sólo camino, de pronto mire hacia arriba y miraba muchas escaleras y barandales blancos que daban a muchas puertas, cuando quise regresar con mi mamá ya no sabía en cual puerta era, recuerdo haberme asustado, sin embargo ya no recuerdo cómo me encontró ella.
Ella me cuenta que fue el guardia que cuidaba el edificio quien me encontró llorando en casi al final de las escaleras, y la verdad es que yo no estaba segura si ese recuerdo que se me venía a la mente había sido real o solo un sueño, y cuando me decidí a preguntarle ya mucho tiempo después a mi mamá me dijo que sí me perdí aquella vez en el condominio, y no podía creer que yo me pudiera acordar de eso puesto que yo era muy pequeña cuando paso eso.
Realmente, son vagos los recuerdos que tengo de mi niñes, sólo tengo recuerdos buenos a partir de que estaba en el kinder.
Recuerdo que en una ocasión estabamos haciendo en el salon los típicos ejercicios de recortar y hacer manualidades con pasta de coditos. Ese día, despues de esa actividad, nos tocaba la clase de música, pero por no terminar a tiempo, la maestra me dejó encargado con la señora de entendencia, para que estuviera un ratito conmigo mientras terminaba y después fuera a alcanzarlos al salón de música.
Lo que recuerdo es que tarde mucho en terminar y la señora me dijo que así lo dejara y que me fuera con mis compañeros para que no me perdiera la clase, pues así fué. Me dirigí solo al salón y cuando llegé a la puerta, me hagarro una pena y un miedo de aquellos de que la profesora y el maestro de música me fueran que regañarporque todos estaban cantando y yo iba tarde. Entonces mejor decidí quedarme afuera. En ese momento estaban construyendo algo en frente del kinder y me quede filosofando de lo que estaban haciendo y me puse a inventar según yo lo que estaban haciendo; a esa edad ya era bien soñador.
Espere ahí hasta que se termino la clase y cuando la maestra salió le dije que acababa de terminar y nunca supo que realmente esa era mi primera «pinteada».
Hubo demasiados momentos en mi infancia que son dignos de recordar, pero en particular este es el que mas me gusta.
Cuando tenia 5 años y cursaba mi primer año de pre-escolar, estábamos viendo una obra de teatro, yo junto con mis amigas estábamos en los asientos de enfrente, cuando llegó el momento intermedio, nos paramos y fuimos al salón por nuestro lonche, cuando regresamos había una niña junto con sus amigas sentadas en nuestro lugar, yo le empecé a decir que se quitara, que ese era mi lugar; a lo que ella volteó con cara burlona y me dijo: “el que se va de la villa, pierde su silla”, me dio tanto coraje que la tome del brazo y la mordí un poco fuerte, para mi desgracia la abuelita de esta compañera estaba ahí y me vio, así que fue a decirme que por que la había mordido, y lo único que se me ocurrió responder fue: “hay, es que pensé que era de chocolate”, ya que esta niña es de piel oscura.
La abuelita, fue y se quejo con la maestra y citaron a mi mamá, pues además de haber agredido a su nieta físicamente también me había burlado de que estaba morenita; mi mamá me castigó, pero lo bueno de esto, es que al final, recupere mi silla.
Esta práctica va a la par con una pregunta que una tía me hizo días atrás. De veras que ya me es difícil creer en las coincidencias.
“¿Recuerdas a mi ‘apá?”, esa fue la pregunta. La hizo ya que planeaban hacerle una misa. Eso ya pasó, ya la hicieron. Es decir, el abuelo ya pasó a mejor vida, hace mucho tiempo. Se llamaba Vidal; Tata Vidal, le decía. El recuerdo que les contaré es el único, de todos los accesibles e infantiles (el más infantil, de hecho, y no recuerdo qué edad tenía) en el que él está presente, y quizá hasta hoy no había pensado en que eso es para valorarse, que está en peligro de extinción (no, ya no). Por alguna razón (y quizá se deba a las cortinas que filtraban la luz, amarillas tirándole a dorado) el recuerdo es visualmente en tonos sepia (no todo, sino que los colores tienen algo de ese tono).
Siempre me ha dado cosa que truenen los dedos, los de las manos y más aún los de los pies. Tata Vidal tronaba los dedos de los pies, pero únicamente a mí. Y eso me mataba de la risa. Y yo pataleaba y gritaba “la ranita, Tata, la ranita”. También él lo gritaba. Ya no puedo recordar bien el por qué ‘ranita’, pero tenía que ver con los pies.
[No, aguanta, ya recordé. Acostados, yo boca arriba yo y al revés él, me sostenía los pies, como si estuviese parado sobre sus manos, pero estaba recargado en el piso. Luego de decir “la ranita”, tronaba los dedos de los antes pequeños pies y yo brincaba. ¿Entienden? Las ranas saltan. “La ranita, Tata, la ranita”, era la forma en que yo le decía que jugásemos a ello.]
En ese recuerdo ambos estamos en el área sin nombre de la casa en que vivía, pero es como un living room. Estaba pasando el comedor, pero no era un cuarto separado de éste; en las paredes color blanco había rayones que los hermanos y yo hacíamos (como un aro para jugar básquet ball, haha). Había una ventana muy grande que dejaba ver hacia la calle (la ventana de las cortinas que les hable).
Ahí sucede el único recuerdo en que está presente Tata Vidal.
Más allá de lo divertido y disfrutable que me parece ahí, no puedo hablar más cosas de él.
PD: según recuerdo, ha sido el único a quien permitía tronarme cualquier dedo.
El recuerdo mas lejano que tengo procede de los 5 años, era una tarde nublada en la colonia alemán en Tijuana, y estaba jugando con mi hermano de 2 años a las escondidas. En ese entonces en la sala de mi casa había dos sillones particularmente grandes, y me acoste en uno de ellos para esconderme, desafortunadamente para mi tambien había una pelota de beisbol de las de hueso tirada y mi hermano la agarró, acto seguido la avienta hacía el sillon donde estaba y me da un buen golpe en la cabeza, naturalmente empezé a llorar y corrí con mi madre para quejarme, ella empezó a sobarme la cabeza, sin embargo era tanto mi coraje que quería golpear a mi hermano, pero nada paso a mayores.
El intentar hacer memoria sobre acontecimientos de la infancia no es algo difícil puesto que, es una etapa que disfruté mucho y que nunca olvidaré. Esas noches en que esperaba ansiosamente la navidad para poder recibir juguetes la siguiente mañana, jugar con mis amigos de la escuela hasta cansarme, salir de viaje con la familia, las fotos “ridículas” que hoy nos dan pena enseñar, etc. son recuerdos que nunca se olvidarán y será difícil escoger solamente uno. Pero, uno (o unos) que tengo muy presente, debido a que mi mamá y mi papá me lo recordaban algo seguido; es de que, muchas veces de niño cuando tenía sueño subía las escaleras para poder irme a dormir (ya sea en el día o en la noche), pero el problema es que sólo se quedaba en un intento porque no alcanzaba a subir todas las escaleras sin antes quedarme dormido en lo que eran unas escaleras alfombradas muy cómodas y por consecuencia, cuando despertaba, solía despertar con la mitad de la cara roja y marcada. Y este es uno de los varios recuerdos “divertidos” que tengo de mi infancia.
Mi recuerdo es de la edad de cinco años, es el que más me llamo la atención porque al recordarlo pienso como si fuera ayer, me acuerdo del sentimiento y la imaginación que tuve en ese momento. Un día iba con mis papas y mi hermana al mcdonalds recuerdo que en la puerta había una banca y en ella habían puesto el payaso del macdonalds estaba construido de porcelana o algo parecido, pero tenía el tamaño de una persona normal, entonces al momento de verlo yo me imaginaba que era una persona real que nos estaba viendo, que se levantaría y nos hablaría. Además de que le tenía mucho miedo porque en ese entonces lo payasos me causaban terror, por lo que recuerdo que me produzco una especie de frustración pensar que se levantaría y iría hacia mi y mi hermana, incluso creo haberles dicho a mis papas que en realidad el muñeco estaba vivo y me puse a llorar porque no quería entrar al restaurante, ya que pasaría por donde se encontraba el, a causa de eso mis papas decidieron irse porque vieron que no podrían entrar en esa situación.
Elisa, que feo y que raro. Feo porque a esa edad yo tambien le tenía miedo a los payasos, todo por el payaso «Eso» y raro porque era Mc donald’s, a mi me hubiera valido que hubiera un payaso.
Comparto ese sentimiento contigo ya que a mí también de chiquita me daban mucho miedo los payasos o a veces sentía que los muñecos o algunas estatuas me miraban y tenían vida o en algún momento se iban a mover, pero ya ahorita de grande ya no me dan tanto miedo los payasos, aunque a veces sigo sintiendo que me observan jeje…
Ja! te entiendo elisa! a mi siempre me ha dado miedo ese payaso!! y hasta he tenido pesadillas con el! un dia soñe que estaba acostada en mi cama y que de repente lo vi bailando a un lado de mi lamparita de dormiy y que de repente se me avento encima y que yo sali corriendo con mis papas y que me corretio y que se me volvio a lanzar y que lo pellisque y que desaparecio!
y ahoriata tengo 20 años y le sigo temiendo a los payasos 😦
Mmm… me acuerdo cuando tenía como 3 o 4 añitos y en el kinder e hicimos una presentación con una canción de Cri-cri… creo que la de «Caminito de la escuela». La presentación consistía en que cada niño (a) iba vestido de algún animal, todos dábamos vuelta a un carrousel agarrados de listones de diferentes colores. A mí me tocó ser una gatita negra (buscaré la foto). Yo estaba emocionada, por que era mi debut frente al público, me sentía famosa en el GRAN escenario. Total, tanta fue la emoción de estar allí, y ver a tanto «Fan» que me paré frente al público, para saludarlos y mandarles besos. Los demás niños que no tenían ese atención hacía sus seguidores, siguieron dando vueltas, pero como yo no me movía y seguía saludando, los pobres se enredaron… la directora María Elena (yo la llamaba Marinela) fue a desenredarnos, y me dijo que siguiera con la coreografía. Cuando volví a dar la vuelta, y quedar nuevamente frente al público, repetí mi acción hacia los fans (jaja), los otros niños, volvieron a enredarse. Creo que lo anterior sucedió en varias ocasiones hasta que se acabó la canción. Ese es mi recuerdo xD
jajaja desde pequeña haces eso!
Ahora entiendo muchas cosas XD….
Yo también hice eso en primaria cuando recitábamos un poema.. estaban grabando y me la pasé mirando a la cámara en vez de mi mamá XD.. el video lo evidencía u///u… y soy la única que lo hace..
Cristina! me hisiste recoradar un baile que tuve en la primaria, en primer año de hecho, yo estaba en durango y vivia con mis abuelitos… el baile era de muñequitas y bailabamos con una grabadorsita, la mia era roja y claro! era la muñeca principal! me sentia soñada jajajaja…. despued volvia bailñar en otro evento pero yo ya no era la muñeca porque falte al primer ensayo! me kitaron mi papel! y recuerdo que yo estaba muy triste porque mis papas acababan de venir de tecate a durango por mi y yo queria que vieran que yo era la muñeca principal!!
De hecho…
También me acuerdo de otra cosa por el estilo, cuando estaba en 2do de primaria (tenía 6 años), el día del niño, antes de que cada salón hiciera su fiesta, se hizo una asamblea con todos los grupos. El «teacher» de inglés pidió a un niño (hombre) que pasará, y pasó un chavito de 6to. Después pidió que pasará una niña. Obviamente, a mi que no me gusta el desmadre, levanté la mano como loca y grité «yo, yo, yo» mientras corría hacía el medio de la explanada. Al profe no le quedo de otra que elegirme, después de tanta insistencia. Recuerdo que el profe dijo «Vamos a jugar a las obras de teatro, tú vas a ser Romeo, y tú Julieta, tienen que actuar» pa’pronto aventé al chavo al suelo, pues yo recordaba, (xq así salió en ARNOLD) que Romeo estaba muerto… Total, empecé con mi linea, agarre el micrófono, me aclaré al garganta y recité «Romeo, Romeo, ¿dónde estás que no te veo?… hay pues claro que no te veo.. no traigo mis lentes, perame tantito, ahorita me los pongo.. ¡hay ya te ví!.. ¡oh, Romeo, estás muerto! ¡yo también me mataré!» Empece a fingir que me clavaba la daga y me aventé con todas mis fuerzas al niño, aplastándolo… jaja el niño me dijo «no seas tan brusca»… pero me felicitaron por mi actuación.. y yo mega feliz. jajajaaj
mi 1er dia de kinder, ese tiene qe ser el recuerdo mas remoto de mi infancia. Iba acompañado de mi madre, iba tan serio, solo observando a los otos niños llorar,las puertas de la escuela se cerraban poco a poco, la señora que la cerraba daba una fuerte impresion de bruja . Seguia viendo a niños llorar ahi fue cuando le pregunte a mi ama, poqe lloran los ninios ama? la respuesta no la acuerdo, pero aun asi, fue un momento que no se me iba a olvidar, corto simple y breve recuerdo, pero es el mas lejano de mi memoria.
jajajajajaja!! Xavier me hiciste recordar tambien mi primer dia de kinder, yo estaba super contenta de entrar pero recuerdo que veia a muchos niños llorando, yo me preguntaba por qué si el kinder era muy bonito, recuerdo a un niño en especial que no dejaba de llorar y que estaba bien agarrado de su mama, yo solo me le quedaba viendo y mejor me fui a hacer fila para hacer los honores a la bandera 😀
Pues, yo no pude ir a ese lugar llamado Jardín de niños o Kinder, me dio alivio porque apenas lo estan construyendo en donde nos mudamos. Creo que también tenía miedo, jajaja y pues me salve, despues creo que me arrepentí un poco porque a los seis años vi a lo lejos niños disfrutar de resbaladillas y columpios…
Aw. Hiciste que me acordara del primer día pero de la primaria. Porque muchos niños lloraban y pataleaban en el salón. Se colgaban de las ventanas llorando y pegandole a todo el mundo. Pero a mi me daba risa pues me encantaba estar en la escuela, ya me sentia grande. Lo que no me gustaba esque mi profesor de primer año, era un señor de unos setenta años de edad, que en paz descanse verdad. Pero la verdad hiso sufrir a muchos niños y a mi también. Pues, recuerdo que cuando no sabiamos algo o nos portabamos mal, nos pegaba con la regla en las manos, y también nos jalaba las orejas y nos daba coscorrones jaja.
Mi recuerdo más lejano es cuando yo tenía 2 años, estabamos de vacaciones en Durango, yo entré corriendo a un supermercado, tomé un carro de juguete, nadie miró que lo tomé, y salí del local a la misma velocidad a la que entré; con el juguete en las manos.
Llegué a el auto de mis papás, me senté en el pavimento a un costado de la puerta y me puse a jugar, no me encontraban, hasta que mi prima me miró y me preguntó; ¿de dónde agarraste ese juguete?, y yo con la inocencia de esa edad dije, yo a llove! (yo me lo robé), mi prima me lo quitó y lo fue a pagar a la caja, después me lo devolvió, no le importó verme llorar, aunque sólo fue mientras pagaba.
Hasta el día de hoy conservo ese juguete.
Me recordaste a un primo que hizó lo mismo, además de que me da gusto que aun conserves ese juguete y con ello el recuerdo y el aprendizaje de ese momento.
Recuerdo que mi mama llegó del hospital después de que nació mi hermano mi mamá me abrazo, me dijo que ya había nacido mi hermanito y que él traía algo para mí y que lo fuera a ver al cuarto. Cuando entre a la habitación de mi mama vi a un bebe chiquitito tapado con una cobija de bebe amarilla. Me acuerdo que lo destape un poco para verlo y para mi sorpresa me encontré muchos dulces debajo de su cobijita, los cuales eran para mí porque me dijeron que él me los había traído. Recuerdo que me sentí muy feliz por eso. Me comí los duces debajo de un árbol de higos del patio de mi casa con mi vecinito de la casa de al lado. Sentí una gran emoción que alguien tan chiquito me trajera dulces porque nunca sentí celos de que ya no iba ser la consentida.
Desde que estaba chiquita siempre hemos ido a la casa de mi abuelita casi todos los domingos. Ahora ya no es lo mismo, porque mi abuelito falleció hace casi dos años. Trato de siempre recordar los momentos donde él me platicaba historias de cuando él estaba niño y pues a veces también me contaba historias de miedo para que me portara bien y no hiciera travesuras.
La historia que mas recuerdo es una que me contó cuando me había enojado con mi mamá, no me acuerdo bien por qué me enojé, pero la historia se trataba de un señor que quería ser rico y que un día se le apareció el diablo y le concedió todo lo que quiso, pero cuando logró tenerlo todo, se fue haciendo viejo y la gente ya no lo quería y las uñas y el cabello le empezaron a crecer y se fue quedando tan solo que terminó volviéndose loco..
Siempre me sentaba en medio del sillón donde mi abuelito y mi papá veían la televisión, y a veces me quedaba dormida y me sentía muy a gusto, pues estaba con ellos y me tomaban en cuenta cuando estaban platicando. Me encanta escuchar cuando las personas me cuentan algo interesante sobre su vida, porque mi abuelito me enseñó a escuchar atentamente.
Mi abuelito siempre me contaba historias o compartía algo de su vida conmigo hasta antes de morir, siempre será importante en mi vida y creo que momentos como los que pasé con él ya no se pueden repetir, por eso trato de recordar siempre todo lo que viví cuando estaba chiquita, pues siempre me hablaba con chiqueos, no importando la edad que tuviera, incluso cuando estaba embarazada, y todos esos momentos para mí son muy difíciles de olvidar.
a mi tambien me gusta recordar esos tiempos que uno pasa con los abuelos porque apredia muchoo de ellos, recuerdo que me gustaba estar con mi abuela porque siempre le gustaba andar paseando por el pueblo y me gustaba irme con ella, es por eso que conozco bien el pueblo donde ella vivia porque siempre andabamos visitando gente, y me encantaba porque llegabamos super tarde a la casa.
Me hiciste recordar cuando estaba chiquita porque mi mamá trabajaba y me quedaba al cuidado de mis abuelitos y por mucho tiempo conviví con ellos… y también pase momentos que son difíciles de olvidar… =) que bonito es poder hacer lo mismo con tus hijos o hermanitos …
No recuerdo la edad exacta que tenia, pero no estaba ni muy pequeña, ni tampoco rebasaba los diez años. Mi abuela estuvo con migo gran parte de mi niñez; pasaba la mayor parte del día en su casa. Ella vivía en unos departamentos, y al lugar llego un perro. Lo recogimos y lo cuidamos. Le dábamos de comer y hasta le pusimos un nombre, yo estaba muy encariñada con él. Un día nos siguió a una tienda que quedaba justo enfrente de la casa de mi abuela; para poder llegar a ella, es necesario cruzar un boulevard. De regreso de la tienda, esperábamos que nos cedieran el turno de pase mi abuela y yo, y el perro (que no recuerdo el nombre) se adelanto. Lo que resulto de ello fue que lo atropellaran y lo hirieran de gravedad. La imagen de las llantas atropellándolo fue muy impactante para mí.
Durante las siguientes horas el perro lloró y no dejaba de quejarse, hasta que trajeron a unos sujetos que le inyectaron un líquido que lo adormeció para que falleciera y dejara de sufrir. Recuerdo ese día por que en verdad fue muy impactante el cómo murió y escucharlo lamentarse fue a un peor. Me puso muy triste esa pérdida.
Me hiciste recordar a cómo miré que mataban a un cerdito, que supongo yo consideraba amigo y mascota, de todas, las que más había durada. Pero resulta que estaban alimentándolo para cocinarlo en los 15 años de mi hermana. Yo miré como lo mataban y lo oía gritar. Y sí, lloré u.ú’~
Hubiera preferido la mentira de se fue a la ciudad o algo así 😐
Pero el día de la fiesta me dormí temprano y mi madre se de la fiesta para llevarme a casa. Mi hermana recuerda eso con algo de resentimiento, pero yo le gano >D
aaw! brr!!
me hiciste recordar al sin fin de perros que se me han muerto! pero sobre todo a uno que se llamaba solovino! un dia me acompaño a la tienda por galletas pero el se adelanto a cruzar la calle pero venia una camioneta super grande color rojo y al ver que mi perro cruzaba la calle el imbecil le acelero y yo solo grite: solovino!!
Y vi como la camioneta llevaba a mi perro entre las llantas, yo me quede paralizada y mi perro salio corriendo llorando, de repente reaccione y sali corriendo a mi casa a decirles a mis papas que habian atropellado al solovino, y salimos a buscarlo y estaba en la casa de mis vecinos tirado en un arbol, mi perro solo lloraba y movia la cola, mi papa me dijo que me fuera a la casa y pues el perro se murio, lo que mas me duele es que aun me hermano me echa la culpa, y sí! me siento culpable 😦
El recuerdo más lejano que viene a mi mente, fue un día que mi mamá me llevaba de la mano a la casa de mi abuelita, que en ese entonces era frente a mi casa, yo tenía aproximadamente 4 o 5 años. Cuando entramos, sobre la mesa había un pastel ya que era mi cumpleaños, entonces me senté en una silla frente a él y tanto mi mamá como mi abuelita comenzaron a cantar las mañanitas; estaba un poco sorprendida porque no tenía idea de que era mi cumpleaños cuando entonces se comenzó a escuchar la clásica “mordida”, aun tengo la imagen de cuando las dos me estrellaron contra el pastel y cuando me levante sentía el betún en mi nariz que no me dejaba respirar, ellas se estaban riendo mientras que yo estaba llorando.
Esta anécdota me dio tanta risa. También me hizo recordar algo muy similar que me sucedió, pero en mi caso, yo no podía respirar ni ver porque estaba lleno de betún. Es curioso como la familia te demuestra el cariño que te tiene.
Lili! me hiciste recordar que a mi todos los años en mi cumpleaños me compraban un pastel, pero siempre me mandaban a la tienda para que cuando llegara a mi casa el pastel estubiera de sorpresa en la mesa, una vez, no recuerdo cuantos años cumplia, me mandaron a la tienda, pero reuerdo que rodie la casa para llegar a la codina y por la puerta habia un hoyo y me asome y vi mi pastel en la mesa, entonces me fui muy contenta a la tienda y regrese corriendo a la casa emocionada porque partiria mi pastel de cumpleaños 😀
Bueno en realidad casi no tengo recuerdos de pequeña, pero, algunos llegan a mi mente con ciertos colores, sonidos, y olores, aunque son muy escasos. Sin embargo, recuerdo que le temía a las alturas. Odiaba que me tomaran de la cintura para alzarme al aire. En cierta ocasión, alguien hizo eso y pues, ¡sorpresa! Había terminado de cenar… y creo que a quien vomite fue a mi padrino.
A mí me encantaban las alturas, me gustaba subirme al techo de mi casa. en una ocasión mi mamá me advirtio que no me subiera porque me iba a caer, yo no le quise hacer caso y cuando menos lo pensé me resbalé y me caí de espaldas, recuerdo que caí como en un hoyo y sólo me quede tirada hasta que fueron a levantarme, tenia como 6 años.
Mi recuerdo originalmente pensaba que era un sueño:
Me encontraba en un lugar con caminos de tierra, arboles por todos lados, y casas sencillas, en ese entonces las creía gigantescas.
Estoy yo sentado en una piedra, con un pants gris, zapatos negros tapizados de polvo, estaba embarrado de chocomilk a más no poder, y mi mamá me dice que si quiero más, ella se encontraba a lado de una vaca, con un sombrero con lazo rosa. En ese lugar, me suben a un palo, y estoy encima de una cerca, simulando que estaba montando a caballo, incluso mi primo lo intentó.
Recuerdo que mi mamá me sube a un caballo y después me pone un sombrero vaquero con un lazo rosa. Cuando bajamos, recuerdo que me encontraba en algo gigantesco, observando a los caballos, todos animados, eufóricos y contentos. Luego recuerdo subirme a otro caballo, pero esta vez iba con un señor del que en muchos años no lo reconocí. Recuerdo que fue por un buen tiempo, porque llegué con mi mamá en la noche.
Y después, me encontraba abajo de una mesa, con mi primo, ambos asustados por la tremenda lluvia con truenos… Rápidamente el lugar cambió, ahora me encontraba en recostado en un sillón de una sala, en la noche, escuchaba las manecillas del reloj a cada segundo, sin saber qué pasaba, porque del sueño (ese sueño lo tuve como a los 3 años, me encontraba en la sala de mi casa).
Cuando a los 12 años se lo conté a mi madre, ella me contó que eso pasó, que me llevó al rancho de donde ella creció y que el hombre que me llevaba era mi papa biológico, según ella todo esto sucedió cuando tenía dos años, porque todavía no se juntaba con mi padrastro.
haha suele suceder que a veces uno se confunde con los vagos recuerdos y cree que son sólo un sueño :O, pero que bien que tu mamá te hizo ver que eso fue real 🙂
Cuando vivía en Tecate, en el 92 cuando tenía entre 3 y 4 años, mi papá llego un día con sangre en las manos y 4 pollos y dijo que lo habian miado, era una fiesta en la vecindad. Recuerdo de ahi que en la casa, mi mamá tenía una peluquería y siempre iba un policía viejito que le pedia que le cortara el cabello casi pelón y se me hacia raro que ya tenía el cabello corto. Recuerdo que me iba abajo de la mesa a comer azucar para que mi mamá no se diera cuenta. Recuerdo un día cuando ya habia entrado a 2do de kinder me subi a una patineta, me caí de una banqueta sin alcanzar a meter las manos. Mi primer recuerdo de Tijuana fue la muerte de Colosio, y más lo recuerdo asociado a la cancion de mi banda el mexicano que me gustaba mucho.
El recuerdo más lejano que tengo de mi niñez es el de visitar la panadería de mi abuelo paterno.. Me gustaba visitar la panadería, pero había algo por el cual me agradaban esas visitas: aquella máquina gigantesca llena de botones extraños y la cual hacía ruidos que agradaban a mi oído: LA MÁQUINA REGISTRADORA. Recuerdo que la máquina estaba arriba de una vitrina en donde se mostraba el pan y como era muy pequeño todavía, hacia varios intentos hasta lograr subirme a una silla, esto para poder quedar más cerca de la famoasa máquina y así comenzar a jugar con ella. Le aplastaba todos los botones que tenía, uno tras otro hasta lograr abrir el espacio que guarda el dinero. Me entretenía tanto haciendo eso que podía estar hay horas sin hacer nada más! La edad exacta no la recuerdo, pero supongo que tenía unos 3 o 4 años.. momento agradable que recuerdo con alegría..
Francisco, esa máquina registradora debió ser para ti realmente entretenida. Nunca, hasta la fecha, he tenido la oportunidad de manejar una. Creo, que, me hubiera gustado de niña picarle como tú a todos esos botones. Y claro, por qué no, hasta jugar con el dinero.
de chica a mi también me gustaban muchos las máquinas registradoras, de hecho tuve una, y obvio me sentía toda una vendedora profesional jugando con ella. Recuerdo que tenía un negocio de sandwiches de mermelada y mi súper máquina registraba todas mis ventas, desde que trabaje en un tienda de ropa las detesto.
Eso me hace recordar mucho también mi niñez porque mi hermana era fan de las cajas registradoras y tenía dos de juguete, entonces yo jugaba con ella a «la tiendita». Me gustaba ser la que cobraba porque los botoncitos tenían el efecto del ruido del escaner y en una libreta apuntaba lo que compraba, hacía la cuenta y cobraba con dinero de mentiras.
Ay Francisco que travieso eres eh jajaja yo sólo una vez he tenido una máquina registradora y era de la barbie jajaja duuh eso no cuenta 😦 pero jaja esta curada tu recuerdo 🙂
Lorena Montes
Hubo un día en especial cuando yo era niña de apenas 5 años de edad, mis papás, mi hermana y yo fuimos a la Playa de Tijuana. Mi papá para en ese entonces tenía una camioneta Guayín, café con beige. Recuerdo bastante ese día pues mientras llegamos a la playa escuchábamos la canción de Cruising Together de The Smokey Robinson, me encantaba sentarme en la parte de atrás de la camioneta pues siempre me llegaba en la cara la brisa del mar, mi pelo volaba por todos lados y lo único que podía ver ya llegando a la playas era lo infinito del mar, me ponía a pensar si ¿Qué pasaría si yo me fuera nadando a donde se ve que termina el mar? La canción era lo que me imaginara aventuras fantásticas donde yo era la heroína de mi propio cuento de hadas. No podre olvidar esos días ¡nunca! fue la mejor etapa de mi niñez.
Tu recuerdo es muy bonito, me encanta la playa.
Mi papá también tenía un carro de esos, se llamaba canelo, me acuerdo que me gustaba sacar los pies por la parte de atrás.
Me hiciste recordar que cuando yo estaba chiquita me emocionaba cuando mi papá nos llevaba a Playas de Tijuana, pues aunque vivimos a 10 minutos aproximadamente, nunca ibamos para allá, porque siempre nos llevaban al centro o al EUA.
Bueno el caso es que cuando mirabamos que estabamos por la entrada de Playas de Tijuana, mi hermana y yo gritabamos de emocion, es muy chistoso y penoso.. pero éso pasaba…
ahahahhaha a mi me encanta ir a la playa pero ándale que un día me llevaron después de que me enyesaron mi mano izquierda pues me la quebré, y ándale fuimos a comer KFC el que esta o estaba en playas, y mi mamá me dio un pedazo de pollo con mi bollito y mi soda, pero nunca se dieron cuanta que no podía comer pues porque con la derecha traía todo hahahahaha, recuerdo que mientras ellos se arrastraban de la risa (mi mamá y mi papá) yo lloraba xD
Recuerdo que tenía como 3 o 4 años y era un día por la tarde y estaba nublado. Estaba en mi casa y mi mamá y creo que también mi papá iban a salir y por quien sabe qué razón yo no podía ir y tenía que quedarme y comencé a llorar, mi abuelita me cargo y se sentó en una silla del comedor y comenzó a mecerse, movía la silla como si fuera mecedora (incluso la despegaba del piso), cuando de pronto caímos, obviamente deje de llorar y comencé a reírme pues literalmente habíamos quedado con los pies volando. Yo me levante y corrí a buscar a uno de mis tíos y le dije que mi abuelita se había caído, pero no me creyó, tuve que decirle varias veces, y no me creía hasta que mi abuelita le grito la ayudo a levantarse.
ahahahahaha eso me recordó a una vez que mi mamá por pegarme se tropezó bien curada y yo estaba muerta de la risa y corrí a decirle a mi papá… gordo, gordo mi mamá se tumbo, (así dije xD), pues mi papá ya no sabia si reírse por mi mamá o por como lo dije.
Hay tu recuerdo me gusto mucho. Porque también recuerdo a mi abue sentada en una mesedora. Y eso de que no te creian que se habia caido jaja, me imagino tu gritandoles y nadie te hacia caso y despues recojiendo a tu abue awww…
Híjole!, tengo muchos pero recuerdo mi primer día en el kinder, de hecho creo que era día de inscripción o algo así. Cuando entre a esa escuela, la vi enorme con un Sol pintado en el centro del patio, y el que sería mi salón parecía lejano, entré de la mano con mi mamá y mi hermano, que es menor que yo por un año.
Al entrar al salón, estaba una señora pelirroja, gordita pero de facciones muy bonitas. Me saludó con una sonrisa, a la cual yo acepté. Mi hermanito me dijo al oido: tu profesora está bien bonita. Mi mamá alcanzó a oir y preguntó, ¿que dijiste Bruno?, y mi hermanito lo repitió con vegüenza pero nos hizo reir mucho.
Desde ese momento supe que esa señora se llamaba Lorena y tendría que llamarla profesora mientras estuviera en ese lugar. Es un recuerdo lejano pero muy bonito, porque entre muchos profesores que he tenido, ella fue la primera.
mmm creo que es el recuerdo común más lejano de la mayoría de la gente, yo recuerdo mi primer día en el kinder malinali, muchos compañeros lloraron, yo casi me salvo hasta el final que la profesora me dijo que no tomara un cartonsito que tenía leche con chocolate por que no era sano, pero mi mamá me lo había comprado, el estar en el dilema de la profe en contra de lo que me compro mi mamá me hiso llorar
Creo que las maestras de kinder son un bonito recuerdo para nosotros, para mi significa mucho una maestra que tuve, ya que despúes de que salí me entere de que ella tenía un tumor cerebral y hace poco supe, aunque no estoy segura si sea verdad, de que falleció. Siempre la recordaré como mi primera maestra.
yo también recuerdo esos días de kinder, no me gustaba ír, lloraba y me brincaba el cerco de malla para regresarme a mi casa, pero poco a poco le tomé el gusto, después ya no me quería salir del salón. tiempos aquellos xD
jaja cuando me tocó entrar a la primaria me agarre de las rejas por que no quería entrar, yo amaba mi kinder… después de ver que entre los maestros, la directora y mis papás no podían convencerme… entre todos tuvieron que jalarme para que me zafara.. no sé de donde saqué tanta fuerza..
Me recordaste a mi maestra de primaria creo que todos tenemos una maestra que recordar, y la mia también se llamaba lorena y aún la recuerdo como mi mejor maestra ilusión de niños =D.
hey! bry! me acorde de mi profe del kinder! tambien se llamaba Lorena, pero ella era muy delgada de pelo corto y oscuro, a mi se me hacia bien bonita , pero lo que mas recuerdo es cuando nos llevaba a la clase de canto con otro profesor y ella siempre se quedaba ahi sentada cerca del profe, siempre terminaba la clase antes y nos sacaba del salon, recuerdo que siempre le daba besos al profe, yo creo que era su novio, lo mas chistoso es como nos apuraba asalir del salon para quedarse sola con el profe!
jajajaja 😀
Pues ya me dio envidia y de la mala porque nunca fui a ese lugar, pero esos días sin kinder me la pase con mis primos y hermanos en casa, era mas libertad Jajaja, en fin ni modo, lo que me da gusto es que tengo un sobrino y cuando puedo lo llevo al kinder, a se mismo que nunca fui, a esos bloques y tubos que una vez mire apilados y que hoy toman forma de un lugar que Eduardito adora. Cada que voy por el, al entrar en su salón sólo queda mas que cerrar los ojos e imaginar lo divertido que hubiera sido…
Natalia; la muñeca
Una navidad, debajo del arbolito había una caja grande envuelta con papel rojo y figuras doradas; deseaba que ese regalo fuera para mí. Dieron las doce de la mañana y el primer regalo que recibí fue aquel; donde había una muñeca acompañada de dos vestiditos más aparte del que traía y un par de zapatitos. El cabello de Natalia era muy bonito; largo, lacio y café, sus ojos eran grandes y tenía unas pestañas que parecían ser reales.
Por mucho tiempo fue mi muñeca favorita, yo era su mamá y ella mi hija, a pesar de que no hablaba yo la entendía, cuando tenía hambre, cuando tenía sueño o cuando quería jugar yo lo sabía, la conocía por dentro y por fuera.
Unos meses más y Natalia había desaparecido, al parecer nadie sabía nada de ella y no quedaba más que resignarme a darla por perdida. Tuve otras muñecas, pero ninguna como Natalia, no había otra muñeca que la reemplazara.
El día que la encontré fue muy frustrante, estaba en la caja de los juguetes olvidados, con otros juguetes encima de ella, con la cara rayada y su cabello trasquilado, eso sí, su sonrisa y sus ojos seguían siendo los mismos. Nunca supimos quien fue el que la escondió en esa caja, mucho menos quien le rayo su cara y le cortó el cabello.
Yo me acordé de mi muñeca favorita, era un NENUCO, y aunque los nenucos son niños, para mí esa era niña… un día el malvado de mi hermano le picó el ojo y se lo metió (el ojo)… me enojé muchísimo, era mi muñeca-co favorita-o, y me encantaba porque hacía burbujas, y orinaba… ¡ash! ya me enojé, ahorita vengo, voy a romperle la laptop a mi hermano.. sé que es su favorita ¬¬ jajaja ¡VENGANZA!
Una navidad, debajo del arbolito había una caja grande envuelta con papel rojo y figuras doradas; deseaba que ese regalo fuera para mí. Dieron las doce de la mañana y el primer regalo que recibí fue aquel; donde había una muñeca acompañada de dos vestiditos más aparte del que traía y un par de zapatitos. El cabello de Natalia era muy bonito; largo, lacio y café, sus ojos eran grandes y tenía unas pestañas que parecían ser reales.
Por mucho tiempo fue mi muñeca favorita, yo era su mamá y ella mi hija, a pesar de que no hablaba yo la entendía, cuando tenía hambre, cuando tenía sueño o cuando quería jugar yo lo sabía, la conocía por dentro y por fuera.
Unos meses más y Natalia había desaparecido, al parecer nadie sabía nada de ella y no quedaba más que resignarme a darla por perdida. Tuve otras muñecas, pero ninguna como Natalia, no había otra muñeca que la reemplazara.
El día que la encontré fue muy frustrante, estaba en la caja de los juguetes olvidados, con otros juguetes encima de ella, con la cara rayada y su cabello trasquilado, eso sí, su sonrisa y sus ojos seguían siendo los mismos. Nunca supimos quien fue el que la escondió en esa caja, mucho menos quien le rayo su cara y le cortó el cabello.
Tu historia me gustó mucho. Me hiciste recordar mis primeras muñecas, las cuales, debo admitirlo, fueron muy importantes. Cuando describes, su pelo, su cara, recuerdo perfectamente una de mis primeras muñecas. Era increíble, porque caminaba. Vaya, mejor no la recuerdo, ya que sólo me duró una semana, y fue algo lamentable. Esa multiplicidad de botones (para hablar, para caminar, para llorar, entre otras funciones más) fueron demasiada tecnología en aquel entonces para mi.
Me gusto mucho la manera en que cuentas tu historia, porque cada descripción que das de lo que era tu muñeca para ti me lo imagino de una forma muy clara, además de que me produce un sentimiento de tristeza la manera en que cuentas como encontraste tu muñeca por que se ve que en realidad era muy importante para ti, por lo que me hace recordar aspectos de la niñez que quizá ya había olvidado.
Me ha pasado los mismo donde después de un tiempo no sé donde estan mis juguetes y pues los doy por perdidos, luego cuando menos me lo espero aparecen en aquellas cajas que están arrumbadas.
Tenia entre 10 meses y un año, yo jugaba con un set de enfermería que me habían comprado, era todo rosita, y andaba en la andadera en el patio no recuerdo si era el patio de enfrente o el e atrás, que ya platicando con mi mamá y mi abuelita me dijeron que fue en el trasero.
Yo andaba disque inyectando todo, y vi al perro que teníamos en ese entonces, era un Bull Terry que se llamaba gringo, a pues yo en mi papel de enfermera zas que inyecto al pobre perro que se encontraba descansando y zas que me da un arañón en mi cara, ocasionando una herida en mi ojo izquierdo, que hasta la fecha me ha traído consecuencias, ya que después del arañón, me llevaron al doctor y me tuvieron que operar, el perro con el arañón ocasiono que un nervio que tenemos en los ojos, no se me desarrollara como debería de hacerlo y como consecuencia yo estuve mucho tiempo bizca, pero lo que se dice bizca.
Esto se debía a que iba desarrollándome y mi nervio no, entonces el nervio jalaba mi ojo hacia la adentro y por obvias razones yo estaba bizca. Ya después me sometieron a varias operaciones y pues poco a poco mi ojo se ha compuesto, pero hasta la fecha si se fijan bien en mis ojos yo estoy bizca.
Si yo también tuve una experiencia con un perro el cual se llamaba Rambo, me acuerdo que fue nuestra primera mascota, la raza era pastor alemán, era muy grande y negro. Yo me había encariñado con él y siempre que me acercaba en el lugar donde estaba amarrado me jalaba con la pata y se me subía encima de una manera muy fea que hasta me da vergüenza decir, lo malo es que solo era conmigo.
A consecuencia de eso, y además de que solo quería leche y pan, mis papás optaron por regalarlo, pero aun me acuerdo de lo contento y feliz que iba cuando se subió al otro carro.
yo tuve una experiencia similiar, pero la mi no paso de un rasguño en la mano. Era un gato, y yo traia un pedazo de pizza y el muy malvado intento quitarmermela y me rasguño, yo tenia como 5 años, y recuerdo que fue un drama cuando querian hecharme alcohol, quiza por eso odio a los gatos.
También tuve una experiencia con un perro no recuerdo la raza, me acuerdo que iba con mi vecina a su casa y pase a un lado de su perro que tenia una cadena. De allí lo que me acuerdo es que me tiro en el patio mordiendome la rodilla mis vecinos que lo vieron todo dijeron que mi vecinita me empujo hacia su mascota, la verdad no lo recuerdo del todo solo el susto y que mi padrino que era doctor estaba en la casa de visita y fue el que me curo.
Uno de los recuerdos mas lejanos es de una vez que estaba jugando con mi hermano, no recuerdo a que, pero lo hice enojar y me agarro de los hombros aventandome, entonces mi cabeza golpeo contra un barandal y me desmaye, recuerdo que al abrir los ojos estaban mis papas frente a mi y yo sentada en el sillón de la sala, olía a alcohol y mi papa me daba de toma agua tibia con azúcar, otro recuerdo es de cuando tenia maso menos la misma edad, dormía en una litera con mi hermano y compartíamos un amplio cuarto con 2 secciones una pequeña para la litera y la mas amplia para mis papas, muchas noches veía unos payasos que estaban pegados en lo alto de la pared, quedándome dormida veía como se movían y comenzaban a caminar y eso me atormentaba junto con el hecho de que soñaba muy seguido en que del tragaluz del cuarto tenia que meter unas bolas enormes que apenas cabían y lo tenia que hacer con el dedo meñique… esos son algunos recuerdos de lo mas lejano que recordé.
wow no puedo creer que los padres sigan pensando que los payasos son los mejores juguetes para los niños, acaso no saben que nos dan miedo?
o simplemente será que a ellos tambien les hicieron lo mismo y quieren desquitarse con nosotros.
En un viaje a la Ciudad de México, a mis padres se les ocurrió tomarme una foto, parado junto a un puesto de revistas, solo. Para poder lograrlo, me dejaron justo al lado de los periódicos y se alejaron unos pasos para poder tomar la fotografía. Recuerdo que en ese momento, creí que me habían abandonado, no logré ver donde estaban, hasta el momento que regresaron a tomar mi mano, fue un susto que aun recuerdo con cariño.
Aquí está la imagen, por si la quieren ver:
La experiencia me dio risa. De pequeña solía perderme mucho en lugares. Mi madre siempre me daba indicaciones de donde iba a estar y por distraerme siempre me perdía.
Me imagino que te has de haber asustado mucho, porque si no, no recordarías ese hecho con tanta claridad.
Yo también pensé alguna vez que mis papás me habían abandonado, pero no fue así, lo que pasó es que yo me alejé de ellos, pues me habían llamado la atención unos juegos, pues estábamos en una feria y era de noche, de esas ferias típicas del día de la virgen, sólo que yo no me asusté yo seguí caminando muy tranquila y admirando los juegos mecánicos, hasta que me encontré a mis papás,bueno.. ellos me encontraron, pues ellos sí me estaban buscando
jaja, suena muy cute eso , solo una vez pense qe me habain abandonado asi qe decidi irme caminando a mi casa haber si econtraba aa alguien, ja see funny funny
yo recuerdo que era muy obediente y cuando mis papas me decian: «quedate ahi y no te muevas de lugar» lo hacia, ahi me quedaba! y siempre era el mismo lugar, pero siempre se me perdian de vista y yo asustada empezaba a llorar! y eso era cada fin de semana! hasta que un dia decidi seguirlos paso a paso con la vista para yo no perderlos, lo mas chistoso es que siempre estaban casi a un lado de mi y no lograba verlos jajaja 😀
Cuando estaba en la primaria, aproximadamente cuando tenia 6 años de edad, adoraba la primaria donde estaba, fue la Primaria Alvaro Obregon, ubicada en la colonia Altamira. Amaba todo de esa escuela, mi maestra Rosi, mis materias, la pizza que vendian en la tiendita (a 3 pesos la pieza…hehehe) y mas que nada el niño que me gustaba, que por cierto fue mi primer y ultimo novio en toda mi vida.
Bueno, todo era color de rosa hasta que entraron dos nuevos compañeritos, Francisco y Victor, los niños mas raros y disparejos que pudieras imaginar, uno era alto, moreno, de ojos saltarines que parecia que te queria enterrar un lapiz en el brazo, el otro era super chaparrito, palido y con la mirada de -«quitate de mi lugar o te pateo»-.
Cuando sus ojos se encontraron con los mios, en ese instante senti que las cosas no serian como yo creia, jamas podria ser su amiga, jamas podria hablarles sin sentir medio, jamas podria compartir una pizza con ellos…jamas. Desde entonces, siempre me hacian travesuras que nunca me dejaron disfrutar de un recreo mas.
Un dia, mientras la maestro Rosi impartia la clase de español, Francisco y Victor empezaron a verme la piernas, empezaron a decir que tenia pelos en las piernas, que parecia chango.
Obviamente comenze a llorar y sali disparada de la clase hacia la explanada, mi maestra fue tras de mi y me dijo unas palabras que nunca olvidare-«Sarai, tu eres una niña muy especial y por lo tanto, nunca dejes que nadie te haga sentir mal, te quiero mucho, nunca lo olvides»- Mi expresion facial cambio con una suave sonrisa. No podia creer que la maestra de verdad me queria asi como decia.
Luego de un tiempo, las cosas cambiaron, supere y rebase cualquier obstaculo que los niños me hacian, al grado de que me volvi un poco brusca y agresiva con ellos, lo cual me salvo de muchas corretizas.
Bueno, en si, esta actividad-experiencia infantil que me sucedio fue algo que jamas olvidare y que desde luego se le pueden extraer cosas tanto negativas como tambien…positivas.
Este tipo de experiencias son muy «fuertes» y a la vez ayudan bastante para que podamos salir adelante cuando pasemos por algo así.
La maestra te dio el empujón, por tí misma lograste superarlo ^^.
Bien por ti :D!!!
aw! Sariita! me hisiste recordar a una niña que durante dos años me quitaba el lonche en el recreo! lo peor de todo es que era mi vecina y siempre que me veia me decia que no le dijera a mama poque la hiba a ragañar, y yo de mensa le decia! no! no te preocupes y me regresaba a mi casa! hasta que un dia me arto de que me quitara la comida y segun yo me arme de valor y le empeze a negar mi desayuno! la primera vez que lo hice pense que me daria como minimo un golpe… pero no!! solo se fue casi llorando diciendome que algun dia se me iba a ofrecer un favor! y yo solo me quede asombrada pensando! eso fue todo?
jajaja la inocencia 😛
El recuerdo infantil más lejano que tengo, creo que es uno de una «sesión fotográfica». Por lo menos es el primer evento pasado que recuerdo completamente; de otras situaciones solo recuerdo caras, casas, puertas, sonidos. Dicha «sesión fotográfica» fue en una tarde. Mi papá me llevó a un área verde cerca del Centro Médico Lucerna (supongo que había ido al doctor) y me tomó varias fotos con una cámara Canon (que fue la misma que use en 3er semestre para la materia de Fotografía. He de haber tenido entre 3 y 4 años, y me acuerdo que portaba un overall de mezclilla y una camisa roja.
Tenía alrededor de 5 años cuando sucedió una anécdota que hasta la fecha mi familia me sigue recordando. Me encontraba en la casa de mi abuela, en la cual crecí. Recuerdo perfectamente los trazos del patio, en el que jugaba diariamente. Un día, dos de mis primas que también ahí vivían, salieron a la casa de los vecinos, en donde se encontraba una pequeña “tiendita”. Mis primas mayores que yo, no se dieron cuenta de que las seguí hasta la “tiendita”. Aquella tienda casera, por así llamarla, tenía además de incontables cantidades de dulces, un mostrador de nieves. Cuando mis primas compraron, no se percataron de que yo las había seguido hasta llegar ahí. Al entrar a la “tiendita”, me acerque con la señora que vendía, que ya conocía a mi abuelita, y a mí. Yo, por mi parte, recuerdo que pedí una paleta de nieve (el sabor, no lo recuerdo).
Así mismo como me la entrego la vecina, así mismo me fui de nuevo con mi abuelita, sin pagar, y sin la noción siquiera de que debía hacerlo. Ese fue el comienzo de una larga cantidad de ocasiones en las cuales fui a pedir mi paleta, o mis dulces. Fue curioso, dado que yo me regresaba a casa sin que mi abuelita se percatara. Hasta que unos días después, la señora de la “tiendita”, visitó a mi abuelita, para llevarle una lista en la cual decía: “adeudos de clarita”. Mi abuelita, sonrojada ante aquel acontecimiento, volteó a mirarme, y en ese momento con la pena pero pagó. Desde ahí, siempre que mi familia recuerda, no falta quien me dice: “¿te acuerdas de todo lo que ibas y pedías fiado?”. Lo que ellos no saben, es que, yo tan sólo era una niña, y quería una que otra “cosita”. Esté, es el recuerdo más preciso que tengo de mi infancia.
Afortunadamente por mi casa no habia tienditas cerca , sino no se que hubiera pasado… Recuerdo que la tiendita mas cerca estaba como a tres cuadras y vendian nieve muy rica, era americana, pero la quitaron cuando tenia como unos 3 o 4 años, asi que casi no disfrute de ella.
Jajaja, Clarita que inocenciaa,
Una vez yo fui a una tienda y agarre un bubalo sin pagar, aunque no fun con intención lo hize y no me lo comí por que tenía miedo que la policía llegara por mí.
Al leer tu recuerdo me imagino como si fueras una niña muy inocente que nose daba cuenta de la cosas, además de que puedo visualizar tu imagen al momento de que tu abuelita se dio cuenta de lo que hiciste y que en realidad tú no te dabas cuenta de lo que estabas haciendo no era correcto, bonito recuerdo.
Clara, desde ese momento se demostró tu inocencia. De echo me hizo recordar, que cuando era niño yo pensaba que con 10 centávos me alcanzaba para muchas cosas.
La inocencia es la parte de nuestra niñez que desearíamos ahora, esa característica de la infancia nos exentaba de casi cualquier castigo que merecíamos por cualquiera de nuestras travesuras, ahora la inocencia solo está atrapada en nuestra imaginación.
El recuerdo más lejano que tengo, es cuando contaba con tan sólo cinco años. Me acuerdo que era primavera, el preescolar había realizado el típico desfile en un sábado, nos habían citado en el parque Teniente Guerrero.
Mi papá se ofreció a llevarme ya que su trabajo quedaba por aquel rumbo, así que salí de mi casa a las 7:30 para llegar al trabajo de mi papá a las 8:00 y alcanzar a checar su entrada, por lo que me dejó en el carro mientras el atendía sus asuntos. Como me encontraba sola comencé a repasar la canción que íbamos a ir cantando en el transcurso del desfile, de pronto un señor me interrumpió, acercándose a la ventana y preguntándome a donde me dirigía, yo muy entusiasmada le conteste que iba al desfile y le enseñe la canción que íbamos a cantar.
Más tarde llegó mi papá y saludó al señor, después nos marchamos rumbo al parque. Al llegar nos formaron en fila y empezamos a caminar, con el tiempo me comencé a cansar y volteaba a los lados buscando a mi papá pero no lo encontraba, en un descanso, se acercaron los padres de mis compañeros a darles de tomar agua, pero yo seguía sin encontrar al mío.
Después escuche que me hablaban y al voltear vi que mi papá tenía dos jugos Gatorade en las manos y me asía señas para que me acercara a beber un poco. Durante en camino fuimos haciendo lo mismo descansábamos y continuábamos, hasta que llegamos al lugar establecido, donde nos fotografiaron en grupo para la foto del recuerdo, pero mi papá llevaba una cámara y me tomó un montón de fotos. Me sentía muy feliz y cada vez que veo la foto, lo recuerdo como si lo estuviera viviendo de nuevo.
Pocas veces me remonto tanto en esos recuerdos sobre mi infancia, puesto que gracias a las fotografías puedo visualizarme en esa época, pero algo curioso es que existen veces que veo el retrato y me pregunto: ¿soy yo?, entonces quizás las fotografías sean un recuerdo visual o gráfico, pero no memorial.
Entonces, dentro de mis recuerdos más remotos sobre mi niñez tengo muy grabados mis fiestas de cumpleaños, el jugar con mi hermano menor y cantar por horas la canción de lambada, tocando el pandero.
Recuerdo muy bien el festejo de mi segundo cumpleaños, en mi memoria conservo que ese día había una pila de regalos, que al menos a mi por pequeño me parecían muchos, de igual manera recuerdo mi pastel que no tenia ningún muñeco o caricatura, más bien era todo azul como un cielo y en medio una vela del número 2, había globos de todos colores, y mucha gente que en si ya no recuerdo, igual siempre estaba mi mama o mi papa conmigo.
Tiempo después mi papas un día estaban viendo una película llamada lambada, pues en ella salio una canción y yo tenia ciertos instrumentos musicales de juguete, y recuerdo que tome un pandero y cantaba esa canción, sin importar la hora o el momento y nuca olvidare esa parte, porque en esos momentos me regañaron fuerte por primera vez, desperté a mis papas en la madrugada.
Tiempo después nació mi hermano y desde ahí, hasta que creció y tuvo una edad para caminar, jugar, y hablar siempre estuvimos juntos, jugábamos todo el día, mirábamos las caricaturas, cantábamos, coloreábamos, y yo recogía todo el cochinero que hacíamos al jugar, puesto que el era muy pequeño y se escudaba en eso para no ayudarme, entonces ese recuerdo creo tampoco lo olvidare.
o es cierto ya no me acordaba de las fiestas de cumpleaños yo tambien me acuerdo cuando eera de noche todos los chamakillos se ponian a bailar con globos o a cantar aha y tambien que cuando era la hora de partir la piñata era un lloradero porque le querian pegar o algun niño le dieron un palazo jaja bueno eso pasaba en mis cumpleaños.
Con tu recuerdo se me vino a la mente cuando me gustaba mucho la Sirenita y me la pasaba cantando como en la película, mi mamá me dice que yo me juraba la sirenita y me grabó cantando, recuerdo haberlo escuchado pero supongo que por ahí debe andar ese casette. Pero como de chiquitos nos emocionabamos con canciones o aspectos musicales, creyendonos músicos, cantantes o en mi caso… la sirenita!
Mi recuerdo más lejano es del kinder, mi mamá era la Directora del Kinder en el que estaba inscrita, recuerdo que siempre tenia el material didactico que quería y los juegos del patio a los que yo quisiera subirme estaban a mi disposición, si eso no ocurria yo le decia a mis compañero: «Le voy a decir a mi mamy para que te corran ¿si sabes quien es verdad?» y de inmediato me daban todo.
El recuerdo mas exacto que tengo fue un día que un niño se atrevio a decirme que no, yo le dije lo anteriormente mencionado y el me dijo un «NO» así con todas sus letras (osea dos jajaja), entonces opte por la violencia y le dije «o te bajas o te apedreo» y que no se baja, entonces le avente 3 piedras y una le dio en la cara, le salio sangre por la nariz y todos los niños corrieron al salón a informarle a la maestra, yo pense que mi madre me regañaría cuando la maestra le dijera lo que hice, pero la maestra sólo se limito a decirme que eso estaba muy mal y de ahí no paso.
De momento la verdad si me senti aliviada por no haber recibido un castigo, pero ahora de grande si me da remordimiento, el saber que tan prepotente era y que pude haber ocacionado un insidente más grave y todo por mis caprichos. No es algo de lo que este orgullosa verdad, pero es el recuerdo más lejano que se me viena a la mente.
Yo me acuerdo que en kínder me gustaba jugar detrás de salón, pero la mayor parte del recreo me la pasaba recargada en una pared (la del salón) y los pies sobre la otra (barda), acompañada de un amigo que creo que le llamaba Luis y jugábamos a ser policías. No tenía miedo a que alguien me pegara ya que en el salón de al lado estaba mi hermano mayor y el siempre me defendía.
ahahahahahaha que prepotente (o manguera como se dice ahora), pero yo también siempre amenazaba a todos les decía: «pues mi papá es policía y mi mamá trabaja en la penitenciaria así que lo hacen o los meto a la cárcel xD»..
la última vez que hice eso fue en la prepa ahahahaha y a un maestro, peor tantito, pero pues al final llegaron mis papas y me volvieron a aceptar.. verdad que el miedo no anda en burro
estaba en el blog y leí la pregunta y me llamó la atención ya que tengo muhcos recuerdos pero los más, más lejanos es cuando tenía un año de edad desde que tengo un año me acuerdo de muchas cosas, la casa en la que viviamos la describo tal y como era, la vez que descalabre a mi hermano él de cuatro y yo de un año, cuando lanzaba los gatos hacia la ventada y caían al techo, cuando mi hermano y yo nos mojamos con el agua del garrafón y mi mama se molesto y tambien cuando a mi se me ocurrio meterme un estoperol de la blusa de mi mama a la nariz y ahi se me quedóme lo tuibierón que sacar con aceite de olivo. y todo esto cunado tenia un año con unos cuantos meses, es gracioso por que no muhcas perosnas se acuerradan de cuando ern bebes… lo unico que me flata recodar es cuando estaba en la barriga de mi mamá y cuando nací.
Lo que les platiqué en el salón ya recordé…….no es el más lejano pues vinieron a mi mente otros recuerdos. Mi hermana me lleva a un parque y recuerdo y hasta casi puedo volver a sentir la sensación de que me levanta, yo ya caminaba pero se que en esos tiempos tenía entre 18 y 24 meses recuerdo que caminabamos alrededor del parque y los arboles estaban muy grandes, esto que les platico es en Pachuca Hidalgo y en los parques rentaban esos juguetes para ver disquitos de fotos (magic view) y aunque no recuerdo cual me rentó si puedo recordar que como me preguntaba si me gustaba y que ella movia la palanquita. Lo del anuncio de Orange Crush y que me andaban correteando para subirme al carro fue como tres meses despues, me impresiona como se activan los recuerdos …tambien mi hermano mayor que ya no vivia en la casa nos llevaba billetes doblados en figuras como origami, antes un peso era un billete………
Cuando tenía cinco años de edad vivía en un rancho muy bonito en el cual había caballos. Me gustaba mirarlos comer, ya que al masticar la alfalfa desprendían un aliento fresco con aroma a yerba fresca. Había un caballo llamado el pinto(los colores que le hacían honor a su nombre eran blanco y negro) me gustaba acarisearlo y darle comida de mi mano. Un día le puse un lazo viejo en su cuello, lo acerque a un lado de la pila del agua donde bebían, trepe a esta y posteriormente a pinto, golpeé su lomo con mis piernas y el animal comenzó a caminar. Al verme mis padres trepada el caballo, se asustaron tanto que mandaron a mi hermano mayor a que me bajase del animal. Después me regañaron y me dijeron que no volviera a hacer eso.
Ese es mi recuerdo más lejano (entre otros) desde entonces me encantan los caballos y los ranchos.
Martha Acosta Labra.
Realmente tengo varios recuerdos de mi infancia, fue una etapa muy feliz de mi vida.
Pero el recuerdo que viene a mi memoria en este instante; Fueron unas vacaciones, que mi familia yo realizamos al estado de Chiapas, (tendría unos 5 años aproximadamente), en ese entonces mi abuelo poseía una rancho ganadero en el se encontraban: vacas, puercos, becerros, y uno que otro buey, pero en especial tenía un burro el cual se llamaba palomo. Esas vacaciones fueron especiales porque nos reunimos todos los primos, juagábamos escondidas entre los árboles, corríamos sin parar, y cuando llegaba la noche se hacia una enorme fogata en el medio del patio que se veía desde muy lejos, ahí contábamos cuentos de terror, bailamos alrededor de fuego…, y nos divertíamos con fuegos artificiales que preparaba mi abuelo. Qué bonitos recuerdos aquellos……..
Me acorde que mi infancia estuvo dividida entre Tijuana y Guanajuato debido a que la familia por parte de mi mama vive allá. asistí al kinder en ambas partes debido a que mis tías son maestras así que un día estando en Guanajuato se realizo un campamento en el kinder en donde en la noche cenamos chocolate con pan y buscamos un tesoro escondido. pero lo que jamas se me va a olvidar es cuando las maestras contaban leyendas e historias de terror en una fogata, en me dio del patio de la escuela con el olor de bombones quemados.
Cuando tenía como dos años y medio, me transpotaba con mi nana, de Guadalajara a la Cd. de México, en tren; íbamos a visitar a mi hermana menor (quien se encontraba internada en el hospital infantil) y a mis papás. Recuerdo ir sobre las piernas de mi nana, ella me platicaba varias cosas, junto a nosotros iba otra persona, de la cual no recurdo su identidad, sin embargo, lo que me impactó fue la increíble imagen tras las ventanillas del tren: el paisaje se movía estrepitosamente, dejando en mi memoria una visón plástica al estilo de los futuristas italianos; pues como dice la canción «la hierba se movía» y yo con toda la intención de sacar la mano para tomarla. Ese es mi primer recuerdo.
Alejandra González Licea
-Es la radio cubana!… decía mi abuelo…
Yo tenía escasos tres años de edad y visitaba a mi abuelo en unas vacaciones en México D.F. Me escurría en su taller como una pequeña sombra que a mi abuelo no distraía porque tenía la oreja pegada a una pequeña caja de madera con algunos botones viejos que movía con sus dedos muy cuidadosamente y del que se desprendían un buen enrredo de cables. No recuerdo que año sería, pero calculo que era 1951, cuando ser radioaficionado era la gran novedad de la época. Las estaciones se rastreaban con mucha paciencia y pegando el oído a un aparato que lejos de tener claridad era más ruidoso y con tanta interferencia que apenas si se distinguía alguna voz muy lejana. Sólo mi abuelo distinguía las voces y me decía… es la radio cubana!!! escucha con atención…
Sentada en mi sillita de palma muy quieta y asombrada, trataba de entender y decifrar todos esos chillitos que salían del aparato. No sabía ni qué cosa era Cuba ni cómo salía ese sonido de la caja de madera; pero lo que más me gustaba al estar con mi abuelo era que yo metía la mano a la bolsa de su saco y extraía unos deliciosos caramelos de frutas.
Mientras escuchábamos Cuba yo todo el rato comía caramelos…
Carmen Molina Ruiz
Mi recuerdo mas lejano sobre mi vida se me vino a la mente hace poco, detonado por una imagen de un mueble que tenia años sin ver, ya que esa historia anteriormente la habían platicado en casa, sin embargo no me constaba ya que no tenia memoria alguna hasta hace poco.
Dicen las malas lenguas (mi familia), que empece a hablar y a caminar a los 8 meses y que me encantaba estar al pendiente del teléfono, recuerdo que en casa de mi abuela el único teléfono inalambrico se encontraba en el segundo piso, sin embargo recuerdo claramente estar sentada en una silla a un lado de la mesita donde colocaban el teléfono, cuando timbro mi tía (una de las hermanas mas chicas de mi papa) corrió a contestar la llamada, no recuerdo exactamente cuanto duro, lo que si fue que mi tía no se movió de ahí ya que estaba al pendiente de mi y que no me cayera de la silla, cuando colgó, recuerdo haber pronunciado las palabras: Yani quien era?, cuando de pronto mi tía soltó el grito, y consecuentemente me baje de la silla y me quise bajar las escaleras cuando de pronto siento que me alzan, para cargarme creo por que no recuerdo mas..
Nunca me habian hecho esa pregunta y aunque me la encontre en linea pues no esta de mas responderla y recordar viejos tiempo.
– El recuerdo mas lejano es cuando tenia 5 o 4 años no recuerdo bien, estaba abriendo la llave del agua que estaba en el patio principal en casa de mis abuelitos cuando me avisaron que mi abuela materna se habia dormido y que ya no despertaria. Me acuerdo como si hubiese sido ayer.
Mi recuerdo más remoto fue cuando vivía en Otay.. mi vecinito (cuatro años) tocando la bateria intrumental (de juquete) y yo cantando (gritando). Lo chistoso esque jamás volví a ver a ese vecinito ya de grande… y nunca me dediqué a crear música, pero terminé siendo fan de varias bandas de rock en español.
Hey Belmonto ajajaja yo tmb tuve amiguitos de infancia con los que viví muchas «chocoaventuras» y ahora no sé, absolutamente nada de ellos 😦 pero bueno, por algo pasan las cosas. También jugaba con mi hermano a que teníamos una banda y ahahaha esos tiempo rafan!
El recuerdo que viene a mi mente de mi niñez, es cuando yo tenia aproxidamente 5 años o menos, constantemente visitabamos a los abuelos maternos, por lo que teniamos que viajar de Mazatlán a Culiacán, Sinaloa. La casa de mis abuelos era de un solo piso, con un patio enorme que salia hasta la otra calle, en el se encontraban árboles de guayaba, mango, limones y chile, la calle era empredada, nos quedabamos a dormir y en ocasiones nos dejaban a cargo de mis abuelitos ellos tenian un abarrote, por lo que mi abuelito madrugaba para surtir la tienda y a su regreso desde muy lejos nosotros sabiamos que ya regresaba mi abuelito porque las botellas de sodas hacian ruido dentro del auto porque la calle era empedrada y eso nos daba gusto porque sabiamos que ya estaba por llegar corriamos para recibirlo en la puerta con abrazos, el nos daba los dulces que eran jamoncillos y chocolates, la condición era que primero teniamos que desayunar para comernos los dulces, yo no llevo a cabo esa tradición con mis hijos, pero a veces los fines de semana hacemos galletas y bollos, ya que a mis hijos les encanta sentir la masa en las manos, adornos los bollos y nos quedan de buen sabor. Rosario Meza Fuchan.
me forme en una familia numerosa integrada por papá, mamá y 10 hijos. 8 varones y 2 mujeres donde yo soy la numero 5 mis recuerdos son mas los positivos, ya que creci siendo la niña de papá era traviesa porque todo me consentian en esa epoca (1968) 5 centavos era motivo de discusión nos daban un peso para repartirlo en 3 hermanos en el recreo y yo siempre le decia a mi papá. papá papá que sean 30, 30 y 40 centavos para cada quien logico que los 40 eran para la niñá. en mi epoca el prescolar no era obligatorio y solo se cubria el 3er grado a los 5 años pero como yo me iba a quedar solita no hice kinder y me fui de visita a primero de primaria me aceptaron porque mi papá era amigo del director ademas de que estaban mis hermanos y el mayor era alumno destacado en esa primaria asi es que por se la hermana de el tenia privilegios. compartia salon con un hermano el otro estaba en tercero otro en quinto y el mayor en sexto el ha sido como mi otro papá cuando recuerdo mi infancia por lo general lo primero que se me viene a la mente es cuando mi primer dia de clases fui a buscarlo para que me llevara la baño. todos mis hermanos me protegian cualquier problema siempre contaba con ellos con el unico que peleaba era con el que me sigue era muy lloron y no le gustaba la escuela y por su culpa llegabamos tarde y nos pasaban al frente en la formación por llegar tarde. mi unica hermana tenemos diferencia de edad de 6 años asi es que casi nunca compatimos juegos pero actualmente compartimos muchos momentos las dos somos mamas y ella es modista de alta costura y tiene su propio taller a mi niña y a mi nos facina ir de visita a sinaloa y pasar al taller porque nos consiente con las telas o modelos que nos gusten inmediato nos los hace nos queremos mucho y proximamente vamos a ser comadres. el momento mas doloroso de mi vida sucedio a los 12 años cuando se mato en un acciente automovilistico mi segundo hermano.
Bueno, como comente en la clase, tengo mucho recuerdos de mi infancia ya que fue la mejor etapa de mi vida, fui y lo sigo siendo muy consentida por mis padres, y hermanos, soy la unica mujer entre cuatro hombres,el recuerdo que tengo de mi infancia, fue en el kinder, que estaba cruzando la via del tren, puesto que vivo a tres casas de la via, y fuy a todads las escuelas del centro escolar, agua caliente, fui una niña muy llorona por chiquiada, obviamente ya paso, recuerodo que cuando me llevaban a la escuela mi mama me dejaba y lloraba mucho, le decia que no me dejara en la carcel, recuerdo el primer dia que mi mama tenia un vestido floreado y unos zapatos de plataforma ,, cuando por fin se me fue quitando lo verrinchuda, mi primo que iva en el salon de alado, se enfermo en la escuela y no teniamos telefono, y yo le dije a la directora, que sabi en donde viviamos que habia que cruazar un charco grande, y subir la via, y los lleve a mi casa en realidad tuve muchos de mi infancia fue la mejor me encantaba jugar con mis hermanos y mis amigos que aun los conservo.
Lo que recuerdo cuando era niño, empezaba a ir al kinder entre los nervios y la levantada temprana, mi madre me vestia, con ropa que no era muy agradable para mi, entonces yo lloraba porque me daba verguenza ir asi al kinder, entonces cuando estabamos apunto de irnos yo me habia desvestido, por lo cual mi madre me regaño y me pego por desobedecer, entre llantos llegue al kinder limpiandome, pues no queria que vieran que habia llorado XD, bueno mi lonchera siempre traia comida y un jugo pero casi siempre era un clamato que compravamos en la tiendita de pasada, por eso recuerdo y me gusta mucho el clamato su sabor me hace recordar, en el kinder despues ya fue todo divertido, me gustaba jugar hacer las actividades en clase y recuerdo que estaba en la escolta, conoci a dos niñas que me gustaron mucho esran muy divertidas y yo jugaba con ellas, eran gemelas. cuando entre ala preparatoria las volvi a encontrar y se acordaron de mi, platicabamos y nos acordabamos XD. lo que recuerdo tambien de algo muy especial de mi niñez fue cuando ibamos acampar a la sierra de juarez en la laguna hanson con con familiares y me divertia mucho con mis primos jugando, nadando, corriendo, atrapabamos ranas y otros bichos, nos gustaba escalar entre las colinas y las piedras, el olor a pino tambien quedo en mi nariz impregnado y el olor a fresco y aire natural era muy agradable. cuando huelo a pino me traslada a esa epoca de fascinacion e incansable felicidad XD.
Tengo muchos recuerdos de mi infancia, la mayoria de ellos son agradables gracias a Dios, recuerdo de una manera muy grata, tenia como 3 o 4 años, en casa de mis abuelos maternos, que mi abuelita nos sentaba a mis hermanos y a mis primos en una mesita de plastico y nos daban de comer sopa de fideos y agua de limon, aun hasta la fecha cuando yo hago comida para mi familia, recuerdo el olor de la sopa de fideos y el sabor del agua de limon, fueron recuerdos muy gratos, y de los recuerdos no tan gratos fue el que comente en clase, cuando tenia aproximadamente seis años, y estaba en mis primeros años de primaria, que mis papas decidieron cambiarme de la escuela federal en la que estaba a una escuela particular y yo no estuve nada contenta con esa desicion, ya que eso implicaba cambiar de amiguitas y de ambiente, estuve llorando todos los dias que asisti a la otra escuela, hasta que mis papas decidieron regresarme a mi escuela federal, lo cual me puso muy pero muy contenta y feliz porque sabia que regresaba con mis amiguitas, a mi salon, a mis patios de recreo, a mi tiendita y a la hora de la salida con el señor que vendia las deliciosas paletas de hielo sabor grosella.
El recuerdo mas remoto que tengo de cuando yo tenia aproximadamente 3 o 4 años, mi mama trabajaba en el banco y yo asistia a una guarderia del IMSS ubicada en la calle 6ta de la zona centro de Tijuana. Y recuerdo ciertos olores y sabores que evocan a la comida que me daban en ese lugar, ademas recuerdo un juego de color amarillo, una especie de semicirculo de estructura metalica en el cual yo podia trepar y me divertia mucho. Tambien recuerdo perfectamente la estructura de la guarderia es decir donde estaba la cocina, los cuneros, los pasillos, patios, enfermeria, etc. Recuerdo tambien un dibujo hecho a mano por una de mis educadoras (Rebeca) de ¨winnie the pooh¨ que mucho tiempo despues yo tuve en mi cuarto pegado en la puerta de mi closet. Recuerdo tambien una fiesta de cumpleaños el numero 4, celebrada para mi, en donde la piñata era de una muñeca. Tengo de ese lugar puros recuerdos agradables.
Y como recuerdo desagradable, tengo uno, bueno el mas remoto, mi mama estaba calentando el carro y yo ya estaba arriba de el lista para irnos, ella se regreso a cerrar la casa y como antes no se amarraba a los niños, se me hizo facil moverle a la palanca de los cambios y el carro comenzo a andar en reversa, asi que mi mama intento detener el carro por si sola hasta que alguien llego a auxiliarla, y recuerdo ese momento de angustia que yo sentia al ver a mi mama tan asustada intentando sacarme del carro, yo tendria aproximadamente 2 o 3 años.
Recuerdo cuando a la edad 3 mi primer dia de kinder que llore mucho y dias despues brinque el cerco y llegue a mi casa., mi tia se preocupo mucho ya que penso que no habia la suficiente seguridad en el kinder y yo por el contrario me sentia triunfadora ya que me habia escapado de un lugar donde no deseaba estar. Esto fue en la ciudad de Nayarit. Despues nos movimos a esta ciudad, entre al kinder nuevamente y ya no fue tan dificil estar ahi , me adapte pronto y recuerdo a mi profesora y algunas de las actividades como pintar y cantar. De esta ciudad recuerdo el parque Teniente Guerrero particularmente el area de juegos, recuerdo a la edad de 6 años cuando demolian la escuela primaria Miguel F. Martinez donde yo cursaba el primer año asi que cuando veo las fotografias antiguas de esta escuela remotamente pienso que fui afortunada en ver esta escuela antes de la remodelaran a como esta en la actualidad.
Recuerdo que a finales de los setentas como niña disfrutaba las playas de Tijuana no sentía lo frio de ésta y sobre todo sus calles idóneas para aprender a manejar mi bicicleta. El levamtarme a las 3 de la mañana para ir a recoger choros, el ir a Puerto Nuevo donde las personas de ahi en su propia casa preparaban la langosta y las jaibas y que hoy es un lugar turistico.
Recuerdos emotivos de algunos escenarios de Patricia Turbay en sus primera década de vida.
Tengo un recuerdo de cuando tenia 3 años de edad, estaba en los Angeles, el el patio a fuera de una casa verde, yo quería jugar con mis primas, ellas no me dejaban jugar con ellas porque eran mas grandes tenían como 8 o 9 años, entonces se subieron a un carro blanco para jugar ahí, y no me dejaban subir, yo abri la puerta para subirme y la quise detener pero la cerraron y no alcanze a quitar la mano por lo que me machucaron el dedo pulgar, recuerdo que mi mamá me trajo a Tijuana al médico y ella venía llorando todo el camino, no recuerdo cuando llegamos al hospital ni el diagnostico que nos dio el doctor, solo recuerdo que tenia el dedo vendado; despues mis primas vinieron a visitarnos y me decian que les enseñara mi dedo el cual me tenia que destapar y volvermelo a cubrir, pero cada vez que lo hacia me regalaban un huevito de chocolate, que por cierto me gustan muchisimo, por lo que ahora siempre estoy comiendo chocolates, aunque mi dedo haya quedado deforme.
El recuerdo que mas tengo presente es cuando me iba cada fin de semana a un rancho con mis tios en Riverside saliamos de la casa como a las 5 de la mañana para poder llegar a desayunar con mi familia, una vez que ya habiamos desayunado nos poniamos a jugar todos los primos eramos como 20 niños de diferentes edades, Yo caminaba, corria en los campos llenos de pinos, respirando el olor a fresco, a limpio nadie me detenia me sentia libre eran momentos en donde era muy feliz.
Siempre que ibamos comia carne asada, y arroz, escuchabamos música, nos reiamos mucho solo que cuando llegaba la tarde me entraba la melancolia porque sabia que teniamos que regresar y era volver a esperar hasta que llegara el otro fin de semana para poder ir.
Mi recuerdo mas remoto de mi infancia es cuando fui por primera vez al kinder. Ese día me despertaron temprano para que me alistara para ir a la escuela.
Me quede viendo caricaturas (Rocky and Bullwinkle, Super Mario Bros. Super Show, etc.). Al estar todos listos recuerdo que iba con muchos nervios y miedo, ya que iba estar lejos de mi casa, de mi televisor, de mi Nintendo!!
Al llegar a la puerta del kinder era el único chamaco que estaba llorando, mi madre también esta llorando por mi culpa. Pero ahí, una de las docentes me aleja de mi madre y cierra la entrada al kinder.
Veo a mi madre marcharse y a mi me dirigen a una de las aulas, donde comienzo a por primera vez mi vida escolar.
Awww yo tmb recuerdo mi primer dia en el kinder sólo que yo no lloré, al contrario, me moría de las ganas por separarme de mi mamá y jugar con más niños de mi edad 🙂
A mi me sucedió lo contrario, como a todos les sucede que quieren imitar a los herman@s, yo tengo mi hermana como ya iba a la escuela, pues yo tambien queria ir. Recuerdo que al llegar al Kinder mi mamá con lágrimas en sus ojos no me dejaba entrar, yo le decia que se fuera porque ya tenía que irme y con un «bye mami» me despedia. Adoro a mi mamá.
Cuando estaba chiquita, vivía en Mazatlán y mi casa era de tres pisos, pero no tenía jardín, nuestro patio era una parte en el tercer piso como un balcón bastante grande, y mi mamá no nos dejaba tener mascotas, porque no había un espacio para ellas, pero una vez, mi papá me llegó con una caja que contenía pollitos, una tarde mi mamá estaba ocupada en el área de abajo que correspondía a la sala, comedor, cuarto de tv, cocina, etc. elpunto es que mi mamá me escuchaba reir a carcajadas y fue a ver que estaba haciendo… me encontró matando a los pollitos, tomandolos del cuerpo y la cabeza y estirar hasta que su cuello tronaba, lo cual era el sonido que a mi me causaba gracias.. una vez muerto, agarraba otro y continuaba matando, hasta que se me acabaron en esa tarde mis tiernos pollitos.
Mi recuerdo infantil mas lejano es cuando estuve en el Kinder, alrededor de los 5 años, yo era el abanderado de la escolta al momento de rendir los honores a la bandera, siempre marchaba muy serio y era siempre un niño muy tranquilo. Me destacaba por ser un niño serio y ser u niño «bueno». En el kinder hicimos una dimanica para conocer las profesiones de nuestros padres, la profesora Laura me pido que acudieramos al consultorio de mi papa porque era medico, para hacer un recorrido de la profesion de mi papa. Un dia temprano nos fuimos caminando en grupo junto con la maestra al consultorio; caminamos 5 o 6 cuadras, la gente nos miraba con melancolia al ver un grupo de niños de kinder caminando, como recordando sus tiempos. Llegamos al consultorio de mi padre, y todos pasamos, mi papa nos dio una platica a grandes rasgos de lo que hacia, y me subio a mi como paciente a la camilla de consulta, me reviso el corazon, y asi fue pasando a varios compañeros del kinder, todos estuvieron contentos; fue una experiencia muy positiva, un recuerdo que a mi no se me ha olvidado porque mi padre es una persona que siempre ha sido integra, muy pulcra y muy estudiosa, por lo que ha sido un excelente ejemplo educativo y de liderazgo a seguir.
Mi recuerdo mas lejano de mi infancia es jugando una tarde con mi papa en mi casa en tijuana, en realidad no recuerdo muy bien cuantos años tenia pero aproximadamento unos 4 o 5 años.Recuerdo claramente que jugabamos al moustrou que nos corretiaba por la sala y el comedor y nos hacia muchas costillas el moustrou ( Mi papa) tantas que llorabamos de la risa. Despues de que terminabamos de jugar mi papa nos llevaba a la cama y nos contaba un cuento tanto a mi hermana como a mi, pero como nunca nos queriamos dormir, despues de que se iba le empezabamos a gritar como la tusita ( la pelicula de Pedro Infante) papa tengo sed, papa tengo comeson y era muy divertido ver a mi papa como nos segia el juego a mi y a mi hermana…. ese recuerdo es excelente y cada ves que estamos juntos recordamos ese momento donde mi papa nos dedicaba todo el tiempo y jugaba con nosotros no importandole lo mucho que regresaba cansado de dar clases y claro que ahorita nosotras le estamos profundamente agradecidas por esos bellos momentos y recordar es volver a vivir…
Con respecto al recuerdo lejano de Nelly Duarte, yo tuve una infancia al igual que la tuya, bueno aun tengo la suerte de jugar, bromear con mis papás. Esos momentos unicos en la vida, como dicen en el comercial: «hay algo en el mundo que el dinero no puede comprar para todo lo demás….», jajaj no quiero hacer más publidad.
955 comentarios
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2 septiembre, 2013 a 11:42 PM
María de Jesús Palma Plata
Cuando leí sobre esta actividad al principio me pareció un poco difícil porque no tengo muy buena memoria para los recuerdos de mi infancia, así que le pegunte a mi hermana menor sobre algún recuerdo compartido que tuviéramos de cuando estábamos chicas y éste fue el que me dijo:
Pasó cuando yo tenia unos cuatro años. Mi casa esta a la mitad de un cerro y hacia abajo, en aquel entonces, había una especie de desfiladero lleno de piedras y plantas espinosas; la casa no tenía ninguna cerca alrededor y el terreno estaba retenido por una barda. Un día soleado yo estaba adentro corriendo por todos lados y , en eso, vi que entró un gato amarillo con rayas que en ese entonces tenía mi familia. Quise atraparlo para cargarlo y jugar con él, pero salió de la casa hacia el patio. Entonces pensé: «hey no, yo quiero agarrarlo» y salí a perseguirlo. Para eso, mi hermana, que en ese entonces tenía tres años, estaba sentada en la barda vestida con un vestido blanco, dando la espalda al desfiladero. Yo pase corriendo al lado de ella y en eso, no sé cómo, me acerqué de más hacia ella y, sin querer, la empujé. Ella ni siquiera pudo sostenerse y se fue por el cerro. Mi mamá, que vio toda la escena, se puso muy histérica y saltó para rescatarla. Uno de mis hermanos mayores salió y también fue a ayudar, mientras yo veía desde arriba a mi hermana que terminó llorando y toda llena de tierra. De milagro solo fue el susto. Ahora ella insiste que la empujé a propósito, pero yo estoy segura que solo fue un accidente.
3 septiembre, 2013 a 6:39 PM
Eva Yuanhy Velazquez Rivera
Jajajaja tu recuerdo fue muy divertido, cuando lo contaste en clase no paraba de reírme por los gestos que hacías
2 septiembre, 2013 a 11:41 PM
Marian Ortega
Para ser honesta, este ejercicio me fue muy difícil. Mi memoria es peor que pésima y en definitiva, por alguna extraña razón, mi infancia la tengo borrada. Sin embargo, haciendo un esfuerzo sobrenatural y casi chamuscando mis fusibles, logré recordar una divertida ocasión.
Era una tarde de verano de 1998 (¡Wow! Se oye hace mucho xD ) yo tenía 5 años de edad y recuerdo que el calor se sentía insoportable, había llegado la hora de la comida, y como es costumbre en las familias mexicanas, era hora de Coca-Cola también, por lo cual nos mandaron a la tienda a mi hermana mayor y a mí, cuya respectiva edad era de 8 años y la de mi hermana menor era de un año. Debido al incesante calor, mi hermana y yo corrimos lo más rápido que pudimos para llegar a la tienda y volver a casa, acto seguido ya se imaginarán lo que pasó…al llegar a nuestra humilde morada, en ese entonces comíamos en una barra y era un espacio reducido; estaba mamá, papá, mis dos hermanas y yo; todos sentados y listos para comer con una bomba a punto de explotar. Al momento en que mi mamá quiso abrir la Coca-Cola no se percató que la soda venía un tanto agitada, por lo que muy confiada abrió completamente la botella y ¡PSSS! ¡FUENTE DE COCA-COLAA! Mi padre inmediatamente tomó a mi pequeña hermana y salió huyendo, mientras mi hermana mayor y yo nos ocultamos detrás de la barra, desafortunadamente mi madre no corrió con la misma suerte y terminó bañada en jarabito espumoso. Lo más divertido de eso fue que en lugar de que gritara y se enojara, todos terminamos riendo del acontecimiento. Fue una tarde muy especial, pues pocas veces comíamos todos juntos en familia…que bellos tiempos aquellos.
2 septiembre, 2013 a 11:49 PM
Eduardo Herrera
«jarabito espumoso», ahí le encargo como le fue con las hormigas 😛
3 septiembre, 2013 a 6:41 PM
Eva Yuanhy Velazquez Rivera
Redactas muy divertido
2 septiembre, 2013 a 11:13 PM
Guadalupe Davalos Barcelata
Me parece muy interesante todos los recuerdos que mencionaron mis compañeros, algunos graciosos otros no tanto pero al final de cuentas son experiencias que por alguna razón nos quedan muy presente en nuestra memoria volviéndose recuerdos, ya sean recuerdos muy descriptivos o no tanto pero al final de cuentas tiene cierto valor especial para nosotros bueno o malo que hace que los recordemos, al escuchar todas las experiencias de mis demás compañeros empece a recordar muchas cosas, algunas antes y otras después de contar mi recuerdo, el suceso que yo elegí se retoma hace 16 o 15 años, en ese entonces mi mama y yo vivíamos en casa de mi abuelita y mi abueito, ellos tenia dos terrenos uno donde vivíamos && otro que se dividía en dos casa una que rentaban y otra donde vivía mi tía la mas grande con mis primos, en la casa de mi abuela eramos 6, mi abuelita, mi abuelito, mi mama, mi tía la mas chica, mi tío el mas chico y yo. De lunes a viernes mi mama y mi abuelo se iban a trabajar y mi abuela nos cuidaba a mis tíos y a mi, un día ella salio a un mandado y nos quedamos solos en casa dos primos míos uno de mi edad y uno un año mas grande que yo y mi tía era 2 años mas grande que yo, estábamos aburridos así que decidimos jugar a las escondidas, yo no sabia como jugar así que mi tía me explico, me dijo que una persona tenia que contar hasta cierto numero mientras las demás se escondían y que solo podían salir hasta que las encontraran. Yo muy contenta por jugar el juego por primera vez decidí esconderme en uno de los cajones abajo del lavabo donde mi abuela lavaba los platos, en ese espacio se guardaban los garafones de agua y algunas botellas, yo no podía ver nada por que estaba muy oscuro y muy comprimido el espacio, solo podía escuchar los pasos que pasaban de un lado a otro y que poco a poco encontraban a alguien, yo estaba muy feliz por que había elegido un buen escondite por que aun no me encontraban y así paso el tiempo una hora tras otra y yo seguía escondida sin salir por que recordaba que mi tía me había dicho que no podíamos salir hasta que nos encontraran. Paso mas tiempo y nada que me encontraban en eso se escuchaban ruidos en la cocina pensé que era mi abuela cocinando ya que ella siempre se encargo de los quia seres domésticos, en un momento ella abre las puertas de aquel lugar para sacar un garrafon y dárselo a mi abuelo para que fuera por agua y se da cuenta de que yo estaba hay, ella me saco y me pregunto que por que estaba escondida hay y yo le explique que estaba jugando a las escondidas y que no podía salir hasta que me encontraran, y entonces me dijo que mis primos y mi tía ya tenias aproximadamente dos horas que habían dejado de jugar para ese entonces ya eran las cuatro o cinco de la tarde y nosotros empezamos a jugar como a medio día mas o menos, desde ese entonces no me gusta estar en lugares pequeños, encerrados y obscuros.
3 septiembre, 2013 a 6:42 PM
Eva Yuanhy Velazquez Rivera
Imagínate que te hubieran dejado ahí hasta el otro día
2 septiembre, 2013 a 11:04 PM
Dania Lopez Garcia Grupo 553
El recuerdo de mi niñez del que me acuerdo con lujo de detalles es de cuando tenía 6 años y era un 4 de julio, en el cumpleaños de uno de mis primos, era un día caluroso y estábamos reunidos mis 4 primos y yo esperando a que el cumpleañero llegara.
Estábamos en casa de mi abuelita, cuando mi primo llego en con mi tío en si tráiler, cuando bajo del tráiler el traía una caja que a simple vista parecía muy pesada pero al parecer no lo era, entonces mi primo la dejo en el patio y nos dijo que no la abriéramos, cosa que no escuchamos y lo hicimos; la caja estaba llena de globos, porque mi a mi tío le toco transportar globos y a mi primo le regalaron una caja por ser su cumpleaños, cuando éste nos vio, nos dijo que habíamos arruinado la sorpresa y nosotros sorprendidos preguntábamos ¿Cuál sorpresa?, pues era una guerra de globos.
Sin decirnos 2 veces comenzamos a llenar los globos con agua, cosa que nos toma horas ya que no podíamos poner los globos en las mangueras porque eran muy pequeños y mucho menos controlar el flujo del agua y cuando estaban llenos no los podíamos quitar de la boquilla de la manguera o llave del agua ni mucho menos hacerles el nudo porque no sabíamos.
Cuando finalmente logramos llenar todos los globos comenzamos a repartirlos en partes iguales y los depositamos en una cubeta para tener nuestras municiones a salvo de los demás. Mi tío movió los trailers de su terreno para que pudiéramos jugar a gusto y sin peligros.
Comenzamos a acomodar el terreno de juego, unos tambos y unas tablas eran las barreras perfectas, las llantas de los troques también eran de gran ayuda; Finalmente la guerra comenzó pero la emoción nos duró muy poco porque se nos acabaron los globos rapidísimo, entonces cuando quedada el ultimo globo, mi prima Mayra de los aventó a mi prima Gaby, ésta enojada tomo una bola de lodo y arena y con toda su fuerza de le aventó a mi prima Mayra, ésta comenzó a llorar y yo en forma de venganza le lancé también una bola de lodo, pero le di a mi primo Omar, cuando menos lo imaginamos estábamos nuevamente en guerra, esta vez con lodo y era de todos contra todos, aquí no existían los equipos.
Recuerdo que los golpes eran dolorosos y la arena se nos metía en los ojos y en la ropa, de repente una de mis tías empieza a gritar histérica por lo que habíamos hecho, en eso llega mi papa para llamarme la atención, cuando una pequeña bola de lodo cae en su bota, el no grito ni dijo nada, solo nos dio una mirada que nos causó escalofríos, llenos de miedo íbamos como borreguitos detrás de mí papa y en fila nos formamos esperando el regaño.
Nos dijeron que nos laváramos con la manguera y nuevamente hicimos un desastre, lodo por todas partes, apagamos el asador y mojamos todas las mesas y sillas del patio. Nuevamente nos regañaron y ya limpios nos encerraron en un cuarto en donde también hicimos travesuras.
Muertos de cansancio nos quedamos dormidos por unas horas, cuando despertamos fuimos a comer, en eso vimos que estábamos llenos de moretes y raspaduras y los ojos irritados por la arena, en eso mi papa nos dijo que allá en Sinaloa, jugar con arena era malo y que nos íbamos a quedar ciegos y raspados para siempre, asustados comenzamos a llorar y jamás lo volvimos a hacer.
Actualmente, cada que podemos y estamos todos los primos reunidos hacemos una buena guerra de Globos, de lodo ya no porque si duelen los golpes, además que no nos queremos quedar ciegos.
2 septiembre, 2013 a 10:58 PM
Eduardo Herrera
Escudriñando en mi mente me encontré con este recuerdo que, a pesar de no ser el más agradable, tuvo un impacto en mi persona, pues fue la primera vez que cuestioné a mis padres. Hay que tener en cuenta que, cuando somos chicos, papá y mamá son una fuente de conocimientos y su palabra es absoluta, o al menos, no nos atrevemos a cuestionarlos. Bien, pues mi recuerdo comienza así…
Desde muy temprana edad, mi mamá solía decirme: «pórtate bien porque Diosito/Santa Clos te está viendo desde el cielo y si no haces caso, no te va a traer nada en Navidad.» Más que regaños o castigos, esa sentencia era lo que me mataba, pues como todo niño, quería recibir juguetes nuevos en navidad.
Hubo un año en específico en el que procuré portarme bien, hacerle caso a mis papás, a la profesora; hacer mis tareas de la escuela y una que otra que me encargaban en casa (lavar platos, tirar la basura, etc.) Al entrar diciembre, un día me encontraba escribiendo y mi mamá preguntó qué estaba haciendo, le respondí que era la carta a Santa Clos, porque, como me había portado bien todo el año, pues quería de regalo una figura de acción de las tortugas ninja (Leonardo, el líder; el de la cinta azul que lleva dos espadas katana). Ese año saqué diploma de aprovechamiento en la escuela, así que la tortuga ninja era más que mía; luché por ella, la merecía.
Llega la navidad y la hora de abrir los regalos, para mi sorpresa, la primer caja contenía ropa: (No, no, esto debe ser un error, yo no pedí ropa); la segunda y tercer caja tenían otros juguetes: (¿Dónde está Leonardo? ¡YO PEDÍ UNA TORTUGA NINJA!) Terminé de abrir mis regalos y ninguna caja tenía lo que le escribí a Santa Clos; volví a revisar las cajas (seguro se trataba de un error, no busqué bien) y la respuesta seguía siendo la misma: no hay tortuga ninja.
Meses después, hice algo que a mi mamá no le pareció y para variar, me recordó aquella frase tan motivadora (y desmotivadora a la vez) que decía: «pórtate bien porque Diosito/Santa Clos te está viendo desde el cielo y si no haces caso, te va a traer nada en Navidad.» Fue tanto el coraje que me provocó escucharla que, mi temperamento impulsivo no pudo más, rompí en lágrimas y confronté a mi madre: «¡No es cierto, Santa Clos no existe! Siempre me dices que me porte bien para que me traiga regalos y no me trajo nada.» Mi mamá me explicó que Santa Clos siempre se acuerda de los niños buenos y que sí me había dado regalos; se refería a la ropa. Yo, aún llorando, le grité que no es cierto, que lo que le había escrito/pedido era una tortuga ninja, que nunca le pedí ropa. El detonante de todo este asunto fue uno de mis primos, pues como era más grande que yo (de edad y corpulencia), siempre me hacía bullying, me molestaba, me golpeaba, humillaba; en el mundo, yo no podía concebir a una persona tan mala como él; sin embargo, esa navidad recibió un supernintendo y, por si fuera poco, un set de las 4 tortugas ninja que venían con su camión, no sólo era una tal cual yo había pedido, eran ¡LAS CUATRO!.. ¡LAS… CUATROO!
No podía entender cómo un niño tan malo recibió lo que en aquél entonces era considerado el mejor regalo del mundo y yo, que me esforcé todo el año, recibí todo menos mi tortuga ninja.
Esa ocasión, mis padres sólo callaron: ¿cómo podían explicarme que Santa no existe y que no tuvieron dinero para comprarme lo que pedí?
2 septiembre, 2013 a 11:16 PM
Marian Ortega
Apuesto a que ese Santa quedó mal con muchos. Yo, como tú, nunca recibí mi «Ken con su perro flash», a pesar de portarme bien, aguantar a mi hermana menor, estar en el cuadro de honor cada mes…jamás le fue suficiente a ese Santa u.u
2 septiembre, 2013 a 10:57 PM
Adrián Rodríguez Saucedo
Recuerdo ir en el asiento trasero del auto viendo por la ventana. Enfrente recuerdo a mi madre al volante y música noventera. Solo alcanzaba a ver el cielo bastante azul y algunos negocios como un Videocentro y un salón social con temática del salvaje oeste.
Después de eso llegamos a un lugar con una fachada donde parecía un castillo (que en realidad era el salón donde iba a celebrar mi fiesta de tres años), dentro ya había muchos invitados en el salón, todos me veían y sonreían, había niños corriendo, gritando y jugando en las resbaladillas hechas de madera, un trampolín instalado en el piso como si hubieran hecho un hoyo a la medida y puesto al trampolín justo ahí. Todo el suelo estaba tapizado con pasto sintético verde y en las paredes había dibujos infantiles. También había “subeibaja” y una alberca de pelotas, que al igual que el trampolín estaba instalada en el piso. En la esquina desocupada había un tubo para colgar la piñata y un amplio espacio alrededor. Había también juegos para los bebés, como una casita y una resbaladilla miniatura. De fondo se escuchaban canciones de Tatiana.
En la parte contraria a la entrada había una especie de local donde estaban acomodadas unas diez mesas aproximadamente con centros de mesas de colores y hechos de papel china, pero había una mesa más grande que las demás, pegada en el centro de la pared del fondo, estaba llena de regalos envueltos con papeles de muchos colores, eran tantos que algunos estaban debajo de la mesa.
Lo más importante de la mesa eran unos cupcakes que acomodados formaban un payaso, ese era mi pastel de cumpleaños. En la orilla derecha de la mesa había otros dos pasteles pequeños pero estos eran solo blancos con la frase: “Feliz cumpleaños Adrián”.
Después de llegar en los brazos de mi madre para mostrarme todos los regalos y el pastel solo recuerdo ver a mi abuela llegar y hacerme un cariño.
2 septiembre, 2013 a 10:53 PM
Diana Valeria Ortega Ulloa
Cuando era pequeña hubo una temporada donde los carros «Chevy» estaban de moda, era muy común verlos por las calles. Yo tenía aproximadamente 6 años, mi hermano David tenía 5. En ese tiempo mi abuelita había viajado a Guadalajara para visitar a su familia, cuando regresó nos platicó como le había ido. Nosotros también le contamos como nos la habíamos pasado sin ella, ya que ella nos ha cuidado desde que nacimos. Fue el día después de su regreso que platicábamos David, mi abuela y yo; yo estaba molesta por que habían hecho caldo de pollo, y esa comida no me gusta para nada (desde que éramos niños nos preguntaban que íbamos a querer para la comida y esa vez no me preguntaron y estaba molesta). Entonces cuando estábamos comiendo mi hermano le dice a mi abuela: «cuando sea grande te comprare todos los Chevys que quieras» y yo respondí: «David, no seas tonto, cuando tu seas grande mi abuela ya va a estar muerta». Definitivamente no es un comentario del cual me sienta orgullosa, pero decidí compartir este recuerdo ya que el Domingo 1ro de septiembre mi abuela cumplió 73 años, y en ese día David y yo la invitamos a comer y a consentirla con las ganancias de nuestros respectivos trabajos. Lo curioso fue que cuando estábamos comiendo los 3, me dijo: «mira, no me habrá comprado aún mis Chevys, pero ya me saca a pasear y sigo viva».
3 septiembre, 2013 a 5:48 PM
Tania Cordova Gutierréz
ah! me gusto tu historia, y creo que a todos nos ha pasado algo similar en la infancia, por ejemplo yo le dije a una tía que siempre traía la misma ropa jajaja y que parecía araña, mis padres se pusieron rojos y al final soltaron la carcajada
3 septiembre, 2013 a 6:46 PM
Eva Yuanhy Velazquez Rivera
Jajajaja minimo le deberían comprar el chevy, pobre, después de lo que la hicieron pasar 😛
3 septiembre, 2013 a 10:59 PM
Ulises Alejandro Sánchez Delgado
fuertes declararaciones XD
2 septiembre, 2013 a 10:49 PM
Natalia Delgado Monroy
Mi recuerdo infantil más lejano se remonta a cuando tenía aproximadamente cinco años. Por esas fechas estaba un circo en la ciudad, no recuerdo su nombre pero si que en su espectáculo principal salían los personajes de la caricatura Pokemon. Mi hermana, mi primo y yo teníamos muchas ganas de ir, así que cuando una tía que no veíamos desde hace mucho tiempo regreso a la ciudad, nos aprovechamos de ella y le pedimos que nos llevara.
Llegamos al circo, era grande y su carpa era color azul, había animales; recuerdo que le dije a mi primo que eran feos porque no eran felices. Mi tía nos compró palomitas y dulces, y nos dispusimos a entrar a sentarnos, el circo estaba casi lleno. El espectáculo transcurrió y mi hermana, mi primo y yo estábamos muy emocionados. Al salir, estaban los personajes de la caricatura Pokemon tomándose fotos, obviamente convencimos a mi tía de que nos tomará una con Pikachu.
Recuerdo que cuando ya nos íbamos, me dieron muchas ganas de ir al baño, mi tía me llevo pero había una gran fila afuera de él, era un baño portátil. Esperamos, cuando al fin era mi turno mi tía abrió la puerta y me dijo que entrará pero yo le dije que no, que no quería entrar a ese baño sucio porque me daba asco, supongo que me perturbaba un poco pensar la cantidad de personas que lo habían usado antes que yo, y ese olor que salía de él, mi tía trataba de convencerme de que entrara y yo me negaba, inmediatamente me puse a llorar.
No sé cómo pasó pero en medio de mi escena dramática me di cuenta que ya no era necesario entrar al baño porque me acababa de hacer pipi (traía puesto un vestido de mezclilla y unos tenis blancos que cuide no ensuciar). Me puse a llorar aun más.
Aun recuerdo la cara molesta de mi tía y las risas de mi primo y hermana; tuvimos que ir en ese entonces a Dorians, a comprar unos calzones nuevos para mí.
Este es mi recuerdo infantil más lejano, la verdad dude en contarlo porque tal vez es un poco vergonzoso, así que lo único que puedo decir a mi favor es que tenía cinco años y que en serio, ese baño estaba muy sucio, creo que eso justifica mi acción. Hoy en día sigo sin entrar a ese tipo de baños porque me da mucho asco.
2 septiembre, 2013 a 11:09 PM
Alejandra K. Cobos
Cuando dijiste lo del circo con pokemon, recordé que también fui a verlos pero yo salí asustada al tomarme la foto con ellos, porque Pikachu no me soltaba,me hiciste acordarme de eso
3 septiembre, 2013 a 5:50 PM
Tania Cordova Gutierréz
jajaja tu historia estuvo realmente divertida y pobrecita de ti, ya me imagino tu cara a esa edad en tales circunstancias 🙂
3 septiembre, 2013 a 6:18 PM
Victor Hugo Castro Castellón
Me recordaste cuando fuí al circo de capulina, al del señor barriga y a uno que tuvimos que evacuar poque el elefante descargó su comida en pleno show jajaja
4 septiembre, 2013 a 3:15 PM
SIMENTAL DE LA ROCHA ADRIANA grupo: 553 1206201
hahaaha muy tierna la historia, me hiciste acordarme de algo similar que paso a mi hermana mas chica, y aveces cuando nos peleamos a un le decimos «la míono» 🙂
4 septiembre, 2013 a 5:00 PM
Patsy Barajas Calderon
tu historia fue de las mas graciosas me hiciste reír mucho :p
2 septiembre, 2013 a 10:40 PM
Annel Lucero González Domínguez
Mi recuerdo más lejano al inicio sería sobre el primer viaje en carretera que hice con mi familia a los 7 años pero estando en clase recordé algo que sucedió en ese momento y que se relacionaba con otra memoria muy poco afortunada. Era la primera vez que viajaba con toda mi familia, recorrimos desde Tijuana hasta el final de Sinaloa, pero mi recuerdo se centra en cuando llegamos a un pueblo en Sonora. Era tarde y nos detuvimos en un lugar de comida o alguna cenaduría, ahí había un estante giratorio donde colocaban cassettes, recuerdo que me compraron dos de ellos, uno era de OV7 y el otro de Thalia. Pasé mis vacaciones escuchándolos y cuando regresamos a casa mi hermana se burlaba de mi por escuchar el
cassette de Thalia ya que decía que regresaba a mis tiempo donde bailaba como ella, yo no le creía así que le pregunté a otros familiare si era cierto que yo bailaba como Thalia de pequeña.
Creo que jamás debí de preguntar porque resulto ser que era verdad y que existía vídeo para probarlo. Esos vídeo lo tenía una de mis tías, en ellos yo tenía alrededor de dos años y cuando lo vi puede comprobar que bailaba la canción de «Piel morena» abrazando a una almohada y con unos movimientos que creo que jamás verán en mí de nuevo. Fue bastante vergonzoso porque se burlaron de mí durante mucho tiempo, incluso ahora sí en mi familia escuchan esa canción se siguen burlando. Afortunadamente mi tía se mudaba mucho de casa así que los vídeos desaparecieron entre tanto movimiento, al principio era vergonzoso pero hora ya no importa decir que de pequeña bailaba como Thalia. Bueno, al menos lo intentaba.
2 septiembre, 2013 a 10:59 PM
Sandra Vargas
Tienes que mostrarnos esos pasos 🙂
2 septiembre, 2013 a 11:16 PM
Guadalupe Davalos Barcelata
bailando con la almohada jeje tenemos que ver ese video
2 septiembre, 2013 a 11:18 PM
Guadalupe Davalos Barcelata
queremos ver el vídeo jeje
2 septiembre, 2013 a 10:00 PM
Daniela Romero Reyes.
El fin de semana fui Rosarito y recordé mi primer día de vacaciones en la playa, tenía 5 años y también era mi primer viaje en avión. Yo estaba muy entusiasmada por subirme al avión, sólo que la diversión terminó para mí cuando éste comenzó a despegar. Mis oídos se taparon, me dolían y no me permitían escuchar a la perfección, a lo que yo me asusté. Volteé a ver a mis papás y les pregunté que si ellos me escuchaban, mis papás sonrieron y señalaron con la cabeza que no, yo volví a preguntar y con gestos y mímica volvieron a negar que me escuchaban. En ese momento empecé a llorar, fue tanto mi llanto que eso hizo que mis oídos se destaparán, al final mis padres me explicaron lo que había sucedido y disfruté lo que restaba del viaje viendo por la ventanilla.
Al llegar a mi destino, Acapulco, las cosas fueron mejorando. Fuimos a un lugar cercano a la playa a comer pescados y mariscos, donde la comida era bastante buena según lo que yo recuerdo. Posteriormente dimos un paseo por las tiendas departamentales de por ahí y compramos lo necesario para nuestras vacaciones (ropa, calzado, accesorios, etc.). Yo estaba muy contenta porque me habían comprado varios trajes de baño, de muchos diseños y muchos colores. Luego nos dirigimos hacía el hotel, en donde al entrar al cuarto nos llevamos con la sorpresa de que sólo había una cama y junto a ella una gran cuna, pues mis papás al reservar el cuarto mencionaron que venían con dos pequeños. Mi hermano y yo ya no éramos tan pequeños pero al no haber otra cama tuvimos que dormir en aquella cuna.
Al fin llegó el momento de ir a la playa, mi mamá me puso un hermoso atuendo para meterme al agua pero antes de eso me preparó poniendo protector solar en todo el cuerpo, me puso un gorrito y unos lentes de sol. Una vez estando cerca del mar yo veía como todos se ponían bloqueador y no dude en hacerlo de nuevo, el resultado de esto fue quedar completamente blanca, por lo tanto fui víctima de burlas de todos los que se encontraban a mi alrededor. Pero eso no fue todo, ya que todavía me puse un salvavidas y flotadores para acabarla de amolar, aún así yo me sentía muy “fashion” y muy feliz.
D.A.R.R
2 septiembre, 2013 a 11:10 PM
Alejandra K. Cobos
Dani! eras una coqueta con bikini, tan sensual la niña.
3 septiembre, 2013 a 11:00 PM
Ulises Alejandro Sánchez Delgado
shaaaaaw bien sexy! 😉
2 septiembre, 2013 a 9:34 PM
SIMENTAL DE LA ROCHA ADRIANA grupo: 553 1206201
Recuerdo el viaje que hicimos mi familia y yo a Durango. viajábamos en dos camionetas una plateada con guinda y otra verde, desde el principio del viaje estuve cambiándome de camioneta , en cada parada que se hacia; en la ultima parada antes de pasar la sierra de Durango, mejor conocida como el espinazo del diablo, nos detuvimos en la caseta, yo tenia muchas ganas de ir al baño y mi papa le dijo a mi hermana mayor que me acompañara, ella como esta dormida, ya que era muy temprano se molesto y solo me acompaño a la entrada, la cual no quise pasar por que había un sapo gigante color gris en medio y tuve que rodear y mi hermana desesperada me dijo que ya se iba a dormir, yo no le conteste y me metí al baño, cuando salí, fui al lugar dónde recordaba que estaba la camioneta, no estaba ahí, así que me fije en la segunda parte del estacionamiento, tampoco estaban; cuando razone que no estaban, me puse a llorar, y un muchacho que vendía elotes me pregunto que me pasaba y yo le decía que no estaba mi papa, y el me dijo que lo siguiera y yo sin desconfiar de él lo seguí, me llevo a la oficina de la caseta ahí había unos muchachos y muchachas, que me dieron paletas y agua, me pedían que me calmara y que les dijera como era mi papa, con cuantas personas iban, la descripción de las camionetas, números de teléfono, solo me sabia uno, el de mi casa en Tijuana, dibuje las camionetas. Paso un rato cuando una de las muchachas me dijo que irían a una fiesta en la playa y me pregunto si quería ir con ellos, yo dije que si, muy triste, cuando llegamos a la fiesta me dieron de comer carne asada, soda, papitas, galletas, y todos me preguntaban que me había pasado, y luego me abrazaban, y jugaban conmigo, me tome fotos con ellos con una cámara polaroid que tenia una de las muchachas, y ya atardeciendo nos devolvimos a la oficina, ya no estaba llorando y uno de los muchachos me dijo si quería jugar con la computadora, dije que si, jugué solitario no se cuanto tiempo, cuando entran dos de las muchachas y me dijeron que viera por la ventana y me preguntaron si conocía a los dos señores que estaban parados en la puerta, yo dije que era mi papa y mi tío, entonces la muchacha me tomo de la mano y me saco del cuarto, cuando mi papa me vio y lloro de la felicidad por que dice que pensó que a lo mejor nunca me iba a encontrar.
2 septiembre, 2013 a 11:18 PM
Guadalupe Davalos Barcelata
jejeje hasta a una fiesta y dulces te toco, jeje todo por ese sapo
2 septiembre, 2013 a 11:45 PM
Marian Ortega
Antes no te recogió el DIF por abandono de menor por parte de tu papá y tu mamá en estado de ebriedad :S
Suertuda 😉
3 septiembre, 2013 a 6:00 PM
Victor Hugo Castro Castellón
Y hoy en día apuesto a que lo volverías a hacer jaja
3 septiembre, 2013 a 11:39 PM
Natalia Delgado Monroy
Tú haciendo amigos nuevos y tu papá buscándote!
4 septiembre, 2013 a 3:17 PM
SIMENTAL DE LA ROCHA ADRIANA grupo: 553 1206201
si ya se al principio que ocurrió juro que no me pareció nada divertido ni a mis papas pero ahora es un recuerdo de toda la familia, y tuve suerte de no pasar a formar parte de la lista de los chicos extraviados
2 septiembre, 2013 a 8:04 PM
Alejandra K. Cobos
El recuerdo más claro y lejano que se me viene a la mente es mi primera travesura, y es que es importante mencionar que durante mi niñez fui una niña muy bien portada, seria y callada, era muy poco lo que hablaba y lo que hacía; por eso casi siempre me decían que parecía muñequita, porque me quedaba tal cual me dejaban, podían dejarme en el sillón y después que volvían yo seguía ahí (raro en cualquier niño). Y es que en ese tiempo el que llamaba la atención y que se la pasaba haciendo travesuras y accidentándose, era mi hermano que es dos años mayor que yo.
Por eso recuerdo que una noche, cuando yo tenía, no recuerdo si 4 o 5 años, estaba en la casa recién bañada y con pijama. Mi madre estaba en el baño ayudàndole a mi hermano a bañarse, una prima de aproximadamente 17 años (en ese entonces) estaba en la recámara donde ella y yo dormíamos, y yo estaba en la sala, muy quietecita viendo televisión (como era costumbre), entonces no sé porqué de la nada me surgió la necesidad de hacer algo para por fin ser yo la que llamara la atención, porque a veces parecía que ni tenían niña en casa. Me levanté del sillón y me dirigí a un mueble de la sala donde había dejado un gis azul, lo vi detenidamente y después caminé hacia la pared del pasillo que está frente al baño, esa pared era blanca, así que la vi como una gran hoja en blanco,tomé mi gis y empecé a dibujar, marcando muy fuerte el gis en la pared, dibujé una casa redonda, con dos ventanas, una puerta, una chimenea que echaba humo y un caminito, entonces observé mi obra, tiré el gis en el bote de basura y me fui al sillón, y de repente me empecé a sentir muy nerviosa y arrepentida de tal atrocidad que había cometido, pensé «ésto no está bien».
Unos minutos después mi madre salió del baño con mi hermano y no me dijo nada, ya que no había notado el dibujo. Entonces mi hermano se fue a la sala conmigo y después mi madre nos llamó un poco molesta, yo sentía que mi corazoncito se me salía del pecho, ya que estaba muy nerviosa. Recuerdo que de repente ya estábamos en el comedor, mi madre , mi hermano, mi prima y yo. Mi madre me preguntó que porqué había dibujado en la pared, y recuerdo que le dije que yo no había sido, porque yo no sabía dibujar casitas así, y hasta le dije «ha de haber sido Blanca (mi prima), porque a mí no me salen esos dibujos», cosa que a mi prima le causó gracia, y obviamente no me creyeron eso, también recuerdo que mi hermano dijo que no sabía sí él había sido (ya que en ese tiempo todas las travesuras las hacía él, él solía ser el culpable de todo), y mi madre dijo que no podría haber sido él,porque antes de meterse al baño con él, no estaba ese dibujo. Recuerdo que yo quería llorar, y seguía diciendo que yo no había sido, que fue mi prima.
Finalmente no recuerdo que hubiese tenido un gran regaño, lo que sí recuerdo es que dejaron el dibujo como por dos años ahí, y cada vez que podían, me recordaban ese dibujo, en manera de broma, y me decían que era la única vez en todo ese tiempo que había hecho una travesura.
2 septiembre, 2013 a 11:33 PM
Eduardo Herrera
La teoría del dibujo, en Psicología, dice que las casas redondas con chimenea son producto de la afectación en los procesos cognitivos de los niños o bien, del abuso en el consumo de drogas psicotrópicas. Lo anterior refiere a la distorsión de la realidad, pues como todos sabemos, las casas no son redondas… Jajaja, no te creas, amiga 😀
3 septiembre, 2013 a 11:05 PM
Beatriz Cruz
Es que querias dejar tu huella con un arte diferente
2 septiembre, 2013 a 7:30 PM
Leon pineda
Recuerdo que cuando era pequeño tenía unos escasos seis años, llegaron unos vecinos nuevos a vivir en la parte de atrás a una casa de color blanco con rejas rojas, eran personas un poco apáticas ya que no hablaban mucho, siempre se veían malhumorados y gritaban por las mañanas, ellos tenían un perro de color café con manchas oscuras y un toque de un amarillo más suave, con la cola corta, lo tenían amarrado, en la parte de atrás de su casa que daba con la mía.
Algunas veces le pegaban, lo dejaban sin comer, sin agua, después no se supo nada de ellos y dejaron el perro amarrado y cuando regresaron después de unas semanas, le dieron al perro sin nombre un baño con agua caliente, mi papá fue el que lo mantuvo con comida esos días que lo dejaron, después de semejante trato con el agua caliente, mi papá se enojó y habló con los vecinos, les dijo de lo mal que trataban al perro, que si no lo querían que mejor se los diera, entonces le dijeron que si le preocupaba tanto que se lo regalaban, pasaron el perro y desde ese día tuve un desconocido y maltratado perro.
Como no tenía nombre, mi padre le puso “Capitán Febo” en Honor del personaje que salía en la película de “El jorobado de Notre Dame”, ¿Por qué? No lo sé, posiblemente su pelaje rubio se comparaba al de aquel capitán, pero al poco tiempo por deformaciones lingüísticas de mi familia, características del perro y el cariño que le teníamos, recibió distintos nombres como, “el capi loco” o “el loco” Ya que de ser un perro muy triste y que recibía muchos golpes de sus dueños se volvió muy alegre y juguetón.
Uno de los momentos más épicos del perro fue cuando un ladrón se metió al patio de mi casa, nadie lo había visto puesto que mi casa solo dejaba dos pasillos para atravesar la parte de adelante con la trasera, el perro se encontraba dormido en su casa frente a la casa, entonces mi mamá escucho ruidos en la parte de trasera de la casa y cuando se asomó vio al hombre y grito, el perro se despertó, mis hermanos y yo salimos para ver qué pasaba y en eso sale el perro corriendo, de su casa llega a donde estaba el hombre que se acababa de levantar (estaba sentado según mi madre) y el perro se le lanzo, lo agarró del brazo, el desconocido intento quitárselo sacudiéndose el brazo y pegándole con la mano derecha, a lo que el perro no lo soltaba, salió gritando por la puerta principal y el perro lo soltó y el extraño se fue corriendo.
3 septiembre, 2013 a 6:01 PM
Victor Hugo Castro Castellón
Típico que de niños nos pasa todo
2 septiembre, 2013 a 7:26 PM
Araceli Cruz Garcia
Los recuerdos de mis compañeros fueron muy lindos, algunos tan descriptivos que pude transportarme a esos momentos cuando todos fuimos unos seres pequeños, inocentes y curiosos donde todas las travesuras que hicimos fue por las ganas de explorar un mundo que nos ofrecía (y lo sigue haciendo) muchas formas de divertirnos.
LA NOPALERA…
cuando era niña vivíamos en unos departamento color rosita (solo había dos) teníamos un patio enorme donde había rosas, una nopalera y un árbol de jacarandas… todos los veranos mi abuelo que vivia en Ensenada iba a visitarnos y se quedaba una temporada con nosotros, recuerdo todo claramente mi hermano Eduardo y yo eramos muy traviesos (aun lo somos) el tenia 3 años y yo 4 cuando mi abuelo llego de visita, mi madre no estaba en casa a si que mi abuelo aprovecho y se quedo dormido en un sillón color caqui que teníamos, de repente yo me asuste cuando vi que de su nariz salían pelitos (para mi eran patitas de cucaracha) y pensé que esa cucaracha lo podría matar le dije a mi hermano y el me creyó todo, entonces nos acercamos lentamente si hacer ruido para sacar la cucaracha de su nariz cuando le jale un pelito se despertó y nos correteo con un zapato para darnos un estate quieto por traviesos mi hermano y yo nos subimos a un arbol y mi abuelo agarro una manguera y empezó a aventarnos agua para que bajaramos, Eduardo y yo nos agarramos fuerte del árbol y mi abuelo se enfado y se volvió a ir, duramos como una hora arriba del arbolito y cuando pensamos que se había dormido bajamos de nuevo, entramos sin hacer ruido a la casa para ver que había pasado como estábamos descalzas pues no se escuchaban nuestros pasos lo vi detenidamente y vi de nuevo » las patitas de la cucaracha» busque entre las cosas de mi madre algo que me ayudara a sacar esa cosa de la nariz de mi abuelo y encontré un sacacejas (cosa que yo no sabia que era) lo meti en su nariz y le jale con todas mis fuerzas fue entonces cuando mi abuelo pego un grito que nos asusto y Eduardo y yo gritamos se puso de pie y se quitp el cinto, AHORA SI NOS CARGO EL PAYASO PENSÉ Y AGARRE A MI HERMANITO DE LA MANO PARA CORRER POR NUESTRA VIDA, mi abuelo iba atrás de nosotros corriendo diciendo hijos de su chingada madre, mi hermano se escondió abajo de una camioneta azul que estaba en el patio y yo corrí atrás de la nopalera, mi abuelo me vio y cuando yo ya me había dado por vencido mi hermanito salio debajo de la camioneta y aventó a mi abuelo sobre la nopalera , se acerco a mi me agarro de la mano y patitas para que las quiero corrimos hasta la esquina de la cuadra donde había una tiendo llamada sal si puedes y esperar que llegara mi madre y regresar a la casa para que mi abuelo nos nos hiciera ya nada, aveces pienso que nos pasamos de inocente pero fue algo muy loco y lindo.
2 septiembre, 2013 a 11:00 PM
Sandra Vargas
Muy divertida! me hizo reír bastante
2 septiembre, 2013 a 11:20 PM
Guadalupe Davalos Barcelata
que divertida tu historia, si no sufres tu y tu hermano, sufre otra persona, el caso es que hay sufrimiento jejeje …. que rudo tu hermano aventando a tu abuelo
2 septiembre, 2013 a 7:14 PM
Agustín Reyes
Mi recuerdo más lejano es cuando tenía aproximadamente cuatro años de edad con mi hermano Carlos, que aquel entonces tenía 5 años. Los dos estábamos en el patio de mi casa, es un patio con el piso de cemento y a un costado habían dos escalones de cemento que guiaban hacia la entrada de la casa, cabe mencionar que el primer escalón tenía una esquina, es decir, no se unía con pared alguna sino que parecía una caja rectangular de cemento.
Con ganas de jugar o hacer alguna actividad, decidimos jugar al costal (cuando una persona brinca adentro de un costal y necesita llegar a un punto), pero no teníamos un costal para hacerlo. Optamos por utilizar una bolsa de comida de perro, de esas bolsas grandes que parecen costales. Se nos ocurrió la grandísima idea de meternos los dos al mismo tiempo al costal, estábamos parados a casi un metro de ese escalón; yo estaba en frente y mi hermano atrás, tenía las manos por dentro y mi hermano sostenía el costal de la parte de arriba con las suyas. Dimos el primer y único salto.
Por la falta de organización o inteligencia, uno brincó antes que el otro (no se sabe quién) y a raíz de eso caímos directo al piso, mi frente pegó con la esquina del escalón, sin poder detenerme con las manos y con mi hermano atrás, fue un golpe tan fuerte que dejó una cicatriz de por vida.
Recuerdo que lloré como si no hubiera mañana, mi hermano salió del costal y me sacó, estaba bañado en sangre, mis padres salieron de la casa preocupados, mi madre (que es doctora) me revisó rápidamente allí en la escena del crimen, mi padre me cargó y puso sobre mi cama, limpiando la sangre con una toalla mojada con agua. Lo único que recuerdo es que me dijo “se te ve el cerebro” eso ocasionó que llorara aún más y pensé que iba a morir. Ya no recuero nada a partir de aquí.
2 septiembre, 2013 a 11:22 PM
Guadalupe Davalos Barcelata
jjeje definitivamente fue muy gracioso, e ingenioso a falta de costales bolsas de comida de perro
2 septiembre, 2013 a 6:59 PM
Tania Cordova Gutierréz
Recordar una actividad infantil lejana, no me resulta difícil porque recuerdo hasta la fecha muy bien que cuando tenia 3 años ocurrió lo siguiente en mi historia de vida…
Recuerdo que era un verano, uno de aquellos intensos en los cuales quieres hacer muchas cosas pero el calor es agitante. Yo estaba demasiado aburrida porque no tenia ningún hermano o hermana con quien jugar y todavía no entraba al kinder, pasaba diciéndole todo el día a mi mamá que jugara conmigo, pero en ocasiones ella tenia cosas que hacer y aunque si jugaba no podía estar las 24 horas cumpliendo mis caprichos. Un día toca a la puerta un señor y mi mamá sale a hablar con él, cuando yo fui a ver de que se trataba, mi madre me dijo: Tania como querías entrar al kinder ya, pues qué crees, te inscribí en una escuela de inglés.Yo no sabia que decir porque estaba muy chica y si no sabia leer y escribir español, mucho menos inglés.
Por fin era el día de entrar a los cursos, desde temprano mi mamá me arreglo con un vestidito de marinerito y un moñito. Mis papás me llevaron y cuando llegamos a la escuela no me quería bajar del carro y les dije: Yo no me quiero quedar aquí y no me voy a quedar, vamonos, mis papás me dijeron que me tenia que quedar en la escuela, yo les dije que ya todos estaban grandes y por eso ya sabían inglés, ellos con tal de que me quedara me dijeron que yo lo único que iba a ser eran palitos y bolitas. Pero en cuanto mis papás se fueron y entre al salón comencé a llorar y gritar como loca…Ayuda, ayuda por favor! el profesor me dijo que de que pedía ayuda si no tenia nada y yo volvía a pedir ayuda, después de un rato me sacaron del salón porque los demás no se podían concentrar y me llevaron a la dirección como el director tampoco me pudo callar, me dio una paleta y un libro de colorear, yo seguía llorando, pero comiendo paleta.
Cuando llegaron mis papás por mi, me encontraron con los ojos hinchados de tanto llorar, nunca más me volvieron a llevar y ahora de grande tengo que ir a cursos de ingles en la universidad.
2 septiembre, 2013 a 6:19 PM
Beatriz Cruz
Mi recuerdo mas lejano de la infancia
Cuando era pequeña no recuerdo que edad, pero tal vez tendría unos 4 años, mi mamá ya tenía a mi hermanito y yo no lo quería porque robaba toda la atención, lo alimentaba antes que a mi, jugaba con él y le daba mamila, lo que a mi me enojaba y le hacía berrinche para llamar su atención que mi progenitora me daba antes de su llegada.
Una tarde esperé a que ella dejará a mi hermano en la habitación dentro de su andadera, recuerdo que ella tenía puesto un pants color azul, cuando salió yo me asomé desde la entrada de la puerta para ver a dónde se iba, vi que fue al lavadero donde había un tanque de agua que solía tener una tortuga y pecesitos que sólo veía cuando mi madre me cargaba, como estaba hasta el fondo de la casa de mi abuelita, sabía que no me vería salir, tomé a mi hermano de la andadera y lo cargué, mi corazón latía muy fuerta de emoción malvada, caminé por los tendederos que tenían cobijas con mau(así les llamaba por ser suavesitas como los gatitos) pasé por debajo de ellas y de mi favorita color gris, cuando llegue a esa vi el bote de basura que estaba a un lado de la salida de la casa, éste que estaba lleno de bolsas y cosas raras, así que lo puse ahí y corrí de nuevo a la habitación, me subí a la cama y me hice la dormida; rato después mi madre entra y mi mamá comienza a buscar a mi hermano, me despierta (en realidad ya lo estaba, pero me hice mensa) me preguntó por él , me dijo que no me haría nada, pero que le dijera dónde lo puse, como niña mala no le dije, entonces mi abuelita entra a la habitación con el bodoque en brazos y le pregunta a mi mamá que andaba haciendo el niño en el bote de la basura y la respuesta de mi mamá mientras tomaba al mocoso fue “ésta chamaca traviesa”.
2 septiembre, 2013 a 11:12 PM
Alejandra K. Cobos
Me acordé que me comentaron mis padres que mi hermano no me quería y siempre me aventaba, y que me quitaba mis juguetes. Ayy esos hermanos mayores, muy mal Betty!
3 septiembre, 2013 a 2:52 PM
Sarai Zavala
Jajajaja yo tuve una experiencia similar, yo no ataque a mi me atacaron mi hermana cuando yo tenia un año jalo de mis piernitas y quería tirarme de la cama por lo mismo, celos.
3 septiembre, 2013 a 5:52 PM
Tania Cordova Gutierréz
tu historia me transporto a aquellos tiempos cuando mi hermana estaba pequeña y yo al contrario no quería ni que el viento la tocara.
3 septiembre, 2013 a 11:02 PM
Ulises Alejandro Sánchez Delgado
todos los hermanos mayores de peke nunca quisieron a sus hermanitos :3
2 septiembre, 2013 a 6:17 PM
López Sánchez, Marlene Esmeralda Grupo: 553
Cuando tenía cuatro años de edad vivía en Tlaxcala de donde es originaria mi familia. Es un pequeño pueblo que se ubica debajo del estado de Puebla. Desde chica tenia gusto por la escuela y todo lo que tena que ver con la misma. Casualmente frente a la casa de mi abuelita había una secundaria y de lunes a viernes a las dos de la tarde, hacían los honores a la bandera y dicho acto era acompañado por una banda de guerra.
Me parecía tan divertido que en cuanto escuchaba que por el micrófono los convocaban a asamblea, corría al patio de la casa de mi abuela, guardaba todos mis platitos de juguete y mis cucharitas en una lonchera y los hacía pasar por cuadernos y lápices, tomaba mi escobita, me paraba firme y me la colocaba de tal modo que yo me hacía pasar por abanderada de la escolta y seguía todo el acto a la bandera, cantaba el himno, seguía hasta las instrucciones de la sargento hasta donde mi inocencia me lo permitía, y lo hacía con tanta seriedad que hoy aun me sorprendo de ello.
Mi madre decía que ese acto mío en la infancia era uno de mis sueños o metas en la vida, hoy puedo decir que era verdad porque fui sargento-abanderada durante el 6to de primaria y continué siendo sargento los tres años de la secundaria.
2 septiembre, 2013 a 11:24 PM
Guadalupe Davalos Barcelata
No te imagino de sargento jeje pero tu muy bien consigues lo que quieres pero ya no ahaha xD mori de ria con eso
2 septiembre, 2013 a 6:14 PM
alejandrogutierrez11
El recuerdo más lejano que tengo trata de una pequeña aventura que tuve al rededor de los dos años de edad. En realidad no recuerdo si esa era la edad, el punto es que me encontraba en una andadera para aprender a caminar. En ese entonces, vivía en una casa cerca de las vías del tren, por La Mesa, en un segundo piso. Recuerdo que eran algo así como las once de la mañana en un día soleado; mi madre hacía el desayuno, unos huevos revueltos, seguramente, y mi padre se encontraba reparando un clóset para uno de los cuartos, lo vi ahí, en cuclillas atornillando una de las puertas, en verdad que se veía concentrado.
Después de pasar dos minutos de ver a mi padre intentándolo arreglar, él se paró y fue al primer piso por algo de herramienta, fue al clóset, y volvió con su actividad, fue entonces que vi mi oportunidad, había dejado la puerta abierta al piso de abajo, sólo se veía una luz brillante que salía del pasillo, así que decidí acercarme…
Caí por las escaleras como si hubiese ido de bache en bache por la calle, mi madre gritaba cuando una sobra vi en el suelo pasar rápidamete, mi papá me había saltado para caer frente a mí y sostenerme sin que me pasara nada. Volvimos al segundo piso y sólo le puso candado a la puerta…
Gutiérrez Mora Alejandro
Comunicación/Discurso Visual 553
2 septiembre, 2013 a 6:04 PM
García Martínez, Nancy.
Hace años, 16 aproximadamente cuando casi nada de la vida me importaba y uno de mis más grandes intereses era tener juguetes, mi madre planeaba enseñarme una lección de vida, aunque nunca se imaginó el impacto que esto tendría.
Todos los jueves se ponía un Mercado sobre-ruedas en la esquina de mi casa desde las 5:00 am hasta la 1:00 pm en la ciudad de Mexicali. Ese día mi mamá y yo, al salir de la primaria recorrimos el tianguis de regreso a casa como de costumbre, pero esta vez algo fue diferente pues no solo compramos verduras si no que nos detuvimos en el puesto de las mascotas y fue ahí donde conocí a Pimpollin, un pequeño pollito dorado.
Jamás pensé que tendría uno y mucho menos ese día, al dármelo mi madre me dijo que es importante tener alguien con quien compartir todo y sobre todo poder cuidar de él, como ella lo hacía conmigo, además dijo algo con respecto a responsabilidades pero no le tome importancia.
Durante varios días fui muy feliz con el pollito, me divertía todo el tiempo y el pollito parecía entender lo que le decía.
Un día mamá me obligó a bañarme, cuando lo hacía recordé la analogía de mi mamá, sobre que ella me cuidaba a mí y siempre decía que el baño era importante para mi salud, entonces concluí que Pimpollin necesitaba un baño.
Al salir de bañarme, preparé todo para bañar al pollito, una bandeja azul con agua, shampoo, enjuague y un pedazo de tela para secarlo.
El baño fue un éxito, el pollito parecía haberlo disfrutado.
Después de un rato comenzó a temblar de manera sobre exagerada así que lo coloque en su cajita y lo puse al sol para que se secara completamente y no tuviera frio.
Entre a la casa, no recuerdo porqué y solo tarde menos de 2 minutos en salir, cuando me acerco a la caja, Pimpollin no pillaba como solía hacerlo, al ver la caja solo encontré una pluma dorada, revise rápidamente pues no podía haber ido tan lejos, levanté la vista y vi al gato que solía rondar por la colonia brincando de mi techo al techo del vecino.
Descase en paz, mi bello pollito dorado.
2 septiembre, 2013 a 11:31 PM
Guadalupe Davalos Barcelata
tu pollito pobresito, fue algo muy tierno de tu parte pero muy triste jejej
3 septiembre, 2013 a 6:13 PM
Victor Hugo Castro Castellón
Jajaja!! Por eso odio a los gatos, por hambrientos
2 septiembre, 2013 a 5:51 PM
Anette Ornelas
En una ocasión cuando era pequeña no recuerdo exactamente la edad, yo creo tenía unos 6 años, cuando fuí en un un viaje familiar con mi abuela a visitar un rancho en Zacatecas, llegando al rancho mi abuela me pregunta: ¿Quieres ir al baño?, entonces dije que no, pues no tenía ganas de hacer pipi en ese momento. Llegando al rancho mis tios y abuelo, nos llevan a conocer todo el rancho, para esto casualmente en cuanto llegamos al rancho me dieron ganas de ir al baño, me aguante mientras hacíamos un recorrido por todo el área, los arboles y grandes extensiones de pasto, naranjos, incluso hasta un rio, despúes de casi una hora creo de estar aguantándome ya no podía más, recuerdo que estaba vestida con una playera roja, y el único baño que había en el rancho según mi abuela era cruzando a unos toros que estaban ahí, no se porque tenia la creencia de que el rojo los ponía furiosos, entonces con mucho miedo corrí hacía el baño, el cual no me dijeron que era una baño de pozo, literalmente era solo un pedazo de madera con un agujero, el olor era insoportable, tampoco me atreví a hacer ahí, para esto llega un tío en un pick up y corriendo sin poder aguantar mas le pido que me lleve a casa, para poder ir al baño como debía, despúes de mas de una hora ya no podía con tanto, entonces me subo al carro y nos vamos, al entrar al pueblo para llegar a casa, mi tío hace una parada, yo baje corriendo del carro para ir hacia la casa, que no quedaba tan lejos de donde estábamos, corrí y justo antes de entrar al baño, ya no era necesario entrar pues me había orinado, tenía mucha vergüenza y nervios pues llego mi abuela y mi tío en la pick up, buscándome en la casa, mi primera reacción fue aventarme un jugo de naranja en la ropa y así creyeran que por eso me había bajado corriendo, o al menos despistar el hecho de que me había hecho pipí.
3 septiembre, 2013 a 5:44 PM
Daniela Romero Reyes.
Anette, me gustó mucho tu historia y la forma en como la contaste en clase. Me hizo recodar muchas de mis visitas a un pueblito en Oaxaca, así como la incomodidad de ir a un baño de ese tipo .-.
3 septiembre, 2013 a 11:10 PM
Beatriz Cruz
hay como me reí con tu historia, me recordó las veces que de pequeña me aguanté y también tuve accidentes así.
3 septiembre, 2013 a 11:41 PM
Natalia Delgado Monroy
Somos «las mionas» jajajajaja
2 septiembre, 2013 a 5:19 PM
Sandra Vargas
Grupo 553
La anécdota infantil que conté en ek salón fue de cuando tenia cuatro o cinco años, la verdad no tengo muchos recuerdos de esa edad, pero este momento me quedo grabado. Estaba con mis hermanos en un cuarto de mi casa al cual llamábamos «el cuarto de juguetes», ahí pasabamos la mayor parte de nuestro tiempo. Mi mama estaba en la cocina y trapeaba de un lado a otro, mientras yo jugaba entretenida con mis hermanos, deje de jugar un momento y se me ocurrió la grandiosa idea de retar a mi madre, me pare en el marco de la puerta, el cual tenia una silla atravesada, ya que era la barrera que mi mamá utilizaba para que no nos pasáramos mientras ella limpiaba. Yo la observababa trapear y exclame: Mamá me voy a pasar, mi mamá de inmediato contesto: No, no te pases! Te puedes caer, yo le conteste: Si me voy a pasar. Y ella: Ya te dije que no! ahí te quedas hasta que termine. Entonces quite la silla de enfrente y me pase, apenas di tres pasos y caí de sentón al piso, aun puedo recordar el dolor, pero no solo físico si no el dolor de que sabia que me iban a regañar, asi que me solté llorando, mi mama se acercó me levantó y exclamó que ya me lo había dicho muchas veces, pero que era necia. Me dolía tanto que por un momento pensé que ya no iba poder caminar, no deje de llorar por un buen rato, mi mama me consolaba pero seguía molesta. Este recuerdo me hizo pensar dos veces antes de desobedecer a mi mamá, aunque de alguna manera seguimos discutiendo y peleando por nuestra posición.
3 septiembre, 2013 a 5:41 PM
araceli
por lo menos te levanto tu mamá la mia me hubiera dejado tirada y solo se habria acercado a decirme te lo dije
2 septiembre, 2013 a 3:17 PM
Victor Hugo Castro Castellón
Uno de los recuerdos más lejanos que tengo y completos, es de hace 17 años. Tenía entre 4 y 5 años, no iba al kínder y mis dos hermanas más ya iban a la primaria. Mi mamá solía llevarlas ya que mi papá se iba a trabajar muy temprano. Yo regularmente acompañaba a mi mamá cuando llevaba a mis hermanas a la escuela ya que era muy chico para que me dejara sólo en casa aunque fuera poco tiempo.
Un día decidió dejarme sólo mientras iba a la primaria con mis hermanas, no se habría tardado más de media hora y yo no me opuse, creí que no pasaría nada ya que esperaría acostado viendo la película de Toy Story. Mi mamá y mis hermanas se fueron, para esto, días atrás mi hermana mayor había hecho algo que me pareció muy curioso. En una de las clásicas peleas de hermanos por la televisión, yo había tomado el control remoto para sentirme amo y señor de la tele, pero mi hermana se acercó a ella y tapó el receptor de señal de la T.V., entonces el control no me servía para nada ya que la televisión no captaba su señal. Sin embargo, yo no sabía lo que había hecho, me sorprendió y quise intentarlo precisamente el día que me dejaron sólo por primera vez. Para mi mala fortuna, cuando tomé el control con una mano y tapé el receptor de la tele con la otra, presioné el botón TV/Video, yo ni siquiera me había dado cuenta de eso, sólo vi atemorizado como la pantalla cambiaba a azul y negro, entonces entré en pánico y abrí la ventana y comencé a gritarle a mi mamá que tenía poco de haberse ido. Mis gritos decían: ¡Maaaaa, se descompuso la tele, ven! Mientras lloraba. Pasó poco tiempo y mi mamá volvió después de escucharme, llegó, presionó el botón TV/Video y me llevó con ella.
4 septiembre, 2013 a 3:24 PM
SIMENTAL DE LA ROCHA ADRIANA grupo: 553 1206201
jajajaja tipico que quieras tener el control de todo, 🙂
2 septiembre, 2013 a 2:26 PM
Sarai Zavala
Mi recuerdo es a los 4 años ya que no asistí al kinder y entre de 5 a la primaria. Mi mamá no trabajaba en ese entonces pero llego el momento en el que tuvo que trabajar y fue algo muy espontaneo entonces el dilema fue que iban a hacer conmigo porque no iba a la escuela. Pues mi mamá hablo con una vecina (que me daba mucho miedo) para que me cuidara, yo le tenia pavor porque siempre escuchaba que regañaba a sus hijas y yo creía que me regañaría a mi, mi mamá me dio un sermón de que ella era buena sin embargo no me sentia segura.
Llega el día en el que me tienen que cuidar y recuerdo que mi mamá me había dado lonche un sandwich de mermelada con crema de maní y una lechita de chocolate, iba el transcurso del día y todo marchaba bien, hasta que llego el momento en el que comenzó a regañar a una de sus hijas y el miedo llego a mi, la casa era de dos pisos así que en el momento que ella subió no recuerdo para que, yo salí corriendo de su casa con la carriola y una muñeca que era mi favorita y me los había llevado par tener un recuerdo de casa. Corriendo por el estacionamiento de la privada yo tenia un objetivo que era el de llegar a la casa de una amiga vecina y decirle que si me podía cuidar su mama pero al momento de correr en dirección a su casa pude darme cuenta de que no estaba el carro entonces sabia que ya no había mas remedio y tenia que detenerme, para esto la pobre vecina estaba corriendo atrás de mi desesperada y con miedo de que no me fuera atropellar un carro. Finalmente me atrapo y creo que llore más de lo esperado y cuando mi mamá llego a casa y paso por mi yo muy asustada le dije que me había regañado por eso había huido (mentiras piadosas). Pero finalmente confesé y le dije que ya no quería que me cuidara y así fue jo jo jo.
2 septiembre, 2013 a 1:51 PM
Tolentino Sebastian, Victor Manuel
Cuando leí de lo que se trataba el ejercicio supe que se me complicaría, ya que mis recuerdos no son muy lejanos, pero tengo uno que es el que escribiré. Cuando somos niños la mayoría tenemos un mejor amigo, este era mi vecino, con el cual crecí, solo soy un año mas grande que el, tenia cinco y el cuatro. La diferencia de tamaños era nula escasos tres centímetros, por que esto, por que cuando eramos pequeños solíamos jugar en la calle a que eramos pokemons, esto sobre el concreto de la calle, que esta dividido en cuadros, solíamos hacer los sonidos que pikachu, charmander, etc. hacían en la caricatura. Al principio solo el juego consistía en sacarnos del cuadro a base de empujones. Una vez por asares del destino, mi familia saco un colchón a tirar, se nos ocurrió ponerla como escenario de pelea, pero en ese instante empezamos a jugar mas rudo, no solo empujones, si no también golpes, y patadas, todo esto mientras saltábamos. Bueno, mientras jugábamos, saltábamos, y nos golpeábamos, le di un golpe a mi amigo en la nariz, resulta que se la quebré y el sangrerio se hizo presente, yo empece a llorar, pues me sentía la persona mas miserable del mundo, ¿quien le saca sangre de la nariz a su mejor amigo? mi amigo tratándome de controlar decía que no pasaba nada, y yo preocupado por el, y pensando en los regaños de nuestros padres, todo quedo ahí, solo nos pidieron no jugar tan brusco. Bueno ese es el recuerdo mas lejano.
2 septiembre, 2013 a 1:32 PM
Iván Rogelio Rosales Rocha
Mi recuerdo infantil más lejano fue cuando estaba yo y mi papá caminando por la Comercial Mexicana, yo estaba tomando un Nesquik, seguía a mi papá pero me detuvo un guardia, comencé hablándole a mi papá para que volteara e hiciera algo, pero como no hacía caso tuve que gritar desesperadamente, entonces el volteó y habló con el guardia, le explicó que siempre tomo Nesquik dentro de la comercial y que lo pagamos en la caja, me dejó ir pero nos estuvo siguiendo. Mi papá se molestó y le dejó 10 pesos en el suelo, y le dijo que los agarrara y se fuera a comerse unos tacos, el guardia no hizo más que discutir hasta que llegó mi mamá y pagamos el mandado, aun con el guardia cerca le preguntó al cajero que si siempre pagábamos el Nesquik aunque fuera el puro envase, a lo que contestó que sí, el guardia se tranquilizó y se disculpó, y después de eso nos retiramos.
2 septiembre, 2013 a 1:27 PM
Javier Leija Meza
Fue un 5 de agosto de 1998, un día donde cumplí mis primeros 5 años de vida, ese día ya todo estaba casi listo, mi mamá ya solo estaba preparando la comida y el pastel, yo estaba muy entusiasmado y nervioso, recuerdo que me levante desde las 6 de la mañana con muchas ganas de que llegara a tarde y comenzara mi fiesta. Mis hermanas que tenían 14 y 9 años en ese tiempo estaban afuera en el patio, arreglándolo, acomodando las mesas y poniendo los globos en diferentes secciones del patio.
Yo ya no sabía qué hacer, estaba muy desesperado al estar imaginando lo que tendrían mis papás de regalo y todos mis invitados, llego el momento en el que mi mamá me dijo que me calmara y que me fuera a bañar, en ese momento el tiempo parecía correr más lento aun, cuando salí del baño me preocupe un poco, ya que me asome por la ventana del cuarto y vi que el cielo se estaba poniendo nublado pero no le tome demasiada importancia, al terminar de ponerme el pantalón, los calzones y los calcetines, mi ama me ayudo a ponerme las botas, la camisa, el chaleco y el sombrero, ya que mi cumpleaños seria de Toy Story y ese día me vestiría de Woody, al ya estar listo con mi vestimenta, salí al patio y estaba comenzando a chispear, ese fue un momento muy duro para mi, de repente la felicidad que sentía se convirtió en tristeza y preocupación, con solo de pensar de que empezara a llover de verdad y mi fiesta se cancelara y no podría disfrutar de todos los regalos que me darían.
Después de eso lo único que pensé en hacer fue correr a la sala de mi casa, me arrodille frente a un cuadro de Jesús que tenía mi ama y comencé a rezar recuerdo perfectamente que le pedí que por favor parara la lluvia, que estuve esperando ese día durante todo el año y que si hacia eso por mí, me iba a portar muy bien y no iba a hacer enojar tanto a mi mamá. Con algunas lagrimas en los ojos seguí pidiéndole lo mismo alrededor de 5 minutos, después de eso solo me pare, regrese al patio y me senté en una silla que estaba en el porche mirando el clima, me dieron ganas de ir al baño y cuando regrese, ya se asomaba un pedazo de sol, en ese momento me comencé a poner feliz de nuevo, se llegaron las 3 de la tarde y era la hora para que iniciara mi fiesta, después de unos 10 minutos el cielo volvió a estar despejado y con un excelente sol, brinque de felicidad, me pegue en las piernas, ya que era un nervio que tenía cuando era chico, ya que siempre he sido muy nervioso, después de 20 minutos comenzaron a llegar los invitados y comenzaría oficialmente mi fiesta #5.
Recuerdo que a la mañana siguiente me desperté muy feliz para comenzar a jugar con todo lo que me regalaron, fue un excelente cumpleaños y Salí al patio, mire al cielo y comencé a decirle a diosito que muchas gracias por lo que me había cumplido, que todo había sido maravilloso y que se lo agradecería durante toda mi vida, y creo que se lo sigo agradeciendo, ya que es un recuerdo que aun no olvido y me trae mucha nostalgia de mi infancia y lo feliz que fui en esos tiempos.
2 septiembre, 2013 a 11:33 PM
Guadalupe Davalos Barcelata
Tu fiesta todo un éxito… jeje fue muy graciosa pero que bueno que no se arruino
2 septiembre, 2013 a 1:03 PM
Enrique Rivera
Acababan de pavimentar la calle. De niño mi padre me había comprado una patineta, era colo rojo, cada día la usaba con mucho cuidad, pues me daba miedo. Siempre me deslizaba en pie sobre ella, pero la mayoría de las veces lo hacía sentado. Esto, en la calle donde vivía. Siempre me aventaba desde la mitad de la calle.
Un día, mi primo Joab y yo nos deslizábamos en la patineta varias veces, él una vez y yo en el siguiente turno. Después decidimos aventarnos los dos juntos en la patineta. Yo enfrente y él atrás. Bajabamos la calle más rápido opr el peso que generabamos los dos sobre la patineta, y siempre frenabamos bajando los pies.
En un momento después vimos una camioenta bajar al final de la calle, se estacionó a mitad de la misma. Vimos la camioneta estacionada y decidimos aventarnos una vez más. Pero esta vez, fuimos al principio de la calle, o sea, a lo más alto.
Nos sentamos, yo enfrente, él detrás.»Una, dos, tres!» Contamos y subimos los pies a la patineta. Nos empezamos a deslizar poco a poco, a la mitad de la calle, mi abuela salió de la casa, mira la camioneta abajo y en media calle y ella miró que la camioneta iba a moverse, en eso nos gritó con desesperación. «Cuidado con la camioneta!!» En eso nosotros no bajamos los pies para frenar, giramos hacia la casa de nuestro abuelo Chencho, que estaba casi al finalizar la calle, tiene el suelo de pura tierra y ahí guardaba su pick up vieja y roja.
Al girar nosotros alcance a ver la camioneta, miré la avertura que hay entre el suelo y la defensa de fierro de la pick up, que es de unos 60-70 cm.
No ibamos ha alcanzar a frenar, en un instante le dije a mi primo que se agachara, que chocaríamos, el me dijo que no y yo se lo volví a decir. El, terco, me dijo que no. Y en un instante antes de chocar con la defensa del pick up, me agaché y quedé debajo de la camioneta, raspandome la rodilla izquierda, y un momento pequeñísimo después de mi,escuché un golpe hueco y seco. Salí de abajo de la pick up y miré a mi primo llorando sobándose la cabeza. Me le acerqué y le dije «Te dije que te agacharas», él siguió llorando. Mi abuela y mi tía fueron a vernos, cargaron a mi primo hasta la casa de mi abuela y le pusieron hielo, al final obtuvo un chichón muy grande y morado.
Al final de todo esto, nos dimos cuenta que la camioneta no se iba a mover, lo que hiso que nos sucediera esto fue la histeria de nuestra abuela.
2 septiembre, 2013 a 8:41 AM
Alan Gonzalez Paredes
Recuerdo cierta ocasión, cuando tenia 4 o 5 años de edad, mi madre estaba dormida en su cuarto y bueno, como era de esperarse, al ser un niño tenia mucha energía e imaginación que gastar. Recuerdo que influenciado por las caricaturas, mas específicamente donde a partir de aparatos electrodomésticos o juguetes construyen maquinas del tiempo y armas poderosas, hice uso de mi imaginación para hacer lo mismo, entonces agarre varios aparatos como un walkman, un radio grande de cassetes y un carrito de control remoto y los destruí muy silenciosamente para empezar hacer uso de mi ingenio y crear inventos. Recuerdo que tarde como 3 horas mezclando cables e intentando hacer embonar engranes cuando se despierta mi madre y al mirarme inmediatamente me grito para reclamarme por lo que había hecho. como era de esperarse no tardo mucho en darme mi correctivo, un mar de lagrimas estaba a punto de comenzar pero sin duda, fue un momento muy marcado que me quedo, donde me puse a analizar mucho los aparatos que observaba para crear algún invento fallido, pero que de alguna manera ayudo al desarrollo de mi imaginación en ingenio.
2 septiembre, 2013 a 7:52 AM
Víctor Castro Flores
Tengo algunos recuerdos pero no me los sé muy bien, así que el más lejano que recuerdo es el día en que una tía (llamada Leonor) se casó. Yo tenía 4 años, es decir fue en 1997, yo había sido elegido para ser colero, así que tenía que estar pues mejor arreglado y puntual. El problema vino en que mi mamá y algunas hermanas de ella todavía no se encontraban listas. Una tía (Antolina) si y entonces para llegar temprano pues me fui con ella, el problema es que ella no era de aquí y no conocía muy bien las calles. No recuerdo por donde agarró, pero sí sé que dio vueltas y vueltas para llegar a la iglesia. Recuerdo bien que se encontraba por el Blvr. Díaz Ordaz un poco metido a la colonia y que pasamos por un yunque, tambien recuerdo que íbamos en una Blazer Negra que le gustaba mucho a mi tía.
El chiste es que pues llegamos tarde a la boda, es más, llegaron primero mi mama y otras tías que yo y pues no fui colero. Después de la boda recuerdo que pasamos por algo que no recuerdo bien pero como un Cinemark, pero por la zona del Soler y que yo sepa no había uno. Ya después llegamos a Santa Fe cuando eran puras lomas y estaba todo solo.
2 septiembre, 2013 a 8:04 PM
Víctor Castro Flores
Discurso Visual 553
2 septiembre, 2013 a 11:35 PM
Guadalupe Davalos Barcelata
colero jejeje ….
1 septiembre, 2013 a 10:57 PM
joel Velázquez
mi recuerdo mas antiguo es de los 4 años cuando fui a casa de mis primos recuerdo que iba de mal humor porque no me dejaron ver mis caricaturas para ir a casa de mis tíos, me queje todo el camino y mi papa decía te vas a divertir con tus primos y yo ellos no son divertidos, total llegamos a la casa de mis tíos saludo a mi familia, recuerdo como me chocaba saludar a toda mi familia, sigo de malas hasta que mi tío me da un plato lleno de carne, me dice algo como para que se te baje ese genio que traes, y efectivamente me lo como y se me va pasando el genio, sigo y me meto a la casa donde y me voy al cuarto de mis primos con mi plato de carne entro y veo que están jugando algo, en la tele veo estos carritos correr en la tele con unos monitos, le pregunto a mi primo que que juegan y el me dice mario kart, que es eso, mi primo me dice muchas palabras que no recuerdo yo solo me quedo viendo la tele como se mueven los monitos, lo llamo supernintendo y lo único que podía pensar es quiero jugar, pues si ahí estuve todo el día jugando, cuando mis papas vinieron a decirme que ya era hora de irnos, no me quería ir y me obligaron y me fui todo enojado, ese fue el día que conocí los videojuegos
2 septiembre, 2013 a 11:35 PM
Guadalupe Davalos Barcelata
y no querias ir, de lo que te pudiste perder
1 septiembre, 2013 a 10:45 PM
Ulises Alejandro Sánchez Delgado
Hace tiempo, por ahí del año 1999 tenía como 5 años, me encontraba en el DF y recuerdo que estaba a una o dos semanas de llegar la navidad, y como todo niño estaba sin hacer nada más que viendo televisión, ahí cerca solo estaba un tío del cual yo era su ahijado y vimos un comercial en la televisión donde anunciaban un precioso carro de bomberos, así con sus puertas que se abrían, su manguerita, su escalera enorme y obviamente los bomberos, además de que las luces prendían y se oía la sirena, al momento de que se terminó el comercial, me levante y comencé a hacer el ruido de la sirena y ahí andaba corriendo por toda la casa, fui corriendo a mi cuarto, me puse un suéter que tenía botones, simulando que era mi chaqueta de bomberos, me puse una gorra, la cual era mi casco y salí al patio con mi tío detrás de mí, de pronto agarro la manguera y en eso solo veo que mi tío le cierra a la llave de paso, abrí la llave normal y nada mas no salía nada, así que la deje ahí y salgo corriendo disque haciendo la sirena del camión y así dure todo el día.
Ya llegada la navidad me regalan un paquete enorme (enorme en ese entonces para mi) era de parte de mi tío, y sin dudarlo que rompo envoltura y veo que mi regalo era ese gran camión, contentísimo no sabía ni como abrirlo, así que mi tío se acerca, me ayuda a abrirlo y a ponerle las pilas, me dice que botones apretar y todo. Cuando por fin lo pone en el suelo y me lo da, solo recuerdo que apreté la sirena, comenzó a sonar y lo empuje tan duro que se estampo contra la pared, mi tío no sé si enojado, lo recoge y de ahí no volví a verlo.
Me vine para Tijuana y pasaron 10 años entre idas y venidas y un día voy al pueblo de San Agustín en Hidalgo, pueblo donde nació mi abuelita, ahí tengo un tío más chico que yo por dos años, pero que en ese entonces no se encontraba, así que salí a su cochera para andar un rato en su bicicleta y mientras la buscaba, me encuentro con un camión de bomberos y se me viene a la mente el flashback de mi camión y por alguna razón sentí que ese era el mío, no le hice nada solo lo deje ahí.
Cuando regresamos al DF, le comente de lo sucedido a mi prima, me dijo “si, era tuyo, pero se lo dieron a Luis hace como 5 años”
3 septiembre, 2013 a 11:00 PM
Beatriz Cruz
awww haha me recordó que a mi tambien me solían quitar las barbies porque era bien destructiva, creo que protegieron a tu jueguete de un destino malo xp
1 septiembre, 2013 a 9:48 PM
Diana Chaidez
Mi Recuerdo De La Infancia
Cuando Tenía alrededor de 6 años yo tuve una experiencia muy extraña referente a la educación Vivía en Culiacán, Sinaloa con mi papá y mi hermano mayor, tenía el una año más que yo, ambos tomábamos clases en la casa, porque la colonia en la que vivíamos estaba pasando por una época muy peligrosa en base a narcotráfico y esas cosas que suelen suceder en Sinaloa, se llama Las Quintas si no mal recuerdo, el caso es que la tutora que tenía una licenciatura supongo, para enseñar, llegaba como a eso de las 12 del día, mi papa le abría la puerta y ella entraba al estudio, y ahí estaba esperándonos a mí y a mi hermano, que pues no nos quedaba de otra y entrabamos rápido, se cerraba la puerta y comenzaba la clase, algo extraña porque no usaba pizarrón, solo nos hablaba de todo lo que sabía, una clase algo filosófica porque siempre salíamos con dudas, una clase a mi parecer más densa de lo habitual para unos niños de primaria, anotábamos datos específicos, nos preguntaba sobre la vida, historia, era muy amigable la señora, tenía aspecto muy jovial, aun así a mi hermano le caía muy mal, no nos dejaba ir al baño, así que ya se imaginarán que cosas pudieron ocurrir, siempre pensamos que a mi papá le gustaba ella, pero nunca ocurrió nada así que creo que no, se iba a las 2 de la tarde, lo recuerdo muy bien porque e la pared había un reloj muy grande, ya que se iba nos íbamos a jugar al jardín.
2 septiembre, 2013 a 11:14 PM
Eva Yuanhy Velazquez Rivera
Me dio mucha risa cuando contaste que pensabas que a tu papá le gustaba
1 septiembre, 2013 a 9:04 PM
Diana Ríos
Soy una persona que no suele recordar muchas cosas de su infancia, solo recuerdo algunos detalles y cosas repentinas, pero son pocos los recuerdos que permanecen intactos y los guardo en mi mente como si los acabara de vivir, uno de ellos y uno de los que más me marcó, fue una travesura muy peligrosa que pudo haberme costado incluso la vida.
Antes de comenzar con la historia, me parece bueno contextualizar lo sucedido, yo vivía en la ciudad de México, en un unos departamentos, el mío estaba en el segundo piso y abajo vivía una amiga de mi mamá y la señora que nos rentaba el departamento, yo tenía aproximadamente 5 o 6 años (según yo recuerdo). Un día por alguna razón me quedé sola en casa, mi hermano estaba en la escuela y mi mamá en el trabajo, pero me dejó encargada con su amiga, y la señora de vez en cuando iba y se asomaba para ver si estaba bien o necesitaba algo, pero hubo un momento en el que yo encontré unos cerillos y me propuse calentar alguna cosa en la estufa, pero antes de eso, seguí viendo la televisión con la caja de cerillos en la mano, entonces saqué uno y lo prendí, me le quedé viendo y me gustó mucho como es que se veía el fuego, justo cuando el cerillo estaba por terminarse y comenzaba a quemarme los dedos, lo agité para que se apagara y lo aventé para no seguirme quemando, entonces me levanté y fui hacia la cocina, vi la estufa y pensé en que si mi mamá descubría que había usado los cerillos se iba a molestar, entonces los dejé en la mesa y olvidé la idea de calentar algo en la estufa, en eso me entretuve en alguna cosa y cuando volví al cuarto para seguir viendo la televisión, me di cuenta que de la cabecera de la cama estaba saliendo humo, me asusté y fui por un vaso con agua, cuando regresé la flama estaba aún más grande y visible, entonces me asusté y en mi inocente estupidez decidí echarle algunos vasos de agua y cuando creí que estaba apagado el fuego, salí al patio a barrer polvo para que no se dieran cuenta los vecinos de que estaba saliendo humo de mi casa, pero obviamente esto fue en vano, se dieron cuenta, controlaron el pequeño incendio y me acusaron con mi mamá.
1 septiembre, 2013 a 5:16 PM
Elienai Obed Gomez Contreras
el recuerdo mas lejano que tengo de mi infancia es aquel en el que convencí a mi hermano menor de que saltáramos desde el techo de la casa en que vivíamos aquel entonces para que pudiéramos volar. yo apenas tenia cuatro años y mi hermano estaba por cumplir los tres. acabábamos de ver las caricaturas de la televisión y yo le dije a mi hermano que nos subiéramos al techo para poder volar, la idea no le agrado mucho a mi hermano ya que yo era el único que tenia una playera de Batman con capa incluida, yo le dije que no se preocupara por ello, que yo le podía hacer una con una toalla amarrada al cuello, acepto de inmediato lleno de emoción e inmediatamente salimos al patio en busca de la escalera para poder subirnos al techo. una vez posicionada la escalera la comenzamos a subir juntos, en eso un grito ensordecedor se escucho a lo lejos, era la vecina alertando a mi madre de lo que tratábamos de hacer. mi madre salio despavorida en busca de nosotros y nos pregunto que es lo que intentábamos hacer. yo le dije lo que creía y ella en lugar de llamarnos la atención nos llevo al puente que cruza el rió Tijuana, a lo que nos dijo: ahora si intenten volar, a mi hermano le dio pavor y desde entonces le tiene cierto miedo a las alturas y a mi no me asusto pero obviamente no lo intente. ella le comento a mi padre lo que intente hacer junto con mi hermano, el me dijo que yo tenia que cuidar a mi hermano menor de hacer cosas tan arriesgadas y le corto la capa a mi playera.
2 septiembre, 2013 a 11:13 PM
Eva Yuanhy Velazquez Rivera
Me encanta la reacción de tu mamá y ahora entiendo porque siempre dices «mi hermanito» y lo cuidas tanto
3 septiembre, 2013 a 6:16 PM
Victor Hugo Castro Castellón
just can be heroes, just for one day… jaja
1 septiembre, 2013 a 3:43 PM
Luis Alberto Fonseca Rosab
Cuando era muy pequeño en mi familia acostumbraban a viajar mucho, rentaban camionetas grandes y en otras ocasiones nos íbamos en un microbús que tenían mis tíos. En uno de los muchos viajes se reunió una gran cantidad de familiares llenando casi por completo aquel transporte público que ese día sería sólo para nuestro uso. Vagamente recuerdo que el camino estaba destinado rumbo al estado de Hidalgo; hoy en día conozco casi por completo aquella entidad por lo que tratando de construir mis recuerdos el sitio al que llegamos se encuentra en el camino que hay entre Pachuca y la refinería de Tula. Cabe señalar que el lugar de partida sería desde la delegación Tláhuac al sur de la Ciudad de México.
La idea del viaje, me parece, era llegar hasta un lago en el cual nos bañaríamos y disfrutaríamos el sitio todo el día. Estaba emocionado durante el trayecto y ya una vez que salimos del Distrito Federal me preguntaba qué pensaría la gente de ver un microbús saliendo de la ciudad y a la vez me daba risa pues muchos de ellos hacían la parada al camión siendo que aquella no era su ruta ni estaba en servicio.
Al llegar al sitio que se alejaba mucho de lo que me habían prometido se podía observar en el paisaje grandes extensiones de “nada” en donde ya ni siquiera había carretera más que un caminito marcado sobre la tierra. Recuerdo que los arboles eran muy escasos y el calor muy intenso. El caminito ya no se notaba y el microbús comenzaba a subir por una colina hasta que no pudo más. Bajamos del camión y caminamos hacia lo más alto de aquella colina ya que una tía aseguraba que detrás estaba el oasis prometido.
La sorpresa para todos, o mejor dicho ya algo esperado fue ver que detrás de la colina había solamente un gran hoyo en forma de cráter, sin agua, sin árboles, sin nadie. Resignados no nos quedó de otra más que volver con nuestros honores, sedientos, sudorosos y cansados.
1 septiembre, 2013 a 3:32 PM
Eva Yuanhy Velazquez Rivera
Tenía alrededor de 2 o 3 años, vivíamos en una casa de madera por el fraccionamiento Reforma, las calles no estaban pavimentadas y la gente de los alrededores acostumbraba tener corrales de gallinas y muchos perros en su casa. Por esa zona hacía mucho calor, en especial ese día. Mi papá llegó a la casa con una gran panel azul, yo no entendía porque pero me dijeron que tomara mis cosas y las subiera a la camioneta. Mi mamá estaba muy feliz. Comenzaron a desmantelar la casa, todos los muebles, ropa y juguetes los fueron introduciendo a la panel y a una pick up que Mario, un vecino, nos prestó. Como el carro venía lleno, me fui dentro gran mueble de madera sin cajones, sin embargo, me cambié de lugar y con el talón de mi zapato rompí el cristal de una de las puertas del trastero. Era un mueble que mis papás acababan de comprar; era muy grande y de madera fina, con grandes ventanas con grabados artesanales de flores y vectores curvos, ahora estaba roto, yo lo rompí. Por suerte, no me corté ni me regañaron, aun así me puse a llorar. Ese día nos cambiamos de casa, dejamos de vivir en Reforma para comenzar una nueva vida en Playas de Tijuana. Hasta la fecha, cuando bajo a la cocina, nunca puedo evitar voltear a ver el trastero y reírme por el vidrio con grabado floral faltante de una de sus puertas.
1 septiembre, 2013 a 3:05 PM
Luis Alberto Fonseca
*Esta publicación es mía pero no sabia que tenia que iniciarse sesión y como utilicé la computadora de una compañera cuando la publique apareció el nombre de ella.
Cuando era muy pequeño en mi familia acostumbraban a viajar mucho, rentaban camionetas grandes y en otras ocasiones nos íbamos en un microbús que tenían mis tíos. En uno de los muchos viajes se reunió una gran cantidad de familiares llenando casi por completo aquel transporte público que ese día sería sólo para nuestro uso. Vagamente recuerdo que el camino estaba destinado rumbo al estado de Hidalgo; hoy en día conozco casi por completo aquella entidad por lo que tratando de construir mis recuerdos el sitio al que llegamos se encuentra en el camino que hay entre Pachuca y la refinería de Tula. Cabe señalar que el lugar de partida sería desde la delegación Tláhuac al sur de la Ciudad de México.
La idea del viaje, me parece, era llegar hasta un lago en el cual nos bañaríamos y disfrutaríamos el sitio todo el día. Estaba emocionado durante el trayecto y ya una vez que salimos del Distrito Federal me preguntaba qué pensaría la gente de ver un microbús saliendo de la ciudad y a la vez me daba risa pues muchos de ellos hacían la parada al camión siendo que aquella no era su ruta ni estaba en servicio.
Al llegar al sitio que se alejaba mucho de lo que me habían prometido se podía observar en el paisaje grandes extensiones de “nada” en donde ya ni siquiera había carretera más que un caminito marcado sobre la tierra. Recuerdo que los arboles eran muy escasos y el calor muy intenso. El caminito ya no se notaba y el microbús comenzaba a subir por una colina hasta que no pudo más. Bajamos del camión y caminamos hacia lo más alto de aquella colina ya que una tía aseguraba que detrás estaba el oasis prometido.
La sorpresa para todos, o mejor dicho ya algo esperado fue ver que detrás de la colina había solamente un gran hoyo en forma de cráter, sin agua, sin árboles, sin nadie. Resignados no nos quedó de otra más que volver con nuestros honores, sedientos, sudorosos y cansados.
2 septiembre, 2013 a 11:11 PM
Eva Yuanhy Velazquez Rivera
Me encanta tu recuerdo, de hecho me gusta mucho cuando me platicas las cosas que te pasaron en tu infancia, como vivimos en contextos muy distintos nuestras aventuras, lógicamente, fueron diferentes y por lo tanto, disfruto de escucharlas.
PD: creo que si se había publicado a la primera el mensaje y lo repetimos en distintas ocasiones 😦
1 septiembre, 2013 a 2:59 PM
Eva Yuanhy Velazquez
Cuando era muy pequeño en mi familia acostumbraban a viajar mucho, rentaban camionetas grandes y en otras ocasiones nos íbamos en un microbús que tenían mis tíos. En uno de los muchos viajes se reunió una gran cantidad de familiares llenando casi por completo aquel transporte público que ese día sería sólo para nuestro uso. Vagamente recuerdo que el camino estaba destinado rumbo al estado de Hidalgo; hoy en día conozco casi por completo aquella entidad por lo que tratando de construir mis recuerdos el sitio al que llegamos se encuentra en el camino que hay entre Pachuca y la refinería de Tula. Cabe señalar que el lugar de partida sería desde la delegación Tláhuac al sur de la Ciudad de México.
La idea del viaje, me parece, era llegar hasta un lago en el cual nos bañaríamos y disfrutaríamos el sitio todo el día. Estaba emocionado durante el trayecto y ya una vez que salimos del Distrito Federal me preguntaba qué pensaría la gente de ver un microbús saliendo de la ciudad y a la vez me daba risa pues muchos de ellos hacían la parada al camión siendo que aquella no era su ruta ni estaba en servicio.
Al llegar al sitio que se alejaba mucho de lo que me habían prometido se podía observar en el paisaje grandes extensiones de “nada” en donde ya ni siquiera había carretera más que un caminito marcado sobre la tierra. Recuerdo que los arboles eran muy escasos y el calor muy intenso. El caminito ya no se notaba y el microbús comenzaba a subir por una colina hasta que no pudo más. Bajamos del camión y caminamos hacia lo más alto de aquella colina ya que una tía aseguraba que detrás estaba el oasis prometido.
La sorpresa para todos, o mejor dicho ya algo esperado fue ver que detrás de la colina había solamente un gran hoyo en forma de cráter, sin agua, sin árboles, sin nadie. Resignados no nos quedó de otra más que volver con nuestros honores, sedientos, sudorosos y cansados.
1 septiembre, 2013 a 10:40 AM
Eva Yuanhy Velazquez
Tenía alrededor de 2 o 3 años, vivíamos en una casa de madera por el fraccionamiento Reforma, las calles no estaban pavimentadas y la gente de los alrededores acostumbraba tener corrales de gallinas y muchos perros en su casa. Por esa zona hacía mucho calor, en especial ese día. Mi papá llegó a la casa con una gran panel azul, yo no entendía porque pero me dijeron que tomara mis cosas y las subiera a la camioneta. Mi mamá estaba muy feliz. Comenzaron a desmantelar la casa, todos los muebles, ropa y juguetes los fueron introduciendo a la panel y a una pick up que Mario, un vecino, nos prestó. Como el carro venía lleno, me fui dentro gran mueble de madera sin cajones, sin embargo, me cambié de lugar y con el talón de mi zapato rompí el cristal de una de las puertas del trastero. Era un mueble que mis papás acababan de comprar; era muy grande y de madera fina, con grandes ventanas con grabados artesanales de flores y vectores curvos, ahora estaba roto, yo lo rompí. Por suerte, no me corté ni me regañaron, aun así me puse a llorar. Ese día nos cambiamos de casa, dejamos de vivir en Reforma para comenzar una nueva vida en Playas de Tijuana. Hasta la fecha, cuando bajo a la cocina, nunca puedo evitar voltear a ver el trastero y reírme por el vidrio con grabado floral faltante de una de sus puertas.
30 agosto, 2013 a 8:54 AM
Patsy E. Barajas Calderon
Tratando de recordar y hacer memoria cosa que para mí la verdad es muy difícil el recuerdo más lejano que tengo es de cuando tenía unos 5 años aproximadamente, recuerdo que era medio día o quizás poco antes del medio día estaba en la playa la brisa era fresca pero el sol estaba muy intenso en esa playa también estaba un riachuelo en el cual me encontraba yo junto a mi padre estábamos jugando a los tiburones me encantaba ese juego, mi madre estaba sentada en la orilla preparando tiritas de pescado creo que desde entonces son mis favoritas, el asunto es que recuerdo perfectamente como ese rio y la playa se unían en una siempre me gustaba jugar ahí con mi papá, la arena era blanca y súper finita además de que el agua estaba muy fresa perfecta para el calor lo mejor de todo era cuando mi papa me subía en sus hombros y me metía al mar me sentía una gigante y no es para menos el medía 2 metros. Recuerdo que íbamos a esa playa cada fin de semana estaba a unos 20 min de mi casa, también me acuerdo que esa fue la última vez que fui.
3 septiembre, 2013 a 2:55 PM
Sarai Zavala
Uno de los recuerdos más claros que tengo de mi niñez también es del mar, y haber escuchado tu historia me trajo recuerdos.
15 febrero, 2013 a 12:00 AM
Norma Olivera Ramos
Escuchando a mis compañeros de clase recordé un día nublado en cual yo me levanté con muchas ganas de jugar, tenía como cuatro años porque aún no iba al Kínder y era de esos días en los que me la pasaba jugando sin importar el tiempo.
Recuerdo que salí al patio a jugar con mi bicicleta y se me ocurrió subir a mis peluches conmigo, llevaba uno de cada brazo y como todavía no sabía andar en ella, la iba empujando con los pies, para ello las lluvias de aquel año habían derrumbado el patio de mí casa, por lo que había un enorme hoyo en lugar de patio con un pedazo de cerco colgando, pero eso a mí no me importo, yo sólo quería jugar, así que empecé a avanzar en la bicicleta con todo y mis pasajeros a bordo, cuando de repente perdí el equilibro y me fui de lado, no sé qué pensaba, pero en lugar de meter las manos para agarrarme de algo, nunca solté los peluches así que caí por el barranco quede toda llena de lodo, pero nunca solté a mis peluches por suerte la bicicleta no cayó sobre mí ya que había quedado atorada en una parte de lo que quedaba del cerco del patio o más bien barranco, recuerdo que no me dolía nada, ni tampoco sangre sólo estaba un poco asustaba, en cuestión de minutos salió mi mamá la cual sólo me regaño y creo que eso me dolio más que el golpe.
1 septiembre, 2013 a 11:31 AM
tania
Que experiencia, lo bueno que de todo se aprende 🙂
14 febrero, 2013 a 12:33 AM
Olivera Ramos Norma
Eh tratado de recordar acerca del recuerdo más antiguo de mi infancia y esto me remonto a cuando tenía aproximadamente como cuatro años, era un día soleado de esos donde no hay ninguna nube en el cielo, yo me encontraba con mis padres y mi hermana caminando en el parque, recuerdo que mi papá me llevaba tomada de la mano izquierda mientras yo tomaba con la mano derecha a Lorena mi hermana menor de aquel entonces, a ella y a mí nos solían vestir de manera similar así que ese día no fue la excepción, ambas traíamos puesto una blusa y short blanco con morado.
Mi papá era muy consentidor siempre nos compraba chucherías mientras mi madre renegaba que lo hiciera, así que mientras caminábamos nos compro un algodón de azúcar, el mío era de color azul y de Lorena era rosa y recuerdo que el algodón traía un billete de 500 pesos, yo me sentía millonaria con ese billete.
Posteriormente nos sentamos en una de las bancas del parque, las cuales recuerdo todas blancas y ahí nos quedamos un momento a descansar después de ahí ya no recuerdo que sucedió, sin embargo siempre viene a mí mente ese recuerdo de la tarde en el parque quizá porque era muy confortable el estar con mis padres, pero hay algo curioso es que sólo recuerdo estar con mi hermana menor, pero no recuerdo que estuvieran mis hermanos mayores.
14 febrero, 2013 a 10:06 PM
Berenice Marin
me hizo recordar esos días cuando íbamos de niños al parque mi mama siempre nos llevaba comida «sana» jamas nos dejaba comer dulces, pero era divertido ir al parque los juegos etc
15 febrero, 2013 a 6:15 PM
evelin
esque alo mejor ellos estaban en la escuela y apenas iban por ellos
1 septiembre, 2013 a 11:15 PM
Ulises Alejandro Sánchez Delgado
clasico el vestir a todos los hijos con la misma ropa! XD
2 septiembre, 2013 a 6:22 PM
López Sánchez, Marlene Esmeralda Grupo: 553
Creo que solo recuerdas a tu hermana porque compartías demasiadas cosas iguales con ella c:, es muy reconfortante recordar los momentos más remotos con los padres porque son de los más memorables.
13 febrero, 2013 a 11:36 PM
Francisco Flores Malacón
De mi infancia tengo muchos recuerdos, sólo que ninguno es lo suficientemente claro para contarlo con muchos detalles, pero ahorita se me vino uno a mi mente que es una de las cosas que más recuerdo. Estaba en un paseo de la primaria, no recuerdo en qué lugar pero sí sé que era un rancho, por el rancho corría un río con muy poca agua pero suficiente para entretener a la mayoría de los que fuimos a ese paseo, había padres de familia, profesores y alumnos. Estábamos reunidos por grupos, cada quien hacia lo que quería, pero todos estábamos haciendo lo mismo, bañándonos en el río. Íbamos caminando dentro del río cuando miramos una súper bajada un poco fea pero perfecta para aventarse en la bicicleta, éramos unos 8 compañeros los que andábamos juntos, tomamos la decisión de ir por nuestras bicis para aventarnos por la bajada. Ya cuando estábamos ahí nadie quería ir primero, por lo que yo tomé la iniciativa, antes de platicar qué pasó voy a describir mi bicicleta, era una bici 20, color negra con detalles rojos, no recuerdo que fuera de alguna marca de bicicletas reconocida, los cuernos ya estaban un poco flojos, los podía mover hacia adelante o hacia atrás, pero lo que era realmente característico de esos cuernos era que no tenía manubrios, es decir que era puro fierro peló. Esos son todo los detalles que recuerdo de mi bici, bueno, estaba en que me armé de valor y dije que yo iba primero, me aventé y comencé a bajar rápidamente, en verdad fue toda una hazaña, sabía que iba a ser el único en hacerlo y, tuve razón, fui el único porque justo casi cuando terminaba la bajada muy cerca de la orilla del río, salí volando hacia enfrente, me fui dando maromas hasta caer dentro del río, me levanté en menos de un segundo agarrándome el pecho y gritando entre llantos.. no se rían, no se rían.. como les platicaba antes de subirnos a las bicis nos bañábamos en el río por lo que yo andaba sin camisa, también si recuerdan mi bici no tenía manubrios, lo que pasó es que la orilla del cuerno (donde va el manubrio) se me enterró en el pecho porque se me torció el cuerno, entonces me hizo una raspada bastante grande que nunca voy a olvidar, mis amigos tampoco olvidan esa caída y menos esa escena en que me paré diciéndoles que no se rían.
14 febrero, 2013 a 2:37 PM
Janet Zamarripa
Por andar de aventurero lo que te pasó, lo más probable es que ese recuerdo ha quedado en la memoria de varios de tus compañeros, aunque posiblemente tu recuerdo no sólo traiga imágenes sino también sensaciones, sobre todo de dolor corporal.
15 febrero, 2013 a 10:33 AM
Jesus Nuñez
Imposible no reirse de algo asi pero no te preocupes, hay un dios y tambien existe el karma.
1 septiembre, 2013 a 11:17 PM
Ulises Alejandro Sánchez Delgado
jajaja al igual que tus amigos, yo tampoco me lanzo!
13 febrero, 2013 a 10:45 PM
Evelin Judith Ruvalcaba Del Aguila
bueno un recuerdo muy lejano que tengo cuando estaba pequeña es cuando yo tenía como 6 años y estaba de vacaciones, mi padre a nosotros mis hermanos y yo no nos pegaba cuando nos portábamos mal, siempre nos castigaba y hablaba con nosotros, entonces un día la comadre de mi mama se enfermó y llego la ambulancia por ella y como yo era muy apegada a mi mamá pues no quería que se fuera yo no sabía muy bien la gravedad del asunto pues era muy pequeña así que cuando mi mama salió corriendo y se subió a la ambulancia pues yo comencé a gritar que quería a mi mama yo quiero a mi mama quiero a mi mama mi padre salió corriendo de tras de mi me metió a la casa y me di una nalgada fuertisisismamente así que ni siquiera grite corrí a tomar una cobija y me tape con ella llore en silenciosamente y ahí me quede en mi camita al día siguiente hable con mi mama y le dije que no quería ver a mi papa que ya no lo quería por haberme pegado así que me llevaba con la vecina hasta que llegara y me decía cuando el reloj este así con la manecilla de las 2:00 pm vendrá tu hermano por ti o te subes pues así dure como dos semanas sin hablarle para nada ni lo volteaba haber hasta que un día llego mi hermano como a las 1:30 y me dijo ya llego mi mama que te subas, voltie haber el reloj y le dije no porque todavía no está en el dos el reloj, no ha llegado mi mama, que si me dijo y la vecina nada más se rio entonces me subí a la casa con mi hermano y cuando abro la puerta mi papa estaba agachado con una papayita pequeña para mí y me pidió una disculpa yo la verdad pues no me agrado mucho la papayita me dio risa lo mire y me dice que no te gusto la papayita pequeña como tu jajajajajaja nos reímos y me llevo a la tienda creo que nunca he durado tanto sin hablarle a alguien pero me dolió mucho que me hubiera pegado ahora de grande entiendo la desesperación de mi padre en ese momento lo amo y me arrepiento de haber sido tan orgullosa.
16 febrero, 2013 a 10:04 PM
Beatriz Gómez
Me acorde de las veces que mi mamá me llevaba a la tiendita y me compraba un montón de dulces 😛 y también cuando me enojaba con mis papás pero nunca podía durar tanto tiempo sin hablarles.
17 febrero, 2013 a 2:16 AM
Sarai Ramirez Brin
Me hizo acordarme de cuando me enojaba con mis papas y te cobtentabas super facil con cualquier cosa, o se te olvidaba muy rapido !
17 febrero, 2013 a 12:23 PM
Denniss González
Fue muy gracioso escuchar que te enojaste tanto con tu papá, y no por lo que contaste al principio sino por la papayita que te llevó
2 septiembre, 2013 a 6:25 PM
López Sánchez, Marlene Esmeralda Grupo: 553
Creo que tu padre fue muy paciente contigo y a pesar de que te pego debes reconocer que respeto tu postura por dos semanas sobre no querer verlo y hablar con el c: , muchos padres no respetan las posturas de sus hijos cuando estos son aún muy chicos.
13 febrero, 2013 a 9:31 PM
Beatriz Gómez
El recuerdo más antiguo que me llega a la mente es un poco traumatizante y por eso supongo que es el que más presente tengo siempre. Cuando tenía como 4 o 5 años con mis papás estaba viendo una película, estábamos acostados en la cama, yo en la orilla de lado derecho al lado estaba mi mamá y después mi papá, la película era la del Rey León y era la primera vez que la veía. Todo iba muy bien hasta la parte en que matan a Mufasa y Simba, su hijo, se acerca a él y le habla para que reaccione pero Mufasa ya estaba muerto. Al verla casi lloraba pero recordé que mi mamá estaba a mi lado y no quería que me viera llorar así que solo me hice bolita y me recargue en su hombro. Ver esa escena ocasiono que ya no disfrutara de lo que restaba de la película, fue la primera experiencia que tuve sobre la muerte, yo no sabía qué era eso y verlo me desconcertó porque no entendía que le había pasado y a donde se había ido, la verdad no recuerdo cómo fue que entendí lo que significaba la muerte pero esa película me traumo durante gran parte de mi infancia, a decir verdad no he vuelto a ver la película completa desde aquella vez, cuando me la encuentro en la televisión solo me gusta ver la última parte.
15 febrero, 2013 a 10:37 AM
Valeria Acosta Rivera
JAJAJA suele pasar cuando uno esta niño esperamos un final feliz y cuando se nos pone otra cosa nos trauma como en mi caso. Ahora el miedo a una ¨peli¨ ya me da mas risa.
15 febrero, 2013 a 6:54 PM
evelin
si de echo yo si llore con esa pelicula me encanta hakuna matata hahahaha
15 febrero, 2013 a 6:55 PM
evelin
yo llore con esa pelicula nme encanta
17 febrero, 2013 a 12:24 PM
Denniss González
Tendrás que superar tu trauma y la vermos.
1 septiembre, 2013 a 10:30 PM
joel Velázquez
mufasa no te mueras todos sufrimos en ese momento
1 septiembre, 2013 a 11:19 PM
Ulises Alejandro Sánchez Delgado
te comprendo… esas imgenes son traumantes… jaja
13 febrero, 2013 a 8:48 PM
Felipe Salas Gallegos
El recuerdo mas fuerte que tengo de mi niñez es sin duda el de mi motito “bigwheel” probablemente tenia 5 años, no se si era muy pobre o de verdad me gustaba mucho jugar y pasearme única y exclusivamente en ella, era lo que mas me gustaba y no la compartía jamas con mis hermanos.
Recuerdo que un día salí en ella a pasearme al patio, no se por cuanto tiempo estuve jugando pero después de un rato se lleno toda de tierra y mi mama no me dejaba meterla a la casa, solo me dijo que si la lavaba si me iba a dejar pero antes me iba a dar unas cosas.
Se fue por un rato y cuando regreso me dio una esponja y una cubeta con agua, me dispuse a lavarla, pero como sabia que me iba a tardar mucho yo quería usar la manguera, lo malo era que al no saber como se abría le pedí a mi mama (que en ese momento se encontraba hablando por teléfono) que la abriera y le señalaba la manguera y me ignoraba y me seguía ignorando, en ese momento no pensé en las consecuencias solamente lo hice por impulso ni siquiera por maldad, me salí al patio y agarre la esponja que estaba empapada con el agua de la cubeta, me regrese con mi mama y se la aventé en la cara, me pareció muy gracioso comencé a reírme sin parar pero luego mire la cara de mi mama que estaba muy enojada y me persiguió por toda la sala.
Este es otro momento muy vivo en mi memoria, jamas se me olvida que corrí alrededor de una mesa con mi mama enojada corriendo tras de mi y solo me decía que de todas maneras me iba alcanzar y me iba a pegar mas fuerte así que mejor me quede parado para que me alcanzara (en ese momento ya se había pasado mi risa) me pego en la mano pero eso fue todo, fingí que me había dolido, me dijo que estaba castigado y le iba a decir a mi papa. Me fui a mi cama a llorar . . . bueno en realidad solo fingia que lloraba.
Felipe Salas Gallegos
551
15 febrero, 2013 a 10:36 AM
Jesus Nuñez
– creo que tuviste suerte que tu mama no te agarrara a chanclasos o peor que tomara el cinturon ..
15 febrero, 2013 a 7:02 PM
Roberto Gomez
buena anécdota la de lanzarle la esponja a tu mamá y salir con vida jeje
16 febrero, 2013 a 5:10 PM
Adilene Lucero Heredia Garibay
Esta definitivamente esta entre las ganadoras, de mis favoritas 🙂
17 febrero, 2013 a 10:38 PM
Yohana Denisse Lara Alvarez
Fue de las anécdotas mas graciosas que escuche, yo no me hubiera atrevido a aventarle la esponja a mi madre, jaja.
13 febrero, 2013 a 8:47 PM
Iris Susana Huizar López
Cuando era niña y tenía 3 o 4 años de edad realice varias travesuras, estas son mi recuerdo infantil más lejano, una de ellas es, que mi papá tenía la posibilidad de cuidarme en la panadería donde aun trabaja , todos en el lugar me cuidaban y jugaban conmigo, pero un día quise ver que había en un tambo, me acerque, coloque una cubeta que me dio la posibilidad de subirme a una mesa que me dio la oportunidad de ver que había en el tambo, bueno al ver hacia lo profundo , me caigo adentro del tambo y entonces mi papá se da cuenta y logra sacarme. Todas las personas comienzas a reírse por verme llena de harina, ya que era lo que el tambo contenía. Otra travesura de mi infancia y el recuerdo más perverso fue un día mi mamá me vistió con un vestido azul claro y tomando agua moje el vestido, entonces llore por qué no me gustaba verme sucia, pero mi abuelo se enojo y me dio dos nalgadas y me encerró en un cuarto, a los pocos minutos veo un cuatro chico de la Virgen de Guadalupe y aun enojada lo arroje al piso, el cuatro se quebró y todos se dieron cuenta y me regañaron, después de ese momento me encargue de desaparecer todas las imágenes de la virgen que la familia pudiera tener y desde entonces nadie tiene una.
14 febrero, 2013 a 10:12 PM
Berenice Marin
en mi casa también teníamos la imagen de un santo no se cual, pero siempre le tuve miedo… cuando nos cambiamos de casa lo dejamos ahí
15 febrero, 2013 a 7:03 PM
evelin
como que te da miedo si ella es quien te cuida amiga hahah grinch te voy a decir ahora hahah
17 febrero, 2013 a 12:25 PM
Denniss González
Que bueno que lo contaste así ya no te llevaré a mi casa
13 febrero, 2013 a 8:23 PM
Berenice Marin
Es un recuerdo muy especial, es de los pocos que tengo cuando tenía 4 años, y comienza así: mi mamá me viste medias calcetas blancas y un vestido claro, luego me unta crema en la cara y en los brazos, me peino y me puso en el cabello un moño grande de prendedor que nunca me gustaron, esperamos a que mi papá se arreglara salimos y nos subimos al carro mis dos hermanos, los papás de mi papá.
Nosotros vivimos en la obrera fuimos a la colonia Guadalajara por mis abuelitos maternos quien no ubique este lugar queda pegada a las faldas del canal 12. Cuando llegamos mi mama se bajo del carro y fue avisarles que ya estábamos ahí, tardo un rato luego bajaron por el callejón de servicio mi mama adelante mi abuelita Lupe que la recuerdo muy bien con su pelo negro ondulado recogido un trajecito café de blusa y pantalón caminando, es el único recuerdo que tengo de ella donde está de pie, detrás de ellas venia mi abuelito Carlos con una camisa polo color azul cielo. El reto fue acomodarnos todos en el carro de mi papá, mi hermana Jeannette, mi mama y yo nos fuimos adelante mi hermano Rubén se fue atrás con todos mis abuelitos.
Siguiente parada el estudio de fotografía, afortunadamente nos atendieron rápido y amable las personas del lugar yo andaba feliz jugando con los cables de las luces, me gustaron los bancos que tenían para sentarse, tomaron fotos de mis papas juntos, mis hermanos con ellos, los siete: los nietos los papas y dos abuelos, y la favorita de todos hasta ahora mis cuatro abuelitos mis dos papas y los tres hermanos, es el recuerdo más viejo que tengo, el único donde esta toda mi familia reunida, sin duda fue una buena idea de mi madre esto.
El recuerdo lo tengo muy bien presente aparte de ver las fotos cada vez que voy a visitar a mi abuelo Carlos.
14 febrero, 2013 a 9:05 PM
Alicia Baltazar
cuando escuche tu historia acerca de tu abuelita, me hiciste recordar a mi abuelo, mi tata, porque yo no recuerdo estar con el en vida pero me acuerdo el día que fue su velorio y mis primas y yo que teníamos la misma edad más o menos 3 años nos agarramos de las manos y nos acercamos al ataúd y es como recuerdo a mi tata, también recuerdo su funeral que me gusto muchísimo porque él era jefe de bomberos y recuerdo que lo llevaron en una bombera y que le hicieron un pequeño desfile hasta llegar a un lugar muy grande en donde le rindieron honores. no mencione este recuerdo porque me volvió a la mente cuando estabas hablando.. pero si ese es mi recuerdo de mi tata
13 febrero, 2013 a 8:14 PM
Denniss González
El recuerdo más lejano que tengo de mi infancia es cuando tenía aproximadamente cuatro años. Mi mamá no me podía cuidar porque trabajaba entonces me dejaba en la casa de a lado que era donde vivía mi tía, pero como ella tenía una hija de la misma edad no me trataba muy bien porque siempre peleábamos por los juguetes, ya que yo no estaba acostumbrada a compartir porque no tenía hermanos.
Entonces ese día recuerdo que era la hora de la comida, y como no me había portado bien supuestamente pues me llevaron al patio, castigada hacía mucho sol debió ser verano, así que para divertirme un poco me ponía a platicar con las plantas y jugaba con ellas.
Después de un rato vi que había una caja parecía abandonada porque estaba llena de tierra, particularmente me llamaban mucho la atención los anillos que mi mamá usaba, para mi sorpresa cuando abrí esa caja había herramientas; entre martillos y pinzas al final encontré unas tuercas me parecieron tan bonitas como unos anillos.
Así que, decidí ponerme una, estaba muy contenta con mi nuevo “anillo”, me estaba divirtiendo bastante pero ya no podía quitármelo y comenzaba a molestarme, cuando mi tía se decidió a meterme a la casa para comer porque el castigo había terminado fue peor, se dio cuenta de que tenía una tuerca en el dedo trató de sacármela y no pudo, comenzó a gritarme y decirme que me arrancarían el dedo.
Por lo que empecé a llorar mucho y estaba muy asustada, ella no dejaba de gritarme y mi tío se burlaba de mí, al poco tiempo llegó mi mamá y me puso jabón para que resbalara la tuerca y comenzaba a jalarla, me dolió mucho pero por fin logró sacarla y me después me regañó.
Hasta la fecha recuerdo mucho esa anécdota aunque me siguen encantando los anillos tanto que colecciono pero no me vuelvo a poner una tuerca en mi dedo.
González Denniss.
14 febrero, 2013 a 11:18 PM
Valeria Acosta Rivera
Con tu recuerdo recordé una pintura de flores que tenia mi mama hace mucho, es lo primero que se me vino a la mente esa imagen, buena historia.
15 febrero, 2013 a 12:02 AM
Norma Olivera Ramos
Me acorde cuando me cuidaba mí madrina la cual era bien regañona,a mí hermana menor y ami nos daba miedo jajaj
16 febrero, 2013 a 5:12 PM
Adilene Lucero Heredia Garibay
Entre tu dedo morado casi azul y tu amistad con las plantas me sacarón una sonrisota.
17 febrero, 2013 a 12:26 PM
Denniss González
jajaja lo bueno que ya tengo anillos reales y amigos
13 febrero, 2013 a 8:05 PM
brenda valenzuela
Mi recuerdo mas lejano es cuando tenía 6 años, mi hermano menor y yo nos llevamos por 3 años de diferencia, así que eramos muy unidos y traviesos, lo que mas nos gustaba hacer era agarrar el maquillaje de mi mamá y nos pintábamos como ella jajaja, mi hermano siempre le gustaba andar en ropa interior así que el se pintaba todo el cuerpo, mis hermanas las grandes nos tomaron fotos y creo que todavía existen. otra de las cosas que nos gustaba hacer era comer la tierra mojada y lamer una pared de yeso, primero la mojábamos y luego la lambíamos, en fin los recuerdos de mi infancia siempre son con mi hermano, ya que andábamos juntos para todos lados haciendo travesuras.
un recuerdo triste fue cuando lo atropellaron el tenía 5 años, recuerdo que yo estaba muy asustada y que mi papá salio corriendo a cargarlo mi mamá se desmayó y todos los vecinos salieron ha ayudarnos, lo bueno es que no le paso nada solo un golpe en la pierna, pero fue un momento muy difícil para mi ya que me tocó ver cuando lo atropellaron y recuerdo que no dejaba de llorar.
16 febrero, 2013 a 1:29 AM
Pablo Alejandro Arroyo Ibarra
me agrada porque me hace recordar mis aventuras con mis hermanos, me gusta el olor a la tierra mojada asi que eso tambien fue factor para mi respuesta, como reflexion creo que hay que vivir cada momento como si fuera el ultimo.
17 febrero, 2013 a 10:40 PM
Yohana Denisse Lara Alvarez
No te preocupes , yo cuando tenia 1 mordía con mis dos dientes la orilla de yeso de la ventana que quedaba a mi altura jaja.
1 septiembre, 2013 a 11:20 PM
Ulises Alejandro Sánchez Delgado
«lamer una pared de yeso»
jaja algun dia lo hare… 😀
13 febrero, 2013 a 8:01 PM
Gritzel Garcia
El recuerdo mas lejano es de una salida al bañeario de las albercas el briseño yo tenia aproximadamente entre 3 o 4 años, usaba un traje de baño color verde con blanco ese dia hubo un evento no recuerdo de que era pero se realizaron concursos de bailes,para esto pidieron mujeres del publico para concursar y mis papas me subieron al escenario creo yo es la primera vez que me subia a uno y me paraba frente a muchas personas, recuerdo que desde que empezo la musica la gente me aplaudia y mis papas reian no se si se reian de mi o les gustaba mi baile jaja pero bueno digamos que les gustaba porque hace un momento acavo de preguntar y dice mi mama que gane el concurso pues me aplaudieron mas que a las muchachas que estaban concursando que momentos tan bonitos, que recuerdos!! de verdad no cabe duda que desde chicos sabemos que es lo que nos gusta y de grandes hay veces que lo olvidamos aunque no es mi caso el baile sigue siendo lo mio jejeje 🙂
13 febrero, 2013 a 7:50 PM
Pablo Alejandro Arroyo Ibarra
Por no hacer caso.
Mi recuerdo de la infancia, me transporta a cuando yo tenía cinco años de edad, recuerdo que era un día soleado y en mi casa se encontraban unos trabajadores, ya que se estaba ampliando un cuarto en la parte de atrás, mi padre es ingeniero civil y por tal motivo yo conocía a los albañiles, yo me encontraba jugando con algunos juguetes y en ese momento paso mi padre por el cuarto en el que estaba jugando dirigiéndose a la cocina, escuche que abrió la puerta del refrigerador y escuche que mi madre menciono “les vas a dar cerveza si están trabajando, ¿Por qué no les das un jugo mejor?” a lo que mi padre no contesto y lo próximo que se escucho fue un grito de “Pablo Alejandro ven por favor”, llévale estas cervezas a los albañiles allá atrás, pero salte por la puerta de enfrente porque hay mucho tiradero atrás, nomas te vas con cuidado porque están trapeando enfrente, a lo cual yo no preste mucha atención y salí corriendo en cuanto abrí la puerta…lo único que puedo recordar es ver a una persona trapeando y mi vista empezó a elevarse yo me estaba resbalando cuando baje un escalón al patio, este estaba mojado como menciono mi papá y para mi ese momento se paró el tiempo y de pronto sentí un golpe muy fuerte en la parte trasera de mi cabeza, al mismo tiempo se escucho un tronar; esto fue porque me había golpeado con el filo del escalón para entrar a mi casa, empecé a llorar y mis padres salieron a auxiliarme, se que me llevaron al carro y que mi madre decía que estaba sangrando muchísimo, después se me empezó a nublar la vista y lo único que recuerdo es al doctor cosiendo la herida .
14 febrero, 2013 a 9:14 PM
Alicia Baltazar
no te preocupes quien no tiene suturas no tuvo infancia, jajaja me acorde de cuando a mi me cosieron y las 20 000 veces que a mi hermano también jaja
14 febrero, 2013 a 9:57 PM
Berenice Marin
me recuerda todas la veces que me abrí la cabeza, antes de los cinco años fueron como unas tres veces, claro todas fueron accidentes y ninguna culpa mía 😉
17 febrero, 2013 a 2:17 AM
Sarai Ramirez Brin
Huy yo no tengo suturas , pero no salia del suelo !
17 febrero, 2013 a 10:43 PM
Yohana Denisse Lara Alvarez
Pobresito, ya me imagino el dolor de cabeza .
13 febrero, 2013 a 7:43 PM
Selene Haro
Cuando tenía más o menos unos tres años recuerdo que era una época en la que solía ver mucho a unos dos primos y una prima un par de años más grandes que yo. Sin importar quien visitara a quien nos gustaba mucho jugar (las escondidas, las traes…) a mi en especial porque en aquel entonces era hija única por lo que el convivir con otros niños era algo que no pasaba muy seguido. En uno de esos días de juego a mis primos y prima les pareció buena idea jugar a las escondidas pero dentro de la casa en lugar del patio, a pesar de que jugar en la casa era algo que teníamos prohibido. No encontrábamos lugares para escondernos entonces decidimos sólo ponernos a bobear en lo que se nos ocurría algo. De todos los lugares que pudimos haber elegido para bobear todos decidimos quedarnos el cuarto de la tía Leoni ¡Lo que era peor que romper todas las reglas que teníamos! (La tía Leoni es de las tías más estrictas en mi familia), al escuchar pasos que venían directo hacia nuestra ubicación todos entramos en pánico; comenzamos a correr por todos lados buscando ahora sí un escondite, y al ya no poder más con el pánico decidimos salir lo más rápido que se pudiese. Mis primos salieron primero, mi prima después y yo… pues hasta el final, mi prima sin importar que yo siguiera adentro (porque ella sabía que estar sola en ese lugar me daba miedo) decidió cerrar la puerta lo más fuerte que pudo (era una niña pasada de peso y fuerte muy fuerte, creo que su fuerza era proporcional) no estoy segura de cómo, pero al cerrarse la puerta alcanzó mi labio inferior y lo reventó. Llegó mi tía Leoni, mi mamá y dos tías más para ver lo que había pasado, me tomaron en brazos, yo estaba llorando, mi mamá limpió mi sangre y después de ver mi sangre un rato me dormí sosteniendo el hielo que mi mamá puso sobre mi labio después de limpiarme. Cuando desperté en mi casa pensé que había sido un sueño hasta que sentí mi labio lastimado.
15 febrero, 2013 a 10:31 AM
Valeria Acosta Rivera
Que sangrienta tu historia, recorde las veces que me pasaba algún accidente de los cuales fueron varios y de las veces que me sucedía eso y de saber el regaño que me darían prefería no decir nada.
13 febrero, 2013 a 7:41 PM
Yesenia Payán
Me es muy difícil identificar el primer recuerdo de mi infancia, ya que son muy vagos y no sé identificar el tiempo en que ocurrieron, mis memorias comienzan a partir de los cinco años durante el kínder, toda esa etapa la recuerdo muy bien pero antes de eso solo tengo episodios cortos y uno de ellos es el siguiente:
Entré junto a mi madre a la sala de una casa, ahí estaba lleno de personas que no conocía, recuerdo saber que eran familiares pero no reconocía sus rostros, era de noche, había sillones, una alfombra peludita y una mesa en centro de vidrio con una base de metal negra, a mi me gustaba mucho bailar, mi madre solía hacerme vestidos muy provocativos y exóticos, creo que para ella yo era una especie de muñeca que adornada a su antojo pero no había problema con eso porque a mí me gustaba ser el centro de atención. Como en todas las reuniones familiares yo siempre bailaba y esa noche alguien creo mi padre o unos tíos pidieron que hiciera mi show, así que decidí complacerlos, como había personas que no conocía y no tenían el gusto de conocer mi trabajo, me propuse dar un espectáculo mejor que los anteriores, me subí a la mesa de vidrio, recuerdo mover la cintura y los brazos con tanta energía que no me importaba el cansancio físico quería impresionarlos, pero a los pocos minutos ese entusiasmo me jugo una trampa cuando dando una vuelta me resbale y caí de la mesa pegándome en la barbilla, lo primero que sentí fue el dolor en los tientes por el impacto, así como la vibración y dolor en la cabeza, recuerdo también que al momento de caer, mi mirada se dirigía hacia una mujer que estaba sentada al frente, vi su expresión antes y después de mi caída, su rostro hiso una mueca de dolor en el momento que miró el golpe, en ese justo instante los aplausos que iban sincronizados con la música se cesaron y antes de que alguien me levanto del piso, yo no sentía dolor pero comencé a llorar no por el dolor sino porque no pude terminar bien mi espectáculo. Lo siguiente que recuerdo es estar recostada en una silla de un consultorio médico, sobre mi cabeza una lámpara encandilándome, un doctor y una enfermera que me ponían algo en el mentón, el dolor era muy fuerte, pero estaba tranquila.
14 febrero, 2013 a 9:07 PM
Alicia Baltazar
jaja si creo que es típico que los padres pongan a bailar a las hijas.. me paso
15 febrero, 2013 a 10:25 AM
Felipe Salas Gallegos
Deberías retomar tu carrera, considéralo.
16 febrero, 2013 a 5:13 PM
Adilene Lucero Heredia Garibay
Que ese trauma no te detenga a bailar se ha dicho 🙂
13 febrero, 2013 a 6:53 PM
Cinthya Itzel González Robles
Recuerdo cuando yo tenía alrededor de 4-5 años y vivía en Obregón Sonora. Solía jugar mucho con un vecinito que vivía frente a mi casa, en su casa había un enorme árbol del cual nos encantaba treparnos pero había veces en que solo preferíamos quedarnos a jugar canicas en ese piso de cemento tan duro y lleno de tierra. Por una extraña razón, él y yo nos llevábamos muy bien y siempre estábamos juntos, hasta que un día la ¨carrilla¨ por parte de mis vecinos y mis propias hermanas de 11 años no pudo esperar más. Pues en una de esas ocasiones en las que él y yo nos encontrábamos jugando, mis hermanas y los demás vecinos hicieron un complot para hacer que ambos nos diéramos un beso, a los dos nos llevaron a la casa de otra vecina (amiga de mis hermanas) y nos dijeron que nos diéramos un besito, nuestra primera reacción fue de sorpresa porque ninguno de los dos imagino lo que nos dirían, después nos dijeron que para que no nos diera vergüenza hacerlo ellos nos iban a esperar dentro de la casa, así que todos se metieron rápidamente a la casa de la vecina y nos dejaron a los dos sentados afuera. Al principio ninguno de los dos sabía que hacer, pero si estábamos seguros de que ninguno quería un beso, así que le dije que contáramos hasta tres y saliéramos corriendo cada quien para su casa, nuestro plan había salido casi perfecto, pues yo si había logrado entrar a mi casa, pero a él lo alcanzaron así que mis hermanas fueron por mí. Regresamos al lugar y volvieron a decirnos que ellos no nos verían pero que querían que nos diéramos un ¨besito¨, volvieron entrar a la casa y yo voltee a ver esa puerta tipo mosquitera de aluminio en color negro para ver si estaban ahí, y efectivamente se lograban ver sus cabezas asomándose para ver lo que pasaba. Finalmente los dos nos dimos por vencidos porque sabíamos que no nos dejarían en paz hasta hacer lo que ellos querían, nos dimos rápidamente un ¨beso de piquito¨ y en ese mismo instante todos salieron gritando de emoción.
13 febrero, 2013 a 6:53 PM
Palomera Perla
Recuerdo
Fue en septiembre del 94 cuando fui por primera vez al kínder recuerdo que a mí me agradaba la idea porque yo miraba que mis hermanos iban a la escuela y yo por ser la más chica siempre me quedaba en mi casa sola y enojada por qué no tenia con quien jugar Nintendo (Mario Bross) o mejor dicho quien pasara los niveles que yo no podía.
Bueno ese primer día me levante súper temprano y desperté a mi mamá, ella me arreglo y yo estaba súper emocionada por que iba a estrenar mi uniforme el cual me encantaba (era un jumper blanco y el mandil era azul con blanco y tenia encaje alrededor) cuando se llegó la hora de peinarme mi mamá me chantajeo con que si no me dejaba peinar no me llevaría a ningún lado ,a mi no me gustaba que me peinara por que tenía el cabello super largo y chino y siempre me jalaba y yo creía que lo hacia apropósito pero para mi no tenia otra opción o no se haría lo que yo quería.
De camino al kínder yo iba brincando muy emocionada recuerdo que pase por la escuela de mis hermanos y le dije a mi mamá que mi escuela estaba mejor, cuando llegamos le di un beso y le dije que luego nos mirábamos, ella me dijo que iría por mí en unas horas a lo que yo asentí, en eso escuche a un niño que dio un grito muy fuerte para que su mamá no lo dejara y a tirones y jalones lo arrastro hasta su silla, yo no entendía por qué gritaba tanto si el salón estaba súper bonito e íbamos a hacer muchas cosas (a mi me maravillaba la idea de jugar con las pinturas) intente hablarle pero él no me hizo caso y siguió llorando, nunca más le volví a hablar y él, todos los días del resto del año siguió llorando y yo nunca lo entendí.
15 febrero, 2013 a 10:21 AM
Jesus Nuñez
Que mal pero ya sabes que los hombres no deben de llorar .. pero que te pasa si yo no soy un hombre soy un NIÑO..
16 febrero, 2013 a 9:53 PM
Beatriz Gómez
hahaha yo también me acuerdo de los niños que lloraban cuando los dejaban en el kinder y yo siempre iba feliz 🙂
13 febrero, 2013 a 6:52 PM
janetzam123
A mi mente vienen varias momentos que viví de niña: mi abuelo y su agradable presencia, las discusiones constantes de mis padres, la casa siempre llena de familiares y amigos de mis hermanos y yo oculta detrás de la ventada del cuarto principal, observando de lejos a quien inocentemente decía amar. A mis escasos 3-4 años vivía enamorada del vecino de enfrente: un niño de aproximadamente 10 años, vaquero hasta los huesos, con cabello largo, sombrero y botas, y una enorme verruga negra en una de sus mejillas. No tengo idea de por qué me gustaba, pero resultaba interesante ver como en vez de cerco, su casa tenía cajas que contenían gallos y gallinas que cacaraqueaban todo el día.
Para atraer su atención pedí que me comprarán una blusa blanca que va al hombro, como las que te piden en los bailables de la escuela para representar a la famosa ¨adelita¨, según yo combinaba con la ropa de él. A pesar de mis intentos, al final nunca le hable. Me di cuenta que no me gustaba tanto. Ya han pasado bastantes años y aquella inocente historia de ¨amor vaquero¨ personalmente forma parte de un bonito recuerdo. Pero lamentablemente el flanco perfecto para burlarse en los convivios familiares.
15 febrero, 2013 a 7:09 PM
Roberto Gomez
alguna vez también llegue a amar a mi vecina en mi infancia
aun recuerdo su nombre jeje
13 febrero, 2013 a 6:12 PM
Sarai Ramirez Brin
Uno de los recuerdos mas lejanos que tengo de mi infancia, fue cuando tenia mas o menos tres años, lo reforde por que tiene que ver connunos dulces que comi eñ dia de hoy, recuerdo que ese dia me desperte muy temprano y al bajar las escaleras vi que mi papa estaba de visita en mi casa, cuando lo vi le pregunte que tenia ahi, una bolsa en sus manos, mendijo son unos dulcesitos para alrrato , pero no te los comas todos. Le puse mi cara de concencimiento y le pedi que me diera uno en ese momento, se miraban tan bonitos llenos de colores, y me dijo bueno pero solo uno, entonces nos sentamos en el sillon de la casa, y me dejo escoger el color que quisiera, recuerdo que hasta susurrabamos al hablar , no se si por que era muy temprano o por que mi mama se enojaria si me veia comiendo dulces tan temprano, cuando acabe con el dulce le estire la mano para que me diera mas y se nego, creo que la cara de convencimiento no funciono otra vez por que cerro la bolsa y la puso encima del refrigerador para que no pudiera alcanzarla, me dijo alrrato se los pides a tu mama, me dio un beso y se fue.
17 febrero, 2013 a 10:43 PM
Yohana Denisse Lara Alvarez
Y desde entonces te encantan los dulces ! 🙂
13 febrero, 2013 a 6:11 PM
Gómez Álvarez Roberto
El recuerdo más lejano de mi infancia es de hace más de 18 años, cuando vivía en la ciudad de México. La casa de mis papas estaba en una colonia llamada «los reyes la paz», recuerdo que la casa era de dos pisos y de color azul, y que todos los niños que vivíamos en esa calle asistíamos al mismo kínder, aun tengo vagos recuerdos de ellos. Solíamos jugar en la calle, no era muy amplia y justo enfrente vivía mi abuela paterna.
Todos los niños, incluido mis primos que vivían con mi abuela, jugábamos todos en la calle, incluso con los niños que eran un poco más grandes (ellos casi no nos hablaban), recuerdo que en una ocasión le dieron un pelotazo muy fuerte en la cabeza a un amigo y lo descalabraron, pero no lo llevaron al doctor, ahí mismo su mama lo regaño y luego le puso algo en la cabeza, no recuerdo que era pero recuerdo que no era una venda.
Justo enfrente de donde jugábamos vivía una señora que tenía una tiendita dentro de su casa, solíamos llamarle “la abuela”, todos comprábamos ahí dulces y sodas, pero había otra tienda que estaba 3 casas hacia el lado derecho de la casa de mi abuela donde jugábamos «maquinitas», eso fue hace ya mucho tiempo pero aun puedo recordar varias cosas de la zona.
Lo último que dije a mis amigos antes de venir a Tijuana fue «en un año regreso» y ya pasaron muchos años y no he regresado y quién sabe si lo haga, vendieron esa casa cuando nos mudamos a Tijuana, igual he perdido contacto con todos mis amigos de ahí así que no creo encontrar a ninguno si regresara o que me recuerden a mi o yo a ellos.
14 febrero, 2013 a 1:00 AM
Violeta Díaz
Hisiste que se me vinieran a la mente los momentos que vivi cuando estaba en el df, me sentí identificada con tu recuerdo por que al parecer soliamos tener desde la convivencia que se tiene con los vecinos, la forma en que nos entreteniamos e incluso la clasica tiendita que siempre tienes cerca.
15 febrero, 2013 a 10:35 AM
Alicia Baltazar
cuando dijiste que no te habian traido nada de lo que tu pediste, me acorde que yo le ponia siempre en mis cartitas a Santa que me trajera un hermanito y siempre me llegaban muñecas jajaja…
14 febrero, 2013 a 9:53 PM
Berenice Marin
suena como la clasica pelicula mexicana, a pesar que nunca me a tocado ir al DF, es lo que siempre ves en la tv como parte de la cultura
15 febrero, 2013 a 10:17 AM
Jesus Nuñez
El te lo dije de una Madre es mas duro que el golpe que se pudo haber dado.
13 febrero, 2013 a 5:38 PM
Jesus Nuñez Ibarra
Mi recuerdo ..
Jesus Nuñez Ibarra
551
Hace ya varios años, cuando tenía 13 e iba en la secundaria, me enamore vilmente de mi maestra de química. Recuerdo que era una señora de aproximadamente 28 años ya tenía dos niños pequeños. Ella era rubia estaba un poquito llenita, pero me fascinaba. su sonrisa era perfecta no le faltaba nada.
Cuando estábamos en clase me encantaba escuchar sus formulas de hecho olvidaba lo que estaba explicando, tenia los dientes derechitos y cuando sonreía hacia una mueca en el cachete izquierdo.
La verdad no era el único que la profe, lo volvía loco algunos de mis compañeros y amigos me habían comentado que ella era todo una diosa. Su cabello negro azabache. No había mujer más linda.
Cierto día en la clase le dije profe usted no ha pensado en divorciarse, ella un poco desconcertada me dijo pero que cosas dices estás loco. Yo soy una mujer felizmente casada y con dos hijos además. Para mí eso no importaba pues yo sentía ese gran deseo de aunque sea un día ella me diera un beso en la mejilla.
En las tardes cuando ella salía de clases, yo esperaba que se despidiera de mí y me dijera nos vemos mañana Jesús, que descanses y no se te olvide la tarea, ríe con esa sonrisa perfecta y me enamora más y más. Un día de esos que no olvidare pero fue el rompimiento de nuestra mala relación, llegue con ella y le dije profe, usted me gusta y la verdad es que no puedo vivir sin usted, ella se me quedo mirando atónita y me dijo pero niño, yo ya estoy casada y yo le conteste pero eso no importa yo la quiero. Ella un poco molesta, me dijo la verdad que esto es muy incomodo, no quiero que menciones esto a tus compañeros, porque se puede armar un problema, ya no vi su sonrisa. Lo único que me quedo fue ese gran recuerdo que ame a mi profe de química de la secundaria. Nunca más la volví a ver pues me Salí de esa secundaria.
15 febrero, 2013 a 10:19 AM
Felipe Salas Gallegos
Yo también me enamoraba de mis maestras, desde el kínder a 3ro de primaria.
15 febrero, 2013 a 10:34 AM
Valeria Acosta Rivera
Me gusto que en clase no te diera pena de lo que dijeras como muchos tal ves lo hubieran hecho y sentido.
15 febrero, 2013 a 7:03 PM
Roberto Gomez
estuvo suave la anécdota!
16 febrero, 2013 a 9:55 PM
Beatriz Gómez
Que valiente al decirle a la maestra que te gustaba!
13 febrero, 2013 a 4:03 PM
Violeta Díaz
El recuerdo más lejano que tengo de mi infancia es cuando tenía aproximadamente 3 años recuerdo que mi hermano llevaba todo el día preguntándole a mi mamá que si cuando mandaríamos la carta a los reyes magos, a lo que ella solo contestaba que más tarde, yo no sabía quienes eran los reyes magos o a donde les mandaríamos la dichosa carta, pero veía el entusiasmo de mi hermano cada vez que preguntaba.
En la tarde llego mi papá del trabajo con dos globos muy coloridos, uno para mi y otro para mi hermano a lo que yo me puse muy feliz, por que nos había traído algo, pero no nos dejo tomarlo nos dijo que fuéramos por una hoja y una pluma así que salí corriendo con mi madre para que me diera lo que me había pedido mi papá, regrese con él y me dijo que como me había portado bien Melchor, Gaspar y Baltazar me iban a traer unos regalos y que tenía que hacerles una carta para que ellos supieran que es lo que quería, me puse muy feliz y con ayuda de él termine mi carta después el hizo rollito la carta y la amarro al globo, unos minutos después tocaron a la puerta, eran los vecinos que también mandarían su carta avisando que ya iba a enviarla así que mi mamá, mi papá, mi hermano y yo subimos a la azotea junto con los demás vecinos, mi mamá me dio mi globo con la carta y me dijo que antes de soltarlo pidiera un deseo así que lo pensé un poco y después lo solté y así ví como se fueron todos los globos tantos de mis vecinos como el mío y el de mi hermano…. días después llegaron los reyes sin un solo regalo de los que les había pedido.
14 febrero, 2013 a 2:27 PM
Janet Zamarripa
Me hubiera gustado hacer eso con mis hermanos, pero mi familia y las tradiciones no se llevan.
14 febrero, 2013 a 3:33 PM
Cinthya Itzel González Robles
Me sentí muy identificada contigo porque recuerdo que mi mamá también solía ayudarme a hacer las cartitas solo que en mi caso eran para Santa, recuerdo que pasábamos las navidades en la casa de una de mis tías y cada año veía como le regalaban a mi primo videojuegos y consolas nuevas, yo siempre quise tener una y siempre lo ponía en mi cartita de navidad pero Santa nunca me lo trajo y yo pensaba que era porque no me había portado tan bien como creía, hasta que descubrí que santa no existía y que todo era obra de mi mamá entonces supuse que no me había regalado esos videojuegos y consolas porque no eramos tan ricos como mis tíos.
15 febrero, 2013 a 7:07 PM
Roberto Gomez
a mi también me paso les pedí un monito del Batman
y me trajeron unas tortugas ninja
16 febrero, 2013 a 8:05 PM
Evelin Judith Ruvalcaba Del Aguila
yo me acuerdo que siempre lo hacíamos en el kinder y yo le pide una muñeca a santa, el día de la posada al traer los regalos me trajo otra cosa y le alegaba que no lo quería por que yo no le había pedido eso pensé que se había equivocado recuerdo que mi mama estaba roja
13 febrero, 2013 a 3:14 PM
Adilene Lucero Heredia Garibay
El recuerdo más lejano que aún prevalece en mi memoria es el hecho de recibir la educación preescolar en un kínder manejado por religiosas católicas ubicado en la colonia conocida como la escondida, en el las monjas que fungían como educadoras se valían de reglas para conseguir una buena conducta entre los infantes pero estas no eran normas si no reglas de madera de gran tamaño que utilizaban para golpearnos en los glúteos, para evitar estos yo siempre intente portarme de la mejor manera posible, por el lado contrario también existían los premios para los bien portados convirtiéndose en lo que hoy es el recuerdo más primitivo que provoca en mi felicidad este consistía en poder pasear en un carrito llamado Cozy Coupe de color amarillo con rojo con enormes ventanas totalmente descubiertas que manejabas al estilo picapiedra sacando los pies por debajo y corriendo a toda velocidad, siendo este día el primero de felicidad total al estar dentro de el sintiendo poder y alegría que terminaron veinte minutos después y hasta el día de hoy siguen siendo los momentos felicidad más pura en mi vida.
15 febrero, 2013 a 10:13 AM
Jesus Nuñez
Bastante claro que la religion con la educacion no se llevan, si no es para dejarnos en claro que la iglesia como institucion es un reflejo que somos seres humanos con mas errores que virtudes.
17 febrero, 2013 a 12:28 PM
Denniss González
y yo que quería ser monja
1 septiembre, 2013 a 11:22 PM
Ulises Alejandro Sánchez Delgado
«el recuerdo mas primitivo» hahahahahahaha me meo!!! XD
13 febrero, 2013 a 2:57 PM
Alicia Alejandra Baltazar Gonzalez
Este momento de mi infancia lo recuerdo no solo porque fue algo que me paso a mi sino porque es una de esas historias que se cuentan en las pláticas familiares y fue hasta que mi mamá platicó que supe la verdad y destruyeron mis recuerdos jajaja.
En el kínder al que asistía no se permitía llevar juguetes porque ahí había y no era necesario además de que se podían extraviar, aun recuerdo como si fuera ayer… desde pequeña me ha gustado el dinero jaja y en esa ocasión me habían regalado unos billetes de colores y monedas todo el paquete de un banco o tiendita, yo me los quería llevar a la escuela para presumirle a mis amigos y amigas (me sentía rica) claro que si sabía que eran de mentiras, pero ese día mi mamá me dio mi lonchera como siempre pero antes de irnos me fui corriendo a mi cuarto con la lonchera que tenía mi juguito y mi sándwich, saque todo y metí rápido mis billetitos para que no se dieran cuenta, ya me fui a la escuela y todo como si nada, ya quería que empezara el recreo para enseñarle a mis amigas mis billetes, ya se llegó la hora y fuimos al área de comedor, les enseñe y como esperaba todos estaban conmigo jugando, pero me surgió un pequeño problema que no había calculado, después de jugar un rato me comenzó a dar hambre como veía que mis compañeros estaban comiendo y yo acostumbrada a comer a esa hora, no sabía que hacer, y lo malo es que ni a quien pedirle porque ya habían terminado, así que muy “inocente” dije bueno a ver si caen, agarre mi dinerito y me forme en la fila de la tiendita, llegue y pedí mi jugo y una pizza, (estaba muy nerviosa) y me lo dieron, pague y espero poco para ver si me decían algo, como no me dijeron nada me fui corriendo a sentar para comer, el resto del día tuve remordimiento, claro que en ese momento no sabía que era eso que sentía pero de todos modos no dije nada, bueno, le presumí a mis amigos que había comprado con dinero de mentiras y que no me habían cachado, en fin, trascurrió el resto de la semana, del mes y ya hasta que se me olvido y no paso nada, resulta que en esa plática en la que mi mamá mencionó todavía creía yo que no se habían dado cuenta, pero me dijo que ese día le habían hablado y se lo habían cobrado y me dice ahora ya de grande, que esperabas, como no quería que te descubrieran si los billetes eran de colores, rositas, morados y verdes jajaja (a parte mi mama me dijo que habia visto mi lonche en la cama) pero en mi defensa quiero aclarar que si sabía actuar la señora de la tiendita y me hizo creer que había comprado con los billetes… pero eso si nadie me quita el a ver sido el centro de atención ese día por haber llevado los billetes y haber comprado con ellos.
Este es solo uno de los muchos recuerdos que tengo sobre mi infancia porque afortunadamente o desafortunadamente talvez para mis padres, hice muchas cosas de las que todavía me acuerdo…
13 febrero, 2013 a 2:58 PM
Alicia Alejandra Baltazar Gonzalez
Grupo 551
15 febrero, 2013 a 10:10 AM
Jesus Nuñez
Creo que te pudiste haber llevado toda la tienda.. y hasta ese entonces te hubieras dado cuenta que el dinero lo es todo..
15 febrero, 2013 a 10:16 AM
Felipe Salas Gallegos
Gracias a tu recuerdo se me vino a la mente mi época del kínder, me juntaba con 2 niños y nos poníamos en los juegos y cuando alguien se quería subir, por decir a los columpios, estirábamos la mano y le decíamos “pague” y fingían darnos dinero y ya los dejábamos pasar, cuando se asustaban y no querían pagar no los dejábamos subir.
16 febrero, 2013 a 9:57 PM
Beatriz Gómez
hahaha a mí también me encantaba jugar con el dinerito falso, siempre jugaba a que tenía una tiendita con mis muñecas! 😛
13 febrero, 2013 a 9:48 AM
Valeria Acosta Rivera
Tengo varios recuerdos vagando en mi cabeza, pero hay uno en especifico que me enojo, me indigno y me dio miedo, pero en fin. Recuerdo cuando tenía 10 años y estabamos sentados mi hermana Daniela, mi primo Luis (quienes eran mas grandes de edad) y yo en el sillón de la sala. Mi primo dijo que estaba aburrido que si queríamos hacer algo, mi hermana dijo que quería rentar una película que había salido pero era de terror y en ese entonces pues yo era más miedosa, ya no tanto como ahora, yo les dije que no quería ver esa película, pero antes pues teníamos que hacer una cooperación para rentarla y comprar demás cosas para comer, me empeñe tanto en decirles que no quería ver la película que habían dicho, creo que era la del Demonio 1 o 2, pero yo no pondría mis 100 pesos que valían mucho para mí en ese entonces generado por mis domingos, hasta que me hicieron creer que rentarían una de caricaturas. Con tal confianza les di mis 100 pesos. Cuando llegaron y pusieron la película salí corriendo y llorando de la sala porque era la del Demonio 1 y se soltaron riendo de mí. Ni pude recuperar mi dinero y me quede con ganas de ver mi película de caricaturas, aparte fueron unos aprovechados en hacerme creer que veriamos otra cosa y eso me genero mucha desconfianza por mucho tiempo, casi hasta la fecha.
13 febrero, 2013 a 9:51 AM
Valeria Acosta Rivera
Grupo: 551
14 febrero, 2013 a 2:24 PM
Janet Zamarripa
También a mi me excluían por ser la mas pequeña y de ¨pilón¨ niña. Pero igual que tu me vengaba cada vez que podía.
15 febrero, 2013 a 10:33 AM
Valeria Acosta Rivera
Si Janet la venganza se disfruta muchas veces 😀
15 febrero, 2013 a 10:08 AM
jesus
creo que te toco una epoca en el que miedo por personajes ficticios daban mas miedo que los reales, como lo fue el caso del policia que no se si sea justicia divina, pero ya esta muerto.
Buen recuerdo creo que ya tienes un trauma para recordar..
15 febrero, 2013 a 10:22 AM
Felipe Salas Gallegos
A mi también me ponían películas para que me diera miedo y me traume con una que se llama “Leprechaun” hasta la fecha me da miedo.
15 febrero, 2013 a 10:41 AM
Jesus Nuñez
Que buena epoca te toco, creo que el tener miedo de personajes ficticios y no de los reales que existen. Como el TIPICO VIEJO DEL COSTAL creo que hubiera sido un trama ..
16 febrero, 2013 a 10:01 PM
Beatriz Gómez
Te entiendo Vale, yo también fui la más chica por 10 años y jugaba sola porque mis hermanos ya estaban grandes y me excluían de sus cosas de «mayores» xD
13 febrero, 2013 a 9:00 AM
Adrián López
Mi recuerdo más lejano es de cuando aún no entraba a la primaria, mis papas no me llevaron a preescolar y en ese entonces era el más pequeño de la familia, en las mañanas cuando mi papá se iba a trabajar y mis hermanos a la escuela, yo me quedaba solo con con mi mamá. Ella tenía una radio a la que solía escuchar todas las mañanas, principalmente las radionovelas, y precisamente ese es mi recuerdo de estar solo en casa con mi mamá escuchando la radio mientras ella hacia los quehaceres de la casa. Recuerdo que me gustaba escucharlas por que me imaginaba todo lo que narraban, escuchaba los sonidos y las voces y todo lo demás sucedía en mi cabeza, yo decidía si las personas eran gordas o flacas, feas o atractivas, parecido a lo que pasa con un libro, pero sin tener que leer.
17 febrero, 2013 a 10:46 PM
Yohana Denisse Lara Alvarez
Ahora entiendo porque te gusta la música, y hacer mezclas de sonidos electrónicos y extraños jaja.
1 septiembre, 2013 a 11:24 PM
Ulises Alejandro Sánchez Delgado
«un buen desarrollo de la imaginacion» 😀
15 diciembre, 2012 a 1:17 AM
Nancy Arellano
El recuerdo completo más viejo que tengo, es cuando me hicieron una fiesta por mi cumpleaños #3, como es costumbre en las tardes de enero, mi fiesta se vio opacada por las lluvias invernales; a mi mamá se le ocurrió hacer la fiesta en el patio delantero de mi casa, que es muchísimo más pequeño que el patio trasero, pero pues este es techado. Había invitado a varias personas, porque recuerdo que el patio estaba lleno de gente, cuando mi mamá dio la instrucción de que todos los niños (yo incluida) nos sentáramos en una banca de madera porque había una sorpresa, cuando de pronto, sentí que alguien me tomo de los hombros y me dijo: FELICIDADES, y cuando me di la vuelta, estaba a unos centímetros de mi la cara de un payaso! Por consecuencia, salí gritando y corriendo. Para la siguiente fiesta yo no quería payaso, y mi mamá contrató uno sin que me diera cuenta, pero este ya no me dio miedo.
13 febrero, 2013 a 10:29 PM
Yohana Denisse Lara Alvarez
Uno de los recuerdos más lejanos que tengo, es de cuando tenía aproximadamente 3 años, y aunque no me es muy claro a detalle, hay algo en particular que siempre me hace recordarlo y que desde que era pequeña a todo mundo le contaba lo que me había pasado, en si yo lo veo del lado negativo aunque no fue algo muy malo, un día, asistí a una fiesta de cumpleaños de la hija de una amiga de mi mamá, recuerdo que era un salón que yo veía, muy grande, que incluso tenía varios salones que lo dividían, y en cada uno se hacía algo diferente, uno era en donde estaban las mesas y sillas y todos los adultos estaban ahí sentados, en otro estaban los regalos y la piñata, y en otro más el que desde lejos yo veía como el más divertido, era el de los juegos, había dos res baladillas, columpios, pasamanos, y juegos de mesa.
Recuerdo que después de tomar nuestro lugar, mi mamá al ver que volteaba mucho hacia los juegos me dijo que fuera hacia allá a jugar donde estaban todos los niños y niñas, pero como yo era muy tímida y no conocía a nadie de ahí, no quería ir sola, así que obligue a mi mama a que fuera conmigo.
Comencé a jugar y cuando menos pensé, voltee buscando a mi mamá que estaba recargada en la pared observándome, pero para mi sorpresa ella ya no estaba ahí , asustada la buscaba desesperada por los alrededores, tuve que bajarme de la res baladilla e ir en busca de ella, entre a otros salones y hasta al baño, sin encontrar el lugar donde todos los adultos estaban sentados yo estaba segura que mi mamá debía estar ahí, cuando por fin la encontré la abrace muy fuerte, ella se dio cuenta de lo asustada que estaba y me decía que solo había ido por un vaso de agua, y yo solo le repetía que me había perdido.
Al llegar a la casa donde vivía con mis abuelos, les conté que mi mamá me había perdido y que yo estaba muy asustada, mis abuelos exaltados comenzaron a regañarla, quien solo se reía diciendo que no me había perdido que solo me había equivocado de salón porque eran varios.
Desde entonces aun le reclamo que me perdió en tono de broma.
14 febrero, 2013 a 10:50 PM
Norma Olivera Ramos
ya sé las mamas por alguna razón siempre nos perdían, mi mamá una vez me dejo en el mercadito, !!!qué le pasa!!! lo bueno que sabiía llegar a mí casa.
15 febrero, 2013 a 10:08 AM
Felipe Salas Gallegos
Tu recuerdo me gusto y me hizo recordar las veces que mi mama se olvidaba de mi o a cada rato me perdía cuando me llevaba a la walmart.
17 febrero, 2013 a 2:20 AM
Sarai Ramirez Brin
Yo tambien me perdi varias veces de chica, bueno en cuanto se me desaparecia mi mama ya me sentia perdida y empezaba a llorar, o cuando no llegaban rapido por mi al kinder igual.
14 febrero, 2013 a 12:27 AM
Selene Haro
Que horror, recuerdo que a mi también me daban mucho miedo los payasos. Una vez me quede inmóvil en plena calle al ver a uno tan cerca de mi. Mi madre tuvo que jalarme una cuadra hasta que pude caminar yo sola.
14 febrero, 2013 a 3:40 PM
Cinthya Itzel González Robles
jajajaaj una vez mi mamá hizo lo mismo conmigo, yo estaba jugando en el área de juegos del burguer king y de pronto fui a tomar soda y cuando llegue a la mesa ya no había nadie, me puse como loca y empece a llorar, la señora que estaba enseguida de mi me empezó a preguntar que si que tenía y yo le dije que mi mamá me había abandonado ella me dijo que no, que a lo mejor fue por algo pero que iba a regresar y yo seguía llorando porque no le creía hasta que llego mi mamá y me vio llorando, ella comenzó a reírse y me dijo que había ido a un mandado rápido y que como creía que me iba a abandonar.
14 diciembre, 2012 a 4:22 PM
Paulina Torres
Mi edad no estoy segura, pero mi certeza es qué tenía menos de seis años o seis años, mi tío Gabriel nos llevo a mi hermana, a mi prima y a mi al parque. Él se quedo conmigo porque era más chica que mi prima y mi hermana por lo tanto hacían sus juegos excluyendo. Me acuerdo estar de la mano con mi Tío y el hablando, no me acuerdo de lo que dijo, pero recuerdo exactamente el tono de su voz grave. Recuerdo el color de la paleta roja que me compró y como estaba acomodado el parque, no sé con seguridad que parque ni en donde estábamos, pero sé que era un circulo gigante cercado por un tope de cemento, no era muy alto pero si hacia una división. Había unos columpios rojos, una resbaladilla, un pasamano y unas llantas amontonadas, lo demás era arena, algunos árboles y bancas. Después recuerdo que me levantó en brazos y ahí acaba mi recuerdo.
La actividad con los recuerdos me sorprendió un poco, pensé en la psicología más que en lo visual, pero encontré bastante curioso que la mayoría de mis compañeros tenían recuerdos muy exactos de su niñez, me dio un poco de envidia porque yo no tengo ninguno. Más que los contados y vistos, creo que después de concluir con la actividad, puede imaginar más los lugares que describía y por esa parte sí lo relacioné con lo visto en la clase.
12 diciembre, 2012 a 11:26 PM
francisco serna
Era muy pequeño, un poco mayor al año, pero me acuerdo de el día en el que por primera vez ingerí un alimento diferente a la leche; ese día en el que comí puré de papa en un restaurante en frente del Jai Alai aquí en Tijuana. Recuerdo muy bien que estaba en brazos de mi mamá y que lo que había en su plato se me antojaba mucho, pues aparte de ser atractivamente visual por los colores que tenia la comida, especialmente esas verduras verdes y otras tantas anaranjadas que eran ni más ni menos que las zanahorias que hoy en día no tolero, se fusionaban con el aroma y la textura del puré de papa.
Para ese entonces mi paladar, aunque muy joven, reflejó el deseo de degustar del platillo, especialmente de la papa en puré, por medio de un llanto el cual fue neutralizado con una cucharada bien grande del alimento anhelado. La verdad es que me gustó mucho y quería más, por lo que mi mamá dejó de lado el biberón, tomó la cuchara y continuó con el puré hasta que éste se terminó.
Mientras que disfrutaba por vez primera de las delicias culinarias en ese restaurante, una pareja de abuelitos de edad muy avanzada no dejaban de sonreír al verme tan contento. Tal era la alegría que estas personas emitían que por momentos yo me escapaba de la mesa y me iba a jugar con ellos. Eran tan cariñosos, amigables que me sentía muy cómodo con ellos. El señor pidió permiso a mi mamá para cargarme y madre lo dejó.
12 diciembre, 2012 a 10:50 PM
Roxana Castro
El primer recuerdo de mi infancia se desarrolla en una especie de bosque, pero en realidad es la sierra de san pedro mártir. Están los arboles muy verdes que veía altos e inalcanzables yo tenía alrededor de dos años o tres, mi prima Yayeri que me cuido toda la infancia me agarraba la mano para que no me cayera, de pronto me agacho a tomar una naranja y caigo a la tierra mojada por el frío, mi prima de pronto se preocupa y opta sacudirme lo mejor posible mi chamarra morada y cargarme, estas imágenes se combinan con el color que emana ese solecito cristalino que solo se puede sentir con el frío de la sierra. Veo a través de mis ojos como mi rizado pelito casi de color amarillo se moja por las lágrimas del susto, veo los arboles verdes, amarillo del sol y lo azul del cielo y el morado de mi chamarra.
12 diciembre, 2012 a 6:42 PM
Maryel Fonseca
Recuerdo infantil más lejano
Creo que fue en 1992 y tenía 3 años me parece que fue en ese tiempo porque mi abuelita falleció cuando yo era muy pequeña, no tuve la oportunidad de conocerla o convivir con ella pero tengo una imagen en específico de ella.
Para empezar, la descripción del lugar es muy importante. Es una casa de los años sesentas, de madera de una planta y con espacios muy amplios, en la sala hay un ventanal grande y enfrente hay un sillón para 5 personas aproximadamente a un lado de ese sillón estaba un sofá individual que es donde se sentaba mi abuela, la decoración de la casa era colonial, los sillones rojos de terciopelo o de pana en realidad no lo recuerdo bien, tenían formas circulares alrededor y un tapete enorme en el centro de la sala.
No recuerdo exactamente quien estaba pero tengo claro el preciso instante cuando la vi era temprano el sol entraba por la ventana, ella esta estaba sentada en su asiento de abuela y yo junto con dos primos bailábamos en círculo, ella sólo sonreía y aplaudía al mismo tiempo que cantaba, después uno de mis primos se acercó a ella y la abrazó.
Esta memoria la conservo porque es lo único que recuerdo de Leonor Rosales de Fonseca una mujer de la que todos hablan en mi familia y aunque no tuve el gusto de conocerla lo guardo con cariño.
12 diciembre, 2012 a 5:50 PM
Zulma Z. Gutierrez G.
La mayoría de mis recuerdos de pequeña son más imágenes y algunos sonidos vagos, el recuerdo más lucido que tengo de mi infancia creo que fue aproximadamente a los 3 años por que aun no entraba al kínder. En ese tiempo vivía en Guadalajara en los apartamentos de Infonavit era el tercer piso y vivíamos con Concha ella tenía tres hijos Mario, Yasmin y Yuseth, un día salieron a la escuela Mario y Yasmin, después de un rato me imagino que eran como las tres, salieron mi madre y Concha y nos quisieron llevar a Yuseth y a mi así que nos quedamos muy molestas en la casa.
Recuerdo cuando cerraron la puerta y como fingíamos que llorábamos para que nos llevaran pero no funcionó, después de un rato empezamos a jugar pero queríamos salir para comprarnos algo en la tienda, recordé donde guardaba el dinero mi mamá así que lo tome e intentamos salir por la puerta pero estaba cerrada y no podíamos, incluso intentamos con un cuchillo haber si se abría pero no, así que en nuestra inocencia se nos ocurrió vigilar por la venta para que si pasaba alguien le aventáramos el dinero y nos abriera la puerta o nos comprara algo, estuvimos esperando un buen rato y no paso nadie, recuerdo que decidimos aventar el dinero por la venta así si alguien lo veía se acercaría y podríamos pedirle el favor, me arrepentí en el momento pero Yuseth lo tomo y lo lanzo por la ventana.
Más tarde llego mi, madre y concha recuerdo que ya estaba oscureciendo, no sé cómo se dio cuente de que el dinero no estaba y pregunto por él, Yuseth me hecho toda la culpa diciendo que yo lo había tirado por la ventana, así que nos bajamos para buscarlo entre los arbustos y la plantas de la jardinera pero fue inútil, me imagino que el dinero a de ver volado y alguien de los apartamentos de abajo lo vio y se lo quedo. Mi madre aun me lo reprocha, y creo que eran más de mil pesos, viví con la culpa y el reproche de mía madre hasta hace 3 o cuatro años cuando fuimos a Guadalajara y Yuseth por fin admitió la culpa.
13 febrero, 2013 a 10:56 PM
Evelin Judith Ruvalcaba Del Aguila
jajajja pobre de tu madre casi la dejas en bancarrota, si pero yo tambien lloraba y peleaba por un dulce
12 diciembre, 2012 a 5:35 PM
Dora Martinez
Es difícil contar con detalle algún recuerdo lejano… ya que los recuerdos claros que tengo comienzan a los 5 años. Pero durante la clase recordé uno que puede ser el mas lejano que tengo.
Fue cuando tenia alrededor de dos años y medio en Torreón, Coahuila en la casa de mis papas, las paredes eran de bloque pintados de un color rosa pálido, el techo era de una especie de troncos de madera de color café oscuro entre ellos mi mamá colocaba una cuchara de metal en la que colgaba un globo azul con el que jugaba mi hermano menor que tenia aproximadamente 6 mases.
Recuerdo que estaba haciendo calor (como siempre), yo tenia un vestido blanco y mi hermano una playera blanco con lineas azules y pañal desechable.
Yo lo estaba cuidando en la cama de mis papas, mientras mi mamá estaba afuera creo que lavando ropa. Mi mamá tenia la costumbre de ponerle almohadas al rededor de mi hermano para que no se fuera a caer de la cama, eran de color blanco con flores de colores.
Estábamos jugando con el globo y me acerque a mi hermano, recuerdo que grito y comenzó a llorar muy fuerte,yo me asuste y me fui a la orilla de la cama cuando mi mamá entro corriendo para ver que tenia, vio que tenia el cachete rojo y las marcas de mi pequeños dientes, dice que me pregunto si lo había mordido y que solo moví la cabeza para decirle que si, no me regaño pero tardo mucho en calmar a mi hermano.
Creo que lo recordaba mejor de lo que pensaba… porque recuerdo que olía a fabuloso y que estaba escuchando la canción de la pelusa..
12 diciembre, 2012 a 4:59 PM
Josias Ornelas
Algo de lo que siempre fui, soy y seré fan es de los Power Rangers. Soy de Ensenada, y viví toda mi vida ahí hasta antes de venirme a estudiar la universidad en Tijuana.
En una ocasión, como varias veces al año llegó un circo y la atracción principal eran los power rangers. Así es, moría por asistir; cada vez que pasábamos por ahí ya que para llegar a mi casa era necesario hacerlo yo le decía a mi mamá que me llevara.
Un día, tenía aproximadamente 4 años y mi hermana poco más de un año, tomamos el camión: yo agarrado de la mano de mi madre y ella cargando a la bebé. Más adelante se subió una amiga de mi mamá junto con su hija adolescente a la que todos le decían Mary pero yo la bauticé como “la Mary la gorda”.
Llegamos al terreno en el que se encontraba establecido el circo y en contra esquina de este había (o hay más bien ya que todavía existe) un Calimax, fuimos para comprar “chucherías” y yo moría de ganas y antojo por unos twinkie wonder de chocolate. Me los compraron, era un paquete de dos.
Al fin llegó el momento tan esperado: comenzó la función. Yo quería sentarme hasta el frente, pero ya no había boletos y tuvimos que sentarnos en las gradas. Esas de madera sostenidas por estructuras metálicas en forma de tubos cruzados entre sí. Durante todo el transcurso yo estuve ansioso porque aparecieran los power rangers, en un momento mi mamá me dijo: -¡Josi voltea!; era el señor de las fotos que vienen en un cuadrito y que tienes que verlas a contra luz. Como parte del espectáculo salían unas bailarinas con vestuario estilo “Aventurera” con plumas y brillantes por doquier, eran aproximadamente diez e iban en línea, todas levantaban las piernas tipo “can-can” excepto una que estaba en medio. Estaba gorda.
-Mira mami, la gorda no puede levantar la pierna. Fueron las palabras que le dije a mi mamá al ver a la bailarina de cuerpo diferente a las demás ya que era muy notorio como todas pateaban y su pierna llegaba hasta su frente menos esa, la gorda.
Algo que siempre me gustó y creo siempre me gustará es el acto de los trapecistas, pero en ese ocasión yo quería que ya terminaran para que salieran los power rangers.
Terminó el espectáculo y al fin, los asistentes podíamos ir a saludar a los power rangers. La Mary la gorda me llevó agarrado de la mano a verlos y saludarlos. –¡La power ranger rosita tiene chichis!; la Mary moría de vergüenza ya que lo grité y todos solamente soltaron la risa. Para mí era algo raro ya que siempre escuchaba a mi papá decir que las power rangers no tenían “chichis” porque eran dobles hombres; hasta ese momento lo comprendí. Llegué corriendo de regreso con mi mamá y le conté mi gran descubrimiento: la anatomía de la power ranger rosa.
12 diciembre, 2012 a 3:49 PM
Melissa Martinez Anzaldo
El recuerdo de mi infancia más lejano, es de cuando tenia como tres años, vivia y hasta la fecha en un departamento de cuatro pisos y mi casa es en el primer piso, recuerdo que era navidad puesto que teniamos un arbol de navidad con las lucecitas prendidas, era de noche y yo estaba acostada con mi mameluco preferido del personaje esmeralda del jorobado de notradam, cuando depronto escucho gritar a mi mamá- «JESUS, JESUS, SE ESTA QUEMANDO EL CARRO», me levanto porque yo queria ver y mi papa se levanto y empezo a correr de un lado para el otro por el pasillo de la casa sin saber que hacer, mia mama al ver que mi papa no se concentraba le grito y le dijo que fuera por la manguera, mi papa entre dormido y despierto dijo que si y fue por ella, en el departamento tenemos una ventana alargada y por ahí queria ver para afuera, pero como estaba muy pequeña no alcanzaba a ver nada, me para ba de puntitas y solo veia las llamas de la parte superior de la panel que se estaba quemando y dentro de la casa se veia naranja por el fuego, recuerdo que hacia frio porque tenia mucho y estaba temblando, ese es un recuerdo que lo mantengo fresco en mi memoria, fue chistoso y preocupante a la vez…
Con respecto a los recuerdos de mis compañeros contados en clase, me identifique mucho con la muchacha que le mordio a su hermanito un cachete puesto que yo tambien cuando estaba pequeña le mordi un cachete a mi hermanita…
28 agosto, 2012 a 11:54 PM
Yamel Anaíd
Mi recuerdo más lejano se remonta a cuando iba en la guardería de la UABC, curiosamente la Universidad en la que estudio ahora, y en la que estudió mi mamá. Ahí permanecimos mi hermana, un año menor que yo, y yo tan sólo por seis meses –mismos en que mi mamá terminaba su último semestre de carrera-. Faltaba ya muy poco para Navidad y en la guardería habían solicitado a un papá que se ofreciera para vestirse de “Santa Clos” y entregar algunos juguetes a los niño(a)s. Pues resulta que mi mamá ya nos había comentado a mi hermana y a mí sobre lo que iba a suceder en la guardería para que no nos tomara por sorpresa la que sería sorpresa para el resto de los niños. Así que llegó el día y la hora; había un gran salón al que entraríamos todos a recibir los regalos (o quizás sólo el “¡Jo, jo, jo, feliz navidad a todos!”) y una larga fila afuera de él, en la que yo me encontraba. Muchísimos compañeros de la guardería ya estaban adentro, sentados, esperando a quien las maestras habían prometido que llegaría de visita. Todavía faltaban varias cabezas para entrar, cuando veo desde el vidrio que llega por otra puerta el señor mayor de traje rojo, luciendo alegre y dadivoso, aunque claro que si hubiera tenido más volumen abdominal en ese entonces sería más parecido, pero en realidad conservaba un aire ligero de joven de 27 años. Viene a mí el flashazo de mi memoria al verlo de perfil sonriendo y reconozco su sonrisa –aún cubierta de barba y peluca blanca- ¡Ese es mi papá, lo sé! ¡No es Santa Clos, aunque ustedes así lo crean! – tenía unas ganas terribles de gritarlo; pero supongo que mi mamá debió haberme advertido que si lo hacía me ganaría el odio de unos cuantos compañeros, o en el peor de los casos rompería su ilusión… De cualquier forma, supongo que no lo hizo. ¡Es mi papá, en serio, él es mi papá! recuerdo la emoción y el orgullo de saber que ese gran sujeto por el que todos estaban eufóricos, al que todos querían abrazar, era el que a mí, las veces que yo quisiera, me abrazaba.
13 diciembre, 2012 a 12:01 AM
Paulo Alfonso Carrillo
Mi recuerdo mas viejo de la infancia, tenia aproximadamente unos dos años… me encontraba en la casa de mis abuelos haya en las lejanas tierras de Chetumal Quintana Roo… frente a la casa de mis abuelos habia un parque, sigue estando..a mis abuelos les habian encargado la casa de a un lado ya que la vecina no se encontraba y habia encargado a su buen perro jimmy… Jimmy fue el causante de que todavia rememore esto.. ya caminaba de una manera mas automatica hablando de mi destreza… sali de la casa de mis abuelos, la puerta estaba abierta y solo camine unos pocos escalones di la vuelta y me aventure a entrar a la casa de la vecina..mas bn me aventure al patio no su casa.. no necesitaba traspasar una reja ni mucho menos..el patio yacia ahi al alcanze de cualquiera.. y eso hice me acerque al buen jimmy era bajito, de mi estatura supongo ya que no poseia gran altura… y se me ocurrio jugar al torero… le jale la cola una vez y se me avento y pronuncie ole!! esquivandolo.. asi sucedio la segunda vez… pero la tercera vez…antes de proseguir cabe mencionar que me encontraba sin playera por el calor de ese caribe tan tropical.. se me avento la tercera vez y me rasguño en el pecho dejandome una cicatriz en forma de baston que poseo hasta la fecha..casi no se nota ahora pero ahi sigue esa marca.. al suceder aquello simplemente me regrese llorando a casa de mis abuelos recuerdo que me acostaron en el sofa y me pusieron algo parecido al yodo.. en el pecho o algun desinfectante..no recuerdo si me desmaye y por eso esque no puedo rememorar mas haya de ese hecho o simplemente ahi se corta el recuerdo… eso es todo
28 agosto, 2012 a 10:58 PM
Daniel Perez Maldonado
a la edad de 5 o 6 años aproximadamente era un niño, muy imperactivo. Me pasaba todas las tardes en el patio de mi casa ingeniándomelas para poder divertirme ya sea con juguetes o jugando a ser carpintero y construir aviones de madera, no volaban pero no me importaba en el momento. En esa etapa me juntaba mucho con mi prima que tiene 3 años más que yo, y ella venia a la casa y jugábamos y hacíamos las típicas travesuras de niños, pero una tarde de esas travesuras, recuerdo que mi abuelo tenia guardada una caja de cervezas dentro de un cuarto, afuera en el patio, y como ese era el epicentro de nuestros juegos , mi prima y to decidimos tomarnos una o dos cervezas entre los dos, vaciando lo en un recipiente como termo para café. logramos tomárnoslo sin que nadie después se diera cuenta.
Otro recuerdo que tuve que también involucro a mi prima, fue una noche que ella se quedo a una pillamada que realizamos, recuerdo que esa misma noche ya que me dormí, tuve un sueño bastante bizarro, soñaba que un extraterrestre con cabeza grande y color gris me seguía con una pistola bastante extraña, parecía de juguete pero estaba seguro que me haría daño. De repente me levante de la pesadilla como como si estuviese en una película de terror, lo mas raro de todo esto es que en el momento que me desperté mi prima también se despertó al mismo tiempo y le pregunte que porque se despertó así, ella me contesta que soñó con un extraterrestre que la seguía, ella también soñó lo mismo que yo.
28 agosto, 2012 a 10:42 PM
Rangel Rodríguez Jesús Manuel 552
Haber, haber, haber… ¿Recuerdos dela infancia?
Llegan demasiados recuerdos a la mente, no me puedo quejar y a decir verdad creo que soy muy afortunado pues tuve una infancia muy feliz, mis papás siempre me enseñaron a ver las cosas desde un ángulo divertido (más mi papá, a mi mamá no le parecía del todo correcto xD) me enseñaron que no todo lo que mal empieza necesariamente mal acaba, que meter un pepino a la boca de tu papá mientras esta dormido y ronca es de gran riesgo, pero sobre todo de muy mala educación. En fin fui un niño muy hiperactivo, travieso, dramático, y en exceso cariñoso lo cual me lleva a los siguientes recuerdos que se remontan a mi época en preescolar.
#1: “recuerdo que cerca de mi Kinder había un parque, en el cual la maestras decidieron hacer una dinámica entre madres he hijos; la dinámica consistía en que las madres se tomaran de las manos y formaran un circulo grande (tipo rueda de san miguel) en el cual nosotros los hijos estaríamos en medio con los ojos vendados y de esta manera tendríamos que identificar a nuestras madres y abrazarlas. El juego empezó y yo estaba seguro que reconocería a mi madre por su olor, su forma corporal, simplemente no podía fallar, ¿ósea en que cabeza cabía no reconocer a tu propia mamá?, después de pensar todo esto y mientras toqueteaba a señoras de gran, mediano y pequeño volumen abdominal… ¡POR FIN HABIA ENCONTRADO A MI MAMA! estaba seguro, no pude haberme equivocado, era ella y la abrace muy fuerte. Las maestras nos pidieron que retiráramos el vendaje de los ojos y viéramos quien estaba enfrente de nosotros; y definitivamente “ESA” no era mi mamá, las maestras nos pidieron que regresáramos con ‘nuestra mamá correcta’, regrese con mi mamá quien se burlaba de mi, yo estaba muy triste pues me pregunta muy seriamente a mi mismo ¿Qué pasaría si me perdiera y me de pronto me quedara ciego? ¿Cómo es que iba a reconocer a mi mamá si no la veía y claramente había fallado? Y lo más importante de todo ¿me seguía queriendo igual después de ver que no fui lo suficientemente bueno para encontrarla y reconocerla? Estas mismas preguntas (en una forma mucho mas infantil claro esta) se las hice a mi madre de camino a casa a lo cual ella respondió poniéndome mi sudadera: ‘Yo a ti te quiero aunque tengas una pata de palo, estés tuertito y me confundas con un árbol’ me dio un beso, un chocolate de cartoncito de Hershey’s y nos subimos a la calafia ”
#2: “Fue muy duro descubrir que ‘Santa’ eran en realidad mis papás y todo lo que me habían dicho no existía. Lo descubrí a los 7 años un 25 de diciembre, para mi desgracia me levante demasiado a tiempo para abrir mis regalos ‘que acaba de traer Salta’ y mis padres se habían enfiestado y desvelado en noche buena con mis tíos, abuelos y primos mayores por lo cual se les olvido el pequeñísimo, diminuto y casi imperceptible detalle de envolver los regalos y ponerlos en la sala debajo del pino de navidad. Mis ojos no podían creer lo que estaba pasando, mi mamá con una pistola de silicona pegando los moños, mi papa envolviendo con papel color verde y con caritas de Santa para acabarla de amolar; me quede ahí parado como unos 2 minutos (unos de los más largos de mi vida) entonces ellos se percataron y trataron de evitar la situación, pero sabían que era demasiado tarde, entonces ocurrió lo siguiente faltaban 10 minutos para que comenzaran mis caricaturas favoritas (los Looneytoons) fui al baño, me hice el despistado, camine hacia mi cuarto, me senté sobre mi cama y espere un tiempo razonable para saber que no me siguieron hasta el cuarto y entonces sucedió lo inevitable, que llore amargamente durante los siguientes 5 minutos restantes antes de que empezara mi caricatura favorita, de pronto escuche la canción de mi programa, me limpie las lágrimas fui a la sala (ahí estaba la TV, más triste aún) y les dije a mis padres: ‘Pa’, Ma’ no pasa nada, de todos modos yo ya sabia que no era real’ (¡MENTIRA!) xD”
28 agosto, 2012 a 10:41 PM
Faxo S Rodriguez
Salaises Rodriguez Fernando Alfredo 552
Fue muy difícil encontrar algún recuerdo lejano, no es fácil recordad algo lindo o conmemorativo de allá pasado en mi vida; en el momento de leer el ejercicio comenzó una pregunta muy profunda ¿Qué es lo que hice antes de los 11 años? Y por desgracia no he logrado encontrar un recuerdo más distante. Este recuerdo no es ni bueno ni emocionante, solamente es el recuerdo más lejano.
Era el 31 de octubre del 2001, día de brujas y como cualquier otro día yo asistí a mi escuela; creo que yo estaba cursando 6to de primaria, mientras mi hermano que es menor que yo 3 años estaba cursando el tercer grado. Yo al ser el hermano mayor tenía que llevar y traer a la escuela a mi hermano Miguel; para esto Miguel era el niño mas chiqueado y llorón que había conocido… en verdad, el lloraba si simplemente lo mirabas feo. Bueno, llego la hora de la salida y después de una regañada del profesor por no traer todos mis útiles escolares, me destinaba a ir al aula de Miguel para irnos a casa. Y cuando ya íbamos por la puerta de la primaria mi hermano tropezó y comenzó a llorar de una forma desesperante; pasaron unos compañeros de mi salón y se reían de él mientras me culpaban con palabras que mi hermano estaba haciendo un berrinche tirado en el piso. Comencé a discutir con ellos hasta que llegue a los golpes con dos de ellos y resulta que uno de ellos era hijo de una profesora de la escuela. Reporte y suspensión de tres días, además de llevarme a casa y contarle a mi madre que tuve una riña.
Mis padres se enfurecieron y me castigaron por mucho tiempo, mucho mucho. Yo tenía una casa de albor donde me encerraba cuando me enojaba con mis padres; llego mi vecino y mejor amigo a las 6 de la tarde invitándome a ir a pedir dulces por eso de Halloween, y le cuento que estaba castigado y cuál fue la bronca. Mi amigo me dijo que en una semana se iría de Tijuana y que se quería divertir antes de irse… así que no me importo el castigo y tomamos nuestros ahorros y compramos huevos para ir a hacer travesuras (éramos los chicos mas desastrosos de la colonia). Por lo menos recorrimos 3 colonias asiendo destrozos. De repente, en una calle muy lejana, toda la gente corría y gritaba como si hubiesen visto el mismo infierno; nosotros nos asustamos y corrimos y corrimos casi en cualquier dirección hasta el momento que nos perdimos… bueno nos amaneció y nos atardeció buscando y encontrando el camino a casa. Al llegar a casa después de más de 24 horas, parecía que mis padres no les importaba donde había estado. Prefiero pensar que no se dieron cuenta de mi ausencia.
Nunca les e preguntado si se dieron cuenta de que no estaba en casa esos días…
13 febrero, 2013 a 10:52 PM
Evelin Judith Ruvalcaba Del Aguila
nombre antes di que era el hija de la profesora y no del director si no ya te hubieran corrido jajajaja
28 agosto, 2012 a 10:33 PM
Estefanía Talamantes
Como la mayoría de mis compañeros, no tengo recuerdos muy lejanos, pero sí tengo uno de cuando tenía 3 años y fue una experiencia cercana a la muerte jaja y la historia es así: Mi mamá llego del mandado con mi hermano y típico (que hasta la fecha lo hago) empecé a revisar las bolsas para ver que había comprado, y me llamo la atención un bello liquido morado que inocentemente pense que era jugo de uva, lo abrí y casi a punto de empinármelo mi mamá me detiene y dice: no! es un líquido para limpiar pisos (para no hacer comerciales evitare decir el nombre da la marca :P) y pues me detuve y baje el líquido, mi hermano vio todo lo ocurrido y me dijo más tarde que mi mamá había mentido y sí era jugo pero que no me quería dar, así que rato después ella salió de compras y me dejó encargada con la muchacha que hacía la limpieza de la casa que tenía muchos años con nosotros (Lupita una buena amiga de la familia hasta la fecha) y en un momento que Lupita se descuidó me fui a la cocina, jale un banco y baje el mentado jugo (mi mamá siendo precavida lo puso en un estante alto por si se me quedaba la idea de que era jugo, no lo tomara) y me empiné la botella, no recuerdo que tanto producto me tomé pero fue el bastante como para intoxicarme, recuerdo que no podía hablar y me estaba retorciendo, ¡Lupita estaba muy asustada! ella me subía al sillon de la sala y entre mis retorcidas caía al suelo de nuevo y así hasta que me metió la mano a la garganta y me hizo vomitar hasta que no me quedó nada en el estómago, claro ya que llego mamá al poco rato me llevaron al hospital pero de esa parte no me acuerdo. El caso es que cada vez que veó a Lupita me recuerda la historia y no se si son realmente un recuerdo o una construcción de mi imaginación las imagenes que tengo registradas de ese suceso pero yo lo veó en mi mente como si de verdad fuera un recuerdo.
28 agosto, 2012 a 9:52 PM
Fabiola Valenzuela
Bueno pues como en clase recordé una experiencia de cuando estaba un poco más pequeña que en la anterior comentaré de nuevo.
Este nuevo recuerdo es de cuando tenía como unos 6 años de edad aproximadamente. Vivíamos en un terreno muy grande, según lo que recuerdo, en donde había 3 casas más aparte de la de nosotros. Mi hermana pequeña tenía unos meses de nacida, y mi único hermano aparte de ella era un hombre, por lo cual yo me la pasaba todo el día jugando juegos de niños como canicas, fútbol, luchitas y cosas así. La calle que estaba al frente de nuestra casa la acababan de pavimentar, recuerdo que el piso olía a cemento y no era del color oscuro del que normalmente son las calles, sino que era un gris más claro, lo cual era algo raro para mí, pero no le daba mucha importancia, pues lo que importaba era el hecho de que la calle estaba cerrada y mi mamá nos dio permiso de salir a jugar ya que no había peligro de que pasara ningún carro.
Un día, recuerdo que salí a jugar con mi hermano a la nueva calle, era la sensación en toda la colonia. Había niños por doquier, jugando con bicicletas, patinetas, patines, pelotas, parecía que estaban dando algo porque había muchos niños. Solo recuerdo que había muchos colores, pues todos los juguetes daban una sensación muy colorida al lugar. Ya estaba atardeciendo y era el punto en el que más niños salían pues era cuando el sol bajaba y no hacia tanto calor como en el resto del día.
Yo estaba jugando con mi hermano y sus amigos. Ellos traían patinetas y se estaban lanzando desde lo más alto de la calle, pues olvide mencionar que la calle era muy empinada y en la parte de abajo ya estaba plano. El hecho es que al ver como se lanzaban los otros niños y la velocidad con la que bajaban la calle me resultaba muy divertido y me dieron ganas de intentarlo. Le pedí a mi hermano que me dejara hacerlo, y le pedí la patineta a uno de los niños. Yo nunca me había subido a una patineta pero se veía muy divertido así que me lance, mientras iba avanzando, sentía el viento en mi cara y era una sensación interesante, pero cuando empecé a bajar de forma muy rápida, comencé a asustarme y perdí el control de la patineta, me caía y comencé a rodar hasta la parte de debajo de la calle. Cuando abrí los ojos, vi a todos los niños rodeándome con cara de susto. Yo no sabía exactamente qué había pasado estaba muy adolorida pero no decía nada. Los más grandes me tomaron de brazos y piernas y entre varios me llevaron a mi casa para que mi mama me curara.
28 agosto, 2012 a 8:58 PM
Grace Angulo Segura
Tengo algunos recuerdos que creo son de los más antiguos, sin embargo no son construcciones extensas, sino imágenes, como un recuerdo de mi madre llevándome en carriola a la escuela primaria de mi hermano para recogerlo, sólo recuerdo ver su vestido y no entender por qué no estaba la carriola volteada y como los bebés normales ir viendo hacia en frente en vez de ver el torso de mi mamá.
Como se trata de un recuerdo muy vago, decidí agregar otro un poco más sustancioso y que además guardo con mucho cariño, es el siguiente:
Cuando era pequeña iba a Ensenada cada fin de semana a visitar a mi abuela, pues ella vive allá. Yo solía dormir con ella cuando iba y mi hermano dormía con mi mamá en otra habitación, pero de chica era muy inquieta para dormir así que tiraba patadas y a veces lastimaba a mi abuela, así que decidieron ponerme una cuna grande y blanca en el cuarto de mi mamá y que yo durmiera ahí para no molestar a mi abuela. Recuerdo que una mañana me desperté temprano, aproximadamente a las 6 de la mañana, solía levantarme temprano pues me gustaba ver Tatiana y Chabelo en el canal 2, programas que sólo pasaban temprano. Esa mañana me desperté y me paré de la cuna, voltee hacia la cama y vi a mi hermano y mamá profundamente dormidos y no quise quedarme en la habitación. Desde la cuna podía extender mi brazo y agarrar la perilla de la puerta, la abrí y en la mesa vi a mi abuela tomando una taza de café, entonces brinqué de la cuna al piso y corrí hacia mi abuelita, ella me recibió con una taza de más leche que café y nuestras galletas favoritas: «maravillas», galletas que hasta la fecha me la recuerdan mucho y prefiero comer sólo con ella. Mi abuela y yo no solíamos hablar mucho pues ella se cohíbe al no ser una persona de estudios, nunca me leyó un cuento porque le avergonzaba su lectura en voz alta que se asemeja a la de un niño de segundo grado pues ella aprendió a leer y escribir sola, ayudándose de unos manuales que el gobierno impartía en los años 30. Sin embargo, ella y yo establecimos una relación de pocas palabras pero mucha complicidad. No hacía falta una charla para sentirme a gusto con ella en la mesa, y esa mañana estaba muy feliz compartiendo el silencio y las galletas con mi abuela. Nunca olvidaré su olor y el color de sus ojos que hasta ahora me siguen pareciendo de los más lindos que he visto, de un color azul tan claro y brillante que la miraba por largos periodos de tiempo hasta que ella me distraía con otra cosa. Cualquier recuerdo que gire alrededor de mi abuela, no puede ser mas que bonito.
Me causó mucha gracia el recuerdo de Alejandro Vizcarra, porque me hizo recordar algo que solía hacer con mi hermano, así que no pude evitar imaginar todo lo que contaba con las imágenes que yo tengo de mi infancia y en vez de su bicicleta mi triciclo amarillo. También me causó mucha gracias el recuerdo de Gerardo pues creo que es sorprendente tener un recuerdo tan inusual y cómico, además su forma de redactarlo me hizo imaginar cada escenario como si yo hubiese estado ahí.
28 agosto, 2012 a 5:48 PM
Elliane Galindo
Los recuerdos de mi niñez no son algo que tenga muy claros, sin embargo algo que recuerdo muy bien fue un viaje que hicimos unas vacaciones, mi mamá, mi tía, mi hermano y yo a Puerto peñasco. Era la primera vez que ibamos a ese lugar mi hermano y yo, y yo tenía aproximadamente 5 o 6 años de edad. Recuerdo que mi hermano y yo estabamos muy emocionados al ver el gran hotel en el que nos hospedamos y más porque sólo bajabamos unas escaleras y ya estaba el mar. Recuerdo en especial ese viaje porque tuve una experiencia en la que casi me ahogo; nos fuimos mi hermano mayor (que me lleva un año) y yo a la alberca, sin mi mamá que lo único que nos dijo es que no nos fueramos a lo hondo y le dijo a mi hermano que me cuidara. Recuerdo que estabamos muy divertidos jugando en lo bajito y en realidad no le teniamos miedo al agua, por lo que estabamos muy agusto y confiados, empezamos a jugar retos y mi hermano hacia trucos para que yo los hiciera como sumergirme,darme marometas, tocar el piso con las manos y cosas así hasta que uno de sus nuevos retos era nadar en lo profundo, sabiendo que yo no sabía nadar bien, y yo por no decir que no acepte el reto. Para mi, la alberca era grandisima y para ir a lo hondo de fui agarrada de toda la orillita de la alberca, pero me empezó a dar miedo, entonces mi hermano se estaba riendo y me decía que me daba miedo, pero yo me quise hacer la muy valiente y me solté pero como no sabía nadar bien me empecé a ahogar; después de eso, sólo recuerdo que un señor me sacó y me sentó en el piso afuera de la alberca y recuerdo que nos empezó a regañar a mi hermano y a mi por estar jugando solos, en eso llegó mi mamá muy preocupada porque le habian dicho que me estaba ahogando y después de eso no recuerdo con exactitud lo que paso.
Otro detalle de ese mismo viaje que recuerdo muy bien es que ibamos caminando por la playa todos juntos y había señoras que hacian trensitas y yo le dije a mi mamá que quería que me hiciera unas. Fui a que me las hicieran y recuerdo estar muy contenta porque como le ponian bolitas de colores al final de las trensitas sonaban cada vez que me movía y algo muy chistoso es que cuando regresamos a Hermosillo me decían «la negrita cucurumbe» y yo nomas me enojaba porque me decían negrita.
28 agosto, 2012 a 8:49 PM
Fabiola Valenzuela
hay me recordó la vez que yo también casi me ahogaba de pequeña cuando quise nadar como unos niños que estaban cerca de mi en la alberca. Pobre de ti, lo bueno que nada malo paso 🙂
28 agosto, 2012 a 10:37 PM
Juan Ramírez
Hey amiga vivimos experiencias parecidas, vaya susto que pasamos en nuestra infancia. Sin duda un recuerdo que no olvidaremos nunca pero aquí estamos riéndonos ahora de esos sucesos. Antes de que se acabe el verano nos vamos a las albercas jajaja
28 agosto, 2012 a 10:48 PM
Estefanía Talamantes
jajaj negrita 🙂 yo también me hice de esas trenzas en cabo! hacían que me doliera la cabeza.. y supongo que ya sabes nada bn vdd?
28 agosto, 2012 a 5:04 PM
Olimpia Preciado Reyes; Grupo 552
El recuerdo más lejano que habita en mi memoria es, casualmente, uno de los más felices de mi niñez. Cuando tenía 4 años de edad, en las vísperas de Navidad, mi familia decidió pasar las fiestas con los hermanos de mi padre, quienes habitan en Riverside, California. Tenía dos primas de edades cercanas, y jugábamos todo el día en el patio, donde tenían columpios y casitas. El día de Noche Buena, a mis tías se les ocurrió ponernos un juego de acertijos, y quien ganara se llevaba como premio algún juguete pequeño, colores o un detalle parecido. Ahí fue cuando aprendí que “las mangas del chaleco blanco de Napoleón” no existen, el acertijo que tengo más presente desde entonces y el cual ahora comparto también con niños pequeños. Esa misma noche, las tres primas estábamos paradas frente a la chimenea, viendo cómo los adultos platicaban y presentaban a una novia de uno de mis tíos (quien ahora es su esposa y madre de nuevos primos) cuando, de repente, alguien nos preguntó que había detrás de nosotras. Volteamos entonces, y vimos con emoción que atrás de cada una estaba un regalo envuelto; rápidamente los abrimos y encontramos juguetes nuevos para cada quien: a mi me llegó un pizarroncito cargable, el cual podía rayar con tiza por un lado y, por el otro, pegar imanes de letritas para formar palabras. Siempre nos dijeron que Santa Claus había dejado los regalos para nosotras mientras nadie veía, lo que me provocó mucho cariño hacia el juguete, que fue uno de mis favoritos por un largo tiempo de mi infancia. Hasta la fecha, ningún miembro de la familia nos ha dicho quién fue el que dejó los regalos!.
28 agosto, 2012 a 9:57 PM
Shantell Raygoza Muñoz (Grupo 552)
Navidad siempre ha sido felicidad para mí, de hecho muchos memorias alegres las tengo de esa fecha. Ahora recuerdo algo de aquellas vísperas: cuando estaba chiquita, un primo me dijo que Santa Claus no existía, yo me puse un poco triste, pero supuse que era verdad simplemente porque me lo había dicho una persona más grande que yo.
A pesar de que quise hacerme la grande y ya no creer en Santa Claus, en la Navidad (por si acaso sí existía) le seguía dejando mi carta, un vaso de leche y un plato con galletas.
Creo que está suave que todavía no te hayas enterado de quién te dio el pizarroncito, le da misterio al objeto y provoca entusiasmo, preguntas, imaginación; parece que esa Navidad tuya fue muy emocionante.
28 agosto, 2012 a 10:04 PM
Ángela Elizabeth Méndez Carrillo, grupo 552
Yo también tengo una tía viviendo por allá en Riverside.. jajaja. Curiosamente unas vacaciones que pasamos con ellas son el recuerdo más lejano de mi hermana mayor… teníamos como 3 y 4 años.. Yo no me acuerdo de nada, pero ella cuenta que hice berrinche en casa ajena. Ya de adolescente,pasé una navidad con ellos (mis primas, que son apenas unos 5 años más grandes se casaron y mis tíos quedaron sólos y nos adoptaron por una navidad) y también me divertí mucho. Aunque extraño creer en Santa Claus 😦 era una linda ilusión.
28 agosto, 2012 a 10:38 PM
Estefanía Talamantes
awww que cool 😀 recuerdo los tiempos en que existía Santa… siempre le dejaba galletas y leche, celebrábamos navidad con mi abuela y en la madrugada que regresábamos a casa estaban los mejores regalos ahí y las galletas estaban mordidas y el vaso de leche vacío, todo era mágico en ese entonces.
28 agosto, 2012 a 5:01 PM
ALEXIS BERNAL MTZ.
Desde que tengo memoria, mi papá se ha encargado de armonizar todas aquellas situaciones consideradas “malas”, de regalar una sonrisa a todos y ser la mejor forma de distracción.
Un día que mi mamá se fue de compras con una tía, mi papá y yo nos quedamos solos en casa. Tenía alrededor de 5 años, mi mamá estaba embarazada pero eso no contaba para mí, seguía siendo hija única, la consentida, por supuesto. Llena de aburrimiento le dije a mi papá que jugáramos a algo, mientras él estaba recostado en el sillón del cuarto de televisión. Yo sabía que no me estaba prestando mucha atención pero eso no impidió que empezara el juego. Fui corriendo a mi cuarto, regresé con mi cobija favorita, una manta tejida de color amarillo, me cubrí el cuerpo entero con ella y le dije que íbamos a jugar a la gallinita ciega. Si bien conocen el juego, la gallina tiene que atrapar a los demás jugadores, por lo que, en este caso, tenía que atrapar a mi papá. Me dijo que me acercara al sillón y desprevenidamente comenzó a darme vueltas, para hacer el juego todavía más difícil. Yo emocionada, me acerqué y terminé mareadísima, lo cual, en lugar de enfadarme, me hacía sentir más atrevida y valiente. Desinteresado y distraído mi papá me iba dando direcciones para que lo apresara; sin embargo, siguió sin prestarme mucha atención. De repente, me encontraba dando vueltas por las escaleras enredada en la cobija. Sólo escuchaba los pasos de mi papá bajando a la vez que yo iba cayendo escalón por escalón.
Al terminar en el primer piso de la casa, me levantó, se rió y me dijo que no le dijera a mi mamá. Mi caída hizo que finalmente me prestara la tan esperada atención, así que no me importaron los pequeños raspones. Además, ¿quién no se ha caído de las escaleras?
28 agosto, 2012 a 6:10 PM
Ángela Elizabeth Méndez Carrillo, grupo 552
😀 ¡Qué lindo recuerdo! Yo también jugaba a la gallinita ciega con mi padre y mi hermana mayor. jajaja. Teníamos muchos accidentes… y a mi madre nole gustaba… pero eran momentos de mucha diversión. Creo que en los 90´s estaba de moda el juego.. 😦 los niños de ahora ya no juegan a eso
28 agosto, 2012 a 10:44 PM
Estefanía Talamantes
Típico de los papas 🙂 cuando estaba chica mi papá siempre llegaba tarde y se ponía a hablar por teléfono en la sala, como era casi el único momento del día en que lo veía a veces me sentaba junto a él sin decir nada y me hacía la dormida para que me cargara al cuarto, me sentia como princesa 🙂 nunca supe si se daba cuenta que fingía estar dormida…
28 agosto, 2012 a 11:35 PM
Lidia Quiroz Dorantes 552
hahah ai Alexis me encantó tu historia ❤ porque en clase de foto en 3er semestre vi todas tus fotos de pequeña y estabas toda linda! haha me imagine tú a esa edad tapada sola con la cobija! 😀
28 agosto, 2012 a 3:42 PM
Carolina Enciso
Recuerdo haber ido al cine con mis papás y mi hermano menor cuando salió la película de Titanic, fuimos a verla en el otro lado y no sé por qué, recuerdo que nos tocó hasta la parte de abajo porque ya no había lugares. Yo prácticamente miraba hacia arriba y me mareaba todo el movimiento y giros de cámara que se proyectaban. El caso es que cuando llega la famosa escena de sexo en el coche mi hermanito de casi 3 años pregunta «¿Ma, porque se quitaron la ropa?» y yo siendo hermana mayor y muy inteligente le dije: «Pues porque tienen calor». Esa historia todavía sigue vigente en la familia.
28 agosto, 2012 a 11:04 PM
Sayat Fernanda Narváez Corrales
sin duda esa pregunta yo tambien la hice 😀
28 agosto, 2012 a 11:27 PM
Julio Isaac Lozano Baylón
Jajaja la inocencia puesn’ pero todo se pierde en algún punto:P
28 agosto, 2012 a 1:12 PM
Marisela Garcia (grupo 551)
Tengo diversos recuerdos de mi infancia, los mas antiguos son de cuando tenia seis años aproximadamente, pero el mas claro que tengo es el siguiente:
Eran las vacaciones largas, cuando yo iba en primero de primaria, mi mama decidió llevarme de viaje a Michoacán, el lugar donde ella nació, nos despedimos de mi familia y nos fuimos en el avión, cuando llegamos nos quedamos en casa de mi abuelita, a quien vi por primera y ultima vez.
La casa a pesar de estar en la ciudad tenia tierra en el patio, me auerdo tambien que llovia m,ucho y muy fuerte, de hecho cuando llovia mi ti no me dejaba ver la tele.
En el transcurso del viaje conoci a gran´parte de la familia de mis pades, ya que ahi se encuentran, visitamos varios lugares, saliamos a comer y en general tengo muy buenos recuerdos de eso, pero un dia ocurrio algo que no me gusto para nada.
A ese viaje yo lleve una muñeca, era Angeliza, la de los Rugrats,esa niña que todos consideran la mala, pero por alguna razon siempre fue mi personafe favorito de esa caricatura,el juguete estaba hecho de un material suave, pero la cabeza y las manos eran de plástico, vestía con ripa de dormir que era de color rosa y morada, su cabello era así como de hilo y amarillo, una noche me dormí y al despertar me encontré con que la muñeca tenia los dedos mordisqueados, se la enseñe a mi mama, la única explicación que encontramos fue que habían sido los ratones, así que yo estaba entre enojada y triste por lo que le sucedió a mi muñeca en ese viaje.
28 agosto, 2012 a 12:32 AM
Alejandra Villalba García
Probablemente tenía no más de 5 años, por lo tanto, mi hermana debió haber tenido 2. Es una situación extraña porque la mayoría de las imágenes que recuerdo las visualizo en tercera persona, y sólo cierta parte es en primera persona. Recuerdo que estábamos en el segundo piso de mi casa que, desde que tengo memoria, ha sido la «oficina» de mi papá, pero al mismo tiempo es el lugar en donde se guardan las cosas que no se necesitan abajo. Como siempre, el cuarto estaba sofocado, mi hermana y yo estábamos sentadas en la alfombra verde, mi mamá sentada en las escaleras y mi papá en la silla de su escritorio. Todas las miradas estaban puestas en mí y en el globo desinflado que traía en la mano. Yo, volteando directamente hacia mi hermana, inflaba el globo, y cuando estaba suficientemente inflado, dejaba salir el aire directo a su cara. Al mismo tiempo, el aire saliendo del globo producía cierto sonido que provocaba que mi hermana soltara enormes carcajadas. Esto, y ver la expresió de mi hermana mientras el aire del globo pegaba en su cara, provocaba que yo me riera mucho más. El ver que nosotras dos estuviéramos riéndonos sin parar, provocaba que mi mamá soltara carcajadas aún mayores y eso provocó que mi papá fuera por su cámara de video y grabara todo. Ahora entiendo el por qué de los recuerdos en tercera persona.
28 agosto, 2012 a 8:49 PM
Sonia Alcántar
Siempre es un hermoso recuerdo cuando de niños jugamos con nuestros hermanos. Es sorprendente ver como dos personitas que aún no perciben el mundo de una manera madura ya puedan interacutar entre ellas y gozar de la vida sin otro afán que reír. Deberíamos recordar más de ello y ponerlo en práctica.
27 agosto, 2012 a 11:00 PM
Oceguera Olmos Sandra Abril
Uno de los recuerdos de mi infancia, y aparentemente uno de los más antiguos, es el de mi fiesta de cumpleaños que me hicieron a los dos años de edad. Me acuerdo de diferentes cosas de ese día, me acuerdo de la piñata (Aparentemente un conejo), los dulces y algunos invitados (Familiares en especial). Pero principalmente me acuerdo de forma clara, el haber jugado mucho con mis dos primas favoritas, recuerdo que jugamos a la pelota, a perseguirnos, y después fuimos un rato a divertimos en un área de juegos. También, me acuerdo de distintos regalos que obtuve ese día, porque en esa época, en especifico tenía una afición por Barney, así que me es posible recordad algunas de las cosas que me dieron, por ejemplo un Barney de peluche, un Kit de manualidades de éste, ropa, juegos de mesa, entre otras cosas más.
Por último, también recuerdo lo triste que fue tener que permitir que entre otros niños más grandes que yo, golpearan mi piñata con un palo hasta que la destruyeron. Realmente fue un momento muy confuso para mí, yo recuerdo no entender porque le hacían eso, y por lo cual comencé a llorar hasta que mi mama me explico que las piñatas son creadas para eso, y que a ellas no les dolía, además de que les salían dulces de adentro (Lo cual no me convenció tanto, pero si funciono para que me tranquilizara). Y por lo cual al siguiente año, la piñata de mi fiesta fue una que solo tenía una imagen de pocahontas, y no una que fuera la figura de esta, y no fue que hasta que cumplí cuatro años, después de mucha practica en otras fiestas, que volví a decidir por una piñata con forma de personaje (Simba) 🙂
28 agosto, 2012 a 6:06 PM
Elliane Galindo
Me parece muy tierna tu historia Abril y me hace recordar una mia que hasta la fecha la disfruto pero al mismo tiempo me burlo de ella pues es que en un cumpleaños creo que cumplia 4 o 5 años nos hicieron a mi hermano y a mi una piñata juntos en la que el tema principal por mi parte era blanca nieves y recuerdo que estaba encantada y me creía con mi disfraz de blanca nieves, daba vueltas para que mi capa roja volara y tambien estaba encantada con mi piñata porque estaba vestida igual que yo, pero hoy en día me causa gracia el hecho sarcastico de que yo, al ser morena me disfrazaran de blanca nieves… jajaja
28 agosto, 2012 a 8:54 PM
Sonia Alcántar
Oh, Abril. Lo más genial de tu recuerdo, aparte de la fiesta y todo, es la memoria que tienes para tener «flashazos» de tu vida a los 2 años de edad. Eso sí me asombró. Lo más lejano que recuerdo tal vez fue a mis 3 años. Debería hacer un esfuerzo para imaginar más atrás.
27 agosto, 2012 a 10:56 PM
Gerardo Jaquez
Es difícil recordar una experiencia lejana con perfecta exactitud, así que trataré de darles los máximos detalles posibles y hacerle honor al recuerdo. Corría el anio de 1996 (tenía apenitas 4 anios). Todos los domingos iba a Rosarito, a pasar el día con mi padre (en su casa), con mi padre he vivido la aventuras/desventuras más singulares y bizarras que me hayan ocurrido en mi vida. Un domingo cualquiera (fue en verano supongo por que el calor era infernal) a mi padre le entró la nostalgia ranchera y decidió comprarse una yegua doméstica (ni tan doméstica).
La yegua se la compró a un amigo suyo llamado Cacho, que rentaba sus caballos pura sangre para que decenas de gringos enfiestados se sintieran Juan del Diablo por un segundo de sus vidas, Cacho era ciego al igual que su hermano gemelo (cuyo nombre no recuerdo). Mi padre podría jugar partidas de dominó (dominó braile obviamente) eternas que rondaban las 4 o 5 horas, mientras yo, paseaba por todo lo largo de la playa.
Pero volviendo a la historia, mi papá compró una yegua pseudodoméstica que decidimos llamar Fresa (por que en esa época estaba de moda la canción la ninia fresa). Era un animal inmenso, o a lo mejor yo era el pequenio, pero recuerdo aniorar a ese animal como una bestia que a la mínima provocación me golpearía brutalmente con sus patas.
Pero mi papá era tan punk que decidió montarla sin silla y sin cuerda. Sólo colocó en su lomo un sarape mexicano de colores cálidos que se parecían al cielo de esa tarde (por que recuerdo que ya estaba oscureciendo). Mi papá portaba un traje genérico vaquero (camisa de cuadros, pantalones entubados y botas vaqueras, vestimenta que caracterizó a mi padre por más de medio siglo). Con cara decidida montó al equino, recorrió casi la totalidad del patio de la casa (olvidé mencioanr que nos encontrábamos ahi). Iba tan rápido que perdió el control de Fresa, iba tan rápido que no notó que estaba por estrellar con un espejo retrovisor de su troca Ford. Sus reflejos lo llevaron a hacer una maniobradigna de ser vista en una película Superman (las de christopher reeves obviamente). Volteó su espalda hacia atrás, casi en un angulo de 90 grados, a los 3 segundos y casi 5 metros avanzados, mi papá cayó sobre sus manos, no le sucedió nada, pero me asuste muchísimo, por que la yegua estaba sola y estaba birncando del miedo, pensaba que me fuera a atacar. Afortunadamente mi papá se paró de inmediato y agitó sus manos para controlar a Fresa. No pude controlar el llanto, pues nunca estuve tan cerca (hasta el momento) de un aminal tan grande, libre y salvaje. Tal vez por eso no le tengo mucha confianza a los equinos.
27 agosto, 2012 a 9:51 PM
Iliana Arce
Tengo muchos recuerdos de pequeña, pero el más lejano que puedo recordar fue cuando tenía unos 3 años, mi prima era 5 años mayor que yo y solía tener celos de mi por ser la más pequeña, así que solía hacerme muchas maldades de las cuales siempre salía bien librada, un domingo de verano fuimos al parque de Bonita en San Diego, toda la familia, nos reuníamos a jugar el tradicional torneo de Baseball familiar, yo era parte de la porra ya que aún estaba muy pequeña y mi prima me llevó a jugar a los juegos para niños pequeños, pero en lugar de llevarme a los que estaban más cerca, me llevó a los que estaban hasta el otro lado del parque, se fue y me dejó sola mientras estaba distraída, transcurrió el tiempo y yo jugaba junto a los niños pequeños, pasaron tres horas hasta que llegaron mis primos más grandes y mi mamá llorando de la preocupación, yo no entendía lo que estaba pasando hasta que vi que mi tía estaba regañando a mi prima, hasta ahora comprendo que mi prima quería llamar la atención. Desde ese día hasta ahora en las reuniones del parque siempre pregunta en manera de broma «¿En dónde está la niña?»
28 agosto, 2012 a 6:53 PM
Claudia Ortiz Cortez
que padre, sobre todo las reuniones familiares y que jugaban baseball los imagine y se me hizo algo súper bonito ojala conserven esa tradición por mucho tiempo mas 🙂
28 agosto, 2012 a 9:21 PM
Emma Martinez
tu anécdota me hizo que me identificara con tu prima, yo también sentí esos celos cuando nació mi hermanita jejejejeje
27 agosto, 2012 a 9:41 PM
Corrales Vargas Melissa (552)
Bueno, realmente me costó mucho elegir algún recuerdo, porque mi memoria no es muy buena, así que la mayoría de lo que me acuerdo son momentos muy cortos, tipo fotográficos por así decirlo, pero meditando y regresando al pasado pude percatarme que hay algo que hasta la fecha me da pena y es que cuando tenia unos 7 años, a mi familia le gustaba viajar a San Luis, Río Colorado, ya que tenemos familia allá y cada que podíamos íbamos. Allá tengo primos que tienen edades similares a las mías, o sea que en ese entonces todos andábamos por los 6-9 años más o menos.
Total, uno de los días que anduve por allá mis tíos decidieron llevarnos a un canal, con el fin de entretenernos y que no anduviéramos de latosos en casa sin nada que hacer o simplemente viendo la televisión, así que anduvimos un buen rato por ahí jugando cerca del canal, mientras los adultos hacían de comer, un típico día de campo familiar. Todo iba bien lo recuerdo, me divertía persiguiendo a mis primos y primas, hasta que una de mis tías se le ocurrió la brillante idea de querer tomarnos fotos a todos los primos, para plasmar en papel ese bonito día. Recuerdo toda la “discusión” en torno en donde sería el mejor lugar para tomarnos una foto, y que a una prima se le ocurre que sea en unas ramas de un árbol. Vaya desgracia para mí porque siempre le he temido a las alturas. Entonces todos mis primos se subieron, y los tíos listos con cámaras de video y fotografía para no perder ni un solo detalle de lo que iba a ocurrir. Con todos mis primos arriba de los árboles (eran más bien dos troncos que unían a los dos árboles por así decirlo) no podía negarme a subir, así que con todo el miedo del mundo me subí a una ramita y me quede ahí, mis primos estaban en los dos troncos que unían a los arboles, así que yo tenía que pasar de la ramita a los troncos, pero no quería pasarme porque me daba miedo, sentía que si daba un paso más me caería, pero tenía a toda mi familia apoyándome, gritándome, en especial mi mamá que me decía: “Súbete Melissa, no te va a pasar nada” con esas palabras de aliento me anime a subir y qué fue lo que paso… di un paso en falso y me caí, de ahí lo que recuerdo es ir con mi mamá llorando y reclamándole: “Tú dijiste que no me iba a pasar nada”, por supuesto no falto el video del tío para recordarme cada que puede aquel trágico día.
27 agosto, 2012 a 5:03 PM
Alejandro Vizcarra. Grupo 552
El recuerdo infantil más lejano que tengo sucedió cuando yo tenía apenas unos seis o siete años de edad. Era uno de esos días de vacaciones, en los que mi hermano Adrian (de 10 años de edad) y yo íbamos a casa de mi abuela desde temprano dónde nos juntábamos todos los primos. Éramos muchos, alrededor de cinco primos, mi hermano y yo. En ese entonces nos encantaba jugar y andar alrededor de toda la colonia con nuestras bicicletas. Un día, fuimos todos nosotros y otros niños de la misma colonia, a un lote baldío, actualmente donde se encuentran las canchas de futbol “Fogool”. En ese lote baldío había rampas, tierra, bajadas empinadas, todo lo necesario para andar en bicicleta y para que cualquier niño se divirtiera y pasara un excelente día. El único problema de ese lugar, era que se decía rondaba por ahí un loco, un vagabundo que tenía su reputación de violento. Nosotros no nos acordamos ese día de ese pequeño detalle y fuimos al lugar. Llegamos desde temprano y duramos horas ahí jugando, después de mucho tiempo ya todos estaban cansados y agarraban sus bicicletas para retirarse del lote baldío. Recuerdo que subí en mi bicicleta a la punta de una rampa y les grite ¡La ultima y ahorita los alcanzo! Mi idea era bajar esa rampa a toda velocidad con la bicicleta. Me encantaba hacer eso. Cuando estaba a punto de bajar, empecé a notar que todos se empezaron a ir de manera precipitada y corriendo. Lo que les alcance a entender era ¡El loco! ¡Ahí viene! Demasiado tarde. Yo ya había empezado a descender de la rampa cuando me di cuenta de que de hecho, el loco venia caminando y gritando precisamente por el camino que yo intentaba descender. Recuerdo la imagen del vagabundo balbuceando no sé qué cosas. Sentí muchísimo miedo en ese momento, terror, de lo peor que he sentido en mi vida. Iba ya bajando muy rápido cuando un primo (un año más grande que mi hermano) me detuvo con todo y bicicleta. Me jalo fuera del camino y me dijo ¡Vámonos! Subí a mi bicicleta y empecé a pedalear lo más rápido que pude, pensé por un momento que iba volando. Sentía al vagabundo justo atrás de nosotros. Al final, llegamos yo no sé de qué manera a casa de nuestra abuela, cansados y asustados, sobre todo yo. Recuerdo ese episodio en mi vida y me rio, no sabiendo si mi memoria me ha jugado una mala pasada y he exagerado todo lo que paso dándole proporciones épicas, o si lo he minimizado con el paso del tiempo. Al fin y al cabo no importa, un recuerdo es un recuerdo y es el más lejano que se me ocurre en este momento.
28 agosto, 2012 a 6:59 AM
Shantell Raygoza Muñoz (Grupo 552)
Yo de lo que huí más rápido mientras andaba en bicicleta fue de los dos Rottweilers que un vecino tenía. Un primo que vivía cerca de mi casa y yo siempre salíamos a jugar y ya conocíamos a qué hora el vecino sacaba a sus perros, de manera que siempre los evitábamos. Pero un día el vecino cambió sus costumbres y sacó a los perros (sin correa) a la calle. Mi primo y yo andábamos en bicicleta… ¡nos dieron una correteada! Yo estaba con la preocupación constante de si iba alcanzar a pedalear más rápido de lo que sus patas podían correr, volteaba hacia atrás y veía un perro gigante que quería comerme. Al final sí pudimos dejarlos atrás, pero estuvimos todo el día con miedo de regresar a mi cuadra, por temor a que todavía estuvieran sueltos los Rottweilers.
Pero supongo que un vagabundo acechándome habría sido algo terrible, yo supongo que a mí me hubiera dado mucho miedo, hubiera pensado que era el señor del costal o alguna otra representación de esos mitos que los padres cuentan a sus hijos.
28 agosto, 2012 a 8:11 PM
Fabiola Valenzuela
Estuvo muy chistoso eso, solo faltaba que te cayeras como en las películas de terror.
28 agosto, 2012 a 11:36 PM
Lidia Quiroz Dorantes 552
La mejor historia del salón:P hahah ❤ estabas bien blanquito de chico! ya me imagino ahí todo mugroso por jugar siempre en la calle! y todo flaco pedaleando tu bicicleta! haha me imagino tus piernillas ahí sin fuerzas:P
27 agosto, 2012 a 3:14 PM
Harim Quevedo Rivas
Cuando tenía entre 4 o 5 años, recuerdo que era muy común que los domingos fuera con mis papás a los mercaditos que se ponen en las colonias, en una de esas salidas recorriendo entre puestos mi mamá se quedo comprando verdura en uno de los puestos y justo enfrente de ese, estaba uno en donde vendían muchos juguetes, estaba lleno de todo, cosas de la barbie, muñecos de peluche, soldaditos, carritos, etc.
Emocionada jale a mi papá hasta ese puesto y viendo entre todos los juguetes una muñeca muy bonita capto mi atención, tenía un vestidito rosa, unos zapatitos, accesorios, muchos diamantitos que se pegaban en su vestido, su cabello era rubio y muy brillante. Como me había encantado, le dije a mi papá que si me la compraba, aprovechando que no estaba mi mamá porque sabía que diría que no, él sin pensarlo pregunto el precio y me la compro, la metieron en una caja muy grande y llegue al puesto de la verdura con mi mamá toda emocionada, como era de esperarse se molesto y solo recuerdo que le dijo, ¡si te pide piedras, piedras le compras!
Ya han pasado 16 años de ese día y aun conservo esa muñeca.
28 agosto, 2012 a 7:06 PM
Claudia Ortiz Cortez
Que suave que aún conserves cosas de tu infancia! Han de ser tesoros invaluables para tí y para tu mamá, me hubiera gustado también guardar algo de mi infancia pero mi mamá tiraba todo.
28 agosto, 2012 a 9:16 PM
Emma Martinez
hahahahaha me encantaría ver esa muñeca 😀
27 agosto, 2012 a 2:46 PM
Anai Marisol Chagollan Cervantes
Mi recuerdo más lejano es de cuando tenía aproximadamente 4 años: fui con mis papás a un centro comercial, que para mi corta edad parecía enorme, entramos a una tienda departamental, no recuerdo el nombre, pero recuerdo que al pasar por los pasillos había muchas cosas que me llamaban la atención, principalmente en donde se encontraban los juguetes y lo de papelería (libros, colores, pinturas, etc.). Supongo que fuimos al mandado, porque el carrito estaba lleno de comida y recuerdo que en un descuido de mis papás me gano la curiosidad y de dirige a donde se encontraban los juguetes, se me hacían enormes los estantes y no comprendía cómo era que yo no podía tener tantos juguetes como los que había ahí. Perdí la noción del tiempo y cuando quise regresar a donde había dejado a mis papas, ya no estaban ahí. Recorrí por unos minutos la tienda buscándolos, pero está parecía enorme, y el miedo me invadió. No los encontraba y creí que se habían ido sin mí y que me habían olvidado, así que en mi desesperación Salí de la tienda para ver si los alcanzaba a ver, pero para mi mala suerte la plaza era más grande que la tienda y eso me asusto aun mas, así que regrese a la tienda llorando porque en verdad creía que se habían ido sin mí, poco después escuche una voz que decía: “La niña Anai Marisol, favor de pasar al área de cajas, sus papás la están buscando” entonces corrí desesperadamente hacia las cajas, y cuando llegue y vi a mis papás, me di cuenta de que no me habían dejado y que no volvería a alejarme de ellos para ver los juguetes. Mis papás me regañaron, pero aun así no dejaban de abrazarme, tal vez también se asustaron.
28 agosto, 2012 a 11:40 PM
Lidia Quiroz Dorantes 552
haha cuando dijiste: ‘ya no están mis papás donde los dejé:P’ ahaha me dio mucha risa! y yo también siempre me perdía por andar de curiosa en los supermercados 😛
27 agosto, 2012 a 2:31 PM
Emma Martínez Aguilar
Bueno a decir verdad es que no tengo grandes recuerdos de mi infancia, y los que tengo de alguna manera no logran ser claros, pero de las pocas cosas que me acuerdo, por cierto con mucha nostalgia, son las Navidades. En mi infancia yo vivía en la Ciudad de México y recuerdo que todos mis primos, mi hermano y yo esperábamos con ansias la Navidad y no por los regalos, si no por que la familia se reunía y todos los primos estábamos juntos para jugar. Nuestros papás nos dejaban estar en la calle más tarde de la 1:00 am tronando cohetes, cosa que nos encantaba y nos hacia sentir como “niños grandes”.
Durante la cena el que iba terminando de comer se iba a la “casa de juegos” (mi casa), que estaba junto a la de mi abuelita y ahí jugábamos videojuegos hasta las 6:00 am mientras nuestros papás jugaban cartas en la casa de a lado; a cada momento nos iban a vigilar ya que teníamos la casa de cabeza, haciendo un escándalo y corriendo por todas partes, nos regañaban horrible y en cuanto se daban la vuelta y cerraban la puerta comenzábamos con el desastre otra vez. La verdad es que nos divertíamos mucho y son recuerdos que son muy lindos para mí ya que mi familia esta lejos, ellos viven en la Ciudad de México y nosotros nos tuvimos que mudar a Tijuana.
28 agosto, 2012 a 6:52 PM
Harim Quevedo Rivas
Me hizo recordar una navidad, hace muchos años cuando todavía era una niña y salía con mis vecinitos a tronar cohetes y en una de esas ocasiones jugando con luces de bengala incendiamos un barranco que esta detrás de mi casa, mis amiguitas tenían un hermano mayor y nos asustaba diciendo que la policía nos iba a llevar por causar el incendio y nosotras muy creídos comenzamos a llorar y más cuando vimos que la policía llego a ver el incendio.
28 agosto, 2012 a 7:07 PM
Claudia Ortiz Cortez
Ami también me hizo recordar una navidad y una situación en especial con los cohetes, en una navidad casi me vuelo un pié por pisar un cohete perdido jaja que suave tener una gran familia y ese tipo de convivencias 🙂
27 agosto, 2012 a 12:46 PM
Flor Minerva Soriano Frausto
Tenía 5 años, vivía en Nayarit y mi mamá trabajaba en Puerto. Vallarta Jalisco, por lo tanto mis abuelos se hacían cargo de mi, recuerdo que un día llegó mi mamá, me despertó y le dijo a mi abuela » alista la ropa de la niña, me la voy a llevar». Apenas y me estaba levantando cuando mi mamá apresurada me vistió, entonces tomo mi maleta y me llevo unos días con ella a Puerto. Vallarta, del viaje no recuerdo mucha tal vez me fui durmiendo. Pero si recuerdo la entrada al puerto, había muchos barcos pequeños en un mar azul y que se movía muy rápido, mi mamá me dijo que esos barcos chiquitos se llamaban yates. Al bajar del autobús mi mamá me compro un chocolate (sniker), tomamos un taxi y fuimos a buscar un hotel, me dijo que eligiera el que yo quisiera, al primero que llegamos, se encontraba frente al malecón y pregunte si tenía alberca, me dijeron que si y le dije a mi mamá que ese era el que quería, ella me dijo que no me apresurara que encontraríamos otro, y yo me enterque con ese, por fin nos quedamos con ese. Pero olvide que era diciembre y hacía mucho frio, la verdad es que nunca entre a la alberca por el frio que hacía no me permitía, salimos a caminar de noche, mi mamá parecía más alegre que yo pues se movía de un lugar a otro tratando de mostrarme todos los lugares a nuestro paso, yo solo miraba el mar, y los barquitos. Me preguntaba si me divertía y me tomaba fotos en casi todos los lugares. me dijo que a la mañana siguiente nos subiríamos a uno de esos barcos pero que era más grande, al otro día volvimos a recorrer el Puerto compramos recuerdos y caminamos hacia el muelle para tomar el barco, sin embargo ya íbamos tarde, corrimos por toda la bahía y a mí me daba mucha risa porque nunca había visto correr a mi mamá ella me decía, «ándale, rápido, apúrate, no lo vamos alcanzar» y yo sentía que estábamos cerca de él, a pesar de todos los recuerdos que traíamos y la bolsa de mano de mi mamá que se hacía de un lado a otro, la verdad sentía como mis pies se hacían mas pesados y me reía mas cada vez que daba el siguiente paso.
La verdad es por más que corrimos no lo alcanzamos, mi mamá se miraba triste pero después comenzó a reírse mucho, los turistas que estaban en la costa solo nos observaban, mi mamá después de maldecir, dijo «ni modo, para la otra»
La verdad recuerdo mucho esos tres días que dure en Puerto Vallarta, por que ha sido de las pocas veces que puede convivir tanto tiempo con mi mamá alejada de aquellas personas que pudiéramos conocer, me divertí mucho cuando ella corrió pues puede verla a mi nivel, como una pequeña niña y a la vez como un adulto que trataba de darme todo y de tratarme como tal, al darme la libertad de elegir hasta en aquellas veces que llegamos a comer en ese pequeño viaje.
27 agosto, 2012 a 7:46 PM
Marycruz Carranza Rodríguez
¡Qué bonito recuerdo! te imaginé corriendo, toda cansada. Que lindo que pudiste convivir con tu mamá y que se divirtieron mucho. A mi tu anécdota me hizo recordar la vez en que fui a Chacala, Jalisco con mi abuelita. Se había realizado un viaje por parte de la iglesia de mi abuela y me llevó. Ahí en la playa estuve conviviendo con ella por tres días y me la pasé muy bien 🙂
28 agosto, 2012 a 3:34 PM
Daniela Alejandra González Pacheco.
Creo que este fue mi favorito, honestamente creo que es porque te conozco y se lo que algo asi significo para ti 🙂 Me quedo mil veces con la narración oral que hiciste en el grupo, me encanto la manera como conbinaste un momento super emotivo con tu humor tierno de todo el tiempo.
28 agosto, 2012 a 4:44 PM
Beatriz Godinez Rodriguez
awwwww que bonito recuerdo, nada mejor que pasar tiempo con tu familia sobre todo con tu mami.
28 agosto, 2012 a 10:40 PM
Juan Ramírez
Uno de los recuerdos que se llevó la mañana, sin duda una hermosa experiencia. No sólo el hecho de haber salido de vacaciones si no haber pasado momentos con tu madre los cuales a veces es difícil volver a repetir y es muy bueno que permanezca en tu memoria.
27 agosto, 2012 a 11:55 AM
Claudia Ortiz Cortez
En realidad tengo muchos recuerdos de mi infancia pero son cortos y se vienen a mi mente como un collage de imágenes, sin embargo, los recuerdos mas preciados para mí son los que viví a lado de mi abuelita, a la cual extraño mucho.
Mi recuerdo es algo chusco con el cual nos seguimos riendo toda mi familia y fue cuando yo tenía alrededor de 5 años y estábamos en «Viejas Casino» mis tías, mi abuelita, mi mamá y yo, en todo el día se turnaron para cuidarme en el centro comercial pero se hizo de noche y el centro comercial ya estaba cerrado pues ya eran las 11:00 PM, a mi abuelita le tocó cuidarme y como estuvo todo el día dentro del casino no había comido, fuimos a comprar comida para ella (una hamburguesa) y solo vendían para llevar así que tuvimos que llevar la comida a una banquita a las afueras del casino, nos sentamos a lado de un calentón porque hacía un frio por ser invierno, mi abuelita empezó a comer y en eso se nos acercan dos policías y nos hablaron en inglés, ni mi abuelita ni yo entendimos, en lo personal me asuste, y lo único que mi abuelita les decía era «gustan, gustan» (señalando su hamburguesa) jaja. Como vieron que no entendíamos nada de lo que nos decían fueron por otros policías que si hablaran español, y ya nos explicaron que era muy tarde para que estuviera una menor de edad en las afueras, que eso no estaba permitido y prácticamente nos detuvieron, nos llevaron a una oficina a dentro del casino y claro yo conocí y fue un súper tour con guardaespaldas y todo, nos tuvieron en esa oficina hasta que apareció mi mamá bien asustada porque pensó que algo grave había pasado, después de eso claro que nos causaba muchísima risa lo denominamos como mi primer experiencia policíaca.
28 agosto, 2012 a 7:34 PM
Harim Quevedo Rivas
te puedo imaginar viendo a los policías con tus ojotes y tu cara de no entiendo nada y la ternura de tu abuelita ofreciendo de su hamburguesa jajajajajaajaja
28 agosto, 2012 a 9:30 PM
Emma Martinez
Mi parte favorita es cuando tu abuelita les ofrece hamburguesa a los policías jejeje. Simplemente me encantó.
27 agosto, 2012 a 10:22 AM
Miriam
El recordar mi infancia me resulta muy agradable, y aunque para algunas personas les es difícil por el tiempo a mi me parece extraño el que yo pueda recordarlo tan bien y con lujo de detalles. La navidad y la fiesta de año nuevo eran mi época favorita, mi mamá se preparaba un mes antes para tener todo listo, ella hacia las esferas, bordaba las botas, acomodaba la mesa, ponía velas y la casa se impregnaba de olor a manzana con canela.
El 24 de diciembre mis papas solían hacer una fiesta en donde invitábamos a toda la familia; la familia de mi mamá la cual es muy grande, les encanta la música, el baile y abundan los niños; también a la familia de mi papá que es todo lo contrario, son pocos miembros, mi hermana y yo eramos las únicas niñas de la familia, sin olvidar que a ellos les gusta mas lo formal, la convivencia tranquila y platicar. Así que la fiesta de noche buena era toda una revolución, se iniciaba con el ponche y una platica rápida para entrar en confianza, después la cena, la cual tenia inicio pero no fin, salíamos al patio a quebrar la piñata llena de fruta y cacahuates, después de la 1 de la mañana empezaba el baile y el que quedará al final se llevaba un regalo sorpresa.
Durante esas horas se olvidaba todo mal entendido, problema o discusión además el ver a mis dos familias, que a pesar de las diferencias pasaban un tiempo agradable entre ellos es uno de mis mejores recuerdos hasta este momento.
27 agosto, 2012 a 2:26 PM
Daniela Carolina Abitia Prado
El recuerdo mas lejano de mi infancia es cuando descubrí que nací el mismo dia que cumplo años.
Todo empezó cuando fui por primera vez a México con mi hermana más grande, Gabriela, sin mi Mama. Tenia mucho miedo del avión nunca había volado y me daba pavor lo que era subirme a ese avión y tener que quedarme sentada por 3 horas, ya que era una niña muy hiperactiva y el estar ahí encerrada me tenia sufriendo. Ya mientras me acercaba al avión mi estomago revoloteaba con las mariposas del miedo que tenia, pero al ser menores mi hermana y yo nos subieron primero al avión y nos dejaron subir con el capitán del avión y conocer el interior. Ya que termino todo me sentaron a un lado de mi hermana, hasta enfrente y recuerdo pensar que el viaje se había pasado tan rápido ya que me la pase jugando todo el vuelo con plastilina. Tenia muchos colores y diferentes maquinas que me dejaron crear todo un pequeño mundo de plastilina y me parecía tan realista aunque ahora puedo imaginar que eran solo pequeñas bolitas con pelo como pelón pelo rico.
Al llegar a México nos recogieron mis 4 primos y mi tía. La ciudad me parecía inmensa y mi pequeño mundo a descubrir aunque antes de ir me dijeron mucho que separarme de mi tía seria lo peor que podría hacer ya que de seguro me perdería y me quedaría sola, que me daba mucho miedo. al llegar a casa de mi tía, uno de mis primos me pregunta: “Daniela ¿cuándo es tu cumpleaños ?” sin saber que responder corrí a mi hermana que me contesta el “30 de diciembre”, corro de regreso y mi primo me pregunta “Daniela ¿cuándo naciste?” lo pensé pero no supe la respuesta así que otra vez fui con mi hermana y le pregunte “Gaby ¿qué día nací?” me ve con una cara muy extraña y me contesta el “30 de diciembre”. Al regresar con mi primo nota en mi cara una expresión de asombro y me pregunta que si que había pasado y le contesto “primo no sabes nací el mismo día de mi cumpleaños” de inmediato todos en el cuarto empezar a reír y yo sin saber por que pregunto que era lo que pasaba y me explicar que el día que naces es tu cumpleaños. Ese día entendí que siempre aunque parezca muy tonto prefiero preguntar y sonar tonta a quedarme con la duda.
28 agosto, 2012 a 3:37 PM
Daniela Alejandra González Pacheco.
Awww Danny, lástima que no te escuche contarlo, es un recuerdo muy tierno, que bonito que una experiencia tan sencilla te haya dejado una lección tan importante que muchas veces no tomamos en cuenta.
27 agosto, 2012 a 7:50 PM
Marycruz Carranza Rodríguez
Cuando era pequeña era mi época favorita, porque recibía muchos regalos y todos provenían de un sr. gordo llamado «santa» pero ya que crecí me di cuenta de la realidad. Aparte tenía que preocuparme por lo que iba regalarle a cada quién de mi familia.
27 agosto, 2012 a 10:13 AM
Julio Isaac Lozano Baylón
Hay una historia que nunca se me olvida y que cuando la recuerdo me pone una sonrisa en el rostro. Cuando tenía 5 años fuí a Sea World con mis abuelos paternos, mi tía y mi hermana mayor. Era la primera vez que iba y por lo mismo estaba muy emocionado, los demás ya habían ido en otras ocasiones y ya conocían el lugar. No recuerdo muy bien si es en ahi o en otra parte, pero los que han ido sabrán y si me equivoco me corregirán. Por donde están los osos polares hay una cueva o túnel que parece de hielo porque asi la(o) pintaron para que pareciera que es donde hay osos, pero es un lugar donde la gente puede estar y caminar. También tiene aire frío para simular el ambiente y en las paredes o techo hay bocinas que no se ven a simple vista pero hacen el sonido de los osos. Entonces entramos, yo no sabía lo que iba a suceder, pero ellos si y como son tan cabrones no me dijeron nada. Caminábamos lento porque había mucha gente y como soy algo distraído no me di cuenta que en ese momento mi hermana se agachó para «amarrar sus agujetas», lo que en realidad hizo fue tomas mi agujeta izquierda y amarrarla en mi pie derecho y viceversa, para que al momento en que yo caminara me cayera. Me distraje de nuevo y mis abuelos, mi tía y mi hermana se habían salido para dejarme solo(me esperaron afuera de la cueva). Al poco tiempo se escuchó el sonido de un oso por las bocinas, yo no nunca lo había escuchado, y como nunca había ido y no sabía que era nomás una simulación yo pensé que había osos ahi, entonces traté de salir corriendo porque me asusté, bueno no me asusté, me cagué(perdone la palabra profe, esque fue un susto muy grande) y en ese momento me caí por lo que mi hermana le había hecho a mis cordones. Estaba tan asustado que no me tomé el tiempo de desamarrarlos para correr, sino que me paré y me fui brincando con los pies juntos hasta llegar a la salida donde me esperaban con carcajadas y una cámara. Después de que salí nos esperamos unos minutos en lo que me acomodaba los zapatos y se me bajaba el susto y en ese momento vimos a un seños ya grande corriendo porque también se había asustado.
28 agosto, 2012 a 3:26 PM
Carolina Enciso
Yo creo que me habria arrastrado o me habria quitado los zapatos
28 agosto, 2012 a 7:40 PM
Alberto Márquez
Jaja. Yo tuve una experiencia similar con un oso, exactamente. Pero la mía es un poco más vergonzosa xD
28 agosto, 2012 a 10:43 PM
Juan Ramírez
Lo que es capaz de hacer la adrenalina, hasta alas casi casi te salían. Una experiencia muy divertida sin duda.
28 agosto, 2012 a 11:06 PM
Sayat Fernanda Narváez Corrales
al recrear en mi mente tu recuerdo, hace que realmente me de mucha risa e imagine toda la acción
27 agosto, 2012 a 4:43 AM
Ángela Elizabeth Méndez Carrillo, grupo 552
Mi actividad infantil favorita, y cuyo recuerdo lejano aún llega a mí con frecuencia al ver las nubes, era jugar con las sensaciones que el «no ver» o «ver distinto», podían causarme.
Cuando tenía apenas tres años comencé a experimentar: ¿qué se siente no ver? Tomaba una cobija o sábana y la ponía sobre mi cabeza… entonces me disponía a caminar en «modo fantasma» por toda mi casa.. adivinando con las manos, a tientas, los pasillos. Tropezando levemente con los muebles. Los dedos de los pies chocando contra esquinas: recordándome que eran mi límite.
Mi madre se preocupaba mucho cuando me veía andar a ciegas por toda la casa, pues temía que me cayera, golpeara o lastimara. Incontables veces me regañó por «jugar así», hasta que un día -en vista de que las palabras no funcionaban contra mi voluntad- decidió reprenderme a manotazos y prohibirme estrictamente taparme la cabeza con cualquier cosa que me impidiera ver.
En vista de que «no ver» ya no era tan divertido gracias a los castigos de mi madre, a los cuatro años me decidí a innovar: ¡veamos todo al revés! Jugaba entonces, con los espejos de mano de mi madre. Los tomaba con ambas manos y los ponía cara arriba, pegados a mi pecho, de manera que al caminar, con la cabeza gacha, mirando hacia abajo, no veia mis pies sino el espejo y en este el reflejo del techo. ¿El resultado? ¡Horas de diversión! y algunos cuantos regaños que evadía diciendo: «si veo por donde voy»
Creo que alguna vez tropecé y quebré un espejo de mi madre. No estoy segura, quizá sólo pasaron de moda mis caminatas por el techo dentro de la casa. Quizá porque cuando cumplí cinco años ya no estaba tanto tiempo como quería en ella. Debía ir al kínder (desde entonces, de seis a ocho horas diarias de la semana inglesa, exceptuando las vacaciones, han sido ocupadas por la escuela.. y del trabajo ¡ni hablar!)
¡Pero bueno! Lo que a mí me gustaba del kinder era esa explanada grande, en la que hacíamos honores a la bandera y la cual en tiempo de lluvia se llenaba de charcos que la convertían en un gran espejo… De tal manera que yo ya no andaba por el techo de mi casa: ¡estaba en el mismo cielo! ¡Podía correr entre las nubes…! …pagando el bajo precio de mojarme las calcetas (creo que fueron los regaños continuos de mi madre debido a mis calcetas sucias los que me hicieron, en la actualidad siempre llevar zapatos cerrados, de preferencia botas).
En fin. Recuerdo bien esos días de lluvia en los que caminaba por el cielo, y también recuerdo aquella vez que me emocioné tanto con dicha ilusión, que extendí los brazos y comencé a girar en la explanada, esta vez mirando al frente las nubes y los salones girar y girar, subir y bajar, en un carrousel que acabó por hacerme caer y enseñarme que los espejos de agua, mojan.
A pesar de los tropiezos que estos juegos me causaron, sigo disfrutando de ellos y no pierdo cualquier oportunidad que me pueda brindar la noche para caminar a oscuras por mi casa, le he enseñado a mi hermana menor el arte de caminar por el techo a través de un espejo y los días de lluvia… si existe un dios, le agradezco la oportunidad de caminar por los cielos sin haber muerto.
28 agosto, 2012 a 8:57 PM
Sonia Alcántar
Cuando era pequeña me gustaba colgar la cabeza en la cama para ver todo al revés. Siempre imaginaba qué se sentiría si el techo fuera el piso: sería espacioso y muy limpio, los objetos estarían pegados al «techo». Iba a la cama de mi mamá, a la de mis hermanos para hacer lo mismo en cada habitación, en la sala y la cocina también. Aún tengo el «gusanito» de entrar a una casa donde el techo sea el piso.
28 agosto, 2012 a 9:40 PM
Shantell Raygoza Muñoz (Grupo 552)
Tu experiencia me trae una muy bonita sensación, que tiene que ver con disfrutar las cosas simples de la vida. Para mi fue muy agradable escuchar tu recuerdo, porque me acordé de las cosas sencillas que yo hacía de pequeña y que me encantaban, por ejemplo convertir mi cama con respaldo (con ayuda de sábanas y cobijas) en un fuerte, o brincar exactamente en las figuras de una loseta, sin salirme de las rayas.
Hoy en día veo a muchos niños que se la pasan jugando en consolas, hablando por teléfono, consumidos en los ipods, en fin… es triste. Yo trato de que mis sobrinos jueguen al aire libre, que inventen cosas, que imaginen, así que cuando me toca cuidarlos, me encargo de motivarlos a que lo hagan.
27 agosto, 2012 a 1:20 AM
Martha Maya
Mi recuerdo infantil más lejano fue la primera vez que mis padres me sacaron mi visa laser, creo que tenía unos 5 o 6 años en ese entonces uno debía de acudir desde muy temprano a la Garita de San Ysidro hacer fila. Ese día mis padres me levantaron y todavía no amanecía yo sentía que eran como las 2 o 3am pero lo más seguro es que eran las 5am aun así se me hacía muy oscuro el día. Mi mama nos llevo cobijas y lonche para mí y mi hermano. Cuando llegamos al lugar nos estacionamos en un lugar con muchos carros y a lo lejos se apreciaban unas luces muy potentes como de campo de futbol americano.
Caminábamos por un callejón muy largo donde habían muchos puestos de comida mexicana y mucha gente parada comiendo tacos a esas horas de la madrugada, señoras con faldas largas y coloridas cargando a sus hijos vendiendo pulseras y un sonido de fondo un poco raro era como si le pegara un tubo de metal a una pared pero no me gustaba para nada ese sonido me daba mucho miedo.
Llegamos a un lugar donde había ya mucha gente haciendo fila unos platicando entre si y revisando papeles otros acostados en el piso tapados con cobijas. Mientras mis padres platicaban yo seguía con un gran temor no sabía muy bien para que íbamos a ese lugar y que era lo que iba a pasar. Cerca de donde nosotros estábamos había un pequeño puente peatonal pero este puente era muy largo y angosto por ahí pasaba mucha gente, mi curiosidad gano y me aleje de mis padres por un momento para checar a donde daba ese puente, ese fue el peor minuto de mi infancia ya que mientras yo me asomaba un gringo ebrio me quiso jalar y me dijo que cruzara el puente con él yo no quería y comencé a retroceder a jalones, mientras eso sucedía los más probable es que mis padres me buscaban locamente pues solo escuche una voz a lo lejos “ahí está” en ese momento el extranjero me soltó y cruzo ese puente misterioso, mis papas llegaron, me tomaron de la mano y me dijeron que no me alejara de ellos.
Ese día nunca lo olvidare ya que mi vida estuvo en peligro y aparte no fue un buen día para mi familia ya que no me aprobaron la visa ese día.
28 agosto, 2012 a 6:07 PM
Ángela Elizabeth Méndez Carrillo, grupo 552
Martha, me recordaste cuando yo fui a tramitar mi pasaporte. ja, también veía como «muy oscuro» o «demasiado» noche, las 5 de la madrugada. Se me hacía impresionante ver amanecer. Ahora con la escuela a las 7 am, a partir de septiembre es cosa de diario 😦
27 agosto, 2012 a 1:18 AM
Alexandra Stefania Fuentes García Moreno... 552
El recuerdo de mi niñez mas preciado y recordado, fue cuando tenia casi 3 años de edad. Mi mamá, mi hermana, mi madrina y yo, viajamos a visitar a la familia, quien vive en el D.F., Toluca y en Metepec. No eran muy frecuentes esos viajes, ya que salían muy costosos, y mas porque eramos muchas, pero aparte de ser especial por el hecho de ir juntas, lo era porque eran las fiestas navideñas, por lo que toda la familia se reunía cantando, festejando y entre abrazos y regalos quedaban excelentes recuerdos.
Algo que nunca olvidaré, es que me encanto que ese mismo día, (24 de diciembre), aprovecharon que estaban todos reunidos, y me celebraron mi cumpleaños (que es el 26 de diciembre) con pastel de los «dálmatas» color rosa, y con vasos y globos de minnie mouse. Después apagaron las luces, dejando solo velas encendidas y me cantaron en coro las mañanitas. Después salimos al patio de la cuadra y rompimos la piñata, la cual estaba rellena de billetes falsos (que para mi eran verdaderos, por lo que era millonaria), y los deliciosos dulces claro. Y ese fue uno de los primeros cumpleaños especiales que recuerdo.
Pero sobre todo, aunque fue la primera navidad, de la que recuerdo todo, también fue la última para mi abuelito, ya que falleció en febrero del año siguiente.
Así que, por eso considero que es el momento mas preciado de mi niñez, el saber que estuvimos toda la familia reunida, en la última navidad de mi abuelito y que sin duda tuve, uno de mis primeros cumpleaños mas memorables hasta la fecha…
28 agosto, 2012 a 2:35 PM
Lidia Quiroz Dorantes 552
Awww! me recordó mucho navidades pasadas con mi familia ❤ muy bonita tu historia Alex 😀
27 agosto, 2012 a 12:56 AM
Shantell Raygoza Muñoz (Grupo 552)
Uno de los recuerdos más tempranos que tengo de mi infancia es el día en que me dejaron tuerta; a continuación describo cómo fue el asunto: cuando tenía aproximadamente 4 años de edad, asistía a un pequeño y tranquilo kínder del DIF que se encuentra en la colonia en la que he vivido desde que tengo memoria (Guaycura).
Enfrente del jardín de niños estaba una tiendita en donde una señora muy amable vendía dulces, papas, sodas y jugos. Como era costumbre, mi mamá me llevó ahí antes de entrar a clases para comprarme alguna chuchería que acompañara el sándwich (o el burrito, no recuerdo muy bien) que me había preparado. Así que esa mañana estaba yo muy contenta con mi paleta “chupa chups” y todo parecía indicar que aquel sería un bonito día en la escuela…
Cuando se llegó la hora del receso, me fui a jugar con mis compañeras al patio. Cual si fuera un chango, me trepé en un pasamanos, deteniéndome con las corvas de las piernas en los tubos de metal. Mientras estaba colgada con la cabeza hacia abajo, contemplé a unos niños de mi misma edad que estaban peleándose; yo, con afán de tranquilizarlos, empecé a gritarles que se calmaran y que ya no se golpearan, porque se podían lastimar. En eso uno de los niños, llamado David, agarró una roca de mediano tamaño y me la lanzó como pitcher de beisbol: la piedra me dio directo en el ojo derecho. Tan pronto sentí el impacto comencé a llorar y a quejarme de lo ocurrido, tan alto y tan fuerte que la presencia de las profesoras del kínder no se hizo esperar.
Mi querida profesora Minerva me calmó un poco, sin embargo yo, con el único ojo bueno que me quedaba, podía ver la expresión de su cara: era la mueca de quien siente el dolor ajeno. Pronto llegó mi mamá muy preocupada, no le importó cómo ni quién había sido el responsable de lo sucedido, simplemente me subió al carro y me llevó con un médico. Durante las siguientes semanas fui una pequeña pirata, con un parche de gasa que me cubría el ojo dañado.
Realmente nunca supe qué le pasó a David por lo que me había hecho, pero supongo (o espero) que sí lo hayan regañado; después el compañerito estuvo en el mismo salón que yo en tercero de kínder, yo siempre lo miré con recelo (y a veces hoy todavía lo hago, cuando veo la fotografía que tomaron un día al salón completo). Hasta aquí uno de mis más lejanos recuerdos, el día en que un niño que me dejó desgraciada de la vista temporalmente.
28 agosto, 2012 a 9:20 PM
Sonia Alcántar
Tu experiencia es inigualable. Podemos compartir experiencias similares con otros pero tú te fuiste al extremo. Esas experiencias que sólo pasan una vez a una persona. Algún día me gustaría conocer a ese chico de la piedra, sería interesante saber cómo la vida se la cobró. jijiji
26 agosto, 2012 a 11:43 PM
Jessica Peláez 551
«El recuerdo más lejano que tengo es cuando estaba en la noche esperando cerca de la ventana, junto a ésta había una mesa y encima unas máquinas que mi abuela usaba para cortar hojas de plástico y hacer adornos. Yo esperaba que mi papá llegara de trabajar (trabajaba manejando autobuses), vivíamos en un cuarto aparte pero dentro del terreno de mi abuela, el cuarto era azul, la puerta era negra. Yo lo veía grande pero ahora que entro es más chico de lo que lo recordaba.
Cuando mi papá llegó creo que llevaba puesta una camisa blanca, no recuerdo muy bien que tenía puesto yo, corrí hacia él y me cargó en su brazo izquierdo, con el derecho me dio el kinder sorpresa en las manos, me llevó cargando hasta la mesa cerca de la ventana, me puso ahí de pie y me ayudó a quitarle la envoltura al chocolate. Mi mamá dice que siempre me llevaba esos chocolates (Tenía más de 100 figuritas armadas arriba de la televisión pero ahora ya no tengo idea de dónde están).
Supongo que tenía como 2 o 3 años cuando pasó eso porque fue antes de que viniéramos a vivir a Baja California, no recuerdo que tuviera una hermana en ese tiempo. Así que supongo que fue cuando tenía 2 años de edad.
Eso podría explicar porque me encantan esos chocolates y me emociono por saber que tienen dentr
27 agosto, 2012 a 2:45 PM
daniela Martínez y González López (551)
Que tierna tu anécdota, yo también coleccionaba las figuritas que vendían dentro de esos deliciosos huevos de chocolate, jajaja me encantaban, te lo juro y tampco tengo ni la menor idea de donde quedaron todos los monitos que coleccioné.
28 agosto, 2012 a 10:45 PM
Juan Ramírez
Amiga hermoso recuerdo, yo también en mi infancia coleccionaba figuras de kinder sorpresa, ya no hago eso pero lo que sí hago es comer bastante chocolate. Vamos por uno un día de estos.
27 agosto, 2012 a 11:31 PM
Julio Isaac Lozano Baylón
Jajaja, me gusta la forma en que lo cuentas, la parte en que llega tu papá me hace recordar los anucios que pasaban en la tele. Esos chocolates fueron los primeros que probé y siempre que tenía uno en mis manos lo analizaba porque no entendía como metían el huevo de plastico en el huevo de chocolate, al no entender esa magia me acordaba que dentro había una sorpresa para mi y ese interés desaparecía, por lo menos hasta que llegara otro huevo de chocolate a mis manos.Hasta la fecha los sigo comiendo y de vez de en cuando guardo alguna de las figuras que salen.
28 agosto, 2012 a 4:47 PM
Beatriz Godinez Rodriguez
que bonito, me imagino tu carita en la ventana esperando a tu papa, creo que la mayoria de los niños disfrutabamos mucho de armar estos juguetitos, aunque despues de un tiempo no supieras ni donde habian quedado jajajaj
26 agosto, 2012 a 11:25 PM
jessica pelaez Aguilar
«Mi recuerdo más lejano es cuando estaba en la noche esperando a que mi papá llegara de trabajar, vivíamos en un cuarto afuera de la casa de mi abuela.Llegó y me regaló un kinder sorpresa (Todos los días me llevaba uno, tenía más de 100 figuritas arriba de la televisión).
Recuerdo que el cuarto era azul, cuando entró al cuarto yo corrí hacia él y me cargó en su brazo izquierdo, con el derecho me dio el kinder sorpresa en las manos.
Supongo que tenía como 2 o 3 años cuando pasó eso.»
26 agosto, 2012 a 11:08 PM
Miguel Ángel Jiménez
Afortunadamente mis recuerdos provienen por parte de mi familia. Lo más lejano y general que recuerdo son los momentos de ocio que pasaba con mis familiares. Mi pasión, y mi papá lo sabía, era la carne seca, recuerdo que cuando llegaba de trabajar siempre traía una bolsita, en breve la devoraba. Aunque esa pasión ya se descuidó en su tiempo era de las cosas que más disfrutaba. Cuando llegaba el fin de semana me ponía a ver los partidos del América con mi abuelita, no entendía ni madres de fútbol pero lo peculiar del caso era que mi abuelita se apasionaba, y de ahí mí orgullo de tener a una abuelita futbolera. Al mencionar lo anterior siempre me viene el recuerdo de la muerte de nuestra mascota; un perro llamado ‘Kaiser’, todos perdimos la cuenta de los años que tenía con nosotros. Ese día siempre quedará en mi memoria, recuerdo a mi abuelita preocupada porque el perro no se movía, no quería comer, incluso parecía no tener noción de ser. Bueno, esos recuerdos provienen mayormente de cuando era hijo único, no es que sea celoso de mis hermanos, sino que en ese entonces, y por obvias razones yo recibía más atención. Por otra parte, mis padres se la pasaban tomándome fotos cuando hacía el ridículo, era muy ‘berrinchudo’ y más me daba coraje que ellos se rieran de mí. Esas fotos siguen por ahí arrumbadas, regalé unas y tiré otras. Ahora que lo pienso, no sé por qué razón sólo recuerdo eso y muy a duras penas. Tal vez esos recuerdos no impactaron lo suficiente en mí. Bueno, eso sería todo por el momento.
28 agosto, 2012 a 4:51 PM
Beatriz Godinez Rodriguez
jajajajjaja yo tambien amo el futbol yeaaaaa yo tambien estoy orgullosa de tu abuelita jajaja, awwww k feo lo de tu mascota creo que esas son de las cosas mas tristes que ocurren cuando te encariñas mucho con los animalitos, y celos? creo k eso es un poco normal en todos..
28 agosto, 2012 a 10:47 PM
Juan Ramírez
Eaaa el América buena elección, deberías de jugar con nosotros. Representar a la facultad y revivir ese recuerdo.
26 agosto, 2012 a 10:33 PM
Sonia Alcántar
Las experiencias más intensas son aquellas en las que las cosas pasan “por primera vez”, puesto que no sabemos qué hacer al momento de la situación. Desde que tengo conciencia, siempre me ha gustado visitar el supermercado: ver los pasillos llenos de formas y colores, agrupaciones por producto, y diferentes marcas de un mismo objeto.
A mis 4 años de edad un supermercado era tres veces más grande a lo que conozco hoy. Mis padres empujaban el carrito del mandado y yo caminaba junto a la pierna de mi mamá. Recuerdo que nos detuvimos en una mesa donde había diversos tipos de objetos (ahora sé que estaban en precio especial). Había una caja que llamó mi atención. Me acerqué y mentí mis manos en ella, eran peines de plástico de colores fluorescentes. Los había en amarillo, rosa, rojo, verde, naranja, y más. Captaron tanto mi interés que sin duda quise llevarme uno a casa, aunque no le encontraba su utilidad en el momento; me acuerdo que sólo lo quería como un objeto para jugar con él, observar su forma, su color y sentir su textura.
Era tanta mi concentración enfocada al objeto que sólo extendí mi mano izquierda para palpar a mi mamá y llamar su atención. Sin despegar la vista de mi peine rosa fluorescente, me percaté que mi mamá no me hacía caso, así que tomé su pants y lo jalé fuerte para que me hiciera caso. Como no lo hizo, voltee molesta con ella, y la vi: era una señora desconocida. ¡Qué vergüenza! Con razón me ignoraba. La señora era una mujer de grandes dimensiones y me volteó a ver sin cuidado.
No dije nada, voltee a los lados buscando a mis padres, estaban al lado opuesto de la mesa revisando otras cosas. Ambos se dieron cuenta y junto con la desconocida comenzaron a reírse. Yo, asustada, solté el peine y quise llorar. Mi madre me abrazó y cargó diciéndome “Aquí estoy”. Yo me escondí en su cuello, mientras avanzábamos al siguiente pasillo. Sólo escuchaba la carcajada de mi padre riéndose de mí.
Fue la primera vez que sentí vergüenza y coraje contra mi padre, quien en vez de aceptar mi error se reía de mí. No entendí por qué las personas se burlan de los errores de los demás cuando son simples accidentes, sin comprender mi situación vergonzosa. Fue una experiencia fuerte para mí, cometí un error y no me compraron mi peine rosa fluorescente.
28 agosto, 2012 a 7:46 PM
Alberto Márquez
Srita. Vangie. No sé porqué me es fácil imaginar tu expresión triste al esconderte en el cuello de tu madre. Tampoco me fue complicado imaginarte de pequeña. Creo que no debes haber cambiado mucho. Me gustó tu anécdota. Creo que, en efecto, es de esas historias que un niño no olvida 😀
26 agosto, 2012 a 10:21 PM
Fabiola Valenzuela
Hay una historia de cuando era niña que tengo muy grabada en la memoria pues fue algo muy chistoso ahora que lo recuerdo, pero muy doloroso en su momento. Yo tenía nueve años, y eran aproximadamente las tres y media de la tarde, teníamos hambre así que mi mamá nos mandó a un lugar llamado “el patito” a comprar tortas de lomo.
Mi hermano y yo agarramos nuestras bicicletas, la de él era de color amarillo y la mía rosa, eran las bicicletas que nos habían regalado la navidad pasada, estábamos en verano, no recuerdo el mes, solo que hacía mucho calor, el sol era intenso y el aire muy caliente. En fin, salimos de la casa con rumbo al lugar, doblamos la esquina a la derecha por donde estaban los velatorios del DIF en ese entonces, después tomamos la calle principal y en un par de minutos llegamos al lugar. El señor del lugar traía puesta una gorra con el logotipo del lugar, nos tomó la orden y otras personas prepararon nuestras deliciosas tortas. Era domingo y en el lugar había mucha gente, el local olía a carne y las personas platicaban entre si mientras comían. Después de unos minutos nos entregaron la comida, mi hermano pagó y cada uno tomo una bolsa y salimos del lugar. Recuerdo que le pedí a mi hermano su bicicleta, porque creía que era mucho más rápida que la mía. El accedió y nos subimos a ellas. La calle estaba de bajada así que sin necesidad de pedalear mucho comenzamos a andar, cada vez más y más rápido, cuando de pronto vi que venía un carro acercándose, así que decidí subirme a la banqueta. Trate de bajar la velocidad pero la calle estaba de bajada, cuando alcance a ver que a un par de metros de mi había una zanja de esas para que pase el agua cuando llueve, y de repente lo siguiente que vi fue el piso.
Mi hermano salió corriendo para ayudarme a levantarme pues la bicicleta había quedado encima de mí, me había golpeado la entrepierna con el manubrio y tenía lastimadas las rodillas, pues para mi buena suerte traía shorts ese día. Las tortas habían quedado unos metros delante de mí. Después de eso, solo recuerdo que camine hasta la casa y jamás volví a pasar por esa banqueta.
27 agosto, 2012 a 1:15 AM
Shantell Raygoza Muñoz (Grupo 552)
A mi me pasó algo así una vez: andaba en bicicleta por la calle de mi casa (que está ligeramente empinada), llegué al punto más alto de esta y colina abajo pedaleé lo más rápido posible, queriendo sentir el viento frío en mi cara; en segundos, la simple emoción que sentía se convirtió en pánico cuando me di cuenta de que los frenos no servían.
En lo que estaba viendo los pedales para ver qué era lo que estaba mal, no me fijé hacia donde me dirigía: a toda velocidad me estampé con una banqueta, volé una fracción de segundo y caí de sentón en el pequeño asiento de la bici. Sentí un dolor profundo, casi no podía hablar. Es una experiencia muy dolorosa y ahora que lo veo, chistosa también, a todo en su momento le damos diferentes valoraciones.
27 agosto, 2012 a 2:50 PM
Daniela Martínez y González López (551)
Faby, pobresita, jajaja debo admitir que me dio un poco de risa tu anécdota, a mi me suecedió algo similar solo que yo al contrario, cuando me caí, quedo un trauma en mi que no quise volver a intentar usar una bicicleta jamás.
28 agosto, 2012 a 9:56 PM
Fabiola Valenzuela
hay ya sé es muy feo, pero me gusta la adrenalina.
28 agosto, 2012 a 6:37 PM
Elliane Galindo
ay faby, que risa, me hubiera gustado poder escucharte contarla. Me hiciste recordar tambien una historia similar. Una vez hicimos un viaje huatusco veracruz, era una reunion familiar donde habia tios y primos de todas las edades y un día en el hotel que estabamos, mis primos de alrededor de 20 años rentaron bicicletas para dar un paseo y pues a mi también se me antojo subirme aunque me daba un poco de miedo porque ellos eran muy extremos y se subían a una como colinita muy empinada y desde ahi se dejaban ir en la bici, yo tenia como 8 o 9 años y al final me animé. Hice lo mismo que ellos, me subi a la montañita y me tire de ahi, pero estaba tan empinada que perdi el control y sali volando y me estrelle con un arbol y cai en unas piedritas y termine toda raspada, pero !ah, como me reí después!
26 agosto, 2012 a 10:02 PM
Yvete Delgado Cota
A mis apenas 21 años, puedo decir con orgullo que mi capacidad de memoria sigue siendo muy buena, a tal grado que recuerdo por voluntad propia sucesos de cuando tenia escasos 3 años; mis cumpleaños y demás travesuras o desfiguros a los 4 o 5 años. Sin embargo el momento que recuerdo con más ternura y simpatía ocurrió cuando ya tenia 6 años de edad y cursaba el primer ciclo escolar de primaria.
En aquellos tiempos (1997) mi familia y yo aun vivíamos en Sonora; específicamente en una pequeña población de nombre San Luis Rio Colorado. Sin duda una de las regiones más calientes del país (en lo que a clima respecta). En un día normal de verano, es decir por el mes de julio o agosto que es cuando inician las clases, el clima recurrentemente se siente arriba de los 43˚C.
Otra peculiar característica de mi bello San Luis son sus calles. Desde su composición, hasta su estructura. Todas sus largas y anchas calles (en comparación con las de Tijuana) solo contienen arena, arena y mas arena; una arenita como de playa, finita y clara, muy abundante haciendo surcos de gran volumen, pero demasiado caliente. De las 4 cuatro cuadras que yo debía transitar todos los días para llegar a mi primaria, ninguna estaba pavimentada.
Yo iba a la escuela en la mañana, y como mi madre trabajaba, en punto de las 7:30am mi abuelita me llevaba caminando a la primaria. A medio día iba por mí sin falta. No brincaba de gusto por ir a la escuela pero tampoco hacia rabietas por no querer asistir. En salón tenia muchos amiguitos, y mi maestra era un encanto (cuando no estaba enojada), en general era feliz y sobre todo responsable con mis trabajos y tareas; tenia el primer lugar de aprovechamiento (como se decía en aquellos tiempos).
En una ocasión mi angelical profesora, tuvo la brillante idea de asignarnos una tarea (proyecto) para poner en práctica la responsabilidad de nosotros, sus aprendices. El proyecto consistía en tomar un “huevo” de cocina (alimento) y acondicionarlo de tal forma que seria nuestro hijo. Podías casarte (hacer equipo con alguien mas) o ser madre soltera para el cuidado del huevo. “Vaya labor tan madura, para pequeños tan inocentes como nosotros”
El reto era conservar con vida a nuestro hijo durante un mes (tarea fácil; no tanto para inquietos niños de primaria), configurarle un rostro ya sea niño o niña (dibujarle ojitos, nariz y boca) vestirlo y construirle un cunero. Mi hijo era hermoso, sus enormes ojos azules hechos con plumón “Sharpie” reflejaban una mirada audaz y alegre; sus prominentes labios y nariz de perfil griego, hacían que mi huevecillo varón luciera resplandeciente. Su mejor complemento era la perfecta cabellera castaño claro formada a base de estambre de mi abuela; su nombre era Charly.
Charly dormía siempre al lado de mi cama y permanecía en clases sobre mi pupitre dentro su cunero elaborado con amor y la mitad de una caja de callejas “Arcoíris” (galletas ricas y deliciosas de bombón). A pesar del calor siempre estaba entre cobijitas de color azul, pues era un bello niño. Bajo sus cobijas coloque bastante algodón, tan solo para prevenir su integridad.
Los días pasaban y cada mañana llegaba un compañero al salón con la terrible noticia de que su hijo había muerto; que si el perro lo mordió; su hermanita lo tumbo, o peor aun su abuela lo cocino. Triste noticia para ellos, pero buena para el resto de los padres que aun conservábamos con vida a nuestro retoño. Y es que al final del proyecto nos darían punto extra a los tres mejores padres.
Así pues, tres semanas habían transcurrido, Charly y yo éramos muy felices. El pequeño ya me había dado varios sustos en las primeras semanas. Y es que en plena clase había caído sobre el piso de concreto en su cuna, y en la sala de mi casa sin sufrir siquiera un rasguño. Llegue a pensar que mi hijo era un súper héroe, pues siempre se salvaba de las peligrosas caídas, y los posibles aplastamientos por el descuido de su joven madre.
En los últimos días, ya solo quedábamos 4 compañeros con el huevo sano y salvo, así que prácticamente tenia mi punto asegurado y me sentía orgullosa por mantener vivo y cómodo a mi hijito. Al término de la cuarta semana (viernes) la maestra nos felicito por tener éxito en el proyecto y nos dijo a los 4 finalistas que el próximo lunes decidiría a quien premiar; nos despedimos y partimos a casa, mi abuela fue mí.
Iba muy feliz camino a casa por aquellas arenosas calles platicándole a mi abuela, cuando de pronto Charly callo de mis manos! Dentro de su cunero callo de golpe sobre la espesa y caliente arena. Ni siquiera me apresure a levantarlo, mucho menos me asuste, puesto que había caído sobre concreto varias veces y jamás se quebró, ¿como era posible que fuese a lastimarse al caer en tan acolchonada superficie? Me incline a levantarlo y, ahí mismo en el suelo ya no pude ponerme en pie al ver que mi hijo estaba bañado en sangre amarilla; si, se había quebrado al caer sobre la arena, Charly había muerto.
Lo tome entre mis manos y no recuerdo haber llorado tanto como ese día, las tres calles restantes antes de llegar a casa solo llore, y ya no era por perder mi punto: era porque en verdad me dolía perder a Charly. (Nunca he tenido hijos, pero imagino el dolor de perderlos). Llegue a casa y aun lloraba, recuerdo que mis lagrimas continuaron hasta la hora en que llego mi madre. También viene a mi mente como algunos de mis familiares se ponían serios al verme tan triste, pero otros solo reían (ahora lo comprendo).
Una prima, incluso mi propia madre me aconsejó reemplazar el huevo; decían que nadie se daría cuenta, que solo era cuestión de dibujar otro huevo y colocarlo en el cunero. De hecho mi prima fabrico un ejemplar de Charly, pero mi culpa era tanta que por respeto a Charly y por no hacer trampa me negué. Entre lágrimas me dormí, y por la noche mi madre desapareció a Charly, razón por la cual me deprimí todo el fin de semana.
El lunes llego, y todos mis compañeros me preguntaban por Charly, recuerdo que con los ojos llorosos les dije que Charly había tenido un accidente y que había muerto. Algunos se burlaron, otros me acompañaron en mi dolor. Es extraño pero con escasos 6 años me encariñe tanto con ese pequeño huevo (ya sea por responsabilidad o instinto maternal) y en verdad no podía creer como había pasado. Ese fue uno de los momentos que nunca olvidare, pero sobre todo jamás olvidare a mi Charly. Tuve mi punto extra, pero eso jamás sanara el dolor de perder a mi hijo…
28 agosto, 2012 a 2:21 PM
Lidia Quiroz Dorantes 552
hahaha yo también tenía uno y lo cocí, para que no se rompiera y nunca me cacharon y gané 😛
28 agosto, 2012 a 9:24 PM
Sonia Alcántar
Ah, Lidia tramposina jajaja. Hey, noté que la mayoría de los del salón habían tenido un huevito o un muñeco de hijo, pero a mí jamás me tocó la experiencia. Espero que pronto no se vuelva la experiencia real jaja.
28 agosto, 2012 a 9:55 PM
Fabiola Valenzuela
oh Charly! yo también hice esa actividad en la primaria pero no recuerdo si sobrevivió o no.
28 agosto, 2012 a 11:45 PM
Lidia Quiroz Dorantes 552
Fabi: de seguro se te rompió cuando te diste en la mother con la patineta 😛
26 agosto, 2012 a 9:49 PM
Marycruz Carranza Rodríguez
Mi recuerdo infantil más lejano sucedió cuando tenía seis años. Tengo muy vagos recuerdos del día en que sucedió lo inesperado; algo que jamás me había pasado y que para una niña era algo extraño: mi primer beso.
Todo pasó una tarde que acompañé a mi papá a la casa de una señora, creo que le decía la maestra Edith, mi papá se bajó del carro y yo me quedé esperándolo, pero como se empezó a tardar un poco, me llevó con él adentro de la casa, ahí me presentó con la susodicha la “maestra Edith” y también a su esposo que no recuerdo muy bien. Miré que mi papá traía una cinta de medir. Había una conversación de adultos que no entendía nada, como la señora me notó aburrida me dijo porque no subía a jugar con su hijo; mientras mi papá arreglaba algunos asuntos, escuchó la idea de la señora pero no le pareció nadita de que jugara a solas con un niño, sin embargo disimuló, además no había más opciones. La maestra me llevó al segundo piso de su casa y me presentó a su hijo, de la misma edad que yo, la verdad ya ni recuerdo su nombre. No pasó mucho tiempo para que ambos agarraráramos confianza, empezamos a jugar a “las trais” de un cuarto a otro, después a la escondidas y luego juegos de mesa que tenía. Después de jugar tanto, nos cansamos y nos sentamos en las escaleras. Yo estaba del lado izquierdo y el del derecho en el escalón de hasta arriba. Nos quedamos quietos, se me quedó mirando fijamente y pum pasó así de repente, sin yo esperármelo, me saqué de onda, me dio cosa y me levanté y actué como si nada hubiera pasado, seguimos jugando y mi papá me habló, nos fuimos, nunca le comenté y hasta la fecha no se los he contado a mis padres, de hecho recientemente se convirtieron nuevamente en clientes de mi papá, pero no me ha tocado ver al muchacho. La única duda que me queda es saber si el recuerda lo que pasó, este hecho nunca lo he podido olvidar, ya que en ese momento yo era muy pequeña e inocente para comprender lo que había experimentado.
28 agosto, 2012 a 4:53 PM
Beatriz Godinez Rodriguez
awwwww creo que eso es algo que ninguna niña olvida «su primer beso», me paso algo similar fue bonito y tierno debido a que en ese entonces uno no sabe que onda con todo eso y ahora lo vuelves a pensar y vez lo importante de ese hecho.. awww
28 agosto, 2012 a 10:50 PM
Juan Ramírez
& un beso robado queda siempre como adiós(8) 😛
vaya esta compañera es una caja de sorpresas, cautivando desde pequeña. Mi primer amor(8)
26 agosto, 2012 a 9:31 PM
Yayo Fuerte II Tapia
Tengo muchos recuerdos muy lejanos, no sé cuál de ellos sea el más lejano así que elijo este:
Cuando tenía alrededor de dos años de edad, no estoy seguro si recién cumplidos o casi tres, recuerdo que una noche normal, siguiendo la rutina, mi mama me acostaba en el sofá y me daba mi mamila y después de eso yo simplemente volteaba al cojín, cerraba los ojos porque deseaba que ya fuera de día, los abría, y ya era de día. Claro, lo que en realidad pasaba era que me dormía de golpe, pero no me daba cuenta de eso. Debo resaltar que cuando era pequeño, todos dormíamos (mis padres y mi hermano) en la sala y a veces en un cuarto, nunca entendí porque, pero mi recuerdo sucede en la sala, mientras miraba al techo.
Esa noche le dije a mi mama que había tomado una decisión. Le dije que yo ya era un niño grande y que ya no necesitaba usar pañal. Mi mamá me dijo que no me apresurara y le respondí que hiciéramos la prueba, que hoy dormía sin pañal y si no me hacía, al día siguiente también dormiría sin pañal. ¡Claro que no lo dije con esas palabras ni tan bien estructurado! Pero esa era la idea.
Mi mama accedió, supongo que pensó que una noche de cojines sucios no era tanto problema. Pero lo logré, a partir de ese momento no volví a usar pañal. Nunca más. Creo que esa ha sido mi mejor victoria en la vida. Y no lo digo porque dejé el pañal, sino porque le gané a mi mamá. Tengo problemas.
28 agosto, 2012 a 10:01 PM
Sonia Alcántar
Jaja, me encantó tu anecdota. Y claro, es un triunfo en la vida. Y un evento traumatizante para otros cuando no lo logran. Es muy tarde ahora, pero: Felicidades.
26 agosto, 2012 a 9:12 PM
Laura Castro Molinar
Mi recuerdo infantil más lejano es cuando tenía 7 años. Cada que íbamos de compras mi mamá, mi hermana mayor, mi papá y yo, solía tener una mala costumbre de esconderme entre la ropa y las racas de la tienda, para asustar a mis papas y que anduvieran buscándome como locos por toda la tienda, me resultaba fascinante ver sus caras de preocupación. Además de eso, solía pegar un grito mientras la gente buscaba entra la ropa y estas mismas pegaban un salto y/o un grito del susto que les metía cuando veían mi carita, aun lo recuerdo y no paro de reír.
Mientras me escondía siempre veía los pies de mis papas, para que no se me perdieran, claro. Después de momentos de diversión era hora de salir y decir aquí estoy, enseguida mi mama iba hacia a mi me abrazaba y me decía: Hija de tu santo padre, casi me sacas el corazón del susto, y me hacia prometerle que no lo volvería hacer.
Un día normal de compras y de mi jugarreta de esconderme entre las cosas, pasando unos instantes ya no veía los pies de mis papas, entonces decidí asomar mi cabeza, al no verlos cerca salí por completo y comencé a voltear a todas partes; una angustia enorme invadió mi cuerpo, comencé a caminar y levantaba el cuello lo mas que podía para poder ver donde estaban mi padres, pero no los veía por ningún lado. Entonces mis ojos se llenaron de lágrimas y seguía buscándolos, comencé a llorar, hasta que una señora me pregunto y tus papas, pero del miedo que sentía seguía llorando, hasta que a lo lejos vi el sombrero de mi papa, corrí hasta donde estaban ellos y llorando les dije: ¿Por qué me dejaron?, ellos comenzaron a reír y me dijeron: ándele, para que vea lo que se siente. Me seque las lagrimas y puse una cara de enojada, pero ya no me volví a despegar de ellos.
Desde ese día jamás me separo de mi mamá cuando vamos de compras y si llego a hacerlo pregunto: ¿Dónde van a estar?
Es una anécdota que desde entonces a mi familia le sigue causando enormes carcajadas, sin embrago a mi no.
27 agosto, 2012 a 1:25 AM
Shantell Raygoza Muñoz (Grupo 552)
¡A mi me encantaba hacer lo mismo Lau! Me parecía muy graciosa la cara de preocupación de mi mamá cuando no me encontraba, pero a mi también ella me dio un susto un día, escondiéndose de mi y yo toda desesperada porque pensaba que me habían dejado sola en la Dorian’s o en el Gigante.
Sin embargo para mi el susto no sirvió de lección, y lo seguí haciendo muchas veces más. Yo creo que por eso mi mamá nunca quería comprarme algún juguete, aunque fuera chiquito, probablemente era su manera de vengarse de mis travesuras que tanto la inquietaban.
27 agosto, 2012 a 8:34 PM
Laura Castro Molinar
Ya se, pero en verdad ya no lo hice 🙂
27 agosto, 2012 a 8:39 PM
Laura Castro Molinar
Grupo 552
26 agosto, 2012 a 8:59 PM
Daniela Alejandra González Pacheco.
«El recuerdo más lejano de mi infancia»; tarde horas intentando recordar algo que fuera preciso publicar en un lugar como este, pero honestamente no recuerdo nada de mi infancia, sólo tengo en mi mente dos o tres experiencias que ojala y se hubieran borrado como las demás. Aunque eso de andar por ahi uno sin recordar nada no es nada grato, por lo que al menos esos dos momentos son lo bastante buenos para saber que mi infancia si tuvo lugar.
No recuerdo la fecha, mucho menos el año o el dia exacto, pero estoy segura de que cursaba el tercer grado de preescolar y de que era el Festival del Día del Padre. Todos nos encontrabamos dentro del salón de clases, sentados en esas ya conocidas mesas que uno normalmente comparte con su mejor amigo o al menos con el compañero más cercano del grupo. La maestra se encontraba frente al grupo y como si fuera ayer viene a mente el momento en que dijo que era hora de entregar a nuestros padres su regalo y darles un abrazo de felicitación.
Recuerdo mirar a mi alrededor y encontrarme con la enorme sonrisa que un momento tan emotivo como ese le provoca a las personas; cuando volví en si mire a mi lado y junto a mi se encontraba sentada mi mami.Ella siempre sonrie en momentos como ese, sólo así sin decir nada y digo siempre porque desde aquel Festival hasta el último que se celebre durante mi formación acádemica, ella siempre estaba ahí.
No se si lo recuerdo por lo emotivo o lo decepcionante de dicha situación, pero estoy segura de dos cosas, mi mamá da los mejores abrazos del Día del Padre y no se merece esos regalos aburridos que normalmente se le dan al jefe de familia en esos días.
27 agosto, 2012 a 2:50 PM
Brisa Elizabeth
esta experiencia me hace recordar tambien cuando fallecio mi papá, y que al ver al lado siempre era mi mamá la que estaba conmigo cada año despues del fallecimiento de mi papá.
27 agosto, 2012 a 5:22 PM
Yvete Delgado Cota
Tienes toda la razón Dany, madres como la tuya y a la mía que han sabido ser las mejores madres del mundo y aparte se han dado el tiempo de ocupar ese espacio en los festivales del padre, se merecen mucho mas que eso 😉 un saludote a tu mami
27 agosto, 2012 a 8:24 PM
Susana Verdugo Orduño
imaginé ese día, y no pude evitar imaginarme a tu mami con su sonrisota, aunque no la conosco…. las mamás suelen ser los mejores padres 🙂
28 agosto, 2012 a 4:57 PM
Beatriz Godinez Rodriguez
estoy completamente de acuerdo contigo, jamas encontrariamos un regalo digno de una mama, pero es muy grato ver siempre a tu mami a un lado de ti en buenos y malos momentos.
26 agosto, 2012 a 8:58 PM
Paulina Palacio Castro
Mi más lejano recuerdo de mi infancia, se remota a cuando yo tenía aproximadamente unos 3 años. Siempre mi ejemplo a seguir ha sido mi hermana mayor Karla, recuerdo que cada cosa que hacía nueva en la escuela, o con sus amigas yo también lo quería hacer.
Ella estaba en el kínder, cuando yo estaba en la guardería. En el kínder en el que mi hermana estaba todos los años al final del ciclo escolar hacían presentaciones en el Teatro del ITSON, y ese año le tocó a mi hermana vestirse de “la bella”, de la película de Disney “La bella y la bestia”. Si bien se sabe, la bella es una princesa, y a qué niña no le va a gustar disfrazarse de ella por generalizar.
Entonces cuando le estaban midiendo el vestido en el cuarto de mis papas, recuerdo empecé a hacer berrinche porque ya quería crecer, para poder así entrar al kínder y disfrazarme de “la bella”, que por cierto mi madre dice que cuando salió mi hermana bailando, no dejada de decir “bailar yo”, ah porque tenía ese síntoma de los niños que al hablar volteaba todo.
26 agosto, 2012 a 8:49 PM
Alberto Márquez
Mi recuerdo más lejano de mi infancia.
Para empezar, nací y viví hasta los 7 años de edad en el Distrito Federal. Asistí a un preescolar del cual una de mis tías era directora. Pero al entrar a primaria, mis padres tuvieron una «revelación religiosa» y me ingresaron a una escuela privada católica.
La instrucción dice que la experiencia puede ser positiva o negativa, y esta fue del todo negativa.
Recuerdo específicamente un profesor. Además de las materias regulares (español y matemáticas), llevabamos asignaturas relacionadas con el catolicismo. Y una de ellas era impartida por un sacerdote que -curiosamente- aún no olvido su nombre: El padre Ismael. No recuerdo el nombre de la asignatura que impartía el padre Ismael, pero recuerdo que nos enseñaban los mandamientos y los procedimientos católicos. Era algo como un catecismo.
Ese señor era un cruel despiadado con nosotros. Su arma favorita siempre fue una regla de 50 cm (medio metro) de madera, pero a la hora de castigar, era de lo más original, utilizando incluso borradores y tizas (si, usabamos pizarrón de tiza).
En una ocasión, un niño cuyo nombre no recuerdo, habló en clase. Recuerdo que dijo una grosería. No recuerdo cual, pero yo alcancé a escucharla. El punto es que el sacerdote lo escuchó. Tomó el borrador (que era de madera, con esponja en uno de los lados) y con una de las esquinas de madera del borrador, golpeó la parte opuesta de la palma de la mano del niño.
Le salió un hematoma que se veía asqueroso.A mi no me pasó eso. Yo recuerdo que un día en clase cuestioné sobre el «chistoso vestido» que usan los sacerdotes. Me gané un par de golpes en el dorso de los dedos con su regla-medio metro.
También arrojaba trozos de tiza, tiraba de las patillas de algunos compañeros. Y eso era muy doloroso.
Fuera de ese señor, los demás profesores (la mayoría tenían titulos además de ser eligiosos) eran buenos. Medio locos con las plegarias, pero al fin católicos.
Gracias al cielo unos tíos que viven aquí en Tijuana convencieron a mis padres de mudarse a esta ciudad. Pero sobre todo, mis padres dejaron de lado su doctrina católica, y no volví a ese mugroso lugar.
27 agosto, 2012 a 2:56 PM
Brisa Elizabeth
que buena historia, recuerdo que ya la habias contado, pero al leerla no pude ivitar imaginarte todo enanito e indefenso pero sobretodo inocente, y no se como no se quejaban con sus papas o algo.
26 agosto, 2012 a 8:43 PM
Lidia Quiroz Dorantes
El suceso que recuerdo más remoto en mi vida es estar sentada en una carriola tomándome un jugo de naranja en un recipiente redondo con forma y color de la naranja pero de plástico. No alcanzaba a ver quien estaba empujando mi carriola pero estábamos en un swap meet en coronado en Estados Unidos. La carriola era de color azul marino, tenía una ventanita de plástico en la parte superior y me daba el sol directo en la cara. Tenía mucho calor y traía un pants holgado de color rosa fuerte con franjas azul eléctrico a los lados. Me quité la chamarra y con ella me cubría el sol que me daba en la cara.
Me acuerdo que estaban las cuatro hermanas de mi papá y algunos de mis primos que no recuerdo bien sus caras pero los veía entre los puestos corriendo y jugando y me llamaban la atención pero no me bajaba de mi carriola porque no me gustaba caminar ni tampoco quería que me diera el sol. Mis tías estaban vestidas casi todas con jeans y blusas. Recuerdo cómo tenían arreglado su cabello. Era esponjado, unas traían mascadas de colores y flores fosforescentes amarradas en la cola de caballo con el cabello alborotado al final, lentes de sol, como los que se están usando ahorita, muy grandes y con marcos de colores fosforescentes. Me gustaba como estaban vestidas mis tías y mi mamá traía un pants holgado como el mío de color amarillo con verde y mi papá sólo recuerdo que traía una gorra azul marino con personajes de Disney.
Me acabé mi jugo y lo guardé porque me gustaban mucho los envases y quería otro pero mi mamá me dijo que no, que ya había comido mucho y yo empecé a llorar y con los pies no dejaba que mi mamá siguiera empujando la carriola, le tapaba el paso con mis tenis y cuando ella me quería empujar no la dejaba avanzar porque estaba enojada, mi mamá me dijo que si no la dejaba pasar me iba regalar con la señora del puesto y mejor si la deje porque me dio mucho miedo jaja y la señora le siguió la onda a mi mamá y me dijo: “ándale niña bájate y me ayudas a vender” y rápido le hice caso a mi mamá pero seguía enojada con ella y estaba cruzada de brazos. Después llego mi papá y a escondidas me compró otro y me lo dio sin que lo viera mi mamá y ya estaba toda feliz y seguía viendo todo lo que estaba a mí alrededor bien a gusto en mi carriola. Me acuerdo que iba bien cómoda, acostada, y sólo viendo sin hacer ningún esfuerzo.
Yo creo que tenía unos 3 o 4 años porque mi mamá todavía no estaba embarazada de mi primera hermana y en mis primeros años de vida mis papás se vinieron de Sinaloa y rentaban un departamento en Coronado. Me acuerdo de todo esto con cierta dificultad con lagunas, ciertas escenas de ese mismo día pero lo que más recuerdo era la forma de vestir, los colores llamativos que usaban y el cabello de todas mis tías bien alborotado, mi papá muy joven, recuerdo su imagen como un muchacho de mi edad actual, muy delgado y con un bigote muy grande, cabello chino y esponjado. Mi mamá el cabello negro, fue de las pocas veces que la vi con el cabello de su color natural, muy delgada, joven y sin maquillaje, la recuerdo muy diferente como en algunas fotos que tengo en mi casa y yo me veía muy chica.
28 agosto, 2012 a 3:42 PM
Daniela Alejandra González Pacheco.
Awww Lidia, te lo juro que te imagine toda bonita como siempre. Estabas super chiquita y te acuerdas de todo super bien, eso debe ser muy bonito porque yo ya no recuerdo nada. 🙂
28 agosto, 2012 a 11:42 PM
Lidia Quiroz Dorantes 552
haha te lo juro que eso lo recordé hace semanas! recuerdos super lejanos, parecen lagunas mentales 😛 pero lo tenía enterrado desde hace añossss! 😛
26 agosto, 2012 a 8:37 PM
Aleyda Martinez
La verdad, no tengo muy buena memoria, pero uno de los recuerdos más lejanos de mi infancia, fue a la edad de 5 años, en el kínder: Domingo Márquez, del cual formaba parte. Era el festival del día de la primavera, nuestro salón hizo una presentación, un tipo baile, en el cual cada de las niñas se encontraba vestida de una flor y los niños de árboles, teníamos que hacer el vestuario por nuestra parte. Recuerdo que mi mamá me hizo el vestuario, en donde la parte de la cabeza eran las hojas de la flor (hechas de tela), era de color amarillo y la parte del cuerpo era morado, tardó tiempo en hacer mi vestuario, pero quedo muy bonito, ya que mi mamá sabe de costura. Ese día me levanté temprano, mi mamá me vistió con el traje, y me acompaño a la escuela, se quedó junto con los demás familiares y yo me fui a reunir con mi salón, sentándonos en unas sillitas de colores a esperar el turno, ya que iban por medio de salón y de grado escolar, comenzando por los mas chiquitos a los más grandes. Todo fue en el patio de la escuela, había una tarima grande de madera y con forro blanco con diversos dibujos refiriéndose al tema y se encontraba cerca de la entrada del kínder y hacia atrás comenzaban las sillas, las primeras filas eran de los alumnos y las siguientes ya eran de los familiares, que tomaban asiento dependiendo de cómo fueran llegando. El festival dio comienzo cuando la directora de la escuela se paró en la tarima y dio la bienvenida a todos, en eso salón por salón, se paraba en la tarima a presentar su número correspondiente, hasta que llegó nuestro turno, nos subimos y bailamos una canción, la cual no recuerdo con exactitud, solo sé que era de las de enfrente, por lo regular siempre era así, porque siempre he sido de estatura chica; éramos de los últimos en presentarse y después de bailar fui a donde estaba mi mamá y recuerdo que me abrazó y me acomodaba para tomarme fotos, sola y con mis compañeras de clase, después de que terminó el festival, nos retiramos y regresamos a casa. De festivales en los que participé en esa época de kínder, es del que tengo recuerdo, porque sé que me gustaba mucho mi vestuario y siempre quería ponérmelo, además de que recuerdo mucho a mi mama ahí presente.
28 agosto, 2012 a 1:25 PM
Paulina Palacio Castro
Es demasiado chistoso imaginarte con ese traje, al igual le pasó a mi hermana pero con un pájaro, las mamas que les encanta disfrazarnos
28 agosto, 2012 a 7:26 PM
Harim Quevedo Rivas
Me recuerda a mis festivales del kinder, también mi mamá me hacía mis trajes y para uno de primavera que ira a desfilar hasta el centro, recuerdo ese día porque tengo fotos y ese traje ha ido de generación en generación, era un tallo verde y una flor roja roja muy llamativa era de tul con las orillas bordadas de lentejuela pero era tan enorme que me tapaba la cara y para sostenerla le puso un resorte que aún recuerdo lo doloroso que era tenerla, mis cachetes quedaban marcados del resorte :s jajajajaja
28 agosto, 2012 a 10:53 PM
Juan Ramírez
jajaja si de por sí eres genial sin disfrazarte, ahora imaginándote con el disfraz es mucho mejor. Deberías de vestirte así en tu cumple, de todas maneras ya sabes como iré vestido yo jajaja te quiero amiga
28 agosto, 2012 a 11:08 PM
Sayat Fernanda Narváez Corrales
las mamás siempre tratando de hacer lo mejor por nosotros
yo tengo muchas historias de disfraces y siempre terminan siendo
chistosas 😀
26 agosto, 2012 a 8:24 PM
Marisela Garcia Vilchis
El recuerdo mas lejano es de cuando tuve mi primer mejor amigo, yo tenía 6 años y el 5, era mi vecino que vivía justo en la casa de al lado, como nuestras mamás eran muy amigas pues frecuentemente yo iba a su casa, en donde jugábamos y veíamos la tele. También me acuerdo que en su casa vi la película de El Rey León, en realidad recuerdo casi todo lo de esa epoca, porque aunque estaba muy chica fue mi primer amigo y vivimos muchos momentos, desde fiestas de cumpleaños, caricaturas, entre otros momentos.
26 agosto, 2012 a 11:21 PM
pabloguadiana
Uno de los requisitos del ejercicio era escribir el recuerdo de una manera amplia. Lo que escribiste no cumple con tal requisito por lo que deberás de escribir otro de mayor extensión. Quizá leyendo los recuerdos de tus compañeros te acuerdes de una realmente amplio.
26 agosto, 2012 a 8:18 PM
Gerardo Cedillo Ramírez. Grupo 552
Mi recuerdo más lejano de la infancia fue mi primer accidente. Tenía alrededor de 4 o talvez 5 años. Creo, que fue un poco antes de entrar al Kinder. Sólo me acuerdo de que antes yo tenía mucho miedo al ir a la casa de mi Bisabuela, pero un día acompañé a mi abuela a un cumpleaños de una prima, que precisamente fue en aquella casa. No recuerdo porqué, pero me parecía tenebrosa.
En la fiesta recuerdo que había música, comida y estaban mis primos, y comenzamos a jugar »Sillas musicales» o simplemente el juego de las sillas. Curiosamente estaba aquél éxito de los noventas »Follow the Leader de SBS». Yo muy empeñado, alcanzaba a sentarme cada ves que se paraba la música. Iban perdiendo mis primos, hasta que sólo me quedaba competir con mi prima Nadia (que ella era como 4 años más grande que yo). Ya que casi iba a acabar la canción y sólo quedaba una silla, (cuando la canción ya estaba en la parte de »¡Izquierda, derecha! ¡Left, right!») aunque parezca mentira, todo se me hizo más lento hasta que ya no vi a Nadia y me senté… pero en el piso. ¡La muy abusiva me había quitado la silla! Y más que el sentón. La silla era de un fierro. El chiste es que durante el sentón la cabeza se me hizo para atrás. Y me pegué en la mera cabeza. Aún recuerdo la risa que le dió a mi prima. Me toque por detrás de la cabeza, donde fue el golpe, y estaba lleno de sangre. Espantadísimo, fui corriendo, llorando donde estaban todos mis tíos gritando ¡Sangre! ¡Sangre! Efectivamente, desangrando y descalabrado (y así de dramático) sorprendí a todos mis tíos y se agarraron gritando, mi tío Melchor, agarró un trapo y me puso donde estaba la manguera. Me empezó a echar un chorro de agua, mientras me sobaba.
Me llevaron al hospital y me hicieron tres puntadas, me pusieron una banda en la cabeza y fin de la operación todo salió bien. Me dieron mi paleta y regresé a mi casa a ver las caricaturas. Aún me toco por detrás de la cabeza y tengo la cicatriz. Y respecto a mi prima, había escuchado que le metieron su buena friega. Aún así, mi prima me llamó llorando días después pidiéndome perdón, yo le dije que estaba bien. Desde ese entonces no he vuelto ir a la casa de mi bisabuela, pero eso si, ni he vuelto a saludar a la canija de mi prima Nadia. ¿Qué rencoroso, no?
26 agosto, 2012 a 8:14 PM
Juan Simental
El recuerdo más añejo que recuerdo sin duda es la vez que estuve a punto de morir ahogado a la edad de 4 años un momento desagradable en ese entonces, pero del cual ahora sólo al recordarlo me da risa por las circunstancias. Esto fue en una ida de visita a San Miguel de Allende, Guanajuato, recuerdo que ya era tarde y mi familia decidió hospedarse en un hotel que ya es costumbre, sin embargo no recuerdo el nombre. A esa edad yo veía el hotel inmenso, lleno de áreas verdes y con una alberca “gigante”(la cual será el centro de esta historia)con el agua tan clara que lograba ver el fondo de la misma.
A la mente se me viene aquella imagen matutina donde el sol apenas salía & el cielo se veía medio nublado, mi madre me despertó a mí igual a mi hermana, pues era hora de ir a desayunar antes de partir. Mis abuelos despertaron antes por lo que salieron de compras a un lugar cerca del hotel, así que nos quedamos sólo nosotros 3 (mi mamá, mi hermana & yo). Al salir de la habitación recuerdo muy bien los pasillos de ese hotel, con una fachada muy colonial, colores claros como el naranja & el blanco, al salir al jardín un lugar rodeado de plantas muy verdes, con flores por todo el lugar.
Mi mamá nos iba guiando por un camino hecho a base de cuadros café mármol rodeado de pasto, respiraba un aire fresco, todo iba bien mi mamá nos tenía tomados de la mano a mi hermana & a mí pero de repente se detuvo a preguntarle a alguien dónde quedaba el restaurant del hotel, durante ese descuido me soltó de la mano & mi mirada se centró en la alberca “gigante” con el agua azul pero muy clara, lugar donde 2 niñas saltaban de un pequeño trampolín situado en una de las orillas de la misma.
Junto a una de las orillas de la alberca recuerdo estaban 4 sillas, en una de ellas se encontraba un señor de unos 40 años, medio calvo, con anteojos, una playera azul de rayas blancas & un short que leía el periódico mientras vigilaba a las 2 niñas que saltaban del trampolín (sus 2 hijas). El ver a las niñas saltar se me hacía tan divertido & a la vez tan fácil, poco a poco me fui acercando a la orilla de la alberca; motivado por los saltos que hacían ellas.
Cuando de repente sentí un impulso y ya estaba dentro del agua, al estar debajo del agua no me pareció ya tan divertido, pues no sabía nadar y dejaba de poder respirar la desesperación me invadió y empecé a realizar literalmente la acción del dicho “tiraba patadas de ahogado”, debajo del agua comencé a escuchar los gritos de mi madre a lo lejos, totalmente desesperada y sin poder de reacción. Debajo del agua ya no se miraba la misma tan clara, cada vez mi desesperación era mayor, hasta que alguien cayó al agua y me levantó.
En ese momento salí llorando por la desesperación y el miedo que había pasado en ese instante, mientras sacaba un poco de agua que había tomado. Mi mamá me abrazó llorando y a la vez regañándome, pero ahora sé que fue más por el miedo que le provoqué que la misma acción que realice. Si no hubiera sido por el papá de las niñas que se lanzó al agua con todo y ropa para sacarme vivo no sé que hubiera sido de mí, tal vez no estaría escribiendo esta vieja anécdota, pues así como dicen la adrenalina puede provocar cosas increíbles, al parecer en mi madre no surgió efecto, pues sólo comenzó a gritar esperando que alguien me sacara, debido a que ella tampoco sabía nadar.
Al final mi mamá le agradeció al señor con toda su alma & a mi hermana & a mí nos llevó de regreso a la habitación para cambiarme & pasar ese trago amargo matutino. Yo seguí llorando mucho tiempo & me quedé con el susto todo el día, al llegar mis abuelos mi abuela me abrazó & me consintió, para tratar de “borrar” ese momento tan frustrante que pasé. No desayuné pues el apetito lo olvidé & nos retiramos de ese hotel para regresarnos al D.F.
Desde esa vez siempre he tenido miedo de morir ahogado pues se me viene a la mente ese momento en el cual volví a nacer. Pero ya cada vez que lo platico trato de tomarlo con humor & es un recuerdo que tengo plasmado en fotografías, bueno ya que había pasado todo.
26 agosto, 2012 a 11:27 PM
pabloguadiana
Por favor para las próximas evidencias, escribe de manera correcta tu nombre porque tus registros comienzan con el apellido paterno y no con el materno.
28 agosto, 2012 a 5:04 PM
Beatriz Godinez Rodriguez
jajajjajajaja te imagino todo desesperado jajajajajaja yo una ves me estaba ahogando y se que se siente horrible,que bueno que ya sabes nadar jajajaj
28 agosto, 2012 a 6:57 PM
Claudia Ortiz Cortez
Que experiencia tan fea lo de ahogarse, como no la ibas a recordar! Pero que padre que ahora la recuerdes de una manera divertida. 🙂
28 agosto, 2012 a 10:56 PM
Juan Ramírez
algo importante que se me pasó decir en el salón, fue que para el colmo mi madre estuvo en la marina y de tan bloqueada que quedó no se metió por mi al agua jajaja y si betty sí ya sé nadar perfectamente, de hecho ya van 2 veces que casi muero ahogado :S
& sí compañera Claudia que más queda ahora que reírse de las malas experiencias y poder afrontarlas de una manera positiva, aunque espero no se vuelva a repetir (:
28 agosto, 2012 a 11:14 PM
Sayat Fernanda Narváez Corrales
la verdad lo que mas ubico es a tu mamá asustada
y tu ahí en la alberca y ella llena de impotensia no
sabiendo que hacer, jajajaja
esa historia no me la sabia 😛
26 agosto, 2012 a 8:07 PM
Susana Verdugo Orduño
Yo me acuerdo muy poco cuando estaba chica, creo que lo más lejos que me acuerdo era cuando tenía 4 años. Yo estaba con una amiga a tras de mi casa, recuerdo que traía una short rosa que me gustaba mucho, y ella un vestido verde, estábamos jugando a las muñecas , y recuerdo que mi papá llegó y puso justo a lado de nosotras una caja de chiles verdes y se fue, yo le dije a mi amiga: Yuri que tal si jugamos a la comidita, ella me dijo si, y corrió y arrancho unas ojas un árbol y yo busqué un palito y una tabla, y le dije, yo voy a picar los chiles para el pastel y agarramos las dos un puñito de chiles y empezamos a picarlos. Ese mismo día nos iban a tomar la foto a cada unos de mis hermanos y a mi para una foto familiar, así que cuando me tocaba ami mi mamá fue por mi pero sin darme cuenta me tallé los ojos y me enchilé tanto que no los podía abrir, lloré mucho y el fotógrafo ya había esperado mucho, así que dijo en cuanto los abra le tomaré la foto. y hasta ahorita veo esa foto y me da mucha risa, toda la cara inchada de lo que lloré.
27 agosto, 2012 a 3:03 PM
Brisa Elizabeth
esos recuerdos que no solo se quedan grabados en la memoria, sino tambien gravados en fotografia o video son los mejores. no puedo evitar imaginarme como te mirabas con los ojos rojos intensos por el ardor del chile.
27 agosto, 2012 a 8:26 PM
Susana Verdugo Orduño
si de por si los tengo chinos, imagínate ni se me miraban jajaja lo peor de todo que esa foto duro muchos años en el centro de mi sala era muy padre contar la historia cada vez que se reían de mi jeje
26 agosto, 2012 a 7:54 PM
Sayat Fernanda Narváez Corrales
El recuerdo mas lejano que tengo, aunque parezca película, es mi primera y única pelea a golpes con otra persona.
En este caso fue con una niña que se llama Vanessa la cual era una de mis compañeras en la etapa preescolar, para
ser exacta en mi 3er grado de kinder. Iva en un colegio pequeño llamado colegio Eiffel ubicado en el centro de la Ciudad
de Tijuana. Todo comenzó cuando esta niña me molestaba porque yo estaba un poco pasadita de peso, y ella se empeñaba
en decirme gorda y torturarme con su canto de ¡gorda!, gorda, gorda, simplemente me bulleaba con eso todos los días, entonces
uno de esos días yo me fui a casa muy triste y acomplejada y le comente a mi mama que es lo que me pasaba, entonces mi tia,
hermana de mi mamá le pregunto que ¿qué es lo que tenia? a lo que yo le respondí que una niña en la escuela siempre me molestaba
con eso y me sentía mal y salieron unas lagrimillas de mis ojos, mi tía se sintió supongo que con coraje o ternura y me dijo para la
próxima que te diga algo tu le pegas y vas a ver que no te volverá a molestar y yo te voy a premiar porque no te dejaste, NUNCA te debes
dejar de nadie, fueron sus palabras, mi papá también me pregunto, le conteste y dijo que me premiaría si no me dejaba de igual forma.
Al día siguiente fui a la escuela decidida y la niña no tardo en decirme gorda, cuando la miss se había retirado del salón para conseguir un
material, como la niña tenia lentes y a mi me habían dicho que a las personas con lentes no se les pega, se los quite y tire al suelo, de modo que
la agarre de su coleta de cabello y la tire al piso y le di tres patadas, y me la lleve sujetada de ahí, arrastrando por el salón la saque y lleve por todo el
pasillo arrastrando hasta los bebederos que estaban a la entrada de el corredor ahí mientras ella pataleaba le seguí dando dos patadas mas y la saque
del área de salones y la lleve arrastrando de igual forma hasta los juegos donde había arenita y columpios, en ese momento me le tire encima y nada mas
sentí como me levantaban para quitarme de encima de ella, de ahi me llevaron a dirección y la directora nos llamo la atención y yo no hablaba nada solo
estaba en mi papel de ofendida, cuando llego mi mamá la maestra le dijo que estaba en dirección y ella me fue a recoger hasta allá, le comentaron lo
sucedido y en lugar de regañarme me abrazo y le explico a la directora porque mi actitud y me llevo a mi casa, donde estaban ya después del trabajo
mi papá y mi tía y les dijo ahí esta su chamaca, se fregó a la niña en la escuela a lo que dijeron muy bien Sayi y mi tía me dio 5 dólares y mi papá dijo
cambiante el uniforme que vamos a Burger King porque tu eres una campeona y una reina, ahí me dijeron que no se tenia que repetir, porque las cosas
no se arreglan a golpes, pero que en esta ocasión tenia que aprender ella a respetarme y yo a no ser tan noble ni dejada
La niña dicho y hecho nunca me volvió a decir gorda, aparte que comencé a bajar un poco de peso, pero también nunca volví a ser agresiva en mis
otras etapas de crecimiento.
27 agosto, 2012 a 3:08 PM
Brisa Elizabeth
quien no se peleo con una amiga (o) o compañera (o) del preescolar, esos recuerdos tambien suelen quedar grabados por que en ocasiones nos quedan sicatrices, de a quellas pequeñas peleas, recorde cuando me peele con mi hermana y me jalo unos aretes de plata y desde entonces no me pongo aretes de plata solo de fantacia y muchomenos largos por esa experiencia.
28 agosto, 2012 a 3:28 PM
Carolina Enciso
La mejor historia de todas, linda y ruda
28 agosto, 2012 a 5:05 PM
Beatriz Godinez Rodriguez
jajajajjaja super ruda, pero es normal que te digan «no te dejes» jajja mi mama tambien me lo decia pero mi me decian palillo es horrible que te pongan apodos
28 agosto, 2012 a 7:01 PM
Claudia Ortiz Cortez
Ami también se me hizo súper chistosa tu historia creo que fue con la que mas me reí, y me identifique un poco yo también tengo una experiencia similar solo que la golpeada fuí yo 😦 ami me ahorcaron (intento de ahorcada con manitas de niñas de kinder) sólo porque era «la del otro salón» jaja que recuerdos 🙂
28 agosto, 2012 a 7:19 PM
Harim Quevedo Rivas
Fue de las historias más divertidas que contaron, fui muy chistoso cuando dijo que le quito los lentes para poderle pegar. Fue paciente hasta que la niña saco su lado más rudo jajajaja
P.D. huso lentes, no me puedes pegar jajajajajaja
28 agosto, 2012 a 10:58 PM
Juan Ramírez
Sayat que te puedo decir, me sé esta historia de memoria y aunque la escuche mil veces las mil veces me puedo reír. Sin duda tu historia es mi favorita no sólo por el hecho de que seas tú si no el imaginar & sentirme identificado un poco con ese suceso, pues también fui rudo en el kinder pero tu me ganas.
Ya por eso cuando estoy contigo sé que eres la que me defenderá, no uso lentes pero respétame jajaja
26 agosto, 2012 a 7:30 PM
Beatriz Godinez Rodriguez
El recuerdo mas lejano que tengo, es de cuando yo tenia 7 años de edad. Vivíamos en Gadalajara, en una colonia alejada de la ciudad llamada «la chory» en donde había mucho terreno baldío y las casas mas cercanas que teníamos estaba a casi 100 metros de distancia, unas enfrente y otras a los lados, pero todas separadas, lo demás, eran plantas secas muy altas (bueno altas comparadas con mi estatura en ese entonces), sin embargo, era un buen espacio para correr y jugar. Recuerdo que un día llegaron mis tres primas de visita, tenían la misma edad que nosotros, mi hermano y mi prima mayor tenían 10 años, mi hermana menor y mi prima menor tenían 5 años y yo y mi otra prima 7.
Un dia mientras mi tia y mi mama platicaban en la casa, nosotros preferímos aprovechar la altura de las plantas para jugar escondidas, ese dia, comenzamos a jugar y aunque mi mama nos dijo que era peligroso por que podía haber insectos, nosotros ignoramos la advertencia y seguimos jugando.
Despues de más 40 minutos de juego mientras todos permanecíamos escondidos, escuchamos cerca de ahí un grito de dolor, todos asustados corrimos al lugar de donde se escucho y cuando llegamos, vimos a mi prima (la de mi edad) tirada en suelo llorando y con la planta del pie derecho llena de sangre, debido a que en el piso había una botella de vidrio rota y ella, al correr la pisó.
Todos asustados planeábamos como regresar a la casa sin que mi mama ni mi tia se dieran cuenta de lo sucedido, así que mandamos a mi hermana y prima mas chicas por papel de baño para limpiar la sangre, pero como vimos que la sangre no paraba decidimos cargarla hasta la casa para que la revisaran, mientras caminábamos y atravesábamos las ramas, mas nos asustábamos de ver como la sangre no se detenía y mi prima no dejaba de llorar, a menos de 5 metros de llegar a la casa mi tía nos vio que nos acercábamos y gritando salio de la casa para ver que pasaba.
Cuando llegamos a la casa sentaron a mi prima en el baño y mi mama lavo la herida, mientras a nosotros mi tia nos pego con un cinto puesto que nos habían advertido, todas llorábamos del susto y del dolor pero mi hermano no dejaba de reírse por que decía que mi tia pegaba como bebe y que no le dolía.
después todos estábamos encerrados en el cuarto llorando y platicando de lo sucedido, mientras que mi mama y mi tia llevaron a mi prima a que le cocieran el pie puesto que la herida era muy profunda. ahora cuando hablamos de esto todos nos reímos mientras que ese dia todos estábamos asustados y llorando.
Rosalba Beatriz Godinez Rodriguez 551
27 agosto, 2012 a 3:14 PM
Brisa Elizabeth
esas advertencias que nos daban nestros papas, depequeños e ignorabamos por seguir jugando y divirtiendonos, como cambia el tiempo antes todo lo haciamos por diversion y juego ahora esas advertencias las tomamos mas encerio por que ya analisamos mas las cosas.
27 agosto, 2012 a 8:41 PM
Susana Verdugo Orduño
cuando somos niños siempre pensamos tener la razón en todo, lo bueno que aprendiste y no lo volviste hacer,,,,, hahaha eso no creo ejeje, …. me dio escalofríos el imaginarme la sangre de tu prima
26 agosto, 2012 a 5:57 PM
Bernal Martínez Alexis
Una noche de noviembre me había acostado pensando en el mañana, sin saber lo que pasaría esa noche. Eran las 4 de la madrugada y de repente me despertó el sonido del teléfono. Mi papá entró mi habitación, contestó alarmado mientras caminaba hacia el pasillo que daba hacia la escalera seguido por mi mamá, quien le preguntaba qué había ocurrido. Me quedé acostada boca arriba tratando de entender las palabras de mi papá pero todo se volvía cada vez más confuso para aquella niña de 10 años. Escuché que mi papá salió de la casa en el carro, entonces me levanté y fui al cuarto de mi mamá para preguntarle qué había ocurrido. Me dijo que no sabía nada y que me acostara en su cama. El teléfono seguía sonando, mi mamá no se volvió a acostar en toda la noche. En una de las llamadas pude escuchar que la casa de un tío se había quemado y que él estaba gravemente herido. Mientras estaba acostada podía ver hacia la sala y, tal vez suene raro, pero veía o, mejor dicho, imaginaba dos calaveritas jugando y brincando en el techo y después en el asiento de uno de los sillones. Después veía en las puertas de espejo del ropero un águila gigante con ojos amarillos viéndome fijamente mientras me tapaba con las cobijas por el miedo que me producía. Las horas pasaban y seguía viendo lo mismo hasta que me dormí. Días después mi mamá nos dijo a mi hermana y a mí que mi tía había fallecido, que mi tío estaba en el hospital pero que se iba a recuperar. Definitivamente ha sido una de las peores noches y más largas que eh tenido en mi vida, por tanto un recuerdo imborrable.
26 agosto, 2012 a 3:57 PM
Karen Quintana Villaseñor
El recuerdo más lejano que tengo de mi infancia, es cuando tenía alrededor de 6 o 7 años, y realmente se convirtió en una buena aventura en mi vida. El punto era que mi madre acostumbraba a ir a caminar al parque todas las tardes. Sin embargo, esa vez decidió llevarnos al cerro de enfrente de la casa, que si se encontraba un tanto retirado. Así que mi hermano dos años más chico que yo, y mi hermana pequeña fuimos con ella, y en el camino unos cuantos vecinos quisieron ir. La tarde estaba muy agradable, con unos tantos rayos de sol, pero fresco. Bajamos el cerro entonces, poco a poco, algunos de mis vecinos que tenían que pasar por ese camino, ya se habían encargado de improvisar unos escalones en la bajada,lo cual nos facilitó el camino. Seguimos caminando, todo estaba sólo, simplemente pasto y la tierra blanca en los cerros de alrededor, realmente era toda una aventura, prácticamente hormigas, a comparación de esa inmensidad, todos los niños corriendo sin peligro alguno, y además cada quien llevaba su respectiva bebida, aunque al final era todo un revoltijo, y se combinaba todo tipo de babas. Cada vez, nos acercábamos más a lo lejos, se podía ver nuestra meta, era el más alto de todos los cerros, y un simple pero muy acogedor árbol a la orilla.
Nos entraban más ganas, de llegar y comenzamos a correr sin parar, unos nos empujábamos y jalábamos a otros. Por fin, al llegar corrimos como locos, arriba todo era planisimo, pareciera una cancha perfecta, y claro, nosotros nada preparados con nuestro balón de fútbol, verdaderamente estábamos cansadisimos pero eso no importaba, con la adrenalina que sentíamos, inclusive algunos estábamos viendo un señor que tenía puerquitos cerca de ahí, todo era tan novedoso, es decir, las cosas pequeñitas que nosotros alcansabamos a ver desde nuestra calle, estaban ahí tan cerca y a nuestro alcance :). Sin embargo, cuando ya parecía que habíamos vivido lo mejor del mundo, pasa que desde el punto menos cursi, nos encontrábamos en la casa perfecta de animales roedores, como es el caso de una víbora, la cual le terminó por pasar a mi hermana de tan sólo 4 años entre las piernas, mi mamá la miro y le dijo: ! No te muevas Isabel !, y mi hermana petrificada se quedo parada, mientras la mugre víbora paso rápidamente, pero si nos congelo a todos por un instante, muertos de miedo. Entretanto, decidimos regresar a casa, sólo que en vez de rodear todo el cerro para bajar, lo hicimos por la parte de enfrente, y al ver la parte de abajo de un tambo de esos que tienen en los abarrotes, para llenar los garrafones, entonces decidimos mi vecina y yo tirarnos en esa «lancha», pero no nos percatamos de que el pasto estaba en su mejor momento todo verde y resbaloso por naturaleza, sin necesidad que lo mojaran, entonces aquella lancha improvisada, era peor que un carro turbo, bajamos con una rapidez, increible, y salimos votadas de ahí, empezamos a rodar sin parar, yo sentía que mi cabeza daba y daba vueltas, y sólo escuchaba: agarrenlas!!, hasta que caímos en un barrote que se encontraba en forma horizontal, y de alguna manera nos detuvo, terminamos peor que golpeadas por un abusador, tasajeadas por las ramas, con aruños y sangra, desgreñadas, y aunque fue un momento de susto, realmente fue muy cómico para los que nos vieron rodar. No conforme con eso, a mi hermana se le ocurre bajar el cerro corriendo como si estuviera en una superficie plana, es decir, para los que no saben hay un modo de bajar los cerros, te pones de lado completamente y así hasta puedes correr, NO DERECHO, como lo hizo, y obviamente literal bajo el cerro dando vueltas de carro, jajaja, fue muy chistoso verlo. Y pues ya todo mundo golpeado, nos fuimos de vuelta a casa, cansados pero muy felices, no cualquiera vive algo asi :), y es bonito recordarlo porque ahora tan sólo después de una década esos cerros tan divertidos, y llenos de pasto se convirtieron en una civilización, sabe de donde salió tanta gente que se apodero de todos esos cerros solos, y los convirtió en su hogar, con decirles, que ese cerro el más grande, donde fuimos, en esa superficie plana de la cima, actualmente hay una escuela. pff..
26 agosto, 2012 a 3:28 PM
Fabiola Rodriguez
Mi recuerdo más memorable, como puede ser el de muchos también, es el de mis vacaciones para temporada navideña al pueblito del que es originario mi papá, un lugar llamado Valparaíso en el estado de Zacatecas. En ese lugar, como se acostumbra en cada lugar de México, hay una temporada en la que se ponen las llamadas ferias, en las que hay una exposición de piezas artesanales, venta de loza (trastes de barro), ropa típica del estado, mucha comida y mucho licor. También hay palenque en el que se realizan peleas de gallos, conciertos de artistas con un nivel de importancia local, así como de importancia nacional; más que nada cantantes de música mexicana. Algo que jamás falta en una feria son los juegos mecánicos, y he aquí el origen de mi más memorable recuerdo.
Después de haber arribado del avión y haber llegado al pueblo de mi papá, nos instalamos en casa de mi abuelita que aún vivía con mis tías, las 3 más chicas para ser exactas. Ellas (mi abuelita y tías) no me conocían; yo tenía ya 2 años 11 meses y desde que nací ninguna me había visto una sola vez. Era la novedad para ellas que hubiera una primer niña en la familia, pues todos los hermanos de mi papá tenían puros hijos varones. Ellas me amaban, recuerdo que me fastidiaban abrazándome y besándome cada 5 minutos, pues para mí eran completamente gente desconocida.
Me acuerdo de que me daba mucho coraje que mis papás cada noche desde que llegamos, se iban a las peleas de gallos y a las charreadas, a los conciertos y a comer a la feria, pues jamás me llevaban, siempre me dejaban con esas mujeres besuconas y escandalosas, hasta que por fin un día después de una semana de haber llegado, decidieron llevarme para que disfrutara de unas ricas fresas con crema o un plátano con lechera, incluso para que me subiera a los juegos mecánicos.
Llegamos a la feria, caminamos y caminamos y yo estaba ansiosa por subirme a los juegos, pero las viejas escandalosas de mis tías y mi abuelita no paraban de comer y reírse de la ropa que veían en cada puesto de la exposición. De no ser que puse mi cara de enojo, mis papás no se hubieran decidido a decirles a mis tías que fuéramos a los juegos ya. Recuerdo vagamente que sentía un vacío en el estómago, estaba temblando demasiado y no sabía si era de nervios o por el frío, que incluso hasta ganas de ir al baño tenía.
Me aguanté las ganas y por fin llegamos al área de juegos. El primer juego que vi al que me quise subir fue a unos helicópteros que daban vuelta y subían y bajaban muy despacio, es por eso que no temí subirme a ellos. Cuando estaba arriba, no sentía nada en absoluto, sólo pensaba en que cuál sería el siguiente juego a experimentar. Todos ellos fueron muy leves y mi tía la más chica que tenía 12 años, se subió conmigo a todos los juegos por lo que estaba enfadada y ahora ella quería decidir a cuál juego subirnos. Mis papás hablaron conmigo y me convencieron: dejé que mi tía decidiera el siguiente juego, pues yo ya había elegido las 5 últimas atracciones.
En realidad, iba un poco molesta porque quería seguir decidiendo pero me habían prometido una Barbie si no me ponía rejega. Iba con los brazos cruzadas y la mirada clavada en el piso, tanto que no me di cuenta del juego al que nos estábamos subiendo. Sólo di un pequeño salto para subirme y sentí que se balanceó el asiento pero no le presté atención. Ese asiento en el que nos subimos era el último por llenarse, así que el operador del juego movió una palanca y el juego se encendió y comenzamos a subir… ¡Era la rueda de la fortuna!
Al darme cuenta de cuál era el juego al que me había subido y que no estaba precisamente de un tamaño adecuado para mi, comencé a gritar estruendosamente que me bajaran de ese lugar, pero los señores del juego hacían caso omiso a mis peticiones. Comencé a moverme desaforadamente dentro de la “canastilla” y me di cuenta de que eso era lo peor que podía hacer, pues me encontraba en la parte más alta de la rueda y se alcanzaba a ver la enorme feria desde ese lugar; podía observar las luces de los otros juegos que se miraban diminutas desde esa altura, que a juzgar por el tamaño la rueda de la fortuna era enorme. Recuerdo ver unos pequeños puntos de personas hasta debajo de los cuales pude divisar a mis papás con los dientes pelones, eso quiere decir que estaban riéndose de mi paranoia y mi desesperación, incluyendo los gritos que tenía por querer bajarme de ese lugar.
Dimos alrededor de 3 vueltas y yo seguía implorando a que me bajaran, pero nadie me hacía caso. En la cuarta vuelta me decidí a que al estar justo en la bajada, me impulsaría para poder bajarme y así fue. Traté de bajarme aventándome hacia afuera del juego cuando estuve en un lugar seguro pero mi tía me detuvo justo a tiempo, es por eso que los operadores del juego, antes de que algo sucediera detuvieron el juego y me bajaron.
Lo más memorable de esto fue ver las caras y escuchar las burlas de todos de verme así de histérica por querer salir de ese lugar aterrador. Sinceramente eso no influyó en que tuviera miedo a las alturas pero, ¿quién a los 2 años y 10 meses no tendría miedo de subirse a un lugar tan alto y con tanto movimiento como lo es la rueda de la fortuna? Aunque esa vez si influyó en que jamás me volviera a subir a una rueda de la fortuna, por más pequeña que sea.
28 agosto, 2012 a 11:43 PM
Lidia Quiroz Dorantes 552
haha eres una baby berrinchuda como yo! ahah o se la hacía lo que decíamos o no! y eso todavía lo hacemos con nuestros papás:P
26 agosto, 2012 a 3:09 PM
urrea encinas lourdes esmeralda grupo: 552
Uno de los recuerdos más positivos de mi infancia, son los viajes a Sonora que realizábamos mis padres y mi hermana mediana cada año en vísperas de navidad.
Cada año en las vacaciones de diciembre, viajábamos en la camioneta de mi padre, que era algo así estilo vagoneta viejita y de color dorada como los taxis rojos que circulaban anteriormente aquí en Tijuana; era uno de los amores de mi padre, siempre la cuidaba mucho, era súper cómoda y recuerdo que me permitía dormirme en cualquier rincón. Tenía alrededor de 7 años y era un enfado pues siempre preguntaba el clásico ¿ya vamos a llegar?
Siempre antes de salir de casa mis padres revisaban las llaves, cerraban con candado todo y ponían las maletas en su lugar dentro del carro y yo cargaba con mi bolsita especialmente cargada de mis juguetes favoritos: las Polly Pocket, Fashion Polly’s, y sus respectivas mansiones y carritos.
Siempre hemos sido familia amorosa con los animales, por ello desde chiquita cuidábamos a nuestros dos perritos Sucky y Calalo, los 18 pajaritos del amor de mi mamá, sus 3 palomas y sus pececitos probablemente. A todos los alimentábamos antes de irnos y los dejábamos listos para que mi hermana mayor Blanca los cuidara en nuestra ausencia.
Casi siempre nuestras salidas eran en la noche porque mi padre decía que manejar de día no le gustaba, pero yo recuerdo que a mí en general me encantaba ir viendo el camino, pasar por lugares donde sólo había algunos árboles, de vez en cuando ver casitas con letreros, contar los carros, cantar música viejita que ponía mi papá (como las de Camilo Sesto, Los Bukis y Julio Iglesias) y ese disco que siempre se repetía: las viejitas pero bonitas o escuchar las conversaciones de mis papás que siempre tenían que ver con comentar algo del camino, o
platicar acerca de lo que haríamos en Sonora. La comida del viaje era para complacerme totalmente; una rica hamburguesa del Burguer King, con mi juguetito incluido.
De vez en cuando participaba con algún comentario como: ¿para qué es eso?, ¿Dónde estamos?, pero las 11 horas de camino rumbo a Naco Sonora, el pueblito fronterizo pequeño, eran pocas para mí, siempre llegábamos a un lugar maravilloso y lleno de historia vaquera, el paraíso de las películas Western Tombstone.
Llegar ahí significaba que si estaba dormida, mis padres y hermana me levantarían para decirme “¡llegamos al pueblito vaquero Esme levántate!”. Cuando estábamos ahí mi papá bajaba la velocidad y podíamos ver cómo la gente estaba vestida de forma vaquera, o cómo campesinos con sus disfraces y peleando en luchas con sus armas. El lugar era cerrado en algunas calles para poder apreciar los duelos entre hombres que simulaban muy al estilo viejo oeste.
Cuando mi papá detenía el carro en algún lugar y se estacionaba, sabía que era momento de recorrer las callecillas cerradas llenas de carretas, sombreros vaqueros, indios de madera alrededor de los negocios de madera clásica que se encontraban vendiendo ropa, accesorios, relojes cucú y muchas artesanías, pero sobre todo un exquisito olor a chocolate que salía de una tiendita donde las personas llevaban chocolate blanco, café y por supuesto nosotros no podíamos ser la excepción, pues nos llevábamos una bolsita de cuadritos de chocolate.
Puedo decir que era siempre uno de mis lugares favoritos, claro, después de Naco, el lugar donde mis padres habían nacido y donde vivían mis tíos por parte de padre y mi abuelita paterna, mi nana chata. Naco era pequeñito, tenía 2 carros de fila para cruzar la garita, las calles eran anchas y muy largas, la gente se conocía y se saludaba, pues pienso que tenía muy pocos habitantes. Su clima era muy frio, en ocasiones nevaba y siempre esperábamos que sucediera.
Regularmente cuando llegábamos estaban las fiestas del pueblo, pero mis papás no iban porque decían que estaban llenas de gente borracha, y supongo que así era porque había palenques, que en realidad no lo eran, pues sólo eran una explanada donde la gente del pueblito se juntaba para encender las luces del árbol navideño, escuchar grupos locales y bailar.
Era algo muy emocionante el llegar porque sabía que a una calle, justo en la calle Juárez, se encontraba aquella casa grande de muchos cuartos, 6 para ser exacta, una casa con chimenea que olía siempre como a madera mezclada con comida, porque siempre mi abuelita chata preparaba ahí los mejores platillos.
Cuando llegábamos del largo viaje nos daban de cenar, mi nana se emocionaba como nunca, y como toda buena abuelita me abrazaba y besaba por largos minutos. Era muy bonito para mí estar ahí, tenía espacio para correr, jugar y divertirme. Mi abuelita siempre me cocinaba buñuelos, bizcochuelos y otras delicias como tortillas gigantes que traían de Magdalena (lugar que yo ni sabía en ese entonces).
La casa era aterradora en la noche porque tenían un reloj grande con manecillas gigantes que sonaba toda la noche y daba las campanadas, cuando estaba en mi cama me era difícil acostumbrarme y regularmente me quedaba jugando en las cobijas con mis monitas al cuarto de mis papás. Los cuartos estaban llenos de imágenes religiosas, cuadros, crucifijos, veladoras, entre muchas otras cosas que decía mi nana me cuidaban en la noche y por las cuales no tenía que tener miedo, y de cierta forma esas palabras en esos tiempos, provocaban que me relajara y creyera en lo que me decía. Mi nana se molestaba si me acercaba al piano grande que tenía en la sala y pues lógicamente yo siempre iba y jugaba cerca pero nunca me regañaba simplemente lo cerraba con una llave y me decía: Si lo tocas sonará y me daré cuenta que andabas aquí.
Cada navidad ahí era hermosa, era una casa llena de personas. Eran puros familiares que se reunían para convivir, para platicar con el frio de por medio pero siempre sonriendo todos y unidos. Me encantaba la sensación de estar en casa aun estando tan lejos.
En navidad la comida abundaba: pavo, jamón, tamales, menudo, buñuelos, bizcochuelos, piña colada, ponche, coctel de mariscos, tortillas de harina, frijoles, muchos frijoles, cuernitos, etc. Pero sin duda lo mejor eran los frijoles y tamales caseros que mi tía y mi nana preparaban para todos y que nos daban para lonche.
Pero la despedida siempre era lo peor, irme de casa de mi abuelita me provocaba llantos inmensos. Ese año fue el último en que compartimos tiempo y abrazos mi abuelita y yo, quizá mi abuelita presentía que ya no estaría para la siguiente ocasión, por eso mismo ese año se despidió de todos de una manera muy especial y emotiva, simplemente diferente. Me tomó en sus brazos me dio un beso enorme en la frente y mencionó lo mucho que me quería, de su bolsa sacó un billete y me dijo: ¡Gástalo en juguetes! creo que lejos de ser el dinero un gran regalo, ese abrazo y ese beso fueron la más triste despedida pero las mejores vacaciones en navidad que he podido tener.
26 agosto, 2012 a 11:33 AM
Daniela Martínez y González López (551)
Mi recuerdo infantil más lejano es cuando estaba en el jardín de niños en segundo grado, después de salir de éste, tenía que ir a una guardería porque mis papás trabajaban y no tenían quién me cuidara. En esa misma guardería estaba mi prima que es solamente un año mayor que yo, recuerdo que nos encontrabamos jugando en el patio cuando vimos una casita de plástico (Playskool) creo que media aproximadamente como un metro y media de alto y mi prima me retó a subirme al techo de la casita, yo acepte el reto y efectivamente pude subir hasta el techo pero no duré nada ahí, porque la casita como era de plástico se desarmó y caí al suelo, después recuerdo que mi prima se asustó mucho porque vió que traía sangre en la cara e inmediatmente fue corriendo a avisarles a las encargadas de la guardería, finalmente me llevaron al hospital porque me había abierto la barba y tuvieron que cosermela. Hasta la fecha tengo la cicatriz y sin duda sera un recuerdo que nunca olvidaré.
27 agosto, 2012 a 8:29 PM
Susana Verdugo Orduño
que padre que recuerdes el por qué de tus cicatrices, yo tengo algunas que no sé explicarlas xD,
25 agosto, 2012 a 10:25 PM
J. Alberto Arellano E.
Las imágenes que tengo de mi infancia hasta ahora son muy escasas, casi todas son de fiestas de cumpleaños, vacaciones, navidades o visitas la casa de mi abuela, sin embargo forzando la mente a niveles no habituales recuerdo que en el jardín de niños un día estaba sentado comiendo un sándwich platicando con un chico, luego nos columpiamos y proseguí con el yogurt. Luego mi amigo vio que venía una niña que sabía karate y le resultaba intimidante porque estábamos utilizando el juego que a ella le gustaba usar y casi siempre le pegaba a quien utilizaba los artefactos que a ella le gustaban, así que se fue y yo le dije que le alcanzaría en cuanto terminara mi lunch, luego llegó la chica karateca y me dijo agresivamente que dejase el juego porque de no irme me golpearía y yo amablemente le dije que podíamos usarlo juntos si quería, pero que yo había llegado primero, ella me amenazó y yo no respondí agresivamente solo le dije que no se lo daría porque yo estaba cómodo allí y se enojó.
Después de una discusión infantil se fue enojada y yo pensé que ya todo había acabado, pero no fue así, la mocosa regresó después de un rato y a unos cuantos metros de distancia arrojó una piedra sobre mí que con una gran certeza me pegó en la frente y afortunadamente mantuve el conocimiento para recordar a quien me atacó y poder decirle a mi mami si me preguntaba porque traía un golpe a la mitad de la frente la verdad, lo primero en lo que pensé fue en tomar un palo para regresarle el favor, pero recordé que mi mama me había enseñado a respetar y no golpear a los animales ni a las niñas.
28 agosto, 2012 a 3:30 PM
Carolina Enciso
Hay el compañero alberto siempre caballeroso desde niño, la verdad es que no me sorprende
25 agosto, 2012 a 6:37 PM
Karla Aguilar Gerardo
UABC – Facultad de Humanidades
Discurso visual
Alumno(a):_Karla Aguilar Gerardo grupo 551.
¿Cuál es tu recuerdo infantil más lejano?
Mi experiencia personal más remota, es cuando vivía con mi abuelita en un rancho llamado el Pitahayal, a un lado de Guasave Sin. Yo tenía tres o cuatro años, mi madre se fue a Guadalajara, allá vivía con mi hermano y su esposo, no mi papá, así que yo vivía en el rancho con mi abuela y tíos, los cuales eran seis, yo pasé ha ser la más chica, así que me cuidaban entre todos mientras mi abuela se ocupaba de las cuestiones domesticas y valla que eran muchas, pues lavaba ropa, no en lavadora, se levantaba muy temprano hacer tortillas de harina para nosotros y de maíz para mi abuelo que no le gustaban de harina, a moler café por que también a él le gustaba recién echo, a ordeñar vacas, la limpieza de la casa, la comida y la cena, bastante trabajo, ahora me pregunto, ¿cómo le hacia?, yo solía salirme a jugar, tenía mucho espacio y aunque mi abuelita les decía a mis tíos que le ayudaran a cuidarme, no andaban precisamente de tras de mí; tenía límites, se me prohibía, cruzar la carretera que estaba como a unos trecientos metros de la casa, andar a las horillas del rancho, que equivalían de la casa como a seiscientos metros para cada lado, y en los basureros, que por cierto había una muy cerca de la casa de mi abuela, justo detrás de la casa que estaba frente a la de ella.
No sé porqué motivo nos gustaba andar buscando entre la basura, no sé, ¿qué? era lo confortable de andar con un palo volteando las latas, separando basura y viendo simplemente lo que había, a veces encontrábamos juguetes o cosas que pudiéramos usar como tal, no sé, por qué motivo nos encantaba, digo nos encantaba, por que si yo iba era porque veía a otros niños allí y entonces yo también me acercaba, yo sola no iba, pero los adultos nos decía que no era un buen lugar para jugar, que era peligroso, sucio, que podíamos enfermarnos o pincharnos con agujas usadas de jeringas, pero bueno, cada ves que veía a algún niño por allí y me cercioraba de que nadie de mi familia me miraba, pues yo también iba, una de mis tías mayores ya con hijos nos regañaba cuando volvíamos del basurero con cosas para jugar, nos decía que era basura que no eran cosas importantes, que nos iba hacer daño, nos hacía que devolviéramos las cosas al basurero, pero en otras ocasiones, ya no se las enseñábamos, nos íbamos atrás de las casas o entre los arboles y plantas de la casa a jugar con las cosas, en ocasiones mis primos me hablaban para ir al basurero, ellos me invitaban y bueno yo más confiada por que ellos iban a ir, aprovechaba, me gustaba ver las cosas con las que llegaban, que se encontraban en él, y yo también quería cosas, pero curiosamente cuando yo iba o llegué a ir no encontrábamos nada grandioso, así que me quedaba con ganas de volver, era algo así como si encuentro algo bueno, ya no voy en mucho tiempo, le hago caso a mi abuelita, pero como no encontraba nada a mi parecer extraordinario, pues me quedaba con ganas de volver.
En una ocasión yo traía una cortada en el pie, de las muchas veces que me corté por andar descalza por que me gustaba mucho, aunque no me dejaran, cosa que también hacía a escondidas, pues esa cortada estaba grande en la planta, entre el tobillo y la curva del pie y no me dejaba traer zapatos, mi abuelita me curaba, me amaraba un trapito con alguno de sus tantos ungüentos para que se me curara más pronto o para que no se me infectara; así que usaba sandalias, sucedió que ese día después de mucho tiempo de la última ocasión que fui al basurero, mis primos me invitan a ir, y yo preocupada no nada más por el permiso limitado de mi abuelita a ir a ese lugar, pues me preocupaba también por mi cortada, les decía a mis primos que no podía porque se me podía infectar la curación, y a parte no podía caminar bien, ellos argumentaban que no era necesario que me metiera al basurero, que los esperara por la orilla y que de encontrar algo, ellos escogerían también para mí, así que pensando que cuando ellos iban se encontraban cosas digamos agradables me convencieron, y allí voy, estando en la orilla del basurero esperando a mis primos y preguntarles si veían algo, ellos seguían buscando y me iban enseñando lo que encontraban, incluso cosas que no nos íbamos a llevar pero que de verlas no reíamos o nos imaginábamos que uso les podíamos dar si decidiéramos llevárnoslas, yo de la orilla participaba, estando entretenidos en esa labor clandestina, porque si algún vecino nos veía le iban a ir con el chisme a nuestros familiares y nos iban a reprender, qué escuchamos un grito, y era precisamente un tío, hijo de mi abuela con los que yo vivía y mi abuela les decía que me tuvieran vigilada, que nos dice -_¡Mira nada mas quién anda en el basurero¡. Lo decía por mí y todos mis primos pues éramos de la misma familia, no en la misma casa pero igual les prohibían ir al basurero, agarró un palo que encontró en el suelo y nosotros al instante empezamos a huir, mis primos que estaban dentro del basurero pronto me arre basaron y tomaron ventaja, y yo desesperada pues no era la mejor corredora de ellos, no podía correr bien por la cortada y aparte por las sandalias, ellos nada mas volteaban y me decían, – ¡córrele! ¡Apúrate! Que yo en la desesperación pues corría pero con muchos esfuerzos y de una forma rara, mis primos me gritaron, -¡quítate las sandalias! y aunque lo pensé, pues las termina soltando de los pies para salir corriendo más rápido, y alcanzar a cruzar el cerco de la casa de mis primos que ya me estaban esperando con la puerta en las manos para cerrarla justo cuando yo pasara, y no dejar entrar a mi tío; al ver esto mi tío, pues hasta él se soltó riendo, diciendo: -¡Mira la güila corre hasta más que los otros!, que bajó su ritmo al correr y me dejó llegar a la puerta, tirando el palo que traía en las manos riéndose, ya sólo nos amenazó con ahora sí alcanzarnos si nos veía de nuevo en el basurero.
El murió muy joven tenía 21 años, en un accidente de carro, cuando lo del basurero él probablemente tenía entre 13 ó 14 años, estaba en la secundaria.
Atte: Karla Aguilar Gerardo
24 agosto, 2012 a 5:19 PM
Brisa Elizabeth
El recuerdo más lejano que tengo es cuando estaba en la primaria en tercer grado, a la edad 7 años, recuerdo que siempre que mi mamá me llevaba a comprar zapatos para la escuela era una gran batalla entre ella y yo por qué recorríamos, swatmeets, zapaterías, y los sobre ruedas en busca de mis zapatos, mi mamá me decía que escogiera unos zapatos bonitos, curiositos, de niña, yo siempre le decía que no, que me dejara escoger a mí los que yo quería, por lo cual mi mamá se molestaba, ya que siempre escogía según ella unos zapatos toscos, feos y de niño.
Otro problema aparte del de mis zapatos, ocurría en la escuela ya que siempre he sido muy bajita a comparación de mis compañeros lo cuan nunca he visto como una desventaja sino todo lo contrario, pero también era mas imperactiva, por no decir traviesa, mis compañeros se reían de mi estatura pero también de mis zapatos que ellos decían eran feos y que parecían de niño lo cual me hacia recordad a mi mamá y me hacían enojar.
Lo bueno es que aun siendo bajita nunca he sido dejada, cuando mis compañeros me preguntaban que por que llevaba zapatos tan feos, yo solo les decía ya verán par que sirven a la hora del recreo, cuandosaliamos a esa hora tan esperada de descanso de clases el “recreo”, jugábamos a la traes, los quemados, a las escondidas en fin juegos de niños. Mis compañeros siempre me decían que yo la traía primero que porque nos tocaría por estaturas, y así era en todos los juegos, jugábamos como a los quemados pero de patadas, mi ventaja era que por chiquita me escondía en lugares pequeños y nadie me encontraba para pegarme, pero una vez me sacaron de mi escondite me querían pegar, cuando me sacaron me dijeron ¡ahora si Brisa ya te agarramos y te vamos a hacer llorar!, yo solo los mire y me reí, les dije haber péguenme, cuando me iban a pegar comencé a darles de patadas ellos y fue cuando entendieron porque mis zapatos eran feos, ya que mis zapatos eran de casquillo y al final termine diciéndoles ¡haber, haber no que yo iba a llorar!, y les preguntaba ¿Ya saben por qué me gustan estos zapatos?.
Que por qué elegía esos zapatos siempre me preguntaba mi mamá y mis compañeros, yo siempre le contestaba a mi mamá por bajita mami tengo que defenderme y pegarle a los niños grandes cuando me encuentran, mi mamá se reía y me decía ¡hay Meli!, a mis compañeros les contestaba con hechos.
Una maestra decía que era chiquita, pero de cuidado, que era un angelito en clase pero en recreo me volvía un demonio con zapatos de casquillo.
27 agosto, 2012 a 2:11 PM
Brisa Elizabeth
grupo 551
27 agosto, 2012 a 8:36 PM
Susana Verdugo Orduño
hah chiquita pero picosa, recuerdo que mi cuñado me decía chiquita pero pecosa jajajajaja, quisiera verte en una foto con esos zapatos de casquillo jjeje
28 agosto, 2012 a 5:09 PM
Beatriz Godinez Rodriguez
jajajjajajajja tus zapatos todos grandes……. me los imagino….. pobres niños antes no les lastimaste de más las piernas por las patadas…
17 febrero, 2012 a 10:44 PM
Arlene Cruz Cazares
Tengo un recuerdo que me agrada, aunque no fue agradable cuando paso, hoy lo veo muy gracioso. Tenia 5 años y cursaba el tercer año de kinder. En este colegio en particular, tenían una forma muy dinámica de empezar las clases; el salón era muy grande y estaba dividió en 5 secciones y cada una de ellas era identificaba con una figura geométrica,(cocina, mercado, salón de belleza, ropero con disfraces y área de juguetes)por esto, en la entrada había un recipiente lleno de tarjetas con las figuras geométricas, de las cuales teníamos que tomar una al azar para así saber en que área de juego nos tocaría durante el día. En lo particular, me fascinaba el area de disfraces por que tenian en el ropero un vestido de novia que me encantaba, y hacia todo lo posible para que siempre me tocara el triángulo, misma figura que simbolizaba a dicha sección de juego. Para lograrlo hacia trueques, un poco de trampa tal vez, entre varias otras artimañas que me llevaban hacia ese ropero que tanto me gustaba. Era tanto mi deseo de estar vestida de novia todos los días, que en una ocasión convencí a mi madre que fuera conmigo a pedir prestado el vestido de novia que pertenecía al kinder, para tenerlo en casa y seguir vestida así durante la tarde y todo el tiempo que yo quisiera…
Para mi buena suerte, en ese tiempo mi madre estaba estudiando cultura de belleza así que empece a pedirle que me maquillara poquito como juego para completar mi disfraz de novia; al principio no le desagrado la idea y hasta se divertía haciéndolo. Al día siguiente me di cuenta que también me hacia falta un peinado de novia, así que también se lo pedí.
Cada tarde yo era feliz solo con verme por unos minutos al espejo, maquillada, peinada y vestida de novia; se convirtió en mi juego preferido y estoy segura que también, en el tormento de mi madre. Sin embargo este juego no me duro mucho, después de dos semanas aproximadamente de molestarla tanto con lo mismo, se canso y me dio un escarmiento. Llego de su escuela de belleza como todas las tardes, espero a que yo le pidiera mi peinado, maquillaje y demás, se acerco a mi y recuerdo que amablemente me pregunto:
«De que color quieres que te maquille hoy hijita? escoge el que maaas te guste, por que hoy si te vas a casar».
Su comentario me extraño, pero aun así le conteste y elegí el color morado, todo morado (ojos, boca, pestañas, delineador…) Demoro mas de lo normal en mi peinado, mi maquillaje, y me puso mi preciado vestido de novia; al terminar tomo mi mano, me llevo a fuera de la casa y me dijo:
«Te querías casar? pues ahora lo haras, ya estas lista!!!!»
El sol ya se había ocultado y la colonia no estaba muy alumbrada, pero aun así me dejo afuera y me indico que esperara a mi novio(al primer niño que pasara), me casara y me fuera de una vez con el, por que ya estaba enfadada de vestirme de novia todos los días. Temí que fuera cierto, la seguí y me cerro la puerta en la cara; simplemente me dejo afuera O:.
Al darme cuenta que ya me tenia que casar de verdad me dio mucho miedo y llore, llore mucho; le repetía a mi madre que ya no me quería casar pero fue firme y no me abrió la puerta. Sinceramente no se cuantas horas me dejo afuera, supuestamente esperando al novio, con lagrimas moradas, el peinado arrancado y mi vestido que, en esas circunstancias ya empezaba a disgustarme. Ya que era hora de dormir, se abrió la puerta y mi madre burlándose, salió muy amorosa con los brazos abiertos preguntándome si aun quería casarme y disfrazarme de novia todos los días; corrí hacia ella y le prometí que nunca mas volvería a pedirle que me maquillara, peinara o me disfrazara de novia. Al siguiente día entregue el vestido en el kinder, me dedique a conocer las distintas áreas de juego que no había explorado y desde entonces, no me quiero casaaar!!! así, gracias a este recuerdo me di cuenta quien es la culpable jajajajaja…
18 febrero, 2012 a 12:35 AM
pabloguadiana
CALIFICACION:50 PUNTOS
17 febrero, 2012 a 10:07 PM
Jazmin Cortes Velazquez
Mi recuerdo mas lejano es la imagen de un arroyo y me veo yo de 4 años y a mi hermano jugando y despues peleando no entendia lo que significaba esa imagen hasta que a los 7 años fuimos de vacaciones a la casa de mi abuelita en Veracruz y me di cuenta que atras de la casa de mi abuelita habia un arroyo y me dice mi mama que a mi me gustaba mucho ir a jugar al arroyo. En estas vacaciones mi mama fue a ver a su tio Tano que vive a unas cuantas casas de la casa de mi abuelita ya era un poco tarde ya estaba oscureciendo y a mi se me antojo ir al arroyo para ver que tan parecido era al de mi recuerdo asi que le dije a mi hermano que le jugaba unas carreritas haber quien ganaba yo decidi cortar camino pasandome por el terreno de a lado de la casa de mi abuelita, ese terrero tenia alrededor alambre de puas para delimitarlo y el alambrte estaba algo alto yo si pasaba por ahi si me agachaba poquito entonces me pase por ahi pero para esto senti que me alcance a rasguñar un poco la cabeza con el alambre de puas y senti algo que me escurria por la frente algo calientito entonces mejor noc fuimos a la casa del tio Tano mi mama asustadisima me desinfecto la herida pero para ella era una mega cortada la que yo tenia en la cabeza asi que me llevo al hospital pero ella juraba que me iban a cocer la cabeza y yo me asuste porque no sentia que la herida era tan grande como para cocerme y me daba miedo el solo hecho de pensar en una aguja cociendome en fin solo me vacucaron para que no me pasara nada por si el alambre estaba oxidado. Esas vacaiones fueron inolvidables ya que me pusieron una gasa en la cabeza para que no se me infectara la herida con el polvo o algo, cuando me paso este pequeño accidente era la primer semana que estabamos en veracruz de 2 meses que estariamos ahi asi que en todas la fotos que nos tomamos en la playa, el acuario en todas partes salgo con mi moñito en la cabeza y claro que mi familia se burlaba de mi jeje pero lo bueno que ya habia visto el alambre que si no lo veo me hubiera pasado algo mas grave quiza. jeje que bonito es recordar es como volver a vivir lo que ya paso. ^_^
18 febrero, 2012 a 12:36 AM
pabloguadiana
CALIFICACION: 40 PUNTOS…….
17 febrero, 2012 a 9:42 PM
Lino Rojas Leezlye 552
Uno de los tantos recuerdos que tengo de mi infancia es cuando mi papá me llevaba al campo de adiestramiento de los militares, que se ubica campo militar “General Leandro Valle” en ese entonces el 5to batallón de infantería. Eran los 90’s tenía entre 3 y 4 años cuando mi papá me llevaba cada semana al campo de adiestramiento, pues él era sargento y tenía permitido entrar a ese tipo de lugares así como llevarme a mí, caminábamos y recorríamos todo el campo, subía grandes rampas con una cuerda al igual que las bajaba, había llantas y yo trataba de pasarlas como lo hacían los militares sin embargo, me era muy difícil por mi tamaño, trataba de pasar todos los “obstáculos” pero mi favorito sin duda y si tuviera la oportunidad de hacerlo lo haría sin dudar era el obstáculo de alambre de púas, pues en ese me tenía que arrastrar para llegar a la meta, me gustaba sentir la tierra, ensuciarme y al final sentir gran satisfacción por que después de varios intentos de que se atoraba mi pelo, mi ropa, pude lograr llegar a la meta con el apoyo y la motivación de mi padre.
18 febrero, 2012 a 12:38 AM
pabloguadiana
CALIFICACION: 40PUNTOS
17 febrero, 2012 a 9:22 PM
Tatiana Montaño.
Mi recuerdo infantil mas lejano fue cuando tenia como 6 años. Mis papas nos llevaron a Disney a mi hermano y a mi.
Después de haber recorrido por varias horas el parque, haber comido y haber estado ya en casi todos los juegos, decidimos ir a observar un show llamado «Fantasmic». Ese show era casi al final del día, cuando ya estaba oscuro, por lo que la gente se reunía alrededor de una especie lago.
El show consistía en ver pasar a los personajes de Disney en un desfile sobre el agua, lleno de luces.
Todo era muy bonito, ver desfilar a los personajes sobre un barco gigante y escuchar los fuegos artificiales, hasta que toco el turno de los personajes de la «Sirenita».
Pues al ver salir a «Ursula» me escondí detrás de mi papa del miedo que sentí al verla pues, era enorme, iba avanzando sobre el agua moviendo sus también enormes tentáculos.
Una imagen que hasta la fecha, cuando la recuerdo, me da miedo. Pues verla, y mas aun, de noche me impacto.
Y es así como no eh vuelto a ver esa película, por el miedo que le tengo a Ursula jaja.
18 febrero, 2012 a 12:37 AM
pabloguadiana
CALIFICACION:50-PUNTOS
17 febrero, 2012 a 9:21 PM
LADY JAZMIN CORTES VELAZQUEZ (552)
mi recuerdo mas lejano…
viene a mi mente la imagen de mi junto a mi hermano peleando cerca de un arroyo esta imagen yo no la entendia porque vivo en rosarito desde que tengo 4 años y nunca habia jugado cerca de un arroyo pero este recuerdo lo comprendi unos años mas tarde, ya que a los 7 años fui de vacaciones a casa de mi abuelita en Martinez de la torre,Veracruz y me di cuenta que esa imagen era el recuerdo que me habia llevado de ahi.Atras de la casa de mi abuelita habia un arroyo don de de mas pequeños mi hermano y yo jugabamos, ademas de pelear claro como casi todos los hermanos, y me platica mi mama que yo le enseñaba la lengua a mi hermano era mi defensa mas mortal jajajaja en esas vacaciones que tuve en Veracruz recuerdo que quize ir a conocer ese arroyo el cual solía recordar entonces como mi mama estaba en la casa de su tio Tano que esta muy cerca de la casa de mi abuela me dije pues voy al arroyo luego a la casa del tio Tano, el terreno de a lado de la casa de mi abuelita estaba cercado con alambre de puas pero estaba algo alto el alambre yo si alcanzaba a pasar si me agachaba poquito. mi hermano y yo dijimos unas carreritas haber quien llega primero y mi hermano salio de la casa de mi abuelita y yo para cortar camino me cruce por el terrero de a lado y me aruñe un poquito la cabeza con el alambre de puas, al sentir que me salia sangre nos fuimos mejor a la casa del tio Tano y mi mama al ver que me salia sangre de la cabeza se asusto por que penso que me habia descalabrado e inmediatamente me desinfecto la herida pero como toda mama ella sentia que se me iba a salir el cerebro por esa cortada y opto por llevarme a la cruz roja, pero en el camino ella me decia que lo mas probable era que me cosieran y yo no sentia que fuera tan necesario que me cosieran pero yo iba toda asustada. cuando me atendieron lo priemro que hice fue preguntar si me iban a cocer y el doctor me dijo que no era necesario que solo me pondrian una vacuna y una gasa para que no se me infectara la herida, despues de unos minutos salimos del hospital y yo con mi moño jaja bueno con mi gasa en la cabeza. Toda mi familia se burlaba de mi y como apenas habiamos llegado a Veracruz me pase esas vacaciones con mi moño y en cada foto que tomamos sali con mi gasita en la cabeza jajaja pero lo bueno que ya habia medido el alambre y si pasaba que si no lo mido antes o no lo veo me que do ahi o me corto otra parte del cuerpo o no se que hubiera pasado. que bonito es recordar senti como si lo hubiera vivido otra vez.
17 febrero, 2012 a 1:10 AM
jorge rodriguez
Hace algunos anios mis abuelos tenian una casa en rosarito donde yo pase por lo menos unos 4 o 5 cumpleanios aparte de que por lo regular ibamos cada fin de semana. Ellos tenian unos compadres que tambien tenian una casa alado. Esos senores hasta la fecha son como mis tios ya que la amistad que tenian principalmente con mi abuelo era de muchos anios atras. El punto es que yo siempre andaba con mis abuelos porque mi mama trabajaba, y un dia que fuimos a esa casa de rosarito mi abuelo me llevo junto con su compadre a una ferreteria a comprar probablemente gasolina porque en ese entonces en todo el fraccionamiento no habia luz ni agua y mucho menos estaba pavimentado asi es que usabamos lamparas de gasolina en la noche. En el momento en que llegamos a la ferreteria mi abuelo y su compadre decidieron bajarse, yo tenia aproximadamente 5 anios y pues en ese momento se les hizo facil dejarme solo ya que no iban a tardar mucho solo recuerdo que tiempo despues mi abuelo me dijo que en ese momento me dijo “ahorita venimos no vayas a mover nada” fue entonces cuando a mi se me ocurrio mover la palanca de freno y para mi suerte la ferreteria estaba ubicada en una subidita pequena pero no habia nada alrededor mas que pocas casas y un barranco.
En el momento en que el compadre de mi abuelo se dio cuenta que la camioneta iba bajando rumbo al barranco salio corriendo de la ferreteria y unicamente alcanzo a meter los brazos por la ventana para mover el volante hacia la pared de una casa en lugar de que yo cayera en el barranco. La camioneta quedo chocada nose si mucho o poco pero a mi solo me salio sangre de la nariz y la boca.
17 febrero, 2012 a 1:12 AM
jorge rodriguez
551
18 febrero, 2012 a 12:40 AM
pabloguadiana
calificacion: 40puntos……
17 febrero, 2012 a 12:34 AM
Manuel Gustavo Fisher Gerardo
Mi relato mas lejano que yo recuerde comienza hace quince años, cuando yo tenia la edad de 6 años y mi hermana tan solo 4 años, fue un día de primavera en el que faltamos mi hermana y yo a clases y mi mamá a su trabajo, cosa rara en ella porque llueva, truene o relampaguee nunca falta a su trabajo pero ese día tenia una migraña insoportable, nos despertamos, mi hermana con hambre y llorando fue con migo y le fui a sacar los frijoles del refrigerador para comerlos fríos, después mi mamá se levanto para hacernos de desayunar porque se empezaba a sentir mejor.
Cuando sale del cuarto y va al nuestro nos pregunto que queríamos de desayunar y yo le dije que nada, muchas gracias, que ya habíamos comido frijoles fríos, en ese momento se empezó a reír y fue a la cocina y nos preparo un buen desayuno y nos pidió disculpas por no haberse levantado y nos dijo que tenia migraña, cosa que nos explico ya que ella se sentía muy mal por no podernos llevar a la escuela porque a ella nunca le ha gustado que faltemos a la escuela, después de sentirse un poco mejor se puso a ver un ratito la televisión con nosotros para pasar un alegre momento con nosotros.
Ese ha sido el único día que recuerde que mi mamá ha faltado a su trabajo por una enfermedad y ha sido uno de los tantos días que recuerde que le he dado o hecho de comer a mi hermana, cosa por la que me ha querido hasta pagar.
18 febrero, 2012 a 1:11 AM
Manuel Gustavo Fisher Gerardo
552
18 febrero, 2012 a 1:40 AM
pabloguadiana
CALIFICACION:40–PUNTOS…
17 febrero, 2012 a 12:09 AM
Carlos Roberto Hernandez Perez
El recuerdo infantil que mejor recuerdo sucedió cuando tenia 4 años, yo siempre acompañaba a mi madre a recoger a mi hermano a una primaria que esta cerca de mi casa, ese día vi que una niña de gran peso estaba molestando a mi hermano y yo como buen hermano me acerque y le di una patada en la espinilla y salí corriendo, entonces la niña me comenzó a perseguir por toda la primaria, recuerdo muy bien esa sensación de miedo que tuve al ver a esa niñota corriendo detrás de mi, las amigas de mi hermano corrieron a decirle a mi madre que esa niña me quería golpear y yo corrí hacia mi madre y ella la detuvo. Unos minutos después vi que la misma niña y otras niñas amigas de ella estaban aventándole piedras a mi hermano y un amigo, yo de nuevo como buen hermano salí a su rescate y comencé a aventar piedras como respuesta escondiéndome detrás de un mesa banco volteado, un rato después de estar intercambiandonos pedradas llego un profesor o director y me sacaron de la escuela, me dejaron con el conserje en la puerta de aquella primaria esperando a que encontraran a mi madre. Después de encontrarla la llevaron conmigo y después de un breve regaño nos regresamos a casa.
18 febrero, 2012 a 1:42 AM
pabloguadiana
CALIFI:30 PUNTOS….
17 febrero, 2012 a 12:06 AM
Rodolfo Álvarez Magdaleno
Uno de los recuerdos mas lejanos en mi infancia que recuerdo es el haber nacido…. de acuerdo, es mentira… el recuerdo mas lejano que conservo como comente en la clase, fue cuando me mude a la casa en la que actualmente vivo, antes mi familia y yo vivíamos en la Colonia Libertad, en realidad vivíamos muy cerca de nuestros demás familiares, pero mis padres por cuestiones personales prefirieron adquirir una propiedad a seguir pagando renta. Recuerdo exactamente la noche cuando viajábamos mi hermano mayor y mis padres en la panel Ford Econoline que teníamos, recuerdo que llevábamos las camas en ese momento, y recuerdo el camino, íbamos subiendo de la libertad hacia el Aeropuerto, recuerdo que nos detuvimos a ver la casa de la «Mona».
Cuando llegamos el Inicio del Bellas Artes, mi madre se dio cuenta que era terracería, comenzó a llorar, me imagino que pensó que el lugar a donde llegaríamos estaría peor.
En mi antigua casa no tenia amigos, mas que mis primos, pero la mayoría vivía lejos de ahí, o en San Diego, solo mis abuelos y otros tíos vivían cerca de la zona. Cuando nos establecimos en esta casa, rápidamente encontré a mi primer amigo, a los 4 años.
Nos hicimos amigos, porque los dos salíamos a jugar a nuestros patios, ya que como el es mi vecino, nos veíamos a traves de la rejas jugando, el me hablaba, pero como yo nunca había tenido amigos, mas que los que eran mi familia, me parecía extraño. Pero un día esa cerca se cayo, y el decidió entrar a jugar a mi patio y al principio no se lo permití, y las carreteras que el empezaba a construir en mi casa, yo se las destruí y empuje sus carros hacia su terreno, y yo me fui a jugar mas lejos, pero después me di cuenta que era aburrido jugar así, y decidí a construir de nuevo lo que yo había desecho dándole así la oportunidad a «David»de ser mi primer y mejor amigo desde los 4 años. Actualmente conservamos algunos de nuestros carritos «Hot Wheels» aunque ahora mis sobrinos usan los míos, y su hermano usa los de el
Hasta la fecha seguimos siendo amigos y vecinos, su madre se convirtió en mi madrina y en una segunda madre para mi.
Otro de los recuerdos mas lejanos que tengo, es cuando aun vivía en la Libertad, un primo mio vivía en el departamento de arriba del mio, y aveces mi mama me dejaba con mi tía para que me cuidara y yo me la pasaba jugando con el. Recuerdo que en ese tiempo a él le acababan de comprar unos «lightsabers» y jugábamos a que eramos Jedi’s, y un día así, estábamos jugando y nos dábamos unos buenos espadados, pero nos aguantábamos, hasta que mi prima decidió entrar corriendo a su cuarto sin avisar y le di un buen golpe… lo bueno que tenia apagado mi lightsaber si no, no se si hubiera podido sobrevivir haha, recuerdo perfectamente que ella comenzó a llorar y yo me asuste porque temía que mi tía fuera a regañarme lo único que se me ocurrió fue correr hacia la puerta y bajar a mi departamento, mi primo me ayudo a escapar abriéndome la puerta hahaha, y yo por lo apurado salte de las escaleras hasta abajo para asi correr hasta mi puerta para golpearla gritando que me abrieran… mi papa abrió y lo único que dije fue que quería ir al baño. Mi primo actualmente continua bromeando sobre lo sucedido, diciéndome que yo tenia la «Fuerza» como Anakin, ya que había saltado de un piso haha, creo que ese es el recuerdo mas lejano que tengo.
17 febrero, 2012 a 12:07 AM
Rodolfo Álvarez Magdaleno
Heeey! no son las 12, son las 11 pm
18 febrero, 2012 a 1:43 AM
pabloguadiana
POR QUÉ TE GUSTA LA «DEAD LINE»?
CALIFICACIÓN: 49 PUNTOS
16 febrero, 2012 a 9:47 PM
Perez Maldonado Daniel (552)
Bueno, mi historia es cuando tenia la edad de 5 a 6 años de edad, en ese entonces estaba en el Preescolar. Durante vacaciones de largo plazo mis abuelos decidieron salir de la ciudad hacia Guadalajara, Jalisco, donde se encontraban familiares, la familia por parte de ambos abuelos, un hijo (tío mio) y su respectiva familia (tía y primos). En este viaje se decidieron que me llevarían para acompañarlos, eh ahí mi primera experiencia en avión.
Ya estando en Guadalajara, un par de días después de nuestra llegada, en una mañana me encontraba jugando en el patio de la casa de mis tíos junto a mis primos, y el juego que practicábamos era brincar un bote o balde de plástico el cual para nuestra edad era inmensamente divertido y agotaba nuestra energía de infante. Con cada brinco que dábamos nos proponíamos un reto de brincar con un nivel mas de dificultad colocando rocas y objetos para dificultar el logro del salto, hasta que por ultimo colocamos una tabla cuadrada la cual llevaba incrustados aproximadamente como de 20 a 30 clavos donde la punta del mismo sobre salia de la madera, todos decidimos brincar sobre el, y … afortunadamente no nos paso ningún accidente, fue al momento de volver a brincar el balde sin ningún objeto que obstaculice nuestro salto donde al brincar el bote abrí las piernas para que así pasara por en medio el balde y poder librar el salto, al momento de estar a medio brinco el balde me alcanzo a cortar la piel de mi pierna izquierda y se me abrió por lo menos unos 4 cm de largo.
Entre corriendo a la casa donde se encontraba mi abuelo y me empezó a limpiar la herida en donde no me salia tanta sangre ya que nomas me rasgue la superficie de la piel y hasta la capa de grasa de mi pierna, si me pareció algo profunda la cortada y supongo que eso fue lo que me hizo tener temor y empezar a llorar. Momentos después me llevaron a la clínica mas cercana en donde solamente me limpiaron la herida y me dijeron que tenia una piedra dentro de la herida, y al día siguiente me llevaron de nuevo a la clínica y esta vez me quitaron la piedra con unas pinzas, en vez de tener la conducta de temor al dolor, me pareció muy interesante lo que hacia la enfermera que no me preocupe por el dolor y fue cuando me dijo que era muy valiente al no llorar. Después de ese accidente volví a caminar al día siguiente sin tanto dolor pero con la lección muy bien aprendida, no volver a brincar baldes de plástico.
16 febrero, 2012 a 11:36 PM
pabloguadiana
ok…calif: 50 puntos
17 febrero, 2012 a 12:24 AM
Jessia Michelle Lopez Valero
Bien valiente Dani al no llorar, de haber sido yo la de la cortada hubiera hecho el drama de mi vida, recuerdo que un día que me caí de rodillas, mi mamá me llevo a lavarme la herida y al ver como corría la sangre, la cual tengo que ser sincera no era mucha, me puse a llorar y le dije a mi mamá que me iba a desmallar jajajaja ya te imaginaras como era de dramática.
17 febrero, 2012 a 12:36 AM
Manuel Gustavo Fisher Gerardo
bueno, suerte y no te encajaste los clavos pero, me imagino que estuvo muy impactante la herida a primera instancia, pero bueno sera uno de los recuerdos que le comentes a tus hijos y nietos en un futuro y lo recordaras con risas, muy buen relato Daniel
17 febrero, 2012 a 1:11 AM
jorge rodriguez
ups aqui no era
17 febrero, 2012 a 10:45 PM
LUCERO GUZMÁN REYNA.
yo también me hice una cortada no tan grande, pero casi me moria por la cortada me quedo una cicatriz con la forma de ojo chino, bueno yo le encontraba ese parecido de echo me la pintaba con plumones de colores como un ojo.
16 febrero, 2012 a 9:44 PM
Anahí De Jesús Rivera Chao
El recuerdo pasado fue el que comenté en clase, sin embargo, el día de hoy estuve por los rumbos de la obrera, en donde mi mente recordó la más antigua y lejana de mis vivencias.
Empecemos visualizándonos en las épocas navideñas, en donde todo es amor, REGALOS, abrazos, buenos deseos, MÁS REGALOS, estar con la familia y MÁS REGALOS.
Fue un 24 de diciembre cuando mi familia ( en ese entonces conformada por mi tío, mi tía, mi primo, mi mamá y yo) llegábamos de las últimas compras navideñas y dispuestos a arrasar con la cena. Estábamos todos en la reja de la entrada de los condomios esperando a que mi tío nos permitiera pasar.
En la espera, escuché lo que todo niño desea oír: el trineo de Santa. Inmediatamente levanté mi cabeza y a unos aproximadamente 15 metros, ví el trineo de Santa con RODOLFO EL RENO y obviamente SANTA CLAUS!
Como era de esperarse le dije a mi familia sobre lo que estaba viendo. Todos voltearon y no lograron ver nada, imité su gesto de volver a levantar la cabeza, pero…ya no vi nada. SANTA se había ido.
Esa historia siempre la cuento cuando las fiestas navideñas nos invaden, como es de esperarse TODO mundo se burla de mi. En este momento todos sabemos que Santa NO existe, él no es real.
Amigos, profesor, déjenme decirles que yo SÍ vi a Santa Claus; pudo ser mi imaginación de una inocente niña de tan sólo TRES AÑOS, pudo ser que desde siempre he sufrido de locura, pudieron ser UNA Y MIL EXPLICACIONES, lo que aquí importa es que lo vi y que hasta la fecha y aún sabiendo que él no es real mi recuerdo es tan magnífico y auténtico que NADIE ME HARÁ NEGAR que algún día yo vi a Santa Claus viajando por los aires y entregar los regalos a los niños del mundo.
17 febrero, 2012 a 10:56 PM
Arlene Cruz Cazares
awwww que recuerdo tan conmovedor, no cabe duda que cuando estas chico y tienes fe, todo puede pasar; creo que es lo mágico y lo bonito de ser niño.
16 febrero, 2012 a 9:32 PM
Navarro Mancillas Omar Alejandro
Mi recuerdo es de cuando tenía 6 años. El día en que me hicieron la fiesta de cumpleaños. Fue en el Parque Morelos y cuando estaban bajando la comida, las sodas, hieleras, dulces, etc. Mi padre me dio una cámara Kodak de las instantáneas, esas cámaras amarillas que me siguen gustando, y me dijo: para que tomes fotos de la familia y se la prestas a tus primos.
Entonces me fui con mi primo (Angel) a tomarles fotos a los animales, en esa época me encantaban los animales, y empezamos a tomar fotos sobre todo a la leona que estaba en el parque y a las aves que había. Después de que nos terminamos el rollo nosotros seguíamos jugando a tomar fotos.
Después regresamos mi primo y yo al kiosco donde era la fiesta y mi padre se enojo y me dijo que me habían estado buscando y que donde había estado, al final la piñata, las mañanitas, el pastel y todas las florituras que hay en las fiestas tuvieron que ser algo breves y rápidas.
Lo peor fue que las fotografías eran malísimas, en la mayoría le cortamos la cabeza a los animales y estaban todas movidas, mi papa me dijo que no volvería a regalarme una cámara, y lo cumplió en mucho tiempo.
16 febrero, 2012 a 11:35 PM
pabloguadiana
TU HISTORIA ORAL FUE MUCHÍSIMO MÁS INTERESANTE. CALIF: 30 PUNTOS….
17 febrero, 2012 a 10:59 PM
Arlene Cruz Cazares
jajajaja.. Pero por que te regaño? solo estabas usando tu juguete nuevo y cuando eres niño, eso no puede esperar…
16 febrero, 2012 a 9:21 PM
Anahí De Jesús Rivera Chao
En el colegio Vicente Quezada donde cursé mi etapa preescolar era una costumbre e indicación que cada grupo se tenía que hacer cargo de las asambleas que se llevaban a cabo los días lunes por semana.
Se comenzó por los grupos de preparatoria, siguiendo los de secundaria, primaria y finalmente los más bellos y conmovedores MAESTROS DE CEREMONIAS los de kinder.
En el reparto de los papeles estelares me tocó la sobresaliente labor de dirigir el juramento a la bandera. Le conté a mi mamá sobre mi próxima participación en la asamblea de la escuela y sin pensarlo dos veces me pidió que se lo dijera a ella. Sin ningún problema lo pronuncié, sin embargo y como madre perfeccionista ( hasta el momento) me preparó excesivamente para que su única hija hiciera un papel incomparable con algún humano que le hiciera competencia.
En ese entonces vivíamos en unos edificios de la colonia el Lago, en donde mi mamá contaba con buenas amistades. Ella, decidió depositar la confianza en sus amigas para que me criticaran en la forma en como yo dirigía el juramento a la bandera; así pues, poniéndome con un micrófono imaginario y ordenando POSICIÓN PARA EL JURAMENTO A LA BANDERA, su grupo de aproximadamente 5 amigas siguieron mi indicación, enseguida todos entonamos el conjunto de palabras de lealtad a la bandera mexicana, finalizando exitosamente con un FIRMES, YA.
Al concluir, todas me decían que lo hacía muy bien, y mi madre muy orgullosa, claro.
Llegó el día tan esperado ( por mi mamá), la maestra nos formó a todos y me acomodó a mí a un costado de la escolta ( conformada por mis compañeritos de clase) para esperar mi turno de participación. La hora de iniciar la asamblea se hizo presente, PERO no estaba completa la escolta nacional y la directora ordenó que se iniciara la asamblea así como estuviéramos organizados.
Mi maestra, que supongo tiene un parecido con mi mamá, quiso que todo saliera excelente, por lo que me jaló y me acomodó en el lugar vacío de la escolta nacional y dio la señal para iniciar formalmente la ceremonia.
No recuerdo qué pasó después, sólo sé que al paso de los años me topé con una foto de esa ocasión en donde la escolta está marcando una conversión y se nota mi cara de confusión y de no saber qué demonios estaba haciendo pues yo fui preparada y CASI explotada para decir el juramento a la bandera y NO para salir en el recorrido de escolta.
Siempre me acuerdo de eso, pues gracias a esa foto puedo confirmar que he estado en la escolta de kinder, primaria, secundaria, preparatoria y finalmente en la universidad ( sí, en la UABC sí hay escolta).
Probablemente se debe a la desesperación de mi maestra de kinder que a mí me haya gustado formar parte de la escolta nacional hasta hoy en día…quizá.
16 febrero, 2012 a 11:34 PM
pabloguadiana
50 puntos…
16 febrero, 2012 a 9:03 PM
Medina Medina Denisse J. (551)
Tengo un hermano que es dos años mayor que yo, la convivencia con él ahora es buena, pero no siempre fue así. Un día estábamos comiendo en familia y como yo siempre he sido lenta al comer me dijo mi mamá que si no terminaba no iría con ella, y no termine, entonces nos dejo a mi hermano comiendo y ella se fue. Yo tenía aproximadamente 8 años (él 10) y como mencioné anteriormente, no nos llevábamos del todo bien, y ese día el ganó el control remoto de la televisión y le cambio de canal, del que yo tenía, lo cual me molestó y empezamos a pelear por él, a pesar de que yo siempre fui ruda (por crecer con dos hermanos y muchos primos) obviamente me ganaba en fuerza y no pude quitárselo. Él se empezó a burlar de mí y a cambiarle de canal sólo para molestarme, no recuerdo que estábamos comiendo exactamente, pero sí que era algo para lo cual era necesario tenedores. La impotencia de no poder hacer nada me hizo enfurecer y lo único que se me ocurrió fue encajarle el tenedor en la cabeza. No recuerdo todo con exactitud, tal vez porque quedé en shock, sólo recuerdo como mi hermano se agarraba la cabeza y se miraba la mano llena de sangre. Como no supe que hacer corrí a mi cuarto a esconderme y cerré la puerta para que no pudiera entrar a desquitarse de mi maldad. Después de eso me quedé dormida de tanto llorar y cuando desperté mi mamá ya estaba en mi cuarto. Como era de esperarse me regañó fuertemente y me dijo que me llevaría a un psicólogo, aunque no tenía idea de que era, le rogué a mi papá para que no me llevaran, y no lo hicieron.
A consecuencia de eso me culpan que mi hermano no sea del todo “normal” pero a lo que yo recuerdo, siempre fue así.
16 febrero, 2012 a 11:31 PM
pabloguadiana
CAL: 40 PUNTOS
17 febrero, 2012 a 9:07 AM
Adilene Pimentel
Mmmm tu historia es un tanto chistosa…. Me pasa lo mismo, solo que yo soy 8 años mayor que mi hermano y el es el que me molesta. Ahora tiene 12 y pues obvio yo 20. Siempre se la pasa peleandome, poniendose mis calcetines, mis bufandas, mi chaleco etc. y dicen que no son mios y les digo a mis papas y dicen: «dejalo, es un NIÑO, ESTA EN LA ADOLENCENCIA» y sin mas me tengo que desquitar despues. Pero de igual manera salgo regañada. Esas peleas con los hermanos son eternas.
16 febrero, 2012 a 8:27 PM
Mendoza Sainz Diana Zenaida
Yo tenía como 5 años aproximadamente y fuimos a Estados Unidos, exactamente a Anaheim a visitar a mis tíos y primos, ellos han vivido allá prácticamente toda su vida, por cuestiones legales no puede venir a México, por lo que mi hermano mayor y yo siempre nos emocionábamos al ir de visita pues veríamos a mis primos, con los cuales los divertíamos demasiado y hacíamos muchas travesuras; esa temporada hacia mucha calor así que cuando llegamos mis primos estaban en una alberca muy grande que mi tía les había comprado y prácticamente llegamos derechito a la alberca, estuvimos todo el día ahí pero, ya en la tardecita recuerdo que todos empezaron a jugar bruscamente y yo salí para que no me golpearan; recuerdo que me dio mucho frío por que el aire estaba un poco fresco y vi un poco de agua estancada en la banqueta, metí los pies y me mojaba del agua ahí por que el agua estaba calientita, después de un rato entre a la casa llorando y gritando, por que me dolía mi pie, mis papás, mis tíos, mi abuelo y en fin todos estaban asustados y me revisaban, al final descubrieron que tenia una hormiga roja pegada entre medio de los dedos del pie, mi tía llevó lodo, por que según con eso se me quitaría el dolor, pero yo no paraba de llorar, el caso es que me llevaron al hospital de urgencia y me querían poner un medicamento muy caro, pero cuando llegue me pusieron una bolsa de hielo y cuando me iban a poner el medicamento mi dolor ya se había ido, así que le ahorre un dineral a mis padres pero si tuevieron que pagar la consulta; al regresar todos jugamos a los super héroes en un cuarto y nos aventábamos de un mueble alto a la cama.
Al día siguiente hizo tanta calor que en la noche mi hermano y yo nos deshidratamos y nos tuvimos que regresar por que no nos bajaba la temperatura ni la diarrea.
Así fue nuestra última visita con mi tia.
16 febrero, 2012 a 11:26 PM
pabloguadiana
KALIF: 50 PUNTOSSS
16 febrero, 2012 a 8:02 PM
Fredy Armando Osnaya Lopez
Recuerdo un domingo a la edad de 8 años en que mi papá compraba carros pero no de los pequeños como los Hot wheels, sino unos que eran 3 veces más grandes, además conseguía gises que por lo general eran de color amarillo, con ellos mi padre hacia en el patio una pista con muchas vueltas y a la vez enredosa pero quedaba siempre con algo de creatividad y espacio suficiente para una buena carrera.
En el juego participábamos únicamente mi padre, mi hermano Miguel y yo, la actividad era muy simple, consistía en que el carro del jugador solo podía avanzar de 3 pequeños golpes en cada turno, donde básicamente existía solamente una regla, no salirte del límite de la pista, porque si eso ocurría existían puntos de regreso que te retrasaban ante los demás.
Me acuerdo mucho que cuando comenzábamos a jugar siempre era por edades, del más chico al más grande, donde en este caso comenzaba yo, después mi hermano y al final mi padre. Lo que nos caracterizaba en ese tipo de juegos eran las ganas de ganar, todo comenzaba bien, unos siguiendo a otros y sucesivamente, mi hermano en ocasiones daba golpes duros y se salía, pero era su estilo de juego que por lo general ya tenía su maña. Por parte de mi papa era lento pero seguro, siempre era cuidadoso en cada golpe, donde era raro que él se saliera de la pista, y por mi parte yo no arriesgaba mucho solamente en ocasiones.
El suspenso en cada movimiento y con el pendiente de que el límite de la ultima llanta no saliera de la pista era motivo de nervios entre nosotros, por lo general eran carreras reñidas de entre 30 min a 1 hora, que siempre mi hermano y yo ganábamos porque hacíamos equipo contra mi papa, pero a veces lo peor era al final y no hablo del juego, sino que el gis lo teníamos que lavar mi hermano y yo con la escoba, jabón y agua.
16 febrero, 2012 a 11:25 PM
pabloguadiana
CAL: 50 PUNTOS
16 febrero, 2012 a 7:13 PM
Manuel Alejandro Salas Hernández / Grupo 551
En mi infancia a la edad de 6 o 7 años, era muy apegado a la religión catolica, lo sigo siendo pero conforme fui creciendo cambio mi habito por la religión. Dentro de esos recuerdos esta muy presente que yo queria ser sacerdote, me gustaba ir a misa y participar en los rituales festejados. Incluso iba en el coro de niños, el cual todos los domingo cantaba en la misa dominical.
Era tanto mi fanatismo por ser sacerdote que en mi casa acondicione un espacio en donde aregle y puse todo lo que hay en una iglesia, un crucifico, imagenes de santos etc. Dentro de los festejos de la religión catolica como es el adviento, la cuaresma, la pascua y navidad yo siempre me las areglaba para tener mi altar y arreglarlo segun el festejo.
Yo oficiaba misas con el mismo protocolo de la iglesia de principio a fin. Muchas de esas veces me acompañaba mi hermana y amigos, incluso algunas veces los obligaba a que fueran y estuvieran ahí conmigo, yo les decia que participaran leyendo las lecturas y que cantaran conmigo, para mi no era ningun juego, todo lo que realizaba lo hacia con respeto. Muchas de esas veces nadie me acompañaba en las misas que yo hacia, pero aun así yo celebraba las misas.
Recuerdo que compraba obleas que son dulces de papel arroz, y yo las simplificaba como hostia, también daba catesismo y festejaba las fiestas patronales de la imagen de la virgen, yo me tomaba las cosas muy enserio.
Mi familia nunca me decia nada, al contrario me apoyaban y siempre me dejaban ser, los familiares y vecinos les llamaba la atención que yo fuera así, por que no es muy comun que un niño de esa edad practique ese tipo de cosas. Y hoy en día es un recuerdo más de mi infancia que nos remonta aquellos tiempos tan bonitos.
16 febrero, 2012 a 11:25 PM
pabloguadiana
CALIF: 50 PUNTOSs
16 febrero, 2012 a 11:41 PM
Lizbeth Guzman Hernandez 552
Interesante tu historia, y como ese apego influía en tus juegos, a mi también me gustaba ir a la iglesia, recuerdo que cantaba en el coro, y aunque nunca sabia de que hablaba el padre, era feliz al ir a la iglesia porque me gustaba un monaguillo, jaja tenia como 8 años!
17 febrero, 2012 a 11:07 PM
Arlene Cruz Cazares
Es interesante, no sabia eso de ti pero eso explica muchas cosas jaajajaja, y no me refiero a cosas malas, sino que tal vez eso influyo en tu comportamiento actual y considero que eres una persona muy noble, responsable y una persona humanitaria.
16 febrero, 2012 a 6:49 PM
Ibarra Hernámdez Alma Yaneth 551
Mi recuerdo es cuando nació mi hermano menor, ese día recuerdo que vi salir a mi papá con mi mamá en el carro, ya que se iban a ir al hospital, me acuerdo que ese día nos quedamos mi hermano y yo, no recuerdo que tanto paso ese día, pero recuerdo que mis padres no llegaban y tuvimos que irnos a casa de mi abuela para quedarnos a dormir con ella.
Al día siguiente estuvimos mis hermanos y yo en mi casa, llegaba mi papá a vernos, pero incluso ese día todavía no nacía mi hermano menor, ese día en la noche mis hermanos y yo nos quedamos a dormir en mi casa, pues ya estaba mi hermana, la más grande, con mi hermano y conmigo, al día siguiente llegó mi papá y me dijo que ya había nacido, que si lo quería acompañar a ver a mi mamá y conocer a mi hermano, yo le dije que sí.
Cuando llegamos entramos a ver a mi mamá y luego fuimos a ver a mi hermano, recuerdo que traía puesto un mameluco del “Tommy” de los “Ruglats”, creo que no me había tocado ver a un bebe recién nacido, lo vi y fue fácil y difícil al mismo tiempo entender que ya estaba ahí, que ya había nacido. Se veía tan indefenso.
Después de eso mi papá y yo fuimos a comprar comida y la metimos de contrabando al hospital, pues mi mamá ya no quería comer lo que le daban en el hospital.
16 febrero, 2012 a 11:11 PM
pabloguadiana
CALIFICACION: 30 PUNTOZ
16 febrero, 2012 a 6:41 PM
Humberto Ramos Navarro
Mi recuerdo infantil más lejano es de la primera vez que realizó mi familia un campamento a la bahía de San Luis Gonzaga, yo tenía aproximadamente cinco años de edad cuando sucedió este acontecimiento. Recuerdo perfectamente desde el momento en que partimos de nuestra casa, íbamos en una antigua camioneta café que solía tener mi padre en aquellos tiempos, esta camioneta era parecida a estas típicas camionetas que usaban los policías varios años atrás, llamadas coloquialmente las famosas “perreras”. No recuerdo mucho acerca del camino hacia nuestro destino, pero al momento de casi llegar, no puedo olvidar cuando íbamos pasando por la orilla de la playa, cuando por primera vez vi una ballena en persona. Esta ballena estaba en el borde del mar e incluso al momento de acercarnos nos dimos cuenta de que estaba muerta.
Por fin habíamos llegado a nuestro destino, era hora de bajar todas las cosas de la camioneta y comenzar a armar la casa de acampar. Ya una vez que habíamos acomodado todas las cosas, había llegado la hora de bajar y encender las motocicletas, después de un rato las motocicletas ya estaban listas y yo ansiaba por subirme con mi padre. Mi papa y yo fuimos a dar un recorrido por toda la playa, pero todo cambiaría después de que estábamos a punto de regresar al campamento, mi padre quiso saltar en un pequeño cerro de arena que se había formado por el oleaje del mar cuando caímos los dos de la motocicleta, mi cara estaba llena de arena, incluso recuerdo que ni siquiera podía ver por toda la arena que tenia en mi rostro. Esos 5 segundos de mi niñez fueron aterradores para mí, yo ya no quiera volver a subirme a una motocicleta. Pero eso no lo fue todo, mi padre decía que yo tenía que volver a subirme a la motocicleta para que perdiera ese miedo que había obtenido en la caída, y por el resto de los días que estuvimos de campamento mi padre me obligaba a subirme con a la motocicleta.
Al parecer mi padre tenia un poco de razón, ahora uno de mis hobbies favoritos es andar en motocicleta,
16 febrero, 2012 a 11:13 PM
pabloguadiana
CALIF: 50 PUNTOS
16 febrero, 2012 a 3:12 PM
Castillo Jimenez Martin
Apoyándome en un álbum fotográfico, los recuerdos más lejanos que pude rescatar son del día en que cumplí cuatro años de edad, mis papás me habían organizado una fiesta en la casa de mi abuela paterna en la colonia Hidalgo, traía puesta una camisa color mostaza que al verla hoy en día me parece algo extraña, estaba presente mi enorme familia y alguno que otro colado. Me habían comprado un pastel de los Power Rangers, (que en esos años estaban es su apogeo), al igual que un par de piñatas, las cuales eran de los power ranger negro y verde. Toda la fiesta se llevó a cabo en el patio de la casa, después de partir el pastel (y ser azotado violentamente contra este) y de romper las piñatas, los adultos se encontraban sentados platicando mientras que los niños, yo y mis primos (unos diez o doce aproximadamente), no encontrábamos jugando por todo el patio a los “encantados”. De pronto a uno de mis tíos se le ocurrió poner música, así que sacó su casete de Gloria Trevi y lo puso a todo volumen para la fiesta infantil, era muy divertido por que todos los niños se pusieron a bailar y a seguir jugando, pero esta vez a “la traes”, pero ahora el punto no era solo pasarla, si no, empujar a los otros niños para que se cayeran al piso, tal vez la música de Gloria Trevi influyó en que nos volviéramos un poco agresivos, aunque nadie salió lastimado nos golpeamos mucho, incluso las niñas jugaban a aventar a otros niños. Todavía existe un video casero de ese día, y de ves en cuando es divertido volverlo a ver y recordar esos tiempos de fama de los Power Rangers mientras un monton de niños cantaban «la papa sin catsup».
16 febrero, 2012 a 11:24 PM
pabloguadiana
CALIFA: 50 PUNTOS
16 febrero, 2012 a 11:35 PM
Lizbeth Guzman Hernandez 552
Tu historia me recordó cuando jugaba con mis vecinas a los Powers Rangers igual, todas querían ser la rosita y si estaban niños todos querían ser el rojo, hasta nos peleábamos, bueno yo no, no me gustaba pelear y mejor decía ser la amarilla porque según decían era la mas inteligente, aunque en el fondo quería ser la rosita!
17 febrero, 2012 a 9:01 AM
Adilene Pimentel
Ahahaha lo power rangers son nuestra generacion, no creo que exista alguien que no tratara de imitarlos y menos de ser la power rosita, jojo pero cuando jugaba con mi hermana siempre decidia ser la amarilla, pues mi hermana es mas blanca que yo y yo soy mas morenita, entonces, por nuestro color de piel era que decidiamos.
15 febrero, 2012 a 11:33 PM
Kimberly Amairany Guzman Parra 552
Mi familia y yo pensábamos pasar un día de campo en un rancho en los adentros de Rosarito, yo tenía 7 años. Íbamos cerca de 15 personas en una panel que tenía mi abuelito, entre ellas tías, tíos, primos, mi abuelita en la parte de enfrente, mis papas y mis hermanas. Iba mi abuelito manejando y vimos a lo lejos un camino que se entrecruzaba con el nuestro, justo en el momento en que teníamos que pasar por ahí nos empieza a seguir una estampida de vacas y toros que iban como asustados, iban a tras de la panel y uno de mis tíos empezó a jugar con un toro, lo empezó a hacer enojar sacaba la mano por la ventana trasera de la panel y lo cucaba, mis tías estaban asustadas y le decían que parara de hacer eso, en eso vimos que las vacas se quedaron atrás pero el toro que estaba cucando mi tío nos siguió, en eso mi tío paro de hacer enojar al animal, de repente lo dejamos un poco atrás porque mi abuelito subió la velocidad de la panel pero ¿cuál fue nuestra sorpresa? Solo unos metros después nos dimos cuenta de que el camino estaba cerrado. El animal enfurecido nos alcanzó y empezó a cornear la panel con todas sus fuerzas, todos adentro empezamos a gritar de miedo y mis primos más chicos llorando, mis tías le empezaron a reclamar a mi tío porque había hecho enojar tanto al animal y todo dentro del carro era un caos. Mi abuelito no sabía ni como dar vuelta al carro para regresar, esperó a que el animal se cansara un poco y en eso dio la vuelta a la panel, nos disponíamos a regresar pensando que el animal ya no nos seguiría pero no fue así, mi abuelito manejó y el toro siguió atrás de nosotros, seguimos todo el tramo hasta llegar al mismo entrecruce en donde encontramos al toro por primera vez, tuvimos que dar la vuelta ahí porque al regresar vimos que venía un carro en dirección contraria que no nos iba a dejar pasar. Dimos la vuelta en un camino que mi abuelito ya no conocía el toro nos siguió por unos minutos más, pero fueron los suficientes para hacer que mi abuelito se perdiera Todo empeoró, estábamos perdidos en medio del cerro no había ni un rancho cerca solo un montón de caminos y baches que hacían más difícil encontrar la ruta original. Cuando nada parecía que podía estar peor nos quedamos sin gasolina tratando de encontrar el camino de vuelta. Ahí estábamos todos adentro del carro y de repente vimos que paso un vaquero y mi abuelito le pidió ayuda para poder conseguir gasolina y para encontrar el camino de vuelta. El muchacho se portó muy amable y llevo a uno de mis tíos a su rancho que dijo que estaba por ahí cerca, ahí le vendieron gasolina a mi tío y todo lo demás fue cuestión de tiempo. Después de un rato llegó mi tío con la gasolina y con la solución para encontrar el camino de vuelta, también nos dijo que las vacas y el toro que habían comenzado todo el alboroto eran del rancho del muchacho que nos ayudó. Después de eso nos regresamos a la casa ya no quisimos seguir con el paseo después de todo ese estrés y el susto mis tíos ya no querían ir al rancho.
16 febrero, 2012 a 12:56 AM
pabloguadiana
CALIFICACION: 50 PUNTOSS
17 febrero, 2012 a 8:26 AM
Adilene Pimentel
Oh pues Kim, moraleja de ese día: «no hagas enojar a los toros».
15 febrero, 2012 a 11:23 PM
Guevara Román Karla Alejandra
El mas viejo de mis recuerdos… y esta, es mi historia.
Hace muchos ayeres, cuando tenia aproximadamente 5 años, estaba jugando en casa de Christian, un niño que me gustaba (el primer niño que me gustó) a los changuitos, nuestra idea era que nosotros éramos changuitos y que teníamos que actuar como uno y eso implicaba andar colgándonos de todas partes. En ese entonces vivíamos en la colonia La Morita, y apenas estaban metiendo la tubería para el agua potable, así que los tubos, de color azul cielo, estaban apilados hacia arriba, y como Christian y yo éramos changuitos, decidimos subirnos a los tubos y colgarnos. Recuerdo que desde la parte más alta hasta donde llegamos, alcance a ver a mi papá que iba entrando a la casa. Todo estaba bien, porque estaba feliz jugando, pero cuando quisimos bajarnos de los tubos, Christian se bajo agarrándose viendo hacia los tubos, pero a mi se me ocurrió bajarme agarrándome de los tubos pero por la espalda. En algún momento pise mal o no me sujete bien, así que me resbale y caí al suelo, y en lo que caía, apreté mi lengua con los dientes y al momento de impactarme con el piso, mis dientes hicieron el efecto de un cuchillo o de unas tijeras y me corté la lengua, al principio yo creí que se me había arrancado todo el pedazo, pero no, una parte de mi lengua estaba colgando en mi boca. De ahí en adelante solo recuerdo que me llevaban al hospital en el carro de unos amigos de mis papás y con un trapo en la boca para controlar la sangre. Tengo muy presente el ir viendo por la ventana y cuando regresaba la mirada hacia el frente, recuerdo que el estéreo del carro tenía una entrada para cassette. Una vez que estaba en el hospital, recuerdo que el doctor le dijo a una enfermera que me diera un muñequito de papel que estaba pegado a un palo de paleta, y es que el doctor quería que me quedara tranquila para poderme cocer la lengua y obviamente no me iba a dejar cocer la lengua por un muñequito, yo los quería todos y el doctor me dijo que no. En un momento, recuerdo que estaba en el baño del hospital con mi mamá y entre la gente que pasaba se alcanzaba a ver la puerta de salida y recuerdo claramente que le dije a mi mamá que así estaba bien, que mejor nos fuéramos y después volvíamos (con toda la intención de jamás regresar). Tengo un vago recuerdo de mí corriendo por el consultorio del doctor para no dejarme atrapar y que me cocieran la lengua.
Lo siguiente que recuerdo, es a mí sentada en la sala de mi casa en una mesita para niños comiendo huevo revuelto en el sartén en un plato hondo, y de repente, empezaron a salir pedacitos de hilo en mi comida, yo creí que algo le había caído a mis huevos revueltos, pero no, era que se me estaban cayendo las puntadas de la lengua.
Mi mamá dice que ya no me quiso llevar al hospital de nuevo porque no quería pasar por lo mismo otra vez y que no quería que me durmieran por completo porque en ese tiempo había muchos problemas con la anestesia porque algunos pacientes no lograban despertar, así que dice que mejor prefirió que se me pudriera la lengua a tener que pasar por lo mismo, pero que eso si, durante todo el camino al hospital, fui pidiendo que me pusieran el cassette del grupo Bronco (yo decía Bonco por mi lengua cortada) y pidiendo comer en McDonald’s (yo decía Mangongas). A la fecha, solo tengo una pequeña cicatriz por debajo de mi lengua y la punta no es curveada, tiene forma de M y la hija de los señores que me llevaron al hospital siempre me ha dicho que mi lengua parece un pedazo de pizza.
16 febrero, 2012 a 12:55 AM
pabloguadiana
CALIFICACION: 50 PUNTOSSSS
16 febrero, 2012 a 9:22 PM
Mendoza Sainz Diana Zenaida
karlita tus historias siempre son un tanto extremas, pero sabes me hiciste recordar cuando dices que tienes un vago recuerdo corriendo por el consultorio a la vez que a mi me iban a operar de la anguinas, tenia como 6 o 7 años, y recuerdo que las enfermeras no me podían canalizar para ponerme el suero, entonces yo sentía mucho dolor en mi mano (pues ahí lo ponían antes) y yo lloraba y pataleaba para que ya no me siguieran picando mi manita, entonces llegó el doctor buley (algo así era su nombre) y me quiso canalizar él, entonces yo muy enojada lo patie y lo insulte, recuerdo que mi mamá estaba muy apenada, ya de ahí solo recuerdo una luz blanca en el quirófano; la idea es que yo tampoco dejaba hacer su trabajo a las enfermeras ni al doctor, jejeejeje.
16 febrero, 2012 a 9:55 PM
Anahí De Jesús Rivera Chao
Llevo años de conocerte y aunque no haya presenciado esta experiencia, sé que a ti todo te pasa. Si no es una cosa, es otra. Pero tú eres un imán para las desgracias.
Esta en particular te pasó por andar de atrevida con el niño que te gustaba, espero hayas aprendido algo de cómo conquistar a un hombre.
🙂
Jaja, una chocoaventura mas.
16 febrero, 2012 a 11:51 PM
Lizbeth Guzman Hernandez 552
Esta tan detallada tu historia que me imagine absolutamente todo y hasta me dolió yo tampoco hubiera querido regresar, también me hizo recordar cuando me sacaron sangre por primera vez y me tuvieron que agarrar entre 5 personas, el doctor, mi ama, y 3 enfermeras porque como anduve husmeando mientras estábamos en la fila, vi tremenda aguja y no sé que paso por mi mente que parecía exorcizada y ya cuando entro la aguja ni sentí!
15 febrero, 2012 a 11:17 PM
Karen Vázquez
En esos tiempos, tenía aproximadamente 4 o 5 años, era la primera y única hija de mis padres, por lo tanto, tenía que ingeniármelas para no aburrirme dentro de mi casa. En aquel entonces veía a mi casa enorme, donde podían ocurrir muchas aventuras, sólo era cuestión de imaginarme en una situación que generalmente los papás acostumbraban hacer, como ir de compras.
Por lo general, mi mamá y mi papá trabajan todo el día, por lo tanto yo me quedaba con una señora que cuidaba de mi, mientras la seniora, hacía la limpieza, yo terminaba de comer, le daba los platos a ella e iba corriendo a mi habitación, cabe mencionar que mi casa era de dos pisos, lo cual la hacía más divertida, ya que cuando subía cada escalón, iba contando del uno a diez y cuando llegaba al número diez y aún no terminaba de subir el último escalón, volvía a empezar. después de subir todos los escalones, me dirigía a mi cuarto que se encontraba al lado derecho, abría la puerta de mi recamara y en cuanto cerraba la puerta, agarraba todos mis osos de peluche y muñecas, primera las colocaba sobre la cama.
Después acomodaba todo mi cuarto, para que pareciera una panadería. mi closet solía ser la caja donde se cobraba el pan. recuerdo que tenía unas piezas de madera en forma de rectángulos, círculos y cuadrados. y era cuando empezaba mi juego. salía de cuarto y volvía entrar, para imaginarme que en realidad me encontraba dentro de una panadería. para mi era muy divertido realizar actividades que sólo la gente grande solía hacer.
En esos momentos, yo era muchas personas, realizaba el labor de la cajera, y al mismo tiempo también era una de las personas que compraban pan, al igual que mis osos de peluche, recorría al rededor de mi cuarto con una gran charola, y agarraba una pinzas que se encontraban en la cocina y después escogía el pan, al ultimo iba con al cajera, en ese momento me convertía en la cajera, tomaba el pan y lo metía a unas bolsas de cartón, también tomaba un cuaderno y recortaba papeles que tuvieran el mismo tamaño para que fueran las notas de la compra del pan. y así era como recuerdo mi infancia, tal vez un poco solitaria, pero siempre me entretenía, con cosas dentro de mi alcance.
16 febrero, 2012 a 12:54 AM
pabloguadiana
CALIFICACION: 50 PUNTOS…….oooo
16 febrero, 2012 a 10:56 PM
Solange Valentin Litre Grupo :552
Yo también jugaba con mis osos y muñecas, es más tengo un muñeco que era mi hijo el cual aún conservo y recuerdo que yo era la cajera de un banco y tenía a un lado a mi hijo mientras supuestamente atendía a los osos lo más chisto era que yo salía del banco cuando quería porque a demás era jefa del lugar recuerdo que mi escritorio era una caja de madera, tenía un teléfono viejo, hojas que mi abuela tenia recicladas y un bote lleno de monedas antiguas. Lo que hacía era que yo atendía al cliente, me levantaba yo era el cliente y luego recibía el dinero y al igual que tú me salía de la habitación para hacer como que había flujo de gente en el banco, claro que después cuando ya nació mi hermano no tenía que cumplir tantos roles jejeje…
17 febrero, 2012 a 12:02 AM
Lizbeth Guzman Hernandez 552
Nos hiciste recordar a mas de una, lo que eran nuestros juegos de niñas, de como queríamos hacer las cosas de los grandes, me acuerdo que tuve un bebe y que el ken era el papa, y la barbi me lo quería bajar, y yo de villana le corte el pelo a la barbi cuando dormía, jaja creo que reproduje lo que vi en una película o novela!
17 febrero, 2012 a 10:49 PM
LUCERO GUZMÁN REYNA.
tu historia karen me recuerda, muchas aventuras que también me inventaba de chiquilla, mas la vez del avión, porque me caí muy feo de las escaleras :(.
15 febrero, 2012 a 11:15 PM
Marco Antonio Núñez Rodríguez (551)
Mi recuerdo más lejano.
El recuerdo mas legado que tengo, es el de mi cumpleaños número 5 en el cual me hicieron una fiesta con algunos amigos y familiares, mis padres organizaron esta fiesta con bastante alegría, ya que fue mi primera fiesta de cumpleaños
La vestimenta que llevaba eran unos pantalones negros, una camisa blanca fajada y encima un chaleco color negro, usaba una corona de rey hecha por mi hermana. La fiesta estuvo divertida ya que mis padres realizaron varias dinámicas y juegos, tales como “sillitas”, “escondidas”, etc.
Después de los juegos fue el pastel, no recuerdo de que sabor era pero mi hermano mayor me embarró la cara en el pastel y comencé a llorar, después me limpiaron y me comí mi pedazo de pastel.
Después del pastel pude romper mi piñata, la figura de la piñata era un power ranger color negro, no tengo idea porque fue esa mi piñata si ni siquiera era mi power ranger favorito.
Al final me dieron mis regalos y los pude abrir pero no recuerdo ningún juguete solamente recuerdo que me regalaron mi primera bicicleta con llantas auxiliares a los lados de la bicicleta. Eso es todo lo que logro recordar de mi recuerdo más lejano. Fue un buen día, y es un buen recuerdo.
16 febrero, 2012 a 12:53 AM
pabloguadiana
CALIFICACION: 30 PUNTOS… Nos hubiera gustado leer una historia más detallada.
15 febrero, 2012 a 10:30 PM
Castillo Cháidez Yareni Alisai Grupo: 551
Mi más relevante y antiguo recuerdo fue cuando yo tenía aproximadamente seis años, vivía es un ranchito de Sinaloa que tiene de 1000 a 1500 habitantes en la actualidad, quizá en esos tiempos el índice de población era menor.
Vivía con mis padres y mis dos hermanas, la grande de trece años y la chiquita, dos años menos que yo (mi consentida hasta ahora). Nuestra casa era una de las “menos peores”, aunque me parece recordar que aún no teníamos piso y tomábamos agua de la llave sin asco o temor alguno de padecer en el futuro una enfermedad.
Lo que hacía en ese tiempo era ir a la Primaria por las mañanas; el recorrido que daba diariamente se me hacia eterno… ahora, cuando rara vez visito la localidad, puedo hacer menos de tres minutos de mi casa a la escuela; obviamente en auto.
Por las tardes, era prácticamente de ley ir a jugar a la casa de alguna amiga o de mis primas; aunque muchas veces las reuniones se daban en el patio trasero de la mía, ya que mi mamá años antes de que yo naciera plantó árboles frutales; teníamos desde roscas, guayabas, toronjas, naranjitas, limas hasta limones, limones que llegué a repudiar por el frecuente uso que les daba mi madre al hacer limonadas casi siempre para acompañar la comida.
En fin… mi padre trabajaba las tierras cultivando cacahuate, siendo esta la actividad de mayor auge de aquellos tiempos en Sinaloa; mi mamá a pesar de hacer costuras, en época de cosecha recogía el cacahuate que quedaba en las tierras después de que la maquina trilladora quitara la m …ayor parte.
Cuando mi mamá estaba en la casa realizando algún trabajo de costura, nosotras estábamos felices de tenerla ahí; pero por las tardes, ya que se metía el sol, se iba a las tierras que quedaran a no más de 200 metros atrás de mi casa, a juntar el cacahuate para posteriormente venderlo en dos o tres pesos el kilo ya pelado (piscado).
Una tarde, yo me encontraba jugando amigas, mi hermana de cuatro años también estaba ahí; recuerdo que vi partir a mi mamá con una cubeta y una cachucha… iba a recoger, como todos los días el cacahuate de las tierras.
Todo parecía normal hasta que yo no vi a Mineli, mi hermanita… con mucha angustia dejé de jugar para ir en busca de ella, fui a varias casas de vecinos a preguntar, pero nada, nadie la había visto… crecía la angustia cada vez que llegaba a una casa y nadie me daba la respuesta que yo quería escuchar.
Me sentía tan culpable, pensaba que se había perdido o que se la habían robado… quién sabe cuántas cosas me pasarían por mi cabecita en ese momento, pero como pude corrí hasta llegar al cerco de de puas deteriorado que apenas se podía sostener y me detuve, teniendo la esperanza de que mi hermana se encontraba con mi mamá pero no, no la vi.
Entonces volví a buscarla en algunas casas más hasta que ya no tenía más opciones; entonces regrese a la tierra donde se encontraba mi mamá y mi hermana ya estaba con ella!! Con gran emoción me acerque a ellas y pero no dije nada, supe ocultar la felicidad que sentí al momento de ver a mi hermana a salvo.
Mi mamá ni ella supieron nada en ese momento, hasta que hace algunos años les platique esa anécdota como una de las peores cosas que me pasaron en mi infancia, mi mamá me dice: “¿cómo es posible que tú tan niñita ya teniendo esas preocupaciones? –Debí haber estado más tiempo a su lado”.
En si, todo lo que paso ese día fue un mal entendido… mi hermana se había ido con mi mamá pero la primera vez que yo fui a buscarla no la vi porque estaba sentada atrás de la cubeta cubriéndose del poco sol que quedaba de la tarde; ahora me rio, pero no me gustaría volver a pasar nunca más por esa angustia.
16 febrero, 2012 a 12:51 AM
pabloguadiana
CALIFICACION: 50 PUNTOS…. EXCELENTE HISTORIA….
16 febrero, 2012 a 9:02 PM
aliizu
Tu historia me hace recordar que cuando yo era pequeña mi hermano se perdia constantemente cuando ibamos al swap meet y mi mama al principio lo buscaba como loca, pero despues de un tiempo ya sabia que siempre se quedaba bobeando en los video juegos…
16 febrero, 2012 a 9:37 PM
Mendoza Sainz Diana Zenaida
Me imagino lo que sentiste, cuando yo era chica no puedo decir una edad por que lo sentí mucho tiempo, pero yo sentía algo similar pero yo me sentía extraviada, algunas veces en el mercado o en casa de algunos de mis amigos de mi papá, yo llegue a sentir al no verlos como si me hubieran abandonado, así estuvieran en otro cuarto, mi papá afuera o mi mamá en la cocina. se siente una angustia como si no los fueras a volver a ver en la vida…
16 febrero, 2012 a 10:01 PM
Anahí De Jesús Rivera Chao
Qué linda historia. Lo poco o mucho que te conozco puedo asegurar que eres de las personas que siempre se preocupan por los demás y con mayor razón de tu familia.
Felicidades por la hermosa unión que tienes con tus hermanas.
15 febrero, 2012 a 10:19 PM
Solange Valentin Litre Grupo :552
Son muy poco los recuerdos que tengo de mi infancia, la verdad no sé porque pase esto ya que esa etapa de mi vida no tuvo casi acontecimientos malos, pero hace unos momentos al ver una fotografía donde estamos mi abuelo y yo, se vino a mi mente la imagen de mi primer bicicleta, recuerdo que era una bicicleta pequeña de color rojo, y fue mi regalo al cumplir 4 años.
Recuerdo que al ver la bicicleta sentí emoción ya que para mí el dejar el triciclo era sentirme grande, todas las tardes mi abuelo me llevaba a un parque para que yo aprendiera andar en bicicleta pero estas sin las típicas rueditas de apoyo.
El me decía que no tuviera miedo de caerme porque mas allá del piso no pasaba, al principio me molestaba caerme a cada rato ya que no tenía equilibrio y más me enojaba ver a los otros niños que andaban en bicicleta muy fácilmente.
Mi abuelo me explicaba que para aprender hay que practicar, pero a mí eso no me importaba yo sólo quería salir andando en bicicleta igual que los demás niños, entonces mi abuelo busco la forma de que yo perdiera el miedo de caerme de la bicicleta; el me dijo que me subiera y que él me empujaría y me cuidaría que no me cayera; entonces me subí a la bicicleta y mi abuelo me empujo de repente no sé en que momento sucedió pero no sentí mas a mi abuelo empujándome y me di cuenta que estaba andando sola en bicicleta. Recuerdo que la bicicleta además de ser un objeto el cual durante mi infancia y adolescencia use mucho, me recuerda hoy en día a mi abuelo quizás sea por este momento en el que el dedicó parte de su tiempo en enseñarme andar en bici. Y aunque parezca extraño aun conservo mi primera bicicleta, la cual se encuentra en casa de mis abuelos y ah sido la bicicleta en la que mis hermanos y primos han aprendido a andar en bici.
Desde ese entonces que aprendía andar en bicicleta siempre eh tenido una bici y hasta hace algunos años era mi único medio de trasporte.
16 febrero, 2012 a 12:50 AM
pabloguadiana
CALIFICACION: 50 PUNTOS…..
16 febrero, 2012 a 9:54 PM
Perez Maldonado Daniel (552)
esta historia me hizo recordar a mi primer momento en la bicicleta, en done también me molestaba al ver a los demás niños poder montarla y yo no, con la practica pude lograrlo en el mismo día y fui tan feliz como no lo imaginan.
16 febrero, 2012 a 11:45 PM
Jessia Michelle Lopez Valero
Jajajajaja ya te imagino pateando la bicicleta toda emberrinchada, yo no recuerdo cuando empecé a andar en bici, pero recuerdo cuando mi papá me enseñaba a andar en patines, como me sacaba a la cuadra y yo me agarraba de su playera, así nos la pasábamos dando vueltas hasta que una vez me soltó, para que lo hiciera yo sola, pero no me fue tan bien como tú, ya que iba con viada me di cuenta que en realidad no sabía cómo frenar, por lo que al ver un carro quise parar ahí y agarrarme, pero mi patín choco con la llanta, por lo que caí de sentón y hasta la fecha no sé frenar pero aun así cuando se da la oportunidad me paseo en ellos.
17 febrero, 2012 a 9:44 PM
Lino Rojas Leezlye 552
Que buen recuerdo
15 febrero, 2012 a 10:05 PM
Vanesa Machuca
Tarde tiempo para decidir cual de mis recuerdos de la infancia contaría en la clase, porque me encontre con el dilema de que a veces se me dificulta recordar cosas, mas bien tengo fotografías de los eventos pero muy cortos. Pero este recuerdo es un momento por el que creo la mayoría hemos pasado. Tenía aproximadamente entre 5 y 6 años, vivía en Mexicali B.C., era un día soleado y mi papá me estaba enseñando a usar mi bicicleta sin llantitas por primera vez, el me daba seguridad porque me sostenía del asiento, iba según yo a toda velocidad, cuando me sentí demasiado libre, fue entonces cuando me di cuenta que mi papá ya me habia soltado e iba yo solita. Me sentí muy feliz y ese fue el momento en el que apredí a usar mi bicicleta sin llantitas.
16 febrero, 2012 a 12:49 AM
pabloguadiana
CALIFICACION: 30 PUNTOS…. HISTORIA DEMASIADO BREVE….
15 febrero, 2012 a 9:55 PM
Baez Plascencia Eduardo
Cuando estaba en la primaria recuerdo que era integrante del coro. Cantábamos en las asambleas y teníamos ensayos. Un día llego el concurso dentro de las primarias, donde cantamos frente a un inspector o encargado del concurso y a los días nos enteramos que éramos ganadores del concurso. Por ser el primer lugar ante todas las primarias públicas del estado tuvimos que ir a cantar a plaza monarca en el concurso de escoltas y después del evento iríamos al petter pipper pizza.
Este estaba programado para empezar a las 9:00am, nosotros llegamos a las 8:00am en camiones de la escuela. Entonces nos formaron por estaturas y yo estaba hasta enfrente, el evento vino empezando como a las 11:00am porque una de las escoltas no llegó y era la campeona o algo así del año pasado (en ese entonces). Nosotros ya muy cansados nos dispusimos a realizar nuestro trabajo, cantamos, nos aplaudieron y como durante dos horas vimos un desfile de escoltas. La escolta de nuestra primaria quedó en tercer lugar. Cansados de estar parados casi 5 horas las mamas de fueron a quejar con el ese entonces director y supuestamente nos daría más fichas para las maquinas a los alumnos integrantes del coro.
Jugué en lo que pude, porque no nos dieron más fichas, comí dos o tres pedazos de pizza y recuerdo que decíamos que el director era un tacaño porque no nos daba soda, solo nos dio un vaso muy pequeño y él tenía la jarra semillena en su mesa. Después de esos disgustos mi mamá y yo tomamos camino a casa en una calafia blanca.
15 febrero, 2012 a 10:02 PM
Baez Plascencia Eduardo
Grupo 551
16 febrero, 2012 a 12:48 AM
pabloguadiana
CALIFICACION: 50 PUNTOS…….
15 febrero, 2012 a 9:35 PM
Ornelas Alvarez Alejandra
Probablemente el recuerdo que tengo mas marcado de mi niñez fue una ocasion donde a los casi 5 añitos y en toda mi inocencia casi mato a un conejito, como casi todo niño de la edad solía ser un poco hiperactiva y adoraba las mascotas, aunque dentro de las muchas cosas que entonces no solía saber estaba el hecho de que ignoraba totalmente que los animales eran seres vivos y tambien sentian, entonces un día mis papas decidieron regalarme un conejito no recuerdo con exactitud como era pero creo que era blanco pero entre tonos grisaseos, no recuerdo tampoco que mis papas me hayan dado indicaciones sobre como cuidarlo, solo tengo bien grabado en mi mente lo que usualmente hacia con mi conejito. Resulta ser que en ese entonces vivía en un edificio en el primer piso, mi actividad recreativa favorita en ese entonces consistia en subir al segundo piso del edificio y jugar a la «pelota» donde lanzaba un «objeto» al primer piso donde un amigo de juego trataba de cacharlo para despues volverlo a aventar hacia arriba, pero casualmente el «objeto» con el que jugabamos era precisamente mi conejito, no recuerdo si me convencieron de hacerlo o fue por voluntad propia, solo recuerdo que cuando mis papas se dieron cuenta me quitaron todo el derecho de tenerlo porque al pobre conejito casi lo matamos, recuerdo que estubo en «terapia intensiva» y principalmente alejado de mi. Esa fue mi primera experiencia con un animalito, despues de ahi me quedo como moraleja que todo lo que se mueva, camine, o este verde siente y tengo que tratar como a mi me gustaría que me traten.
16 febrero, 2012 a 12:46 AM
pabloguadiana
CALIFICACION: 50 PUNTOS……
16 febrero, 2012 a 9:54 PM
Mendoza Sainz Diana Zenaida
La inocencia de ser un pequeño.
Cuando mencionaste la historia del conejo, yo recuerdo no algo que me paso a mi pero si me lo contó, cuando tenia como 7 años la vecina que tenía donde vivía antes, me dijo que un día ella tenia a su gatito sucio pues estaba jugando en la tierra y lo quería bañar entonces se le ocurrió meterlo a la lavadora. Ese recuerdo lo tengo muy presente ya que me imagino al gatito dando vueltas en la lavadora; lo que no logro recordar muy bien es si el gato se murió o si lo llevaron a la veterinaria.
16 febrero, 2012 a 10:04 PM
Anahí De Jesús Rivera Chao
Hanna Montana, yo siempre he sido buena persona con los animalitos. Al menos aprendiste una buena leccción.
🙂
17 febrero, 2012 a 11:12 PM
Arlene Cruz Cazares
Yo también tuve una mala experiencia con mi primer animalito, fue un pollito que tome con las dos manos, me gusto y según yo lo quería tanto que lo abrace, pero cuando lo solte ya no se movía :(… Se siente feo.
15 febrero, 2012 a 9:16 PM
Lizbeth Guzman Hernandez 552
El recuerdo más feo que tengo de mi infancia, sucedió aproximadamente entre los 5 y 6 años de edad, en ese entonces vivía en Veracruz, mi mamá trabajaba todo el día y en ese tiempo me cuidaban unas tías abuelas, nunca me aburría a pesar de no tener muchos juguetes, pero cuando se me daba la oportunidad de salir no lo pensaba dos veces, un día mi abuelo materno llegó a la casa de mis tías a comer, después regresaría a trabajar y antes de irse le insistí que me llevara con él; no muy convencido me llevó a vender piñas, la verdad estaba contenta porque había vendido dos piñas y mi abuelito me había dado la ganancia. Al anochecer pasamos con uno de sus amigos, recuerdo que al llegar los hijos de su amigo se le fueron encima en abrazos y besos, le decían “tío Beni”, y hasta ese momento, estaba de lo más feliz, pero me puse muy celosa porque mi abuelito les demostraba también mucho cariño. Después nos mandaron a jugar al patio, pero no tenía ganas ni humor, así que me fui a la parte de atrás de la pick up de mi abuelo que estaba cruzando la calle y ahí me quede un buen rato muy encaprichada. No se exactamente cuanto tiempo paso, sólo sentí una maño en mi cabello y al voltear no era mi abuelito, era un viejo sucio, sin dientes, que ni siquiera podía hablar, sólo balbuceaba ven chiquita y por un instante sentí que no podía gritar, sólo me movía hacia donde no pudiera alcanzarme, pero cuando trato de subirse a la pick up, grite con toda mi fuerza, es una de las pocas veces que he gritado de esa manera… tal vez fueron un par de minutos pero se me hizo eterno, tenia mucho miedo, por fin salió mi abuelo y su amigo y el ropavejero huyó, mi abuelo sólo trataba de consolarme, no recuerdo nada más, sólo que los niños fueron los que avisaron y de no ser por ellos, no sé qué seria de mi.
16 febrero, 2012 a 12:46 AM
pabloguadiana
CALIFICACION: 50 PUNTOS….
16 febrero, 2012 a 6:41 PM
Maricela Ramírez.
Ya vez y tu de celosa con tu abuelo y si no hubiera sido por ellos capaz y el ropavejero te habría llevado con él y no te hubiera conocido.
15 febrero, 2012 a 9:05 PM
raymundo ernesto garcia lopez
EL RECUERDO
Cumplidos los cuatro años en mi vivienda actual, era tarde, aparte hacía calor, andaba en mi carrito rojo (Wagon), como de costumbre me encontraba en el patio jugando, tenía cierta pendiente lo cual obligaba a que el carro se moviera pero llegaba a un cierto punto que se detenía, había un perro que pertenecía a mi familia, muy bonito, era un “Husky” gris/blanco el cual se encontraba comiendo generalmente, los perros que son agresivos en el momento en el que ingieren algún alimento son más susceptibles a defender lo que comen (instinto), por consecuente cualquiera que intente intervenir o tocarlo podría alterar al animal.
Después de que me deslice por esa pequeña pendiente quede justo detrás del perro, como todo niño imperativo miraba como su cola se contoneaba de lado a lado, sin pensarlo jale la cola del perro, y se volteo y mordió mi mejilla derecha atravesando con su colmillo la misma, después de soltar mi cara tomó mi mano izquierda y procedió la misma agresión, a esto mi madre se percató del problema, y llevando rápido realizo la intervención necesaria , que para mi suerte tomaba clases de enfermería y supo qué hacer en esa situación ahora solo quedaron unas marquitas que cada vez que la analizo a detalle recuerdo esa pocas imágenes, sin dolor ni olores simples imagenes.
15 febrero, 2012 a 8:51 PM
María Esther Aguilar Moreno-551
Recuerdo que una vez a mis 3 o 4 años estaban en la sala mi papá y mi hermana mayor, platicaban sobre drogas ya que mi hermana iba a ir a una fiesta y como ya tenía como 15 años ya le tocaba hablar de esas cosas, yo escuchaba que mi papá le decía que si le ofrecían drogas no aceptara porque era algo que la iba a dañar y cosas así, como se oía muy buena la charla yo me senté y seguí escuchando, luego le dije a mi hermana que mi papá tenía razón en todo lo que le decía porque yo una vez agarré una droga y me picó, mi papá y mi hermana se rieron mucho y hasta la fecha me echan en cara lo metiche.
16 febrero, 2012 a 12:43 AM
pabloguadiana
CALIFICACION: 20 UNA HISTORIA DEMASIADO BREVE…
15 febrero, 2012 a 8:03 PM
Noé González
Cuando estaba en el Kinder, recuerdo que durante el recreo jugábamos fútbol de una manera muy peculiar. Lo hacíamos sin balón, lo que usábamos en lugar de eso, era un bote de jugo pau-pau. El parado táctico de los equipos no era el ideal, pero sí bastante comprensible de unos niños de 5 años que cuando el bote era lanzado a alguna parte de la cancha, todos corrían detrás de él, quedando a un lado las posiciones defensivas u ofensivas, ni siquiera conocíamos las reglas del juego, pero eso no impedía que el momento pasara rápido jugando. Había días en que la maestra se integraba al partido y recuerdo que era un excelente momento de convivencia.
16 febrero, 2012 a 12:43 AM
pabloguadiana
CALIFICACION: 20 PUNTOS…. una pobre historia. Me hubiera gustado leer algo más descriptivo.
17 febrero, 2012 a 11:14 PM
Arlene Cruz Cazares
Jajajaja, a mi me toco ver partidos de este tipo en mi escuela…creo que Pau-pau era el jugo mas comercial y popular en esos años, así que era casi la única opción.
15 febrero, 2012 a 7:47 PM
Castillo López Verónica Viridiana Grupo: 552
El recuerdo más lejano de mi infancia sería cuando yo tenía casi 2 años, en ese tiempo vivíamos en el Distrito Federal, ese día era temprano, como todas las mañanas mi mamá se preparaba para ir al trabajo y llevarme a la guardería, yo me encontraba en la recamara mi tía mientras que mi mamá salía de bañarse, a mi no me gustaba tener que ir a la guardería, prefería quedarme jugando con mi tía (ya que yo era la consentida), cuando mi mamá estuvo lista me puso una chamarra, fue entonce que cuando vi que nos acercabamos a esa puerta blanca que daba a la calle rapidamente me solté de la mano de mi mamá y corrí a la recamara de mi tía diciendole: ¨¡Tía moma ayudame!¨, mi tía enternecida me abrazó y me dió una galletita para que me calmara y me dijo que tenía que ayudarle a mi mamá llendo a la guardería aunque no quisiera ir, que de todas formas en la tarde regresaría a casa y jugaríamos más mi mamá aprovechando mi distracción con la galleta se despidió y antes de darme cuenta ya nos encontrabamos afuera de la casa.
16 febrero, 2012 a 12:41 AM
pabloguadiana
CALIFICACION: 30 PUNTOS. TU HISTORIA ES DEMASIADO CORTA…
15 febrero, 2012 a 6:47 PM
Jovani Rodríguez Canales 552
Cuando tenía cuatro años, casi cinco, durante dos semanas estuve en cama por enfermedad, muy aburrido y triste por no ir al kínder al cual le estaba tomando cariño. Una vez que ya estaba recuperado mis papás un domingo me dieron una sorpresa al llegar a mi cuarto con mi primer mascota, un perrito color café de apenas unos cuantos meses. Durante todo ese día estuve jugando con él sin ponerle nombre aún, solo lo traía de la correa por el patio y le decía “ven perrito”.
Todo el domingo estuve jugando con el perro dentro y fuera de la casa, hasta la tarde en que me quede viendo la tele en el suelo de la sala y llego el perro y se quedó dormido en mis piernas, mis papás me comentaron que le debía poner un nombre para que éste empezara a hacer caso. Durante el resto del día estuve pensando en un nombre, como apenas tenía cuatros años de edad no sabía mucho sobre nombres o posibles nombres para una mascota. Me fui a dormir muy triste y casi llorando porque no le había puesto nombre a mi perro, mi mamá me comento que no había problema que se lo podía poner el lunes antes de irme al kínder, así que el lunes en cuanto me desperté fui con el perro y lo vi acostado en su cama que le habíamos puesto y empecé a pensar nombres hasta que me decidí por ponerle “skipy”.
El lunes al regresar de la escuela en cuanto entre al patio de la casa le grite skipy y el perro ya estaba moviendo su cola y ladrando, ese lunes volví a jugar todo el día con él hasta en la tarde que junto con mi papá le puse el nombre en su casa y lo acostamos a dormir. Skipy fue mi primer perro y un gran amigo que tuvimos que regalar el día que nos cambiamos de casa y a los meses después que lo dejamos de visitar murió.
16 febrero, 2012 a 12:59 AM
Gabbe Meow Meow
Oww 🙂 ❤
Que linda tu historia jeje
16 febrero, 2012 a 6:54 PM
Maricela Ramírez (552)
AwW! Yo no tuve perros hasta hace relativamente poco, me habría gusta haber tenido uno. Cambiando de tema, me gusto más la historia que contaste en el salón, descalabrando dos veces a la misma persona.
17 febrero, 2012 a 12:00 AM
Jessia Michelle Lopez Valero
Hiciste que recordara mi primer perro, el cual era un pastor alemán negro muy bonito, recuerdo que me cuidaba mucho, no se despegaba de mi lado, lo malo es que yo no tuve la oportunidad de ponerle un nombre, ya que estaba muy chiquita, eso le toco a alguien de mi familia, que al parecer no tenía nada que hacer, porque se le ocurrió, el extraño nombre de “Pocholo”.
15 febrero, 2012 a 5:10 PM
JOCELYNE LIZETH SOLIS CASTAÑEDA
El recuerdo más lejano que tengo fue cuando tenia 5 años de edad. En un dia hermoso y soleado me encontraba a fuera de mi casa, en la banqueta con mi unifome de pres-escolar azul marino lista para asistir a mi primer dia de clases, mientras tanto en lo que nos ibamos yo platicaba con una vecinita de mi misma edad que también entraría al kinder junto conmigo. Recuerdo que mi mamá y la mamá de mi amiga nos llevaron juntas al kinder. Cuando me bajé del automóvil, caminé de la mano de mi mamá hacia la puerta, sin embargo aún no tenia ni la menor idea de lo que era la escuela. En el momento que entre, miré que todo el lugar era muy colorido, pero aún así no me parecia lindo, así que tuve desconfiansa de entrar por lo que no me separé de la entrada hasta que cerraron la puerta y vi como mi mamá se alejaba poco a poco, entonces seguí a una maestra y bajé unas escaleras donde miré salones y unos lavamanos gigantes en el centro del patio. Entonces entré a mi salón y observé con detenimiento niños jugando, niños llorando, juguetes, muebles coloridos, mesitas, sillitas y un escritorio. Recuerdo que olía a plástico nuevo y también pude persibir un aroma extra de frescura dulce que no puedo describir, no supe si era el salón o el perfume de la maestra, aún lo recuerdo pero no consigo describir lo que era exactamente. Recuerdo que permanecí parada en la puerta unos minutos pensando en mi mamá y que quería estar con ella así que me salí a buscarla y como no la encontré me dio mucha tristeza, pues me sentía muy sola, sin embargo no quería que nadie me viera llorar porque me daba pena, así que opte por entrar al baño para poder llorar sin ser vista.
16 febrero, 2012 a 12:39 AM
pabloguadiana
CALIFICACION: 50 PUNTOS….
17 febrero, 2012 a 12:37 AM
Jessia Michelle Lopez Valero
Recorde mi primer día de clases y no fue muy bonito también llore, porque una niña me mordió, mi mamá estaba en el cancel y cuando vio que me mordieron entro y hablo con la maestra la cual no hizo nada y mi mamá enojada me regaño y me dijo “no busques, pero si te buscan que te encuentren” palabras que no entendí y me explico, ya te dije si tú le pegas a una niña te iba a regañar, pero si una niña empieza y no te defiendes te voy a castigar y desde ese día no me volví a dejar me daba más miedo mi mamá, pero de todos modos me cambio de kínder.
15 febrero, 2012 a 2:06 PM
Nancy Galaz Piceno
En una ocasión que estaba jugando en la banqueta de mi cuadra, se salió el perro de una vecina (y no era cualquier perro estaba enorme), y yo muy valiente pero principalmente metiche se me hizo fácil agarrarlo del collar jalarlo y meterlo al patio de la vecina, todo salió perfecto el perro muy lindo se dejo agarrar y la vecina muy agradecida con migo por haber metido a su perro.
En otra ocasión sucede lo mismo se vuelve a salir el perro, yo estaba jugando, lo vi me acerque lo jale del collar pero el perro esa ocasión no se dejo, yo lo seguí jalando y se reacción fue morderme. Supongo que llore o grite ( por qué no lo recuerdo) y salieron todas las vecinas, se percataron del accidente y me llevaron con mi mama y le dijeron que por andar de metiche jalando a su perro me había mordido.
Esto sucedió un día 12 de diciembre, en mi casa por tradiciones religiosas, en esa fecha mi abuelita y mi mama me vestían de “María”, para asistir a la iglesia y celebrar el día de “La virgen de Guadalupe”. Esto era todos los anos. Pero ni ese día me salve de que me vistieran para llevarme a la iglesia, todo lo contrario solo recuerdo que dijeron :-Hay que llevar a la niña para pedirle a la virgen que la cure de su mordida que le hizo el perro.
16 febrero, 2012 a 12:38 AM
pabloguadiana
calificacion: 30 puntos. Una historia menos que básica.
15 febrero, 2012 a 1:19 AM
Guzmán Chávez Ignacia Alejandra / 551
No estoy segura de qué edad tenía exactamente, tendría tal vez 5 años, recuerdo que en uno de los viajes a Ensenada (los que ocurrían constantemente porque mi papá es artista plástico y muchos de sus clientes están ahí) mi hermano menor estaba peleando con mi hermana mayor, mientras yo cantaba en voz baja. De pronto se callaron y mi papá (que iba manejando) me pidió que cantáramos a dueto -dicen que la primer canción que me aprendí fue a los dos años y la cantaba con mi papá, pero esta es la primera vez que recuerdo hacerlo-. Después del pequeño dueto de nuevo hubo silencio y como seguía aburrida se me ocurrió componerle una canción a mi papá durante el camino, la verdad no recuerdo que decía la letra, pero sé que después de esa vez cada vez que íbamos camino a Ensenada le componía una pequeña canción a él o a mi mamá o cantábamos a dueto «El tiempo que duró nuestro amor» de Christian Castro.
16 febrero, 2012 a 12:35 AM
pabloguadiana
CALIFICACION: 50 PUNTOS…
17 febrero, 2012 a 12:35 AM
jorge rodriguez
yo pense que la cancion iba a ser eternamente bella bella
15 febrero, 2012 a 12:16 AM
Jessica Ivonne Medina Gonzalez
Todavía me acuerdo como lucia el kínder al que asistía; muchos colores y un gran espacio donde jugar. Tenía más o menos 5 o 6 años, estaba en recreo y sacaba de mi mochilita un botecito de dulces morados, no sé si alguno de ustedes los haya llegado a ver, tenían apariencia de una leche de cartón en miniatura, pero era de diversos colores y sabores, y en un costado tenía el dibujito de su sabor.
Al sacarlo comencé a comerme los dulcecitos que tanto me gustaban, para después acabarlos y entonces empezar a juguetear con la cajita, en el área para jugar, y lo llene de tierra.
No sabía realmente cual iba a ser su uso, pero a los minutos lo descubrí. Una compañera se acerco y vio mi pequeña envoltura del dulce y me pidió. Entonces con la cajita en la mano, la abrí y le vacié en su mano la tierra que había metido en la cajita y me reí. Al instante la niña lloro y fue corriendo con la maestra, ésta me volteo a ver y se dirigió a mí, me dijo que porque la había molestado y me castigaron, encerrándome en un salón, sin recreo.
Creo que lo recuerdo muy bien, ya que empezaba mi vida académica con el pie derecho.
😀
16 febrero, 2012 a 12:37 AM
pabloguadiana
CALIFICACION: 30 PUNTOS. Nos hubiera gustado leer una historia más completa.
15 febrero, 2012 a 12:04 AM
LUCERO GUZMÁN REYNA.
El recuerdo mas lejano que viene a mi mente respecto a mi infancia, es el funeral de mi abuela paterna. Tenia cinco años de edad y como todo niño curioso andaba brincando de un lugar a otro y preguntándole a mis familiares porque estaban tan tristes, que porque lloraban tanto. sus respuestas siempre fueron las mismas «porque tu abuelita falleció» o muy similares a esa.
Pero yo no podía entender porque el que ella estuviera muerta les causaba tanto dolor que hasta llorando estaban. Recuerdo que miraba ala iglesia enorme, así que por el pasillo del lado izquierdo de la iglesia me puse a caminar y cantar una canción, que no recuerdo cual era con exactitud pero que cuando la escuchaba me hacia sentirme bien así que por esa sensación que causaba en mi la cante para que la gente según yo dejara de llorar. Hasta que una de mis tias me detiene y me dice: Lucero ven, y me dijo con voz bajita Que tu no te sientes triste?
Fue en ese momento que me di cuenta que no sentía nada al ver a mi abuela a lo que yo decía «acostada en su caja».
Así que me fui a cantarle a mi papá para que no se sintiera triste a si como yo.
16 febrero, 2012 a 12:40 AM
pabloguadiana
CALIFICACION: 50 PUNTOS
16 febrero, 2012 a 10:42 PM
Solange Valentin Litre Grupo :552
Yo tuve una experiencia muy parecida, solo que en este caso quien había fallecido no era familiar mío pero al igual que tu era muy chica y recuerdo que mis papas me llevaron al funeral del papá de mi madrina, y al igual que tu yo no sabía el porqué todo lloraban , en mi caso no me puse a cantar una canción sino que si me impresiono ver al señor dentro del cajón y hasta el día de hoy es una imagen muy presente en mi mente es más no puedo ir a los funerales ni me gustan
14 febrero, 2012 a 11:19 PM
Jesus Ramirez
Un recuerdo muy lejano. Tenía aproximadamente 7 años, mis papás viajaron al Estado de Chiapas, de donde mi familia es originaria, desde la ciudad de Tijuana. Nos dirigimos al río que divide a México de Guatemala a divertirnos un rato. Llegamos, los niños estábamos sobre el río, los papás cocinando, etc. hasta que de pronto se me ocurre ir a un lugar del río donde la corriente pasaba más rápido y con más fuerza, de repente sentí como si el agua me hubiese jalado y me arrastro entre el fondo del agua y las enormes piedras que ahí estaban, recuerdo que rodaba y miraba la superficie y el fondo, hasta que sentí un jalón del brazo, mi papá había sido el único en reaccionar y correr hacia mi, todos los demás se quedaron con la boca abierta y no hicieron nada. Algo que me dio mucho coraje fue que mi abuela lo que hizo fue gritar “pégale para que se le pase el susto” y mi papá creo que no sabía que hacer y me dio una cachetada muy fuerte que casi me empuja hacia el rio nuevamente y me volvió a sujetar y a pegar en la otra mejilla, lo sorprendente es que no sentí los golpes y termine temblando y asustado. Después de eso ya nadie se metió al agua y solo comimos y nos regresamos a casa.
15 febrero, 2012 a 9:56 PM
Baez Plascencia Eduardo
Enrecio no sentiste las cachetadas?. Se siente bien gacho caerte en un rio, lo malo es que la ves que me caí ya tenia 18….
15 febrero, 2012 a 10:29 PM
Vanesa Machuca
yo tuve una experiencia parecida a la tuya en una a la tuya pero en una alberca, estaba en una resbaladilla pero no habia nadie que lo supervisara, entonces cada quien se aventaba cuando queria y alguien se aventó casi junto conmigo y cayó encima de mi, quede debajo del agua por un tiempo, en verdad senti que me iba ahogar, asi que comprendo tu susto.
15 febrero, 2012 a 10:35 PM
Castillo Cháidez Yareni Alisai Grupo: 551
Yo llegué a traumarme por un tiempo cuando me paso algo similar a tu relato, pero a mí en un arrollo con poca corriente pero con mucha profundidad… se siente horrible, pero aun más horrible es el comportamiento absurdo de los mayores cuando cometemos por «casualidad» algunos errores, y a pesar de que lo que tu cuentas fue hace 20 años, las cosas siguen igual…!
15 febrero, 2012 a 11:32 PM
Ornelas Alvarez Alejandra
No cabe duda que siempre solemos recordar mas las cosas negativas que las positivas, a mi me paso igual en una experiencia mientras iba a clases de natacion, me enferme una temporada de paperas y deje de ir, cuando regrese habian cambiado los carriles pero en mi increiblemente sabiduria de una niña de como 8 años dije que si sabia nada obviamente no sabía, pues como resultado me estaba ahogando y recuerdo voltear a las gradas y ver a mi mamá bien feliz de la vida platicando con una señora, igual que tu solo sentí la mano salvadora, pero definitivamente las malas experiencias siempre son las que nos dejan más marcados
17 febrero, 2012 a 12:32 AM
jorge rodriguez
a mi me paso algo similar el anio pasado, yo tambien sentia que me ahogaba despues de caerme de una cascada en chiapas
16 febrero, 2012 a 12:01 AM
Kimberly Amairany Guzman Parra 552
jejejee esta esta divertida…
17 febrero, 2012 a 8:38 AM
Adilene Pimentel
Algo muy parecido me paso a mi cuando tenia aproximandamente la misma edad, solo que mi historia seria en las playas de ensenada, bueno cerca. Casi me lleva la ola, si no es por una amiga que iba que se encontraba en la piedra no me quedo, yo baje de la piedra y en eso llego la ola y me llevo un pequeño tramo. Y en mi caso, nadie se dio cuenta mas que ella y nadie nos cree que la ola me llevaba, pues eramos muy pequeñas para ello.
14 febrero, 2012 a 9:16 PM
Ramiro Montoya Espinoza, Grupo: 551
Probablemente fue en el año de 1995, cuando tenía 6 años, recuerdo que vivía en una casa de 3 cuartos, donde vivían mis padres, mis 3 hermanos y 3 de mis primos. Era una casa ubicada en una de las colonias cercanas a la zona centro de Tijuana, era de color gris por fuera y por dentro era de color blanco. En ese tiempo mis papas trabajaban durante la noche y en el día se la pasaban descansando y durmiendo, por lo que solo los veía por un corto periodo de tiempo antes de que se fueran a trabajar. Recuerdo que no teníamos mucho dinero, por lo que no podían comprar muchas cosas que no fueran necesarias, en mi caso no me podían comprar juguetes, a excepción de algunos viejos carritos que compartía con mi hermano Manuel quien tenía 13 años. En ese entonces me gustaba mucho ver caricaturas de superhéroes, Batman, Superman, el Hombre Araña, etc. Por lo que deseaba tener un traje de alguno de esos superhéroes, pero debido a la situación económica de mi familia era algo que no podía obtener. Mi hermano un día junto varias bolsas de la entonces tienda Dorian´s o Dax, no estoy seguro de cual era, pero, dichas bolsas tenían varias franjas de diferentes colores, azul, amarillo, negro, verde, rojo, lo que mi hermano hizo fue recortar las franjas de varias bolsas y después las junto por colores, una vez que tenia suficientes las pego e hizo varios antifaces de cada uno de los colores, los cuales compartió conmigo para uso en nuestros juegos como supuestos superhéroes. Nunca he olvidado que ese día lo disfrute mucho, en especial porque mi hermano siempre jugaba conmigo y compartía los juguetes que tenía. Inclusive en la actualidad aun mantenemos esa fraternidad y cariño de hermanos, y siempre ha estado conmigo en los momentos difíciles que he pasado.
15 febrero, 2012 a 12:00 AM
pabloguadiana
CALIFICACION : 50 PUNTOS…
15 febrero, 2012 a 9:08 PM
raymundo ernesto garcia lopez
eso es un hermano, que se queda sin un juguete para darle al mas pequeño
15 febrero, 2012 a 1:35 AM
Guzmán Chávez Ignacia Alejandra / 551
iih!! Qué bonitos n_n ❤
15 febrero, 2012 a 7:41 PM
Castillo Cháidez Yareni Alisai
Interesante la descripción compañero; me gusta que primero planteas el contexto y después hablas sobre lo relevante de tu recuerdo. Incluso hasta me conmovió…!
15 febrero, 2012 a 8:55 PM
María Esther Aguilar Moreno-551
Cuando le batallas se disfrutan más las cosas y valoras más a las personas.
15 febrero, 2012 a 11:38 PM
Kimberly Amairany Guzman Parra 552
Que bonita historia, me identifico mucho con ella pues yo tambien tengo una hermana (gemela) con quien comparto todo ella ha estado en todos los momentos importantes en mi vida, dificiles y alegres y se lo que es poder compartir con alguien cosas tan especiales.
16 febrero, 2012 a 7:15 PM
Adilene Pimentel 552
Me gustó mucho tu recuerdo. Me identifico contigo, pues soy la hermana mayor de 3 y siempre veo por mis hermanos y trato de satisfacerlos en lo que puedo y desean, y el que ellos valoren lo que haces es muy grato. Al igual que uno valora lo de ellos.
16 febrero, 2012 a 11:27 PM
Lizbeth Guzman Hernandez 552
Tu historia me hizo recordar una muñeca de trapo que hice según yo, como a los 8 años, era mi muñeca favorita, dormía con ella, según era mi mejor amiga, son sencilleces que te hacen feliz.
17 febrero, 2012 a 12:29 AM
jorge rodriguez
Siempre hay que valorar el esfuerzo que hacen los padres para darle a sus hijos todo lo que pueden
14 febrero, 2012 a 7:25 PM
Maricela Ramírez Gaspar. (552)
La mayoría de las veces cuando me piden recordar algún momento de mi infancia, me cuesta trabajo rememorar o tal vez será que no quiero acordarme de ello y la verdad no sé porque, si mi infancia en realidad fue muy linda, bueno como todos alguna vez pasamos momentos no tan buenos, pero son de esos momentos de los que se aprende. Pero uno de los recuerdos que tengo muy presente, y es así porque tengo fotos y curiosamente las acabo de revisar hace unos días, es un festival de la primavera del kínder, como es costumbre en esa fecha todos teníamos que llevar disfraces de algún animal o flor.
Y a mi mamá se le ocurrió disfrazarme de mariposa y todo estaba bien, yo me imaginaba un disfraz como el de cualquier otra compañera pero oh! Sorpresa, no sé de donde se le ocurrió a mi mamá hacer una mariposa con sarampión, claro que no parecía mariposa, mi cara llena de puntos rojos, una blusa blanca de la más sencilla y una falda rosa de papel crepe, sin alas ni nada. Recuerdo que ese día yo me enoje mucho porque se burlaron de mí y hasta en la foto que me tomaron ese día salgo molestas, todos mis compañeros muy bien arreglados y yo no. Cuando veo esas fotos ahora me da risa.
14 febrero, 2012 a 11:59 PM
pabloguadiana
KALIFICACION: 50 PUNTOS
15 febrero, 2012 a 7:44 PM
Castillo Cháidez Yareni Alisai Grupo: 551
Jaja, creo que tu mamá tiene muchísima imaginación!
15 febrero, 2012 a 9:28 PM
Lizbeth Guzman Hernandez 552
me senti identificada contigo, sólo que a mi me vistieron en la primaria de payaso marimacho, con ropa de mi tío y la más fea peluca de colores, y si se siente feo, hasta que entendí que no había para más y era eso o que me pusieran cero en artísticas.
14 febrero, 2012 a 6:39 PM
Gabbe Meow Meow
Gabriela Lara Pedraza- 551
Tal vez no sea el más lejano pero es el primero en la lista de mi infancia de 5 años. Mi madre solo me inscribió a último año de Kínder. Como mi mamá trabajaba tiempo completo, a veces horas extras para mantenernos económicamente a mis hermanos y a mí, la mayoría de las veces se levantaba tarde para llevarme a la escuela.
“A las prisas” me peinaba, me vestía, me daba una fruta para comer en el camino y salíamos corriendo, regularmente llegábamos de 5 a 15 min. tarde. En el Kínder al que yo asistía, siempre cerraban la puerta principal a las 7:55 en punto, ya que las clases empezaban a las 8.
Cuando llegábamos estaba cerrado, pero teníamos una entrada opcional y secreta, como era pequeña y flaquita cavia entre los barrotes de la cerca.
Sumiendo la panza y con cuidado en no atorar mi cabeza, entraba por atrás del Kínder, mi mamá me daba un beso, me recordaba que tenia q cuidarme etc y me daba la lonchera, se despedía por que se iba al trabajo. Yo me colaba al salón siempre…sentía que era una agente secreta, porque no tenía que ser vista por algún profesor, menos por la directora porque regañaba a mi mamá. Pasaba por el baño, por atrás de los salones hasta llegar al mío el de la esquina. Finalmente volteaba a la cerca para despedirme con señas de mi mamá.
Me siento muy feliz al recordar esto, aunque creo que aun sigo colándome a los salones si llego tarde a la primera hora jaja.
14 febrero, 2012 a 11:55 PM
pabloguadiana
CALIFICACION: 50 PUNTOS..
15 febrero, 2012 a 10:05 PM
Baez Plascencia Eduardo
jaja, gaby 007 …
16 febrero, 2012 a 10:09 PM
Anahí De Jesús Rivera Chao
Jajaja
Ay me fascinó tu historia. Yo estoy obsesionada con la puntualidad, creo por la herencia de mi madre, ella nunca llega tarde a nada.
No cabe duda de que todo lo heredamos de ellas 🙂
13 febrero, 2012 a 11:52 PM
Jessica Michelle Lopez Valero 552
Tengo que empezar diciendo que tengo un hermano más grande que yo por tres años, el cual se la pasaba contándome historia de terror, por lo que siempre he sido muy miedosa. El recuerdo es de mi fiesta de cumpleaños, número cinco, mi madre decidió que fuera de Blanca Nieves una princesa que a mi casi no me gustaba, compro todo de esa muñeca incluso me vistió igual hasta tenía el mismo corte del cabello.
En la fiesta recuerdo que le hice un berrinche a mi mamá, porque me quería quitar el vestido, para andar corriendo y jugando, pero no me dejo, mi prima y mis dos mejores amigos decidieron quedarse a jugar con migo, por lo que nos pusimos cerca de la entrada al patio y un poco apartado de los demás, era un juego con el que mi hermano me había asustado (pero a nosotros nos gustaba la mala vida), se trataba de hacer una cruz con los lápices, los amarras con un hilo invisible, y sientes como se quedan pegados, en el momento que yo sostenía los lápices, llega un payaso, preguntándole a un tío “dónde está Michelle”, al parecer de los cuatro fui la única que se dio cuenta, y en ese entonces, yo les tenía mucho miedo a los payasos, por lo que al verlo y sobre todo escuchar que preguntaba por mí, grite, avente los lápices y me levante, (todo al mismo tiempo), en eso dice el payaso con sarcasmo el cual yo no comprendí “ha ya sé dónde está”, ese comentario me asusto más por lo que salí corriendo, mis amigos al verme salieron corriendo junto con migo, pensando que era algo relacionado con el juego, nos encerramos en mi cuarto hasta que llego mi papá y me dijo que los payasos eran personas buenas y me convenció de salir y poder acercarme.
14 febrero, 2012 a 11:51 PM
pabloguadiana
CALIFICACIÓN: 50 PUNTOS.
16 febrero, 2012 a 6:46 PM
Maricela Ramírez (552)
Hay Michelle yo opino que debiste contar la del «chonguito» esta tan cómica y es inevitable imaginarte a esa edad. Bueno, esta como todas tus historias de pequeña me hacen agradecer el no tener viviendo conmigo a un hermano mayor, porque no se que hubiera sido de mi, pero a la vez hubiera sido tan divertido.
16 febrero, 2012 a 11:20 PM
Lizbeth Guzman Hernandez 552
entiendo muy bien porque huiste, yo también odio los payasos desde que nací, bueno sólo los que están caracterizados!
12 febrero, 2012 a 11:52 PM
Alizú Ayala Grupo:551
Cuando era más pequeña aproximadamente a la edad de 8 años recuerdo que vivía con mi abuela y cerca de su casa, como a unas 4 cuadras, había un parque donde en el centro estaba un kiosco y al lado de este se encontraba una pequeña escuela de deportes donde daban clases de ballet, taekwondo y aerobics. Una noche mi abuela nos comentó a mi hermano y a mí que le gustaría inscribirnos en clases de taekwondo, según ella para aprender a defendernos, así que al día siguiente nos levantó muy temprano para ir a las clases. Al entrar a la escuela mi abuelita pagó una inscripción y ese mismo día nos quedamos a la primera clase.
Al comenzar el profesor se presentó y nosotros tuvimos que saludarlo juntando nuestras manos rectas e inclinando la parte superior de nuestro cuerpo al tiempo que decíamos un saludo en otro idioma, después empezamos a correr unos tras otros alrededor del cuarto donde tomábamos la clase, luego de esto vino lo más emocionante, el maestro se puso frente a nosotros y tuvimos que hacer actividades como tirar distintos tipos de golpes de los cuales mi favorito fue el gancho; también el maestro nos enseñó a tirar patadas, y la que más me gustó fue en la que tuvimos que poner las manos en posición de ataque, el cuerpo de perfil y tirar una patada con la pierna recta, me gustó mucho hacer eso porque al momento de tirar la patada perdí el equilibrio y me fui de lado. Después de esta actividad el profesor nos puso a pelear unos con otros, sin embargo esta fue la peor parte para mí pues otra niña más grande me ganó porque fui muy lenta. Para finalizar la clase el maestro nos puso a correr igual que al principio pero la diferencia fue que tuvimos que saltar un palo que él sostenía de forma horizontal. Recuerdo que en esa primera clase cuando estábamos ya para terminar, mi hermano no alcanzó a saltar el palo por lo que cayó al piso y luego empezó a llorar. Al terminar mi abuela pasó por nosotros y nos fuimos a la casa, donde mi hermano le contó lo sucedido y ella se enojó mucho, y nos dijo que iba a ir a hablar con el profesor para que se pusiera con alguien de su tamaño…
14 febrero, 2012 a 11:49 PM
pabloguadiana
CALIFICACIÓN: 50 PUNTOS
15 febrero, 2012 a 8:07 PM
Noé González
jajaja estuvo divertido
11 febrero, 2012 a 12:45 PM
Adilene Pimentel 552
Eramos, en ese entonces, mis papás, mi hermana y yo. Recuerdo que cuando tenía como cuatro años, estabamos economicamente mal en casa, por lo que casi no teniamos para comer. La casa estába conformada por 1 cuarto, la sala el baño y la cocina.
Un día llegó mi abuelo, se estacionó y llegó a la sala y le dijo a mi mamá que si le hacia algo para comer, en eso ella le contesta que ahorita le haria unos huevos. Como mi abuelo era fanático de los chiles rellenos, le pidío que si le hacía eso, a lo que mi mamá respondío, deje voy a comprarlo. Ahorita regreso. En eso mi abuelo atravesó la sala y el cuarto y llegó a la cocina, y abrío el refrigerador y vió que no teniamos más que huevos y otras cosas. Se levantó y dijo, ahorita regreso.
A su regreso, llegó con muchas bolsas de mandado y emocionadas mi hermana y yo buscabamos entre ellas, mientras mi mamá lo acomodaba en el refrigerador. En eso yo no ví cajas de cereal, por lo, lo primero que hice fue decirle: » Abuelo no trajo confleis» y salí llorando. En eso mi abuelo se va y regresa con 4 cajas, solo por complacer a su nieta y yo bien contanta.
Cuando mi papá llegó de trabajar y le contaron lo que había pasado, se río y me dijo que debia conformarme con lo que tenía, que si no se podía más ni modo, que todo en la vida cambiar y como a veces se puede estar bien, a veces no se puede.
Y desde entonces, pido lo que me puede dar.
11 febrero, 2012 a 1:24 PM
pabloguadiana
Adilene
Gracias por tener el valor de compartir con nosotros este momento de vida. Lo único que sé es que así se construye la Felicidad, con momentos tan sencillos y simples que se quedan en el corazón: «una caja de confleis». Espero que ahora no seas tan fanática de «ese» cereal con alto contenido den azúcar que se queda en las capas abdominales. Saludos y espero escucharte en el salón de clases en la sesión próxima.
CALIFICACIÓN: 50 PUNTOS
14 febrero, 2012 a 11:29 AM
Yukie suzuki
Adilene muy bonito recuerdo, es raro como con pequeños detalles puedes aprehender grandes cosas.
15 febrero, 2012 a 8:02 PM
Adilene Pimentel 552
Muchas gracias a los dos, y si se puede aprehender mucho. Si aprehender con H!!!
15 febrero, 2012 a 7:49 PM
Castillo Cháidez Yareni Alisai Grupo: 551
Me identifique un poco con tu recuerdo…!
15 febrero, 2012 a 11:27 PM
Marco Antonio Núñez Rodríguez (551)
Gracias por compartir algo tan tuyo con todos!
15 febrero, 2012 a 11:31 PM
Guevara Román Karla Alejandra
aiii que linda tu historia, es de esas que tienen un hermoso final feliz. Yo siempre, desde pequeña y nadie sabe la razón, porque nadie me enseño a ser así, siempre he pedido lo que es justo, lo que necesito y lo que se que me pueden dar. Esa es una buena lección de vida.
15 febrero, 2012 a 11:46 PM
Kimberly Amairany Guzman Parra 552
Gua Adi esta super lindo tu recuerdo, cosas como esta son las que nos hacen fuertes en la vida y que mejor que recordarlas como algo lindo y comico. Exelente recuerdo…
16 febrero, 2012 a 7:12 PM
Adilene Pimentel 552
Gracias a todos por sus comentarios, pero si tengo gratos recuerdos con mi abuelo que en paz descanse. y Karla, nos hayan enseñado o no, el saber valorar lo que uno tiene, nos hace mejores personas.
20 agosto, 2011 a 12:37 PM
Claudia Lizette Cotto Arango
Bueno, la verdad yo siempre e tenido muy mala memoria, creo que mis recuerdos más cercanos son de la secundaria en adelante, pero haciendo un gran esfuerzo y apoyándome de un álbum de fotos pude recordar que de niña me gustaban mucho las muñecas, por lo que tenía una colección de ellas, tenía aproximadamente unos cuatro años cuando un día en el cuarto donde estaba la cama y un juguetero alrededor de ella, me propuse acomodar todas mis muñecas en el juguetero, lo que inició bien porque empecé a acomodarlas de abajo para arriba, pero cuando ya no había lugar en la parte de abajo, me trepé como changuito para poner acomodarlas más arriba, cuando ya casi terminaba de acomodarlas, al perecer por el exceso de peso de las muñecas y por mi peso e impulso que hacia para poder alcanzar la parte más alta del juguetero, de pronto no supe como paso pero vi que todas mis muñecas se venían para enfrente junto con el juguetero, me asusté mucho y mi primera reacción fue salir corriendo gratando como loca, se escucho un ruido y cuando llegué a la cocina donde estaba mi mamá, me preguntó que tenía y que había sido ese ruido a lo que yo le contesté que nada, fuimos al cuarto, yo temerosa de que me regañara pero al ver el juguetero sobre la cama y el regadero de muñecas lo primero que hizo fue abrazarme, aunque después me regañó advirtiéndome que no lo volviera a hacer.
20 agosto, 2011 a 12:33 PM
Priscilla Valenzuela García
Dios! no puedo dejar de leer y visualizarme todas las historias
y a ustedes de chiquitos 🙂
19 agosto, 2011 a 11:03 PM
jessica lara
Creo que soy un poco mala para retener recuerdos tan lejanos, pero tengo una excepción, quizá porque fue algo fuera de lo común para una niña de de 5 años.
Estaba en el kinder, siempre me junte con niños, me gustaba jugar carritos y a atrapadas, pero un día en el recreo no pusimos a jugar a los super heroes haha y llegaron otros niños que querían jugar a los vampiros, se levantaban los cuellos de las camisas blancas escolares y corrían atrás de los demás para asustarlos, nos integramos al juego, pero había un niño que se tomaba muy enserio el papel de vampiros, solo recuerdo que subí a la resbaladilla y al bajar oí a Oscar (no se, pero nunca olvidare ese nombre) decir, yo soy vampiro y vuelo, después de eso termino en el suelo descalabrado, desde ese día jamás lo volvía ver.
19 agosto, 2011 a 10:54 PM
Selene Correa de la Parra (Gpo. 553)
Mi recuerdo mas lejano es también de los mas borrosos que tengo
pero que lo poco que hay en mi memoria me sigue causando alegría.
Cuando tenia 4 años aprox. fui por primera vez a Disneyland con toda mi familia; mis primas y yo completamente uniformes usamos sudaderas de Mickey en color gris y viceras para cubrirnos del sol (lo recuerdo por fotos que tenemos de ese día).
Estabamos más que emocionadas y aunque no recuerdo la mayoría de los juegos, el único que quedo marcado fue The Haunted Mansion, por ser tan chicas eramos muy miedosas y mis tios querían subir así que nos metieron al juego con mentiras diciendo que Mickey saldria del techo en forma de Superman. Ya dentro del juego al ver los »fantasmas» por todos lados lo único que logré hacer fue cerrar mis ojos fuerte y apretar a mi mama lo más que pude. Al salir casi lloraba, pero con un pequeño sombrero con mi nombre grabado en la parte trasera, mi mama (inteligentemente) me pudo callar.
Después de Disney, nos hospedamos en un hotel cerca de allí y lo que nunca nunca sale de mi cabeza es el despertar en un cuarto completamente blanco y mirar un Microwave del mismo color (no se porqué es lo que mas se quedo grabado en mí). Pero despertar así fue tan tranquilo y relajante, que cada vez que despierto busco ese tipo de sensación y aunque no siempre lo logro, cuando sucede es realmente extraordinario.
19 agosto, 2011 a 10:22 PM
Marisol Muñiz
cuando estaba en la primaria, mi mama me bañaba por las mañanas y despues me ponia mi uniforme para poder llevarme,
un dia de tantos como siempre me baño y me puso el uniforme, pero yo tenia mucho frio y le queria decir pero me daba miedo que me dijiera algo o me pegara,( no se por que sentia eso) ya una ves que estaba cambiada me dijo que me fuera a desayunar cereal, por que ya era muy tarde le dije a mi mamà ya que ibamos de salida que no me habia puesto unos calsonsitos y que por eso tenia mucho frio. y se empezó a reir y reir mucho.
19 agosto, 2011 a 10:17 PM
Abraham Molina
Nunca me había puesto a pensar en esto, pero ahora que hago el esfuerzo de recordar vienen a mi mente muchísimos recuerdos, son tantos que me es difícil recordar con exactitud cuál es el más lejano.
Tal vez el más lejano es uno que tiene que ver con mi abuela: yo tenía (probablemente) tres años, me acuerdo que me gustaba caminar por un pasillo que daba justo a la sala de mi casa, ahí era donde mi abuela miraba sus telenovelas. Yo jugaba con un pequeño carro rojo de cuerda, ahora creo que tenía forma de bocho, pero seguramente era otra marca, me sentaba en el final del pasillo y le daba cuerda al carro, mi abuela lo tomaba, le daba cuerda y me lo regresaba, recuerdo que así pasó bastante tiempo, (seguramente fueron no más de 10 minutos pero lo sentí una eternidad) todo estaba marchando perfectamente, yo era feliz con mi pequeño carro rojo de cuerda,hasta que llegó mi maestro de piano y todo lo divertido del carro se acabó, fue en ese momento en que mi amor por el piano se esfumó.
19 agosto, 2011 a 10:17 PM
Laura Rosario Bueno Medina
Creo que tenia cuatro años o poco mas, mi hermana acaba de llegar del kinder, ella es un año mayor que yo. Mi mamá nos había comprado dulces y jugo al salir mi hermana del kinder, en una tienda cercana y después de que comiéramos nos los daría, entonces muy obligadas, mas yo en realidad, nos comimos casi todo lo que nos dio, cosa que fue un tremendo esfuerzo para mi, porque yo regularmente comía como pajarito, muy poquito y muy despacio, lo contrario de mi hermana. Pero como yo quería dulces, hice un gran esfuerzo por comer un poco mas de lo normal, sin embargo fue algo frustrarte porque mi hermana termino rápido su comida y mi mamá le dio sus dulces y su jugo y ella muy contenta se sentó frente a la televisión a ver las caricaturas, degustando sus dulces, mientras yo me veía obligada, casi atada a la barra de la cocina comiendo esa extraña comida que mi mamá repetía y una y otra vez era buena para mi salud pero que a mi no me sabia a lo que ella decía, y no podía huir, no porque no quisiera, sino porque el piso queda lejos de mis pies y mi madre amenazaba con no bajarme hasta que terminara la comida, por ello tuve que hacerle caso y comer y comer. Rato después, cuando mi hermana tenia la mitad de sus dulces y las caricaturas estaban llegando a su fin, yo estaba por terminar mi comida y mi madre seguía ahí paciente esperando el momento, viéndome disfrutar cada cucharada de comida, hasta que termine y de inmediato alce los brazos en señal de «ya puedo bajar mami», y así fue como mi tortura termino, desesperada corrí hacia el otro lado de la barra cuando me puso en el suelo y jalándola a ella le pedía mis dulces y mi jugo, pero mi hermana se encontraba ya esperándome para ir a jugar, y nose como y de que manera me convenció pero fui con ella al patio a jugar, ella me paseaba en el triciclo rojo que había llegado a la casa cuando nuestro hermano de 7 años había nacido y que aun se conservaba en perfecto estado por el poco uso que le había dado. Yo iba en la parte de atrás de triciclo, riendo por el aire que me daba en la cara mientras mi hermana daba vueltas y vueltas, agarrada de sus hombros y de pie sobre el triciclo había olvidado los dulces, hasta que mi hermana topo con una piedra, yo perdí el equilibrio y termine siendo arrastrada por el triciclo, que mi hermana seguía manejando como si yo estuviera aun de pie y reía y reía y yo me raspaba y me raspa, pero no encontraba la manera de zafarme, hasta que mi mamá salio y al verme grito, «Kenia, tu hermanita, se esta golpeando» y mi hermana en ese instante voltio a verme. Corrió mi mamá a levantarme y entro cargándome a la casa, mi hermana de tras de ella diciendo a gritos que ella no había querido lastimarme y llorando porque «la niña estaba pequeña y le dolía su cortada» yo si llore pero cuando mi mamá limpio mis raspones, pero al final contenta quede por que me dieron mi dulces y mi jugo, acostada en la cama, mi hermana me acariciaba el cabello y veíamos la película que tanto nos gustaba.
19 agosto, 2011 a 10:54 PM
Laura Rosario Bueno Medina
Grupo 551
14 febrero, 2012 a 11:38 AM
Yukie suzuki
ohhhh este recuerdo es bello, me hiso recordar lo que yo queria que fuera mi infancia =(
19 agosto, 2011 a 9:31 PM
Bruno Mora
El recuerdo ( o los recuerdos) más antiguos que tengo son cuando me quedaba en las tardes en casa de mis padrinos, creo que tenía como 4 ó 5 años. La casa era muy chica, pero estaba en un terreno muy grande, y las casas de alrededor no tenían cercas o algo similar, por lo que podías pasar a las otras casas sin problema. Solía quedarme en 2 partes jugando, dentro de la casa en un jardín donde tienen una gran cantidad de animales, desde cuyos, conejos y gallos, hasta un pequeño pozo hecho de piedra con peces. En el terreno sin casa hay un árbol que parece tener más de 60 años, me la pasaba dando vueltas en una moto power wheels, hay podía pasar el tiempo dando vueltas o escondiéndome en los matorrales que había alrededor y jugando con los vecinos.
19 agosto, 2011 a 9:04 PM
Romero Ramírez Ana
Recuerdo que cuando tenía 5 años y me encontraba en el jardín de niños, algunos recreos me ponía supuestamente a platicar con un niño y digo supuestamente porque en realidad ni siquiera hablábamos ya que solamente nos sentábamos en unas bancas que se encontraban cerca de los columpios y nos mirábamos y sonreíamos sin razón alguna. Una tarde mientras me encontraba en el salón de clases una compañera de nombre Julia, se acercó a mi mesa de trabajo y me dijo que ella me podía hacer citas para platicar con el niño del otro salón, y yo pues como ni siquiera le hablaba a mi compañero pues acepté.
Así pasaron los día y nunca tuve ninguna supuesta cita, ya que mi compañera Julia siempre me decía “Hoy no pude arreglarte una cita, porque tu mamá va a venir a la escuela y no quiero que te regañe” y yo pues asustada le decía que mejor otro día pues no quería que mi mamá se diera cuenta. Y así día tras día mi compañera seguía diciéndome lo mismo, y aunque mi mamá jamás iba a la escuela yo le seguía creyendo e inclusive estaba a punto de preguntarle a mi mamá si era cierto que durante el recreo iba a ir a la escuela pero nunca me anime porque sentía que me descubriría.
Después de un tiempo me di cuenta que mi compañera solamente me estaba engañando y mintiendo para arruinar mi relación amorosa xD
14 febrero, 2012 a 11:41 AM
Yukie suzuki
jajajajaja este recuerdo es lindo y comico me hiso pasar un buen rato
15 febrero, 2012 a 11:29 PM
Karen Vázquez (552)
haha que chistoso, he ahí la ingenuidad de algunos niños y la viveza de otros:) íbamos en el mismo kinder, por eso me es más fácil ubicarme dentro de el.
19 agosto, 2011 a 8:45 PM
Priscilla Valenzuela García
Mi historia es chistosa, al menos para mí ahora que la recuerdo. Me paso un día de aquellos del año 1995, tenia 4 años; en ese entonces no vivía en Tijuana, sino en Aguascalientes, mi casa era chiquita y tenia mucho pasto enfrente y estaba ubicada en un fraccionamiento súper tranquilo donde los vecinos dejaban salir a sus hijos a jugar a la calle sin temor de que nos robaran o algo parecido. Bueno, lo chistoso de todo esto es que yo de niña era la persona más tímida de todo Aguascalientes, lo contrario de ahora, mi mamá siempre me decía: » Ser tan vergonzosa no es bueno», era demasiado cohibida, y por lo mismo todos los días me mandaba a la tienda a mi sola, según ella para alistarme para la vida, porque hasta para comprar dulces (paletas gudupops) me ponía roja.
Ese día como todos los días fui corriendo a la tienda de enfrente, recuerdo que mi mamá se quedo parada en el jardincito viéndome como cruzaba la calle. Yo traía 3 pesos en la mano, entré a la tienda, compre cerillos y salí realizada con la frente en alto viendo a mi mamá desde lejos, era fantástico para mí comprar ,porque sentía que mi mamá se enorgullecía; caminaba con mi sonrisota cuando de repente escucho que la vecina grita: »SIMBAAAAAAA», sí, era el perro boxer más enorme de toda la colonia que venía a toda velocidad atrás de mi , yo reaccione y mi instinto de supervivencia fue correr cerrando los ojos en línea recta, mientras escuchaba entre risas y gritos de mi mamá que decía, ¡Priscilla párate, solo quiere jugar!(obviamente no te paras cuando sabes que una bestia del doble de tu peso babea por tu carne), y seguí a corriendo. Después de eso solo recuerdo que me elevé, era mi mama que me había cargado para salvarme porque yo casi me estampo con un carro al ir con los ojos cerrados. Cuando los abrí, solo recuerdo que entre llanto le dije, “ese león me quería comer y tu te estabas riendo”r,r
14 febrero, 2012 a 11:44 AM
Yukie suzuki
de hecho si es bastante comico tu recuerdo, pero tambien es lindo
15 febrero, 2012 a 11:33 PM
Karen Vázquez (552)
que ternura, eso también me causó risa, imagino tu cara, es lindo tu recuerdo:)
19 agosto, 2011 a 8:27 PM
Ivette Patricia Andrade / 553
Mi recuerdo más lejano fue cuando yo tenía como 3 o 4 años, mi imaginación era demasiada. Recuerdo cómo alguna vez estaba viendo una película, ahora estoy segura que era la de Mary Poppins y me encantaba cuando la señora salía volando en su paraguas, me emocioné tanto que cuando se acabó la película, fui a mi cuarto y lo siguiente fue dramatizar la película. Empecé a recoger la cobijas, todos los muñecos de peluche que encontré y el colchón de mi pequeña cama hacia el centro de mi cuarto y cuando volteo a ver de donde emprender mi vuelo junto con un paraguas, decidí subirme al closet que hasta la fecha lo sigo viendo muy alto, subí y cuando estaba hasta arriba pensé en aventarme, me dió miedo pero estaba a la vez muy emocionada, cuando por fin me aventé me encantó tanto que volví a hacerlo cuantas veces pude ese día, después lo seguí haciendo casi todos los días, hasta que un día mi mamá llega a mi cuarto y se da cuenta que estaba allá arriba, se asustó tanto, pero cuando caí a las cobijas y empecé a reírme, me acuerdo como ella también empezó a reírse. Ahora siempre nos acordamos de la gran imaginación que yo siempre tuve y de las mil y una travesuras que hice cuando yo era niña.
19 agosto, 2011 a 7:51 PM
renatapicasso
Buenas tardes… 😀
Mi primer recuerdo de la infancia… del mas lejano que me acuerdo es el de hacerle una broma a mi mama.
Estabamos comiendo toda la familia, tenia como 3 años y estaba un mi banquito, mi hermano y yo fuimos los ultimos en terminar de comer, el es 3 años mayor que yo y siempre tenia ideas para hacer bromas, segun nosotros (mi hermano y yo) ibamos engañar a mi mama, el ocupaba de mi ayuda entonces lo hice (el decia que hicieramos algo y yo siempre decia si a todo) consistia en que el iba a finjir su muerte y que yo iba a correr toda asustada con mi mama a decirle la tragica noticia, entonces sucedio, el se tiro al piso y yo gritando mama mama mama!!!!! Ruben se esta muriendo!!!!!! mi mama obviamente sale corriendo de la cocina, fue al comedor y lo vio en el piso, mi mama casi casi se moria ahi, mi hermano no aguanto y se empezo a reir por consecuencia yo tambien y mi mama estaba mas enojada que nunca, nos dio una regañisa y nos prohibio volverle a hacer bromas.
Realmente no recuerdo tantas cosas de mi infancia, tengo imagenes muy vagas de ellos, pero ese momento si fue inolvidable para nosotros, como otros tantos que vivi con mis hermanos.
19 agosto, 2011 a 7:39 PM
León Martínez Christian (551)
El recuerdo mas lejano que tengo (aunque algunos no lo crean) me sucedió cuando tenia entre un año o dos, y solo son pedazos de recuerdo es decir pequeños momentos del mismo acontecimiento. Bueno para empezar a mi madre en aquel entonces le gustaba tener pequeñas macetas donde metía flores, y arreglos pequeños, (como de esos que parecen de ´´mentiritas´´), recuerdo que yo me encontraba en el patio (jardín, el único que recuerdo haber tenido), en una andadera y que usaba un playera blanca, después recuerdo haber visto algo pequeño dentro de una maceta, era verde y se veía muy bello, aunque lo intentaba tomar no podía pues se encontraba en un lugar un poco mas alto del que yo podía alcanzar, aun y cuando ese lugar parecía no estar a mi alcance, logre lo que buscaba y obtuve esa preciada ´´macetita´´ que contenía algo, que a mi parecer era bello. Momentos después solo recuerdo llantos de mi parte y mi madre corriendo hacia a mi.
Años después entendí que aquella ´´macetita´´ tenia un pequeño ´´nopalito´´de esos que tienen muchas espinas (demasiadas para saber cuantas) y que yo lo había agarrado con mucha fuerza y obviamente me había espinado, de este recuerdo les puedo decir que durante mucho tiempo me desagrado el color verde, por supuesto odio los nopales (mas si son chiquitos) y que me quitaron aquellas ´´espinitas´´ de las manos con chicles, ya que eran tan pequeñas que no se podían sacar con pinzas solo por medio de chicles que hacían que las espinas se pegaran en estos. FIN
19 agosto, 2011 a 7:21 PM
Jiménez Gaeta, Nilsa Sayuri (553)
Cuando tenía alrededor de 5 años tenía una tortuguita que se llamaba “Tom”, mis vecinitos siempre iban a mi casa a verla porque era “la novedad” en la privada, así que un día fui a la casa de mis vecinitos (de la casa de al lado) a jugar y Juanito (de mi misma edad) me pidió de favor que me llevara la tortuga para jugar con ella y así lo hice. La pusimos en el lavabo de su baño y le pusimos agua, jugamos con ella por unos minutos, pero después nos aburrimos y nos fuimos a ver la televisión; después de varias horas decidí irme a mi casa, así que subí las escaleras y llegué al baño para recoger a mi tortuga. El lavabo tenía una coladera sin rejilla, era de las que tenían un tapón de hule con una cadenita, cuando llegué el lavabo estaba destapado y no tenía agua, ni a mi tortuga. Pensé que alguien la había cambiado de lugar, entonces le pregunté a los demás si la habían visto…resultó que el hermano mayor se lavó las manos y destapó el lavabo sin ver a la tortuga, por lo que ésta se fue por la coladera. Fue un momento algo dramático para mi niñez, la mamá de mis vecinos trataba de sacarla con una cuchara, pero no la veía. La señora se sintió tan culpable que me regaló 2 tortugas nuevas, con su casita de plástico y con una palmerita.
19 agosto, 2011 a 6:52 PM
Cynthia Bustillos
Fue hace diecisiete años, cuando apenas tenia cinco. Vivia en ese entonces en un departamento de dos recamaras en la colonia El Lago. Mi madre, aseaba la casa, mientras mi prima, Alma, cuatro años mayor que yo, mi hermana Jocelyn, tres años menor y yo jugabamos a las barbies. Recuerdo que solo teniamos un ken en ese entonces, y mi prima y yo lo peleabamos mucho. Mi hermana muy pequeña, no entendia la diferencia entre una mona y un mono, asi que a ella le dabamos la mas fea. Alma y yo siempre queriamos las mismas cosas, peleabamos todo el tiempo que ella iba a nuestra casa. Con mis juguetes nunca fui egoista, pero el ken no lo prestaba. Tome mis muñecas, y mi ken desde luego, y me fui al cuarto de mi madre a jugar. A los minutos entra mi hermana Jocelyn, y me dice tello fubar (quiero jugar), y jugamos. Mi prima se asoma al cuarto y me pide jugar tambien, pero yo no quise jugar con ella. Un rato despues le habla a Jocelyn y la empieza a cuquear con fruta, y yo me quede sola. No se cuanto tiempo mas estuve jugando hasta que me aburri. Sali del cuarto de mi madre y en eso veo que mi hermana trae un cepillo en la mano, se da la vuelta hacia mi y con toda la viada hacia atras, donde se encontraba mi prima con la bocota abierta, gritandole, pegale, pegale, arroja el cepillo y le rompe el diente incisivo central del maxilar inferior, de momento no lloro, pero yo si me burle mucho, tengo muy presente justo ese instante en el que sono el fregazo. Una vez que se vio en el espejo y vio que se le habia quebrado el diente, fue cuando lloro. Hasta la fecha tiene ese hueco, ya que como no se lo atendio en muchos años la dentadura se le fue cerrando y no le quedo el espacio suficiente para ponerse otro diente. Ahora mi prima se rie de modo que no se le vea ningun diente del maxilar inferior.
19 agosto, 2011 a 6:49 PM
Rosa Angélica García Rodríguez (551)
Tengo un recuerdo de mi graduación del kinder cuando tenia unos 6 años, donde sales en el típico bailable disfrazada con un traje que te avergüenza hoy en día cuando vez las fotos. Primero me tuve que levantar muy temprano porque la graduación era en la Casa de la Cultura Tijuana y estaba algo lejos de mi casa, mis papas y mi hermana fueron conmigo y nos fuimos en el carro de mi papá que parecía una lancha azul marino. Al llegar como yo tenia que bailar estuve con mis compañeros en un salón de baile con unos espejos grandes y una alfombra que la verdad estaba medio fea. Estuvimos como media hora sentados todos los niños con nuestros trajes de primavera, yo era una flor morada, mi traje era un leotardo con medias verdes y un pedazo enorme y redondo de cartón en la cabeza que mi mamá había hecho con papel de china morado y amarillo para que pareciera una flor, que además tenia que sostener esa cosa con mis manos porque estaba algo pesada.
Media hora parece poco pero para ser una niña de 6 años me pareció una eternidad, por fin salimos a bailar al teatro y al terminar me tomaron una foto con una cara que reflejaba mi felicidad por cargar el peso de mis pétalos de flor. Después de bailar todos los graduados salimos con nuestro uniforme bien planchadito una falda blanca escolar, un cinto color papaya, una corona de flores y mi blusa blanca. Antes de irnos nos tomamos la foto familiar en las puertas de la Casa de la Cultura con mi diploma en las manos. Obvio yo estaba esperando mi premio de graduación: fue entonces cuando salimos al estacionamiento y yo no veía que mis papas me hubieran comprado algo, lo cual no me hacia muy feliz.
Estábamos parados afuera del carro y mi papá me dijo: ¡¡Cierra los ojos te tengo una sorpresa!! Yo muy emocionada me tape los ojos con las manos y ¡¡¡Tómala!!! Estaba parada muy cerca de la puerta del carro y mi papá me dio un buen golpe cuando la abrió, por lo que obviamente empecé a llorar porque si que me dolió, se arruino la sorpresa que me tenían y me gane un cuerno en la frente. Mi papá aun así me dio la típica estatua de yeso de la niña con toga que se acaba de graduar. Esa ha sido la única vez que lloré en una graduación y no fue porque ya no vería a mis amigos o cosas así por la que todos lloran, sino porque mi papá me había dejado un cuerno por pegarme con la puerta del carro.
19 agosto, 2011 a 6:06 PM
Isamara Díaz Fernández (551)
El recuerdo más lejano, es cuando tenía aproximadamente 2 o 3 años de edad, estaba en el parque con mi papá, ya era tarde; yo estaba saltando sobre el juego del bebeleche (o avioncito) que estaba pintado sobre el cemento, (aunque no sabía jugar, solo saltaba sobre los números), en eso comencé a correr detrás de mi papá, que se fue corriendo hacia lo que parecía una especie de laberinto, eran como paredes en forma de triangulo y con colores pastel; lo seguí hasta ahí, y cuando entre al laberinto no encontraba a mi papá, por mas que corría no lo veía, creo que me sentía un poco asustada, y entonces escuche una voz que me grito: «isa», y de inmediato gire, y estaba mi papá con una cámara, que en cuanto lo mire me tomo una foto y solo recuerdo que vi el flash y corrí a abrazarlo.
19 agosto, 2011 a 5:57 PM
Andrea Itzel Sosa Solorio. 553
Un recuerdo que tengo muy claro es de cuando yo tenía 6 años e iba al kínder. Debido a que mi mamá era maestra de primaria y la escuela en la que daba clases estaba a dos cuadras del kínder yo tenía que irme con ella a las 8am (hora en que ella empezaba a trabajar) a pesar de que mi hora de entrada era a las 9. Como ella no podía estar saliendo del trabajo todos los días para llevarme al kínder, ni yo podía estar con ella en sus clases porque la distraía hizo un acuerdo con una señora para que de 8 a 9 me llevara a su casa, después a mis clases, a las 12 fuera por mí y me volviera a llevar a la primaria ya que mi mamá salía de trabajar a las 12:30. El día en cuestión la señora le dijo a mi mamá que tenía algo que hacer al medio día y que no iba a poder ir por mí a lo que mi mamá le dijo que estaba bien y que ella iría a recogerme. Las actividades en el kínder transcurrieron normalmente y a la hora de salida, como era de costumbre, todas las mamás ya estaban esperando a sus hijos y se iban yendo por lo cual la escuela siempre se vaciaba rápidamente pero después de varios minutos en los que solamente quedábamos mi maestra y yo comencé a llorar porque se habían olvidado de ir por mí, la maestra trataba de distraerme y hacerme reír pero yo no dejaba de llorar porque pesaba que mi mamá me había abandonado y que nunca iría por mí. Aproximadamente a las 12:20 llegaron dos alumnos de mi mamá que fueron a recogerme y llevarme a la primaria por encargo de ella, la maestra les agradeció pero los hizo esperar un momento más para entregarles un citatorio que tenían que darle a mi mamá.
Aunque 20 minutos no es tanto tiempo, para mí a los 6 años fue una eternidad, recuerdo que mi mamá se disculpó mil y un veces conmigo y que al día siguiente que tuvo que ir al kínder mi maestra le dio un fuerte llamado de atención.
19 agosto, 2011 a 5:05 PM
María Oliverez (553)
Se me vienen muchas imágenes a mi mente ahora que intento explicar sólo una, pero la que mejor recuerdo es una de esas típicas veces que quería ir al trabajo de mi mamá (cuando no sabía lo que era eso), tenía aproximadamente 5 años y quería que mi mamá me comprara una nieve de limón, pero como era su hora de trabajo y estaba muy ocupada no me hacía caso, entonces de la desesperación voltié a mi alrededor y miré a una muchacha que también trabajaba ahí, sentada tranquila en su escritorio viéndome como hacía berrinche, recuerdo que la vi con mucho odio y le dije -«Ya ponte a trabajar no seas huevona»…
Ellas sabían que era porque estaba enojada y se comenzaron a reír, me acuerdo que la muchacha por si fuera poco me llevó a comprarme mi nieve, así que en pocas palabras me salí con la mía.
19 agosto, 2011 a 4:59 PM
Sergio Adrián Zavala González
Sergio Adrián Zavala González
Uno de los recuerdos más lejanos que tengo es uno que me ocurrió cuando tenía 6 años, el cual sucedió cuando me levante temprano para ayudar a mi padre a darle comida al poco ganado que mi abuelo y el tenían. Una ligera caminata de la casa a los corrales, donde atravesábamos los arboles de duraznos, mangos, guayabos, naranjas, entre otros árboles que hacían en nuestra parcela. Después de cruzar por los árboles, pasamos al monte desértico típico de mi pueblo, y a unos cuantos metros se encontraba el corral.
Llegamos mi padre y yo al corral, allí se encontraban algunas vacas, entre ellas una pequeña cría, aún era bonita, tenía un color rojizo que me llamó la atención y después de poner agua en la pequeña pila para que tomaran agua las vacas, decidí acercarme para tocar al pequeño becerro.
Brinque la pila y camine hacia ella tratando de no asustarla y no pisar ninguna de las gracias fecales. Estaba a unos escasos pasos de tocar al becerro, tenía toda la confianza y seguridad como un pequeño vaquero. Estire mi brazo y le toque parte de la pierna trasera, cuando de pronto giró su cabeza, me miró y como todo animal amenazado se defendió dándome una patada en mi estómago.
Desperté en mi cama un poco confundido por lo sucedido y poco después me cuentan que el becerro, ese que consideraba inofensivo, me golpeó en el estómago y caí desmayado una hora. Pasaron algunos días y nuevamente trate de tocar a la cría, pero esta vez ya no sucedió nada malo. Este es uno de los recuerdos que tengo y que creo es el más lejano que tengo, algo bueno recordar esos tiempos, y las tragedias de cierta forma son los más difíciles de olvidar, pero que ahora es divertido recordarlos.
19 agosto, 2011 a 5:00 PM
Sergio Adrián Zavala González
Este recuedo es de uno del grupo 552
19 agosto, 2011 a 3:36 PM
Antonio Basulto Rodríguez
Un recuerdo antiguo?? Bueno, el más antiguo que tengo es de cuando tenía como 9 años. A esa edad era muy normal que mi familia y amigos me molestaran diciéndome que tenía dientes de conejo, aunque realmente a mi no me molestaba porque me gustaban mis dientes, y sí parecían de conejo, los dos dientes frontales eran realmente grandes y estaban derechos y blancos. Recuerdo que siempre al lavarme los dientes los miraba en el espejo y me gustaban. Pues un día estaba en casa de la abuela (típico) jugando con mis primos y andábamos corriendo por el patio de la casa, el cuál estaba forrado en pavimento. Pues al ir corriendo di vuelta muy rápido y mi pie resbaló, haciéndome caer, el problema fue que aun no entiendo como paso, pero caí de dientes en el cemento, y ambos se quebraron un poco, uno mas que el otro, y desde ese día dejé de tener dientes bonitos. Nunca le dije a mis papas ni a nadie, me levante rápido y me senté en el suelo como si nada hubiera pasado, antes de que me viera alguien. Eso sí, no podía ni llorar del golpe que me había dado, porque fue un impacto que hizo que mi cabeza se quedara en pausa, no sabia ni que hacer, el dolor llegaba de dientes a cerebro. Mis dientes…
19 agosto, 2011 a 3:21 PM
Violeta Roxanna Ximello Robles
El recuerdo màs lejano que tengo es de los 4 años, estaba en segundo de kinder en una escuela de monjas y yo era la niña ejemplo del salòn por lo que la maestra me mandò con la directora para un asunto.. los niños de primaria estaban en recreo y pasè como pude por en medio de todos hasta llegar a la direcciòn, hice lo que la profe pidiò y me regresè pero al regresar unos niños estaban jugando futbol entonces al voltear veo a muchos compañeros mucho màs grandes que yo que vienen hacia mi con todo y pelota, por querer agarrarla dos de ellos me avientan y caigo totalmente acostada, no poco a poco, sino vilmente estirada de cabeza a los pies caigo y me doy un golpazo en donde mi cabeza nomàs rebotò, todo lo vi en càmara lenta, me levantè llorando y me fui al salòn, creo que castigaron a esos niños, jamàs supe quienes eran y jamàs lo olvidarè.
19 agosto, 2011 a 3:11 PM
Francisca Saldaña Velazco
Uno de los recuerdos más lejanos que tengo es de cuando tenía tres años y unos meses (eso lo sé porque le pregunte a mi mamá) y es un poco vago, pero aún así trataré de describirlo lo mejor que pueda. Recuerdo que estaba mi papá en una mesa a un lado de la puerta, en ese entonces se dedicaba a cortar moldes de cartón, y como es de costumbre siempre que trabaja está cantando, así que me acuerdo de la canción “allá en mi rancho bonito allá tengo yo un patito que cuando me mira venir el patito le hace cuak cuak, a que mis animalitos”.
Y así le seguía con una amplia lista de animales, la recuerdo bien porque me la seguía cantando unos años más. Pero volviendo al recuerdo, yo estaba debajo de la mesa donde estaba mi papá comiéndome unos tomates con sal, y cada que mi papá decía un animal yo hacía el sonido que era, hasta que quiso que le hiciera como el burro y yo no quería, por lógica él se burló de mí pero aún así no consiguió que hiciera el sonido. Ahora que recordé eso me dio curiosidad y busqué la canción para ver si existía y la respuesta fue que sí, se llama “Mi ranchito” y la canta Las Ardillitas, así que no deliré haberla escuchado.
19 agosto, 2011 a 2:59 PM
Luis Leonardo Piñon Rivera, grupo 552
Mi recuerdo más lejano, realmente no lo es tanto, ya que tenía alrededor de 11 años. Estaba jugando en la calle con 3 amigos a pasearnos por la calle en bicicleta, fue exactamente en el verano del 2003, el punto es, que mi bicicleta siempre era «la que iba más lento» (tal vez porque yo no era tan rápido o porque lo hacíamos en rampas y era más cansado). Un día mis amigos llegaron a visitarme. Yo no tenía intención de salir porque mi bicicleta estaba en reparación, por una llanta ponchada, entonces uno de los del grupo me invito a la tienda de la esquina y otro me ofreció llevar la bicicleta de su padre, para no perder la costumbre de ir en “bici”, recuerdo bien los detalles de la bicicleta, era de un color verde pistache y era un modelo antiguo como la bicicleta de la película de E.T. y tenía un foco frontal. En fin la bicicleta estaba de lujo y era muy veloz (más ligera) entonces ACEPTE sin pensarlo dos veces y mientras se quedaron a esperarnos el resto del grupo. Recuerdo que yo iba extremadamente RAPIDO y por primera vez iba ganando las carreritas, de repente…
…desperté en la banquita que está afuera de mi casa, todo golpeado de la cabeza y tenía fuertes raspones en mi brazo y piernas. Y todos mis amigos y mi familia me observaban muy de cerca, como si tuviera algo que decir, pues resulta que me caí de la bicicleta, porque acelere de más y la cadena se soltó y caí a media calle. Perdí 1 hora y media el conocimiento.
Fue tonto de mi parte, pero aprendí la lección y deje de usar bicicletas…
…como las de la película de E.T.
19 agosto, 2011 a 2:57 PM
Teresa Villalobos
Vilalobos Perez, Teresa de Jesus/551
No tengo idea de cuantos años tenía pero lo más probable es que estaba muy chiquita. Mi casa en esa entonces era my pequeña; dos habitaciones y la cocina. Mi mamá horneaba el pan, yo veía la programación de la televisión. La navidad no tardaba en llegar porque recuerdo que estaba viendo Santa Claus en versión México? (la que trata de una familia pobre y una niña a lo más que aspira es a tener una muñeca y santa se la deja en la puerta de su casa porque los padres no pueden comprársela, ah! Pues esa)
Recuerdo esto porque no se me olvida lo que sentía cada vez que veía santa y al diablo (a parte de que fue ahí cuando los conocí). Por una parte santa me parecía tonto y me daba miedo lo gordo que estaba y so jojojojojo y, por otro el diablo que siempre hacia travesuras y daba malos consejos. En fin que lloré mucho porque no podía entender tanta bondad y tanta ¿maldad?
Mi mama solo me dijo que no creyera en ellos.
19 agosto, 2011 a 2:55 PM
Alejandra Carrillo Vargas
Nuestras mamás son héroes! Un día mi hermano estaba jugando con una regla de madera, de esas que tienen filo de un lado, estaba dándole vueltas con un lápiz, justo en el momento en que yo volteo en su dirección, la regla sale del lápiz y me golpea cerca del ojo. Grité del susto y mi mamá fue a ver qué pasaba. Mi hermano estaba asustado yo estaba asustada, pero mi mamá estaba desesperada! lo regañó mientras me ponía un algodón para que dejara de sangrar y mientras yo le decía que no lo regañara. Hasta la fecha tengo una pequeña cicatriz y renuencia a las reglas de madera. Me gusta ver como muchas de las anecdotas de la niñez tienen que ver con golpes, accidentes y cicatrices.
19 agosto, 2011 a 2:51 PM
José Manuel Martínez (552)
Tengo demasiados recuerdos en mi cabeza muchos buenos otros no tanto. Pero recuerdo uno en particular cuando tenía como 4 o 5 años. Mi familia y yo habíamos ido a pasar el fin de semana en Santa Ana, California, con familia que vive allá. Recuerdo que estábamos en semana santa y que ese día era domingo de Pascua y como típico día de pascua mis tíos organizaron una colecta de huevitos en su patio. El patio era demasiado grande y tenía demasiados escondites, era el lugar perfecto. Una vez que nos dieron la señal de partida todos corrimos, con nuestras canastas en mano, en busca de los tan esperados huevitos. Yo desesperado por encontrar corría de aquí para allá buscando y en eso me tope con mi padrino, quien me señaló hacía un rincón del porche de la casa, comentándome que había visto un huevo por aquel lugar. Apresurado salí corriendo hacia allá en busca del huevo, y en efectivo, estaba justo donde mi padrino había dicho. Al abrirlo, ¡Oh sorpresa! Había 20 dólares dentro del huevo, todo emocionado salí corriendo a decirle a mi mamá y mis primos se dieron cuenta, luego de mis gritos de alegría, entonces todos comenzaron a buscar huevos con dinero, incluso hasta mis propios tíos. Jajajaja. Pero en realidad todo estaba preparado, los 20 dólares los había puesto mi padrino dentro del huevo de plástico para mí. Todos mis primos terminaron todos enojados porque nadie más había encontrado un huevo con dinero. Al final mi padrino tuvo que decirles la verdad para que se les bajara el coraje, mientras yo seguía feliz porque me sentía rico.
19 agosto, 2011 a 2:49 PM
Alejandra Carrillo Vargas
La historia de Frasua me encantó! Pobre maestra, pero que suave tener la oportunidad en el kinder de hacer todas las cosas que no te dejan hacer!
19 agosto, 2011 a 2:43 PM
Alejandra Carrillo Vargas
Al pensar en mi recuerdo infantil más lejano, no pienso en aquellos breves momentos que vienen a mí como imágenes aisladas, jugar con mi hermano, bañarme en el sinc, o la primera vez que monte una bicicleta aún cuando esta experiencia la recuerdo en más de un sentido. Remontarme en el pasado me obliga a ir a mi niñez, cuando ya empezaba a preguntar cosas sobre mi misma y sobre la vida, y aún más, la relación del cuerpo y el tiempo, de la muerte y del alma, el recuerdo más arraigado en mí es cuando, ahora que puedo conceptualizarlo, tuve conciencia de mí como cuerpo, de mí encaminada a morir.
Mi familia es católica, así que frecuentaba la iglesia todos los domingos y fiestas de la parroquia. En algún momento comencé a prestar atención a las ideas sobre la muerte, la “esperanza” de resucitar como Jesucristo lo había hecho, ver a dios, ir al cielo. Así que una tarde, cuando mi mamá y yo caminábamos de regreso a casa, caminamos por la banqueta del Infonavit del Río, los edificios azules en los que quería vivir porque allí tendría muchos niños con quienes jugar, era otoño y yo trataba de caminar sobre los montones de hojas que se pegaban a las esquinas. Tomaba a mi mamá del brazo y entonces le pregunté:
-¿Todos nos vamos a morir verdad?
-Sí, todos.
-¿Y qué pasa con el cuerpo de la gente muerta?
-Ah, pues los meten en una caja, los velan y después en el panteón los entierran, y ahí se quedan y con el paso del tiempo se los comen los gusanos.
En ese momento todas mis ideas confortantes sobre resurrección y Jesucristo fueron basura. Cuando en catecismo te muestran una imagen de alguien muerto que subió al cielo, conserva su cuerpo, se cubre de blanco y a algunos les salen alas enormes y hermosas. Pero en el catecismo no te muestran la imagen de tu cuerpo putrefacto, porque de niño, al menos yo creía, que de alguna forma (mágica quizá) deberías conservar el cuerpo igual que el alma, si no, ¿por qué me mostrarían personas (con cuerpo) en el cielo?
Aún con miedo le pregunté a mi mamá:
-¿Pero se los comen todos, hasta los ojos?
Y ella, de alguna forma creyó que si preguntaba sobre la muerte era porque no me asustaba me dijo:
-Sí, cuando tú te mueras y te entierren, los gusanitos y los bichos que están bajo la tierra se van a comer tu carne y pues todo, tus ojos, tu nariz y todo. Pero no te dolerá ni te darás cuenta, porque ya estarás muerta.
La naturalidad con la que me lo dijo no me alivió. A partir de ese día le tuve miedo a la muerte, y odio a los gusanos que algún día se comerán mis ojos. Además durante algún tiempo puse en duda a mi mamá cuando me decía que no me dolería, y pensaba ¿Cómo podría saberlo si ella no se ha muerto? Después las dudas desaparecieron cuando la medicina confirmó lo que mi mamá me había dicho.
19 agosto, 2011 a 2:18 PM
Angelica Zepeda Jimenez (553)
El recuerdo más lejano que tengo es de cuando tenía 4 años. Mi mamá, mi hermana y mi hermano viajamos a Guadalajara en las vacaciones de verano del 95. Estuvimos allá aproximadamente 30 días. Recuerdo que ya me quería regresar porque estaba ansiosa por entrar a un nuevo año del kínder, porque pertenecía a la escolta de la escuela. El día que veníamos de regreso, nos fuimos desde temprano al aeropuerto para evitar contratiempos, por mientras estuvimos en los lugares que hay ahí. La hora de subir al avión había llegado. Ya estábamos en el avión y a punto de despegar, cuando nos avisan que el avión estaba teniendo problemas técnicos, y no podríamos volar así, que por favor evacuáramos el avión. Todos bajamos y nos pasaron a la sala de espera. Estuvimos esperando como por 3 horas a que nos dieran alguna respuesta sobre nuestro vuelo. Recuerdo haber visto a las demás personas que volarían conmigo, y tenían expresiones de desesperación y cansancio. Después de la larga espera, nos anunciaron que ya podíamos pasar al avión, que ya estaba arreglado. Pasamos, nos acomodaron, estábamos listos para despegar, cuando del avión comienza a salir humo. De nueva cuenta, nos hicieron bajar del avión por medidas de seguridad y nos llevaron a la sala de espera. Esperamos entre 3 y 4 horas más en la sala. Ya era en la tarde-noche cuando la una de las aeromozas llegò y nos pidió de favor que abordáramos el avión, que esta vez ya no viajaríamos con la misma aerolínea, seria con otra. Esta fue la última vez que estuvimos en la sala de espera, el avión al que nos habíamos subido se encontraba en buenas condiciones, entonces no teníamos ningún inconveniente para regresar a Tijuana. Se supone que teníamos que llegar a Tijuana aún de día, y terminamos llegando a las 11:00 pm.
19 agosto, 2011 a 2:18 PM
Lizbeth Montes Meza(553)
Yo recuerdo que cuando tenía cinco años me gustaba mucho jugar a la comidita, y buscaba plantas las cuales aparentaban ser la comida, usaba de todas las plantas que hubiera y pudiera cortar, preferentemente me gustaba la sábila, ya que podía cortarla en cuadritos y parecía más comida, que si solo picaba una hoja.
Un día le pedí permiso a mi mamá para ir a la casa de mi prima, que es mi vecina, vive a lado de mi casa, en ese entonces nuestras casas no estaban divididas, no había cerco que las separara, podía ir a cualquier hora, pero siempre solía pedirle permiso a mi mamá. Mi mamá me dio permiso y recuerdo que siempre me llevaba un cuchillo de mi casa, para poder cortar la sábila, mi prima tenía su cuchillo en su casa, mi tía no nos prestaba los suyos, el que tenía ella ya estaba destinado para nuestro juego de la comidita.
Me fui rumbo a la casa de mi prima, salude antes a mi tía que estaba ahí, mi prima tomo su cuchillo y nos fuimos a jugar.
Nos dirigimos a la parte trasera de su casa, este lugar era un patio trasero de unos 4 metros de largo a lo mucho, este tenía dos entradas, por ambos lados, siempre entrabamos del lado izquierdo, porque del derecho había unas tablas, y mi tía siempre nos decía que por ahí no nos fuéramos porque nos podíamos encajar un clavo.
Ya estábamos platicando y viendo cual planta íbamos a cortar, pero a mí me pareció un “poco más fácil”, cortar la sábila que estaba cerca de estas tablas, por lo que me acerque y sin darme cuenta estaba cerca de una madera que me llegaba a la rodilla derecha, y justo cuando caminé me encaje uno de los clavos que estaba en la tabla. Sentí un pequeño piquete y cuando mire mi rodilla para ver que me había pasado , de mi rodilla estaba saliendo sangre , un chorro de sangre exagerado, recuerdo que me fui corriendo a mi casa muy asustada, y cuando llegue , mi mamá me preguntó que me había pasado, ya le conté y recuerdo que estaba sentada con un trapito para que no me sangrara tanto, mi mamá me puso toques de violeta, y ni siquiera me regaño, aaaah no olvido que le pregunte a mi mamá si me había vacunado contra el tétano, porque era muy miedosa, y en ese entonces pensaba que si me pasaba algo así me iban a cortar la pierna.
FIN!
Lizbeth Montes (553)
19 agosto, 2011 a 1:23 PM
Nayra Varela Contreras
Mi recuerdo más lejano es a los 4 años, cuando corté mi largo cabello. En ese tiempo mi abuelita paterna me cuidaba mientras mis papás trabajaban, como era la única nieta en ese entonces, practicamente me dejaba jugar en donde yo quisiera. Ese día una de mis tías dejo la puerta de su cuarto abierta; tenía un espejo de cuerpo completo y muchos cepillos, empecé a jugar con mi cabello largo y los cepillos, hasta que dí con unas tijeras. Recuerdo que se me hizo fácil empezar a cortar en diferentes partes. Cuando termine escuché que mi abuelita me hablaba, pero cuando me asomé por las escaleras muy emocionada por que viera mi nuevo corte ella ya no estaba. Así que pasó un buen rato hasta que bajé a la cocina y vio mi travesura. Cuando mi mamá llegó de trabajar me regaño y trato de arreglar mis cortes, pero fue en vano. Y lloré mucho porque según yo así me gustaba mi cabello. Obviamente me tuvieron que llevar con un estilista para que disfrazara la trasquilada que me hice.
19 agosto, 2011 a 1:12 PM
Erick Lopez
Recuerdo que desde muy pequeño me gustaba mucho ir a la casa de la vecina «Doña Eva»,, me gustaba mucho ir porque siempre me daba pan, dulces y cualquier clase de chucherias. Recuerdo que su esposo «Don Joaquín», un señor canozo estaba enfermo de un pie, muy fumador, que cuando iba al centro me traia dulces, ademas me decia que iba a tumbar mi casa con su carro (su carro Carmelo, asi le decia él) a lo que yo le contestaba que yo iba a aplastar su carro con la camioneta de mi papá, que su carro ya estaba bien viejito y que ya no corria nada.
Ademas me gustaba ir porque tenia muchas mascotas, ami me gustaban mucho los animales, aunque los trataba muy mal. Recuerdo que agarraba un gato de color cafe, lo agarraba y me lo llevaba arrastrando de la cola, o cuando le iba bien al gato tenia la suerte de que lo cargara, lo llevaba hasta la camioneta de mi papa, la primer camioneta que tuvo, una roja, lo aventaba a la caja y despues me subia, jugaba con él un rato y despues lo aventaba para abajo y me bajaba y seguia jugando con el pobre gato. Pero inexplicablemente el gato nunca corria, no huia de mi. Yo tenia como 3 años en aquel entonces. Y como todos tengo muchos recuedos buenos y malo, pero este es el mas lejano que tengo.
19 agosto, 2011 a 12:28 PM
Julio Silva
Yo me acuerdo que era un niño de apenas 5 años aproximadamente, no era muy travieso ni nada y a mí siempre me gustaba la velocidad en la bicicleta y vaya como me sucedían cosas, recuerdo que tenía una bici negra, un día se me ocurrió tomar viada desde lejos en la calle, casi dando la vuelta, me fascinaba hacer eso porque frente a mi casa la calle iba hacia abajo, es como una rampa, le di a todo lo que pude al pedal, fui bien rápido, llegue a la rampa(sentía muy suave como iba hacia abajo jaja) y enfrente había una subidita, no me acorde que había un tope ahí, de tanta viada que llevaba una vez que la bici hizo el impacto con el tope me di la vuelta dándome un buen golpe en la calle de concreto, ouch!
19 agosto, 2011 a 12:39 PM
Julio Silva
Grupo 553.
19 agosto, 2011 a 12:18 PM
Oscar Vallejo
Recuerdo que cuando era niño me gustaba mucho jugar solo y estando una vez en el patio jugando con carritos, muy entretenido yo, se me ocurrió voltear a ver una planta de maguey que había en ese tiempo en el patio. Me eché a correr buscando a mi mamá totalmente espantado porque según yo había visto en esa planta un ojo. Me espantó mucho la idea del ojo en la planta pero aparte según yo no se trataba de cualquier ojo, pensaba que se parecía mucho a los ojos del diablo. Encontré a un primo porque mi mamá andaba ocupada y cuando le dije lo del »ojo en la planta» naturalmente no me creyó, pero yo no quería regresar al patio solo, le dije que me acompañara hasta que lo convencí, ya cuando llegamos y le dije que lo viera y contestó que no había nada, me acerqué al maguey todavía con cierto temor y vi que lo único que había era una pequeña hendidura en el maguey y que no parecía para nada un ojo. Pero todavía mucho tiempo después seguí creyendo fielmente que lo que había visto yo en primera instancia sí era un ojo.
19 agosto, 2011 a 10:20 AM
Michelle Franco Tenorio 552
Bueno, tengo muchos recuerdos de cuando era niña,algunos buenos, otros no tanto. sin embargo, uno de los que más recuerdo es cunado tenía 4 años, en el lugar donde vivía a un costado estaba un kinder y mi vecina que también era muy amiga mia, iba en el. Un día hubo un evento en el kinder y mi vecina iba a ir acompañada de su mamá, recuerdo que yo miraba que había juegos y me daban muchas ganas de ir. La mamá de mi vecinita le dijó a mi mamá que si podía ir que ella me cuidaba , a lo que mi mamá repondió que no, yo me puse triste y empezé a hacer berrinche, quería ir y jugar con mi vecina y con los otros niños que veía, después de tanto rogar mi mamá accedió y me dejó ir. Una vez estando en el lugar recuerdo que ver tanto niño y personas me dió miedo,además que nunca me había separado de mis papás,siempre estaba con ellos. Entonces entre en un estado de pánico, en eso mi vecinita me llevó a los juegos y ella, como también era una niña, se puso a jugar y se olvidó de mi. Su mamá confiada en que estabamos jugando se puso a platicar con una señora, en ese momento mi pánico exploto y me fuí a esconder en lo primero que encontré, lo cual fue una enorme llanta enterrada en la tierra. Me escondí en la parte hueca de la llanta y comenzé a llorar como nunca,recuerdo que lo único que quería era estar con mi papás. Después de tanto llorar, mi vecinita me encontro y me dijó ¨qué tienes, no llores¨ y yo no dijé nada,su mamá se acercó y me dijó ¨te quieres ir a tu casa¨ y yo sólo asentí con la cabeza. Me llevaron hecha un mar de lágrimas con mis papás, los cuales se asustaron pensando que me había pasado algo y cuando mi vecina les contó se agarraron riendo y mi papá me dijó ..¨aah pero estabas terca en ir¨…hasta ahí es lo que recuerdo, lo más presente que tengo es a mí llorando adentro de una llanta. Lo que pasó después de que me llevaron a mi casa ya no lo recuerdo.
19 agosto, 2011 a 12:29 AM
Zuriel E. Herrera Beltrán (551)
Mi recuerdo mas lejano es de una pequeña fiesta que mis padres me realizaron en un lugar de Culiacán, Sinaloa llamado «Isla de Orabá», por mi cuarto cumpleaños. A esa fiestecita asistieron pocos de mis familiares, a los que mas recuerdo son a unos primos que desde pequeño me molestaban. El pastel es algo que se me quedó muy presente; era de betún blanco en la base, y la superficie era verde, con una linea azul, simulando pasto y un arroyo. Ahí estaban puestos varios animalitos de plástico, como un venado, un oso, un zorro, etc. (Los cuales conservé después de comer el pastel). Creo que lo importante de este suceso es que esta fue la primera vez que me aplicaron el ya clásico canto de «¡mordida, mordida, mordida!», y pues después de eso ahí ven a un pobre Zuriel de 4 años llorando con la cara llena de betún verde. Ese mismo día, pero en la noche, recuerdo también que estaba jugando con mis juguetes recién regalados, entre ellos estaba un rifle de juguete, como «futurista», con luces, sonidos y disparaba unos dardos de goma. El chiste de esto es que mis padres eran como «anti juguetes violentos» Así que hicieron que «voluntariamente» pusiera mi rifle debajo del auto, para que mi papá le pasara por encima, y así terminaron con un juguete que nunca disfruté.
18 agosto, 2011 a 10:00 PM
Angel Melendrez
Angel Melendrez
El recuerdo mas lejano que tenido es un halloween, no recuerdo bien al edad, alomejor unos 6..7 años, el punto esque estábamos quebrando una piñata (cosa rara para un 31 de oct) y que se caen los dulces, en ese momento me arranco por ellos, uno de morrito pues ¡esta re-piñata uno!, mi primo con los ojos vendado lanza el zarpazo con un bat (que para mi buena suerte era de plastico) y pues ahí quedo, solo recuerdo que aun estaba el sol, cuando desperté era de noche y estaba en mi casa con un parche en la cabeza..
19 agosto, 2011 a 3:03 PM
García Fernández Miranda I.
Eso esta mal…. ¿No te dejó secuelas? 😛
19 agosto, 2011 a 5:31 PM
García Fernández Miranda Isabel
La piñatas son peligrosas. Pero los dulces lo valen.
19 agosto, 2011 a 8:30 PM
Ivette Patricia Andrade / 553
Yo siempre usaba la técnica del sombrero hacía arriba.
Lo bueno que no quedaste con cicatriz como muchos otros 🙂
18 agosto, 2011 a 9:56 PM
Ariana Reynoso Lozano
Tengo varios recuerdos de cuando tenía entre 3 y 4 años de edad, muy vagos, pero lo curioso es que de los que me acuerdo tienen que ver con tiendas, con artículos de ellas y relacionados con fiestas de cumpleaños. Del que más me acuerdo es de cuando me encontraba en una tienda de ropa con mi mamá y mis hermanos. Soy la menor de tres hermanos y mi hermana, la mayor, me lleva nueve años, así que era como su muñeca y le gustaba encargarse de mi, pero como mi hermano es 3 años menor que ella siempre se peleaban, y en una de esas mientras ellos peleaban y mi mamá estaba distraída viendo una prenda de ropa, yo aproveché para correr y esconderme debajo de las racas de ropa, las que están en forma de círculo y me quedé ahí unos minutos. Escuchaba que me llamaban mi mamá y mis hermanos pero yo no les hacía caso, hasta que me asusté cuando dejaron de llamarme y empecé a llorar y salí corriendo para buscarlos. Me encontraron y la verdad no recuerdo si me regañó mi mamá o no, pero de lo que si me acuerdo es que aunque me haya asustado mucho esa vez, lo hice en otras ocasiones más.
19 agosto, 2011 a 2:10 PM
Lizbeth Montes Meza(553)
Ya vez eso te pasa por querer jugarle bromas a tu mamá!
Te fue peor Ari, pero lo seguías haciendo , que barbara hahaha
19 agosto, 2011 a 2:20 PM
Angelica Zepeda Jimenez (553)
yo hacia lo mismo 🙂
19 agosto, 2011 a 3:29 PM
Luis Leonardo Piñon Rivera, grupo 552
oww cuando lei el tuyo recuerdo que, yo me escondia por diversion… hasta que un dia dejaron de buscame y deje de hacerlo hahaha
19 agosto, 2011 a 7:01 PM
Cynthia Bustillos
aaaa mi hijo me hizo eso una vez, pero yo si tarde mucho en encontrarlo, anduve como loca en toda la tienda, hasta que lo escuche riendose de mi, pero asi, risa maldosa, cada vez que gritaba su nombre, la verdad al principio si lo abrace y le di de besos, pero luego, aaa no soporte y le jale las greñas
18 agosto, 2011 a 8:12 PM
Anais Rangel Castro (552)
Mi recuerdo más lejano se remonta a los primeros días del kinder; creo que tenía cuatro años. Estabamos haciendo una de las típicas actividades de recortar y pegar papelitos de colores en alguna figura: en este caso era un pez, rodeado por agua (o al menos una pinta de color azul en mi recuerdo quiere darme la pista de que así lo era). En fin, la razón por la cual este recuerdo se quedó muy marcado en mi memoria es porque por alguna extraña razón yo no podía terminar de rellenar mi pez, viendo como mis demás compañeros terminaban y podían irse, así que empeze a llorar y no dejé de hacerlo hasta que mi mamá llego por mi.
19 agosto, 2011 a 3:07 PM
Alma Guadalupe Castro Ayón
ay anais, pobre de ti, yo también hubiera llorado de desesperación creo.
19 agosto, 2011 a 3:36 PM
Luis Leonardo Piñon Rivera, grupo 552
La desesperación que te da que todos terminen es muy común, como cuando yo hacia un examen en la prepa y todos acabaron y yo fui el último y comencé a llorar hasta que mi mamá llego por mí… jajaja no es cierto… pero tu historia me ENCANTO!
19 agosto, 2011 a 7:19 PM
Cynthia Bustillos
yo tambien recuerdo esas actividades, solo que no las terminaba a tioempo porque agarraba el papel china lo hacia bolita, lo llenaba de baba y los ponia en el popote para aventarselos a mis compañeros
18 agosto, 2011 a 7:22 PM
Patricia Garibi Salas
Mi recuerdo más lejano de la infancia, y el que más presente tengo, tal vez por la huella física que me dejó, es uno que me transporta a la edad de 3 años.
Una tarde, mi hermano mayor, que me lleva 4 años, y yo, jugábamos Súper Nintendo. En ese entonces, nuestra relación era la típica relación de amor odio entre hermano mayor y hermano menor, en la cual, el menor siempre sale perdiendo. Debido a que sólo un control del súper se encontraba funcionando, la pelea dio inicio. Era mi turno de jugar, sin embargo, Adrián, ya entrando en el juego, parecía no tener intenciones de soltar el control nunca, al percatarme de ello, en un momento de desesperación y berrinche, agarré el cuento de Cenicienta, mi favorito, y le di un “leve” golpecito en el lomo. De repente, soltó el control, y yo salí corriendo al patio. Muertos de la risa, caímos en la dinámica del gato y el ratón. Nerviosa, yo volteaba a ver qué tan cerca estaba de atraparme cuando, de repente, aterricé con la barbilla en un escalón de pavimento. Sentí como si me hubiesen puesto una plancha caliente. Mi hermano le echó un gritó a mi madre, que salió corriendo de inmediato.
Cuando me paré, no me había visto la herida, pero sí la sangre que salía de ella. Estaba hecha un mar de lágrimas y creía que me iba a morir. Mi mamá tomó la tarjeta del seguro y nos subimos al carro, con una mano manejaba y con la otra me tapaba la herida. Llegando al hospital, los enfermeros me cargaron hasta la camilla, y claramente recuerdo que el doctor le dijo a mi madre, “no sé quién me preocupa más, si usted o la niña”. Me cocieron la barbilla y salí caminando como si nada hubiera pasado. Al día siguiente, todo se convirtió en una historia que contarle a los compañeritos del kinder, quienes asombrados veían el parche que traía puesto y me hacían sentir como una verdadera heroína.
La historia no termina ahí. Algunos meses después del incidente, mi hermano se encontraba calentando para la gimnasia y el instructor les pidió que subieran y bajaran escaleras, mi hermano dio una mala pisada y se resbaló en uno de los escalones, aterrizando, al igual que yo, con la barbilla. Hasta la fecha, los dos tenemos una cicatriz muy similar que nos permite echarnos a reír y recordar lo sucedido, ya con menos susto.
19 agosto, 2011 a 3:39 PM
Antonio Basulto Rodríguez
Me gusta eso de que ahora ambos recuerdan eso con risas, es un doloroso recuerdo, pero a la vez tierno, pues ambos tienen la cicatriz muy similar.
19 agosto, 2011 a 5:30 PM
García Fernández Miranda Isabel
Me hiciste recordar mis tiempos con el Súper Nintendo. Demasiado intenso tu caso, Patricia. Que bueno que no tienes una super cicatriz que todos podríamos notar.
19 agosto, 2011 a 6:06 PM
Martinez Riveroll Alejandro Gibran
yo también me pelaba así con mi hermano con los juegos :’)
competencia sana 😛
18 agosto, 2011 a 3:14 PM
Rey Frasua Esquerra Niño (551)
El episodio más lejano de mi vida que recuerdo es un día durante mi primer año en el Jardín de Niños, tenía cinco años. Recuerdo que la profesora Lety (una mujer de unos 40 años, blanca, pelirroja, alta, imponente, muy guapa) iba vestida con un traje rojo y unas zapatillas del mismo color. Todos los niños, mis compañeros y yo estábamos sentados en los pupitres pero no nos callábamos. La profesora ese día llegó muy triste (lo noté porque siempre estaba muy animosa), trató de callarnos pero después de varios intentos no lo logró, ninguno de nosotros le hizo caso. Ante tal situación la profesora comenzó a lagrimar, al principio sólo se le corrió el delineador negro, sin embargo después soltó en un llanto desesperado «!Cállense, cállense ya!» comenzó a gritar, inesperadamente se quitó su saco rojo, se tiró al suelo boca abajo, se colocó el saco sobre la cabeza cubriéndose los oídos y comenzó a patalear, «!Hagan lo que quieran, no me importa, ya hagan lo que quieran!» gritaba llorando.
No me importó mucho la situación de la maestra y pensé que era una oportunidad única, corrí a los botes con diamantina de distintos colores (me encantaba usar diamantina y no me gustaba que su uso siempre era restringido, ya que era para todo el año). Tomé goma líquida y comencé a hacer figuras sobre los mesabancos, sobre el piso y después abrí los botes de diamantina, la tomaba con las manos y la esparcía sobre todo lo que tenía pegamento líquido. Recuerdo que mis compañeros hicieron cosas parecidas, comenzaron a agarrar de los distintos materiales que usábamos para la clase, pinturas, pelotas, papel de china, papel constructivo realizando distintas actividades (pintar, recortar, aventar cosas, etc.). A grandes rasgos, recuerdo que era un relajo. La maestra no paraba de llorar y gritar. Al percatarse del escándalo entró la directora al salón y después de eso ya no recuerdo nada. Sólo que ése fue el último día que vimos a la profe Lety. Dice mi mamá que fue despedida, yo prefiero pensar que ella decidió irse.
18 agosto, 2011 a 11:54 PM
Alma Guadalupe Castro Ayón
me encantó como corriste con la diamantina, creo que yo me hubiera quedado toda asustada. Pobrecita tu profesora, tal vez estaba teniendo un horrible día o algo así. Me gusto tu historia, muy dramática y chistosa a la vez.
19 agosto, 2011 a 2:13 PM
Lizbeth Montes Meza(553)
Pobre maestra, seguro era un grupo demasiado inquieto( por lo que cuentas que hicieron), puedo imaginar la razón por que la despidieron,que diga por la que se fueahahahaha. Era un poco impaciente! hahaha
19 agosto, 2011 a 10:23 PM
Abraham Molina
Wow! pobre maestra, pero peor, pobres niños!
19 agosto, 2011 a 10:28 PM
Laura Rosario Bueno Medina
Pobrecita, por eso yo no quisiera nunca ser maestra, los niños son demasiado peligrosos.
18 agosto, 2011 a 12:23 AM
Yadira Nohemí Alvarez Cota
Recuerdo que tenía 3 años de edad aproximadamente, yo era hija única, vivíamos en una casa prestada, no contábamos con nada, teníamos relativamente poco tiempo viviendo en Tijuana, mis padres originarios de Sinaloa se estaba estableciendo. Tengo muy presente los días domingo de aquel entonces porque la actividad se volvió un ritual familiar. Nos levantábamos temprano y mis papas preparaban lonche y hacíamos pequeñas maletas como cuando vas a las albercas, llevábamos abrigos, comida y una televisión pequeñita en blanco y negro portátil. Nuestro destino era la casa que mi papá había adquirido a través de INFONAVIT Xd, hacíamos más de 1 hora de camino, ya que se encontraba en las periferias de la ciudad, era toda una aventura, llegábamos y teníamos que caminar aproximadamente medio kilometro, el fraccionamiento se encontraba en el centro de un baldío, sólo eran 2 cuadras, es decir una manzana con aproximadamente 40 casas. Llevábamos y mis padres revisaban cada domingo que estuviera en perfectas condiciones por fuera, nos metíamos y conectábamos la televisión y nos disponíamos a comer y ver cualquier programa que se mirara mejor que los demás, mis padres platicaban sobre que le irían haciendo poco a poco a la casa, mientras nosotros estábamos sentados en el piso de una casa completamente vacía, pero la esperanza no cabía dentro de la misma, sentada aquí, dentro de mi cuarto, todas las noches, en esa misma casa, recuerdo esos domingos COMO SI FUERAN AYER 🙂
18 agosto, 2011 a 12:00 AM
Jesus Antonio Ramirez. Grupo 522
Un recuerdo muy lejano. Tenía aproximadamente 7 años, mis papás viajaron al Estado de Chiapas, de donde mi familia es originaria, desde la ciudad de Tijuana. Nos dirijimos al río que divide a México de Guatemala a divertirnos un rato. Llegamos, los niños estabamos sobre el río, los papás cocinando, etc. hasta que de pronto se me ocurre ir a un lugar del río donde la corriente pasaba más rapido y con más fuerza, de repente senti como si el agua me hubiese jalado y me arrastro entre el fondo del agua y las enormes piedras que ahi estaban, recuerdo que rodaba y miraba la superficie y el fondo, hasta que sentí un jalón del brazo, mi papá habia sido el único en reaccionar y correr hacia mi, todos los demas se quedaron con la boca abierta y no hicieron nada. Algo que me dió mucho coraje fue que mi abuela lo que hizo fue gritar «pegale para que se le pase el susto» y mi papá creo que no sabía que hacer y me dio una cachetada muy fuerte que casi me empuja hacia el rio nuevamente y me volvio a sujetar y me volvió a pegar en la otra mejilla, lo sorprendente es que no sentí los golpes y termine temblando y asustado. Después de eso ya nadie se metio al agua y solo comimos y nos regresamos a casa.
19 agosto, 2011 a 7:38 PM
Jiménez Gaeta, Nilsa Sayuri (553)
Bueno, pero gracias a la cachetada reaccionaste, que no te de coraje que tu abuela lo sugiriera. xD
17 agosto, 2011 a 11:55 PM
Denise Chantal Martin Luna
Uno de mis recuerdos más lejanos, fue mas o menos cuando tenia unos 5 o 6 años. Fue un día que después de clases mi mamá nos levo a Estados Unidos al restaurante «Coco’s», recuerdo que íbamos saliendo del restaurante, nos encontrábamos en el estacionamiento del lugar cuando un compañero de mi escuela, que al igual que yo íbamos todavía uniformados, pero el iba llegando a comer a ese mismo restaurante. En eso el niño se empezo a bajar del carro pero no se fijo bien cuando estaba cerrando la puerta del carro y derrepente se machuco los dedos con la puerta del carro. El niño se aguanto el llanto y no decia nada hasta que la mamá del niño lo ve y le quita la mano de la puerta, al parecer el niño no quería que lo viera llorar yo. Luego la mamá del niño le dijo a la mia que yo le gustaba al niño y por eso el niño no quería que lo viera llorar. Creo que para mi fue un momento un tanto traumático por que yo solo veia al niño con la mano en la puerta y su cara de dolor, así que mi mamá me tuvo que mover del lugar para que el niño pudiera llorar agusto.
17 agosto, 2011 a 11:55 PM
Denise Chantal Martin Luna
grupo 551
19 agosto, 2011 a 3:00 PM
Teresa Villalobos
Pobre niño! Creo que si fue muy traumatizante pero imaginarlo es gracioso^^
19 agosto, 2011 a 3:10 PM
Alma Guadalupe Castro Ayón
lo que hace el amor… que chistosa y bonita tu historia Chantal
19 agosto, 2011 a 3:39 PM
Luis Leonardo Piñon Rivera, grupo 552
jajajajajajajajajaaa Chantal ROMPECORAZONES! 😀
19 agosto, 2011 a 4:57 PM
Anais Rangel Castro (552)
aww chantal, desde chica conquistando corazones!
19 agosto, 2011 a 5:25 PM
García Fernández Miranda Isabel
Tan rompecorazones Chantal.
19 agosto, 2011 a 6:07 PM
Andrea Itzel Sosa Solorio. 553
chantal! desde chiquita eres una rompe corazones jeje, esta linda tu historia! pobresito niño le has de haber gustado mucho para poderse aguantar llorar después de tan fuerte golpe!
19 agosto, 2011 a 8:34 PM
Lizbeth Montes (553)
que barbara Chantal se tipo de cosas no s olvidan, tan rompecorazones 😀
17 agosto, 2011 a 10:13 PM
Aline Berenice Rodríguez Torres
La fecha era 4 de junio de 1997, en la central camionera de la ciudad de México, lugar del que soy originaria, ese día fue uno de los días mas tristes, pero eso no lo supe hasta años después. Fue el día en el que llegué a vivir a Tijuana junto con mi padre. Ese día mi madre nos acompañó a mi padre y a mí a la central con la promesa de que se reuniría con nosotros en los 15 días próximos, esa promesa nunca fue cumplida. Recuerdo que no lloré porque sabía que mi madre no estaría mucho tiempo lejos de mí. Caminábamos hacía la caja a comprar los boletos para el viaje de dos días y medio. Mi mamá me daba consejos de que me portara bien con mi papá y que no me preocupara que todo estaría bien, así fue y ha sido siempre mientras esté con mi padre. Mi mamá iba arreglada con un pantalón negro y un sueter azul, eso lo recuerdo bien, después de que nos fuéramos ella iría a trabajar. Cuando nos dirigimos a subirnos al camión sólo recuerdo que me dirigió una sonrisa y sus ojos se llenaron de lágrimas, pero fingía no tener nada para que yo no comenzara a llorar también. Sólo le dije «adiós mami, nos vemos muy pronto» y me contestó «si mamita, pronto nos vamos a ver» y mis papás se despidieron y nos subimos al camión. Mi papá se notaba triste pero me decía que no fuera a llorar que pronto la iba a volver a ver. Llegamos a Tijuana el 6 de junio y pasaron los 15 días acordados y mi madre no llegó, pasaron meses y esa llegada nunca sucedió, por eso digo que es un día muy triste, porque en 1997 aún tenía 5 años y no fue hasta el 2005 cuando ya tenía 13 años que la volví a ver. Mi madre nunca llegó porque se le dificultó la situación al ser madre de tres medios hermanos míos que son más grandes, ella sabía que yo estaría bien con mi padre. Pasaron los años y ella se volvió a enamorar, ahora ya tiene una hija de esa relación, hermana a la que también quiero mucho. Ese es mi recuerdo un poco triste, pero del cual me acuerdo con más detalles.
17 agosto, 2011 a 10:14 PM
Aline Berenice Rodríguez Torres
ALINE BERENICE RODRIGUEZ TORRES GRUPO 551
19 agosto, 2011 a 3:43 PM
Antonio Basulto Rodríguez
Lo siento, es triste tu recuerdo, pero sabes, tu papá es una gran persona, muy agradable y amoroso contigo, se notó aquel día de la grabación del programa. No hay muchos papás así, cuídalo mucho :).
17 agosto, 2011 a 9:59 PM
Saúl Alejandro Ramírez Esparza.
Tenía aproximadamente 5 ó 6 años. Recuerdo que la sala de la que entonces era mi casa se conformaba por dos sillones, entre aquellos sillones siempre había un espacio en el que facilmente cabía y en el que solía columpiarme apoyando una mano en cada sillón, al piso lo cubría una loseta y por lo tanto era muy solido.
Nunca olvido que mi papá se cansaba de advertirme -«Te vas a caer Saúl».
Yo simplemente no escuchaba y seguía haciéndolo. De repente, un cálculo mal hecho y caí sin poder meter las manos al suelo. Llorando me levanté con la sangre corriendo desde mi barbilla. Mi padre, con ese caracter fuerte que tiene hizo caso omiso al accidente.
Desesperado por la falta de atención y la cantidad de sangre, le dije a mi papá: «Ahí esta, no que me quieres mucho».
Actualmente este accidente es un buen recuerdo y una buena cicatriz.
19 agosto, 2011 a 1:17 PM
Erick Lopez
Jajaja ami me paso algo parecido, pero yo «patinaba» en la loseta, corria y me frenaba, patinaba segun yo. Igual me decian «Te vas a caer» y un dia tuvieron razón, me cai y me franture el brazo.
19 agosto, 2011 a 3:27 PM
Mafer Gonzalez
awwwwwwwwwwwwww… «no que me quieres mucho» te pasaste de cute! haha que mala onda lo que te paso amigo mío, tambié me di en la mommy en mi cachete a los 3 años haha
19 agosto, 2011 a 8:45 PM
Lizbeth Montes (553)
aaaay Saúl , pobre de tu papá, por eso ahora te compra coches vdd? haahhaha
19 agosto, 2011 a 10:35 PM
Laura Rosario Bueno Medina
La prueba de que los papás siempre saben lo que va a pasar.
17 agosto, 2011 a 9:33 PM
Israel Reyes Sariñana 551
Uno de mis recuerdos más lejanos ocurrió en el verano de 1995, tenía solo 5 años de edad y hasta donde sé era la segunda vez que salía de vacaciones con mi familia al rancho de mis abuelitos en Rodeo, Durango. Era aproximadamente el medio día, toda la familia se encontraba comiendo sobre una mesa grande bajo la sombra de unos portales, recuerdo que yo (por única ocasión en mi vida, no tenía hambre) y decidí comenzar a explorar el lugar. Días antes mi abuelita había comprado unos chivos y yo tenía mucha curiosidad por verlos y jugar con ellos, lamentablemente la experiencia no fue muy buena, así que decidí ir al corral y tomar prestado uno. Recuerdo haber batallado para abrir la cerca, cuando por fin logre abrirla no fue necesario que yo le hablara, ya que mi abuelito a lo lejos miraba lo que hacía, se acerco y con un mecate en mano lo agarro, me tomo de la mano y regresamos al portal con todo y chivo. La familia seguía comiendo y en la plática, mientras tanto mi abuelito lo amarro a un árbol que esta al centro del patio. Yo feliz, me acerque, comencé a verlo, uno que otro intento de tocarlo y movía su cabeza, lo volví a intentar y volvió a moverse, me desespere tanto que decidí dejarlo por la paz pero no me percate que entre uno y otro movimiento brusco la cuerda que lo detenía comenzaba a aflojarse, me di la vuelta, sólo di unos cuantos pasos, cuando escuche algo rápido venir hacia mí, volteé rápido y en cuanto menos lo pensé ya estaba en el piso. Sólo escuche a mi mamá gritar: ¡Israel!, después de estar tirado en el piso sólo recuerdo imágenes rápidas de mi mamá cargándome y diciendo: ¡Te dije que lo dejaras en paz, pero como siempre haces lo que quieres! Posterior a esto, una tía se acerco a mí y me dio un dulce “para el susto”. La experiencia después de eso fue dejar de jugar con ellos y comenzar a comerlos en birria los fines de semana.
19 agosto, 2011 a 3:45 PM
Antonio Basulto Rodríguez
No te preocupes Israel, yo te he estado ayudando en tu venganza, amo comer birria! XD
19 agosto, 2011 a 6:55 PM
Cynthia Bustillos
hay isra, ya se me hacia que eso de no tener hambre era raro, jaja duro el fregazo pero a que rica birria verdad?
17 agosto, 2011 a 8:35 PM
Gabriela Cerrillo
Mi recuerdo más lejano debe ser cuando tenía tres o cuatro años de edad. Las imágenes son muy borrosas, es demasiado vago. Recuerdo que estaba en mi habitación. Era pequeña, apenas y había lugar para una cama individual, una especie de cajonera pequeña, blanca, de dos cajones. Sobre esa cajonera había una televisión pequeña en forma de cubo, era en blanco y negro. En el piso de cemento (que por cierto estaba muy frío, porque recuerdo que era invierno) había un calentón eléctrico, de esos que tenían alambres o algo así al fondo (no conozco a ciencia cierta la composición de los calentadores ambientales) que toman un color naranja vivo cuando encienden el aparato. Y delante de esos alambres tenía una rejilla a cuadros, tal vez por contingencia. El caso es que cada vez que despertaba, mis dos hermanos estaban ahí, aun dormidos o alguno viendo caricaturas, o ambos, dependía de quien despertara primero. Pero aquella mañana, cuando desperté, no había nadie. Estaba sola. Me levanté para encender el televisor (no existía el control remoto… por lo menos no aun para mí). Pero me detuve y vi que el calentón estaba encendido. El color de esos alambres naranja brillante llamaron mi atención y me acerqué. Posiblemente me pregunté muchas cosas, ahora no recuerdo claramente. Pero de lo que si me acuerdo, es que me dieron unas ganas tremendas de tocar los alambres con algo; quería saber qué pasaba… Así que lo primero que me encontré fue un Q-tip (lo que se usa para limpiar oídos) y lo introduje entre uno de los cuadros de la rejilla, acercándolo hasta que toqué el alambre. Rápidamente se encendió el algodón del Q-tip. Lo saqué y quedé fascinada. (Recuerdo que siempre me gustó jugar con fuego, encendía cerillos, palitos, el cabello de las pocas muñecas que tuve, los monitos de plástico de mi hermano, cartón, papel, cohetes y todo lo que se dejara… y claro, me llevé mis buenas quemaduras). El Q-tip se apagó rápido y yo quería más. Así que tomé una lima para las uñas de madera que había en la habitación de mi mamá. Hice lo mismo y comenzó a tomar una tonalidad negro carbón en la punta… salía humo, pero no se encendía!!! Yo quería que se encendiera e insistí un buen rato tratando de lograr una llama. Tanto me adentré en ello que no me di cuenta de que mi mamá estaba en la puerta con los ojos muy abiertos (de por sí tiene ojos muy grandes). Me le quedé viendo con la lima en la mano aun sosteniéndola dentro del calentón.
– Saca eso mensa!!! – gritó mi mamá
Lo saqué inmediatamente, asustada de ver su cara.
Lo último que recuerdo es que mi mamá me jaló de los cabellos y me apartó de ahí. Agarró la lima y el Q-tip del piso y los llevó al baño. Escuché que abrió la llave del lavamanos. La cerró, volvió a mi cuarto apresurándose y con una cara de enojada que daba miedo, así que me metí debajo de la cama. No debí de haber hecho eso, la hizo enfurecer aun más. Si me hubiera quedado donde estaba, me habría dado un par de nalgadas y un buen regaño, como siempre lo hacía. Me ordenaba continuamente que saliera de ahí, pero no la obedecía. Parecía un león enjaulado…
-Ah! No te vas a salir? Vas a ver!
Y fue a despertar a mi papá. Si había algo que mi papá odiaba más que nuestras travesuras, era que lo despertaran temprano en su día de descanso y con malas noticias. Pude escuchar desde debajo de mi cama como mi mamá le contó rápido, pero a detalle lo que pasó. Escuché a mi papá decir «Chin… mad…». Sólo de escucharlo comencé a llorar… yo sabía la clase de monstruo malhumorado que era mi papá y sabía lo que me esperaba.
– «Salte de ahí hija de la ch…» – me ordenó.
Mi papá es de esas personas que dan una orden y te dominan con su cara malhumorada y sus ojos penetrantes. Sabía que si no salía inmediatamente me iría peor. Estaba asustada y llorando, pero con todo el dolor de mi corazón, salí de ahí. Y entonces mi papá me puso una «madrina» que hasta la fecha no se me ha olvidado… XD
18 agosto, 2011 a 6:10 PM
Gabriela Cerrillo
Soy Gabriela Cerrillo del grupo 551… =D
19 agosto, 2011 a 12:48 PM
Julio Silva
Me hiciste recordar que a veces me gustaba jugar con fuego, estaba n la casa de mi abuelo y una vez no me acuerdo como le hice pero prendia la toalla frente a la estufa de manera que la llama se iba hacia arriba y se apagaba, le daba rozones creo, hasta que de repente me descubre una tia y esa vez se empieza a quemar toda la toalla, la apaga y pss ya sabes jaja…
17 agosto, 2011 a 6:15 PM
Fernanda Curiel García
Lo más lejano que alcanzo a recordar pasó cuando tenía 5 años, en un campamento del kinder. Ya era de noche, el campamento fue en el patio del kinder, y estábamos acostadas en nuestros sleeping bags 4 niñas y yo. Yo era la última contando desde la ‘puerta’ de la casita. Era tarde y ellas ya estaban dormidas, pero a mi me dolía el estómago y no podía dormir. Entonces no aguanté el dolor y me paré, caminé tratando de no pisarlas, y las primeras 3 se salvaron de mis pisadas pero la última no. Le pisé la pierna pero no se despertó. Me salí, fui a la dirección en donde estaban algunas maestras todavía despiertas. Les dije que me dolía mucho el estómago y me dieron una medicina que sabía horrible. Me regresé a mi casita y entrando me caí encima de todas. Obviamente se despertaron, pero no se enojaron, nadamás me fui a mi lugar y pude dormir porque ya me sentía mejor.
19 agosto, 2011 a 3:42 PM
Luis Leonardo Piñon Rivera, grupo 552
jajajajaja oww que bonitas historias tienen… quiero volver a ser niño…
19 agosto, 2011 a 10:40 PM
Abraham Molina
Me hiciste recordar historias de mi época en el kinder!
17 agosto, 2011 a 3:52 PM
Ana V. Arteaga (551)
Mi recuerdo más lejano se remota a un verano de 1991. Estaba próxima a cumplir 3 años. Mi familia iba a hacerme una pequeña fiesta, así que aquel infame día acompañé a mi mamá a una dulcería que se encontraba (no sé si aun esta) a un costado del Parque Teniente Guerrero. Aprovechando que ya estábamos en el lugar, mi mamá decidió llevarme al parque antes de ir a la dulcería. Llegamos y ella se sentó en una de las bancas que se encontraban alrededor del quiosco, y mientras, yo subí a jugar en el.
El quisco tiene unas columnas en las cuales me puse a jugar corriendo alrededor de ellas. Después de un rato de jugar sola, llegó un niño a preguntarme si podía jugar conmigo, a lo cual respondí que si, y nos pusimos a correr alrededor de las columnas. Después de un rato, el niño se detuvo, yo traté de pararme para no chocar con él, pues iba corriendo frente a mí. Logré detenerme, pero en cuanto me detuve y le pregunté por qué se había detenido, corrió hacia a mí y me empujó hacia las escaleras. Después de eso sólo recuerdo que vi a las palomas comiendo desde todos los ángulos, como si estuviera en una tómbola. Cuando llegué al pie de las escaleras, sentí un sueño como el que jamás he sentido, quería dormirme, no podía evitarlo, mis ojos se cerraban, no sentía nada, sólo tenía sueño. De pronto vi el rostro de mi mamá, ella repetía mi nombre, me revisaba y me decía que no me durmiera. La pobre estaba desesperada, no podía dejar que me durmiera y tampoco podía sacudirme para que no lo hiciera, pues me había dado un buen golpe y podría ser peligroso, así que comenzó a llorar. Mis ojos se cerraban, iba a dormirme y no podía evitarlo, lo último que vi fue a un guardia del parque hablando por un radio… recuerdo haber escuchado la palabra “ambulancia”. Después mis ojos se cerraron y ya no escuche nada.
Abrí mis ojos y vi a una mujer frente a mí, la cual se sorprendió de verme despierta. Examiné mi alrededor y noté que estaba acostada, en una especie de camilla. Vi a mi mamá, estaba contenta de que abriera los ojos. No sabía dónde estaba ni que pasaba, sólo recuerdo que de nuevo sentí mucho sueño y cerré mis ojos. Mi mamá comenzó a llorar y me pedía que no me durmiera, pero me dormí.
Cuando volví a despertar lo primero que vi fue a un hombre anciano y calvo en una camilla. Después vi que mi mamá lloraba sobre la camilla en la que me encontraba. Cuando notó que desperté salió gritando buscando una enfermera. En ese momento sentí el dolor más fuerte de mi vida, ni cuando me sacaron las muelas del juicio me dolió tanto… la cabeza me daba vueltas, me sentía enojada, me sentía mareada. Las enfermeras me llevaron a otro cuarto en donde se pusieron a revisarme. Me pusieron una lamparilla en los ojos, me decían que los abriera bien, que abriera la boca e hiciera “Ahhhh”, y cosas así… me sentía muy mal, estuve vomitando un buen rato… estaba llorando… de ahí sólo recuerdo que me dieron algo, no recuerdo que, pero me dormí y ya no recuerdo más.
Y por eso pase mi cumpleaños en cama, durmiendo mucho, con un golpe en la cabeza y un ojo morado. Ese es mi recuerdo más lejano y jamás lo olvidare. Y ese mocoso, de seguro ahora es un narco asesino.
17 agosto, 2011 a 7:54 PM
Gabriela Cerrillo
Qué mala onda que pasate tu cumpleaños en cama… Pero ese golpazo explica tu personalidad de duende maldito… XD
P.D. Te quiero =D
18 agosto, 2011 a 7:26 PM
Patricia Garibi Salas
Pobres de nuestras madres, yo también recuerdo su cara pálida y asustada cuando me caí.
17 agosto, 2011 a 1:16 PM
Brandon Belloso Gallego
Me levanto por la mañana en una sola cama grande junto a mi mama, pero ella sigue dormida, entonces salgo de la habitación camino rápidamente hacia la cocina, solo examino, después volteo hacia la sala para ver mis juguetes, regreso al cuarto prendo la televisión para ver caricaturas, y al ver el primer comercial de sobre algún juguete, despierto a mi mamá para pedirle que me lo compre a lo que ella responde “Si”, pero sigue dormida y yo sigo viendo la televisión.
18 agosto, 2011 a 12:27 AM
Yadira Nohemí Alvarez Cota
aaaa en epocas de navidad, mis padres tampoco dormian, ya que 23 horas del dia yo tambien los despertaba piedoendoles que me comprar cuaquier cosa que la television me quisera vender . . . jaaj ! – papi me lo compras??.. aaa pideselo a santo clous morena…
16 agosto, 2011 a 9:41 PM
García Fernández Miranda Isabel
Recuerdo mi fiesta cuando cumplí dos años. Me la organizaron en un lugar para fiestas muy grande que tenia muchos juegos a los que ni a la mitad me podía subir sin estar acompañada de alguien mas grande. Yo quería subirme sola pero siempre me seguían, recuerdo una mini alberca de pelotas que si no hubiera estado mini, alguien hubiera entrado conmigo. También había un trampolín en el que estaban todos mis primos grandes, me dejaron entrar y pude brincar un rato, nunca antes había entrado a uno de esos y me gusto mucho. Lo último de ese día que recuerdo fue que estaba comiendo una paleta de dulce roja que sabia muy rica y que yo quería acomodar unas sillitas para jugar a las «sillas» pero nadie me entendía, entonces las volvían a acomodar. Lo intente varias veces pero al final me rendí.
19 agosto, 2011 a 6:11 PM
Martinez Riveroll Alejandro Gibran
super mega epic party :D!!!
con excepción del fail de las sillas 😛
16 agosto, 2011 a 1:30 PM
Paola M. López Mendoza
Buenas tardes, mi recuerdo más lejano de la infancia fue cuando tenía aproximadamente de 4 a 5 años, en mi primera vivienda ubicada en la Villa. Recuerdo que la casa estaba asentada en la parte media de un cerro, por encima de aquella vieja casa se asentaba otra en la punta de aquel ya mencionado cerro.
Como mis padres trabajaban, mi abuela materna era quien cuidaba de mí y mi hermana menor. En la casa de arriba vivía una amiga llamada Selene de aproximadamente mi edad. A mi abuela nunca le gusto que la fuera a visitar, decía que sus papás y tíos eran cholos y que algún día me podían hacer algo, que Selene tenía un perro que un día me iba a morder y que ella no iba a estar al pendiente para cuidarme.
-No me muerde abue. El perro se ríe conmigo- Contestaba a lo que ella me decía. Una tarde cuando era la hora de la comida mi abuela hizo flautas con arroz y como estaban tan ricas quise llevarle unas a mi amiga, aproveche cuando mi abuela salió al patio a tirar el resto de caldo de pollo. Agarre unas cuantas flautas con las manos y corrí descalza por las escaleras que daban a la puerta abierta del cerco que daba a la casa de Selene.
Cuando apenas alcazaba a llegar a la puerta se me callo una flauta al piso, raramente mire hacia un costado y logre reconocer un par de ojos rojos y brillantes, era Bruno, el perro rottweiler de Selene. Recuerdo que aquel animal hacia un movimiento raro con su nariz y de pronto como si aquella sonrisa que siempre me regalaba, se transformara en una señal de que sufriría un posicionamiento endemoniado. El semblante de aquel cachorro cambio al de un semejante monstruo. No lo pensé dos veces, aferre las flautas a mis manos y corrí hacia la casa de Selene, gritando para que alguien abriera la puerta y asi librarme de aquel perrote. Mis intentos fueron en vano, sentía cerca el aliento de aquel feroz animal que me perseguía por todo el lugar. Cambio entonces mis gritos de – ¡por favor abran la puerta! – a -¡auxilio abuelita, abuelititita, abueee!-
Sentí entonces por primera vez unas ganas de llorar, gritar y escapar de aquel lugar. Mi abuela salió corriendo de la casa de abajo, que cuando la mire no soporte mas y salte a sus brazos, pero ¡oh sorpresa ¡ no caí directo en sus brazos, si no que rodé y rodé, por encima de cómo diez nopales y arbustos por aquella colina, no lo dude, solté las flautas y me sacudí la tierra de la cara y de la ropa y me sentí victoriosa de ver a mi rival ahí arriba sin querer bajar a enfrentarme. Mientras que mi abuela se quitaba el cinto para recordarme que sus palabras son sabias y no cuestionables.
18 agosto, 2011 a 3:29 PM
Rey Frasua Esquerra Niño (551)
Me gustó mucho, me identifiqué con tu recuerdo, por ser en la Villa :), por andar descalza sobre la tierra, porque mi abuela también siempre cuidaba de mí (también es muy sabia u.u) y porque yo también tenía un perro muy malo (devoró a dos gatos que amaba, ahora odio a los gatos y a los perros, bueno, en sí a todos los animales) por suerte el maldito ya está muerto.
19 agosto, 2011 a 3:47 PM
Antonio Basulto Rodríguez
Bien cobarde el perro, oye tengo recuerdos similares en casa de la abuela, siempre pasa eso, no hacemos caso hasta que nos pasa, oye y que paso con las espinas del nopal, pudiste quitartelas?
15 agosto, 2011 a 9:42 PM
Jiménez Franco Yesenia Edith (551)
Ya hicé muchos intentos y no puedo recordar nada de cuando tenía menos edad… U.u Por ahora el recuerdo más lejando es de un día cuando estaba en la casa de mis abuelos, tenía como 5 años y estaba pasando unas vacaciones con ellos, en un pueblito de Jalisco llamado Atequiza, muy bonito por cierto, fueron unas vacaciones lindas y yo estaba acompañada de personas que me querían mucho, pero había un pequeño detalle, yo estaba aburrida porque no tenía con quien jugar y en la casa de mis abuelos tampoco había juguetes, lo único que había era un triciclo ya un poco gastado porque era de mi hermana cuando estaba chiquita. Una tarde un tío llego y me dijo que me iba a regalar una muñeca, y yo me emocioné mucho, me imagine una muñeca grande y bonita, entonces me dijo que si iba a las vías del tren y le llenaba un bote (de esos que tienen granos de maíz) con muchas piedritas, me la iba a dar. Rápidamente tomé el triciclo y sin pensar en la distancia comencé a pedalear. Ahora calculo que las vías estaban como a 1 Km aproximadamente de la casa de mi abue, las piedras eran perfectamente redondas, parecían canicas. Cuando ya el bote estaba pesado, lo subí a la canastita y me regresé feliz a casa. Mi tío estaba en el patio y me dijo “¿Quieres tu muñeca?”, de una cubeta que estaba en el patio tomó un olote, le puso pelo (del mismo elote) y como ojos le puso dos piedritas de las que había traído y me la dio. A mí me dio mucho coraje, porque no era lo que estaba esperando, pero al poco rato me dio mucha gracia ver la “muñeca” que por cierto ni se podía jugar con ella.
19 agosto, 2011 a 7:27 PM
Jiménez Gaeta, Nilsa Sayuri (553)
Jajaja que creativo tu tío, de todos modos la intención es lo que cuenta 🙂
15 agosto, 2011 a 9:11 PM
Olea Calvillo, Gabriela Janeth
Antes que nada, creo que se borró mi recuerdo, me equvoqué en mi segundo apellido, lo corregí y desapareció mi recuerdo…
…
De mi niñez tengo fragmentos de mis recuerdos, sin embargo, hay uno que recuerdo un poco más:
Mi edad no la recuerdo, sólo recuerdo que estaba jugando con tres primos a correr de un perro que tenía mi abuelita, Gitano. Mi abuelita tenía (ya falleció) un terreno con varias casas (como tipo vencidad, pero ahí vive pura familia). Recuerdo que estábamos corriendo de la casa de un primo a la de mi abuelita; también recuerdo que yo era la última de los cuatro, creo que íbamos en hilerita.
Era divertido y aterrador correr del perro, divertido porque se sentía la adrenalina al 100! pero aterrador porque yo era la última. Dimos muchas vueltas y yo en cada una iba haciendo escándalo para que se apuraran; pero en una de las vueltas, el que iba hasta enfrente se tardó en abrir la puerta de la casa de mi abuelita; para mí, ellos corrían lento, pues yo volteaba hacia atrás y veía a Gitano correteándome. Bueno, volviendo al punto, el que estaba hasta enfrente se tardó en abrir la puerta y todos pasaron, pero cuando yo subí el pie que me faltaba (pues hay 5 escalones para entrar a la casa) e iba cerrando la puerta, Gitano me alcanzó a dar una mordida en el pie izquierdo; recuerdo que no fue fuerte, pues el perro entendía que estábamos jugando (era buen perro y nunca mordió a nadie de la familia, salvo a mí esa vez, jajaja).
Por úiltimo, recuerdo que una tía mía me revisó y yo estaba llore y llore (aunque creo que fue más exageración de mi parte que el dolor) y ella me dijo que no era nada, que ni llorara porque el perro ni me mordió fuerte y ni sangre tenía. En otras palabras me dio a entender que me callara y dejara de llorar por una simple mordida del perro….
La verdad, ahora recuerdo que me mordió leve, como solo diciendo: «te atrapé»; pues estábamos jugando a la «trais» con él, solo que él, por ser perro, me atrapó con los colmillos… Ese recuerdo es mi única explicación a la marca que tengo a la altura del tobillo en mi pie izquiero (por la parte interior del pie),
15 agosto, 2011 a 9:11 PM
Martinez Riveroll Alejandro Gibran
Estaba corriendo por la casa de mi abuela, durante mi infancia me la pasaba muy seguido ahí, recuerdo estar corriendo y corriendo por unas pequeñas escaleras de la casa, cuando centro mi vista en un enorme sillón en donde se encontraba sentado mi abuelo, es la única imagen que recuerdo de el. El miraba la televisión cómodamente, creo que una película, yo observaba curiosamente, cuando de repente pasan anuncios de una película de terror sobre muñecos asesinos, eran imágenes muy extrañas, pero por alguna razón no me causaron temor, lo cual es extraño considerando que soy una persona muy cerrada en cuestión a esas películas, observe un momento más, y mi abuelo volteo a verme, creo que me dijo que no vea y me fuera, y ya no recuerdo más.
15 agosto, 2011 a 8:36 PM
Olea Calcillo, Gabriela Janeth
De mi niñez tengo muchos fragmentos de recuerdos, pero nada extenso, salvo por uno:
Yo estaba jugando con mis primos a correr del perro. La casa de mi abuelita es como tipo vecindad (tiene muchas casas juntas, en el mismo terreno) y mis tres de mis primos y yo corríamos del perro que tenía mi abuelita, se llamaba Gitano. Salíamos corriendo de la casa de un primo y nos metíamos rápido a la casa de mi abuelita. Así nos dimos muchas vueltas, pero yo iba hasta atrás. Recuerdo que les decía que se apuraran, porque yo miraba hacia atrás y veía a Gitano muy cerca de mí y me daba miedo.
En una de esas, recuerdo que en una de las vueltas yo iba corriendo y les gritaba: Apúrense!!! …. Pero como ellos iban enfrente de mí, no les importaba mucho lo que yo les dijera. No sé, creo que íbamos corriendo en hilera y cuando entramos a la casa de mi abuelita ellos se tardaron en abrir la puerta y Gitano me alcanzó a morder a la altura del tobillo del pie izquierdo. Ahora que lo recuerdo, no sé si lloré porque me mordió fuerte o por escandaloza; creo que fue por lo segundo, porque Gitano era buen perro y sabía que estábamos jugando… Por último, recuerdo que una tía mía fue, me revisó y me dijo que no era nada; no sé, pero lo que sí sé es que tengo una marca redonda en mi pie izquierdo (por la parte de adentro) y ese recuerdo es la única explicación que encuentro.
15 agosto, 2011 a 8:39 PM
Olea Calvillo, Gabriela Janeth
Me equivoqué en mi apellido, es Olea Calvillo.
Lo corregí, haber si se cambia.
15 agosto, 2011 a 8:42 PM
Olea Calvillo, Gabriela Janeth
Amm, profe, no sé que pasó, le dejaré de nuevo mi historia.
15 agosto, 2011 a 6:16 PM
Alma Guadalupe Castro Ayón
El recuerdo más lejano que tengo de mi infancia es cuando mi hermana menor iba a nacer. Recuerdo estar afuera del hospital, no sé que hospital era, pero yo lo veía desde el estacionamiento con mi abuelita y una tía, me parecía extremadamente alto y entre las ventanas comencé a buscar a mi mamá para ver si me estaba saludando por alguna. Yo tenía tres años y medio en ese entonces. Después pedí ver a mi mamá y me dijeron que no podía entrar, entonces comencé a llorar por que yo quería ver a mi madre (aclarando que tenía 3 años y no estaba muy consciente de cómo funcionan las cosas en un hospital). El gran hospital blanco me parecía cada vez más y más grande desde afuera, y yo seguía buscando a mi mamá en alguna de las ventanas. Mi tía y mi abuela trataban de calmarme porque yo no dejaba de llorar. Ese día no vi a mi mamá y al día siguiente me mandaron a la guardería como siempre, después de un rato, uno de mis tíos me recogió y me llevó a mi casa temprano (yo sabía que ocurría algo diferente ya que normalmente pasaban por mi a la guardería hasta las 4 o 5 de la tarde y siempre era mi mamá la que iba por mí), cuando llegué vi demasiadas personas, todas conocidas, mi tía me dijo que podía subir a ver a mi mamá y ahí fue cuando conocí a Laura, a quien no me dejaron cargar. FIN.
19 agosto, 2011 a 7:32 PM
Jiménez Gaeta, Nilsa Sayuri (553)
Me sentí identificada, lo mismo pasó con mi hermano menor, pero valió la pena el sufrimiento de ese día ¿no? yo veo que te llevas muy bien con tu hermana.
19 agosto, 2011 a 10:38 PM
Abraham Molina
Que chido estar presente cuando tu hermana nació!
9 agosto, 2011 a 8:43 PM
Janet Zamarripa
Entro sigilosamente al cuarto de mi mamá, estudio la situación, ella dormida y yo muy aburrida. La quiero despertar n.n, le hablo -¡mami!… no hay respuesta… ¿mami?… nada… Me pongo a caminar por todo el cuarto haciendo ruidos: toso, canto y nada; decido acercarme, le pico la panza con un dedito. Ni se mueve :S le doy un besito, le hablo al oído, y todavía no hay respuesta. Entonces decido ir por algo más, agarro el talco de los pies y se lo hecho en la nariz :S y ¿qué paso después?, pues mi mamá se despertó XD, se estaba ahogando pero despertó. Casi la mato u.u, pero me ha perdonado.
En ese entonces tenía tres años aproximadamente. Ese fue el recuerdo más lejano que tengo presente en estos momentos. Ya han pasado demasiados años, ahora soy buena persona, si me aburro prendo la computadora n.n.
17 agosto, 2011 a 5:51 PM
Mafer Gonzalez
hahaha ay Janet, está padre tu recuerdo y muy chistoso, me hiciste reir, a esta edad creo que no sería tan bueno asustar a tu mamá hahaha alguna vez sintiendome mal en las noches quiero despertarla y se asusta y me regaña u.u (la mia obvio) pero bueno, que padre que compartas recuerdos como estos 🙂 cuidate
17 agosto, 2011 a 8:40 PM
Gabriela Cerrillo
hahahahaha!!! Qué buena historia!!!
18 agosto, 2011 a 12:25 AM
Yadira Nohemí Alvarez Cota
en verdad que tu recuerdo me hizo reir mucho y recordad travesuras que ya habia olvidado que en algun momento realicé, saqué mi niña interna ajja
19 agosto, 2011 a 3:49 PM
Antonio Basulto Rodríguez
Buena idea de como despertar a tu mamá, pero está bien, ellos tienen la culpa por no ponernos la atención adecuada! Es broma, buen recuerdo.
9 agosto, 2011 a 5:17 PM
TORRES VELAZCO LUZ H.
Mi recuerdo mas lejano….. Es un poco borroso, mi madre dice que quizás es porque tenía alrededor de tres años.
Recuerdo haber estado jugando en mi recamara, con una foca de peluche que me agradaba bastante, me quede quieta y de pronto pude escuchar un llanto, que provenía desde la cocina. Antes de tener una silla de ruedas, solía arrastrarme por el suelo, así que era difícil saber por donde estaba. Bueno así me fui hasta la cocina y me sorprendió ver a mi mamá de rodillas llorando, pidiéndole algo a Dios, no recuerdo las palabras exactas, que ella dijo.
Recuerdo que me acosté de panza al suelo a observar a mi mamá, cuando se levantó, me observó a los ojos por un largo tiempo, me abrazo y me apretó fuerte, y me dijo –todo estará bien no te preocupes-, me sonrió y me puso de nuevo en el suelo. Lo único que yo dije fue –mami tengo hambre- pues ese día había demorado bastante en hacer la comida, ella volvió a voltear y me dijo –Dios proveerá-, no entendí mucho la respuesta en ese momento, después de un rato nos llamó a comer, recuerdo ver la mesa mas de un platillo e incluso hasta postre, ese día mis 3 hermanos y más mi madre sonreían mucho. Ya que estaban un poco más grande, me atreví a preguntar el porque de su llanto. Me confesó que ese día no había nada que comer, así que oró a Dios, y al verme se sintió más triste. Después de decir la frase “Dios proveerá” y yo al retirarme abrió la biblia y cayó dinero. Con ello hizo la comida….
Podría decir que fue un milagro o que se le olvidó el dinero ahí; no lo sé, de lo que estoy segura es que ese día pareció ser en ese momento el día más feliz
9 agosto, 2011 a 2:56 PM
Ortega Martin del Campo Miguel Angel
Tenía aproximadamente 3 años, estaba en la cocina de la casa de mi abuela en manos de mi madre y era una reunión familiar semanal, mi tío estaba tomando video en ese momento (me comentaron que la cinta se perdió antes de pasarla a VHS) cuando mi madre me pasa a brazos de mi tía y comienzo a llorar, recuerdo que mi reacción fue completamente instintiva así que lloraba aunque no fuera por motivos emocionales. Al final me devolvieron con mi madre y no recuerdo más.
9 agosto, 2011 a 12:53 PM
María Fernanda González González
Mi recuerdo más lejano de mi infancia es cuando tenía aproximadamente unos 3 o 4 años de edad, estabamos mi hermano, mis primos y primas jugando en el patio de mi casa con los famosos «carritos» de plástico enormes que tú podías manejar (con los pies). Solamente había dos carros y eramos en total seis niños que queríamos manejar uno. Mi hermano, quien es más grande que yo, estaba molesto porque nadie le prestaba uno de los carros, por lo que me quitó a mí y obviamente empecé a llorar.
Lo seguí corriendo, yo iba detrás de él, cuando de pronto, sin darme cuenta, pise mal y me caí justo encima de la pila de agua, y qué me pasó, me abrí el cachete, me salía mucha sangre. Recuerdo que mi mamá salió muy asustada y me cargó. Todos gritaban y yo no sentía nada, sólo no entendía que pasaba. Despúes, recuerdo que estaba en el asiento de enfrente en los brazos de mi mamá y mi tía manejando… Llegamos con un doctor amigo de mis papás y el doctor les dijo que me tenían que coser, me durmieron y me cosieron. Cuando salí del doctor tengo mi mente en blanco, no recuerdo que me dijeron, pero si recuerdo que mi ojo estaba totalmente MORADO y me lloraba mucho, me veía muy chistosa.
Hoy en día es la única cicatriz que tengo en todo mi cuerpo, por lo tanto puedo decir que ha sido la caida más fuerte y que dejó huella en mi vida.
9 agosto, 2011 a 12:54 PM
María Fernanda González González
Soy del salon 552.
18 agosto, 2011 a 7:31 PM
Patricia Garibi Salas
Nuestros recuerdos se parecen un poco. Esos hermanos mayores que nos hacen diabluras!
19 agosto, 2011 a 3:25 PM
Mafer Gonzalez
soy del 551 no del 552, saludos, sorry por el error
17 abril, 2011 a 1:25 AM
Iñaki de Pablo Rodríguez Barajas
Tengo muchos recuerdos, me parece que el más lejano, abrí los ojos y caía un chorro de agua sobre mí sabía que me estaban sosteniendo y podía ver una ventana cerca. Como siempre he vivido en la misma casa una vez salió en una plática que usualmente me bañaban en el zinc de la cocina que da hacia el patio, cuando cabía ahí, no lo sé, había de estar muy pequeño, no sabría decir que edad.
El que si me acuerdo bien tenia dos o tres años y fue una visita al medico homeópata en el centro para que me recetaran algo para que comiera porque nunca quería comer 😛
13 abril, 2011 a 4:26 PM
Ramsés Carranco
Recuerdo que cuando era muy pequeño; unos 4 años de edad aprox., mi papá trabajaba en una primaria de maestro, y cada tarde que se iba a esa escuela yo corría a la ventana de la sala para verlo como se alejaba y mi reacción era llorar por su ausencia, al verme sufrir día a día decidió llevarme con él, para que conociera su trabajo y eso me puso muy felíz y fue para mi lo máximo verlo en su salón con sus alumnos y ser yo su hijo, las niñas jugaron conmigo y me compartian dulces, pero al finalizar el recreo me empezé a aburrir y quería regresar a casa con mi mamá. Desde ese día jamáz volví a llorar cuando mi papá se iba a trabajar.
13 abril, 2011 a 2:44 PM
Ana Lizeth Magaña
Recuerdo cuando estaba en el kinder siempre hacían festivales del día del niño, cuando estaba en 3ro, la sorpresa era que las mamás iban a participar, obviamente los alumnos no sabíamos. El día llego y nos formaron a todos en el patio, de repente comenzá a escucharse la música… ahí viene la A, luego la E, etc y mi mamá fue una de esas vocales, la verdad no recuerdo cual, pero sí recuerdo que me sorprendió mucho ver a mi mamá bailando, yo sentí como si todo el festival hubiera estado hecho solo para mi, gracias a mi mamá que se tomó el tiempo para estar ahi!! Fue n día muy bonito y nunca lo olvidaré.
15 febrero, 2011 a 11:51 PM
Lizbeth Merino Heredia
Uno de los recuerdos de mi infancia que aún tengo presente es cuando tenía alrededor de 4 o 5 años. Recuerdo que estaba con mi mamá en la comercial mexicana de plaza rio, estábamos comprando frutas y andaba TBO del programa club infantil, para eso entonces a mi me daba mucho miedo las botargas, y estaba regalando globos, mi mama me decía que fuera por uno cuando la botarga voltio a verme, y yo del miedo corrí y me escondí entre los muebles donde estaba acomodada la fruta, total yo no quería salir de ahí hasta que se fuera TBO, hasta que mi mamá me convenció y nos fuimos por otro lado donde no estuviera.
Esto lo relaciono con una fiesta de cumpleaños que me hicieron en preescolar, estábamos cortando el pastel en el patio, cuando de pronto sale la botarga de un lobo, (que no en día no entiendo cual era el concepto de tener a un lobo, si la fiesta era de Cenicienta), a mi me daba mucho miedo, recuerdo que la maestra me dijo que era mi papá el que estaba adentro que no tuviera miedo que no iba a hacer nada, pero yo no le creí, y el lobo que era mi papa correteaba a los niños, se subió a unas gradas de cemento eran como 6 o 7, y a un grupito de niños se le ocurrió empujarlo y el lobo fue a dar al piso, y supe que era mi papa hasta el siguiente día que se levanto y dijo que le dolía mucho la espalda por dicho golpe.
Hasta el día de hoy las únicas botargas que me dan miedo son las del doctor simi, les huyo, bueno y a una que otra que se mire muy extraña.
15 febrero, 2011 a 11:35 PM
Garcia Reyes Jose Gustavo
el recordar algo de la niñez, es algo que muy pocas veces se puede dar el lujo de recordar y que mas se puede recordar de la niñez que sucesos que nunca creíste que ocurrirían y menos en algún lugar donde es imposible que sucedan ese tipo de eventos. Eso ocurrió en una mañana, cuando tenia la edad aproximada de 7 años al despertar y darnos cuenta de que todo estaba cubierto de nieve, no simplemente una granizada como normalmente dejan las lluvias, sino nieve de verdad, nadie lo podía creer, ya que nunca se había visto eso en hidalgo, sorprendido ya que el ver algo sin igual, de la emoción salimos corriendo a tocarla, se parecía tanto a las películas, intentamos de todo con la nieve, arrojarnos bolas de nieve, enormes monos de nieve, incluso de la emoción faltamos a la escuela mis hermanos y yo, era fabuloso el sentir la nieve al caminar, y saber que al menos en alguna ocasión disfrutaríamos eso y que muy posible mente se repetiría un día como ese, pero al llegar la tarde la nieve desapareció junto con los ánimos y la diversión que nos había traído.
15 febrero, 2011 a 11:20 PM
Tania Estefania Ambrosio Hernandez
´´Mi recuerdo ´´
Tal vez no es uno de los recuerdos mas viejitos que tengo pero es el primero que se me vino a la mente a parte que tengo una cicatriz de ello. Todo empezó un día, si mal no recuerdo era un fin de semana entre sábado y domingo, como eso de las 4 o 5 pm, recuerdo que tenia puesto un jeans y una playerita color pastel. En ese entonces yo tenía unos 5 o 6 años y como toda una niña me encantaba jugar y estar de un lado a otro, como toda una niña claro.
A lado de mi casa estaba un lote baldío que ahora esta una casa, en ese lote lleno de tierra, llantas, vidrio, etc. Me gustaba explorar todos los rincones del lugar y encontrar cosas, que se las vendía a un tío, ¡yo desde chiquita con aires de comerciante!, bueno, pues ese día yo jugaba con mis hermanos y vecinos a las ¨atrapaditas¨. Yo y una vecina decidimos correr al lote y en el transcurso del ¨corre que te alcanzo¨, me tropiezo con un pedazo de fierro enterrado.
Caí de frente, y sin mas, me levante rápido y seguí corriendo pues no quería que me atraparan, y la vecina que estaba conmigo se empezó a reír de mi y cuando volteo con ella me dice ahhhh!, ¡te esta saliendo sangre!, y yo me asuste no porque me estaba saliendo sangre sino porque mi mama me regañaría.
Me fui a la casa para decirle a mi mama que me había caído y apunto de entrar a la casa me pare y le dije que me esperara, que le voy a decir a mi mama, ya no me va a dejar salir a jugar. Y le dije ¡ya se, vamos a buscar mi ceja, para decirle a mi mama que si me caí por el fierro y ella me dijo, vamos!, y pues sí, buscamos mis cejas, que por cierto nunca encontré. Para ese entonces mi hermana había escuchado y corrió a decirle a mi mama, entonces me hablaron y entrando a la casa sin dejar hablar mi mama le dije: ¡mamá, yo no fui me caí por el fierro y se me callo la ceja, ya fui a buscarla y no esta…! Y todos se empezaron a reír.
Y bueno desde entonces me tenían a como principal chiste de mi familia.
15 febrero, 2011 a 11:20 PM
Thania Bojórquez
try6
15 febrero, 2011 a 11:09 PM
MARISOL MUÑIZ ARROYO
Mi recuerdo mas lejano es cuando tenia la edad de 5 años y estaba en jardín de niños de un poblado que se llama San Quintín.
en esa ocacion me acuerdo que los maestros organizaron un festival de primavera, y yo estaba participando en un baile con mis compañeritos, pero el vestuario que llevariamos era un vestidito de papel china y
a mi me tocaba el color verde, pues empesamos a bailar dando vueltas y vueltas cuando derrepente siento que se me atoró con otro compañerito y mi vestidito se rompió, para el colmo de esto yo no traia un short debajo de mi vestidito y traia unos calsoncitos color azul con olanes en la parte de atras, me dieron muchas ganas de llorar pero yo segui bailando y me queria tapar , pero en lugar de hacer eso me levantaba mas mi vestidito verde, y se me veia mas. eso fue algo muy feo y traumante para una niña de 5 años, pero ahora me acuerdo y me da muchisima risa. «Recordar es vivir»
15 febrero, 2011 a 10:24 PM
Edith Rivera
Cuando recién llegue a la ciudad de Tijuana proveniente de León Guanajuato, tenia la edad de 4 años, recuerdo que vivíamos con mis abuelos. Ellos tenían una combi viejita con la que nos llevaban a la playa, además de que en ella mi abuelito y mi papa trabajaban. Un día la combi se descompuso, justo cuando llegamos a casa, mi papa decidió arreglarla junto con mi hermano. Yo me quede arriba de la camioneta por que después iríamos al supermercado. Después de un rato mi papa le llamo a mi hermana, que en ese entonces tenia 13 años. Mi papa le dijo que se subiera al volante y le apretara al freno sin embargo ella se equivoco y oprimió el acelerador. La camioneta arranco sola mientras mi papa iba colgando de la puerta gritándole a mi hermana que apretara el freno. Ella por supuesto, estaba gritando histérica y yo también pues pensé que nos iríamos hasta abajo. Mi hermana finalmente apretó el freno y la camioneta choco contra una banqueta y así se pudo detener.
Elegí este recuerdo, por que es el que tengo mas vivida de mi infancia. Lo recuerdo mucho por que debido a esta experiencia me es muy difícil tomar un volante y me pone muy nerviosa el hecho de manejar y cada vez que estoy sola en un carro y este esta de bajada, siento que se va solo y en ese instante, me viene a la mente lo que paso aquel día.
15 febrero, 2011 a 10:20 PM
Oscar García Juárez
Lo que está por escribirse sucedió en el kínder cuando aún estaba en Guanajuato, con pocos años y mucho por conocer, mi experiencia con las mujeres despertaba tempranamente.
Siendo el favorito de la profesora, fascinado de ella era mi ilusión y razón, por lo que mi estancia en el salón se convertía en lo mejor que podía tener a esa edad, el motor de mis pasos que buscaban el sitio correcto para visualizarla día a día. Todo era perfecto, qué podría salir mal, nada.
Hasta que un día en el recreo un compañero arrebata mi lonche que con mucho esmero me preparaba mi mama en casa, no pude evitar el coraje ni controlar mis pequeños puños que se destinaban a la cara de aquella persona sedienta, acción que marcó la desgracia, la maestra se dio cuenta del acontecimiento, recibí mi primer regaño en el kínder, lo peor fue que venía de la persona que amaba, del todo, la que robaba algunas horas de mis sueños y las otras se las guardaba para cuando hicieran falta, la causante de derramar dos lágrimas serias y de la mirada decaída, del cuerpo desmoralizado que buscaba esconderse debajo de la cama.
Los ánimos de mi mama y hermana por hacerme sentir mejor me parecían poca cosa ante lo sucedido. Ahora entiendo el porqué de haber estado enamorado de la profesora, su atención, preocupación, belleza, calidez, no pudo evitar acercarse a mí y hablar de lo sucedido, recompensando mis horas tristes con un abrazo y un beso, renaciendo mi ego, tranquilidad y felicidad que había perdido, inmortalizando hasta el día de hoy aquellos momentos de mi primera desilusión y reconciliación con la persona que amaba.
15 febrero, 2011 a 7:06 PM
David Amarillas
Una de las cosas que jamás olvidare de mi infancia, es el día que fui a jugar con mi hermano y un amigo béisbol al campo de la liga guaycura que esta en la colonia independencia, donde vivo, tenia tan solo 5 años, mi hermano es 2 años mayor que yo y siempre nos íbamos a jugar a dicho campo, ese día, el campo ya estaba listo para los niños de la liga, habría juego 2 horas más tarde, por lo que tuvimos que aceptar jugar en una esquina del campo, a lado de una caseta de policías, era mi turno de pegarle con el bate a la bola, no podía, trate y trate y no me salia, mi hermano y amigo burlándose de mi, lograban que me enojara cada vez mas y mas, hasta que por fin pude pegarle a la bola con los ojos cerrados, pero para mi suerte le di justamente a la ventana de la caseta, cuando me di cuenta mis 2 compañeros habían corrido dejándome solo ahí, por lo que decidí correr también, pero mi inocencia hizo que volteara hacia atrás, y vi que un policía me señalaba y me hacia señas de que regresara al lugar de los hechos, a lo que accedí, el policía me asusto mencionandome que me iba a llevar a la cárcel porque era un delito grabe lo que había hecho, empece a llorar, hasta que llegó mi madre, cabe mencionar que se puso de acuerdo con el policía de que le íbamos a pagar dicha ventana, me avergüenza un poco mencionar que jamás se pago dicha ventana.
15 febrero, 2011 a 6:23 PM
Edwin R. Casillas Burgos
Cuando tenía la edad de 5 años, recuerdo que me gustaba ver las caricaturas de los Picapiedras, la serie televisiva de los Power Rangers y la película de ET, un día me encontraba viendo la televisión, cuando depornto recibí una llamada, yo me dirigí a contestarla y cuando dije bueno la voz que me contestó me respondió “ET, teléfono, mi casa, yo porsupuesto me emocione demasiado, pues creía que estaba hablando con él, yo le pregunte que de dodne me llamaba a lo que el me respondió que de Hollywood, yo de inmediato le pedí que me pasará a los demás personajes, Pedro Picapiedra, los Power Rangers etc etc. Cuando llegó mi cumpleaños, recibí la misma llamada y ahora me decían que me invitaban a pasar unos días con ellos, yo de inmediato empeze a preparar mi maleta con ropay juguetes, recuerod muy bien que hasta mi hermano le deje una carte diciendole que ya me iba, como al rededor de las 2 de la tarde observe del balcon de mi casa, ya que vivía en un departamento en un cuarto piso , caer paracaidistas yo juraba y perjuraba que eran ellos hasta que mi mamá me sacó de la mentira diciendome que el que hacia las voces y llamaba era mi papá
15 febrero, 2011 a 5:55 PM
Liliana Merida Perez
Un recuerdo de mi infancia, diferente al que compartí en clase fue cuando tenía 6 años y fui a la playa. A diferencia de la mayoría de las niñas a esa edad, a mi me daba mucha pena usar traje de baño, y en esa ocasión no era la excepción. Recuerdo estar envuelta en mi toalla de la sirenita, con un traje color morado y azul y mi mama insistiéndome: Ándale Liliana! Se mira muy bonito tu traje, quítate la toalla para que puedas meterte al mar. Después de varios intentos de mi mama por convencerme, lo logro, me quite la toalla y recuerdo caminar hacia la orilla, mirando mis pies y el cabello mojado sobre mi cara.
Cuando llegue a la parte más húmeda de la arena, aun sin tocar el agua, me llamo mucho la atención darme cuenta que mis pies se enterraban con facilidad y me provocaba la sensación de estarme adentrando al mar. En aquel entonces no tenia tanto miedo al agua, pero mi papa andaba nadando por ahí cerca y le dije que me enseñara a nadar, que me quería meter más al agua; cual fue mi sorpresa cuando mi papa me cargo de la cintura y de frente al mar, meciéndome como en una especie de columpio y al principio me gusto. Ya estábamos un poco más adentro cuando una ola me llego hasta un poco arriba de la cintura, a mi papa casi lo cubría el agua; empecé a sentir mucho miedo y a gritarle que me sacara. El en cambio me decía: no te asustes, no te pasa nada, etc. No pasaron ni dos minutos cuando mi papa piso un hoyo quede debajo del agua, aunque no me soltó, la sensación de estar cubierta de agua salada, el ruido, el susto y el llanto escandaloso me hicieron crear una especie de fobia al mar.
Mi papa me saco muy asustada y en todo el día no me volví a meter al mar, solo me quede jugando en la arena, espantada, mojada e incómoda por el traje de baño
15 febrero, 2011 a 4:54 PM
Ana Yesenia Lara Ramírez
Cuando tenía tres o cuatro años de edad, recuerdo que una de mis hermanas que estaba en la secundaria, estaba haciendo una tarea del tema de los niños héroes. Yo no sabia de que se trataba tal historia, pero me daba mucho miedo escuchar hablar de los supuestos héroes, tanto que con eso me asustaban cuando me quería salir de la casa. Cerca de mi casa, había una cruz que colocaron tras fallecer una persona en un accidente, y cada vez que yo pasaba por ahí, creía que ahí estaban sepultados los niños héroes, y me tapaba la cara o me volteaba para no ver la cruz. Cuando entré al kínder, acercándose la fecha de conmemorar el aniversario luctuoso de los niños héroes, la maestra preguntó que si alguien de nosotros conocíamos algo acerca de, y yo con miedo respondí que sí, que se habían muerto y que estaban sepultados por mi casa. La maestra, posterior a mi inocente respuesta, nos contó la supuesta historia, que por supuesto me la creí toda, y a partir de ahí dejé de esconderme cada vez que pasaba por el sitio de la cruz, y claro, dejé de temerle a los “niños héroes”.
15 febrero, 2011 a 4:49 PM
Mirian Quintero
cuando pienso en mi infancia el primer recuerdo que siempre se me viene a la mente, era cuando yo tenia aproximadamente 4 o 5 anios y mi papa nos llevaba todos los domingos al circo, cada vez que un circo nuevo aparecia en la ciudad ibamos, recuerdo tambien que siempre comprabamos palomitas y algodones de azucar, ah y tambien el tipico cuadrito por donde se miraba una foto que te tomaban. siempre que miro fotos o hablamos de epocas de la infancia recuerdo mucho esos domingo familiares.
15 febrero, 2011 a 2:53 PM
Daniela Rivera Rojo
mi recuerdo mas lejano, fue cuando estaba de vacasiones en sinaloa, en el rancho de mi abuela. mi mama era de las personas que con solo una mirada ya sabias que te hiba a regañar y me dijo portate bien, y un dia antes me habia comprado unas sandalias como de fomi, entonces ya estando en el rancho me meto a la alberca, y estube un buen rato, y ya que me sali, me tapo con la toalla, y empiezo a buscar mis sandalias y no las encuentro, y empiezo a llorar y dije mi mama me va a regañar, y como era en un rancho habia muchos animales, y cerca de la alberca habia un cochi, pues entonces cuando me di cuenta, el cochi se estaba comiendo mi sandalia, estaba destrozada y empiezo a llorar con mas ganas, y ya me di ce mi abuela no te va a decir nada tu mama, no llores. y ya llego mi mama y nomas se rio. Dos años despues volvi a ir, mataron al cochito y me senti mal.
15 febrero, 2011 a 2:44 PM
García Juárez Oscar
Lo próximo a contar sucedió en el kinder cuando aún me encontraba en Guanajuato, con pocos años de vida y mucho por conocer, mis experiencias con las mujeres despertaban tempranamente. Siendo el consentido de aquella hermosa profesora, era la ilusión o el motivo de mi grata estancia en el kinder, todo era perfecto, qué podría salir mal, nada.
No hasta que un compañero en el recreo se le ocurrió arrebatar mi lonche que con mucho esmero me lo preparaba mi mama en casa, no pude evitar el coraje ni controlar mis pequeños puños que se destinaban a la cara de aquel “amigo”. Mal momento el que se había presentado, la profesora se dio cuenta del acontecimiento, recibí mi primer regaño en el kinder, fatal, pues venía de la persona que robaba algunas de mis horas de sueño, el motor que hacía andar mis pasos para llegar al salón, la que provocó dos lagrimas llenas de seriedad ese día. La mirada me pesaba y el cuerpo desmoralizado sólo quería llegar a casa y mantenerse debajo de la cama, desconocía totalmente qué era lo que debía de hacer para borrar aquel acontecimiento que me mantenía de tal forma.
Los ánimos de mi mama y hermana por hacerme sentir mejor me parecían poca cosa ante lo sucedido, sólo quería que todo fuera igual que antes. Ahora entiendo porqué me enamoré de la profesora, su sensibilidad, atención y preocupación (muy bonita también), hizo que al día siguiente no pudiera evitar acercarse a mi y hablar de lo sucedido, aquellas horas de tristeza que pasé se estaban recompensando por el abrazo y beso que me dio la maestra, mi ego renacía y lo ocurrido, podría resumirse en una pequeña inconveniencia y un compañero que tenía hambre.
15 febrero, 2011 a 2:22 PM
Llamas Noriega Pablo Alejandro
El recuerdo sobre mi infancia es de cuando tenia 8 años, la colonia donde estaba viviendo nunca fue muy segura, constantemente se hacia presente la delincuencia a todas horas. Por seguridad de parte de mis padres, no salia mucho a jugar en la calle, asi que la televisión fue uno de mis primeros pasatiempos, en todo momento estaba viendo entre caricaturas y peliculas en ella. Poco despues, a pesar de nuestras limitaciones economicas, se contrató el servicio de cable, de esta manera permanecia mayor tiempo frente a la televisión. Esto me llevó a desvelarme en numerosas ocasiones, una de estas hasta las 4:30 de la madrugada, al ver la hora y no creerlo, vi por la ventana y el sol estaba a punto de salir y Observer el carro de mi madre. Sabía que a las 5 de la mañana mi padre despertaba para trabajar, para no ser regañado decidí apagar la televisión y dormirme antes de ser sorprendido. A las pocas horas me despierto a causa del ruido que ocurría en la cocina, mis papas estaban haciendo llamadas por que le habían robado el carro. En ese momento pensé, “si ya no esta el carro para que me lleven a la escuela, estaré mas tiempo en la casa viendo televisión”. Pero las cosas no ocurrieron como se planearon, ya que después de hacer un par de llamadas, mi tía terminó llevándome a la escuela mientras se resolvía lo ocurrido.
15 febrero, 2011 a 2:17 PM
Edwin R. Casillas Burgos
Cuando tenía la edad de 5 años, recuerdo que me gustaba ver las caricaturas de los Picapiedras, la serie televisiva de los Power Rangers y la película de ET, un día me encontraba viendo la televisión, cuando depornto recibí una llamada, yo me dirigí a contestarla y cuando dije bueno la voz que me contestó me respondió «ET, teléfono, mi casa, yo porsupuesto me emocione demasiado, pues creía que estaba hablando con él, yo le pregunte que de dodne me llamaba a lo que el me respondió que de Hollywood, yo de inmediato le pedí que me pasará a los demás personajes, Pedro Picapiedra, los Power Rangers etc etc. Cuando llegó mi cumpleaños, recibí la misma llamada y ahora me decían que me invitaban a pasar unos días con ellos, yo de inmediato empeze a preparar mi maleta con ropay juguetes, recuerod muy bien que hasta mi hermano le deje una carte diciendole que ya me iba, como al rededor de las 2 de la tarde observe del balcon de mi casa, ya que vivía en un departamento en un cuarto piso , caer paracaidistas yo juraba y perjuraba que eran ellos hasta que mi mamá me sacó de la mentira diciendome que el que hacia las voces y llamaba era mi papá.
15 febrero, 2011 a 2:08 PM
Stephanie Alejandra Rivera Rocha
En lo personal yo le tengo pavor a los balones, y es que cuando yo era niña, fui la única niña entre puros niños (mis primos) así que jugaba con ellos fútbol, y me tocaba ser la portera ya que ellos solo jugaban a eso, por supuesto nadie me quería en su equipo por que siempre metían goles a la portería, porque yo me quitaba y cuando me quedaba quieta tratando de parar la pelota terminaba llena de moretones. Vivíamos a dos cuadras del parque y un buen día se cansaron de jugar conmigo así que mientras ellos iban a las canchas me dejaron en lo juegos, yo jugaba muy feliz pues ya no era parte del equipo, así que llegue a lo mas alto de la resbaladilla y me doy cuenta que no estaban…Me habían abandonado, como loca me deslice y grite llamándolos, pero ya no había nadie, tratando de que no me invadieran los nervios regrese a casa, por supuesto ninguno de ellos se percato de que yo no estaba, hasta que llegue toda nerviosa, y todavía al verme me dicen, estábamos discutiendo a quien se le había olvidado ir por ti a los juegos, entre risas muy tranquilos ellos me dicen lo bueno que ya estas aquí. Hasta la fecha no supero mi trauma cuando alguien juega cercas de mí con un balón.
15 febrero, 2011 a 1:52 PM
Daniela Rivera Rojo
mi recuerdo mas lejano, fue cuando estaba de vacasiones en sinaloa, en el rancho de mi abuela. mi mama era de las personas que con solo una mirada ya sabias que te hiba a regañar y me dijo portate bien, y un dia antes me habia comprado unas sandalias como de fomi, entonces ya estando en el rancho me meto a la alberca, y estube un buen rato, y ya que me sali, me tapo con la toalla, y empiezo a buscar mis sandalias y no las encuentro, y empiezo a llorar y dijo mi mama me va a regañar, y como era en un rancho habia muchos animales, y cerca de la alberca habia un cochi, pues entonces cuando me di cuenta, el cochi se estaba comiendo mi sandalia, estaba destrozada y empiezo a llorar con mas ganas, y ya me di ce mi abuela no te va a decir nada tu mama, no llores. y ya llego mi mama y nomas se rio. dos años despues volvi a ir, mataron al cochito y me senti mal. 😦
15 febrero, 2011 a 1:27 PM
Edwin Casillas
Recuerdo cuando tenía 5 años, en aquel entonces las caricaturas de los picapiedras, la serie televisiva de los Power Ranger y la película de ET eran mis favoritos, una tarde mientras veía la televisión, entró una llamada, yo como era normal la constesté y cuando dije «bueno» habló una voz diciendome, Hola Edwin, ET, teléfono, mi casa, yo emocionado creía que era ET el extraterrestre cuando le pregunte que de dodne me hablaba me dijo que de Hollywood, yo en ese momento le pedí que me pasara a Pedro Picapiedra, A los Powe Ranger a infinidades de personajes, después llegó mi cumpleaños y la misma llamada entró y efectivamente eran ellos de nuevo, pero ahora diciendome que me iban a invitar a Hollywood, yo inmediatamente dije que si, comenzé a preparar mi maleta con ropa y juguetes, recuerdo muy bien que hasta mi hermano le había dejado una carta diciendole que ya me iba, al rededor de las 2 de la tarde me di cuenta que aparacaidistas estaban callendo cerca de mi casa yo jure y perjure que eran ellos, hasta que mi mamá me dijo que el que hacia la llamadas y las voces era mi papá.
15 febrero, 2011 a 1:11 PM
ERIKA CARRERA GUILLERMO
La experiencia mas lejana que recuerdo es cuando iba en tercero de primaria tenia 8 años, y me había tocado una maestra que faltaba mucho por que estaba enferma. Una vez estábamos en el salón y pasaban de las ocho que era la hora de entrada y la profesora no llegaba así que mis dos amigas y yo decidimos ir a desayunar, al regresar al salón estaba el profesor suplente el cual tenia fama de regañón y estricto así que nos dio miedo y decidimos no entrar, el caso es que al final nos entraron en una casita que estaba cerca de las canchas. Como castigo se suponía que nos quedaríamos en el turno de la tarde para recuperar las clases, pero después optaron por dejarnos tarea extra, mi hermana no dijo nada a mis papas y pensé que ya me había salvado de la regañada pero dos años después en un domingo mientras desayunaba se me ocurrió hablar de eso, hubiera preferido no hacerlo, me pusieron una santa regañada por algo que ya había pasado hace dos años.
15 febrero, 2011 a 1:11 PM
ERIKA CARRERA GUILLERMO
La experiencia mas lejana que recuerdo es cuando iba en tercero de primaria tenia 8 años, y me había tocado una maestra que faltaba mucho por que estaba enferma. Una vez estábamos en el salón y pasaban de las ocho que era la hora de entrada y la profesora no llegaba así que mis dos amigas y yo decidimos ir a desayunar, al regresar al salón estaba el profesor suplente el cual tenia fama de regañón y estricto así que nos dio miedo y decidimos no entrar, el caso es que al final nos entraron en una casita que estaba cerca de las canchas. Como castigo se suponía que nos quedaríamos en el turno de la tarde para recuperar las clases, pero después optaron por dejarnos tarea extra, mi hermana no dijo nada a mis papas y pensé que ya me había salvado de la regañada pero dos años después en un domingo mientras desayunaba se me ocurrió hablar de eso, hubiera preferido no hacerlo, me pusieron una santa regañada por algo que ya había pasado hace dos años.
15 febrero, 2011 a 12:53 PM
Salazar Garcia Isela
Haciendo memoria sobre mi infancia, en la cual era muy traviesa. Recorde varias experiencias pero de la que más me acuerdo es la siguiente:
Una ocasión en la que jugando a la comidita, como solia hacerlo con mi hermano y dos primas, hicimos que mi hermano se comiera un pastel de lodo, le dijimos que era de chocolate, el no queria, pero lo obligamos. Después fue llorando a acusarnos con mi mamá, que al verlo lleno de lodo se enojo y nos regaño. A mi me castigo una semana sin salir a jugar, ni ver televisión.
Siempre es bueno recordar la infancia.
15 febrero, 2011 a 12:38 PM
Quiroz Espinoza Carmen
Siempre me ha gustado lo extremo, cuando tenia 6 ó 7 años, recuerdo que mi papá le rogamos para que nos llevara a los arrancones clandestinos que se hacían en mi colonia, en la parte de atrás de una secundaria.
En esa ocasión nos fuimos antes de que anocheciera a jugar futbol en la canche que estaba pegada a esa calle, ya en la noche como a las 10 ó 11 comenzaban a llegar los carros que iban a competir, nosotras nos acomodábamos en la cajuela del carro y observamos el show, ya iban como 3 carreras cuando llego la policía se realizó lo que le llaman una redada, se supone que cerraron las calles para impedir que los carros salieran, pero todo les salió mal, se hizo un corredero por todos lados, acelerones de carros, se subían por donde pudieran para salir, cuando de repente volteo hacia la salida y lo que más me quedo grabado fue un muchacho que tenia un pie enyesado y andaba en muletas, corrió y cuando se le iba acercando la policía soltó las muletas y corrió en un pie y creo que logro escapar.
Mientras, nosotras estábamos observando el show y se nos acerco un policía, le echamos una pequeña mentira, le dijimos que solamente nosotras fuimos a la cancha a jugar futbol, no sabíamos nada de los arrancones, pusimos las caras de niñas buenas y nada más nos pidió que tuviéramos cuidado y se alejó.
Lo que más recuerdo de esta experiencia fue que se vio como una película, bien rápido y furioso, se escuchaban los motores, los quemones de llantas, se veían las sirenas de los policías y todos esquivando, pero sin duda alguna lo que más recuerdo es al muchacho de muletas que no le importo el pie y corrió porque lo dejaron abandonado, primero se escuchaban las muletas y de repente ¿dónde quedaron?, ¿quién sabe? Al final creo que fueron los mejores arrancones a los que asistí, la adrenalina se sintió desde que comenzaron a competir los carros, hasta que llegue a mi casa seguía emocionada comentando con mis hermanas lo que ellas vieron y lo que yo vi.
15 febrero, 2011 a 12:31 PM
Ita Castro Cruz Graciela
Cuando tenía la edad de 6 años, me encontraba en el kínder, Bertha Bon Glumer, a lo que para ese entonces ya era mi último día de clases de preescolar, siendo que yo no recordaba que era el último día que sería una graduación en la cual teníamos que ir vestidos de vaqueras (niñas) y vaqueros (niños) porque bailaríamos la de “El ratón vaquero” de cri cri, entonces llegue con mi mamá al kínder y le dije que iba a bailar y que tenía que haber ido vestida de vaquera, a lo que mi mamá solamente me dijo que porque no le había dicho que iba a bailar y solamente vio que todos mis compañeritos llevaban sus botas, su sombrero, su falda en el caso de las niñas, los niños los pantalones y camisas cuadradas, a lo que yo no llevaba nada de esa vestimenta más que el uniforme que era un jumper de cuadritos con rayas verdes y gris, mis zapatos y calcetas escolares.
Por lo tanto, el recuerdo de ese día aun lo mantengo en mi mente, tal y como eran algunos de los pasos, pero más que nada eran solamente dar vueltas y vueltas agarrada de los brazos de mis demás compañeritos. Entonces, decidí poner este recuerdo que para mí fue positivo en el aspecto de que era mi último día no de clases sino de estar con mis compañeritos y así ya me sentía grande de que iba a salir del kínder para entrar a la primaria.
15 febrero, 2011 a 9:16 AM
Cassansra Roman González
Mi recuerdo
El recuerdo más lejano que se me viene a la mente es de cuando tenia tres años de edad, lo se por que era mi fiesta de cumpleaños y hay fotos que confirman el acontecimiento, las cuales me han servido de mucho para recordar un poco más de lo que viví en ese momento.
Bien, recuerdo que todos los invitados estaban comiendo carne asada, mi papá servia la carne, mi mamá la verdura y todo lo demás, entonces yo estaba sentada en una banqueta que estaba cerca, junto con una amiga que se llama Dinora, por cierto hace años que no se nada de ella, desde que nos mudamos de esa casa donde me hicieron la fiesta, ella era mi vecina y era mayor que yo como por tres años. De acuerdo retomado la historia, nosotras estábamos comiendo y ella fue a que le sirvieran más, cuando regresó mire que le habían dado frijoles y que yo no tenia, fue entonces que decidí ir en busca de mi madre para que me sirviera, al momento no la encontraba y cuando al fin lo hice, no me hizo caso, me dijo: “Ahorita te sirvo espérame ando ocupada”, yo creo anduvo ocupada toda la noche por que nunca me sirvió, como me dí cuenta que mi mamá no tenia intensiones de servirme regrese con Dinora y seguí comiendo, pero enojada porque yo no tenia frijoles y ella si.
Ese es mi recuerdo y mi trauma de esa fiesta de cumpleaños.
15 febrero, 2011 a 9:26 AM
Cassansra Roman González
Que fuerte estuvo eso, espero que no hayas quedado con secuelas, no no es cierto, me imagino que aunque es un recuerdo lejano se te quedo muy presente debido a la gravedad que tuvo, pero no te preocupes esas cosas suelan pasar, yo queme un árbol de mi casa, le di cervesa a un perro, rocie gas lacrimogeno en una habitación en donde se encontraban mis primos y yo, pensando que era spray y casi nos quedamos ciegos y sin olfato nada de gravedad, simples tavesurillas!!!!
15 febrero, 2011 a 12:12 AM
Jesus Ariel Castillo aldaco
El recuerdo lejano de mi niñez fue cuando mi hermana y yo jugamos a un lado de la casa, en ese tiempo pues no había cercos o bardas de concreto que dividían las casas y pues jugábamos en el patio de los vecinos a las escondidas, en eso mi hermana encontró una cajetilla de cigarros en un hoyo donde los vecinos tiraban la basura y yo le arrebate la cajetilla, los vecinos Vivian en un cuarto pequeño y yo al observar a un lado de ese cuarto un colchón muy viejo que tenía muchos hoyos, dije yo pues voy hacerles un favor voy a prenderle fuego y le metí el cerillo encendido en uno de los hoyos, y que se prende poco a poco y corrimos porque nos hablaba mi abuela para comer, tenía 5 años en aquel entonces, pero yo observaba por la ventana y miraba que cada vez más, crecía el fuego, pero yo no decía nada, por miedo a que mi abuela me pegara y cada vez mas miraba por la ventana de mi casa que crecía el fuego a tal grado de prenderse el árbol y el árbol tocaba el techo de ese cuarto y dije yo no ¿no puede ser posible que hice? Y que se enciende la casa del vecino y en aquel entonces no había agua potable en las colonias ni cómo podían los vecinos apagar el incendio solo había tambos que las pipas suministraban a la colonia, pues empezó a temblar la tierra por que el tanque de gas estaba a punto de explotar y mucha gente se aglomero y le echaban agua, pero no era suficiente hasta que legaron los bomberos y empezaron a controlar el fuego, desafortunadamente se quemo toda la casa y cuando se termino de apagar los vecinos de la casa llegaron muy tristes con sus bolsas de mandado por que ya no tenían casa, y me sentí peor, ellos solo rentaban y su conclusión fue que se les había olvidado apagar los frijoles y por eso se había encendido, el dueño de la casa vino a reclamar por que un señor nos vio a mi hermana y a mí que estábamos jugando minutos antes de que se incendiara la casa y por eso concluyeron que nosotros la habíamos quemado y el señor nada mas por que se porto benevolente conmigo si no me hubiera enviado al titular de menores, recuerdo que mi mama me pego mucho y después en la noche que llego mi papa también me volvió a pegar, es un recuerdo lejano pero que no se me olvida, de hecho me pegaban mucho de niño porque era muy travieso, creo que fue la travesura más grave que he hecho, pero me sirvió la vara de la disciplina por que gracias a eso jamás volví hacer travesuras.
15 febrero, 2011 a 2:49 PM
daniela rivera rojo
si que estubo pesada tu travesura, ya tienes que contar a tus hijos y nietos.
15 febrero, 2011 a 3:53 PM
Christian Ivan Orozco Perez
El recuerdo mas lejano que tengo procede de los 5 años, era una tarde nublada en la colonia alemán en Tijuana, y estaba jugando con mi hermano de 2 años a las escondidas. En ese entonces en la sala de mi casa había dos sillones particularmente grandes, y me acoste en uno de ellos para esconderme, desafortunadamente para mi tambien había una pelota de beisbol de las de hueso tirada y mi hermano la agarró, acto seguido la avienta hacía el sillon donde estaba y me da un buen golpe en la cabeza, naturalmente empezé a llorar y corrí con mi madre para quejarme, ella empezó a sobarme la cabeza, sin embargo era tanto mi coraje que quería golpear a mi hermano, pero nada paso a mayores.
15 febrero, 2011 a 6:35 PM
Edwin R. Casillas Burgos
Un recuerdo muy impactante y a la vez de reflexión, pues como comentas, este te sirvió para reflexionar y tomar conciencia acerca de los grandes problemas que pueden llegar a ocacionar las travesuras.
15 febrero, 2011 a 6:41 PM
Llamas Noriega Pablo Alejandro
Muy bien contado tu recuerdo jeje lastima que no te salvaste del castigo, pero te sirvio a futuro lo ocurrido
15 febrero, 2011 a 6:44 PM
Oscar García Juárez
Ariel me has dejado pasmado, si sólo hubiera leido tu recuerdo estoy seguro que no hubiera sido la misma sensación que me has dejado al haberlo escuchado de tus propias palabras. Imagino la impresión que te causó todo esto siendo un niño y definitivamente ahora que eres un adulto. Podría rescatar algo bueno de todo esto, y es que seguramente aprendiste hacer más precavido y dejar este tipo de travesuras.
15 febrero, 2011 a 7:08 PM
David Amarillas
enserio que fue una de las historias que mas me impacto por la magnitud del problema que una persona puede causar por querer hacer un bien, ejej
15 febrero, 2011 a 8:54 PM
Liliana Merida Perez
me dio mucha risa cuando lo platicaste! Aunque la experiencia estuvo fuerte, aprendiste a que con fuego jamas se juega jeje
15 febrero, 2011 a 11:26 PM
Tania Estefania Ambrosio Hernandez
ah, ariel pobre de ti quedaste en shock cuando el señor te decia, !adios quema casas!, esta fuerte tu anecdota. yo tambien hubiera sentido verguenza.
14 febrero, 2011 a 11:06 PM
Angélica Alcaraz
Un recuerdo que tengo muy presente es cuando tenía aproximadamente 6 años y por primera vez me iba a subir al avión.
mi madre dos semanas antes ya nos había dicho a mi hermana y a mí que viajaríamos, y desde que me dio la noticia yo me emocione mucho, ese mismo día ya quería hacer las maletas, mi madre decía que aun no y yo le seguí insistiendo incluso no quería ni ensuciar la ropa para ya irla guardando por fin mi madre empezó a hacer las maletas, y llego el día tan esperado, entramos al aeropuerto de Tijuana, checaron las maletas y nos dirigimos hacia el avión, cuando mire el avión tan grande y yo tan pequeña ya no quería subirme y comencé a llorar y llorar nadie me podía calmar y el avión ya tenía que despegar, entonces fue cuando una de las aeromozas se le ocurrió decirme que si me subía yo le iba ayudar a repartir dulces a todos, y cuando ya estaba arriba sentada cada vez que veía pasar a la aeromoza le decía a qué hora vamos a repartir los dulces, hasta que me dijo vente ya vamos a repartirlos y desde ahí cada vez que miro un avión recuerdo ese día y quiero subirme a uno.
15 febrero, 2011 a 2:50 PM
daniela rivera rojo
deberias cambiar de carrera, la proxima aeromoza jejee.
14 febrero, 2011 a 11:03 PM
Angélica Alcaraz
Un recuerdo que tengo muy presente es cuando tenía aproximadamente 6 años y por primera vez me iba a subir al avión.
mi madre dos semanas antes ya nos había dicho a mi hermana y a mí que viajaríamos y desde que me dio la noticia yo me emocione mucho, ese mismo día y quería hacer las maletas, mi madre decía que aun no y yo le seguí insistiendo incluso no quería ni ensuciar la ropa para ya irla guardando por fin mi madre empezó a hacer las maletas, y llego el día tan esperado, entramos al aeropuerto de Tijuana, checaron las maletas y nos dirigimos hacia el avión, cuando mire el avión tan grande y yo tan pequeña ya no quería subirme y comencé a llorar y llorar nadie me podía calmar y el avión ya tenía que despegar, entonces fue cuando una de las aeromozas se le ocurrió decirme que si me subía yo le iba ayudar a repartir dulces a todos, y cuando ya estaba arriba sentada cada vez que veía pasar a la aeromoza le decía a qué hora vamos a repartir los dulces, hasta que me dijo vente ya vamos a repartirlos y desde ahí cada vez que miro un avión recuerdo ese día y quiero subirme a uno.
15 febrero, 2011 a 8:56 PM
Liliana Merida Perez
se me hizo muy buena onda la asafata, que te dejo repartir los dulces…o sera que la enfadaste de tanta insistencia?? jejeje
14 febrero, 2011 a 10:08 PM
Guadalupe Jaimes
El recuerdo más lejano de mi niñez fue cuando tenía aproximada mente la edad de 5 o 6 años, estaba al cuidado de mi hermana que era muy vaga, siempre se la pasaba con una vecina de su edad aproximadamente de unos 10 años, pues como ella estaba muy aburrida me llevo a la casa de la niña y duramos jugando como una hora no recuerdo bien el tiempo pero ellas se enfadaron de mí y me mandaron a ver la televisión, pero como yo quería estar escuchando lo que ellas decían, me dijeron que si no me iba a ver la televisión me iban a encerrar en el ropero, yo bien berrinchuda les dije que no me importaba.
El hermano de la amiga llego y ellas le dijeron que me metiera al ropero por latosa, entonces yo me puse a llorar, el fue por una telas de su mamá y entre los tres me amarraron los pies, las manos y mi hermana bien mala onda me puso un trapo en la boca, los tres me arrastraron risa y risa desde la sala hasta el cuarto de la mamá de la niña, me metieron ya no recuerdo bien el tiempo que dure encerrada pero fue como aproximadamente una media hora hasta que llego la mama de la niña y el niño, fue hasta ahí que me sacaron yo hecha un mar de lagrimas y bien asustada.
La señora los regaño, aparte yo le dije a mis papis para que le pegaran a mi hermana aun recuerdo la cara de mi hermana cuando mi mami le dio una tunda. Yo al final quede con el trauma un buen tiempo a los lugares encerrados y obscuros.
15 febrero, 2011 a 2:48 PM
daniela rivera rojo
ya me imagino tu cara, toda asustada. me hiziste reir mucho
15 febrero, 2011 a 4:56 PM
Ana Yesenia Lara Ramírez
Fue divertido escuchar tu historia, te imaginé amarrada y la verdad, con todo respeto, me dio mucha risa, pero a la vez dije, que malos, pobresita Lupita!
15 febrero, 2011 a 7:10 PM
David Amarillas
no manches te pudo haber provocado una claustrofobia ejeje
15 febrero, 2011 a 11:33 PM
Tania Estefania Ambrosio Hernandez
el recuerdo es muy similar a los miedos que teniamos de chicos, a la obscuridad, el encierro y esas cosas, mas como se es muy imperactivo, esos actos son negativos para los niños. Si se juega al principio este tipo de actividad cuando es chico, pero uno se aburre muy pronto…
14 febrero, 2011 a 11:35 AM
Marisol Parra Valenzuela
En cuanto me preguntan de mi infancia pienso en Sinaloa y que a veces me gustaría regresar, hace poco estaba viendo unas fotos de cuando hice la primera comunión y recordé ese día, en el cual también le festejaron su cumpleaños a mi hermana. A mi mama siempre le ha gustado hacernos fiestas, ese día me la pase muy bien, una de mis abuelas sabia hacer piñatas y nos hizo una en forma de uva que estaba hecha con puros cascarones de de huevo llenos de confeti, recuerdo a mi mama cuidando que cada niño solo le diera una vez a la piñata para que esta durara mas, también nos hizo una piñata de globos era un cubo que tenia globos adentro, me la pase muy y me regalaron muchas cosas y me gusta ver esas fotos porque me recuerdan los feliz y sencilla que fue mi infancia en sinaloa
14 febrero, 2011 a 9:56 AM
Carlos Anaya
Mi anecdota:
Una de mis anecdotas mas recordadas fue cuando yo tenia 12 años de edad, estaba en la casa de mi mejor amigo, recuerdo que era ya muy noche de sabado,estabamos en la terraza de su casa, cuando de pronto vimos algo en el cielo,no parecia ser un avion, ni parecia ser un globo ni nada, mas bien era una luz que se movia de manera muy extraña, no eran movimientos normales que un avion, avioneta o cualquier parecido pudiese hacer, al menos no con esa facilidad, cuando estabamos bien sacados de onda y nos le quedamos viendo asi de ojo pelon, de pronto…pum..desaparecio asi como arrancando muy rapidamente y se perdio, dejando una espoecie de..aamm..como dejan los aviones pero mas direfente…..no se explicarlo…al ver ese fenomeno nos volteamos a ver y dijimos al mismo tiempo:..uuuyyyyyyyy!!!……..y nos ondeamos bien curada, sorprendidos…despues en la casa de su tio que esta al lado de el, y tambien en la terraza de esa casa se encontraba una tia de mi amigo, que no nos habiamos dado cuenta pero tambien estaba viendo, y recuerdo que le preguntamos: viste eso?…y ella respondio…si…si vi..!, y le preguntamos…pero verdad que estuvo raro?..y ella respondio….si…y se quedo callada mirando al cielo…la cara de la tia era de un no se que..estaba tan sacada de onda como nosotros…!
15 febrero, 2011 a 2:46 PM
daniela rivera rojo
nunka me ha pasado, pero conosco a muchas personas que si, y que si creen en los ovnis.
15 febrero, 2011 a 7:01 PM
Oscar García Juárez
Presenciar cosas sorprendentes como éstas ha de ser interesante, almenos yo no he tenido alguna experiencia similar pero que bueno que tu si, y que mejor ver a que te cuenten, haya lo que haya sido lo que sucedió, el fenómeno será difícil de olvidar para ti.
15 febrero, 2011 a 7:11 PM
David Amarillas
una historia diferente, lo mejor la cancion que se te viene a la mente…
15 febrero, 2011 a 11:59 PM
Tania Estefania Ambrosio Hernandez
un poco me dio raros tus recuerdos, pero creo que uno a pasado por alguno de esos, que piensas cosa que a ultima hora ni son y uno mismo se los inventa, pues recuerdo una vez que unas amigas y yo caminabamos por una calle de noche y como estabamos contando cosas de terror, pues nos asustaron unos perros con sus ladridos y pensamos que alguien nos seguia, cosa asi, pero por anda contando cosas de terror, uhhh.
13 febrero, 2011 a 8:43 PM
Lourdes Loza Romero
Este ejercicio coincide con la nostalgia que me genera la temporada previa a mi cumpleaños. Creo que es lo más viejo que tengo en mi memoria. De pequeña fui una nieta demasiado consentida por los abuelos de ambos lados, pero siempre conviví más con mi abuelo materno y a veces me gusta creer que tengo mucho de él en mi forma de pensar.
Creo que tenía unos dos años, era un bonito día soleado (quiero creer eso) y a mi abuelo le gustaba estar fuera de la casa. La casa de mis abuelos era más patio que nada. La pequeña casa estaba rodeada de patio. La casa estaba en una esquina (antes de bajar a la Cruz Roja) y había un solo carril, estaba como de terracería. Una tarde mi abuelo me llevó con él a sentarme en la orilla del terreno, en la banqueta. Platicaba mucho conmigo, pero lamentablemente no recuerdo nada. Paso un paletero, de eso que tienen un carrito y llevan una campanita anunciando que ya están cerca.
Mi abuelo compro dos paletas, uno para él y uno para mí. Nos comimos las paletas y seguimos sentados en la banqueta pasando el rato. Para esto, deben saber que yo de pequeña padecí de anginas, hasta los 8, 9 años que me operaron. Después paso otro señor vendiendo paletas y mi abuelo repitió la acción a petición mía, lo más seguro. Comimos y seguimos ahí en la banqueta.
Más tarde, ya dentro de la casa me enferme. Ni mi madre ni mi abuela sabían porque, sólo me escuchaban toser pero yo no quería decir nada.
Pero creo que mi abuelo les dijo lo de las paletas, después me regañaron por andarle pidiendo cosas heladas a mi abuelo, porque para ellas yo a mi dos años de edad tenía que entender que lo frío me hacia daño, por las anginas. Tengo algunos recuerdos borrosos de mi abuelo, también puedo recordarme caminando de la mano con él, por las vías del tren que estaban a unos metros de la casa. Yo como siempre viendo para todas partes y él platicándome cosas que ya no recuerdo, pero que confió que se hayan quedado en mi subconsciente y sean la razón de muchas cosas que a veces no entiendo.
15 febrero, 2011 a 4:58 PM
Ana Yesenia Lara Ramírez
Me recordó mucho a los domingos de mi niñez, comiendo paletas en el parque.
15 febrero, 2011 a 6:55 PM
Oscar García Juárez
Buenas memorias del abuelo y la nieta, apesar del regaño el haber convivido con tu abuelo de tal manera resulta interesante, pues la nostalgia más de una vez te hará recordar el momento.
11 febrero, 2011 a 1:38 PM
Berenice Velázquez Rodríguez
Mi recuerdo más lejano es uno de cuando tenía 4 años. Mi papá empezaba a trabajar de guardia en el ministerio donde lleva ahora la logística. El caso es que ahí le prestaban una camioneta para que checara el campamento. Mis hermanos y yo le pedimos que nos dejara quedarnos a jugar un rato solitos, en lo que él hacia sus rondas y nos pusimos a jugar aventando «bombas». Al principio fueron bolas de unicel que había en el piso, pero cuando se terminaron empezamos a usar grava. Mi hermana y yo estabamos en un equipo y mi hermano estaba solo, pero cada quien tenía una madera para esconderse detrás. Resulta que en una de esas la grava que teníamos mi hermana y yo se acabó, así que le dije a mi hermana
– !Voy por más municiones!
Me fui corriendo a recoger todas las que podía y derrepente mi hermana grita
-!Bere, cuidado!
Me paro del suelo y oigo un «tuck». Me apreté la cabeza con los dos brazos cruzados y empezé a ver como la sagre corría por mi cara. Mi hermano todo nervioso corrió conmigo y mi hermana estaba llorando de la decesperación. Uno de los jefes de mi papá me alcanzó a ver a lo lejos y cuando se acercó y me vio sangrando me curaron y le hablaron a mi papá. No le quisieron decir lo que había pasado, pero ya cuando me miró estaba todo preocupado y mis hermanos todos asustados de que los iban a regañar. Yo por mi parte estaba pidiendo perdón a mis hermanos y a Dios. Lo que más risa me da es que decía.
-Dios perdóname, no me quiero ir al infierno
*=) Aun no puedo creer el miedo que le tenía a Dios.
Las pruebas sólo quedaron en nuestra memoria, porque no quedó no cicatriz del accidente.
15 febrero, 2011 a 2:45 PM
daniela rivera rojo
la verdad me hizo reir mucho, eso pasa cuando tienes hermanos mas grandes jeej
7 febrero, 2011 a 12:38 PM
Thania Bojórquez
El Recuerdo de mi infancia
Uno de los recuerdos que tengo muy presentes en mi memoria y que puedo imaginarme nuevamente los colores del lugar, las caras de las personas que estaban ahí; en si recordar el momento con gran claridad Fue cuando estaba en preescolar, el día de clases ya terminaría. Solo teníamos que terminar de colorear un dibujo y cuando concluyéramos se lo dejaríamos a la maestra en su escritorio. Cuando de pronto mi maestra, dice en voz alta: ¡hay una personita que se ha esforzado mucho y que colorea sin salirse de los bordes, le daré un premio!, cuando poco después menciono mi nombre y dijo que el premio era para mí, y pidió a mis demás compañeritos dieran unos cuantos aplausos. Yo recuerdo que me sentía muy feliz, y mi corazoncito latía muy fuerte. El premio era una dibujo de los personajes de Plaza sésamo en una lámina de papel de cascarón, que la maestra había hecho. Para mí fue genial, pues yo vi un día antes como la maestra lo estuvo haciendo, era la hora de recreo cuando yo entre de pronto al salón y ahí estaba ella dibujando sobre la lámina, y yo pregunte con mi voz delgada, qué era lo que hacía y me explicó que era para una personita especial, qué solo era un pequeño regalo. Recuerdo también que junto con el dibujo la maestra nos daba medallas por ser buenos alumnos, yo tenía una colección, que hasta la fecha las tengo conmigo guardaditas en una caja. Regresando al premio, la maestra al finalizar la clase me comento que hasta que viniera mi madre por mí tomaría el premio, pues todavía estaba un poco fresca la pintura. Entonces, cuando ya llego mi madre, yo corrí hacia ella y le dije lo contenta que estaba y el regalo que me había hecho la profesora. Cuando llegamos a casa mi mamá, me pregunto en qué parte de mi cuarto quería estuviera el dibujo, lo puso en el centro de la pared que quedaba en la cabecera de mi cama, dibujo que duro muchos años en esa pared, y siempre que miraba hacia arriba, venia el recuerdo de ese día y la sensación de felicidad.
14 febrero, 2011 a 3:31 PM
estefhania rodriguez
que padre thania que tengas esos bellos momentos guardados en tu memoria, asi que eras niña buena cuando ibas en el kinder jajaj ntc.
15 febrero, 2011 a 5:01 PM
Ana Yesenia Lara Ramírez
Yo era muy traviesa y ocurrente, pero en la escuela era un panesito dulce, y tambien guardo varios premios, diplomas y hasta las estrellitas que me pegaban en la frente jeje
15 febrero, 2011 a 11:19 PM
Thania Bojórquez
jjaa, ei lo sigo siendo
AHHH, vas a ver
14 febrero, 2011 a 4:03 PM
estefhania rodriguez
mi recuerdo mas lejano de la infancia no es muy agradable,pero me parece loco jajaja porque aun me sigue afectando.Un dia mis padre decidieron cambiarse de casa,en donde viviamos ya teniamos mucho tiempo, recuerdo a mi papa subiendo las cosas a un carro grande, y mi mama ayudandole;mientras yo agarre mi escobita y decidi ir a la tiendita de un lado a despedirme de la señora de la tienda pero estaba cerrado me provoco mucha tristeza y ahi fuera de la tienda me puse a pensar que la iba extrañar,que ya me iba que no la iba volver a ver,y me fui al carro en rumbo a mi nueva casa ,y cuando llegue me di cuenta que mi escobita se me habia quedado en aquella casa y mi papa nunca que quizo ir por ella,y siempre recordare mi escoba chiquita con el mango rojo y sus cerdas amarillas.Hasta la fecha los cambios de escuela,ciudad me afectan mucho.
15 febrero, 2011 a 2:43 PM
daniela rivera rojo
suele pasar, a mi tambien me pasa seguido.
15 febrero, 2011 a 7:12 PM
David Amarillas
no lo puedo creer, esa escoba era como un oso de peluche o algo asi u.u
14 febrero, 2011 a 10:23 PM
Guadalupe Jaimes
que tierna… me gusto ru choco aventurilla de ninia
25 enero, 2011 a 10:53 AM
Claudia Alcaraz
Mi recuerdo fue cuando tenia aproximadamente 4 años mis padres junto con muchos de mis familiares estaban contruyendo mi casa y todos estaban en su trabajo, com era la más pequeña me dejaron en la jardinera a que jugara y tooooooooda la mañana y parte de la tarde me la pase jugando con una lagartija que no se cómo la pude capturar, lo que recuerdo es que la tenía bien apretada a la pobrecita y nunca se fue.. hasta cuando me hablaron para comer he iba con mi pobre animalito, toda mi familia se asusto porque no sabian si era la lagartija venenosa… ja ja creo que yo fui más peligrosa…
10 febrero, 2011 a 9:55 PM
Isa Diaz
cuando tenia 3 años de edad, me gustaba mucho jugar en el patio de trasero de la casa, en el cual había un poso de agua. ese dia el agua se fue. mi mami tubo que destapar ese pozo para lavar ropa. entonces yo andaba jugando. no se porque se me ocurrió ir a ver que había dentro. por supuesto el pozo estaba lleno de agua. tenia 12 metros de profundidad. En realidad ya no recuerdo que paso de ahí solo se me viene a la mente que estaba dentro del pozo desesperada y el agua me cubría el cuello solo pataleaba y lloraba y mi mama me veía desesperada desde arriba. después un señor se metió amarrado con una cuerda en la cintura así me pudieron sacar y cuando salí no podía hablar. solo se me viene a la mente cuando mi mama me estaba frotando un huevo todo mi cuerpo y yo no podía hablar de lo asustada que estaba. estuve aproximadamente un mes muda debido al susto que tuve por el accidente.
15 febrero, 2011 a 6:50 PM
Oscar García Juárez
Hay Isa porqué no te fijas donde caminas, vaya impresión doble, la de tu mama y la tuya en esa situación, que desesperación es un momento contrareloj, lo bueno es que no pasó a mayores y hoy podemos disfrutar de tu presencia.
15 febrero, 2011 a 7:14 PM
David Amarillas
un mes sin hablar, es como no estar en este mundo, que gusto que lo pudiste superarr
24 enero, 2011 a 9:42 AM
Gabriel Arisqueta
A la edad de entre 4 y cuatro anos y medio, viviamos en un ranchito llamado los copales en el municipio de Concordia, Sinaloa. Mi papa se dedicaba al campo y estaba a cargo de un pequeno rancho que quedaba como a 10 km de Concordia; un dia salimos a visitar y pasear a por el pueblo de Concordia, llegada la tarde tuvimos que regresar a casa.
El camino a casa estaba rodeado de vegetacion en ambos costados y no era muy transitado, ya que solo existia el rancho donde viviamos en medio de la nada; llegamos a la parte donde habia que atravesar un arroyo pedregoso y de repente la camioneta se atasco y no se podia salir, mi papa fue a buacar ayuda dejandonos solos a mi mama y mis hermanos y yo; casi ya al oscurecer regreso y no encontro ayuda, por lo tanto nos quedamos a dormir en la caja de la camioneta. Para mi, esa noche fue larga, estar en el monte y en la oscuridad me estremecia de miedo, no podia dormir, cual quier ruido llamaba mi atencion, pero mas miedo me dio cuando escuche que mi papa en vez de estar al pendiente estaba roncando, menos podia dormir; mi mama se qudo platicando un buen rato conmigo, finalmente el cansancio me vencio ya casi de madrugada y al despertar con la luz del dia desaparecio ese miedo a la oscuridad y el lugar, pero aun asi me encanta pasar momentos en ese tipo de lugares y en la oscuridad. me fasina visitar lugares alejados de la ciudad.
GABRIEL ARISQUETA BARRERA
22 enero, 2011 a 11:04 PM
José Antonio Mejía
Cuando era niño iba con mi abuelo a vender papayas por las calles de Ruiz, Nayarit, las personas salían a comprarle ya que lo conocían desde hace tiempo atrás, mi abuelo no tenia maquina para pesarlas y solo con tomarlas en sus manos, recuerdo que me dame dinero por ir ayudarle, eso me hacia muy feliz por que compartía con mi abuelo mucho tiempo y me compraba dulces y juguetes…
22 enero, 2011 a 10:49 PM
Raul Arias
Haciendo remembranzas de mi infancia, recuerdo que tenía 5 años estaba en el kinder y unos niños me encerraron en el baño, el lugar era muy angosto y se decía que salía una mano peluda yo estaba muy nervioso y lloraba mucho mi corazón latía muy rápido, había un agujero que podía ver el exterior, un grupo de párvulos custodiaban como centinelas la puerta y a lo lejos mi hermana mayor que escuchaba mis gritos estaba empujando niños peleando con otros, llega a la puerta y fue mi heroína, cada vez que lo recordamos es volver a estar ahí co la diferencia que nos da mucha risa.
22 enero, 2011 a 10:36 PM
Margarita Castillo
Recuerdo cuando tenia 5 anos, la profesora nos dejó dibujar una arco iris y el niño que lo hiciera mejor le iban a regalar una sorpresa, yo me esmeré mucho en una hoja oficio pinté un arcoiris muy grande con un sol que tenía muchos rayos al rededor y con una cara sonrriendo, cuando iniciaron la premiación fui la ganadora, estaba tan emocionada que salí corriendo del salón y se me olvido recoger la sorpresa, al día siguiente la maestra me entregó una muneca con el cabell largo, con vestido rosa y un peine blanco, la conserve por mucho tiempo.
22 enero, 2011 a 9:58 PM
Raul Arias
Haciendo remembranzas de mi infancia, recuerdo que tenía 5 años estaba en el kinder y unos niños me encerraron en el baño, el lugar era muy angosto y se decía que salía una mano peluda yo estaba muy nerviso y lloraba mucho mi corazón latía muy rápido, había un agujero que podia ver el exterior, un grupo de párvulos custodiaban como centinelas la puerta y a lo lejos mi hermana mayor que escuchaba mis gritos estaba empujando niños peleando con otros, llega a la puerta y fue mi heroina, cada vez que lo recordamos es volver a estar ahí co la diferencia que nos da mucha risa.
22 enero, 2011 a 7:49 PM
Regino Hernandez
Mi recuerdo muy lejano es: en la Escuela Primaria Benito Juárez cuando un día la Maestra me comento que tenía que representar al ratón vaquero, situación que me molesto mucho porque no me gustaba participar en actividades artísticas. Al término del festival recuerdo vagamente les dije a mis papas que no permitieran que participara en otra ocasión.
22 enero, 2011 a 11:27 AM
Keshia
Mi recuerdo mas lejano sobre mi vida se me vino a la mente hace poco, detonado por una imagen de un mueble que tenia años sin ver, ya que esa historia anteriormente la habían platicado en casa, sin embargo no me constaba ya que no tenia memoria alguna hasta hace poco.
Dicen las malas lenguas (mi familia), que empece a hablar y a caminar a los 8 meses y que me encantaba estar al pendiente del teléfono, recuerdo que en casa de mi abuela el único teléfono inalambrico se encontraba en el segundo piso, sin embargo recuerdo claramente estar sentada en una silla a un lado de la mesita donde colocaban el teléfono, cuando timbro mi tía (una de las hermanas mas chicas de mi papa) corrió a contestar la llamada, no recuerdo exactamente cuanto duro, lo que si fue que mi tía no se movió de ahí ya que estaba al pendiente de mi y que no me cayera de la silla, cuando colgó, recuerdo haber pronunciado las palabras: Yani quien era?, cuando de pronto mi tía soltó el grito, y consecuentemente me baje de la silla y me quise bajar las escaleras cuando de pronto siento que me alzan, para cargarme creo por que no recuerdo mas…
21 enero, 2011 a 11:06 PM
Altagracia
Respecto a mis recuerdos tengo varios, pero me gusta recordar los bellos momentos que pase con mi abuelito (materno), me encantaba andar con el en el caballo e ir al racho a encerrar vacas, bañarlas, vacunarlas y que regaran la siembra, me sentía libre y cómoda.
21 enero, 2011 a 9:03 PM
Alma rosa Ramos
Hola
Mi recuerdo mas lejano es cuando vivia en la cuidad de Chihuahua, segun dice mi mamá que tenia poquito mas de 3 años, una tarde de verano mi mamá me llevó a un parque en donde había una fuente con la forma del estado de chihuahua, yo caminaba alrrededor y ZAZ!, que me caí al agua, recuerdo haber salido llorando y que mi mamá me abrazaba.
21 enero, 2011 a 3:53 PM
KAREN GARCIA
HOLA QUE TAL, BUENAS TARDES, MI RECUERO MAS LEJANO DE LA INFANCIA ES DE CUANDO YO EMPEZABA A SELECCIONAR MI ROPA, Y RECUERDO QUE SIEMPRE QUERIA TRAER UN VESTIDITO ROSA CON OLANCITOS DE ENCAJE BLANCO, Y SIEMPRE QUE IBA A LA IGLESIA QUERIA USARLO, ASI QUE YO PARECIA FOTOGRAFIA, TODOS LOS SABADOS CON EL MISMO VESTIDO. YO TENIA APROXIMADAMENTE 3 AÑOS, Y TAMBIEN RECUERDO QUE LE EXIGIA A MI MAMA QUE ME PEINARA CON UNA COLITA «ORILLADA» JAJAJA, AUN ME DA MUCHA RISA, PERO LO MAS GRACIOSO ES QUE YO TENIA APENAS UNOS CUANTOS PELOS QUE NO ME SALIA NI EN EL CENTRO (PARA ALCANZAR A SOSTENERSE EN EL MEDIO DE MI CABEZA)
Y MI MADRE ME DECIA, «NO MIJA ESQUE NO TE SALE», Y YO AGARRABA LA LIGA Y LA AVENTABA, Y GRITABA: «TE DIJE QUE ORILLADA» JAJA.
Y HASTA LA FECHA ME GUSTAN LAS COLITAS DE LADITO. A NO ORILLADAS, JAJA.
19 enero, 2011 a 4:59 PM
Alina Burquez Anzaldo
Recuerdo cuando yo era muy chikita lo que me encantava hacer era probarme todos los zapatos de mi madre. La razon de esto es que yo de chikitita no usaba tacones o mas bien no podia usarlos porque tenia que usar zapatos ortopedicos.
Eso recuerdos realmente nunca desaparecen.
19 enero, 2011 a 11:31 AM
ALEJANDRAN CONTRERAS SEGUNDO
“EL RECUERDO MAS LEJANO”
El recuerdo más lejano que llega a mi mente es cuando tenía aproximadamente tres años, en casa de mis abuelos maternos, los sábados de Box por la noche, mi abuelo era un super-aficionado de este deporte, yo siempre inquieta, no dejaba ver en paz a mi abuelo la televisión, tanto lo desesperaba que me atrapaba entre sus piernas y me agarraba las manos para hacerme desatinar.
En ese tiempo había un programa en televisión de nombre El Show de Luis de Alba, donde aparecía el personaje del Ratón Crispin, este tenía una frase que decía …”te odio, con odio jarocho …..” misma que le decía a mi abuelo para que me soltara.
Este recuerdo es especial para mí, porque aún recuerdo el aroma de la colonia de mi abuelo, el color del sofá donde siempre se sentaba y hasta recuerdo la sensación que tenía de coraje en ese momento ,porque mi abuelo no me hacía caso.
19 enero, 2011 a 2:11 AM
Paulina Otero
Cuando era niña me gustaba contemplar como mi mamá hacia su ritual de embellecimiento. Me sentaba en el WC y observaba con mucha atención el reflejo de mi madre en el espejo que se encontraba sobre el lavabo.
Empezaba por lavarse la cara y usaba un cepillito para exfoliarse, después se ponía un tónico y una crema. Me divertía mucho cuando se ponía la crema en forma de puntitos siempre en los mismos lugares: frente, mejillas y barbilla para después desvanecerla en movimientos circulares. Luego de la misma manera se ponía el maquillaje. Se delineaba la ceja, se ponía rubor y al final se pintaba los labios. Yo le sugería que se pusiera sombras y rímel pero no podía porque le causaba alergia. Al final siempre me preguntaba como se veía. Bonita, le respondía.
14 enero, 2011 a 2:02 PM
noemi belem hernandez
y opino que esta se podria decir dinamica es muy importante para poder indagar mas en nuestra memoria 🙂
soy alumna de la unid , de la Lic. de diseño e industria del vestido de segundo 😉
12 enero, 2011 a 10:28 AM
alexandra alvarez
Mi recuerdo mas lejano es de un día en el que yo estaba en casa de mi mejor amiga de la infancia.
No había nada de comer en su casa asi es que sentimos un poco de alivio al escuchar que su hermano mayor llegó a la casa, ya que pensamos que el nos daría de comer. Su hermano llegó acompañado de unos amigos y nos preguntaron que que nos pasaba, les dijimos que teníamos hambre y ellos nos preguntaron que si queríamos que nos prepararan sushi. Claro que en ese tiempo no teníamos idea de lo que era el sushi pero era preferible a no comer nada, asi que accedimos a comer «sushi».
Fue entonces cuando el hermano de mi amiga tomó uno de los cuchillos mas filosos de la cocina y comenzó a aventar verduras en el aire las cuales cortaba con el filoso cuchillo antes de que estas calleran al suelo.
obviamente no era sushi… ni nos iba a dar de comer.
12 enero, 2011 a 10:24 AM
MIRIAM MARTINEZ MORAN
Ok, este es ciertamente un recuerdo mio de eso estoy segura.
Estaba en el kinder y recuerdo que la maestra nos saco en fila al area de juegos y nos estaba enseñando a pasar el pasamanos, a muchos niños les daba miedo o se quedaban a la mitad o algo por el estilo,claro que la maestra iba debajo de cada niño deteniendolo por si acaso, en ese tiempo recuerdo que mis papas me estaban enseñando a pasarlo y cuando llego mi turno yo muy confiada de que podia hacerlo empeze…….. y cuando llevaba supongo que mas o menos la mitad fue cuando me solte. La maestra no alcanzo a agarrarme y me cai, recuerdo la tierra en mi voca mas que la caida fue el golpe y la sensacion de la tierra en mi cara la que me asusto, recuerdo que me puse a llorar, la maestra me levanto y me empezo a sacudir me llevo a su oficina y me sento en una silla, no estoy segura si me unto algun tipo de pomada talvez si talvez no, pero lo que si recuerdo son las galletas que me dio, jjejeje no se el nombre de las galletas pero recuerdo su forma y el sabor a vainilla aun venden esas galletas y cada que las como me acuerdo de esa ocacion.
12 enero, 2011 a 12:30 AM
Analy
Casi no me gusta pescar aquellos recuerdos del pasado; pase una mala niñez
Lo que si recuerdo es cuando visitaba ami abuela, recuerdo el largo camino que viajaba con mi mama no me gustaba el camino y menos estar en los apestoso microbuses que me causaban vomito recuerdo que siempre me cargaba mi bolsita y un pedazo de limón; pero lo único que me interesaba era la feria; me encantaba los juegos artificiales, los castillos, los algodones de dulces, las papa fritas caseras y los ricos elotes que solo los mas ricos los encuentras en Tlahuac DF, me encantaba subirme a los juegos mecánico mas grandes me encantaba sentir esa adrenalina que hacia sentía plena y que era algo nuevo para el ambiente era genial para mi ver a las familias convivir disfrutar de las atracciones que llevaba la feria; sentía muchas felicidad y muchas comunicación con mi familia en ese entones casi no comprendía lo que pasaba a mi alrededor solo me interesaba el juego y el placer de las golosinas.
Es lo poco que recuerdo de mi infancia tenia como 4 o 5 años porque me había quemado la mano y como olvidar ese dolor que no soportaba quería regresar el tiempo por andar de curiosa.
11 enero, 2011 a 11:35 PM
yareli carreon
Mi recuerdo mas lejano era que cuando yo tenia como unos 3 años convivi mucho con una sobrina que es 4 meses mas chica que yo y con un primo 6 meses mas grande que yo y como heramos muy inquietos nos pusieron un corral en lo ke era toda la sala para no pergarnos con los picos de la mesa y de por si yo y mi sobrinita siempre nos peleabamos recuerdo que la mayoria de las peleas que teniamos era por siempre querer prestarle o regalarle nuestros jugetes a mi primo y estabamos «no el jugara con mi jugete» » no juegara con el mio» » no con el mio» «el mio» «el mio» mi primo agarraba por ejemplo el de mi sobrina yo le quitaba ese y le deba el mio y luego mi sobrina le quitaba ese y le daba el suyo y asi mi primo solo recibia y soltaba un jugete y asi sigui la situacion hasta que yo y mi sobrina llegabamos hasta pelearnos con jalones de pelo y manotasos y mi mama y mi cuñada nos separaban y al final mi primo se quedaba con los dos jugetes y nosotras castigadas y separadas pero siempre al final nos aburriamos y nos pediamos perdon con un beso y un abrazo y ya se nos pasaba el coraje y volviamos a jugar
11 enero, 2011 a 11:34 PM
Adriana Ortega Gonzalez
Hola desde pequeña siempre me ha agradado conocer gente y convivir con ellas, por eso el recuerdo mas lejano en mi infancia que logro recordar, es cuando iba en el kinder tenia alrededor de 6 años de edad.
Recuerdo que mi escuela se encontraba en una parte inclinada de la colonia, mi salon se encontraba en la parte de abajo de esta, pero yo preferia ir a la parte superior de la escuela porque habian mas salones, osea habian mas niñas y niños. Entonces conoci a un niño, que por cierto nunca supe su nombre… era el tipico niño que pelea con una niña y la molesta, y simplemente porque le gusta esa niña jeje. Realmente no le tomaba mucha importancia, pues a mi lo unico que me importaba era jugar, jugar, jugar =D… aunque aca entre nos lo apodaba el ¨ventanitas¨ ( mas adelante sabran porque).
Llega un dia en el que el ventanitas se me acerca con sus amigos donde yo jugaba con mis amigas, por un instante yo crei que el me molestaria como lo hacia siempre, pero no… estas fueron las palabras que cruzamos, el comenzando:
–Hola te quiero decir algo
–Que quieres
–Quiero que seas mi novia
–No! estoy muy chiquita y mi papa me regañana
–Que miedosa
Entonces le conteste… Oh! no les comente que siempre he sido demasiado sincera verdad…
— No porque estas feo!!!
–Asi pues de todas maneras no queria, POR CHIMUELA!
Demasiado sincero tambien ¿verdad? jeje, en fin eramos niños…siempre dicen la verdad que no?
Despues de todo esto todo volvio a la normalidad… el brincaba en sus llantitas y yo en las m ias con mis amigas, eso si… jeje sin dejarnos de molestar.
17 agosto, 2011 a 8:47 PM
Gabriela Cerrillo
«No! Porque estás feo!!!!» hahahahahaaha!!!… Me encantó tu historia.. XD
11 enero, 2011 a 10:46 PM
Cristopher Tarango
Mi recuerdo mas lejano es cuando tenia 2 o 3 ano, recuerdo que estaba con mi papa y mi hermano en el “porsh” de la casa, este tenia una puerta de alambre y através de esta podíamos ver a una persona que estaba toda vestida de negro, mi familia era muy cristiana en aquel entonces y recuerdo que mi papa me decía a mi y a mi hermano que a si se miraba el diablo. No recuerdo haber tenido miedo pero si se que a partir de ese día creía que el diablo existía.
11 enero, 2011 a 10:31 PM
Clove :)
Seré un poco breve!
Cuando tenia 6 años recuerdo que me habían regalado una muñeca mucho mas bonita que la de una prima xD
Entonces yo le decía que no la querían por que le daban una mona muy fea, entonces recuerdo que ella se enojo después de cómo una hora de yo estarla enfadando & aventó mi muñeca ala casa de alado
Como yo me Abia enojado le dije a mis papas (llorando claro esta) que ella me había dicho que mi mona era fea & que mejor jugáramos con su muñeca entonces mi tío regaño ami prima & después me reí. Jaja
Entonces al otro dia me dijo que su muñeca se la habían robado yo sentí feo que fui a pedir la mía alado de mi casa & se la regale , pero resulta que era mentira (MENTIROSAAA jaja)
Entonces me enoje & la mordí & asi recupere mi muñeca
Hasta la FECHA TENGO MI MUÑECA QUE ES MUCHO MAS BONITA QUE LA QUE TENIA ELLA fin xD jajajajaja
11 enero, 2011 a 10:28 PM
Julia Hernandez
Unos de mis recuerdos mas lejanos, fue cuando cursaba el kínder y yo tenia dos primas de mi misma edad, pero en diferente salón. Las tres estábamos locamente enamoradas de un niño llamado José. Como todo yo quise ser la mas aventada y le iba pedir en recreo que si quería ser mi novio, me prepare me subí mis medias, me acomode mi falda y me acomode mi fleco y asimismo lo perseguí (Aun recuerdo cuando mis primas me miraban de lejos) estaba en los juegos parado al lado de una banquitas…me pare enfrente, con nervios que solo le pude decir con la voz quebrada “Que bonitos están tus zapatos” obviamente a mis primas les informe que el monito me había dicho “Si” para variar me envidiaron y jamás fuimos novios.
11 enero, 2011 a 10:00 PM
Monica Curiel
Unos de mis mejores recuerdos de mi niñees creo que a la edad de 5, que tienen una gran felicidad en mi vida es de mi abuelo y yo en la playa yo jugando y el viéndome, cuidándome y hasta aveces riéndose de mi, son los mejores recuerdos de un gran padre.
11 enero, 2011 a 6:52 PM
Marina Guerrero Barragán
Son varios los recuerdos lejanos que tengo. Uno de ellos es cuando iba en el kinder, porque fue una etapa muy feliz de mi vida. Recuerdo que mi maestra se llamaba Lupita; ella estaba embarazada, y cuando se fue de incapacidad, la extrañaba y lloraba, preguntando todo el tiempo por ella. En ese tiempo recuerdo que un día del niño, nos pidieron que lleváramos algunas cosas para festejar; me pidieron un frasco de cajeta; así que ya en la fiesta, aventé el frasco de cajeta por la ventana, creo que porque alguien me había hecho enojar. La cuestión aquí es que el kinder era de dos pisos, y el baño estaba arriba, entonces al momento de aventar el frasco por la ventana del baño, pude haber lastimado a uno de los niños que jugaba en el patio, o tal vez a alguna maestra. Pero también tengo imágenes agradables de ese periodo, ya que jugábamos mucho, hacíamos figuras de plastilina, y diversos trabajos que se me hacían muy divertidos, y también tenía varios amiguitos. Todavía tengo presentes muchas imágenes de mi estancia en el kinder, y de mucho de lo que viví entonces, así como de mi hermano menor, con quien jugaba horas enteras, e inventábamos muchos juegos, que ahora al recordarlos, nos provoca mucha risa.
11 enero, 2011 a 6:44 PM
Wendy G. Machain
pues bueno mi recuerdo mas lejano es diferente al que conte ayer en clase haora contare algo que pase de travesura en casa de mis abuelos pues bueno, un dia estaba con mis abuelitos y toda mi familia estaban tan distraidos que no se dieron cuenta que me desapareci pero no de la casa por que ami siempre me gusto jugar con jabones o champoos por que me encantaba hacer burbujas, entonses cuando se dieron cuenta mis papas pues se pusieron a buscarme en toda la casa el patio y hasta en la calle, pero no se habian dado cuenta que estaba en el baño, despues de poco rato mi papa entro al baño y movio las cortinas de la tina pero no se dio cuenta que estaba hai por que me las avento jaja, y despues mi mama entro al baño y escucho un ruido extraño y abrio con cuidado las cortinas y me encontro llena de burbujas por que tire todos los champoos por que estaba jugando con ellos y listo jaja 🙂
11 enero, 2011 a 6:25 PM
juan manuel espinoza
Recuerdo el primer dia de clases de mis hermanas, segun mis cuentas yo tenia 3 años, recuerdo el unioforme de mis hermanas, falda perla toda plizada y sweter azul marino, recuerdo muy bien la escuela quiza por que despues fui a la misma,pense que hera mi primer dia de clases y empece a platicar con unos niños que estaban en un salon, `pero solo se quedaron mis hermanas.
11 enero, 2011 a 5:54 PM
Karolina Nieto
Mi recuerdo mas lejano es cuando yo tenia como 4 o 5 años.
Recuerdo que mi papa trabajaba en San Quitin el siempre era de irse desde el lunes bien temprano el pasaba y m dejaba en la escuela y de hay el se iva, siempre llegaba el miercoles por la noche, y siempre que llegaba mi papa, a mi hermana y a mi nos traia algo para comer si mala no recuerdo eran tacos con los que llegaba.
Mi herman y yo recuerdo que saltabamos de la cama a recibir a mi papa y mi papa muy contento siempre nos abrazaba y nos daba un fuerte beso cuando lleegaba ala casa y nos miraba ahah un muy bonito recuerdo de cuando esta chiquita eso creo que era lo mejor siempre estar con mis papas es mi mejor recuerdoo y siempre estare agradecidos por eso momentos que e vivido con ellos..
11 enero, 2011 a 5:44 PM
Wendy G. Machain
pues la verdad yo me acuerdo poco pero contare otro recuerdo diferente al que comente en clase, el que dire aqui es cuando tenia 2o 3 años fue en casa de mis abuelos paternos bueno de echo fue mas bien como una travesura por que era muy inquieta, bueno el recuerdo es que estaba en casa de mis abuelos y mis tios, mis papas y mi hermano estaban muy distraidos haciendo otras cosas y yo me desapareci en el baño al poco tiempo empezaron a buscarme cuando se percataron que no estaba asi que me estubieron buscando un buen rato mi papa entro al baño y movio las cortinas pero me taparon y no se dio cuenta que estaba en la tina hasta cuando empezaron a buscarme asta en la calle pues mi mama fue al baño y escucho un ruido extraño y movio con cuidado las cortinas y me vio jugando con todos los champoos haciendo burbujas y pues luego ya me saco toda llena de jabon. jaja 🙂
11 enero, 2011 a 5:10 PM
Carla Ortiz Alcaraz
El recuerdo que se me viene a la mente mas lejano, fue aquel dia en que por primera vez entre al kinder y mi mamá daba clases en ese mismo kinder al lado de mi salon de clases y cuando me dejaba en el salon yo me salia y me iba con ella y no me despegaba de ella y por ese motivo me cambiaron de kinder.
11 enero, 2011 a 5:00 PM
Fatima Macias
El recuerdo que yo creo es el mas lejano, yo creo que fue cuando tenia entre 2 y 3 años de edad, yo recuerdo que viviamos en casa de mi abuelita y un dia llego mi mama y se habia hecho la base en el cabello, entonces ese dia yo no la conoci y empeze a llorar y mis tios me decian que fuera con ella pero yo lloraba porque no era mi mama para mi….. mi mami era lacia no china jejeje…
11 enero, 2011 a 3:02 PM
Marina Guerrero Barragán
Son varios los recuerdos lejanos que tengo. Uno de ellos es cuando iba en el kinder, porque fue una etapa muy feliz de mi vida. Recuerdo que mi maestra se llamaba Lupita; ella estaba embarazada, y cuando se fue de incapacidad, la extrañaba y lloraba, preguntando todo el tiempo por ella. En ese tiempo recuerdo que un día del niño, nos pidieron que lleváramos algunas cosas para festejar; me pidieron un frasco de cajeta; así que ya en la fiesta, aventé el frasco de cajeta por la ventana, creo que porque alguien me había hecho enojar. La cuestión aquí es que el kinder era de dos pisos, y el baño estaba arriba, entonces al momento de aventar el frasco por la ventana del baño, pude haber lastimado a uno de los niños que jugaba en el patio, o tal vez a alguna maestra. Pero también tengo imágenes agradables de ese periodo, ya que jugábamos mucho, hacíamos figuras de plastilina, y diversos trabajos que se me hacían muy divertidos, y también tenía varios amiguitos. Todavía tengo presentes muchas imágenes de mi estancia en el kinder, y de mucho de lo que viví entonces, así como de mi hermano menor, con quien jugaba horas enteras, e inventábamos muchos juegos, que ahora al recordarlos, nos provoca mucha risa.
Marina Guerrero Barragán
Tecnología Educativa
11 enero, 2011 a 1:57 PM
Antonio Medina
El recuerdo de mi infancia que recuerdo mas es cuando mi familiame tomo fotografias de estudio a la edad de 3. Estaba vestido de traje negro con camisa blanca y corbata roja y sacaron muchas impresiones de esas fotografias. Hasta la fecha estan guardadas las fotografias de esa ocacion.
11 enero, 2011 a 1:23 PM
johana cisneros
hola… Uno de mis recuerdos mas lejanos fue cuando tenia 5 o 6 años cuando fui al circo por primera vez con mis padres. Y me emociona muchisimo al ir al circo, por que siempre me gustaba ver los animales y los payasos .
y cada año que venía el circo me llevaban a verlo,siempre me ponia contenta de saber que iría de nuevo .
11 enero, 2011 a 11:07 AM
LIDIA M. ARIAS VALENCIA
MI RECUERDO MAS RECORDADO PARA MI ES CUANDO EN EL KINDER QUE IBA ERA UNA NINA MUY TREMENDA Y PUES PARA PODER COMER MAS GALLETAS DE LAS QUE VENDIAN EN LA COOPERATIVA ME PONIA A COBRAR LA ENTRADA A LA RESBALADILLA A CADA NINO LE COBRABA 5 CENTAVOS PARA QUE SE PUDIERAN ECHAR Y PUES CON EL DINERO QUE JUNTABA ME COMPRABA MUHCAS GALLETAS PERO CUANDO LOS MAESTROS SE DIERON CUENTA DE LO QUE HACIA MANDARON LLAMAR A MI MAMA Y PUES ME LLAMARON LA ATENCION APARTE DE QUE MI MAMA ME SUPER MEGA REGANO Y ME CASTIGO COMO POR 3 SEMANAS POR ESO YA QUE YA TENIA BASTANTE TIEMPO HACIENDOLO.
PERO DESPUES CON EL TIEMPO YA NO LO HICE POR QUE MI MAMA ME DABA MAS DINERO PARA COMPRAR LAS GALLETAS QUE YO QUISIERA.
Y ESE ES MI RECUERDO YA QUE PUES FUE ALGO MUY CHISTOSO Y CADA QUE ME ACUERDO ME DOY CUENTA DE COMO ERA DESDE NINA Y ME DA MUCHA RISA APARTE DE ES LINDO RECOERDAR ESE TIPO DE COSAS TAN GRACIOSAS QUE UNO HACE DE NINO.
LIDIA M. ARIAS VALENCIA
2 CUATRIMESTRE
COMUNICACION
11 enero, 2011 a 11:02 AM
Angélica Rubio Siqueiros
No recuerdo la edad o el tiempo en absoluo, pero el recuerdo mas lejano que he encontrado a través del ejercicio de instrospección; mi mamá tocando guitarra, cantando y yo tapandole la boca. Gracias a eso la música es parte de mi vida y aunque era muy pequeña y agresiva agradezco a mi madre por darme las herramientas necesarias para ser quien soy en la actualidad.
11 enero, 2011 a 10:58 AM
Yael Osuna
Mi recuerdo mas lejano es cuando tenia como 4 o 5 años y tengo un tio que es mecanico y siempre me decia que lo saludara de besito o que le diera la mano y yo no queria por que como estaba todo sucio yo le decia no quitate cochino estas sucio y me pusieron el apodo de pelusa jajaja por que era bien sangronsita y yo me enojaba cuando me decian haci y me cantaban la cancion que habia en ese tiempo que decia pelusa por aqui pelusa por alla y mas me hacian enojar mas 😛
era la niña pelusa jajajajajajajajaja
:Yael Osuna:
Comunicacion
11 enero, 2011 a 10:46 AM
noemi
En base de mi recuerdo lejano de mi infancia, yo tenia como como mi mascota favorita un patito, que mi padres me regalaron me gustaba tanto ke siempre lo llebava para todos lados conmigo, la imagen que se me biene siempre a mi mente es cuando se me ocurrio bañarlo con javon de ropa, aparte estava mi patito tan flaquito porque siempre lo cargaba en mis brasos, pero bueno resulta que mi patito se murio!! y yo me puse tan triste que llore por dias asta que mi padres me regalaron un conejito!!! y me puse feliz, y bueno eso es lo que mas me recuerda de mi infancia!!!!
Noemi Alejandra Moreno Valdez
Carrera: Comunicacion
11 enero, 2011 a 12:39 AM
Fernando Barajas Sanchez
Aparte de la experiencia que dije en clase, tengo muchas, de cuando ivamos con mi papa y con mi mama a las luchas al auditorio aqui en tijuana, y estavamos viendo las luchas cuando mi mama y io fuimos a comprar una soda y vimos a un luchador, damian 666, que estaba alli sentado viendo la lucha tambien, y mi mama me dijo ve y saludalo, pero como trae la cara pintada asi de negro y blanco, pues me dio miedo y no fui a saludarlo, tambien conoci a rey mysterio, a eddie guerrero, cuando las luchas americanas venian a mexico y yo era niño.
tengo varios recuerdos con la Lucha Libre.
10 enero, 2011 a 5:24 PM
fernanda bernal
hiba en segundo de kinder
mi salon estaba raro asi un poquito feo
la puerta nos daba la espalda
& casi no entraba luz entonces cuando alguien iba a entrar se miraba un sombra gigante!!
bueno, pues me acuerdo que en una hoja nos pusieron a colorear a rayarla como queriamos, me acuerdo que yo no le deje ni un espacio en blanco, despues pintamos la hoja con shine negro algo asi para los zapatos, y teniamos que pintar la hoja que coloreamos & despues con la punta de un pincel color verde hicimos dibujos en la hoja & bien curada se miraba bien psicodelico 🙂
10 enero, 2011 a 5:15 PM
Gizzelle Rodríguez Ramírez
Mi Recuerdo.
Bien, como lo comenté en clase el día de hoy, lo mas lejano en mi memoria es el primer día que yo asistí a kinder, recuerdo perfectamente lo que yo llevaba puesto, era un vestidito azul, zapatitos blancos y calcetines de los que tienen olanes; iba peinada con una colita y con copete. Yo entré tomada de la mano de mi mamá y fuimos directamente a la oficina de la directora. Recuerdo que yo estaba asombrada por todo lo que veía pero cuando me di cuenta que me iba a quedar sola, empecé a llorar pero con MUCHO sentimiento.
Dentro de la platica que tuvieron la directora y mi mamá, salió que mi mamá es educadora y en aquel momento no estaba trabajando, entonces, como la escuela necesitaba profesoras y precisamente para preescolar le ofrecieron dar clases a 3ro de kinder, que era el grado al que yo iba.
Al final de la platica, mi mamá junto con la directora me llevaron al salon donde iba a tomar mis clases y recuerdo claramente que la directora dijo «les presentó a su nueva compañerita, ella va a estar con ustedes y también les presentó a su nueva profesora, la maestra Rosalia Ramírez»
Entonces, como por arte de magia dejé de llorar y me quedé tranquila tomando clases con mi nueva maestra, mi mamá.
Para mi es un muy bonito recuerdo, porque yo iba con mucho gusto a la escuela, cabe destacar que dentro del salón de clases yo era una alumna como los demas niños y la maestra era LA MAESTRA, no se le podía llamar de otra manera.
10 enero, 2011 a 5:09 PM
Noemi belem hernandez gutierrez
cuando tenia 5 años fui a la casa de mi mejor amiga , y como nos habian deja solas , y como queriamos chocolate se nos ocurrio prepararlo y al momento de que queriamos agarrar la olla por poco y nos quemamos ya que el trapo estaba muy cerca dela estufa y al fin de cuentas el chocolate no nos salio como queriamos sabia muy raro jaja xD:)
2 diciembre, 2010 a 5:04 PM
GLORIA OROZCO
Hola sere breve para no aburrir, Recuerdo aquel invierno maravilloso del 66 en donde mis padres nos llevaron a conocer la nieve A LA RUMOROSA por supuesto, llevamos cafe y chocolate en termos y cobijitas para mis hermanos y yo, pero que sorpresa, al llegar al sitio, habia una fila interminable de autos, recuerden que era un carril de ida y otro de regreso, no existia la moderna carretera de hoy, pues, veran, nunca vimos la nieve y nos enfriamos mucho.
Que desilucion.
Hoy sin embargo, cada vez que se por las noticias que nevo en la Rumorosa, voy a pasear. me encanta..se los recomiendo.
30 noviembre, 2010 a 4:22 PM
GLORIA OROZCO
Saludos desde los rincones en los recuerdos de mi niñez
16 septiembre, 2010 a 10:01 AM
Zaida Guillén
Creo que esta pregunta me complica un poco la vida. Tengo algo de neblina en mis recuerdos, sobre todo en los lejanos. Qué puedo contar? Qué será? Bueno, pues tal vez el más lejano sea cuando tenía como 8 años y mi hermana la mayor nos llevaba a jugar a la nieve en El Chamizal en CIudad Juárez, nos ibamos todas (porque eramos puras mujercitas, inocentes en ese entonces…) Corriamos por la nieve, nos correteabamos unas a otras…hacia un frío de la «fregada». La nieve nos llegaba casi hasta las rodillas. Era muy divertido. …es un recuerdo agradable.
12 septiembre, 2010 a 6:29 PM
laura h.
MI recuerdo infantil mas lejano es en la casa de mi abuela; ella siempre dormia mucho y la mayor parte de la mañana estaba yo sola, a veces hacia travesuras o me ponia a jugar con muñecas o juguetes, salia al patio donde habia gatos, algunos de estos eran callejeros, muchas veces tocaba a la puerta un señor que tenia un servicio de limpiaduria siempre llamaba de la misma forma tocaba y despues decia «limpiaduria» a veces traia ropa y otras veces preguntaba si le habian dejado alguna prenda para lavar.
Prendía la televisión para ver caricaturas en el canal 6 o el 10 o cualquier canal que supiera que tenia programacion de caricaturas.
Despues llegaba mi abuelo de repartir tortillas temprano en la mañana con birria y tortillas; todos los dias llevaba eso, el olor de la birria inundaba el cuarto y yo a menudo abria el paquete de tortillas para comer alguna.
Mi abuela se levantaba despues y siempre se sentaba en su espacio en el sillon para leer la biblia, preparaba desayuno recuerdo que muchas veces hacia huevo con jamon o huevo con salchicha, lo acompañaba con leche de chocolate o leche con nesquik de fresa .
23 agosto, 2010 a 11:37 PM
Dennisse Cardona
Mi recuerdo más lejano se conforma de flashazos de imágenes y lo que me ha contado y han unido puntos entre mis imágenes logrando así un recuerdo más concreto.
Sucedió cuando yo tenía aproximadamente 4 años, lo recuerdo así porque mi hermano era un bebé y él nació cuando yo tenía 3 años y medio. Mi mamá tenía problemas con mi papá así que pasaba la mayor parte de su tiempo dormida, recuerdo como se encerraba en su cuarto y nos pedía que no hiciéramos ruido para no despertarla. Ese día en específico mi hermano aún bebé decidió también dormir dejándome sola. Empecé a buscar actividades pero ninguna lograba acaparar mi atención por mucho tiempo.
Intente ver televisión pero no podía abrir la repisa donde estaba el aparato. Como una imagen muy clara veo una estufa azul forrada de aluminio alrededor de las estufillas y unos botones en la parte de arriba los cuales yo intentaba alcanzar. Quise despertar a mi hermano pero estaba profundamente dormir, intente con juguetes, hablándole pero no tuve éxito.
La próxima imagen que viene a la mente es la cara de desesperada de mi mamá por encima de la mía. Resulta ser que en mi búsqueda de entretenimiento abrí el gas de la estufa, mi hermano al sentir el olor a gas se despertó llorando lo cual levantó a mi mamá y me encontró tirada en la sala con los labios morados de haber inhalando el gas que salía de la estufa. En el momento que me encontró me cuenta mi mamá que llamó a mi abuelo para preguntarle qué hacer y este le dice que me “cachetee” hasta que me despierte y de ahí viene mi imagen en la que mi mamá se ve por arriba de mí.
Y hasta el día de hoy mi hermano me dice que gracias a él estoy con vida.
23 agosto, 2010 a 11:29 PM
Stephanie Alvarado
Recuerdo que cuando tenia cuatro años entraba constantemente al cuarto de mi tia ya que realmente me gustaba, siempre tenia cosas que me resultaban interesantes y llamaban mi atención: libros, ropa, perfumes, maquillaje, etc. Sobre todo que ese cuarto era uno de mis favoritos de la casa, simplemente me hacia sentir tranquila.
Una tarde en la que mi tia no estaba en la casa entre a su cuarto y comenzé a ‘curiosear’ entre sus cosas, pero aquella tarde mi tia llego más temprano que de costumbre y me descubrió en su cuarto, recuero que en aquel momento yo tenia uno de sus libros entre mis manos (era un libro de mitología griega el cual siempre me habpia gustado hojear por las imágenes), me le quede viendo por un tiempo porque pense que me regañaría, estaba yo parada sin moverse y ella me sento en la cama, tomó el libro de mis manos y comenzó a leerlo, al finalizar con las historias me regalo el libro, así desarrolle un amor por la mitología y hasta hoy conservo el libro.
23 agosto, 2010 a 11:13 PM
Isabel Rico
Desde pequeña he tenido la manía de separarme de mis padres, sólo lo necesario. Antes salíamos mucho a ver exhibiciones de Hap Ki Do, por la participación de mi padre en ellas. En una ocasión cuando era más joven y bella con un vestidito blanco acompañado del clásico moño del mismo color a la edad de 4 años, hice un viaje a Ensenada con mi hermanito que en ese entonces iba en los brazos de mi madre, y mi padre quien pasaría de cinto rojo a negro. Llegamos a un lugar muy grande creo que un auditorio, no tengo bien definido, sólo se que había mucha gente y cómo era costumbre mía decidí explorar lejos de mis padres, de repente volteo y ya no los veo.
Recuerdo que miraba muchas piernas sin embargo, ningunas conocidas. Pensé un momento y se me ocurrió ir directamente con el hombre de las bocinas y le comenté que mis padres se me habían perdido, los vocee por el micrófono y al poco tiempo llegaron por mí, mi madre lloró y sonrió mientras me abrazaba. (:
23 agosto, 2010 a 9:42 PM
Lizbeth Arredondo Mayoral
Tengo muchos recuerdos de cuando era pequeña, pero son algo vagos y se quedan inconclusos, pero éste es de los que más tengo presente, pues cuando tenía 4 años recuerdo que fui a Disney con mi papá y mis hermanos mayores para reunirnos allá con mi tío Jesús que como no tiene papeles para vivir en Estados Unidos no puedo venir a Tijuana y por lo tanto nosotros fuimos a visitarlo, mi mamá no pudo ir con nosotros porque estaba embarazada de mis hermanos gemelos pero recuerdo claramente que era de madrugada y ella salió al carro a despedirse de nosotros y traía puesta una bata azul-verde y nos dijo que nos portáramos bien, después de salir de casa no tengo recuerdos sobre el camino sólo ya que estaba en Disney, recuerdo un juego en el que había muchos colores y música y según yo sentía que el carrito iba algo rápido, pero ahora que sé que era el pequeño mundo, me da mucha risa y me doy cuenta que yo sentía que era rápido porque yo era pequeña.
23 agosto, 2010 a 9:41 PM
MIRIAN QUINTERO
Uno de los recuerdo mas apegados que tengo de cuando tenia la edad de 5 años; es uno precisamente donde involucra esta epoca del año, ya que el verano me hace recordar cuando era pequena y mi mama me ponia en la parte de atras de mi casa en el cesped una alberquita redonda rosa; y algo que esta aun mas presente todavia en mi memoria es que mi papa me ponia canciones de el grupo GARIBALDI :S hahah y yoo me sentia super soñada bailando las canciones; en especial me acuerdo la de que dice, yo tengo una bolita que sube & qe baja(8) haha ay no ahorita me acuerdo y me da tanta risa; y un sentimiento de alegria el recordar esos bonitos momentos de mi infancia que pase con mi familia.
23 agosto, 2010 a 8:55 PM
María De Jesús Domínguez
Recuerdo que cuando era pequeña, tenía unos cuatro o cinco años más o menos. Deseaba tener una mascota, pero mi mamá no me dejaba pues a ella no le agradan los animales. Me acuerdo que para que no siguiera insistiendo, me compraba pollitos y yo los alimentaba. Pero a los pocos días todos se morían, pues les daba mucha comida y se ahogaban. Siempre fue mi trauma que todos se morían y me sentía mal. Después de tantos pollos que se morían a mi cuidado, me regalaron un gatito recién nacido. El primer día, yo toda ilusionada con mi nueva mascota, me encontraba jugando en el patio con el. El gatito era pequeño y fácilmente lo arrojaba al aire. Entonces, cuando estaba jugando no lo agarre y se pego fuertemente en el suelo. Lo miré muy quieto y lo comencé a mover. Sin embargo, el pobre gatito acababa de fallecer, gracias a mis malos tratos ;).
23 agosto, 2010 a 8:49 PM
Cecilia Ventura
Junio, 1996 (aprox.). En el jardín de niños al que asistía se organizó un campamento con motivo del fin de curso; hacia unos tres meses que había cumplido seis años y desde esa época mi estatura era destacable (algunos me llegaban al hombro).
Una de las actividades nocturnas de cierre era encontrar un tesoro escondido en el jardín, y por alguna extraña razón todos se habían ido a buscar al mismo lado de los edificios; pero mis deseos por encontrarlo primero y así quedarme con toda la gloria me hicieron persuadir a una compañera para que buscáramos por donde nadie lo hacía, pues supuse que tendríamos más oportunidades de localizarlo y de manera exclusiva.
Nuestra conversación se centraba en cómo encontrar el objetivo, para lo cual tomaba como base la relación «Tesoro-Pirata-Cofre enterrado-Cruz en el suelo»; hasta que nuestra búsqueda por el lado más largo y obscuro del patio nos llevó a encontrar el tesoro violado en la pared trasera del último edificio. Había muchas linternas iluminando el lugar, voces, sonido y movimientos alrededor del gran refrigerador-caja-cofre-armario que hacía recordar a las míticas danzas alrededor de los fuegos.
Al final nos dieron bolsas de plástico transparente cerradas con cinta roja y rellenas seguramente de caramelos y cosas nada nutritivas. Resultó frustrante saber que toda esa teoría no sirvió de nada.
23 agosto, 2010 a 8:44 PM
Omar Campos Florian
Cuando tenía unos cuatro años viviamos en un departamento muy pequeño en el que mi mamá tenía que arreglarselas con los espacios.
Cuando planchaba lo hacía en su cuarto y le gustaba poner música. Los bukis, los temerarios, puras de esas, pero tenía un disco de richard claiderman y recuerdo que ese disco me gustaba mucho. Recuerdo que esa tarde ella estaba planchando con el disco tocando y yo llegue a molestarla. No recuerdo exactamente que hice pero a veces pienso que no debió ser tan grave porque mi mamá antes era mucho más volatil que ahora, el caso es que creo que se enfureció porque de inmediato reaccionó amenazandome con la plancha, yo corrí a esconderme de inmediato y hasta ahi llega mi recuerdo.
Lo que se me quedó muy grabado son los sonidos del piano. En esos momentos no tenía idea de quién era pero luego, en la prepa, lo escuché y me gustó mucho.
23 agosto, 2010 a 8:34 PM
Jonny Morán
El recuerdo más lejano se remonta a mi infancia, cuando cursaba el primer año de primaria, recuerdo que de niño fui víctima de burlas y chistes malintencionados por mi nombre, Jonny ( yo ni fui, yo ni sé, yo ni quiero y puras de esas) tal vez no era muy común o simplemente era diferente pero eso no era motivo para recibir burlas hasta de la misma profesora, pienso que eso alentaba a mis demás compañeros a seguir con la “carilla” ya que la misma “autoridad” de la clase no ponía un límite. Recuerdo que me sentía tan mal, era como el payaso de todos, y eso causaba que acumulara una especie de odio hacia quien se burlara de mí (que eran casi todos) pero en especial sentía odio por un compañero que disfrutaba el burlarse de mí, recuerdo que yo no decía nada, no quería decir presente a la hora del pase de lista, solo agachaba la mirada como con ganas de llorar pero obviamente no les iba a dar otro motivo más de burla.
Un día como todos los demás, después de mi dosis de burlas, estaba en el anhelado “recreo”, jugando en una jardinera con soldaditos de plástico tratando de llevar una vida normal cuando se acerca este compañero con la intención de unirse al juego, entonces alguien le dijo: “tu no jugas” y la respuesta a la defensiva fue: “pues yo ni quería”, eso fue lo que detonó la bomba.
Todo el odio que tenia dentro lo desahogué contra él, lo tomé del pelo y estrellé su cabeza contra la jardinera con toda mi fuerza, en esos momentos me sentía tan bien conmigo mismo, no me arrepentía de lo que había hecho, me encantaba ver la cara de miedo que tenía mi víctima, recuerdo ver su camisa blanca con manchas muy rojas de sangre y eso me animó a seguir con el castigo pero justo cuando me iba de nuevo al ataque alguien me cargó y me separó, después me llevaron a la dirección seguramente a que me dictaran sentencia sin embargo no sentía miedo sino un gran alivio, recuerdo ver mi camisa blanca, mi pantalón azul y mis zapatos negros, iba caminando con la mirada agachada y veía a los demás niños que se juntaban a manera de fila india para verme pasar, me sentía como un delincuente famoso que por fin había sido atrapado, mi recuerdo acaba, creo que justo a la entrada de la dirección, eso es todo lo que recuerdo.
23 agosto, 2010 a 8:28 PM
María Damián Sergio Alejandro
Es uno de los días más felices de mi vida, de mi infancia, no recuerdo la fecha pues apenas media de estatura menos de medio metro y mi edad entre los tres o cuatro años, eso me dijeron, eso si vivíamos en la Postal, ahora ya vivo ¨reetelejos¨, todos los días era jugar e inventar con los que sea que hubiera en la casa o el patio, éramos tres hermanos y cinco primos.
Recuerdo el rostro de todos cuando en una tarde llega mi tío y mi padre con bolsas grandes de plástico negro, la curiosidad nos ganó y nos abalanzamos contra los sujetos que si bien no traían barba blanca ni disfraz de Santaclaus traían algo que no tardamos en descubrir, y ¿Qué era?, hubo un poco de desilusión, no eran juguetes, pero era ropa y nos quedaba ninguna, solo nos daba risa sobre a quien le gustaría o se pondría tales trapos, entonces empezamos a jugar con ella si el permiso de los padres, hicimos las combinaciones mas extrañas, las mas chistosas, recuerdo que había chanclas, botas, tenis, chamarras, camisas, gorras, sombreros, etc., de todo, jugábamos a ser grandes y nos burlábamos, queríamos crecer pero a la vez no, después no cacharon jugando con la ropa y no alcanzamos a esconder evidencias. Nosotros, en espera de un regaño solo recibimos abrazos y risas de nuestros padres que no tardaron en sacar la cámara Polaroid para inmortalizar ese momento que hoy se encuentra más que en un viejo baúl, pues esta en la memoria de esos primos y hermanos que reviven hoy con sus hijos el recuerdo.
Ese fue unos de los días de mi infancia más nítidos en la memoria, hoy a mis 22 años, hoy un adulto que recuerda al niño de ayer y a ese desfile de niños jugando a ser grandes…
23 agosto, 2010 a 8:25 PM
María Damián Sergio Alejandro
Es uno de los días más felices de mi vida, de mi infancia, no recuerdo la fecha pues apenas media de estatura menos de medio metro y mi edad entre los tres o cuatro años, eso me dijeron, eso si vivíamos en la Postal, ahora ya vivo ¨reetelejos¨, todos los días era jugar e inventar con los que sea que hubiera en la casa o el patio, éramos tres hermanos y cinco primos
Recuerdo el rostro de todos cuando en una tarde llega mi tío y mi padre con bolsas grandes de plástico negro, la curiosidad nos ganó y nos abalanzamos contra los sujetos que si bien no traían barba blanca ni disfraz de Santaclaus traían algo que no tardamos en descubrir, y ¿Qué era?, hubo un poco de desilusión, no eran juguetes, pero era ropa y nos quedaba ninguna, solo nos daba risa sobre a quien le gustaría o se pondría tales trapos, entonces empezamos a jugar con ella si el permiso de los padres, hicimos las combinaciones mas extrañas, las mas chistosas, recuerdo que había chanclas, botas, tenis, chamarras, camisas, gorras, sombreros, etc., de todo, jugábamos a ser grandes y nos burlábamos, queríamos crecer pero a la vez no, después no cacharon jugando con la ropa y no alcanzamos a esconder evidencias. Nosotros, en espera de un regaño solo recibimos abrazos y risas de nuestros padres que no tardaron en sacar la cámara Polaroid para inmortalizar ese momento que hoy se encuentra más que en un viejo baúl, pues esta en la memoria de esos primos y hermanos que reviven hoy con sus hijos el recuerdo.
Ese fue unos de los días de mi infancia más nítidos en la memoria, hoy a mis 22 años, hoy un adulto que recuerda al niño de ayer y a ese desfile de niños jugando a ser grandes
23 agosto, 2010 a 8:14 PM
Natalia S. Vázquez Nájera
Tenía entre 4 y 5 años y en ese entonces vivía en un departamento por la avenida Benton y ese día solamente estabamos mi madre, mi hermano recién nacido y yo. Mi madre se encontraba en el patio trasero lavando ropa, recuerdo que ví pasar a alguien por la ventana a través de las cortinas blancas o transparentes, lo siguiente fué que me dí cuenta que la ventana de mi cuarto estaba abierta (algo grande) y un hombre (cabello y bigote café, playera blanca, mezclilla y tenis blancos) estaba parado a lado de la cuna donde mi hermano dormía y me preguntó: ¿Es tu hermanito?», y a mi que para ese momento no me había sorprendido o causado cierto asombro que el estuviera dentro de mi casa le respondí que «Sí». Lo siguiente que recuerdo fué que salí con mi madre y tal vez le dije algo referente a eso porque entró rápidamente y en cuanto lo vió empezó a gritarle por consiguiente el sujetosalió corriendo con algo en la mano (que desde ese día pienso que eran calcetas blancas). Después empecé a llorar y mi madre se preocupó mucho por mi hermano y por mi y se quedó un buen rato conmigo, recuerdo que me tapó con una cobijita color rosita con blanco (que me regaló mi abuelita materna cuando nací y aún conservo) y por último que le estaba platicando lo sucedido a la vecina en el sillón de la sala mientras yo permanecía sentada.
23 agosto, 2010 a 8:09 PM
Luis Miguel Zavala Sandoval
El recuerdo más lejano que tengo es la primera vez que asisti al cine con mi papá. Mi madre no fue con nosotros. Ella estaba embarazada en aquel entonces, aunque no estoy seguro si esta fue la razón por la que no fue con nosotros. la pelicula que fuimos a ver fue Jurassic Park y hubo varias escenas que se me quedaron marcadas e incluso hay algunas que durante mi infancia recordaba y al volver a ver la pelicula jamás sucedieron…
El recuerdo en si es muy difuso, se que nos sentamos por las escaleras de la izquierda pero no se si compramos palomitas o que cine fue. La imágen más clara que tengo es cuando regresamos a casa y mi madre planchaba en su cuarto, llevaba una especia de vestido rosa para embarazadas (no recuerdo bien el nombre) y el cuarto estaba amarillento por el foco. Faltaban muchos años para que cambiaramos a aquellos ahorradores de energia.
23 agosto, 2010 a 7:54 PM
María Damián Sergio Alejandro
Es uno de los días más felices de mi vida, de mi infancia, no recuerdo la fecha pues apenas media de estatura menos de medio metro y mi edad entre los tres o cuatro años, eso me dijeron, eso si vivíamos en la Postal, ahora ya vivo ¨reetelejos¨, todos los días era jugar e inventar con los que sea que hubiera en la casa o el patio, éramos tres hermanos y cinco primos.
Recuerdo el rostro de todos cuando en una tarde llega mi tío y mi padre con bolsas grandes de plástico negro, la curiosidad nos ganó y nos abalanzamos contra los sujetos que si bien no traían barba blanca ni disfraz de Santaclaus traían algo que no tardamos en descubrir, y ¿Qué era?, hubo un poco de desilusión, no eran juguetes, pero era ropa y nos quedaba ninguna, solo nos daba risa sobre a quien le gustaría o se pondría tales trapos, entonces empezamos a jugar con ella si el permiso de los padres, hicimos las combinaciones mas extrañas, las mas chistosas, recuerdo que había chanclas, botas, tenis, chamarras, camisas, gorras, sombreros, etc., de todo, jugábamos a ser grandes y nos burlábamos, queríamos crecer pero a la vez no, después no cacharon jugando con la ropa y no alcanzamos a esconder evidencias. Nosotros, en espera de un regaño solo recibimos abrazos y risas de nuestros padres que no tardaron en sacar la cámara Polaroid para inmortalizar ese momento que hoy se encuentra más que en un viejo baúl, pues esta en la memoria de esos primos y hermanos que reviven hoy con sus hijos el recuerdo.
Ese fue unos de los días de mi infancia más nítidos en la memoria, hoy a mis 22 años, hoy un adulto que recuerda al niño de ayer y a ese desfile de niños jugando a ser grandes …
23 agosto, 2010 a 7:35 PM
Natalia Rdz
Aunque tengo varios recuerdos de cuando era pequeña, ninguno es algun acomntecimiento en concreto, todos son como imágenes que sólo veo en mi cabeza. Creo que el recuerdo que tengo más claro es el de una kermes en el kinder. Vendían, entre muchas otras cosas, huevos rellenos de confeti, no se exactamente como pero yo termine con uno de ellos en mi mano, esperando a uno de mis compañeros. Cuando llego yo moría de ganas de estrellarle el huevo-conffeti en la cabeza, pero él llegó con una gorra puesta. Supongo que mi cara de decepcion era bastante evidente, porque me quede viendo la gorra de mi compañero con el huevo-confeti en la mano, como esperando que algo pasara y entonces recuerdo que su papá,que estaba parado a su lado, sin decirme nada le quitó y me hizo un ademan con la mano para que estrellara mi huevo’confeti en su cabeza. Lo hice, después su papá se rió yle volvió a poner la gorra. No me acuerdo qué paso después, pero seguramente mi amigo no quedó muy contento con mi pequeña travezura…
23 agosto, 2010 a 7:33 PM
Cinthya Rivas Valenzuela
El recuerdo mas lejano de mi niñez es de cuando tenia aproximadamente 5 años de edad. Recuerdo que fui al cine con mi tia a ver la pelicula del Rey Leon y realmente tenia muchas ganas de ir al baño pero decidi aguantarme las ganas por la mismas ansias de ver la pelicula. Me sente a disfrutar de la funcion pero al llegar la escena de la muerte de Mufasa solte el llanto y tambien me hice pipi en la sala del cine! fue absolutamente vergonzoso!
23 agosto, 2010 a 6:36 PM
Rodolfo Villarreal Robles
Tengo muchos recuerdos de mi infancia, pero elegí el que tiene más peso simbólico en mi vida, ya que de ese recuerdo tengo cicatrices y se puede decir que me dejo un trauma.
Todo inicio en Guadalajara Jalisco en la colonia Tlajumulco de Zúñiga; esta colonia está dividida por una carretera de 4 carriles. Para poder ir a la escuela se tenía que cruzar esa carretera, pero por mi temprana edad mi mamá me llevaba y me recogía con mis primos.
Un día Salí temprano (no recuerdo la excusa), yo iba corriendo con mis primos, pero al llegar a la dicha carretera yo seguí mi marcha, hasta que fui atropellado por un taxi. En el momento del impacto solo tengo la imagen solida de color gris y negro. Minutos después estaba llorando a un lado de la carretera sin poder mover los pies.
Dure dos meses sin poder caminar y un tratamiento para lograr caminar bien. Ese es el recuerdo del que tengo detalles tengo por el impacto que me causo y los recuerdos que me dejo en mi cuerpo.
23 agosto, 2010 a 6:15 PM
Laura Irene Camacho García
Mi madre descubrio que a la hora de la comida, escupia la comida en servilletas ya que no me gustaban sus inventos raras, un día hizo sopa de verduras las cuales no me gustan para nada, entonces de castigo me hizo que comiera toda la sopa pero al darme una cucharada me daba tanto asco que tenía que vomitarla, asi que la dinamica fue cucharada, vomitada hasta terminar el plato de sopa de verduras.
23 agosto, 2010 a 5:42 PM
Brandon Bradley
De tantos recuerdos que tengo, que no son muchos al final, solamente dos me han marcado en la vida, de tal forma que eh crecido como persona y como ser, me ha enseñado a ser responsable de los asuntos en los que estoy metido, de igual forma me ha estimulado respetar a la gente y respetarme a mí mismo.
La primera vez que vi a mi padre era cuando tenía tres o cuatro años de vida, me llevó junto con mi madre a la playa en Acapulco, ellos entraron al mar y estuve un rato en la arena jugando como todo niño, después de un momento mi papá vinó por mí y me dijo que si quería nadar… le contesté que sí; así que fuimos hacia donde estaba mi madre, muy adentro del mar.
Una vez allí mi papá me soltó y dejó que me hundiera como si hubiera querido asustarme o ahogarme… como es natural tragué agua y al cabo de un rato estaba escupiendo sangre pues la sal me lastimó la nariz.
El otro es cuando ví por última vez a mi padre… ya era tarde a eso de las nueve de la noche, fuimos a su departamento y nos resivió a mi madre y a mí, no me había percatado que mi madre llevaba una maleta de viaje hasta que llegamos a la central de camiones, esperamos un rato y llegó el momento de subir al camión fuimos los tres juntos hacia la puerta del camión subí primero yo, después mi madre y mi papá se quedó parado ahí, el bus se puso en marcha y él seguía parado en el mismo lugar, lo único que hacia era mirarme llorar gritándole que se subiera… pero él sólo me miraba.
Durante 15 años ha seguido parado en el mismo lugar… mirandóme.
23 agosto, 2010 a 5:10 PM
Ilse Giselle Licona
Era Noche Buena y yo tenía alrededor de 5 o 6 años, estaba en casa de mis abuelos en Ensenada en compañia de toda mi familia. Faltaba alrededor de una hora para la media noche y yo estaba ansiosa en conjunto con mis primos porque eso significaba que ya íbamos a abrir los regalos, los cuales todavía no aparecían.
En ese tiempo que faltaba comenzamos a escuchar ruidos en el techo, grandes pasos y como si rasparan, así que pensamos que era Santa Claus y su trineo que venía a traer los regalos.
Con mucha emoción nos salimos a ver si alcanzabamos a ver algo en el techo pero no lo logramos porque estaba oscuro y hacía mucho frío, después que entramos escuchamos un HO-HO! y subí al segundo piso con mis primos ya que el cuarto de mi tía tenía una ventana que daba al techo, así que la abrímos y nos asomamos para ver que veíamos y tampoco nada, pero cuando bajamos había unos regalos en el árbol lo cual hizo que me sintiera más emocionada y alegre. Después de eso dieron las 12:00 pm y me fuí abrir mis regalos con la ilusión de que Santa los había traído.
23 agosto, 2010 a 5:13 PM
Ilse Giselle Licona
Olvidé poner que después de unos años cuando supe que Santa no existía, me dijeron que había sido mi abuelo. El cuál nunca me lo dijo pero lo recuerdo con mucho cariño por haberme dado esa alegría en mi infancia que ahora recuerdo con mucho gusto.
23 agosto, 2010 a 3:57 PM
Cindy Rodriguez Torres
Muchas historias que contar, muchos recuerdo que nunca olvidaré, pero hay uno en especial que marco mi vida para siempre.
Recuerdo que tenía la edad de 4 años, tenía una tía que me cuidaba mientras mis padres trabajaban, ella era mi tía Lili una mujer de un gran corazón, recuerdo que todas las mañanas nos hacía de desayunar y ella se quedaba limpiando la casa, pero recuerdo que a cada rato caía en la cama y todos los días salía corriendo a vomitar ella estaba enferma… nunca supe de qué ya que los doctores nunca encontraron lo que tenía, recuerdo que de un tiempo en adelante ya no era lo mismo, yo
la veía acostada en su cama puesto que ya no podía caminar, ella era alta y muy delgada, cada día más delgada!!
Yo siempre salía con mis primas a, jugar al patio y un día entramos a la casa pero una señora nos sacó y nos dijo que nos regresáramos a jugar, y entonces llegó la ambulancia y solo vi como llevaban a mi tía en la camilla, se la llevo la ambulancia y yo solo me quedé viendo pero sin saber qué pasaba seguí jugando. Al poco tiempo regresó mi tía y yo estaba muy contenta de volverla a ver pero poco tiempo después volví a ver que se la llevaba la ambulancia pero yo sabía que regrasaría así que me quedé en paz, y como lo imaginé regresó al poco tiempo, pero yo ya no la vi igual, siempre estaba acostada, su color no era el mismo y no nos dejaban casi estar con ella en el cuarto, y como era de costumbre y claro sin saber bien lo que estaba pasando, puesto que tenía solo cuatro años de edad, salía al patio a jugar, y sí! llegó de nuevo la ambulancia pero yo estaba tan tranquila que seguí jugando, pero bien dicen que la tercera es la vencida, seguí yendo a casa de mi tía y salía al patio como de costumbre a esperar a que llegara, y así salía todos los días, ya ni jugaba solo me quedaba esperando a que la ambulancia regresara y trajera de nuevo a mi tía, pero ella nunca regresó.
Recuerdo que fuimos a su casa en la noche y estaba un ataúd debajo de una lona azul, había muchas señoras llorando pero yo solo me quedé sentada en una silla a lado de mi mamá sin saber lo que estaba pasando, al día siguiente recuerdo que estaba en el panteón y yo estaba brincando de un lado a otro, pero yo estaba pensando en mi tía entonces me detuve y voltee a ver un ataúd negro a un lado de un hoyo y pensé: «hay ahí está mi tía acostada», pero yo seguí jugando.
En la noche que llegamos a mi casa me acosté, solo pensando en mi tía y pensando en cuándo iba a regresar, me acoste de lado y me hice bolita y sentí que ella me abrazaba, y yo solo pensaba que ella me estaba cuidando que ya había vuelto, pero cuando volteaba y no veía a nadie empezaba a llorar y le hablaba a mis papás.
Y así era todas las noches, yo solo pensaba en que ya me quería dormir para que mi tía viniera a abrazarme, pero siempre terminaba llorando.
Ahorita de grande ya sé que ella no iba a regresar, pero aún así me quedé con esa esperanza y dentro de mí siento que ella siempre está presente y que me cuida… y puede sonar loco pero siempre que me siento triste pienso en ella y le pido que me ayude, y espero algún día volverla a ver.
23 agosto, 2010 a 3:23 PM
Ana Vanessa Garcìa
Mi anecdota ocurrio aun cuando todavia no entraba a preescolar. Recuerdo que desde niña siempre he sido un tanto imprudente, auque sin malicia, y eso mis padres lo sabian, sin embargo, una de mis imprudencias mas grandes se convirtio en uno de los peores ridiculos para mis padres, ellos tenian una tienda de abarrotes, y por ende bastantes proveedores. Pero un dìa, llegò un nuevo proveedor a la tienda, al cual mire de pies a cabeza y hasta dì vueltas a su alrededor mientras èl paticaba con mi padre. no paso mucho tiempo cuando me percatè de que sus manos no eran normales, es decir que no tenia dedos en sus manos, lo cual me sorprendio de sobremanera, y sin pensarlo dos veces le dije a mi padre en voz alta: mira! el señor tiene manos de «winnis» (salchichas). En ese momento la reacciòn de mi padre fue decirme de inmediato que me fuera con mi madre, obviamente quedò mal frente al señor y le pidiò una disculpa.
Una vez que el señor se habia ido, mis padres hablaron conmigo y me hicieron ver que lo que habia dicho no estaba bien, puesto que debia ser mas prudente para no hacer sentir mal a las demas personas. Hasta ese momento entendì que lo que habìa hecho era una falta de respeto, y lògicamente, despues de ese dìa, cada que el proveedor llegaba yo me escondia para que no me viera.
23 agosto, 2010 a 2:20 PM
Carlos Flores Olachea
Uno de los recuerdos más icónicos de mi infancia respecto a uno de mis temores, un personaje de un thriller muy conocido, Michael Myers; precisamente era una noche del día de brujas, mi mamá me llevó a Estados Unidos a pedir duclces, el famoso «trick or truck», y coincidentalmente, me tuve que encontrar con un tipo que estaba vistiendo de dicho personaje.
Para mi fortuna y la de mi imaginación, yo juraba que era más fuerte que él, pro el hecho de que estaba vestido de Batman, y creia que no me podía hacer nada, sin embargo, este dió un salto como para asustarme y salí corriendo, jámas he vuelto a celebrar el Halloween y muchos menos he podido superar el trauma por este personaje.
23 agosto, 2010 a 2:10 PM
Lucero Elisabet Gómez Pelayo
Uno de los recuerdos más lejanos que tengo fue cuando tenía aproximadamente unos 4 años, nos habíamos ido a las albercas con toda mi familia, en eso recuerdo que iba caminando al lado de la alberca y lo siguiente que recuerdo fue que estaba en la alberca boca abajo y no estaba asustada ni tenía ningún sentimiento negativo, me sentía súper tranquila y relajada, nunca me he sentido así como esa vez… recuerdo que miraba al fondo de la alberca cuando las personas pasaban ,ya que se reflejaba en el fondo de la alberca las sombras y yo miraba como pasaban lentamente y repente desaparecían, sentí que pasó muchisimo tiempo. Después no recuerdo como fue que me sacaron de la alberca sólo recuerdo cuando me tenían en el carro tapada con una cobija y mi mamá estaba regañando a mi hermano y como que se echaban la culpa entre ellos y venían todos enojados.
Según mi mamá me buscaron por todas partes y al final se dieron cuenta porque se miraba que estaba flotando una playerita roja y pues esa era yo… jeje
23 agosto, 2010 a 1:57 PM
Melisa Valdivia Diaz
Mi recuerdo es de cuando tenia cuatro años aproximadamente, me encontraba en un estacionamiento con mi mamá y mis hermanos esperando a mi papá, que creo se bajó a un mercado a comprar algo. Por lo que me pase al asiento de enfrente y cuando miré hacia la ventana sin siquiera imaginármelo tenia la cara de un payaso un lado de mí saludándome el impacto fue fuertísimo, terror total me asuste mucho gritaba y lloraba solo quería que se fuera, pero aun cuando se fue no podía dejar de llorar fue una impresión muy fuerte en la que estuve por casi una hora.
Moraleja creó que desde esa vez odio a los payasos.
23 agosto, 2010 a 1:26 PM
Konely González González
Como ya platique, durante la clase de hoy, lo extraño que eran los baños en mi kinder, solo escribiré algunas de las personas, con sus contextos, que recuerdo de mi más temprana infancia:
Recuerdo a mi niñera y como se le hiba un ojo. Se llamaba Dora y era de Durango pero yo decía que era de durazno.
Recuerdo a mi pediatra y lo molesto que era que me dijera «Con-ely o Sin-ely», también recuerdo lo aburrido que era el vestíbulo de su consultorio y los cuadros de payasos melacólicos que lo adornaban.
Recuerdo a mi primera mejor amiga (la del kinder), Clarissa. Tenía pecas de color café muy clarito, los cabellos casi blancos de rubios y unos ojos muy separados.
También recuerdo a la señora que nos hacía de comer en el negocio de mi mamá, era gordita, blanca chapeteada y muy simpatica, casi sacada de un óleo renacentista.
Por último, recuerdo a mi primera mascota. Era una perrita husky llamada Nikita y murió de insolación porque viviamos en mexicali (desde entonces creo que tener perros para la nieve, en los patios de las casas de mexicali, no es muy buena idea).
23 agosto, 2010 a 1:09 PM
Yahaira Verónica Ruiz Núñez
El recuerdo más lejano que tengo ocurrió antes de que cumpliera los dos años. Fueron momentos que viví con mi familia en la inundación de Tijuana en enero de 1993 [de hecho faltaban días para mi cumpleaños]. Estábamos en una panel color guinda que era de mi papá y transitábamos la Zona Río él, mi mamá, mi hermana de un año, mi abuela, y por consiguiente, yo. Recuerdo claramente cómo la fuerza de la lluvia golpeaba la ventana lateral ubicada al fondo de la vagoneta y el resto del automóvil. En ningún momento me sentí asustada o atemorizada ante tal fenómeno natural; es más, disfrutaba y sentía curiosidad por lo que ocurría en el exterior, era esa fascinación por observar algo no común.
Al poco tiempo, mi mamá abrió la puerta lateral y de súbito, “la calma” fue opacada por la humedad, el frío y el agua que entraba sin indiscreción. Incluso logré distinguir que el agua se ubicaba a una altura de 20 centímetros aproximadamente. No sé si alguien gritó, reclamó o habló; sólo tengo presente el ruido de la lluvia y la sensación de querer acercarme y que mi abuela evitara tal acción.
Lo más probable es que lo haya hecho [mi mamá] porque disfruta estas eventualidades y le permitieron llevarlo a cabo… Hasta disfruté tal sensación de frescura.
23 agosto, 2010 a 12:41 PM
Gabriela Paredes Moran
Esta pregunta me hizo recordar y analizar mi juego favorito cuando era niña tenía como unos 7 años aproximadamente en el cual ya no lo juego, mi juego se trataba imaginarme a alguien que no existía ósea que yo acudía a mi cuarto y me ponía a jugar con mi barbie que le puse de nombre Sarai ya que yo me quería llamar así. Por otra parte mi mama o familiares siempre me regalaban puras barbies y no al kent famoso yo siempre lo anhelaba pero para mi mala suerte nunca me lo compraron así que yo tuve que imaginármelo con mis propios medios yo era la única que sabía que estaba ahí y jugaba con mi barbie y el mono que me imaginaba que salían de un lugar a otro por ejemplo la playa, como también se casaban; para mí era jugar con dos personas que tuvieran vida me podía pasar horas jugando con mi juego inventado.
23 agosto, 2010 a 11:01 AM
palomares jacuinde daniel
Palomares Jacuinde Daniel Alejandro
Uno de los recuerdos que más tengo presente es cuando vivía en ensenada, en ese momento me encontraba con mis primos pero uno en especial el más maldoso de todos, y ¿porque con él? porque yo era igual o peor así que de esa forma podíamos hacer actividades que nos agradaran a los dos.
Todo inició una mañana en la que nos levantamos para dar el recorrido por las tranquilas calles de Ensenada, nos situamos en una banqueta y fingimos que yo me encontraba en un estado de salud no muy buena. Para ser más específicos me acosté en la banqueta, mi cuerpo de la cintura para abajo se encontraba arriba de la banqueta y de la cintura para arriba se encontraba debajo de la banqueta, es decir en la carretera, y mi primo me tomaba del tórax como pose de ¨telenovela¨ escena en la que desesperadamente mi primo gritaba ¡AYUDENMEEEEE MI PRIMOOOOO! , en ese momento en el clímax de nuestra diablura, los automovilistas se detenían para mirar que es lo que sucedía conmigo, unos solos miraban del carro pero la mayoría de los conductores se bajaban a tratar de ayudar a aquel niño moribundo. En el momento en el que trataban de ayudarme yo no soportaba la acción y moría de la risa, lo que incitaba a las personas amables a no ser tan amables, acción que hacía que más risa me diera.
Uno de los conductores era una señora muy amable, era de esas personas muy serenas que no muy fácil se alteran, pero en ese momento ella se altero mucho y ofreció llevarme al hospital, no pude decirle que era una broma por mirar cómo se había puesto la señora, que termine en los pasillos de un hospital esperando a que un doctor revisara mi enfermedad terminal fingida.
23 agosto, 2010 a 10:56 AM
Wendy Rodríguez López
Esto sucedió hace mucho, pues me encontraba estudiando el segundo año de primaria y como cada año realizaban un paseo al zoológico, entonces mi mamá me dio permiso de ir. El día del paseo fue muy feo, primero pensé que mi maestra iba a ir con el grupo, sin embargo no fue así la persona que nos cuido era el conserje del escuela que también fue al paseo.
El conserje no sabía a donde llevarnos, estuvo chistoso porque él no sabía donde estaban algunos animales, sólo dábamos vueltas y llegábamos al mismo lugar, se fijaba en el mapa sin poder entenderlo. Pero, encontrábamos a maestros de la misma escuela y es así como el conserje les preguntaba por donde se podía ir.
Después, de descansar y comer seguimos con el recorrido en el zoológico, lo que me sorprendió fueron las tortugas gigantes, víboras de dos cabezas y las jirafas. Todo me llamaba la atención tanto que por un descuido, al ver por mucho tiempo las jirafas, no me di cuenta hacia donde se dirigieron mis compañeros, en pocas palabras me perdí. Estaba nerviosa no sabía qué hacer, a quién dirigirme para pedir ayuda, todo pasó tan rápido que en cuanto mire las jirafas otra vez y luego voltear a otro lugar ahí se encontraba unos niños que tenían el mismo uniforme que yo, entonces me acerque mire al profesor y le dije lo que había pasado y me dijo que no me preocupara.
Después, llego el conserje muy preocupado y pregunto sí me encontraba bien, entre otras cosas. Finalmente el paseo termino, sin embargo ese día sentí alegría, tristeza y hasta miedo.
23 agosto, 2010 a 10:56 AM
tania zaragoza
El recuerdo más lejano que tengo de mi infancia es cuando a la edad de 4 años me perdí en un condominio. Recuerdo que mi mamá me llevo con ella aun departamento, y que subimos muchas escaleras para llegar a él. Me llamaban mucho la atención aquellas escaleras en forma de espiral, me encantaba cómo se veía. Entramos y mi mamá me dijo que me pusiera a jugar con mis muñecas que llevaba en una mochila mientras ella terminaba de limpiar, jugué por un rato pero me aburrí, y decidí explorar los cuartos que restaban de la casa y como no encontré nada interesante decidí ir a ver las escaleras porque me llamaban mucho la atención.
Recuerdo que bajé y bajé pues en ese momento yo pensaba que sería fácil regresar porque para mí era un sólo camino, de pronto mire hacia arriba y miraba muchas escaleras y barandales blancos que daban a muchas puertas, cuando quise regresar con mi mamá ya no sabía en cual puerta era, recuerdo haberme asustado, sin embargo ya no recuerdo cómo me encontró ella.
Ella me cuenta que fue el guardia que cuidaba el edificio quien me encontró llorando en casi al final de las escaleras, y la verdad es que yo no estaba segura si ese recuerdo que se me venía a la mente había sido real o solo un sueño, y cuando me decidí a preguntarle ya mucho tiempo después a mi mamá me dijo que sí me perdí aquella vez en el condominio, y no podía creer que yo me pudiera acordar de eso puesto que yo era muy pequeña cuando paso eso.
23 agosto, 2010 a 8:29 AM
Christian Franco
Realmente, son vagos los recuerdos que tengo de mi niñes, sólo tengo recuerdos buenos a partir de que estaba en el kinder.
Recuerdo que en una ocasión estabamos haciendo en el salon los típicos ejercicios de recortar y hacer manualidades con pasta de coditos. Ese día, despues de esa actividad, nos tocaba la clase de música, pero por no terminar a tiempo, la maestra me dejó encargado con la señora de entendencia, para que estuviera un ratito conmigo mientras terminaba y después fuera a alcanzarlos al salón de música.
Lo que recuerdo es que tarde mucho en terminar y la señora me dijo que así lo dejara y que me fuera con mis compañeros para que no me perdiera la clase, pues así fué. Me dirigí solo al salón y cuando llegé a la puerta, me hagarro una pena y un miedo de aquellos de que la profesora y el maestro de música me fueran que regañarporque todos estaban cantando y yo iba tarde. Entonces mejor decidí quedarme afuera. En ese momento estaban construyendo algo en frente del kinder y me quede filosofando de lo que estaban haciendo y me puse a inventar según yo lo que estaban haciendo; a esa edad ya era bien soñador.
Espere ahí hasta que se termino la clase y cuando la maestra salió le dije que acababa de terminar y nunca supo que realmente esa era mi primera «pinteada».
23 agosto, 2010 a 8:08 AM
Faviola Villalpando De Leon
Hubo demasiados momentos en mi infancia que son dignos de recordar, pero en particular este es el que mas me gusta.
Cuando tenia 5 años y cursaba mi primer año de pre-escolar, estábamos viendo una obra de teatro, yo junto con mis amigas estábamos en los asientos de enfrente, cuando llegó el momento intermedio, nos paramos y fuimos al salón por nuestro lonche, cuando regresamos había una niña junto con sus amigas sentadas en nuestro lugar, yo le empecé a decir que se quitara, que ese era mi lugar; a lo que ella volteó con cara burlona y me dijo: “el que se va de la villa, pierde su silla”, me dio tanto coraje que la tome del brazo y la mordí un poco fuerte, para mi desgracia la abuelita de esta compañera estaba ahí y me vio, así que fue a decirme que por que la había mordido, y lo único que se me ocurrió responder fue: “hay, es que pensé que era de chocolate”, ya que esta niña es de piel oscura.
La abuelita, fue y se quejo con la maestra y citaron a mi mamá, pues además de haber agredido a su nieta físicamente también me había burlado de que estaba morenita; mi mamá me castigó, pero lo bueno de esto, es que al final, recupere mi silla.
22 agosto, 2010 a 11:54 PM
Hernández C., Edgar
Esta práctica va a la par con una pregunta que una tía me hizo días atrás. De veras que ya me es difícil creer en las coincidencias.
“¿Recuerdas a mi ‘apá?”, esa fue la pregunta. La hizo ya que planeaban hacerle una misa. Eso ya pasó, ya la hicieron. Es decir, el abuelo ya pasó a mejor vida, hace mucho tiempo. Se llamaba Vidal; Tata Vidal, le decía. El recuerdo que les contaré es el único, de todos los accesibles e infantiles (el más infantil, de hecho, y no recuerdo qué edad tenía) en el que él está presente, y quizá hasta hoy no había pensado en que eso es para valorarse, que está en peligro de extinción (no, ya no). Por alguna razón (y quizá se deba a las cortinas que filtraban la luz, amarillas tirándole a dorado) el recuerdo es visualmente en tonos sepia (no todo, sino que los colores tienen algo de ese tono).
Siempre me ha dado cosa que truenen los dedos, los de las manos y más aún los de los pies. Tata Vidal tronaba los dedos de los pies, pero únicamente a mí. Y eso me mataba de la risa. Y yo pataleaba y gritaba “la ranita, Tata, la ranita”. También él lo gritaba. Ya no puedo recordar bien el por qué ‘ranita’, pero tenía que ver con los pies.
[No, aguanta, ya recordé. Acostados, yo boca arriba yo y al revés él, me sostenía los pies, como si estuviese parado sobre sus manos, pero estaba recargado en el piso. Luego de decir “la ranita”, tronaba los dedos de los antes pequeños pies y yo brincaba. ¿Entienden? Las ranas saltan. “La ranita, Tata, la ranita”, era la forma en que yo le decía que jugásemos a ello.]
En ese recuerdo ambos estamos en el área sin nombre de la casa en que vivía, pero es como un living room. Estaba pasando el comedor, pero no era un cuarto separado de éste; en las paredes color blanco había rayones que los hermanos y yo hacíamos (como un aro para jugar básquet ball, haha). Había una ventana muy grande que dejaba ver hacia la calle (la ventana de las cortinas que les hable).
Ahí sucede el único recuerdo en que está presente Tata Vidal.
Más allá de lo divertido y disfrutable que me parece ahí, no puedo hablar más cosas de él.
PD: según recuerdo, ha sido el único a quien permitía tronarme cualquier dedo.
23 agosto, 2010 a 7:11 PM
Wendy Milpa
aww , que lindo eres Edgar ❤
23 agosto, 2010 a 8:42 PM
Elba Joanna Fiol Barranco
awww eso es tierno …. “La ranita, Tata, la ranita”…. awww que cute!
23 agosto, 2010 a 10:28 PM
Christian Ivan Orozco
El recuerdo mas lejano que tengo procede de los 5 años, era una tarde nublada en la colonia alemán en Tijuana, y estaba jugando con mi hermano de 2 años a las escondidas. En ese entonces en la sala de mi casa había dos sillones particularmente grandes, y me acoste en uno de ellos para esconderme, desafortunadamente para mi tambien había una pelota de beisbol de las de hueso tirada y mi hermano la agarró, acto seguido la avienta hacía el sillon donde estaba y me da un buen golpe en la cabeza, naturalmente empezé a llorar y corrí con mi madre para quejarme, ella empezó a sobarme la cabeza, sin embargo era tanto mi coraje que quería golpear a mi hermano, pero nada paso a mayores.
22 agosto, 2010 a 11:54 PM
Pablo Haziel Sepúlveda Flores
El intentar hacer memoria sobre acontecimientos de la infancia no es algo difícil puesto que, es una etapa que disfruté mucho y que nunca olvidaré. Esas noches en que esperaba ansiosamente la navidad para poder recibir juguetes la siguiente mañana, jugar con mis amigos de la escuela hasta cansarme, salir de viaje con la familia, las fotos “ridículas” que hoy nos dan pena enseñar, etc. son recuerdos que nunca se olvidarán y será difícil escoger solamente uno. Pero, uno (o unos) que tengo muy presente, debido a que mi mamá y mi papá me lo recordaban algo seguido; es de que, muchas veces de niño cuando tenía sueño subía las escaleras para poder irme a dormir (ya sea en el día o en la noche), pero el problema es que sólo se quedaba en un intento porque no alcanzaba a subir todas las escaleras sin antes quedarme dormido en lo que eran unas escaleras alfombradas muy cómodas y por consecuencia, cuando despertaba, solía despertar con la mitad de la cara roja y marcada. Y este es uno de los varios recuerdos “divertidos” que tengo de mi infancia.
23 agosto, 2010 a 1:29 PM
Konely González González
Es bien bonito despertar con la cara marcada por el patrón de la alfombra
22 agosto, 2010 a 11:46 PM
Elisa Valdivia
Mi recuerdo es de la edad de cinco años, es el que más me llamo la atención porque al recordarlo pienso como si fuera ayer, me acuerdo del sentimiento y la imaginación que tuve en ese momento. Un día iba con mis papas y mi hermana al mcdonalds recuerdo que en la puerta había una banca y en ella habían puesto el payaso del macdonalds estaba construido de porcelana o algo parecido, pero tenía el tamaño de una persona normal, entonces al momento de verlo yo me imaginaba que era una persona real que nos estaba viendo, que se levantaría y nos hablaría. Además de que le tenía mucho miedo porque en ese entonces lo payasos me causaban terror, por lo que recuerdo que me produzco una especie de frustración pensar que se levantaría y iría hacia mi y mi hermana, incluso creo haberles dicho a mis papas que en realidad el muñeco estaba vivo y me puse a llorar porque no quería entrar al restaurante, ya que pasaría por donde se encontraba el, a causa de eso mis papas decidieron irse porque vieron que no podrían entrar en esa situación.
23 agosto, 2010 a 8:34 AM
Christian Franco
Elisa, que feo y que raro. Feo porque a esa edad yo tambien le tenía miedo a los payasos, todo por el payaso «Eso» y raro porque era Mc donald’s, a mi me hubiera valido que hubiera un payaso.
23 agosto, 2010 a 2:19 PM
Lucero Elisabet Gómez Pelayo
Comparto ese sentimiento contigo ya que a mí también de chiquita me daban mucho miedo los payasos o a veces sentía que los muñecos o algunas estatuas me miraban y tenían vida o en algún momento se iban a mover, pero ya ahorita de grande ya no me dan tanto miedo los payasos, aunque a veces sigo sintiendo que me observan jeje…
23 agosto, 2010 a 4:08 PM
Cindy Rodriguez Torres
Ja! te entiendo elisa! a mi siempre me ha dado miedo ese payaso!! y hasta he tenido pesadillas con el! un dia soñe que estaba acostada en mi cama y que de repente lo vi bailando a un lado de mi lamparita de dormiy y que de repente se me avento encima y que yo sali corriendo con mis papas y que me corretio y que se me volvio a lanzar y que lo pellisque y que desaparecio!
y ahoriata tengo 20 años y le sigo temiendo a los payasos 😦
22 agosto, 2010 a 11:40 PM
Cristina Espino
Mmm… me acuerdo cuando tenía como 3 o 4 añitos y en el kinder e hicimos una presentación con una canción de Cri-cri… creo que la de «Caminito de la escuela». La presentación consistía en que cada niño (a) iba vestido de algún animal, todos dábamos vuelta a un carrousel agarrados de listones de diferentes colores. A mí me tocó ser una gatita negra (buscaré la foto). Yo estaba emocionada, por que era mi debut frente al público, me sentía famosa en el GRAN escenario. Total, tanta fue la emoción de estar allí, y ver a tanto «Fan» que me paré frente al público, para saludarlos y mandarles besos. Los demás niños que no tenían ese atención hacía sus seguidores, siguieron dando vueltas, pero como yo no me movía y seguía saludando, los pobres se enredaron… la directora María Elena (yo la llamaba Marinela) fue a desenredarnos, y me dijo que siguiera con la coreografía. Cuando volví a dar la vuelta, y quedar nuevamente frente al público, repetí mi acción hacia los fans (jaja), los otros niños, volvieron a enredarse. Creo que lo anterior sucedió en varias ocasiones hasta que se acabó la canción. Ese es mi recuerdo xD
23 agosto, 2010 a 1:12 PM
Yahaira Verónica Ruiz Núñez
jajaja desde pequeña haces eso!
Ahora entiendo muchas cosas XD….
Yo también hice eso en primaria cuando recitábamos un poema.. estaban grabando y me la pasé mirando a la cámara en vez de mi mamá XD.. el video lo evidencía u///u… y soy la única que lo hace..
Nuestros 5 minutos de fama ps xD
23 agosto, 2010 a 4:13 PM
Cindy Rodriguez Torres
Cristina! me hisiste recoradar un baile que tuve en la primaria, en primer año de hecho, yo estaba en durango y vivia con mis abuelitos… el baile era de muñequitas y bailabamos con una grabadorsita, la mia era roja y claro! era la muñeca principal! me sentia soñada jajajaja…. despued volvia bailñar en otro evento pero yo ya no era la muñeca porque falte al primer ensayo! me kitaron mi papel! y recuerdo que yo estaba muy triste porque mis papas acababan de venir de tecate a durango por mi y yo queria que vieran que yo era la muñeca principal!!
23 agosto, 2010 a 7:14 PM
Wendy Milpa
ahahahaha toda una diva desde pequeña xD
23 agosto, 2010 a 10:36 PM
Cristina Espino
De hecho…
También me acuerdo de otra cosa por el estilo, cuando estaba en 2do de primaria (tenía 6 años), el día del niño, antes de que cada salón hiciera su fiesta, se hizo una asamblea con todos los grupos. El «teacher» de inglés pidió a un niño (hombre) que pasará, y pasó un chavito de 6to. Después pidió que pasará una niña. Obviamente, a mi que no me gusta el desmadre, levanté la mano como loca y grité «yo, yo, yo» mientras corría hacía el medio de la explanada. Al profe no le quedo de otra que elegirme, después de tanta insistencia. Recuerdo que el profe dijo «Vamos a jugar a las obras de teatro, tú vas a ser Romeo, y tú Julieta, tienen que actuar» pa’pronto aventé al chavo al suelo, pues yo recordaba, (xq así salió en ARNOLD) que Romeo estaba muerto… Total, empecé con mi linea, agarre el micrófono, me aclaré al garganta y recité «Romeo, Romeo, ¿dónde estás que no te veo?… hay pues claro que no te veo.. no traigo mis lentes, perame tantito, ahorita me los pongo.. ¡hay ya te ví!.. ¡oh, Romeo, estás muerto! ¡yo también me mataré!» Empece a fingir que me clavaba la daga y me aventé con todas mis fuerzas al niño, aplastándolo… jaja el niño me dijo «no seas tan brusca»… pero me felicitaron por mi actuación.. y yo mega feliz. jajajaaj
22 agosto, 2010 a 11:37 PM
xavier del callejo
mi 1er dia de kinder, ese tiene qe ser el recuerdo mas remoto de mi infancia. Iba acompañado de mi madre, iba tan serio, solo observando a los otos niños llorar,las puertas de la escuela se cerraban poco a poco, la señora que la cerraba daba una fuerte impresion de bruja . Seguia viendo a niños llorar ahi fue cuando le pregunte a mi ama, poqe lloran los ninios ama? la respuesta no la acuerdo, pero aun asi, fue un momento que no se me iba a olvidar, corto simple y breve recuerdo, pero es el mas lejano de mi memoria.
23 agosto, 2010 a 1:30 PM
Konely González González
que miedo
23 agosto, 2010 a 5:02 PM
Cindy Rodriguez Torres
jajajajajaja!! Xavier me hiciste recordar tambien mi primer dia de kinder, yo estaba super contenta de entrar pero recuerdo que veia a muchos niños llorando, yo me preguntaba por qué si el kinder era muy bonito, recuerdo a un niño en especial que no dejaba de llorar y que estaba bien agarrado de su mama, yo solo me le quedaba viendo y mejor me fui a hacer fila para hacer los honores a la bandera 😀
23 agosto, 2010 a 5:44 PM
Brandon Bradley
Es algo parecido a lo que te pasó sólo que a mí me acompañaba mi abuela pues mi madre estaba trabajando en la marina para poder mantenerme.
23 agosto, 2010 a 8:17 PM
María Damián Sergio Alejandro
Pues, yo no pude ir a ese lugar llamado Jardín de niños o Kinder, me dio alivio porque apenas lo estan construyendo en donde nos mudamos. Creo que también tenía miedo, jajaja y pues me salve, despues creo que me arrepentí un poco porque a los seis años vi a lo lejos niños disfrutar de resbaladillas y columpios…
23 agosto, 2010 a 8:48 PM
Omar Campos Florian
tu siempre tan lobo solitario
23 agosto, 2010 a 9:05 PM
María De Jesús Domínguez
Aw. Hiciste que me acordara del primer día pero de la primaria. Porque muchos niños lloraban y pataleaban en el salón. Se colgaban de las ventanas llorando y pegandole a todo el mundo. Pero a mi me daba risa pues me encantaba estar en la escuela, ya me sentia grande. Lo que no me gustaba esque mi profesor de primer año, era un señor de unos setenta años de edad, que en paz descanse verdad. Pero la verdad hiso sufrir a muchos niños y a mi también. Pues, recuerdo que cuando no sabiamos algo o nos portabamos mal, nos pegaba con la regla en las manos, y también nos jalaba las orejas y nos daba coscorrones jaja.
22 agosto, 2010 a 10:54 PM
Luis Manuel Guerrero Cruz
Mi recuerdo más lejano es cuando yo tenía 2 años, estabamos de vacaciones en Durango, yo entré corriendo a un supermercado, tomé un carro de juguete, nadie miró que lo tomé, y salí del local a la misma velocidad a la que entré; con el juguete en las manos.
Llegué a el auto de mis papás, me senté en el pavimento a un costado de la puerta y me puse a jugar, no me encontraban, hasta que mi prima me miró y me preguntó; ¿de dónde agarraste ese juguete?, y yo con la inocencia de esa edad dije, yo a llove! (yo me lo robé), mi prima me lo quitó y lo fue a pagar a la caja, después me lo devolvió, no le importó verme llorar, aunque sólo fue mientras pagaba.
Hasta el día de hoy conservo ese juguete.
23 agosto, 2010 a 1:59 PM
Melisa Valdivia Diaz
Me recordaste a un primo que hizó lo mismo, además de que me da gusto que aun conserves ese juguete y con ello el recuerdo y el aprendizaje de ese momento.
23 agosto, 2010 a 7:16 PM
Wendy Milpa
ahahahahahahahaha que ratero xD
22 agosto, 2010 a 10:41 PM
Marisol Rodriguez
Recuerdo que mi mama llegó del hospital después de que nació mi hermano mi mamá me abrazo, me dijo que ya había nacido mi hermanito y que él traía algo para mí y que lo fuera a ver al cuarto. Cuando entre a la habitación de mi mama vi a un bebe chiquitito tapado con una cobija de bebe amarilla. Me acuerdo que lo destape un poco para verlo y para mi sorpresa me encontré muchos dulces debajo de su cobijita, los cuales eran para mí porque me dijeron que él me los había traído. Recuerdo que me sentí muy feliz por eso. Me comí los duces debajo de un árbol de higos del patio de mi casa con mi vecinito de la casa de al lado. Sentí una gran emoción que alguien tan chiquito me trajera dulces porque nunca sentí celos de que ya no iba ser la consentida.
22 agosto, 2010 a 10:25 PM
Cynthia Quiroz
Desde que estaba chiquita siempre hemos ido a la casa de mi abuelita casi todos los domingos. Ahora ya no es lo mismo, porque mi abuelito falleció hace casi dos años. Trato de siempre recordar los momentos donde él me platicaba historias de cuando él estaba niño y pues a veces también me contaba historias de miedo para que me portara bien y no hiciera travesuras.
La historia que mas recuerdo es una que me contó cuando me había enojado con mi mamá, no me acuerdo bien por qué me enojé, pero la historia se trataba de un señor que quería ser rico y que un día se le apareció el diablo y le concedió todo lo que quiso, pero cuando logró tenerlo todo, se fue haciendo viejo y la gente ya no lo quería y las uñas y el cabello le empezaron a crecer y se fue quedando tan solo que terminó volviéndose loco..
Siempre me sentaba en medio del sillón donde mi abuelito y mi papá veían la televisión, y a veces me quedaba dormida y me sentía muy a gusto, pues estaba con ellos y me tomaban en cuenta cuando estaban platicando. Me encanta escuchar cuando las personas me cuentan algo interesante sobre su vida, porque mi abuelito me enseñó a escuchar atentamente.
Mi abuelito siempre me contaba historias o compartía algo de su vida conmigo hasta antes de morir, siempre será importante en mi vida y creo que momentos como los que pasé con él ya no se pueden repetir, por eso trato de recordar siempre todo lo que viví cuando estaba chiquita, pues siempre me hablaba con chiqueos, no importando la edad que tuviera, incluso cuando estaba embarazada, y todos esos momentos para mí son muy difíciles de olvidar.
23 agosto, 2010 a 11:02 AM
tania zaragoza
a mi tambien me gusta recordar esos tiempos que uno pasa con los abuelos porque apredia muchoo de ellos, recuerdo que me gustaba estar con mi abuela porque siempre le gustaba andar paseando por el pueblo y me gustaba irme con ella, es por eso que conozco bien el pueblo donde ella vivia porque siempre andabamos visitando gente, y me encantaba porque llegabamos super tarde a la casa.
23 agosto, 2010 a 2:27 PM
Lucero Elisabet Gómez Pelayo
Me hiciste recordar cuando estaba chiquita porque mi mamá trabajaba y me quedaba al cuidado de mis abuelitos y por mucho tiempo conviví con ellos… y también pase momentos que son difíciles de olvidar… =) que bonito es poder hacer lo mismo con tus hijos o hermanitos …
23 agosto, 2010 a 7:19 PM
Wendy Milpa
aww cynthia se lo que se siente perder a alguien tan importante como él…
23 agosto, 2010 a 11:58 PM
Hernández C., Edgar
Aaww. Yo quiero escuchar más historias :3
22 agosto, 2010 a 10:06 PM
Irene
El Recuerdo
No recuerdo la edad exacta que tenia, pero no estaba ni muy pequeña, ni tampoco rebasaba los diez años. Mi abuela estuvo con migo gran parte de mi niñez; pasaba la mayor parte del día en su casa. Ella vivía en unos departamentos, y al lugar llego un perro. Lo recogimos y lo cuidamos. Le dábamos de comer y hasta le pusimos un nombre, yo estaba muy encariñada con él. Un día nos siguió a una tienda que quedaba justo enfrente de la casa de mi abuela; para poder llegar a ella, es necesario cruzar un boulevard. De regreso de la tienda, esperábamos que nos cedieran el turno de pase mi abuela y yo, y el perro (que no recuerdo el nombre) se adelanto. Lo que resulto de ello fue que lo atropellaran y lo hirieran de gravedad. La imagen de las llantas atropellándolo fue muy impactante para mí.
Durante las siguientes horas el perro lloró y no dejaba de quejarse, hasta que trajeron a unos sujetos que le inyectaron un líquido que lo adormeció para que falleciera y dejara de sufrir. Recuerdo ese día por que en verdad fue muy impactante el cómo murió y escucharlo lamentarse fue a un peor. Me puso muy triste esa pérdida.
-Irene Ruiz Bobadilla
23 agosto, 2010 a 11:03 AM
tania zaragoza
hay que feo lo de tu perro yo pasé por algo similar con un perrito que se me murio hace poco, y el recordar cómo agonizaba es muy feo.
23 agosto, 2010 a 3:41 PM
Hernández C., Edgar
Aaaw. Está muy triste la historia.
Me hiciste recordar a cómo miré que mataban a un cerdito, que supongo yo consideraba amigo y mascota, de todas, las que más había durada. Pero resulta que estaban alimentándolo para cocinarlo en los 15 años de mi hermana. Yo miré como lo mataban y lo oía gritar. Y sí, lloré u.ú’~
Hubiera preferido la mentira de se fue a la ciudad o algo así 😐
Pero el día de la fiesta me dormí temprano y mi madre se de la fiesta para llevarme a casa. Mi hermana recuerda eso con algo de resentimiento, pero yo le gano >D
23 agosto, 2010 a 4:19 PM
Cindy Rodriguez Torres
aaw! brr!!
me hiciste recordar al sin fin de perros que se me han muerto! pero sobre todo a uno que se llamaba solovino! un dia me acompaño a la tienda por galletas pero el se adelanto a cruzar la calle pero venia una camioneta super grande color rojo y al ver que mi perro cruzaba la calle el imbecil le acelero y yo solo grite: solovino!!
Y vi como la camioneta llevaba a mi perro entre las llantas, yo me quede paralizada y mi perro salio corriendo llorando, de repente reaccione y sali corriendo a mi casa a decirles a mis papas que habian atropellado al solovino, y salimos a buscarlo y estaba en la casa de mis vecinos tirado en un arbol, mi perro solo lloraba y movia la cola, mi papa me dijo que me fuera a la casa y pues el perro se murio, lo que mas me duele es que aun me hermano me echa la culpa, y sí! me siento culpable 😦
23 agosto, 2010 a 7:23 PM
Natalia Rdz
😦 pobre perrito… me recuerda a cuando mi perro murio… se llamaba Tango y tmb lo keria mucho
22 agosto, 2010 a 9:48 PM
Liliana Rodríguez Larios
El recuerdo más lejano que viene a mi mente, fue un día que mi mamá me llevaba de la mano a la casa de mi abuelita, que en ese entonces era frente a mi casa, yo tenía aproximadamente 4 o 5 años. Cuando entramos, sobre la mesa había un pastel ya que era mi cumpleaños, entonces me senté en una silla frente a él y tanto mi mamá como mi abuelita comenzaron a cantar las mañanitas; estaba un poco sorprendida porque no tenía idea de que era mi cumpleaños cuando entonces se comenzó a escuchar la clásica “mordida”, aun tengo la imagen de cuando las dos me estrellaron contra el pastel y cuando me levante sentía el betún en mi nariz que no me dejaba respirar, ellas se estaban riendo mientras que yo estaba llorando.
23 agosto, 2010 a 12:26 AM
Pablo Haziel Sepúlveda Flores
Esta anécdota me dio tanta risa. También me hizo recordar algo muy similar que me sucedió, pero en mi caso, yo no podía respirar ni ver porque estaba lleno de betún. Es curioso como la familia te demuestra el cariño que te tiene.
23 agosto, 2010 a 5:07 PM
Cindy Rodriguez Torres
Lili! me hiciste recordar que a mi todos los años en mi cumpleaños me compraban un pastel, pero siempre me mandaban a la tienda para que cuando llegara a mi casa el pastel estubiera de sorpresa en la mesa, una vez, no recuerdo cuantos años cumplia, me mandaron a la tienda, pero reuerdo que rodie la casa para llegar a la codina y por la puerta habia un hoyo y me asome y vi mi pastel en la mesa, entonces me fui muy contenta a la tienda y regrese corriendo a la casa emocionada porque partiria mi pastel de cumpleaños 😀
22 agosto, 2010 a 9:40 PM
Delia Preciado
Bueno en realidad casi no tengo recuerdos de pequeña, pero, algunos llegan a mi mente con ciertos colores, sonidos, y olores, aunque son muy escasos. Sin embargo, recuerdo que le temía a las alturas. Odiaba que me tomaran de la cintura para alzarme al aire. En cierta ocasión, alguien hizo eso y pues, ¡sorpresa! Había terminado de cenar… y creo que a quien vomite fue a mi padrino.
23 agosto, 2010 a 11:06 AM
tania zaragoza
A mí me encantaban las alturas, me gustaba subirme al techo de mi casa. en una ocasión mi mamá me advirtio que no me subiera porque me iba a caer, yo no le quise hacer caso y cuando menos lo pensé me resbalé y me caí de espaldas, recuerdo que caí como en un hoyo y sólo me quede tirada hasta que fueron a levantarme, tenia como 6 años.
23 agosto, 2010 a 10:04 PM
Luis Miguel Zavala Sandoval
Habia olvidado esto… Yo vomite en mi primera comunión.
22 agosto, 2010 a 9:17 PM
Eduardo Merlo López
Mi recuerdo originalmente pensaba que era un sueño:
Me encontraba en un lugar con caminos de tierra, arboles por todos lados, y casas sencillas, en ese entonces las creía gigantescas.
Estoy yo sentado en una piedra, con un pants gris, zapatos negros tapizados de polvo, estaba embarrado de chocomilk a más no poder, y mi mamá me dice que si quiero más, ella se encontraba a lado de una vaca, con un sombrero con lazo rosa. En ese lugar, me suben a un palo, y estoy encima de una cerca, simulando que estaba montando a caballo, incluso mi primo lo intentó.
Recuerdo que mi mamá me sube a un caballo y después me pone un sombrero vaquero con un lazo rosa. Cuando bajamos, recuerdo que me encontraba en algo gigantesco, observando a los caballos, todos animados, eufóricos y contentos. Luego recuerdo subirme a otro caballo, pero esta vez iba con un señor del que en muchos años no lo reconocí. Recuerdo que fue por un buen tiempo, porque llegué con mi mamá en la noche.
Y después, me encontraba abajo de una mesa, con mi primo, ambos asustados por la tremenda lluvia con truenos… Rápidamente el lugar cambió, ahora me encontraba en recostado en un sillón de una sala, en la noche, escuchaba las manecillas del reloj a cada segundo, sin saber qué pasaba, porque del sueño (ese sueño lo tuve como a los 3 años, me encontraba en la sala de mi casa).
Cuando a los 12 años se lo conté a mi madre, ella me contó que eso pasó, que me llevó al rancho de donde ella creció y que el hombre que me llevaba era mi papa biológico, según ella todo esto sucedió cuando tenía dos años, porque todavía no se juntaba con mi padrastro.
23 agosto, 2010 a 9:44 PM
Lizbeth Arredondo Mayoral
haha suele suceder que a veces uno se confunde con los vagos recuerdos y cree que son sólo un sueño :O, pero que bien que tu mamá te hizo ver que eso fue real 🙂
22 agosto, 2010 a 8:59 PM
Arsenio Sotelo
Cuando vivía en Tecate, en el 92 cuando tenía entre 3 y 4 años, mi papá llego un día con sangre en las manos y 4 pollos y dijo que lo habian miado, era una fiesta en la vecindad. Recuerdo de ahi que en la casa, mi mamá tenía una peluquería y siempre iba un policía viejito que le pedia que le cortara el cabello casi pelón y se me hacia raro que ya tenía el cabello corto. Recuerdo que me iba abajo de la mesa a comer azucar para que mi mamá no se diera cuenta. Recuerdo un día cuando ya habia entrado a 2do de kinder me subi a una patineta, me caí de una banqueta sin alcanzar a meter las manos. Mi primer recuerdo de Tijuana fue la muerte de Colosio, y más lo recuerdo asociado a la cancion de mi banda el mexicano que me gustaba mucho.
23 agosto, 2010 a 7:42 PM
Natalia Rdz
ABAJO DE LA MESA PARA COMER AZUCAR!!!
me encantoooooó….:)
malas patinetas, a mi tmbn me hicieron daño alguna vez…
23 agosto, 2010 a 8:50 PM
Omar Campos Florian
jajaja y tu siempre burlandote de los de tkt uuuuuu
22 agosto, 2010 a 8:47 PM
Francisco Rendón Díaz
El recuerdo más lejano que tengo de mi niñez es el de visitar la panadería de mi abuelo paterno.. Me gustaba visitar la panadería, pero había algo por el cual me agradaban esas visitas: aquella máquina gigantesca llena de botones extraños y la cual hacía ruidos que agradaban a mi oído: LA MÁQUINA REGISTRADORA. Recuerdo que la máquina estaba arriba de una vitrina en donde se mostraba el pan y como era muy pequeño todavía, hacia varios intentos hasta lograr subirme a una silla, esto para poder quedar más cerca de la famoasa máquina y así comenzar a jugar con ella. Le aplastaba todos los botones que tenía, uno tras otro hasta lograr abrir el espacio que guarda el dinero. Me entretenía tanto haciendo eso que podía estar hay horas sin hacer nada más! La edad exacta no la recuerdo, pero supongo que tenía unos 3 o 4 años.. momento agradable que recuerdo con alegría..
22 agosto, 2010 a 9:11 PM
Clara Olivas
Francisco, esa máquina registradora debió ser para ti realmente entretenida. Nunca, hasta la fecha, he tenido la oportunidad de manejar una. Creo, que, me hubiera gustado de niña picarle como tú a todos esos botones. Y claro, por qué no, hasta jugar con el dinero.
22 agosto, 2010 a 10:24 PM
Fernanda Castro Rodríguez
de chica a mi también me gustaban muchos las máquinas registradoras, de hecho tuve una, y obvio me sentía toda una vendedora profesional jugando con ella. Recuerdo que tenía un negocio de sandwiches de mermelada y mi súper máquina registraba todas mis ventas, desde que trabaje en un tienda de ropa las detesto.
23 agosto, 2010 a 6:19 PM
Laura Irene Camacho García
detesto vender!!!!! el peor oficio……. 🙂
22 agosto, 2010 a 10:52 PM
Wendy Milpa
ahahahha y nunca tomaste dinero???
23 agosto, 2010 a 5:19 PM
Ilse Giselle Licona
Eso me hace recordar mucho también mi niñez porque mi hermana era fan de las cajas registradoras y tenía dos de juguete, entonces yo jugaba con ella a «la tiendita». Me gustaba ser la que cobraba porque los botoncitos tenían el efecto del ruido del escaner y en una libreta apuntaba lo que compraba, hacía la cuenta y cobraba con dinero de mentiras.
23 agosto, 2010 a 9:46 PM
Lizbeth Arredondo Mayoral
Ay Francisco que travieso eres eh jajaja yo sólo una vez he tenido una máquina registradora y era de la barbie jajaja duuh eso no cuenta 😦 pero jaja esta curada tu recuerdo 🙂
22 agosto, 2010 a 8:03 PM
Lorena Montes
Lorena Montes
Hubo un día en especial cuando yo era niña de apenas 5 años de edad, mis papás, mi hermana y yo fuimos a la Playa de Tijuana. Mi papá para en ese entonces tenía una camioneta Guayín, café con beige. Recuerdo bastante ese día pues mientras llegamos a la playa escuchábamos la canción de Cruising Together de The Smokey Robinson, me encantaba sentarme en la parte de atrás de la camioneta pues siempre me llegaba en la cara la brisa del mar, mi pelo volaba por todos lados y lo único que podía ver ya llegando a la playas era lo infinito del mar, me ponía a pensar si ¿Qué pasaría si yo me fuera nadando a donde se ve que termina el mar? La canción era lo que me imaginara aventuras fantásticas donde yo era la heroína de mi propio cuento de hadas. No podre olvidar esos días ¡nunca! fue la mejor etapa de mi niñez.
22 agosto, 2010 a 10:26 PM
Fernanda Castro Rodríguez
Tu recuerdo es muy bonito, me encanta la playa.
Mi papá también tenía un carro de esos, se llamaba canelo, me acuerdo que me gustaba sacar los pies por la parte de atrás.
22 agosto, 2010 a 10:30 PM
Cynthia Quiroz
Me hiciste recordar que cuando yo estaba chiquita me emocionaba cuando mi papá nos llevaba a Playas de Tijuana, pues aunque vivimos a 10 minutos aproximadamente, nunca ibamos para allá, porque siempre nos llevaban al centro o al EUA.
Bueno el caso es que cuando mirabamos que estabamos por la entrada de Playas de Tijuana, mi hermana y yo gritabamos de emocion, es muy chistoso y penoso.. pero éso pasaba…
22 agosto, 2010 a 10:56 PM
Wendy Milpa
ahahahhaha a mi me encanta ir a la playa pero ándale que un día me llevaron después de que me enyesaron mi mano izquierda pues me la quebré, y ándale fuimos a comer KFC el que esta o estaba en playas, y mi mamá me dio un pedazo de pollo con mi bollito y mi soda, pero nunca se dieron cuanta que no podía comer pues porque con la derecha traía todo hahahahaha, recuerdo que mientras ellos se arrastraban de la risa (mi mamá y mi papá) yo lloraba xD
22 agosto, 2010 a 8:02 PM
Elba Joanna Fiol Barranco
Recuerdo que tenía como 3 o 4 años y era un día por la tarde y estaba nublado. Estaba en mi casa y mi mamá y creo que también mi papá iban a salir y por quien sabe qué razón yo no podía ir y tenía que quedarme y comencé a llorar, mi abuelita me cargo y se sentó en una silla del comedor y comenzó a mecerse, movía la silla como si fuera mecedora (incluso la despegaba del piso), cuando de pronto caímos, obviamente deje de llorar y comencé a reírme pues literalmente habíamos quedado con los pies volando. Yo me levante y corrí a buscar a uno de mis tíos y le dije que mi abuelita se había caído, pero no me creyó, tuve que decirle varias veces, y no me creía hasta que mi abuelita le grito la ayudo a levantarse.
22 agosto, 2010 a 11:16 PM
Wendy Milpa
ahahahahaha eso me recordó a una vez que mi mamá por pegarme se tropezó bien curada y yo estaba muerta de la risa y corrí a decirle a mi papá… gordo, gordo mi mamá se tumbo, (así dije xD), pues mi papá ya no sabia si reírse por mi mamá o por como lo dije.
22 agosto, 2010 a 11:22 PM
Hernández C., Edgar
Debió ser como Pedro y el lobo (o como sea): mentirosilla tú y cuando dijiste la verdad no te creyeron xD
22 agosto, 2010 a 11:44 PM
Cristina Espino
jajaja ¿y por qué no te creyeron?— jaja no me diga que tenías fama de mentirosilla 😉
23 agosto, 2010 a 9:08 PM
María De Jesús Domínguez
Hay tu recuerdo me gusto mucho. Porque también recuerdo a mi abue sentada en una mesedora. Y eso de que no te creian que se habia caido jaja, me imagino tu gritandoles y nadie te hacia caso y despues recojiendo a tu abue awww…
22 agosto, 2010 a 7:20 PM
Brianda Piceno Hurtado
Híjole!, tengo muchos pero recuerdo mi primer día en el kinder, de hecho creo que era día de inscripción o algo así. Cuando entre a esa escuela, la vi enorme con un Sol pintado en el centro del patio, y el que sería mi salón parecía lejano, entré de la mano con mi mamá y mi hermano, que es menor que yo por un año.
Al entrar al salón, estaba una señora pelirroja, gordita pero de facciones muy bonitas. Me saludó con una sonrisa, a la cual yo acepté. Mi hermanito me dijo al oido: tu profesora está bien bonita. Mi mamá alcanzó a oir y preguntó, ¿que dijiste Bruno?, y mi hermanito lo repitió con vegüenza pero nos hizo reir mucho.
Desde ese momento supe que esa señora se llamaba Lorena y tendría que llamarla profesora mientras estuviera en ese lugar. Es un recuerdo lejano pero muy bonito, porque entre muchos profesores que he tenido, ella fue la primera.
22 agosto, 2010 a 9:09 PM
Arsenio Sotelo
mmm creo que es el recuerdo común más lejano de la mayoría de la gente, yo recuerdo mi primer día en el kinder malinali, muchos compañeros lloraron, yo casi me salvo hasta el final que la profesora me dijo que no tomara un cartonsito que tenía leche con chocolate por que no era sano, pero mi mamá me lo había comprado, el estar en el dilema de la profe en contra de lo que me compro mi mamá me hiso llorar
22 agosto, 2010 a 9:56 PM
Liliana Rodríguez Larios
Creo que las maestras de kinder son un bonito recuerdo para nosotros, para mi significa mucho una maestra que tuve, ya que despúes de que salí me entere de que ella tenía un tumor cerebral y hace poco supe, aunque no estoy segura si sea verdad, de que falleció. Siempre la recordaré como mi primera maestra.
23 agosto, 2010 a 9:10 PM
María De Jesús Domínguez
aaahh, la mia se llamaba Lolita. Siempre la recordaré como la maestra más tierna y bonita que he tenido. Pero yo no se que paso con ella 😦
22 agosto, 2010 a 10:58 PM
Wendy Milpa
ahahaha que ondas con tu hermano xD
22 agosto, 2010 a 11:03 PM
Luis Manuel Guerrero Cruz
yo también recuerdo esos días de kinder, no me gustaba ír, lloraba y me brincaba el cerco de malla para regresarme a mi casa, pero poco a poco le tomé el gusto, después ya no me quería salir del salón. tiempos aquellos xD
22 agosto, 2010 a 11:40 PM
xavier del callejo
ja, tu tambien tienes esos recuerdos de kinder, see primeros dias innolvidables para uno, el inicio de uan trayectoria larga de escuela
22 agosto, 2010 a 11:47 PM
Cristina Espino
jaja cuando me tocó entrar a la primaria me agarre de las rejas por que no quería entrar, yo amaba mi kinder… después de ver que entre los maestros, la directora y mis papás no podían convencerme… entre todos tuvieron que jalarme para que me zafara.. no sé de donde saqué tanta fuerza..
23 agosto, 2010 a 2:03 PM
Melisa Valdivia Diaz
Me recordaste a mi maestra de primaria creo que todos tenemos una maestra que recordar, y la mia también se llamaba lorena y aún la recuerdo como mi mejor maestra ilusión de niños =D.
23 agosto, 2010 a 4:23 PM
Cindy Rodriguez Torres
hey! bry! me acorde de mi profe del kinder! tambien se llamaba Lorena, pero ella era muy delgada de pelo corto y oscuro, a mi se me hacia bien bonita , pero lo que mas recuerdo es cuando nos llevaba a la clase de canto con otro profesor y ella siempre se quedaba ahi sentada cerca del profe, siempre terminaba la clase antes y nos sacaba del salon, recuerdo que siempre le daba besos al profe, yo creo que era su novio, lo mas chistoso es como nos apuraba asalir del salon para quedarse sola con el profe!
jajajaja 😀
23 agosto, 2010 a 8:39 PM
María Damián Sergio Alejandro
Pues ya me dio envidia y de la mala porque nunca fui a ese lugar, pero esos días sin kinder me la pase con mis primos y hermanos en casa, era mas libertad Jajaja, en fin ni modo, lo que me da gusto es que tengo un sobrino y cuando puedo lo llevo al kinder, a se mismo que nunca fui, a esos bloques y tubos que una vez mire apilados y que hoy toman forma de un lugar que Eduardito adora. Cada que voy por el, al entrar en su salón sólo queda mas que cerrar los ojos e imaginar lo divertido que hubiera sido…
23 agosto, 2010 a 11:31 PM
Cecilia Ventura
Pues cuando yo entré al kinder, mi mamá fue la que lloró X3
22 agosto, 2010 a 6:29 PM
Fernanda Castro Rodríguez
Natalia; la muñeca
Una navidad, debajo del arbolito había una caja grande envuelta con papel rojo y figuras doradas; deseaba que ese regalo fuera para mí. Dieron las doce de la mañana y el primer regalo que recibí fue aquel; donde había una muñeca acompañada de dos vestiditos más aparte del que traía y un par de zapatitos. El cabello de Natalia era muy bonito; largo, lacio y café, sus ojos eran grandes y tenía unas pestañas que parecían ser reales.
Por mucho tiempo fue mi muñeca favorita, yo era su mamá y ella mi hija, a pesar de que no hablaba yo la entendía, cuando tenía hambre, cuando tenía sueño o cuando quería jugar yo lo sabía, la conocía por dentro y por fuera.
Unos meses más y Natalia había desaparecido, al parecer nadie sabía nada de ella y no quedaba más que resignarme a darla por perdida. Tuve otras muñecas, pero ninguna como Natalia, no había otra muñeca que la reemplazara.
El día que la encontré fue muy frustrante, estaba en la caja de los juguetes olvidados, con otros juguetes encima de ella, con la cara rayada y su cabello trasquilado, eso sí, su sonrisa y sus ojos seguían siendo los mismos. Nunca supimos quien fue el que la escondió en esa caja, mucho menos quien le rayo su cara y le cortó el cabello.
22 agosto, 2010 a 10:59 PM
Wendy Milpa
aww me acorde de toy story
22 agosto, 2010 a 11:53 PM
Cristina Espino
Yo me acordé de mi muñeca favorita, era un NENUCO, y aunque los nenucos son niños, para mí esa era niña… un día el malvado de mi hermano le picó el ojo y se lo metió (el ojo)… me enojé muchísimo, era mi muñeca-co favorita-o, y me encantaba porque hacía burbujas, y orinaba… ¡ash! ya me enojé, ahorita vengo, voy a romperle la laptop a mi hermano.. sé que es su favorita ¬¬ jajaja ¡VENGANZA!
23 agosto, 2010 a 7:25 PM
Natalia Rdz
«la muñeca Natalia»
que bonito suenaa!! jajajaja 🙂
la navidad es lo máximo… y los regalos sólo la hacen mejor!
23 agosto, 2010 a 11:36 PM
Cecilia Ventura
Yo también tenía un Nenuco TT-TT un día lo olvidé en el patio y lo raptó una prima-vecina, pero no me enteré hasta mucho después u u
22 agosto, 2010 a 6:28 PM
Fernanda Castro Rodríguez
Natalia; la muñeca
Una navidad, debajo del arbolito había una caja grande envuelta con papel rojo y figuras doradas; deseaba que ese regalo fuera para mí. Dieron las doce de la mañana y el primer regalo que recibí fue aquel; donde había una muñeca acompañada de dos vestiditos más aparte del que traía y un par de zapatitos. El cabello de Natalia era muy bonito; largo, lacio y café, sus ojos eran grandes y tenía unas pestañas que parecían ser reales.
Por mucho tiempo fue mi muñeca favorita, yo era su mamá y ella mi hija, a pesar de que no hablaba yo la entendía, cuando tenía hambre, cuando tenía sueño o cuando quería jugar yo lo sabía, la conocía por dentro y por fuera.
Unos meses más y Natalia había desaparecido, al parecer nadie sabía nada de ella y no quedaba más que resignarme a darla por perdida. Tuve otras muñecas, pero ninguna como Natalia, no había otra muñeca que la reemplazara.
El día que la encontré fue muy frustrante, estaba en la caja de los juguetes olvidados, con otros juguetes encima de ella, con la cara rayada y su cabello trasquilado, eso sí, su sonrisa y sus ojos seguían siendo los mismos. Nunca supimos quien fue el que la escondió en esa caja, mucho menos quien le rayo su cara y le cortó el cabello.
22 agosto, 2010 a 9:17 PM
Clara Olivas
Tu historia me gustó mucho. Me hiciste recordar mis primeras muñecas, las cuales, debo admitirlo, fueron muy importantes. Cuando describes, su pelo, su cara, recuerdo perfectamente una de mis primeras muñecas. Era increíble, porque caminaba. Vaya, mejor no la recuerdo, ya que sólo me duró una semana, y fue algo lamentable. Esa multiplicidad de botones (para hablar, para caminar, para llorar, entre otras funciones más) fueron demasiada tecnología en aquel entonces para mi.
22 agosto, 2010 a 11:55 PM
Elisa Valdivia
Me gusto mucho la manera en que cuentas tu historia, porque cada descripción que das de lo que era tu muñeca para ti me lo imagino de una forma muy clara, además de que me produce un sentimiento de tristeza la manera en que cuentas como encontraste tu muñeca por que se ve que en realidad era muy importante para ti, por lo que me hace recordar aspectos de la niñez que quizá ya había olvidado.
23 agosto, 2010 a 11:06 AM
Wendy Rodríguez López
Me ha pasado los mismo donde después de un tiempo no sé donde estan mis juguetes y pues los doy por perdidos, luego cuando menos me lo espero aparecen en aquellas cajas que están arrumbadas.
22 agosto, 2010 a 4:57 PM
Wendy Milpa
Tenia entre 10 meses y un año, yo jugaba con un set de enfermería que me habían comprado, era todo rosita, y andaba en la andadera en el patio no recuerdo si era el patio de enfrente o el e atrás, que ya platicando con mi mamá y mi abuelita me dijeron que fue en el trasero.
Yo andaba disque inyectando todo, y vi al perro que teníamos en ese entonces, era un Bull Terry que se llamaba gringo, a pues yo en mi papel de enfermera zas que inyecto al pobre perro que se encontraba descansando y zas que me da un arañón en mi cara, ocasionando una herida en mi ojo izquierdo, que hasta la fecha me ha traído consecuencias, ya que después del arañón, me llevaron al doctor y me tuvieron que operar, el perro con el arañón ocasiono que un nervio que tenemos en los ojos, no se me desarrollara como debería de hacerlo y como consecuencia yo estuve mucho tiempo bizca, pero lo que se dice bizca.
Esto se debía a que iba desarrollándome y mi nervio no, entonces el nervio jalaba mi ojo hacia la adentro y por obvias razones yo estaba bizca. Ya después me sometieron a varias operaciones y pues poco a poco mi ojo se ha compuesto, pero hasta la fecha si se fijan bien en mis ojos yo estoy bizca.
22 agosto, 2010 a 10:01 PM
Talía Soto Calderón
Si yo también tuve una experiencia con un perro el cual se llamaba Rambo, me acuerdo que fue nuestra primera mascota, la raza era pastor alemán, era muy grande y negro. Yo me había encariñado con él y siempre que me acercaba en el lugar donde estaba amarrado me jalaba con la pata y se me subía encima de una manera muy fea que hasta me da vergüenza decir, lo malo es que solo era conmigo.
A consecuencia de eso, y además de que solo quería leche y pan, mis papás optaron por regalarlo, pero aun me acuerdo de lo contento y feliz que iba cuando se subió al otro carro.
22 agosto, 2010 a 11:01 PM
Wendy Milpa
a pues a mi perro ya casi lo sacrificaban por lo que me hizo, pero pues no al final lo dejaron vivir je je,
22 agosto, 2010 a 10:23 PM
Elba Joanna Fiol Barranco
yo tuve una experiencia similiar, pero la mi no paso de un rasguño en la mano. Era un gato, y yo traia un pedazo de pizza y el muy malvado intento quitarmermela y me rasguño, yo tenia como 5 años, y recuerdo que fue un drama cuando querian hecharme alcohol, quiza por eso odio a los gatos.
22 agosto, 2010 a 11:02 PM
Wendy Milpa
ahahahahaha ojala no mas hubiera sido eso en mi caso pero pues no, mi perro era como yo, si hago algo lo hago bien xD
22 agosto, 2010 a 11:01 PM
Marisol Rodriguez
También tuve una experiencia con un perro no recuerdo la raza, me acuerdo que iba con mi vecina a su casa y pase a un lado de su perro que tenia una cadena. De allí lo que me acuerdo es que me tiro en el patio mordiendome la rodilla mis vecinos que lo vieron todo dijeron que mi vecinita me empujo hacia su mascota, la verdad no lo recuerdo del todo solo el susto y que mi padrino que era doctor estaba en la casa de visita y fue el que me curo.
22 agosto, 2010 a 11:21 PM
Hernández C., Edgar
Qué bueno que el equipo médico carecía de supositorios!
22 agosto, 2010 a 4:51 PM
Monica Giselle Gomez
Uno de los recuerdos mas lejanos es de una vez que estaba jugando con mi hermano, no recuerdo a que, pero lo hice enojar y me agarro de los hombros aventandome, entonces mi cabeza golpeo contra un barandal y me desmaye, recuerdo que al abrir los ojos estaban mis papas frente a mi y yo sentada en el sillón de la sala, olía a alcohol y mi papa me daba de toma agua tibia con azúcar, otro recuerdo es de cuando tenia maso menos la misma edad, dormía en una litera con mi hermano y compartíamos un amplio cuarto con 2 secciones una pequeña para la litera y la mas amplia para mis papas, muchas noches veía unos payasos que estaban pegados en lo alto de la pared, quedándome dormida veía como se movían y comenzaban a caminar y eso me atormentaba junto con el hecho de que soñaba muy seguido en que del tragaluz del cuarto tenia que meter unas bolas enormes que apenas cabían y lo tenia que hacer con el dedo meñique… esos son algunos recuerdos de lo mas lejano que recordé.
22 agosto, 2010 a 11:56 PM
Pablo Haziel Sepúlveda Flores
Clásicos muñecos que atormentan a un pobre niño, dejándolo traumado a más no poder y sin dejarlo dormir.
23 agosto, 2010 a 5:48 PM
Brandon Bradley
wow no puedo creer que los padres sigan pensando que los payasos son los mejores juguetes para los niños, acaso no saben que nos dan miedo?
o simplemente será que a ellos tambien les hicieron lo mismo y quieren desquitarse con nosotros.
22 agosto, 2010 a 3:55 PM
Elvis Casas
En un viaje a la Ciudad de México, a mis padres se les ocurrió tomarme una foto, parado junto a un puesto de revistas, solo. Para poder lograrlo, me dejaron justo al lado de los periódicos y se alejaron unos pasos para poder tomar la fotografía. Recuerdo que en ese momento, creí que me habían abandonado, no logré ver donde estaban, hasta el momento que regresaron a tomar mi mano, fue un susto que aun recuerdo con cariño.
Aquí está la imagen, por si la quieren ver:
http://picasaweb.google.com/lh/photo/fDsXhwfoHD-Yaxf-wy-k3lL5I0LvMkog9aOWOTPqTTw?feat=directlink
22 agosto, 2010 a 10:00 PM
Arsenio Sotelo
no me aparece mi comentario,
22 agosto, 2010 a 10:00 PM
Arsenio Sotelo
por eso utilizas lentes
22 agosto, 2010 a 10:09 PM
Irene
La experiencia me dio risa. De pequeña solía perderme mucho en lugares. Mi madre siempre me daba indicaciones de donde iba a estar y por distraerme siempre me perdía.
Me imagino que te has de haber asustado mucho, porque si no, no recordarías ese hecho con tanta claridad.
22 agosto, 2010 a 10:35 PM
Cynthia Quiroz
Yo también pensé alguna vez que mis papás me habían abandonado, pero no fue así, lo que pasó es que yo me alejé de ellos, pues me habían llamado la atención unos juegos, pues estábamos en una feria y era de noche, de esas ferias típicas del día de la virgen, sólo que yo no me asusté yo seguí caminando muy tranquila y admirando los juegos mecánicos, hasta que me encontré a mis papás,bueno.. ellos me encontraron, pues ellos sí me estaban buscando
22 agosto, 2010 a 11:04 PM
Wendy Milpa
ahahahahahaha no manches Elvis hahahaha me dio mucha risa tu recuerdo, y no manches cambiaste un chorro
22 agosto, 2010 a 11:07 PM
Luis Manuel Guerrero Cruz
todo un dandy en esa foto, sigue así broh… XD
22 agosto, 2010 a 11:18 PM
Elba Joanna Fiol Barranco
ahora es chistoso, pero el trauama de tu vida, solo por una foto, la verdad eso si esta para reirse
22 agosto, 2010 a 11:20 PM
Hernández C., Edgar
Hahaha. También llegué a pensar eso alguna vez D:
22 agosto, 2010 a 11:46 PM
xavier del callejo
jaja, suena muy cute eso , solo una vez pense qe me habain abandonado asi qe decidi irme caminando a mi casa haber si econtraba aa alguien, ja see funny funny
23 agosto, 2010 a 4:30 PM
Cindy Rodriguez Torres
jajajajaja!! muy chistoso!
yo recuerdo que era muy obediente y cuando mis papas me decian: «quedate ahi y no te muevas de lugar» lo hacia, ahi me quedaba! y siempre era el mismo lugar, pero siempre se me perdian de vista y yo asustada empezaba a llorar! y eso era cada fin de semana! hasta que un dia decidi seguirlos paso a paso con la vista para yo no perderlos, lo mas chistoso es que siempre estaban casi a un lado de mi y no lograba verlos jajaja 😀
23 agosto, 2010 a 7:21 PM
Natalia Rdz
jaja….desde entonces con el complejo
😛
mui nbt tu fotito de pekenho 🙂
23 agosto, 2010 a 8:51 PM
Jonny
de chicos estamos tan apegados a nuestros padres que seguramente a más de uno le aterraba la idea de separarce de ellos.
22 agosto, 2010 a 3:00 PM
Sarai Rodriguez
Cuando estaba en la primaria, aproximadamente cuando tenia 6 años de edad, adoraba la primaria donde estaba, fue la Primaria Alvaro Obregon, ubicada en la colonia Altamira. Amaba todo de esa escuela, mi maestra Rosi, mis materias, la pizza que vendian en la tiendita (a 3 pesos la pieza…hehehe) y mas que nada el niño que me gustaba, que por cierto fue mi primer y ultimo novio en toda mi vida.
Bueno, todo era color de rosa hasta que entraron dos nuevos compañeritos, Francisco y Victor, los niños mas raros y disparejos que pudieras imaginar, uno era alto, moreno, de ojos saltarines que parecia que te queria enterrar un lapiz en el brazo, el otro era super chaparrito, palido y con la mirada de -«quitate de mi lugar o te pateo»-.
Cuando sus ojos se encontraron con los mios, en ese instante senti que las cosas no serian como yo creia, jamas podria ser su amiga, jamas podria hablarles sin sentir medio, jamas podria compartir una pizza con ellos…jamas. Desde entonces, siempre me hacian travesuras que nunca me dejaron disfrutar de un recreo mas.
Un dia, mientras la maestro Rosi impartia la clase de español, Francisco y Victor empezaron a verme la piernas, empezaron a decir que tenia pelos en las piernas, que parecia chango.
Obviamente comenze a llorar y sali disparada de la clase hacia la explanada, mi maestra fue tras de mi y me dijo unas palabras que nunca olvidare-«Sarai, tu eres una niña muy especial y por lo tanto, nunca dejes que nadie te haga sentir mal, te quiero mucho, nunca lo olvides»- Mi expresion facial cambio con una suave sonrisa. No podia creer que la maestra de verdad me queria asi como decia.
Luego de un tiempo, las cosas cambiaron, supere y rebase cualquier obstaculo que los niños me hacian, al grado de que me volvi un poco brusca y agresiva con ellos, lo cual me salvo de muchas corretizas.
Bueno, en si, esta actividad-experiencia infantil que me sucedio fue algo que jamas olvidare y que desde luego se le pueden extraer cosas tanto negativas como tambien…positivas.
22 agosto, 2010 a 10:57 PM
KappieG
Aaw. Ya quiero abrazarte, mujer :3
22 agosto, 2010 a 11:15 PM
Hernández C., Edgar
Ese soy yo, haha
23 agosto, 2010 a 1:18 PM
Yahaira Verónica Ruiz Núñez
Este tipo de experiencias son muy «fuertes» y a la vez ayudan bastante para que podamos salir adelante cuando pasemos por algo así.
La maestra te dio el empujón, por tí misma lograste superarlo ^^.
Bien por ti :D!!!
23 agosto, 2010 a 4:49 PM
Cindy Rodriguez Torres
aw! Sariita! me hisiste recordar a una niña que durante dos años me quitaba el lonche en el recreo! lo peor de todo es que era mi vecina y siempre que me veia me decia que no le dijera a mama poque la hiba a ragañar, y yo de mensa le decia! no! no te preocupes y me regresaba a mi casa! hasta que un dia me arto de que me quitara la comida y segun yo me arme de valor y le empeze a negar mi desayuno! la primera vez que lo hice pense que me daria como minimo un golpe… pero no!! solo se fue casi llorando diciendome que algun dia se me iba a ofrecer un favor! y yo solo me quede asombrada pensando! eso fue todo?
jajaja la inocencia 😛
22 agosto, 2010 a 1:52 PM
Fernando Quintero
El recuerdo infantil más lejano que tengo, creo que es uno de una «sesión fotográfica». Por lo menos es el primer evento pasado que recuerdo completamente; de otras situaciones solo recuerdo caras, casas, puertas, sonidos. Dicha «sesión fotográfica» fue en una tarde. Mi papá me llevó a un área verde cerca del Centro Médico Lucerna (supongo que había ido al doctor) y me tomó varias fotos con una cámara Canon (que fue la misma que use en 3er semestre para la materia de Fotografía. He de haber tenido entre 3 y 4 años, y me acuerdo que portaba un overall de mezclilla y una camisa roja.
22 agosto, 2010 a 12:50 PM
Clara Olivas
Tenía alrededor de 5 años cuando sucedió una anécdota que hasta la fecha mi familia me sigue recordando. Me encontraba en la casa de mi abuela, en la cual crecí. Recuerdo perfectamente los trazos del patio, en el que jugaba diariamente. Un día, dos de mis primas que también ahí vivían, salieron a la casa de los vecinos, en donde se encontraba una pequeña “tiendita”. Mis primas mayores que yo, no se dieron cuenta de que las seguí hasta la “tiendita”. Aquella tienda casera, por así llamarla, tenía además de incontables cantidades de dulces, un mostrador de nieves. Cuando mis primas compraron, no se percataron de que yo las había seguido hasta llegar ahí. Al entrar a la “tiendita”, me acerque con la señora que vendía, que ya conocía a mi abuelita, y a mí. Yo, por mi parte, recuerdo que pedí una paleta de nieve (el sabor, no lo recuerdo).
Así mismo como me la entrego la vecina, así mismo me fui de nuevo con mi abuelita, sin pagar, y sin la noción siquiera de que debía hacerlo. Ese fue el comienzo de una larga cantidad de ocasiones en las cuales fui a pedir mi paleta, o mis dulces. Fue curioso, dado que yo me regresaba a casa sin que mi abuelita se percatara. Hasta que unos días después, la señora de la “tiendita”, visitó a mi abuelita, para llevarle una lista en la cual decía: “adeudos de clarita”. Mi abuelita, sonrojada ante aquel acontecimiento, volteó a mirarme, y en ese momento con la pena pero pagó. Desde ahí, siempre que mi familia recuerda, no falta quien me dice: “¿te acuerdas de todo lo que ibas y pedías fiado?”. Lo que ellos no saben, es que, yo tan sólo era una niña, y quería una que otra “cosita”. Esté, es el recuerdo más preciso que tengo de mi infancia.
22 agosto, 2010 a 10:21 PM
Elba Joanna Fiol Barranco
Afortunadamente por mi casa no habia tienditas cerca , sino no se que hubiera pasado… Recuerdo que la tiendita mas cerca estaba como a tres cuadras y vendian nieve muy rica, era americana, pero la quitaron cuando tenia como unos 3 o 4 años, asi que casi no disfrute de ella.
22 agosto, 2010 a 10:33 PM
Fernanda Castro Rodríguez
Jajaja, Clarita que inocenciaa,
Una vez yo fui a una tienda y agarre un bubalo sin pagar, aunque no fun con intención lo hize y no me lo comí por que tenía miedo que la policía llegara por mí.
22 agosto, 2010 a 11:19 PM
Hernández C., Edgar
Qué chido imaginar que creces en casa de tus abuelos al lado de tus primas. Debe ser muy chido.
23 agosto, 2010 a 1:59 PM
Elisa Valdivia
Al leer tu recuerdo me imagino como si fueras una niña muy inocente que nose daba cuenta de la cosas, además de que puedo visualizar tu imagen al momento de que tu abuelita se dio cuenta de lo que hiciste y que en realidad tú no te dabas cuenta de lo que estabas haciendo no era correcto, bonito recuerdo.
23 agosto, 2010 a 8:09 AM
Christian Franco
Clara, desde ese momento se demostró tu inocencia. De echo me hizo recordar, que cuando era niño yo pensaba que con 10 centávos me alcanzaba para muchas cosas.
23 agosto, 2010 a 8:46 PM
Jonny
La inocencia es la parte de nuestra niñez que desearíamos ahora, esa característica de la infancia nos exentaba de casi cualquier castigo que merecíamos por cualquiera de nuestras travesuras, ahora la inocencia solo está atrapada en nuestra imaginación.
21 agosto, 2010 a 5:00 PM
Talía Soto Calderón
El recuerdo más lejano que tengo, es cuando contaba con tan sólo cinco años. Me acuerdo que era primavera, el preescolar había realizado el típico desfile en un sábado, nos habían citado en el parque Teniente Guerrero.
Mi papá se ofreció a llevarme ya que su trabajo quedaba por aquel rumbo, así que salí de mi casa a las 7:30 para llegar al trabajo de mi papá a las 8:00 y alcanzar a checar su entrada, por lo que me dejó en el carro mientras el atendía sus asuntos. Como me encontraba sola comencé a repasar la canción que íbamos a ir cantando en el transcurso del desfile, de pronto un señor me interrumpió, acercándose a la ventana y preguntándome a donde me dirigía, yo muy entusiasmada le conteste que iba al desfile y le enseñe la canción que íbamos a cantar.
Más tarde llegó mi papá y saludó al señor, después nos marchamos rumbo al parque. Al llegar nos formaron en fila y empezamos a caminar, con el tiempo me comencé a cansar y volteaba a los lados buscando a mi papá pero no lo encontraba, en un descanso, se acercaron los padres de mis compañeros a darles de tomar agua, pero yo seguía sin encontrar al mío.
Después escuche que me hablaban y al voltear vi que mi papá tenía dos jugos Gatorade en las manos y me asía señas para que me acercara a beber un poco. Durante en camino fuimos haciendo lo mismo descansábamos y continuábamos, hasta que llegamos al lugar establecido, donde nos fotografiaron en grupo para la foto del recuerdo, pero mi papá llevaba una cámara y me tomó un montón de fotos. Me sentía muy feliz y cada vez que veo la foto, lo recuerdo como si lo estuviera viviendo de nuevo.
22 agosto, 2010 a 11:07 PM
Wendy Milpa
no se porque me imagine que tu papá se había ido o algo por el estilo, pero que bueno que ahí estaba =D
22 agosto, 2010 a 11:18 PM
Hernández C., Edgar
Cuando mencionaste que te saludó un señor, pensé que sería una historia de pedófilos y así.
¿Qué hago ensuciando recuerdos? xD
21 agosto, 2010 a 12:59 PM
Omar Veloz
Pocas veces me remonto tanto en esos recuerdos sobre mi infancia, puesto que gracias a las fotografías puedo visualizarme en esa época, pero algo curioso es que existen veces que veo el retrato y me pregunto: ¿soy yo?, entonces quizás las fotografías sean un recuerdo visual o gráfico, pero no memorial.
Entonces, dentro de mis recuerdos más remotos sobre mi niñez tengo muy grabados mis fiestas de cumpleaños, el jugar con mi hermano menor y cantar por horas la canción de lambada, tocando el pandero.
Recuerdo muy bien el festejo de mi segundo cumpleaños, en mi memoria conservo que ese día había una pila de regalos, que al menos a mi por pequeño me parecían muchos, de igual manera recuerdo mi pastel que no tenia ningún muñeco o caricatura, más bien era todo azul como un cielo y en medio una vela del número 2, había globos de todos colores, y mucha gente que en si ya no recuerdo, igual siempre estaba mi mama o mi papa conmigo.
Tiempo después mi papas un día estaban viendo una película llamada lambada, pues en ella salio una canción y yo tenia ciertos instrumentos musicales de juguete, y recuerdo que tome un pandero y cantaba esa canción, sin importar la hora o el momento y nuca olvidare esa parte, porque en esos momentos me regañaron fuerte por primera vez, desperté a mis papas en la madrugada.
Tiempo después nació mi hermano y desde ahí, hasta que creció y tuvo una edad para caminar, jugar, y hablar siempre estuvimos juntos, jugábamos todo el día, mirábamos las caricaturas, cantábamos, coloreábamos, y yo recogía todo el cochinero que hacíamos al jugar, puesto que el era muy pequeño y se escudaba en eso para no ayudarme, entonces ese recuerdo creo tampoco lo olvidare.
22 agosto, 2010 a 9:27 PM
Eduardo Merlo López
Me acuerdo mucho de la canción de lambada y la de sopa de caracol, porque mis tías se ponían a bailarla, pero hasta la fecha no sé quienes la cantan.
23 agosto, 2010 a 12:51 PM
Gabriela Paredes Moran
o es cierto ya no me acordaba de las fiestas de cumpleaños yo tambien me acuerdo cuando eera de noche todos los chamakillos se ponian a bailar con globos o a cantar aha y tambien que cuando era la hora de partir la piñata era un lloradero porque le querian pegar o algun niño le dieron un palazo jaja bueno eso pasaba en mis cumpleaños.
23 agosto, 2010 a 6:14 PM
Ilse Giselle Licona
Con tu recuerdo se me vino a la mente cuando me gustaba mucho la Sirenita y me la pasaba cantando como en la película, mi mamá me dice que yo me juraba la sirenita y me grabó cantando, recuerdo haberlo escuchado pero supongo que por ahí debe andar ese casette. Pero como de chiquitos nos emocionabamos con canciones o aspectos musicales, creyendonos músicos, cantantes o en mi caso… la sirenita!
23 agosto, 2010 a 10:34 PM
Delia Preciado
Aún recuerdo el soundtrack que grabamos en radio, donde mencionaste esta canción y pues creo que llego para quedarse en tu vida…
19 agosto, 2010 a 8:47 PM
Mónica Virginia Arredondo
Mi recuerdo más lejano es del kinder, mi mamá era la Directora del Kinder en el que estaba inscrita, recuerdo que siempre tenia el material didactico que quería y los juegos del patio a los que yo quisiera subirme estaban a mi disposición, si eso no ocurria yo le decia a mis compañero: «Le voy a decir a mi mamy para que te corran ¿si sabes quien es verdad?» y de inmediato me daban todo.
El recuerdo mas exacto que tengo fue un día que un niño se atrevio a decirme que no, yo le dije lo anteriormente mencionado y el me dijo un «NO» así con todas sus letras (osea dos jajaja), entonces opte por la violencia y le dije «o te bajas o te apedreo» y que no se baja, entonces le avente 3 piedras y una le dio en la cara, le salio sangre por la nariz y todos los niños corrieron al salón a informarle a la maestra, yo pense que mi madre me regañaría cuando la maestra le dijera lo que hice, pero la maestra sólo se limito a decirme que eso estaba muy mal y de ahí no paso.
De momento la verdad si me senti aliviada por no haber recibido un castigo, pero ahora de grande si me da remordimiento, el saber que tan prepotente era y que pude haber ocacionado un insidente más grave y todo por mis caprichos. No es algo de lo que este orgullosa verdad, pero es el recuerdo más lejano que se me viena a la mente.
22 agosto, 2010 a 10:13 PM
Talía Soto Calderón
Yo me acuerdo que en kínder me gustaba jugar detrás de salón, pero la mayor parte del recreo me la pasaba recargada en una pared (la del salón) y los pies sobre la otra (barda), acompañada de un amigo que creo que le llamaba Luis y jugábamos a ser policías. No tenía miedo a que alguien me pegara ya que en el salón de al lado estaba mi hermano mayor y el siempre me defendía.
22 agosto, 2010 a 11:11 PM
Wendy Milpa
ahahahahahaha que prepotente (o manguera como se dice ahora), pero yo también siempre amenazaba a todos les decía: «pues mi papá es policía y mi mamá trabaja en la penitenciaria así que lo hacen o los meto a la cárcel xD»..
la última vez que hice eso fue en la prepa ahahahaha y a un maestro, peor tantito, pero pues al final llegaron mis papas y me volvieron a aceptar.. verdad que el miedo no anda en burro
23 agosto, 2010 a 7:17 PM
Mónica Virginia Arredondo
jajajaja pues ahora si que mejor sigo siendo tu amiga jajajaja, no me vallas a meter a la carcel ajajajja
10 agosto, 2010 a 11:09 PM
Louis Chávez
estaba en el blog y leí la pregunta y me llamó la atención ya que tengo muhcos recuerdos pero los más, más lejanos es cuando tenía un año de edad desde que tengo un año me acuerdo de muchas cosas, la casa en la que viviamos la describo tal y como era, la vez que descalabre a mi hermano él de cuatro y yo de un año, cuando lanzaba los gatos hacia la ventada y caían al techo, cuando mi hermano y yo nos mojamos con el agua del garrafón y mi mama se molesto y tambien cuando a mi se me ocurrio meterme un estoperol de la blusa de mi mama a la nariz y ahi se me quedóme lo tuibierón que sacar con aceite de olivo. y todo esto cunado tenia un año con unos cuantos meses, es gracioso por que no muhcas perosnas se acuerradan de cuando ern bebes… lo unico que me flata recodar es cuando estaba en la barriga de mi mamá y cuando nací.
28 May, 2010 a 10:45 PM
Alejandra Chequer
Lo que les platiqué en el salón ya recordé…….no es el más lejano pues vinieron a mi mente otros recuerdos. Mi hermana me lleva a un parque y recuerdo y hasta casi puedo volver a sentir la sensación de que me levanta, yo ya caminaba pero se que en esos tiempos tenía entre 18 y 24 meses recuerdo que caminabamos alrededor del parque y los arboles estaban muy grandes, esto que les platico es en Pachuca Hidalgo y en los parques rentaban esos juguetes para ver disquitos de fotos (magic view) y aunque no recuerdo cual me rentó si puedo recordar que como me preguntaba si me gustaba y que ella movia la palanquita. Lo del anuncio de Orange Crush y que me andaban correteando para subirme al carro fue como tres meses despues, me impresiona como se activan los recuerdos …tambien mi hermano mayor que ya no vivia en la casa nos llevaba billetes doblados en figuras como origami, antes un peso era un billete………
28 May, 2010 a 10:24 PM
Martha Acosta Labra
Cuando tenía cinco años de edad vivía en un rancho muy bonito en el cual había caballos. Me gustaba mirarlos comer, ya que al masticar la alfalfa desprendían un aliento fresco con aroma a yerba fresca. Había un caballo llamado el pinto(los colores que le hacían honor a su nombre eran blanco y negro) me gustaba acarisearlo y darle comida de mi mano. Un día le puse un lazo viejo en su cuello, lo acerque a un lado de la pila del agua donde bebían, trepe a esta y posteriormente a pinto, golpeé su lomo con mis piernas y el animal comenzó a caminar. Al verme mis padres trepada el caballo, se asustaron tanto que mandaron a mi hermano mayor a que me bajase del animal. Después me regañaron y me dijeron que no volviera a hacer eso.
Ese es mi recuerdo más lejano (entre otros) desde entonces me encantan los caballos y los ranchos.
Martha Acosta Labra.
27 May, 2010 a 7:17 PM
Viviana Tecum
Realmente tengo varios recuerdos de mi infancia, fue una etapa muy feliz de mi vida.
Pero el recuerdo que viene a mi memoria en este instante; Fueron unas vacaciones, que mi familia yo realizamos al estado de Chiapas, (tendría unos 5 años aproximadamente), en ese entonces mi abuelo poseía una rancho ganadero en el se encontraban: vacas, puercos, becerros, y uno que otro buey, pero en especial tenía un burro el cual se llamaba palomo. Esas vacaciones fueron especiales porque nos reunimos todos los primos, juagábamos escondidas entre los árboles, corríamos sin parar, y cuando llegaba la noche se hacia una enorme fogata en el medio del patio que se veía desde muy lejos, ahí contábamos cuentos de terror, bailamos alrededor de fuego…, y nos divertíamos con fuegos artificiales que preparaba mi abuelo. Qué bonitos recuerdos aquellos……..
Viviana Tecum Fernandez.
22 agosto, 2010 a 11:24 PM
Marisol Rodriguez
Me acorde que mi infancia estuvo dividida entre Tijuana y Guanajuato debido a que la familia por parte de mi mama vive allá. asistí al kinder en ambas partes debido a que mis tías son maestras así que un día estando en Guanajuato se realizo un campamento en el kinder en donde en la noche cenamos chocolate con pan y buscamos un tesoro escondido. pero lo que jamas se me va a olvidar es cuando las maestras contaban leyendas e historias de terror en una fogata, en me dio del patio de la escuela con el olor de bombones quemados.
25 May, 2010 a 6:49 PM
Alejandra González Licea
Cuando tenía como dos años y medio, me transpotaba con mi nana, de Guadalajara a la Cd. de México, en tren; íbamos a visitar a mi hermana menor (quien se encontraba internada en el hospital infantil) y a mis papás. Recuerdo ir sobre las piernas de mi nana, ella me platicaba varias cosas, junto a nosotros iba otra persona, de la cual no recurdo su identidad, sin embargo, lo que me impactó fue la increíble imagen tras las ventanillas del tren: el paisaje se movía estrepitosamente, dejando en mi memoria una visón plástica al estilo de los futuristas italianos; pues como dice la canción «la hierba se movía» y yo con toda la intención de sacar la mano para tomarla. Ese es mi primer recuerdo.
Alejandra González Licea
23 May, 2010 a 11:54 PM
Carmen Molina Ruiz
-Es la radio cubana!… decía mi abuelo…
Yo tenía escasos tres años de edad y visitaba a mi abuelo en unas vacaciones en México D.F. Me escurría en su taller como una pequeña sombra que a mi abuelo no distraía porque tenía la oreja pegada a una pequeña caja de madera con algunos botones viejos que movía con sus dedos muy cuidadosamente y del que se desprendían un buen enrredo de cables. No recuerdo que año sería, pero calculo que era 1951, cuando ser radioaficionado era la gran novedad de la época. Las estaciones se rastreaban con mucha paciencia y pegando el oído a un aparato que lejos de tener claridad era más ruidoso y con tanta interferencia que apenas si se distinguía alguna voz muy lejana. Sólo mi abuelo distinguía las voces y me decía… es la radio cubana!!! escucha con atención…
Sentada en mi sillita de palma muy quieta y asombrada, trataba de entender y decifrar todos esos chillitos que salían del aparato. No sabía ni qué cosa era Cuba ni cómo salía ese sonido de la caja de madera; pero lo que más me gustaba al estar con mi abuelo era que yo metía la mano a la bolsa de su saco y extraía unos deliciosos caramelos de frutas.
Mientras escuchábamos Cuba yo todo el rato comía caramelos…
Carmen Molina Ruiz
23 May, 2010 a 7:58 PM
Keshia Corona
Mi recuerdo mas lejano sobre mi vida se me vino a la mente hace poco, detonado por una imagen de un mueble que tenia años sin ver, ya que esa historia anteriormente la habían platicado en casa, sin embargo no me constaba ya que no tenia memoria alguna hasta hace poco.
Dicen las malas lenguas (mi familia), que empece a hablar y a caminar a los 8 meses y que me encantaba estar al pendiente del teléfono, recuerdo que en casa de mi abuela el único teléfono inalambrico se encontraba en el segundo piso, sin embargo recuerdo claramente estar sentada en una silla a un lado de la mesita donde colocaban el teléfono, cuando timbro mi tía (una de las hermanas mas chicas de mi papa) corrió a contestar la llamada, no recuerdo exactamente cuanto duro, lo que si fue que mi tía no se movió de ahí ya que estaba al pendiente de mi y que no me cayera de la silla, cuando colgó, recuerdo haber pronunciado las palabras: Yani quien era?, cuando de pronto mi tía soltó el grito, y consecuentemente me baje de la silla y me quise bajar las escaleras cuando de pronto siento que me alzan, para cargarme creo por que no recuerdo mas..
12 marzo, 2010 a 5:57 PM
Fernando
Nunca me habian hecho esa pregunta y aunque me la encontre en linea pues no esta de mas responderla y recordar viejos tiempo.
– El recuerdo mas lejano es cuando tenia 5 o 4 años no recuerdo bien, estaba abriendo la llave del agua que estaba en el patio principal en casa de mis abuelitos cuando me avisaron que mi abuela materna se habia dormido y que ya no despertaria. Me acuerdo como si hubiese sido ayer.
28 enero, 2010 a 1:26 AM
Iván Belmont
Mi recuerdo más remoto fue cuando vivía en Otay.. mi vecinito (cuatro años) tocando la bateria intrumental (de juquete) y yo cantando (gritando). Lo chistoso esque jamás volví a ver a ese vecinito ya de grande… y nunca me dediqué a crear música, pero terminé siendo fan de varias bandas de rock en español.
22 agosto, 2010 a 8:30 PM
Brianda Piceno Hurtado
Hey Belmonto ajajaja yo tmb tuve amiguitos de infancia con los que viví muchas «chocoaventuras» y ahora no sé, absolutamente nada de ellos 😦 pero bueno, por algo pasan las cosas. También jugaba con mi hermano a que teníamos una banda y ahahaha esos tiempo rafan!
16 enero, 2010 a 11:56 AM
Rosario Meza Fucchan
El recuerdo que viene a mi mente de mi niñez, es cuando yo tenia aproxidamente 5 años o menos, constantemente visitabamos a los abuelos maternos, por lo que teniamos que viajar de Mazatlán a Culiacán, Sinaloa. La casa de mis abuelos era de un solo piso, con un patio enorme que salia hasta la otra calle, en el se encontraban árboles de guayaba, mango, limones y chile, la calle era empredada, nos quedabamos a dormir y en ocasiones nos dejaban a cargo de mis abuelitos ellos tenian un abarrote, por lo que mi abuelito madrugaba para surtir la tienda y a su regreso desde muy lejos nosotros sabiamos que ya regresaba mi abuelito porque las botellas de sodas hacian ruido dentro del auto porque la calle era empedrada y eso nos daba gusto porque sabiamos que ya estaba por llegar corriamos para recibirlo en la puerta con abrazos, el nos daba los dulces que eran jamoncillos y chocolates, la condición era que primero teniamos que desayunar para comernos los dulces, yo no llevo a cabo esa tradición con mis hijos, pero a veces los fines de semana hacemos galletas y bollos, ya que a mis hijos les encanta sentir la masa en las manos, adornos los bollos y nos quedan de buen sabor. Rosario Meza Fuchan.
16 enero, 2010 a 11:49 AM
Rosa Elena Gamez Renteria
me forme en una familia numerosa integrada por papá, mamá y 10 hijos. 8 varones y 2 mujeres donde yo soy la numero 5 mis recuerdos son mas los positivos, ya que creci siendo la niña de papá era traviesa porque todo me consentian en esa epoca (1968) 5 centavos era motivo de discusión nos daban un peso para repartirlo en 3 hermanos en el recreo y yo siempre le decia a mi papá. papá papá que sean 30, 30 y 40 centavos para cada quien logico que los 40 eran para la niñá. en mi epoca el prescolar no era obligatorio y solo se cubria el 3er grado a los 5 años pero como yo me iba a quedar solita no hice kinder y me fui de visita a primero de primaria me aceptaron porque mi papá era amigo del director ademas de que estaban mis hermanos y el mayor era alumno destacado en esa primaria asi es que por se la hermana de el tenia privilegios. compartia salon con un hermano el otro estaba en tercero otro en quinto y el mayor en sexto el ha sido como mi otro papá cuando recuerdo mi infancia por lo general lo primero que se me viene a la mente es cuando mi primer dia de clases fui a buscarlo para que me llevara la baño. todos mis hermanos me protegian cualquier problema siempre contaba con ellos con el unico que peleaba era con el que me sigue era muy lloron y no le gustaba la escuela y por su culpa llegabamos tarde y nos pasaban al frente en la formación por llegar tarde. mi unica hermana tenemos diferencia de edad de 6 años asi es que casi nunca compatimos juegos pero actualmente compartimos muchos momentos las dos somos mamas y ella es modista de alta costura y tiene su propio taller a mi niña y a mi nos facina ir de visita a sinaloa y pasar al taller porque nos consiente con las telas o modelos que nos gusten inmediato nos los hace nos queremos mucho y proximamente vamos a ser comadres. el momento mas doloroso de mi vida sucedio a los 12 años cuando se mato en un acciente automovilistico mi segundo hermano.
16 enero, 2010 a 11:45 AM
Angeles Rodriguez Ramirez
Bueno, como comente en la clase, tengo mucho recuerdos de mi infancia ya que fue la mejor etapa de mi vida, fui y lo sigo siendo muy consentida por mis padres, y hermanos, soy la unica mujer entre cuatro hombres,el recuerdo que tengo de mi infancia, fue en el kinder, que estaba cruzando la via del tren, puesto que vivo a tres casas de la via, y fuy a todads las escuelas del centro escolar, agua caliente, fui una niña muy llorona por chiquiada, obviamente ya paso, recuerodo que cuando me llevaban a la escuela mi mama me dejaba y lloraba mucho, le decia que no me dejara en la carcel, recuerdo el primer dia que mi mama tenia un vestido floreado y unos zapatos de plataforma ,, cuando por fin se me fue quitando lo verrinchuda, mi primo que iva en el salon de alado, se enfermo en la escuela y no teniamos telefono, y yo le dije a la directora, que sabi en donde viviamos que habia que cruazar un charco grande, y subir la via, y los lleve a mi casa en realidad tuve muchos de mi infancia fue la mejor me encantaba jugar con mis hermanos y mis amigos que aun los conservo.
16 enero, 2010 a 11:41 AM
Ivan Anaya Campos
Lo que recuerdo cuando era niño, empezaba a ir al kinder entre los nervios y la levantada temprana, mi madre me vestia, con ropa que no era muy agradable para mi, entonces yo lloraba porque me daba verguenza ir asi al kinder, entonces cuando estabamos apunto de irnos yo me habia desvestido, por lo cual mi madre me regaño y me pego por desobedecer, entre llantos llegue al kinder limpiandome, pues no queria que vieran que habia llorado XD, bueno mi lonchera siempre traia comida y un jugo pero casi siempre era un clamato que compravamos en la tiendita de pasada, por eso recuerdo y me gusta mucho el clamato su sabor me hace recordar, en el kinder despues ya fue todo divertido, me gustaba jugar hacer las actividades en clase y recuerdo que estaba en la escolta, conoci a dos niñas que me gustaron mucho esran muy divertidas y yo jugaba con ellas, eran gemelas. cuando entre ala preparatoria las volvi a encontrar y se acordaron de mi, platicabamos y nos acordabamos XD. lo que recuerdo tambien de algo muy especial de mi niñez fue cuando ibamos acampar a la sierra de juarez en la laguna hanson con con familiares y me divertia mucho con mis primos jugando, nadando, corriendo, atrapabamos ranas y otros bichos, nos gustaba escalar entre las colinas y las piedras, el olor a pino tambien quedo en mi nariz impregnado y el olor a fresco y aire natural era muy agradable. cuando huelo a pino me traslada a esa epoca de fascinacion e incansable felicidad XD.
16 enero, 2010 a 11:40 AM
Claudia Sandoval P.
Tengo muchos recuerdos de mi infancia, la mayoria de ellos son agradables gracias a Dios, recuerdo de una manera muy grata, tenia como 3 o 4 años, en casa de mis abuelos maternos, que mi abuelita nos sentaba a mis hermanos y a mis primos en una mesita de plastico y nos daban de comer sopa de fideos y agua de limon, aun hasta la fecha cuando yo hago comida para mi familia, recuerdo el olor de la sopa de fideos y el sabor del agua de limon, fueron recuerdos muy gratos, y de los recuerdos no tan gratos fue el que comente en clase, cuando tenia aproximadamente seis años, y estaba en mis primeros años de primaria, que mis papas decidieron cambiarme de la escuela federal en la que estaba a una escuela particular y yo no estuve nada contenta con esa desicion, ya que eso implicaba cambiar de amiguitas y de ambiente, estuve llorando todos los dias que asisti a la otra escuela, hasta que mis papas decidieron regresarme a mi escuela federal, lo cual me puso muy pero muy contenta y feliz porque sabia que regresaba con mis amiguitas, a mi salon, a mis patios de recreo, a mi tiendita y a la hora de la salida con el señor que vendia las deliciosas paletas de hielo sabor grosella.
16 enero, 2010 a 11:39 AM
Ofelia Ma. Medina Ruiz
El recuerdo mas remoto que tengo de cuando yo tenia aproximadamente 3 o 4 años, mi mama trabajaba en el banco y yo asistia a una guarderia del IMSS ubicada en la calle 6ta de la zona centro de Tijuana. Y recuerdo ciertos olores y sabores que evocan a la comida que me daban en ese lugar, ademas recuerdo un juego de color amarillo, una especie de semicirculo de estructura metalica en el cual yo podia trepar y me divertia mucho. Tambien recuerdo perfectamente la estructura de la guarderia es decir donde estaba la cocina, los cuneros, los pasillos, patios, enfermeria, etc. Recuerdo tambien un dibujo hecho a mano por una de mis educadoras (Rebeca) de ¨winnie the pooh¨ que mucho tiempo despues yo tuve en mi cuarto pegado en la puerta de mi closet. Recuerdo tambien una fiesta de cumpleaños el numero 4, celebrada para mi, en donde la piñata era de una muñeca. Tengo de ese lugar puros recuerdos agradables.
Y como recuerdo desagradable, tengo uno, bueno el mas remoto, mi mama estaba calentando el carro y yo ya estaba arriba de el lista para irnos, ella se regreso a cerrar la casa y como antes no se amarraba a los niños, se me hizo facil moverle a la palanca de los cambios y el carro comenzo a andar en reversa, asi que mi mama intento detener el carro por si sola hasta que alguien llego a auxiliarla, y recuerdo ese momento de angustia que yo sentia al ver a mi mama tan asustada intentando sacarme del carro, yo tendria aproximadamente 2 o 3 años.
16 enero, 2010 a 11:39 AM
Patricia Turbay Esparza
Recuerdo cuando a la edad 3 mi primer dia de kinder que llore mucho y dias despues brinque el cerco y llegue a mi casa., mi tia se preocupo mucho ya que penso que no habia la suficiente seguridad en el kinder y yo por el contrario me sentia triunfadora ya que me habia escapado de un lugar donde no deseaba estar. Esto fue en la ciudad de Nayarit. Despues nos movimos a esta ciudad, entre al kinder nuevamente y ya no fue tan dificil estar ahi , me adapte pronto y recuerdo a mi profesora y algunas de las actividades como pintar y cantar. De esta ciudad recuerdo el parque Teniente Guerrero particularmente el area de juegos, recuerdo a la edad de 6 años cuando demolian la escuela primaria Miguel F. Martinez donde yo cursaba el primer año asi que cuando veo las fotografias antiguas de esta escuela remotamente pienso que fui afortunada en ver esta escuela antes de la remodelaran a como esta en la actualidad.
Recuerdo que a finales de los setentas como niña disfrutaba las playas de Tijuana no sentía lo frio de ésta y sobre todo sus calles idóneas para aprender a manejar mi bicicleta. El levamtarme a las 3 de la mañana para ir a recoger choros, el ir a Puerto Nuevo donde las personas de ahi en su propia casa preparaban la langosta y las jaibas y que hoy es un lugar turistico.
Recuerdos emotivos de algunos escenarios de Patricia Turbay en sus primera década de vida.
16 enero, 2010 a 11:38 AM
Veronica Cisneros Gonzalez
Tengo un recuerdo de cuando tenia 3 años de edad, estaba en los Angeles, el el patio a fuera de una casa verde, yo quería jugar con mis primas, ellas no me dejaban jugar con ellas porque eran mas grandes tenían como 8 o 9 años, entonces se subieron a un carro blanco para jugar ahí, y no me dejaban subir, yo abri la puerta para subirme y la quise detener pero la cerraron y no alcanze a quitar la mano por lo que me machucaron el dedo pulgar, recuerdo que mi mamá me trajo a Tijuana al médico y ella venía llorando todo el camino, no recuerdo cuando llegamos al hospital ni el diagnostico que nos dio el doctor, solo recuerdo que tenia el dedo vendado; despues mis primas vinieron a visitarnos y me decian que les enseñara mi dedo el cual me tenia que destapar y volvermelo a cubrir, pero cada vez que lo hacia me regalaban un huevito de chocolate, que por cierto me gustan muchisimo, por lo que ahora siempre estoy comiendo chocolates, aunque mi dedo haya quedado deforme.
Veronica Cisneros Gonzalez.
16 enero, 2010 a 11:32 AM
Montserrat Avelar Roldan
El recuerdo que mas tengo presente es cuando me iba cada fin de semana a un rancho con mis tios en Riverside saliamos de la casa como a las 5 de la mañana para poder llegar a desayunar con mi familia, una vez que ya habiamos desayunado nos poniamos a jugar todos los primos eramos como 20 niños de diferentes edades, Yo caminaba, corria en los campos llenos de pinos, respirando el olor a fresco, a limpio nadie me detenia me sentia libre eran momentos en donde era muy feliz.
Siempre que ibamos comia carne asada, y arroz, escuchabamos música, nos reiamos mucho solo que cuando llegaba la tarde me entraba la melancolia porque sabia que teniamos que regresar y era volver a esperar hasta que llegara el otro fin de semana para poder ir.
16 enero, 2010 a 11:21 AM
Farouk
Mi recuerdo mas remoto de mi infancia es cuando fui por primera vez al kinder. Ese día me despertaron temprano para que me alistara para ir a la escuela.
Me quede viendo caricaturas (Rocky and Bullwinkle, Super Mario Bros. Super Show, etc.). Al estar todos listos recuerdo que iba con muchos nervios y miedo, ya que iba estar lejos de mi casa, de mi televisor, de mi Nintendo!!
Al llegar a la puerta del kinder era el único chamaco que estaba llorando, mi madre también esta llorando por mi culpa. Pero ahí, una de las docentes me aleja de mi madre y cierra la entrada al kinder.
Veo a mi madre marcharse y a mi me dirigen a una de las aulas, donde comienzo a por primera vez mi vida escolar.
-Farouk Assad
22 agosto, 2010 a 8:35 PM
Brianda Piceno Hurtado
Awww yo tmb recuerdo mi primer dia en el kinder sólo que yo no lloré, al contrario, me moría de las ganas por separarme de mi mamá y jugar con más niños de mi edad 🙂
22 agosto, 2010 a 8:42 PM
Lorena Montes
A mi me sucedió lo contrario, como a todos les sucede que quieren imitar a los herman@s, yo tengo mi hermana como ya iba a la escuela, pues yo tambien queria ir. Recuerdo que al llegar al Kinder mi mamá con lágrimas en sus ojos no me dejaba entrar, yo le decia que se fuera porque ya tenía que irme y con un «bye mami» me despedia. Adoro a mi mamá.
22 agosto, 2010 a 9:20 PM
Eduardo Merlo López
Yo sabía que sí existía una caricatura de Mario Bross, que la había visto.
16 enero, 2010 a 11:19 AM
Edith Contreras Camacho.
Cuando estaba chiquita, vivía en Mazatlán y mi casa era de tres pisos, pero no tenía jardín, nuestro patio era una parte en el tercer piso como un balcón bastante grande, y mi mamá no nos dejaba tener mascotas, porque no había un espacio para ellas, pero una vez, mi papá me llegó con una caja que contenía pollitos, una tarde mi mamá estaba ocupada en el área de abajo que correspondía a la sala, comedor, cuarto de tv, cocina, etc. elpunto es que mi mamá me escuchaba reir a carcajadas y fue a ver que estaba haciendo… me encontró matando a los pollitos, tomandolos del cuerpo y la cabeza y estirar hasta que su cuello tronaba, lo cual era el sonido que a mi me causaba gracias.. una vez muerto, agarraba otro y continuaba matando, hasta que se me acabaron en esa tarde mis tiernos pollitos.
16 enero, 2010 a 11:16 AM
Isaac Garcia
Mi recuerdo infantil mas lejano es cuando estuve en el Kinder, alrededor de los 5 años, yo era el abanderado de la escolta al momento de rendir los honores a la bandera, siempre marchaba muy serio y era siempre un niño muy tranquilo. Me destacaba por ser un niño serio y ser u niño «bueno». En el kinder hicimos una dimanica para conocer las profesiones de nuestros padres, la profesora Laura me pido que acudieramos al consultorio de mi papa porque era medico, para hacer un recorrido de la profesion de mi papa. Un dia temprano nos fuimos caminando en grupo junto con la maestra al consultorio; caminamos 5 o 6 cuadras, la gente nos miraba con melancolia al ver un grupo de niños de kinder caminando, como recordando sus tiempos. Llegamos al consultorio de mi padre, y todos pasamos, mi papa nos dio una platica a grandes rasgos de lo que hacia, y me subio a mi como paciente a la camilla de consulta, me reviso el corazon, y asi fue pasando a varios compañeros del kinder, todos estuvieron contentos; fue una experiencia muy positiva, un recuerdo que a mi no se me ha olvidado porque mi padre es una persona que siempre ha sido integra, muy pulcra y muy estudiosa, por lo que ha sido un excelente ejemplo educativo y de liderazgo a seguir.
27 May, 2010 a 12:36 PM
Nelly Duarte Gallegos
Mi recuerdo mas lejano de mi infancia es jugando una tarde con mi papa en mi casa en tijuana, en realidad no recuerdo muy bien cuantos años tenia pero aproximadamento unos 4 o 5 años.Recuerdo claramente que jugabamos al moustrou que nos corretiaba por la sala y el comedor y nos hacia muchas costillas el moustrou ( Mi papa) tantas que llorabamos de la risa. Despues de que terminabamos de jugar mi papa nos llevaba a la cama y nos contaba un cuento tanto a mi hermana como a mi, pero como nunca nos queriamos dormir, despues de que se iba le empezabamos a gritar como la tusita ( la pelicula de Pedro Infante) papa tengo sed, papa tengo comeson y era muy divertido ver a mi papa como nos segia el juego a mi y a mi hermana…. ese recuerdo es excelente y cada ves que estamos juntos recordamos ese momento donde mi papa nos dedicaba todo el tiempo y jugaba con nosotros no importandole lo mucho que regresaba cansado de dar clases y claro que ahorita nosotras le estamos profundamente agradecidas por esos bellos momentos y recordar es volver a vivir…
22 agosto, 2010 a 8:29 PM
Lorena Montes
Con respecto al recuerdo lejano de Nelly Duarte, yo tuve una infancia al igual que la tuya, bueno aun tengo la suerte de jugar, bromear con mis papás. Esos momentos unicos en la vida, como dicen en el comercial: «hay algo en el mundo que el dinero no puede comprar para todo lo demás….», jajaj no quiero hacer más publidad.